Cenizas que el viento dispersa

Habrás de morir, no soñarás más, y los gusanos de la tumba se disputarán tus despojos…

Muy cierto, no importa tu mucha o tu poca edad. Reflexiona en tu tiempo de vida, en el grado de intensidad con que la vives hoy día y el provecho que día con día obtienes a nivel de espíritu. Para tan loable ejercicio qué tiempo mejor que el presente, cuando un año más, que se nos tornó uno menos, se nos fue de las manos para nunca más. ¿Me permites, a propósito, las reflexionsillas que te envío año con año por estos días? Porque hoy, a fines de un año y a comienzos del siguiente, es más tarde de los que piensas…

El escalofrío del tiempo que pasa El aletazo de un tiempo de vida que se nos fue para no volver, y que los espíritus sensibles provoca esas vagas tristuras en la medianía del comelitón y los brindis. Uno anda por estos días cargando vagas melancolías, con el ánimo encogido a la meditación del tiempo que nos enfrenta, a querer o no, con la Gran Interrogante. Yo, entonces, me di a leer al filósofo de la brevedad de la vida, el absurdo de los afanes terrenos y la fugacidad del placer. La amargura, sí, el fatalismo y la exhortación a vivir cada día en el cogollo de cada minuto. ¿El poeta? Ornar Khayyam…

El vasto mundo: un grano de polvo en el espacio. Toda la ciencia de los hombres: palabras. Los pueblos, los animales y las flores: sombras. El resultado de tu perpetua meditación: nada…

La poesía del persa Khayyam, agridulce, se nos entrega desnuda de galas, directas, el puro hueso y el fatalismo, que para el filósofo del desencanto y la sensualidad machihembrados no existe más placer que el de los sentidos, ni más vida que la del instante; que, en derredor, la naturaleza sigue su curso, muy por encima de nuestros dramas personales, tan pequeñajos, y la angustia vital ante el tiempo que pasa; que es vano empeño la rebeldía ante el dolor y la muerte; que no nos resta más recurso, acá abajo, que exprimir el zumo de la vida y la sangre de la uva, y existir dentro de la almendra del instante, y no más; que a manera de las mejores voces del Siglo de Oro español, la existencia del hombre acá abajo no es más que un sueño, polvo, sombra, olvido. Nada, pues. Soñemos, alma, soñemos, dice Segismundo entre dientes, y el mexicano:

¿Para qué contar los horas? – no volverá lo que se fue, – y si lo que ha de ser ignoras, – ¡Para qué contar las horas! -¡Para qué..!

En fin. El Rubaiyat constituye toda una sucesión de conceptos filosóficos hermosamente armados en el molde del poema donde Khayyam alude a esos elementos que desde siempre y hasta el último día será preocupación de los humano: el tiempo en cuanto demoledor de la vida y los goces de los sentidos que, aunque efímeros, son el único medio de lograr el espejismo de vencer al tiempo, a la muerte, a la eternidad.

Si yo nunca muriera – si nunca desapareciera…

El Rubaiyat poesía pura, que es decir la más alta expresión del espíritu; aportación a la cultura universal de un ser extraordinario, de una inteligencia viva y sutil, de un soterrado sentimiento y una exacerbada sensibilidad; de un poeta que se crea su poesía -filosofía del fatalismo, pagana religiosidad- en la entraña de una civilización de refinamiento y decadencia, la de la Persia de mediados del XII; de un poeta apasionado, visceralmente vivo, creador de una obra que es hoy en día nueva y deslumbrante, de acentos desesperados.

Que Ornar Khayyam era un sabio versado en matemáticas y astronomía, en ciencias filosóficas y otras disciplinas. Que para algunos el poeta no pasa de ser «un denegador de toda creencia moral, místico sólo en apariencia, disipado en la realidad, que mezcla a la blasfemia el himno místico». Válgame.

La vida no es más que un juego monótono en el que estás seguro de ganar dos cosas: el dolor y la muerte…

Esto leyendo, me da por pensar en Job, porque cuánta desesperanza se advierte en tales conceptos, cuántas ansias de permanecer, cuánta zozobra mal sofrenada por la serenidad que da la sabiduría; cuán desalentada búsqueda de la verdad y qué apasionado adquirir sobre el sentido de la vida que se nos escurre para nunca más. Esto, mis valedores, es el Rubaiyat: un tratado poético de moral y metafísica y filosófica en donde el Khayyam expresa su visión muy particular de la vida y la humanidad; de las exigencias del destino y de las humanas rebeldías, tan magníficas cuanto ociosas, a fin de cuentas…

Embébete bien de esto: un día tu alma caerá de tu cuerpo, y serás empujado tras el velo que flota entre el universo y lo cognoscible. Mientras tanto… ¡sé dichoso! No sabes de dónde vienes. No sabes a dónde vas.

Y este estremecimiento… Tú, yo, todos, a vivir. Qué más. Qué mejor. Vivir, que es más tarde de lo que supones. Y el aletazo del tiempo… (En fin.)

El «hubiera» no existe…

Suertudo usted, López Obrador, dondequiera que ahora se encuentre. ¿Pues qué hado padrino protege su imagen política y preserva su fama pública? Porque si en el proceso electoral el «Sistema» no hubiese aplicado tantas medidas ilegales e ilegítimas y, por contras, hubiera respetado el voto de las masas sociales, y si en México ese voto fuera el factor determinante para que un nuevo gerente de Washington llegase a Los Pinos, y ese hubiese sido usted: ¿cómo a usted, ya de «mandatario», lo tratarían a estas horas sus malquerientes en los medios de condicionamiento de masas, periodistas ahijados del Poder? Y al Poder sólo cámbiesele la Pe por una Jota y se le habrá dado se exacta definición. Señor López Obrador:

Si usted, cuando presidente electo, hubiese corrido a Washington a ponerse a las órdenes de Bush, ¿en qué sentido se hubiesen expresado sus malquerientes en el periodismo? De lame-zancajos para arriba (hasta alcanzar la entrepierna, señor). Si al regreso hubiese declarado la necesidad de que los capitales de aquí y del exterior se incorporen a PEMEX y la industria eléctrica, ¿entreguista, traidor, vendepatrias..?

Si usted, ya como titular del Ejecutivo, enviase al Congreso de la Unión la iniciativa para recortar el presupuesto a la educación superior, la cultura y el combate al SIDA?

Si en apenas 27 días de gestión presidencial hubiese decidido, como primera medida de gobierno, rebajarse el suelo ¡en apenas un 10 por ciento! ¿No hubiese sido, para la industria del periodismo, una aborrecible medida populista? Si antes de un mes en Los Pinos, los obreros del país hubieran amanecido un día de estos con la noticia de que el aumento salarial ascendió a ¡un peso con noventa centavos!, ¿cómo,en qué tono (mayor o menor) se hubiese renegado de usted, de su madre y del resto de su tabasqueña familia?

¿Si en apenas 27 días de que se acomodara usted en Los Pinos ya muchos artículos de la canasta básica incrementaran sus precios hasta límites prohibitivos para el dicho aumento salarial..?

¿Si usted, aún no caliente el sillón presidencial y como recurso extremo para afianzar sus posas en el susodicho (que no ganó en buena ley) hubiese recurrido a las fuerzas armadas, las hubiese halagado públicamente y aun otorgado de los dineros públicos, una hilacha de aumento salarial que no rebasara el nivel simbólico..?

Si usted, al frente de un gobierno que apenas se inicia, y a tropezones, ya hubiera continuado a estas horas con la aborrecible estrategia del antecesor, emporcando los «medios» con una propaganda embustera de autoelogios, ¿qué dirían sus malquerientes, hijos putativos de la Oficina de Comunicación, de la Presidencia.?

Si usted integrase un gabinete de gobierno donde a leguas se notara el tufo a pago de facturas por servicios prestados en el proceso electoral, ¿qué hubiesen comentado de la colocación en una secretaría fundamental para el país como es Educación Pública a una señora que lo mismo hubiese servido para conserje de la puerta principal de Los Pinos..?

Del nombramiento del yerno de la Gordillo, que produce en tantos vergüenza ajena, y del ahijado que la de marras logró colocar en la Lotería Nacional (¡ese pago de facturas!), ¿qué hubiesen dicho de usted? ¿No estaría su persona hecha garras, destazada a estas horas? ¿No se lanzaría en la industria del periodismo un clamoreo general por que se decretase su destitución, a la buena, a la malo o a la peor..?

