Me tiznaron…

Ayer les dije, mis valedores, que a una compungida turba de paracaidistas a punto de desalojo les acabo de aconsejar la estrategia que en una situación semejante, allá por 1988, aplicó mi primo Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins., con resultados espléndidos para los invasores de tierras. «Apliquen esa maniobra», les aconsejé. «Es la solución». Los vi retirarse. Optimistas, confiados. Recordé entonces lo ocurrido al siguiente día de los hechos, cuando una comisión de beneficiados me visitó para contarme el episodio y alabar al «benefactor». El relato de hace 18 años:

– A media noche llegaron. ¿No será una pesadilla de los tlacoyos? Porque de este lado teníamos una nata de blue demon, de este otro una manada de granaderos, y por allá buldózeres, y por acullá trascabos. ¿Miento, Rodón?

– Apenas nos despendejábamos del sueño cuando en eso veo que los buldózeres inician un avance envolvente por la entretela derecha y arrasando parejo con nuestros medios de contención, las viviendas, jijos de su rechintola. Nosotros no éramos paracaidistas, eso creíamos. Si invadimos el terreno fue porque el licenciado Jerásimo, que se había hecho cargo de nuestro caso, nos juró por su jefecita (tiene jefecita ¿no?) que el asunto ya estaba arreglado con el DDF. Nosotros confiados, que pa eso le habíamos pagado una buena lana, y al rabioso cháschás. En eso, que nos cái de sorpresa la jauría, y que empieza a echar rialada de paisas sacándonos así como andábamos: unos en chonchines, otros en chors y algunos a ráiz, ya sea por la fregadez o sea por la calentura, el calor. A la ñora mi vecina la agarraron las carreras y así como andaba, qué bárbaros. Ya cuando la vimos a ella a la luz de los hachones, qué bárbara

– Yo y todos, justamente encartonados, juímonos sobre la piquera on taba chupando el licenciao, y cargamos con él con el sano propósito de una de dos: caparlo o nomás lincharlo, mayoría de votos. Pero qué milagros no hará un priista cuando se mira con las aquéllas de fuera: viéndose a punto de capazón, su primo calmó nuestras ansias, pidió en frieguiza una manta, brocha y pintura, y que le pinta un letrero que válgame. Cuando acabó, órale: a plantarla con dos horcones en la medianía del terreno. Chinche licenciao tan águila descalza…

– Y mire, santo remedio: al toparse con el letrero, los trascabos callaron, los granaderos recularon (recularon de echarse pa atrás), mientras que la jauría de blue demon se batía, pero en retirada Nosotros, apendejados, sin poderlo crer. «pellízque-mela, Johanita Vivián, pa’ ver si no estoy soñando. Al rato lo más mejor: buldózeres y patrullas vimos que regresaban, pero esta vez con un tizno de camiones materialistas, y órale: que métete estos tubos pal drenaje, y que encájate estos postes pa’ la luz, y que por acá enchúfatela, la parabólica Y que señito, permítame enderezárselas, sus paredes, y que déjeme pintárselas color de rosa, rosa mexicano. ¿O va a quererlas de blanco marfil..?

Ahoy fue la inauguración oficial de nuestra colonia, con todo y representante gubernamental. Harta birria, pulquito y demás inflaciones como Dios manda, hasta que nuestro benefactor cayó como mandan los cánones, de cara al sol nocturnal y en el catre de la Jitomata, que aquí el Chilillo le conchavó por vía de agradecimiento. Bueno, está usté enterado. Nosotros pasamos a retirarnos, y a ver usté cuando se nos da un voltión.

– ¿A mi edad? ¿no será un cambio muy drástico?

Un nombre nomás, pero qué nombre supo escoger nuestro benefactor. Un nombre y dos apellidos ante los cuales doberman y granaderos reculan. Chaoíto, y reciba un saludo de la comunidad recién bautizada por su primo el Jerásimo, o sea nuestra Colonia Presidente Carlos Salinas de Gortari…

Se retiraron. Eso, en 1988, con el impostor recién impuesto a punta de fraudes. Hoy, 18 años después, de repente me cayeron aquellos prófugos del desastre: «Los que alcanzamos a escapar. Otros están golpeados, o en La Palma, o desaparecidos, de plano. Todo por hacerle caso, qué poca la suya». (Me extrañó, porque hace 18 años fue todo un éxito.)

Y ahí me llevan hasta un predio blindado de granaderos. Afuera, tizones y enseres domésticos en desparramadero, ándele, a tiznarse ayudando a recoger del suelo restos de peltre recalentados. Porque «cuando llegaron preventivos, trasca-vos, doberman con granaderos de alto poder, nosotros les señalamos la manta con el flamante letrero que usté nos aconsejó. Pero todo fue verlo y que los perros se vuelven granaderos, y los granaderos, perros. Del mal. Y mire la tizna que nos acomodaron y lo que quedó del letrero». Leí, manta chamuscada: «Colonia Presidente Felipe Calderón». (Lástima….)

6 opiniones en “Me tiznaron…”

  1. ¿Porqué ya nadie respeta al presunto presidente? Seguramente porque es un pequeñajo en todos los sentidos. Pero nada importa, para eso están la prensa asalariada y los cuerpos represivos para sostenerle y darle «legitimidad». Finalmente lo que se precisa es que apuntalar los intereses de los barones del dinero; el pelele es lo de menos.

  2. el duopolio seguirá en jauja, después del exbotudo megaspot, iniciamos una nueva etapa de «imágen» y a traves de la caja idiota nos empieza a llegar el mensaje del nuevo presidente en funciones con el aguila reconstruída, así cumpliremos la primera cantaleta de…»si seguimos por este camino», los medios (agachones) serán cada vez más prósperos.

  3. Mi queridicimo valedor…

    Como se le puede contactar directo (por correo electronico) a usted? Necesito platicarle algunas cosas y pedirle consejo) le agradeceria me lo comunicara, si no se puede, pues ni modo, lo escribo aqui.

    Reciba un saludo cordial!

  4. Por cierto mi valedor. Existe la posibilidad de que mi servidor de correo halla rechazado alguna respuesta. Esto porque mi primer intento de registro a su portal fue fallido, en el segundo usé otra cuenta de correo-e y fue exitoso.

    Si usted me ha respondido, le pido me lo comunique aquí para verificar; si no, pues no ha pasado nada.

    ¡Saludos!

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