¡Alerta roja..!

Las pesadillas, mis valedores. El viernes pasado les conté que el domingo anterior en la noche, con los capítulos de Frankestein en las manos, me quedé dormido, y que en sueños me vi en aquel castillo sombrío donde un sirviente contrahecho me condujo hasta el laboratorio del científico creador del monstruo. El de la bata blanca, rostro mofletudo y vulgar, que alzaba la ceja derecha (La ultraderecha, más pesada que El Yunque) ordenó descorrer la sábana, y horror: ahí, atado a la plancha de acero con fuertes correas que le ceñían cuello, muñecas y tobillos, la espantable criatura. Y supremo artificio de la aberración: la cabeza había sido unida al tronco con hilo de cáñamo mal hilvanado, y el tórax a brazos y muslos por costurones malhechos. «¡Pero qué experimento diabólico es este!»

Diabólico, sí; el engendro que yacía inerte en la plancha era una abominable retacería de cadáveres que integraban uno solo entre todos, monstruoso y descomunal. Yo trataba de gritar, de huir, de despertar. El de la bata blanca: «Conectan- la corriente, Miquelángelo…»

Vi que el contrahecho alzó aquel cráneo, materia inerte, para luego acoplarle un casco de hierro unido con dos electrodos a la fuente de la electricidad. Vi que el científico, junto al cadáver de los costurones, graduaba manómetros, cuadrantes y reóstatos, accionaba botones y palanquetas, conectaba la energía eléctrica. Zumm, comenzó a fluir la de alta tensión, y luces azulencas y encarnadas brincotearon entre bornes, terminales y polos positivos y negativos. Zumm. ¡Dios, no es mucho lo que te imploro, sólo que no la tiznes, que me ayudes a despertar..!

Despertar, porque en mi pesadilla vi que las potentes descargas sacudían, estremecían, convulsionaban las carnes yertas, que la sangre comenzaba a colorear la amarilla pelleja, que el cadáver tomaba a la vida, una vida siniestra, monstruosa, antinatural. Vi las tasajeadas carnes vibrar, estremecerse mientras soterradas contracciones tensaban y acalambraban los músculos del cadáver. Ah las convulsiones de la carne muerta; ah de aquel como suspirar, resollar, removerse…

– ¡Mueve los dedos, las manos! ¡Abre los ojos! ¡Se me queda viendo, doctor! ¡Basta! ¡Desconecte la corriente! ¡Detenga el experimento..!

– Verr ahí mi obrra, rresultado de media vida de desvelos y esperrimentos fallidos. Parra mis colegas opusteídas y legionarios de Cristo parra todo el país, un loco, un infeliz. Burrlarrse, darrme por muerrto, perro…

– Más que perro: loco delirante.

– Dije perro, conjunción adversativa perro la horra sonó de mi venganza contrra todo Mecsicou. Mi crriaturra irr y aniquilarrlos…

– ¡Se tensa, se yergue! ¡Ya rompe las ataduras! ¡Se ha puesto de pie!

– Le prresento a Frrankestein. Y tú, Miquelángelo) Yunes, abrrirr la puerrta que el rresucitado ISSSTE-Frankestein tenerr sed de sangrre…

– ¡No dejen salir a esa fiera! ¡Su cabeza, la de un criminal!

– Serr de un bellaco dilapidadorr de los dinerros públicos. Erra la cabeza del PRRI cuando pendió la cabeza ¿Lo rreconoce usted?

¡Madrazo! ¡Por qué al pobre monstruo enjaretarle esa cabeza!

– La de Carrlitos Salinas le iba a ponen (en los electrodos, la corriente bufó), perro me dio lástima de Salinas le puse los puros tanates.

– Grotesco. Y esas manazas a la medida para robar, saquear, depredar…

– Las de los Bribiesca Sahagún. ¡Anda, Frrankestein, ve y sacia mi furria vengativa! «Comienza porr el que me descrribió como «uno chaparrito, jetoncito, peloncito, de lentes». Destrruye a esos que me dierron por muerrto frrente al tal Peje. Un líderr nato, no un mediocrre como yo, perro con la ayuda de Azcárraga, el Salinas de la TV y los pulpitos, me peló trres rriales…

– ¡Deténganlo, no! -Brazos al frente, vacilantes pasos, el engendro tomaba la salida rumbo al plantío de luces allá abajo, en el valle donde todos dormían y siguen durmiendo, el valle de Anáhuac. «¡Deténgalo, tenga piedad! ¡Va a agarrarlos dormidos!» Bufando, amenazador, el engendro desapareció en la oscuridad. A la ruina A la catástrofe. Un trueno. Un relámpago.

A lo lejos. Macbeth clamaba por el sueño perdido; yo, por el despertar.

– Que su cerebro razone, que reflexione sobre el daño, el dolor, el duelo. Una luz de inteligencia en ese cerebro y estamos salvados…

– Le enjareté el cerrebro de Fox, eche cuentas…

¡Dios, que el corazón de esa bestia se duela del paisanaje..!

– Le embombillé el de la Gorrdillo, parra que al nuevo engendrro ISSSTE-Frankestein le maneje a su gusto el Pension-ISSSTE calcúlele.

¡Y ya el muy teutón soltó al monstruo! ¡Y ya Frankestein-Pension-ISSSTE se echa sobre un paisanaje que sigue durmiendo! (¡SOS!)

Un comentario en “¡Alerta roja..!”

  1. finalmente el sistema cedió ante la presión del snte (leáse «la gordillo») y le dió el control absoluto del issste, quién además, desmembró la antes única fstse, dejando al corrupto joel ayala dueño absoluto de los despojos que dejó este desmembramiento, pero entendamos que finalmente a través del pensión-issste, ese frankestein que nos narras, quedará bajo el dominio pactado por éste par de tenebrosos y enriquecidos lideres morales de la burocracia, ya establecieron sin duda el «de a como nos toca» y con este pacto ganar la proclividad del minipresidente en función quién campanas al vuelo celebra este gesto patriótico que ha salvado a méxico de la catástrofe económica,

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