Si usted hubiese anunciado que el diez del próximo enero andará en la Nicaragua de Augusto César Sandino, él tan contrario a todo eso que apeste a yunqueros ultraderechistas y legionarios de Cristo aliados de Norbertos y Onésimos, ¡para asistir a la toma de poder del gobierno sandinista de Daniel Ortega! ¿Excomunión, anatema? «¡Ahijado de Chávez, compadre de Evo Morales! ¡Un peligro para México!» Y a consultar a Salinas, capo de todos los capos, sobre la estrategia indicada para desembarazarse de indeseables: Colosio, los Ruiz Massieu, en fin.

¿Qué hubiese hecho usted, señor López Obrador? Suertudo. Pues sí, pero ya lo veo sonreír con sus ojillos relumbrosos de malicia, y con su irónica sonrisilla:

– Cuál peligro, cuáles protestas, de qué estás hablando con tal exceso de «hubieses». Ah, qué bigotón tan ingenuo, cuándo se te quitará la cándido. ¿Pues qué no recuerdas ese fenómeno que se da en tu gremio, y que tú mismo bautizaste con el nombrecito aquel, medio exoticón..?

Mis valedores: ¡lo recordé! Se trata del «Síndrome del dardo». ¿Lo han oído mentar? (Ese, en breve.)

Panamá, Nueva York…

Se iniciaron las obras para construir el memorial de las victimas del 11/9 en la zona cero, Nueva York.

Y como todo lo que cada día expelen las tripas del imperio, la noticia acapara espacios en todos los medios de condicionamiento de unas colonias siempre pendientes de su metrópoli. Y a propósito, mis valedores: ¿qué memorial, qué monumento alusivo, qué atención pública merecieron en los «medios» mexicanos y del resto del mundo los miles de civiles que asesinó el Pentágono cuando, en diciembre de 1989, invadió al pueblo hermano de Panamá? Nuestra mente colonial…

De esa invasión del imperio a la comunidad panameña hablé a ustedes ayer, y comparé su destino con el de Afganistán e Irak, masacrados con un pretexto semejante e igualmente trivial, que fue atrapar a un par de aliados del imperio: en Panamá, a Manuel Antonio Noriega, y a Osama Bin Laden, en Afganistán é Irak. ¿El costo de la triple invasión? Miles y miles de cadáveres regados en la geografía de esos desdichados países. De lo ocurrido en Panamá:

El coronel retirado David Hackworth, ex-comandante de combate: «La operación fue técnicamente eficiente, pero a mi juicio cien muchachos de las Fuerzas Especiales hubieran sido suficientes para capturar a Noriega. Esta operación descomunal fue un intento del Pentágono por impresionar al Congreso justo cuando está comenzando a efectuar recortes en el ramo militar».

Diversas declaraciones públicas añaden credibilidad a tales reflexiones del militar, incluyendo El Informe Estrategia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca presentado al Congreso en marzo de 1990. El recuento final de la masacre de civiles inermes deja un reguero de hasta siete mil muertos y desaparecidos y más de 600 fosas comunes. Pero el objetivo de la intervención armada de los diez mil infantes de marina contra la comunidad panameña se cumplió cabalmente al capturar a Manuel Antonio Noriega, ex-agente de la CIA, aliado de los E.U. y principal traficante de estupefacientes, situación que el gobierno de la Casa Blanca conocía desde 1972. «No obstante, lo mantuvo en su nómina mientras le fue útil», señala el historiador…

Ahora tocó el turno a la población inerme de Irak, y el pretexto fue paralelo al de Panamá: capturar a un antiguo aliado de Washington al que la CIA entrenó para enfrentarlo, con sus fuerzas de Al Qaeda, contra la extinta Unión Soviética. Hoy, derrumbada la tal, Osama Bin Laden, como Noriega años antes, ya no es de utilidad para los intereses de Estados Unidos. Material desechable, Washington hace intentos desesperados para deshacerse de él. Lástima que el precio de la maniobra sea otro reguero de sangre derramada Sangre inocente. Es la historia de los imperios, esos depredadores…

Pero en fin, porque frente a miles de muertes no se nos muera, con ellos, la memoria histórica, a la distancia de tres años de reiterada invasión a Irak y a 17 de la masacre perpetrada por Washington contra el pueblo de Panamá, aquí y ahora asiento retazos de la crónica respectiva El testimonio del averno denunciado por Olga Mejía, defensora de los Derechos Humanos en Panamá:

«Ellos convirtieron este país en un laboratorio de horror. Aquí, primero experimentaron con métodos de estrangulación económica, después utilizaron con gran éxito una campaña de desinformación a nivel internacional. Pero fue en la aplicación de la más moderna tecnología de guerra donde demostraron maestría infernal. Los refugiados de El Chorrillo fueron victimas de un baño de sangre durante y después de la invasión. Ellos vieron a los tanques norteamericanos pasar sobre los muertos, por lo menos. Condenaron el control de hierro del ejército de EU, que no permite acceso a ninguna institución panameña para descubrir el número exacto de víctimas, que pudiese ascender a 7 mil…»

En carta pastoral en donde condenaban la interferencia de EU en los asuntos internos del país, obispos católicos denunciaron la invasión como «una verdadera tragedia en los anales de la historia panameña». Su protesta no fue escuchada en Washington. En los meses siguientes el genocidio se borró de la atención del gobierno de EU, que proclamaba la libertad y la democracia panameñas. Los obispos estimaron en 7 mil los muertos de la invasión. Y Vicky Peláez, defensora de derechos humanos: «El mundo continúa en la ignorancia sobre cómo murieron miles de víctimas de la invasión de EU a Panamá y del tipo de armas que usó, ya que el Fiscal-General del país deniega el permitir la investigación de los cuerpos enterrados en las fosas comunes».

Panamá, Irak, Afganistán, Líbano. A miles de cadáveres que el predador imperial ha sembrado en las naciones víctimas, ¿un memorial? ¡Nomás al 11/9? Los ojos de las colonias dóciles, manipuladas, ¿tan sólo en Nueva York? ¿Justicia? Los masacrados de Panamá. (A su memoria.)

Imperio, justicia, manipulación…

La fuerza de la justicia en manos del Imperio, mis valedores. En manos imperiales, la fuerza de la manipulación. Atentado terrorista o auto-atentado el del 11 de septiembre del 2001, la Casa Blanca hizo llorar al mundo, lo hace llorar año con año, ante los 5 mil cadáveres que arrojó el siniestro de las Torres Gemelas. Nueva York.

Una justicia enclenque, una monstruosa manipulación. Apenas el pasado 20 de este mes, Panamá lloraba a sus muertos, víctimas inermes de la carnicería que perpetró el Imperio cuando, ¡por capturar a un solo hombre!, asesinó a seis, siete mil panameños. Población civil. De la matanza muy poco se habló en su momento. Quién, de los plañideros del 11 de septiembre, lamenta hoy (cuando menos recuerda) la masacre del 20 de diciembre de 1989. Es la humana condición. Es el Imperio. La noticia del pasado jueves:

«Activistas de derechos humanos y familiares de víctimas de la invasión estadounidense -que ayer demandaron que el 20 de diciembre sea declarado duelo nacional-, desatada a sangre y fuego hace 17 años por fuerzas de Estados Unidos, con el pretexto de derrocar y apresar al general Manuel Antonio Noriega, exigieron al gobierno de Martín Torrijos que se cree una comisión de la verdad. En la fotografía, una panameña lleva flores a la tumba de su padre…»

Leí la noticia, me quedé pensando y me acordé de Plutarco y sus Vidas paralelas. Porque vidas paralelas son las víctimas del Pentágono: Panamá, Afganistán, Irak, Líbano. ¿El pretexto? Combatir a los «enemigos» de Estados Unidos. ¿El resultado? Miles, decenas de miles de cadáveres sembrados en Panamá, en Afganistán, en Irak, en Palestina, la mártir. Es el imperio…

Apenas anteayer fue un Manuel Antonio Noriega, compinche de Estados Unidos y presidente de Panamá. Hoy es Osama Bin Laden, antiguo aliado de Washington y entrenado por la CIA. En Panamá, el genocidio fue conocido con el alias de Causa Justa; ayer, en Afganistán, con el de Libertad Duradera. Hoy, en Irak el genocidio no tiene nombre. En Panamá, el Pentágono desfogó toda su furia con 10 mil invasores contra la población civil. Más tarde iba a descargar su fuerza descomunal, desproporcionada, sobre la población civil de Afganistán. Ahora tocó el turno a Irak. ¿El pretexto? Aquí una somera reseña de la carnicería que Estados Unidos, en su papel de gendarme universal, perpetró contra la población civil de Panamá poco antes de la media noche del 19 de diciembre de 1989, y esto con el pretexto de capturar (muerto o vivo, un millón de dólares por él) al Bin Laden panameño, el tal general Noriega, presidente de Panamá y narcotraficante al servicio de Estados Unidos. La crónica:

