Entre las almas y entre las rosas – hay semejanzas maravillosas
Tal jura el cantar yucateco, mis valedores, y yo lo completo: tan maravillosas como esas que hermanan la presidencia de México y el clásico pasecito a la red. Y si no, ¿Alguno de ustedes se ha puesto a analizar la actuación del hombre de Los Pinos y la de los alquilones de la apodada Selección Mexicana de Futbol? ¿Y? ¿Cuál es su veredicto? Veamos.
Hace un año y algunos meses el de la banda tricolor, por entonces aún candidato, intervino como delantero en un encuentro de futbol. Yo ahora, mexicano de mí, con el ánima encogida me duelo y musito: ah, si las cualidades que exhibió como futbolista amateur las mostrase hoy como presidente improvisado. No ha sido así, lástima…
Aquí, algunas de las semejanzas que advierto entre la gestión del improvisado y los alquilones, ellos sí profesionales, de la denominada Selección Mexicana de Futbol: ellos y él, por sus hechos, exhiben una aplastante mediocridad; él y ellos juegan sin técnica ni estrategia, sin carácter ni temple, sin visión ni destreza; ellos y él al estilo llanero: el error, el patadón, los trompicones, el calcetinazo vil; ellos y él al juego sin ton ni son Ah, pero a la hora de cobrar… macabro, en aumentativo.
¿Más semejanzas? Tanto el simple amateur como los profesionales tienen de aliada y compinche a esa madre de mexicanos que es la televisión; y si no, ¿que Ebrard, que López Obrador, que gobiernos aliados del fregadaje (Bolivia Ecuador, Venezuela) o el equipo contrario en la cancha política o futbolera realizan jugadas creativas y anotan goles a su favor? Rápido, los cronistas, analistas y «conductores» de televisión, que para eso les pagan el gobierno y los grandes capitales (en moneda nacional mexicana, o sea en dólares): todos a minimizar esos logros de los adversarios políticos o futboleros y a manipular a las masas para que, colaboracionistas por ignorancia de su enemigo histórico, abominen del equipo futbolero de los gringos, «coco» de los hijos de Sánchez, como desacrediten también a Marcelo Ebrard. a López Obrador, al «fascista» Hugo Chavez, «asesino de la libertad de expresión». Pero no sólo en Venezuela que también en México. Mis valedores…
¿Cabrá mayor ignorancia en unas masas que así demandan a gritos que México garantice la «libertad de expresión» (¿sabrán lo que tal significa?) y regrese a la radio una voz que no son capaces de identificar como lo que fue siempre, la voz oficiosa de la iniciativa privada y el modelo neoliberal? «¡Esa voz somos todos!» Santa simplicidad; esa misma que llevó a 15 millones del fregadaje a dárselas al chaparrito; confianza y papeleta. A propósito…
Acerca del juego llanero que practicó ese que meses más tarde nos fuera impuesto por Washington en Los Pinos para que ahí practicara su estilo personal de gobernar (llanero, ratonero), leí la crónica del juego de marras, el futbolero, que se realizó meses antes de las elecciones del dos de julio; observé las fotos, moví la testa y del fondo del ánima mé brotaron aquellas reflexiones que hoy, ante el estilo personal del que a lo llanero «gobierna» (es un decir) desde Los Pinos, advertí una semejanza más con los verdes del clásico pasecito a la red: la descarada protección con que la industria del periodismo y los merolicronistas del cinescopio les alcahuetean su mediocridad aplastante, y esto para amacizar el negocio de sus patrones, que consiste en explotar a un pobrerío al que previamente convierten en Perra Brava de la política o el futbol. Y las masas ahí, pasivas, y enajenadas, y dependientes. Es México, el del hombre más rico entre los pobres más frego-tiznados del mundo…
Fue entonces: trepé a mi cuarto de trabajo, encendí esta ruina de carcacha con teclas, pantalla y ratón, y traté de encender las neuronas de mi sesera con el propósito de trenzar algunas reflexiones que remataron con un mensaje al llanero solitario que habrá de convertir mi país en la quinta potencia del mundo, con tan sólo que aguardemos al año del 2050, y que yo lo vea. Las reflexiones de marras:
Bien a bien, mis valedores, yo no calculaba lo que para algunos representa sentar sus reales en el sillón del águila, ni los desfiguras que para alcanzar ese sueño imposible (¡así dije, profeta de pacotilla!) está dispuesto a «perpetrar» un individuo hasta ayer sobrio y prudente en su mediocridad, como el ultraderechista aspirante a Los Pinos a quien me permito enviar el siguiente mensaje (me lo permití antes del pasado mes de julio). Señor:
Así que ahora recurre usted al esférico, al calcetinazo y al autogol Por lo visto, usted actúa a lo desesperado y con una irrefrenable compulsión de no quedarse muy rezagado de Patricia Mercado y Campa Cifrián (¡así dije, profeta de pacotilla! Sigo mañana.)
¿…y sigue con Ebrard y AMLO? ¿Que han hecho ellos por el fregadaje?: Son parte del sistema.