Repetir un Plan Colombia con México, realmente sí nos han pedido asistencia a ese nivel – Silvestre Reyes, congresista de Estados Unidos-
Ocurrió, mis valedores, en mis derrumbaderos zacatecanos, a esa hora de entre dos luces, ya al pardear, en que el poniente estalla en llamaradas mientras mezquites y venadillas se engrifan de alboroteros aleteos que se disponen a dormir. Iba yo rumbo a la plaza cuando observé al par de individuos, uno mozo garrido y el otro un vejacón de paso cojitranco, que avanza por la banqueta. Lo que les escuché me intrigó. Los seguí a lo discreto, y fue entonces: en el viejo reconocí a don Tereso Flemate, ranchero de por los rumbos de Las Güilotas. Cascorvo él, traje de gamuza untado a las zancas de jinete viejo que nació, creció y estoy por decir que se reprodujo a lomos de cuaco cerrero. El charrito viejo caminaba a lo dificultoso y apalancándose en el antebrazo del que reconocí como su hijo mayor. Los oí:
– Usté con sus fanatismos. Recapacite, bien sabe que hay ocasiones en que es más provechoso rendir la plaza, apá.
– Rinda la suya, si quiere, pero deje la mía en paz, m??hijo. ¿Ha visto, acaso, que alguna vez su padre se haya dejado bocabajear? ¿Ha visto que su padre haya permitido que le invadan su tierra, sus sembrados, su hogar, sin defenderlos? No, ¿verdá? ¿Por qué, entonces, ora me viene fregando con que me deje invadir en lo que es mío, en lo
que me pertenece? ¡Y luego que el que me venga a invadir sea un desgraciado gringo, Dios de los santos cielos..!
– Yo lo digo por su bien, y todavía usté se pone exigente, intransigente. Ora verá llegando a la casa cómo mi amá va a reclamarle su necedad. ¿No es acaso un hombre de razón? Y luego a su edá. ¿Por qué es asina, apa..?
– ¿Por qué? Porque el puño de vida que me quede quiero poder seguir mirando a su madre a la cara, y a usted, y a todo el que sea hombre de bien y cristiano cabal. Que nadie le diga, mi hijo, que su padre fue un agachón y un poca-vergüenza capaz de una cochinada como es esa de dejar que los gringos le invadan terrenos privados. La dignidad y la cabal varonía tiene su precio, por más que nos salga caro, m??hijo.
Yo, detrás, intentando encontrarle sentido a una averiguata para mí incoherente. ¿Invasión gringa en el modesto caserío? Mientras eucaliptos y naranjos se engrifaban con erisipela de alas y piar de volátiles, la llamada al rosario en la capilla de Animas. A lo lejos, balidos, mugidos, ladridos, cencerros rumbo al establo. Y aquellos aromas a yerba quemada, a caña de azúcar, a tierra que el sol nomás calentó para que el vientecillo venga a enfriar. Por allá, la tambora: ??De la pila nace lagua – de lagua caracolitos??
La petición la hizo el gobierno mexicano. Hay conversaciones para incrementar nuestra cooperación contra el narcotráfico y la violencia?
– Sean Mc. Cormack, vocero del Depto. de Edo. de EU. – (Qué se comprometería a dar a cambio el gobierno de México, mi país ¿Mi país..?)
Uno con firme andar y el otro a paso cojitranco, allá van rumbo al Barrio Alto. La polémica, en pleno hervon ??Tiene usté qué reconocer que a veces la invasión de los gringos resulta de provecho, apa?.
– ¿Cuándo, a ver? ¿Cuándo han entrado con buena intención a lo que nos pertenece, m??hijo? Mejor lo dejamos de ese tamaño, y no camine tan recio, que las zancas se me descuajaringan, imagine un trompezón..
Y que del gringo, nada, y que mejor cabiemos de plática, y que hay que tener confianza en Dios porque él todo lo puede, y que?
Patricia Espinosa, Sec. de Relaciones Exteriores de México, también reconoció que hay planes para incrementar la colaboración con EU?
Y mis valedores, fue entonces. El mozo arrojó por delante su argumento de más contundencia ??Mire, apá: ¿no fue el propio presidente de México el que desde el extranjero pidió ayuda a los gringos para que le solucionen el problema de la violencia y el narcotráfico? ¡Fue el propio Calderón, apá, fue Calderón, porque calcula que él solo con ese tercio no se levanta! ¡Fue Calderón el que pidió que vengan los gringos! Y usté, necio y porfiado con esto de que con los gringos ni agua ¡Aprenda del chaparrito, apá..!?
– Ah, bueno, si el chaparrito quiere que le invadan un terreno que no es suyo, ¿por qué no va usté y le consigue ese con qué le invadan un terreno que no es suyo, sí le pertenece? Esa medicina gringa que usté me quiere comprar porque en la chinche botica no tienen una del país, vaya y cómpresela a él, porque lo que es yo, mis interioridades seguirán virgencitas de todo lo gringo. Ande, vaya y que el supositorio extranjero se lo embombillen al de Los Pinos?
Lo oí, inflé el pecho, me cuadré. Saludo militar a uno que no nació para supositorios de gringos. Pues sí, pero de repente el joven viró la testa me observó de reojo y: ??Sh, tráimos atrás una oreja del gobierno?? (Válgame.)