1989. Con el antedicho pretexto de capturar Manuel Antonio Noriega, ex agente de la CIA y acusado de tráfico de drogas, Estados Unidos invadió Panamá. El gobierno norteamericano tenía conocimiento desde 1972, cuando menos, de las actividades ilícitas de Noriega, pero mientras le fue útil lo mantuvo en su nómina. La invasión dejo un saldo de siete mil muertos y desaparecidos, así como pérdidas millonarias en la economía del país. Actores y testigos del genocidio dan su testimonio:

La Comisión de Derechos Humanos de Panamá, en colaboración con la Comisión de Derechos Humanos de Centroamérica, con sede en Costa Rica, lo expresa en su informe del 20-30 de marzo de 1990:

«Los costes humanos de la invasión son substancialmente más elevados que las cifras oficiales de los Estados Unidos, de 202 civiles asesinados, alcanzando de 2 a 3 mil, de acuerdo con estimaciones conservadoras. Testigos presenciales señalan que helicópteros de los Estados Unidos destrozó un autobús público matando a 26 personas; que residencias civiles fueron quemadas, y que esto resultó en la destrucción de muchos apartamentos y la muerte de muchas personas; que tropas norteamericanas negaron el acceso a la Cruz Roja, dispararon a ambulancias y mataron a heridos, a algunos con bayonetas».

Las iglesias Católica y Episcopal consideraron las estimaciones de la invasión en más de tres mil muertos, según cifras conservadoras, porque Washington impuso una rigurosa censura. Y el título del Informe:

«Panamá. Más que una invasión… una masacre», una más del Pentágono, desproporcionada y descomunal como la que años más tarde iba a perpetrar en Afganistán e Irak, y al pretexto del terrorismo («un terrorismo al por menor, contestatario, contra el terrorismo de Estado que ejerce Washington, como afirma el norteamericano Noam Chomsky) lanzar toda su fuerza contra los pueblos inermes de Afganistán e Irak, y a probar contra ellos las nuevas armas de guerra (Más del tema mañana)

Un Ratzinger provocador

¿Y qué, no bastaba con un incendiario? El genocida de Washington, ¿precisaba de cómplices en El Vaticano? ¿Qué intentan semejantes pirómanos? ¿Incendiar todos los mundos del universo oriental, que es extender la hornaza a todos los puntos de la rosa? Mis valedores…

Me referí ayer a la mecha que en una de las tantas bombas de tiempo encendió, mala fe o imprudencia, ese Joseph Ratzinger que inició su vida pública en las juventudes hitlerianas, cayó después, ya cura católico, en el oficio de un inquisidor tan riguroso con Mahoma como complaciente y benévolo con los paidófilos padres Maciel, para más tarde rematar, por obra y gracia del Espíritu Santo (lo jura el dogma, no yo), en sumo pontífice y en «su santidad». El polémico personaje acaba de hacer suyas, y arrojarlas a la cara de cincuenta y tantas naciones del Oriente islámico, ciertas aviesas expresiones de algún antiguo emperador bizantino acerca de que Mahoma impuso su religión a filo de espada, y trajo con ella lo malo y lo inhumana Y qué a la medida de la síntesis del periodista judía

Todos tenemos la suficiente religión para odiarnos, pero no la necesaria para amamos los unos a los otros..

Y el autor anónimo la aparición del fue una llamada a la reforma que la Iglesia, saturada de éxitos desde los tiempos de Constantino el Grande, no supo captar».

Pero no sólo personajes judíos: al Islam se refiere el sacerdote católico Emilio G. Aguilar, luego de una aclaración pertinente: «Yo no quiero hacer aquí una apología del Islam ni tampoco denigrar al cristianismo». Y a continuación el arabista e islamólogo español:

El punto germinal, raíz y razón del Islam, está en esta experiencia de Dios de ese hombre nacido en La Meca en el 570, y sobre el que todos eran unánimes al afirmar que era un hombre piadoso, honesto y caritativo, a cuyo buen juicio recurría frecuentemente la comunidad. Se le conocía por el sobrenombre de «el piadoso, el equitativo, el amigo del necesitado y defensor del oprimido. ¡El hombre de acuerdo con Dios..!»

El profeta y el Islam nos recuerdan dos cosas: Allí donde nuestra postura no es coherente con lo que proyectamos sobre Dios, no es coherente con Dios, no puede venir de Dios. La experiencia del ministerio de Dios nunca es agresiva. Yo se lo digo a los musulmanes: donde hay agresión no está Dios. Toda palabra que digamos que viene de Dios, si es agresiva, no puede venir de El. Dios sería incoherente y Dios es infinitamente coherente. Es más justo poner en duda una Escritura que hacer incoherente a Dios. Y este es un criterio que hay que aplicar, y nosotros deberíamos arrancar más de una página del Antiguo Testamento también, porque eso del pueblo elegido…

¿Podemos comenzar a hacer matices y distinciones? Dios es amor y el amor no distingue y lo que no se parece en nada al Dios amor y al Dios que ama a todos los pueblos y a todos los seres humanos no viene de Dios, y nunca se mata más impunemente que cuando se mata en nombre de Dios…

Pero el fundamentalismo que atribuimos al Islam es una palabra que no conocen ni el árabe ni los musulmanes. Se la hemos aplicado hasta el punto de que cuando se habla de fundamentalismo todo el mundo piensa en el Islam. Estos días se ha podido ver el fundamentalismo judío: 250.000 personas que gritan por las calles de Jerusalén que quieren volver a la Biblia ¡Y nunca se puede ser fundamentalista en nombre de Dios..!

Todo el Islam es una postura, un talante nuevo, es decir, un rendirse sin condiciones ni dudas a Dios; rendición agradecida puesto que todo venía de Dios, rendición que es la esencia de lo que él ha experimentado, y que al mismo tiempo es la consecuencia del pacto que, según el Islam, hizo Dios con la creatura antes de que existiese

Como todos los grandes y auténticos movimientos de la humanidad, los movimientos religiosos de la historia, el Islam tiene su origen en la experiencia ardiente del místico de Dios, en el encuentro indecible con el Dios uno y único, experiencia personal, profunda, total, transformante y decisiva de un hombre llamado Mahoma.

Finalizo esta vez, mis valedores, con los conceptos de Ibn Arabi, siglo XIII, que, frente a la tea incendiaria de Ratzinger, me parecen espléndidos.

Hubo un tiempo en que yo rechazaba a mi prójimo si su religión no era como la mía. Ahora, mi corazón se ha tomado el receptáculo de todas las formas religiosas; es claustro de monjes cristianos, templo de ídolos y Kaabah de peregrinos, tablas de la ley y pliegos del Corán, porque profeso la religión del amor y voy a donde quiera que vaya su cabalgadura, pues el amor es mi credo y mi fe. Sublime, ¿no? (¡Ratzinger!)

A su memoria…

Los hoy muertos y heridos se encontraban ayer aquí, a orillas de Acteal, rezando. Estaban rezando. Así, de rodillas, los balacearon por la espalda. Jesucristo Nuestro Señor, Principe de la Paz, el Verbo que vino a poner su morada entre nosotros, fue recibido por algunos y rechazado por las tinieblas…

A ellos los recuerdo aquí y ahora, mi valedores. Hoy recuerdo a los mártires de Acteal, tal como los he venido trayendo a la memoria colectiva desde 1997, cuando un 22 de diciembre la comunidad chiapaneca quedó regada de cadáveres. Anticipada Navidad, aquí les entrego, por que no se nos muera la memoria histórica, las vivas palabras de monseñor Samuel Ruiz García que así lo expresaba en su Carta pastoral de la Navidad de 1997:

«A todo el pueblo de Dios que peregrina en nuestra sufrida Diócesis de San Cristóbal de las Casas. A todos nuestros hermanos. Agentes dee pastoral:

Por si acaso hubiéramos olvidado que la verdadera Navidad se da en un contexto trágico de opresión y dominio, de inseguridad y puertas cerradas, de persecución y exilio y aun de verdadero genocidio, los acontecimientos de estos días en Chenalhó nos lo vienen a recordar. La dicha más grande que el mundo ha conocido: el nacimiento en nuestra carne del Verbo de Dios, aconteció en el marco doloroso del mayor sufrimiento. La luz verdadera irrumpe en medio de las más densa niebla La Navidad de este año es para el pueblo cristiano de nuestra Diócesis, de nuestro estado y del país entero, una Navidad luctuosa No sólo es ignomioso el número comprobado, hasta el día de hoy, de muertos (45) y de heridos (25), muchos de ellos menores de edad, sino sobre todo el clima de violencia creciente e impune denunciado acuciosamente a las autoridades que lo podían haber frenado, con anterioridad a este indignante desenlace.

