El «hubiera» no existe…

Suertudo usted, López Obrador, dondequiera que ahora se encuentre. ¿Pues qué hado padrino protege su imagen política y preserva su fama pública? Porque si en el proceso electoral el «Sistema» no hubiese aplicado tantas medidas ilegales e ilegítimas y, por contras, hubiera respetado el voto de las masas sociales, y si en México ese voto fuera el factor determinante para que un nuevo gerente de Washington llegase a Los Pinos, y ese hubiese sido usted: ¿cómo a usted, ya de «mandatario», lo tratarían a estas horas sus malquerientes en los medios de condicionamiento de masas, periodistas ahijados del Poder? Y al Poder sólo cámbiesele la Pe por una Jota y se le habrá dado se exacta definición. Señor López Obrador:

Si usted, cuando presidente electo, hubiese corrido a Washington a ponerse a las órdenes de Bush, ¿en qué sentido se hubiesen expresado sus malquerientes en el periodismo? De lame-zancajos para arriba (hasta alcanzar la entrepierna, señor). Si al regreso hubiese declarado la necesidad de que los capitales de aquí y del exterior se incorporen a PEMEX y la industria eléctrica, ¿entreguista, traidor, vendepatrias..?

Si usted, ya como titular del Ejecutivo, enviase al Congreso de la Unión la iniciativa para recortar el presupuesto a la educación superior, la cultura y el combate al SIDA?

Si en apenas 27 días de gestión presidencial hubiese decidido, como primera medida de gobierno, rebajarse el suelo ¡en apenas un 10 por ciento! ¿No hubiese sido, para la industria del periodismo, una aborrecible medida populista? Si antes de un mes en Los Pinos, los obreros del país hubieran amanecido un día de estos con la noticia de que el aumento salarial ascendió a ¡un peso con noventa centavos!, ¿cómo,en qué tono (mayor o menor) se hubiese renegado de usted, de su madre y del resto de su tabasqueña familia?

¿Si en apenas 27 días de que se acomodara usted en Los Pinos ya muchos artículos de la canasta básica incrementaran sus precios hasta límites prohibitivos para el dicho aumento salarial..?

¿Si usted, aún no caliente el sillón presidencial y como recurso extremo para afianzar sus posas en el susodicho (que no ganó en buena ley) hubiese recurrido a las fuerzas armadas, las hubiese halagado públicamente y aun otorgado de los dineros públicos, una hilacha de aumento salarial que no rebasara el nivel simbólico..?

Si usted, al frente de un gobierno que apenas se inicia, y a tropezones, ya hubiera continuado a estas horas con la aborrecible estrategia del antecesor, emporcando los «medios» con una propaganda embustera de autoelogios, ¿qué dirían sus malquerientes, hijos putativos de la Oficina de Comunicación, de la Presidencia.?

Si usted integrase un gabinete de gobierno donde a leguas se notara el tufo a pago de facturas por servicios prestados en el proceso electoral, ¿qué hubiesen comentado de la colocación en una secretaría fundamental para el país como es Educación Pública a una señora que lo mismo hubiese servido para conserje de la puerta principal de Los Pinos..?

Del nombramiento del yerno de la Gordillo, que produce en tantos vergüenza ajena, y del ahijado que la de marras logró colocar en la Lotería Nacional (¡ese pago de facturas!), ¿qué hubiesen dicho de usted? ¿No estaría su persona hecha garras, destazada a estas horas? ¿No se lanzaría en la industria del periodismo un clamoreo general por que se decretase su destitución, a la buena, a la malo o a la peor..?

Si usted hubiese anunciado que el diez del próximo enero andará en la Nicaragua de Augusto César Sandino, él tan contrario a todo eso que apeste a yunqueros ultraderechistas y legionarios de Cristo aliados de Norbertos y Onésimos, ¡para asistir a la toma de poder del gobierno sandinista de Daniel Ortega! ¿Excomunión, anatema? «¡Ahijado de Chávez, compadre de Evo Morales! ¡Un peligro para México!» Y a consultar a Salinas, capo de todos los capos, sobre la estrategia indicada para desembarazarse de indeseables: Colosio, los Ruiz Massieu, en fin.

¿Qué hubiese hecho usted, señor López Obrador? Suertudo. Pues sí, pero ya lo veo sonreír con sus ojillos relumbrosos de malicia, y con su irónica sonrisilla:

– Cuál peligro, cuáles protestas, de qué estás hablando con tal exceso de «hubieses». Ah, qué bigotón tan ingenuo, cuándo se te quitará la cándido. ¿Pues qué no recuerdas ese fenómeno que se da en tu gremio, y que tú mismo bautizaste con el nombrecito aquel, medio exoticón..?

Mis valedores: ¡lo recordé! Se trata del «Síndrome del dardo». ¿Lo han oído mentar? (Ese, en breve.)

Un comentario en “El «hubiera» no existe…”

  1. Mi Estimado Valedor,
    Antes que nada le saludo y le digo que no me lo pierdo los domingos a las 11 en Radio UNAM.
    Le puse mi comentario en esta fabullila acerca de AMLO porque como bien lo señala cada vez que puede, se critica a quienes uno cree no a los otros. Y esto viene a cuento porque yo no critico a Calderón porque no creo en él pero si me descargo en la izquierda porque creo en ellos pero todo ha sido desencanto… nomás no damos una empezando por el famoso Peje.
    Pero no le atosigo con cosas del vulgar quehacer político en este país donde no pasa de ser una bufonada patética.
    Lo mejor que se puede intercambiar con los demás es lo humano y en éso si estoy 100% de acuerdo con usted. Y una de las cosas que son totalmente humanas es nuestro lenguaje. Dan ganas de llorar nomás de oír a quienes no saben expresar una idea sin usar anglicismos cuales viles egresados de «universidades» privadas de alma gringa…. que no son todas conste..
    Le mando un Saludo y mis mejores deseos de que goce de Salud.
    Alfredo Pontones Baute

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