Son tantas las circunstancias agravantes que hacen de este doloroso acontecimiento un verdadero crimen contra la humanidad. El hecho de que el ataque fuera perpetrado por hombres adultos, armados contra un grupo mayoritariamente de mujeres y niños desarmados. El hecho de que ese grupo victimario –«Las Abejas»- sea precisamente uno que ha hecho profesión pública y desde hace tiempo de su opción por los medios civiles, pacíficos y no violentos para la consecución de sus demandas, aun cuando viven y trabajan en el corazón de una zona donde la violencia se ha enseñoreado.

El hecho de que las víctimas fueran un grupo de personas recientemente hostigadas hasta el punto de ser obligadas a abandonar sus casas y poblaciones, pues en Acteal se encontraban ya en calidad de desplazados.

El hecho de que el ataque se haya verificado precisamente en un momento en que estaban reunidos en la ermita del poblado, orando por la paz; y seguramente orando por quienes los perseguían. Conocemos que tal es la calidad cristiana de esos hermanos y hermanas. ¡Qué horrible paradoja que el mismo día en que pudieron ser abiertas algunas ermitas que habían estado cerradas y ocupadas por grupos armados de civiles y de policías, en este mismo día, en una ermita de la zona de Los altos hayan sido masacrados todos estos cristianos! En el espacio de lo sagrado irrumpe la violencia. ¡Y para este pueblo tan hondamente religioso! Toda la tradición judeo-cristiana, secular, de que los templos son Santuarios para los perseguidos, ha sido aquí pisoteada

El hecho de que hoy, a muy temprana hora las autoridades del estado hayan ordenado recoger todos los cadáveres, quizás con argumentos jurídicos o sanitarios funcionales (podrán hablar de la necesidad de practicar autopsia o evitar una peste), viene a convertirse en un agravio más, y no menor, a los sobrevivientes de la masacre Ellos han venido hasta nosotros, suplicantes:

– ¡Queremos enterrar a nuestros muertos! ¡No dejen que se los Hevea.!

Quien conoce el alma indígena sabe hasta qué punto es existencialmente indispensable hacer el duelo, llorar a los muertos. ¿Será que hasta ese consuelo les va a ser arrebatado? Sólo por la fe y con ayuda de la revelación podemos comprender que así es la Navidad verdadera Esta, y no la de la sociedad de consumo, es la que permite entender a fondo el misterio de la Encamación. Aquí, en Chiapas, algo nuevo está naciendo, y no concluirá el parto sin estas dosis estrujantes de dolor…

Cuánto trabajo nos cuesta, en este momento, decir: ¡Feliz Navidad! A nuestra sensibilidad humana nos parece que el Niño nace muerto…»

Chiapas, Chenalhó, Acteal. Mujeres, hombres, niños masacrados, un crimen hasta hoy impune y del que los Norberto Rivera y Sandoval Iñiguez, trenzados en politiquerías dañinas para el paisanaje, no hicieron ni hacen comentario alguno. Mis valedores; ¡que la memoria histórica no muera, que en nuestras mentes pueda sobrevivir! ¡Comunidad Las Abejas. Los masacrados de Acteal. Ellos viven. Y reclaman. (?iganlos.)

¿Eso… soy yo?

Caramba, mis valedores, ¿pues qué, tan estropeado estoy físicamente sin que de ello tuviese conciencia? Porque me acabo de examinar al espejo, y ahí fue el crujir de dientes y el lamentar lo que el padrecito Cronos se ensañó conmigo. Porque la depredación que ha causado a mi persona resulta casi tan dañina, alevosa y funesta, como la que durante el pasado pluscuamperfecto penetró contra México la «pareja presidencial», en un compinchaje con los Bribiesca Sahagún, apellido infamante de los muy hijos de toda su reverenda Marta. Macabrón.

Me he mirado al espejo, me estuve observando, suspiré, y tras de enjuagarme una furtiva lágrima caminé hasta la computadora (hechiza, armada en México, y ‘lo echo en méXico está bienecho», y aún con la traumática impresión y el impacto del examen frente al del baño, me he puesto a escribir, amarga la boca, desparramada la bilis (negra) y el ánimo de quien redacta, muy a lo original, el texto consabido: «No se culpe a nadie de mi muerte…»

Yo, bajo semejante estado de ánimo y ante el riesgo latente de abandonar, por capricho del padre Tiempo, el escenario y el papel que en la farsa me tocó representar, pergeño aquí mi postrera voluntad. Mis valedores: este es mi deseo postrero,la última voluntad del condenado a muerte (mira, mira): visitar los Santos Lugares; contemplar, una vez más, la última, aquella santificada tierra que tantos y tantos fecundaron con su sangre de mártires. Los que ahí fueron a encontrar su Gólgota, su Huerto de los Olivos, su Monte Tabor. Ver Tierra Santa y después morir…

Porque han de saber sus mercedes que en esos lugares santos quedó enterrado mi cordón umbilical, precisamente en el corral de la casa atejonada en el callejón sin salida donde nací hace tantos inviernos, tantos. Y quiero, así sea por última vez, regresar a mi santa tierra. Ya oigo al escéptico que nunca falta y casi siempre sale sobrando:

A ver, a ver, sin prolongársela, me refiero a la relación de los hechos. ¿Cómo usted, zacatecano de origen, ahora, de pronto, me resulta judío y nativo de los Santos Lugares? ¿Tan siquiera los conoce, que no sea en estampitas piadosas? No me chinglés, embustero de miércoles.

Yo contesto al agresivo: los conozco, cómo no los voy a conocer, si los tengo anidados en mis cuatro, cinco sentidos; si tengo en mi tacto la textura de la tierra, sus aromas en mi olfato y en la lengua de sus sabores; si traigo anidados en el caracol de la oreja los rumorosos bandazos de un viento de cenzontles y bramidos en brama; si acá, de pelleja adentro, paisaje interior, permanece imborrable la vera efigie de su agreste geografía. Mis Santos Lugares…

Mi única ha estado mirando por encima del hombro. Siento su respiración. La oigo junto a esta oreja, miren: «¿Asunto de vida o muerte, mi amor? ¿Qué razones de vida o muerte te obligan a mentir a tus valedores?»

Vuelvo el rostro; miro a mi Nallieli, aprovecho para la caricia y…

-No miento, mi niña Zacatecano soy de Jalpa Mineral, en el Cañón de Juchipila.

¿Pero qué? ¿No fue mi religión zacatecana, junto con Los Altos de Jalisco y el Bajío, el escenario de la revuelta cristera de 1926-29? ¿No murieron muchos alzados al enfrentar el escapulario a las balas del «impío Calles«? «¡Detente, bala enemiga, que el corazón de Jesús está conmigo!» ¿Y no es cierto que El Vaticano está encaramando en los altares a todos los levantiscos a los que entorilaron, para matar y morir, un papa muchos obispos y un «general» Gorostieta? «¡Viva Cristo Rey..!»

– Bueno, sí, mi amor, ¿pero Santos Lugares?

– ¿Cuánto calculas que falta para que Ratzinger proclame «Santos Lugares» El Bajío, Los Altos de Jalisco y mi Jalpa Mineral? El negocio este de las comaladas de beatitos y santos, ¿no comenzó en el sexenio de Juan Pablo II? ¿Por qué no iba a seguir con el del gran inquisidor? Si la política de El Vaticano se acató durante el papado yunquero de Vicente Fox, ¿no es lógico suponer que la erupción de beatos y santos mártires de la cristeada se vaya a intensificar en el gobierno ultra-derechista y ultra-reaccionario de Calderón, atado con un nudo ciego El Vaticano? ¿Entonces? ¿Por qué no conferir a Corvas Dulces y La Pitaya la categoría de Tierra Santa? Mi santa tierra me acuerdo. A propósito…

Permítame que les cuente: un día de aquellos me fui unos días a mi tierra, y ya en mi tierra me hundí en el goce del retorno después de media vida de ausencia y, Adán de pacotilla fui recorriendo cada flor, cada cerro, cada peñascal, y los fui nombrando por su nombre de pila con los que me hablaba con ellos en mi niñez. Jalpa Mineral, mi santa tierra, manojo de floridas raíces. ¿No los estaré aburriendo? (sigo mañana pues.)

Mulas mansas y brutas

Con el articulista del matutino yo no estoy de acuerdo, y aquí lo reto a polemizar. Yo rechazo que estas crisis recurrentes que tanto lastiman a unas masas empobrecidas sean culpa de los economistas que «hasta donde lo permite la deficiencia de los conocimientos económicos han estudiado la cuestión de los períodos críticos sin llegar a un resultado cierto».

Lo contradigo en forma rotunda, mis valedores. Un economista de la talla de Carstens, ex-empleado del Fondo Monetario Internacional y nuevo secretario de Hacienda, conoce la forma de manejar las finanzas públicas, de modo tal que el daño que cause a las masas ha de ser resultado directo de sus conocimientos en el manejo de la economía neoliberal. Reto al editorialista a que polemice conmigo. No me importan las consecuencias. Claro, sí, valentía personal, sangre brava y colorada la mía..

Valentía personal y este otro detallito: que el editorialista publicó su texto en El Demócrata un día 14 de octubre, pero de 1915, de esto hace ya noventa y un años. ¿Para qué, entonces, resucitar sus conceptos? Para que juzguen ustedes si alguna vigencia pudiesen mantener en el México de hoy, al modo en que lo jura el Eclesiastés: «Nada hay nuevo debajo del sol». La noticia, entonces de rabiosa actualidad, en la misma plana:

Rodolfo Gaona triunfa en Puebla. El pueblo, al terminar la corrida, trataba de sacar en hombros al torero, pero éste rehuyó modestamente ese homenaje de la afición poblana…

El periodista toca un tema que pudiera fecharse hoy día. Júzguenlo:

Nuestra pobre democracia- La abstención es un delito por culpa; la comisión de fraudes en las elecciones es un delito con agravantes. Si hay que reformar, la solución no es reformar en la superficie, en las epidérmicas leyes de procedimientos, sino irnos a la médula Estamos casi privados de un verdadero Poder Legislativo; puesto que no ha podido expedir ni una sola ley de importancia ¿para qué le sirve a nuestro país el Legislativo?

La crisis económica– Ahora mismo, en nuestro país, asistimos a una crisis que los encargados de la economía debieron prever, que todos anticipamos mental o verbalmente, pero que nada hicimos por evitar. Los economistas han estudiado hasta donde lo permite la deficiencia de los conceptos económicos, la cuestión de los periodos críticos, recurrentes, sin llegar a ningún resultado cierto, positivo.

En la sección de Anuncios clasificados: Vendo mi casa en la 2a calle de Camelias 46. Mide 722 metros cuadrados. Vale 4 mil…

Los héroes de la crisis.- cuando los precios se fueron aumentando, los jornales, los sueldos y las utilidades de las clases obreras y profesionales, iban a la zaga de los precios. El patrón se resistía y el trabajador se empeñaba y en medio del sacrificio se infló terriblemente el costo de la vida Las víctimas son las mismas de siempre: los obreros y los profesionales que viven de su trabajo, las clases pasivas, las clases medias y submedias. Contener o suprimir la especulación es algo heroico y digno, pero, desgraciadamente, la creación de omisiones o de cuerpos oficiales en medio de una crisis sólo contribuye a llevar la especulación hasta el propio seno del gobierno…

Deportes.- Jorge Carpentier se prepara; sostendrá una lucha con el campeón estadounidense Jack Dempsey.

Un ensayo de reconstrucción-No hay que gastar las energías inventando esquemas y elaborando millonadas de proyectos sobre el papel. Hay que hacer planes sobre la tierra La palabra reconstrucción sólo adquiere vida, consistencia y belleza cuando se une a los conceptos de acción, de progreso, de fuerza y de trabajo efectivo.

La severa crisis global.- Señores comerciantes: ustedes siguen en sus trece, sosteniendo montos inverosímiles, con perjuicio de nuestras clases populares, proletarias. El motivo de nuestras huelgas, el aumento de salarios que los obreros exigen es debido, si bien se observa a la actitud crecientemente utilitaria del comercio.

Seamos razonables, y ajustémonos a lo justo y equitativo, evitando efervescencias y trastornos que afecten la tranquilidad pública Pongamos nuestro contingente de patriotas verdaderos. Con las estrangulaciones no se consigue sino la asfixia y la muerte. En las primeras huelgas sentirán los del dinero las duras lecciones que el pueblo, arrastrado por el hambre, ha dado al comercio en pocas ocasiones. ¡Y no queremos huelgas, ni brazos que se levanten airados demandando justicia! ¡Es preferible hacer justicia antes de que se derrame el torrente de las indignaciones populares..!

Mulas. Cuarenta mansas y treinta y dos brutas. Niño perdido 82.

Tal era el México de hace 91 años. ¿Y el de hoy? (¡Carstens!)

Decepción y suicidio de un comunista

Asi reaccionan los seres atormentados. Tales son título y subtítulo, mis valedores, de añeja colaboración periodística que ataca a los partidarios de don Salvador Allende, presidente constitucional de la República hermana de Chile, asesinado por su homólogo norteamericano Richard M. Nixon. De autores materiales, los espadones cuarteleros comandados por ese Augusto Pinochet que una vez más acaba de burlar a la Justicia, ahora con el recurso categórico de la muerte. Lóbrego, que he visto en las fotos, quién lo creyera, hileras de dolientes desfilando ante el cadáver de Pinochet

A modo de corolario de la muerte del espadón (¡en su cama!), transcribo aquí una de las tantas befas que contra los adversarios políticos publicó alguno de los paniaguados del espadón. Va, con esa sintaxis, un relato (mala fe, truculencia y romanticismo decimonónico) que chorrea inquina, suspicacia y racismo contra la Unidad Popular.

«Era un trabajador jubilado que mediante ahorros y disciplina logró hacerse de una casita con pequeño jardín donde cultivaba rosas, dalias y margaritas. La esposa aplicaba el tiempo y su ternura en la única hija, que ya se iniciaba en los cursos de la Universidad, donde conoció a un joven de clase social superior. La madre nada más sabía de estas relaciones, esperanzada en ascender socialmente, porque la hija era bonita y digna de una suerte no tan mediocre como la que le tocaba vivir. Era una madre arribista, según despectivamente la calificaban sus relaciones del vecindario…

Un día la hija abrió su corazón, e inundada de lágrimas confesó que el pretendiente ayer tan cariñoso, la abandonó después de haber ocurrido lo peor. Tanta fue la decepción de la madre, que agravada la enfermedad que padecía, falleció al desertar de la Universidad la joven y abandonar el hogar paterno con rumbo desconocido. El padre que identificaremos en este relato como el Viejo quedó moralmente deshecho y agraviado con la sociedad burguesa tan criticada por sus vecinos socialistas y comunistas, que desde hacía tiempo lo venían invitando al Partido comunista y que ahora se confirmaba con el abuso de aquel catrín que engañó y destruyó la vida de su hija.

Por esos tiempos subía al poder Salvador Allende prometiendo un socialismo de rostro humano con empanadas y vino tinto a discreción… El Viejo, miembro ya del Partido y muy vinculado con los diferentes grupos terroristas, se convirtió en agente de confianza del Servicio de Investigaciones del Gobierno de la Unidad Popular.

Los terroristas del GAR, jóvenes que se divertían con harto trago y mariguana con las muchachas del grupo, asesinó al ex Primer Ministro del Partido Socialcristiano, Pérez Zujovich. La conmoción fue tremenda y el Gobierno se vio en peligro de derrumbe. El Servicio de Investigaciones fue informado por el Viejo dónde se encontraban escondidos los ejecutores, pero con la condición de que fueran protegidos, pues entre los ejecutantes se encontraba Pascal Allende, sobrino del Presidente, incluido precisamente para proteger a todo el grupo. Al Viejo se le prometió y juró que así se haría; pero al localizarlos, con engaños, separaron a Pascal embarcándolo hacia Cuba y el resto fue acribillado a balazos en una emboscada preparada ex profeso

El Viejo al enterarse de la traición, abandonó el automóvil que el Servicio de Investigaciones le había proporcionado y con el bastante dinero que le habían entregado, se escondió en un prostíbulo de barrio donde era difícil que lo localizaran, pues razonablemente suponía que a él también lo eliminarían… En el prostíbulo lo trataban de maravilla, pues los fajos de billetes los regalaba generosamente, cambiando de compañera diariamente, mientras bajo la cama escondía unos paquetes de dinamita que no descuidaba en ningún momento. Cercana a su escondite pasó una manifestación obrera de apoyo al Gobierno. El Viejo se le incorporó y al pasar frente al Servicio de Investigaciones se introdujo en el local, donde intercambió balazos con los guardias. Las balas hicieron estallar la dinamita que cubría todo el cuerpo del Viejo, cuyo nombre heroico se registra como Jacinto Salazar. El Ministro allendista hipócritamente declaró: Este era el último asesino de Zujovich.

Asesinatos y suicidios coronaron el gobierno de Allende, suicidándose él mismo ante su fracaso de vencer a la culta sociedad chilena Una hija de él siguió la misma ruta hacia lo desconocido: se mató en La Habana hacia donde fue llevada, a un matrimonio de conveniencia política. Este drama no se conoce en profundidad. Algún día será».

Hasta aquí la inquina contra don Salvador Allende, con su familia y sus partidarios. En cuanto a Pinochet el cuartelero: ése, que dijo el poeta; ése conocerá la muerte de la muerte hasta la muerte. Y la paz. (Vale.)

Pinochet y Echeverría

Vidas paralelas, desiguales muertes. Allá, en Chile, el golpista burló a la justicia con el recurso radical de la muerte. Aquí, el autor intelectual de masacres y guerras sucias burla a la justicia con el recurso de las achaques físicos, reales o imaginarios. Una noticia de miércoles pregona que algún juez ha solicitado de algún hospital que realice un examen de salud al hombre sujeto a juicio penal por «genocidio». Hoy, en Chile, los partidarios del espadón lo aclaman ante su féretro. Aquí, si ante su féretro para Echeverría no se columbran aclamaciones, el «genocida» ya tuvo en vida la alabanza de intelectuales como Benítez, Garibay, Heberto Castillo. A propósito:

Echeverría optó, calificadamente, por el camino de la democratización. Exacto, sí, Carlos Fuentes, el mismo Fuentes que como intelectual ha manifestado ante el presidente en turno el síndrome del girasol; ese Fuentes que apenas se publicaba el nombre del sucesor de Fox en Los Pinos, muy de mañana se fue a llamar a la puerta de su oficina «para invitarlo a participar en un Séptimo Foro Iberoamericano«. De ahí, un grupo de intelectuales se jaló al santito nuevo rumbo a la casa de uno de los tales, y comieron con él. A fuera, los retumbos de Oaxaca resonaban en diferentes zonas del país, UNAM incluida Algunos de ellos se pronunciaron por la solución de fuerza contra la APPO, y más tarde iban a aplaudir la toma de Oaxaca por elementos de la Federal Preventiva. Yo, entonces, relacioné Oaxaca con el ingreso de uniformados a las instalaciones de la UNAM, que los mismos que ahora se ahijaban a Calderón. La memoria histórica:

Fue a principios del 2000, cuando el Consejo General de Huelga, CGH, tenía paralizadas las actividades académicas de la UNAM. El Pres. Zedillo ordenó la entrada de uniformados a las instalaciones de la UNAM, acción que motivó reacciones diversas entre la flor y el espejo de los intelectuales. Pablo González Casanova, ex-rector de la UNAM, renunció a la dirección de un instituto de investigación de la casa de estudios. Por cuanto a Fuentes y una decena de intelectuales, el editorialista Carlos Ramírez escribió en el matutino del 13 de Febrero: «Lo peor fue que Fuentes se hizo eco del discurso difundido por Francisco Labastida como candidato presidencial del PRI de que el CGH estaba penetrado por Sendero Luminoso, del Perú, aunque luego se supo que había sido una perversidad sembrada por Labastida».

La interrogante de Fuentes: ¿Es cierto que la ruta del poder político universitario de un senderista empieza por ofrecerse a limpiar excusados, seguir de cocinero y acabar de líder ideológico intransigente? El mismo, y una decena de intelectuales, los consabidos, aprobaron el ingreso de la Policía Federal Preventiva al interior de la UNAM. En transcripción de Ramírez, las opiniones que tales intelectuales expresaron en un desplegado periodístico con fecha del tres de febrero del año 2000. Carlos Fuentes, en primer lugar. «La UNAM no es una universidad elitista, pero tampoco debe ser una universidad de lumpens o de baja clase media ofendida. Hay que liberar a todos los estudiantes que no estén perseguidos de oficio (liberar a los perseguidos…)

F. Reyes Heroles: «En el horizonte podrían estar la amnistía o el indulto. El operativo fue muy cuidado y hoy, gracias a ello, no tenemos víctimas que lamentar. La administración de la violencia legítima también puede ser profesional». H. Aguilar Camín: «La respuesta de los huelguistas condujo a la violencia que se temía y a la entrada de la fuerza pública que quería evitarse. Pero Zedillo no es ni podría ser un presidente autoritario como Díaz Ordaz». Jorge G. Castañeda: «A pesar de los sustos que pueden generar zafarranchos en la UNAM, nuevos brotes de violencia en el sureste mexicano o en Guerrero y Oaxaca, o de los persistentes incrementos de las tasas de interés de EU, hoy día el favorito para triunfar en las elecciones presidenciales del 2 de julio, sigue siendo el candidato del PRI, Francisco Labastida.

Carlos Monsiváis: «Me importó el plebiscito por compartir el fastidio ante una huelga tan prolongada y por esto también participé en un manifiesto de intelectuales, guiado por una certeza: es mejor dialogar en la universidad abierta y evitar así la represión (sic.) Sin modificar los derechos del CGH, que respetamos (resic) Bueno, la idea era, por decir lo menos, descabellada, no avalaba ofensiva alguna del régimen de Zedillo. Si se quiere, y elijo muy destacadamente mi caso, fue un aval para certificar la estupidez de mi reacción política en ese momento».

Elena Poniatowska: «Bueno, yo no lo sabia. Sí firmé el desplegado, pero fue porque en ese momento creí que era lo mejor, estaba todo tan empatado…»

Carlos Ramírez: «El razonamiento de esos intelectuales se acomodaba en la festividad modernizadora de los intelectuales cooptados por el Pronasol salinista, desde Aguilar Camín hasta Monsiváis». (Lóbrego)

Chile ayer, hoy México

a propaganda, mis valedores. Ayer, elegido Chile como laboratorio y conejillo de indias para implantar en Iberoamérica el modelo económico neoliberal, el obstáculo para la Casa Blanca era el gobierno constitucional de don Salvador Allende. Lo aniquiló con el golpe de estado perpetrado con espadón cuartelero y con la aplicación de una propaganda altamente manipuladora que predispuso a las masas contra el presidente «marxista». Aquí la síntesis de tal propaganda, extraída del manual de las fuerzas castrenses de inteligencia norteamericanas, y lo que para el mexicano debe resultar aleccionador: que a muchos de ustedes abrirá los ojos ante las coincidencias que van a encontrar entre la propaganda norteamericana que en Chile destruyó a un presidente y la que en México destruyó a un candidato presidencial. Y si no, vayan leyendo, y al leer juzguen ustedes (mío el subrayado).

‘La propaganda expone una doctrina particular con tanta intensidad que logra cerrar la mente a todos los caminos, menos uno. Sus ingredientes esenciales son: presión sicológica y unas masas potencialmente receptivas. Tiene más probabilidades de éxito en una situación de intranquilidad social. Si no hay intranquilidad, la propaganda desune a ía nación al crear animosidad entre diversos grupos sociales, étnicos, religiosos o económicos.

Deben explotarse todas las debilidades y rivalidades entre grupos. Si no pueden atacarse directamente, se utiliza la insinuación buscando aumentar las fricciones, provocar manifestaciones de desunión, (…) estimular la disensión y los conflictos internos y crear sospechas y desconfianza.

Es básico crear credibilidad y mantenerla. Credibilidad no es sinónimo de verdad. No es necesaria ni aconsejable la verdad completa (…) es aconsejable modificar ciertos hechos según el público-objeto. La propaganda puede ser blanca, negra o gris. La propaganda blanca se usa en operaciones descubiertas y su origen es identificable. En operaciones encubiertas se utiliza la propaganda gris (no atribuida a fuente alguna, o de fuente no identificáble) o la propaganda negra, atribuida a una fuente que no sea la verdadera.

La propaganda negra puede hacerse pasar por originaria del enemigo, desprestigiándolo; o abordar temas vedados para la propaganda blanca. Ejemplos: chismes, rumores, pornografías, sátira, chistes, lemas subversivos, dinero falsificado, tarjetas de racionamiento o de identidad falsificadas, etc.

Tres sentimientos básicos originan rumores: miedo, esperanza o deseo, y odio(prejuicios). Tales rumores son deliberadamente iniciados por agentes anónimos, o de una información parcial se deriva una invención acorde con el odio, miedo o esperanza del objetivo. Se propagan rápidamente, sirven como justificación de conducta impropia, dan salida a sentimientos de odio y prejuicio, y hacen sentirse importante a quien los propala

Debe utilizarse la técnica de «generalidades atrayentes«, que son frases o palabras tan asociadas a ideas o creencias comunes, que convencen aunque no tengan razón. Se forman con «palabras mágicas» (paz, honor, derecho, libertad, patria, democracia). Sirven para justificar acciones discutibles.

La propaganda gris puede ser sensacionalista sin afectar el prestigio de quien la origina, y evita el estigma de «propaganda extranjera». Para efectuar operaciones sicológicas es indispensable contar con una detallada información básica, estratégica, táctica, etc., actual y exacta, y saber qué mueve al público para ejercer máxima influencia en él. Esta información sólo es obtenible mediante operaciones de inteligencia.

El humorismo puede ser eficaz. Chistes y caricaturas (¡esas que se lanzaron y se lanzan contra López Obrador, digo yo!) son una forma de insinuación potencialmente eficaz, junto con los rumores maliciosos. Una caricatura puede insinuar una idea o acusación denigrante mejor que simples palabras Las composiciones de fotografías bien seleccionadas pueden ser en extremo degradantes. La aplicación de motes (¡El Peje!) es un recurso de que se vale el propagandista para excitar prejuicios a favor o en contra de ideas, personas o instituciones, motejándolas de algo que el público odie o tema (¡Ligado con Hugo Chávez! ¡Un peligro para México!) Ello hace a la gente odiar, desconfiar y rechazar opiniones, personas o grupos (…) Se usan técnicas de difamación, sarcasmo o ridículo. (¿Lo dije antes? ¡Esas caricaturas..!)

La palabra impresa tiene un más alto grado de aceptación, credibilidad y prestigio que el de otros medios de información. Los líderes de opinión pueden ser periodistas, maestros, políticos, sindicalistas, dirigentes religiosos (¡Norberto Rivera!), etc. Los manipuladores decisivos son aquellos de quienes otros dependen para informarse, y cuyos juicios son respetados». Mis valedores: ¿lo entienden ahora? Después de todo esto, ¿AMLO podría resistir? Es la Casa Blanca Es la TV. (Es México.)

Ya lo lleva a enterrar…

Ayer fue chile Hoy es México. Siempre ha sido, y por ahora seguirá siéndolo el Imperio del Norte. Ayer, para utilizar el país como laboratorio del modelo neoliberal en Iberoamérica, el susodicho se valió de un espadón matancero que enrojeció de sangre y dolor la tierra de don Salvador Allende. Esto decía en su informe a la Casa Blanca el vocero militar chileno:

«Las bajas se han producido por la resistencia armada y suicida que grupos extremistas han opuesto en los necesarios allanamientos que se han debido efectuar. Los prisioneros son en su mayoría extremistas y elementos desquiciadores para los cuales, previo interrogatorio, se ha determinado su cautiverio en espera de las resoluciones de la Justicia Militar».

Previo interrogatorio. Lo que «previo interrogatorio» significó para los detenidos en las cárceles militares de Pinochet, eso todavía hoy lo denuncian las crónicas sobre la dictadura. Pero el de vocación carnicera por fin se finó. Ha muerto el golpista que encuevado en el palacio de La Moneda, en Santiago de Chile, lo aseguraba, como años más tarde lo diría Bush, otro misticoide:

Dios me puso aquí. Su divina providencia. Mi poder es de origen divino…

Murió Pinochet, y su biografía cabe en dos fechas: 1915, cuando lo echaron al mundo en la ciudad de Valparaíso, y un 10 de diciembre del 2006, día en que sus días terminaron en deuda sin saldar con los muertos, los deudos, los desaparecidos, la Justicia, en fin. Entre esas dos fechas, un golpe de estado, una ininterrumpida sucesión de tradiciones y deslealtades, infinidad de torturas y derramamiento de sangre. Por culpa de tales, mis valedores, la Historia, no es eso que enseñan los libros de la historia La Historia es una gigantesca zopilotera y un gran hedor. Washington…

Ayer, para utilizar el pueblo chileno como laboratorio y conejillo de Indias del modelo neoliberal, la Casa Blanca destruyó el único estorbo: el gobierno constitucional de don Salvador Allende. Para ello, los estrategas de la CIA y el ejército de EU aplicaron una doble estrategia el golpe de estado, demoledor, precedido por una aviesa propaganda que fuese destruyendo imagen y gestión presidencial y prepararse el ánimo de las masas para asestar, sin demasiado costo político, el golpe de estado perpetrado por la junta militar aquel 11 de septiembre de 1973. Hoy, en nuestro país, para aplicar el continuismo de ese mismo modelo neoliberal por mano del ultraderechista sucesor de Fox, la Casa Blanca no precisó del golpe de estado, pero sí de esa misma campaña de propaganda manipuladora que aplicó desde los medios de condicionamiento de masas: radio, televisión y prensa escrita; en Chile fue contra don Salvador Allende, aquí, contra el candidato de la Coalición por el Bien de Todos, López Obrador. Esa maniobra fue suficiente. Y no me diga el ingenuo que el de julio pasado fue un proceso electoral donde en última instancia contaron los votos, el IFE, el TRIFE, la democracia, el estado de derecho y demás trampas unipersonales. Después del golpe de estado, los golpistas descalificaban de esta manera al periodismo extranjero que, escandalizado, publicaba noticias de tortura y muerte generadas en la dictadura de Pinochet y compinches:

«La Junta de Gobierno desmiente categóricamente a los órganos de radiodifusión extranjeros que han estado propalando falsas informaciones acerca del momento crucial que vive nuestra Patria, que ha iniciado el camino de la reconstrucción nacional llena de fe en el futuro. La Junta de Gobierno llama a la ciudadanía para solicitarle que dé crédito a las informaciones difundidas por la cadena de radio y televisión y la prensa escrita que representan la realidad de los derechos».

La propaganda que CIA y ejército contra-insurgente de Estados Unidos aplicaron en Chile para destruir a don Salvador Allende, ¿no es fácilmente identificable como la que impusieron décadas más tarde en nuestro país para aniquilar a López Obrador como candidato de la Coalición por el Bien de Todos? Va aquí, una síntesis de semejante estrategia manipuladora de masas. Conforme vayan leyendo, piensen ustedes si es o no reconocible como la misma que entre nosotros aplicó Washington desde todos los «medios», a lo machacón y reiterativo, en los meses previos a la fecha de votación. Sabrán entonces por qué el personaje contrapunteado con el carisma y ahijado de la mediocridad arrancó a las pobres clases medias y a las pobres clases pobres del país hasta 14 millones de votos. Aquí, algunos párrafos de la propaganda que Washington aplicó ayer en Chile y entre nosotros hoy

«Propaganda es la exposición de una doctrina particular con tanta intensidad, que deliberadamente cierra el pensamiento a todos los caminos menos a uno. Sus ingredientes esenciales son…» (la propaganda, mañana)

Ay, corazón…

Non fecit taliter omni nationi, afirmó hace algunas décadas el romano pontífice. Que Dios no hizo cosa igual con ninguna otra nación. Suertudos, los mexicanos, por algo nos va tan bien. La crónica del Nican Mo-pohua (que yo acomodo a la fabulilla de mi invención), mi ofrenda anual para todos ustedes:

El martes, muy de madrugada, se vino Juan Diego de su casa de Tlatilolco, y cuando venia llegando al camino que sale junto a la ladera del carrillo del Tepeyacac, hacia el poniente, por donde tenia costumbre pasar, dijo: «Me voy derecho, no sea que me vaya a ver la Señora».

Pero ahí salió a su encuentro al otro lado del cerro y le dijo: «¿Qué hay, hijo mío, el mas pequeño? ¿A dónde vas?»

«Niña mía, voy a causarte aflicción: voy presuroso, Señora, porque está enfermo un tío mió, Juan Bernardino, y voy a llamar a un sacerdote».

(Aquí termina el Nican Mopohua y comienza mi fabulilla)

Pero ahí siente Juan Diego, como escalofrío, que la Señora del cielo mirábalo con su modo de mirar, y que leía en lo profundo de su ánima Avergonzado de su mentir, Juan Diego clavó la rodilla en tierra:

«Y cómo engañarte a ti, Niña mía, cómo engañarte. Has de saber que de intento torcí mi andadura para hacérteme el perdedizo, por lo que ahora te he decir: anoche mi tío Juan Bernardino, en sus delirios hebrosos, tuvo una a modo de revelación: de súbito, como extraviado, al verme llegar se me quedó observando como si no conociérame, y pegando un gran suspiro, clamó y dijo: «¡Dichosa la mía semilla, y bienaventurada mi sangre, porque aquí mi sobrino Juan Diego llegará a los altares!» Los sus ojos, Niña mía, fulguraban.

(La Señora del cielo, mansas pupilas, miraba a Juan Diego, y sonreía..)

«Entonces me eché a dormir, pero no dormía ¿Yo a los altares? Eso quiere decir que la Niña mía del cielo va a convertir el desierto en rosas, y las rosas de la tilma en el milagro de su Imagen del Tepeyac, y que al prodigio la cristiandad va a edificar capillas, ermitas, templos y basílicas a la honra y gloria de Dios y su Madre Santísima»

(Ella, sonriendo, le extendía sus brazos.)

«Lo supe entonces: de todos los rumbos de la rosa van a acudir hasta ti romeros y suplicantes, pero también un pontífice reaccionario y dado a los viajes, que en una de esas va a contemplar a mi pobre México sambutido hasta el pescuezo en la pobreza global, a una comunidad flagelada, castigada por el modelo neoliberal, y un descontento que amenaza tronar no como el cambio pacífico de una ciudadanía que aprendió a pensar y crea la estrategia para darse un gobierno al que obedecer como su mandante, sino como las masas saben estallar: a lo espontáneo, a lo inútil. «Ah, no, ¿revolucioncitas a mí?» Y el papa de Roma va a urdir el truco de darles un bato -un beato, más bien- y luego un santito, pararrayos de la cólera de mis paisas. Yo, Niña mía, mirándome de santo reaccionario intentaba dormir, pero el sueño, andavete, Señora del cielo».

(Vio entonces, o afigurósele, que se añublaba el mirar de la Niña…)

«Y así, Madre mía, presentí que mi expediente, que en cosa de cuatro siglos había dormido en santa burocracia el sueño de los justos y de los beatos, de repente iba a levantarse y a andar, de suerte tal que en el amanecer del siglo XXI estaría yo de las de acá, mira, en mi nicho de santo de palosanto…»

«¿Y tal presentimiento atribula tu pecho, hijo mío el más pequeño?»

‘Y cómo carambas no. ¿Tú conoces a mis paisanos? ¿Te imaginas al más pequeño de tus hijos tieso en un nicho, con la marabunta de penitentes a mis pies -a mis sandalias-, exigiendo de Dios, por mi santa intercesión, lo que hoy exigen inútilmente a un Sistema de Poder cuyos intereses no son los de las masas; que se le contraponen, porque a más pobreza de éstas más medro para los Slim cimarrones y transnacionales?

Ya los oigo, Niña Mía: «Santito Juan Diego, que Dios tizne a Fox por no cumplir sus promesas! ¡Que el chaparrito, peloncito, etc., castigue a Montiel y sus hijos, a Marta y a los hijos de la., señora, y a tanto ladrón que se enriquece con la política, incluyendo al IFE y el TRIFE y los partidos políticos! ¡Que nos devuelvan los dineros del Fobaproa, PEMEXGATE y de Los amigos de Fox. ¡Que ahora sí, el chaparrito, peloncito, etc., se apiade de nosotros..!»

¿Te imaginas, Niña del cielo? Por eso fue, para evitar que los paisas, a lo inmaduro, sigan delegando sus santos y políticos; por forzar a las masas a asumir su papel histórico; por eso fue que traté de hacérteme el perdedizo, Niña amantísima. Tú has de perdonar a la más pequeña de tus criaturas, pero… ¡santo no! ¡Todo lo que quieras, Niña de mis ojos, pero santo no..!»

La de Guadalupe, entonces, juntó sus manos, ladeó su cabeza, suspiró y parece que de sus pupilas se rasaban de lágrimas. Y así se nos quedó en la tilma (Obsérvenla)

Creo…

Yo sí creo, mis valedores, que en este país vivimos en un estado de derecho y que la instancia suprema es nuestra Caite Magna, de la que se derivan todas las leyes secundarias que en México se cumplen y se hacen cumplir en su letra y espíritu. Creo, por lo mismo, que el de Vicente Fox fue el sexenio del «cambio», tal como lo prometió durante su campaña presidencial, esa que a tantos millones llevó a entregarle su «voto útil». Creo con firmeza que Vicente Fox, modelo de honradez, fue implacable ante la corrupción y juzgó a los saqueadores, y los hizo encerrar en el penal de La Palma, donde purgan sus delitos y crímenes. Todo conforme a la ley. Cumplida su misión él ha tornado a su rancho en paz de conciencia, sin deuda alguna con los mexicanos. El «juicio implacable de la Historia», que evocó antes de soltar la banda presidencial (era medianoche) va a absolverlo. Porque ni realizó mejoras a San Cristóbal ni se agenció La Estancia, ni existen sospechas de prestanombres con El Tamarindillo), a la orilla del mar…

Yo no creo, a propósito de Fox, que su Marta, después de haber despachado medicinas en la farmacia veterinaria de Celaya, Gto., por un bandazo de la fortuna haya dormido cenicienta para amanecer «primera dama», y a lo nueva rica (vale decir a lo arribista, a lo ventajista valida de la ocasión) se haya tirado al lujo, el derroche, la ostentación, el protagonismo y el demencial despilfarro, todo a costillas de los dineros de todos nosotros, que se destinaban al beneficio de nosotros todos. Yo no creo que su «Vamos México», haya sido utilizado como parapeto para enriquecerse. ¿La lotería Nacional? Yo sí creo que nunca aportó diez centavos al teletón particular de la «primera dama». Vayase enhorabuena la susodicha a seguir con su entrañable negocio celayense de vomitivos para chuchos y supositorios para caballos, pacientes suyos que la están esperando con los brazos abiertos…

Por cuanto a los hijos de Marta: yo estoy seguro que ni el gordo Manolo ni el tío, que nunca me ha caído gordo, ni Fernando ni el primo lejano. Ninguno. De ellos, nada malo qué decir. A lo largo del sexenio del papá político, que eso es lo único que de político se le conoció a Fox, ninguno de ellos cayó en la tentación del tráfico de influencias, como tampoco Hildebrando, sangre azul y yunquera, sangre la misma del ultraderechista que nos impuso Washington, y de ello por qué culpar a Fox…

Item más: yo sí creo que el proceso electoral del pasado dos de julio fue limpio, terso y estrictamente apegado a la ley, y que fueron los votos los que determinaron que al final de la contienda triunfara uno chaparrito, jetoncito, etc., nunca mediocre, siempre carismático. Todo un estadista.

Estadista, sí, o no hubiese escogido para la Procuraduría GraL de h Repúbica a uno de la alzada de Medina Mora. ¿O qué? No fue este policía el que nos libró de la plaga del narcotráfico? Más allá de las 8 mil 200 ejecuciones que se perpetraron en el sexenio, con Merina en el Cisen. Seguridad Pública y la Federal Preventiva, ¿queda algún rastro del narcotráfico y la inseguridad en el territorio..?

Pero sobre todo, mis valedores: yo estoy convencido de que el nuevo sexenio enfila por la ruta del diálogo, el humanismo y la sensibilidad política y social Ahí está, para certificarlo, el nuevo sec. de Gobernación, político de cepa cuya estrategia política es el acuerdo siempre, nunca la intolerancia, nunca la represión. Pancho Acuña tiene como norma la ley, y nunca nadie, hasta hoy, lo ha llevado a violentarla. ¿Su fama de torturador? Bueno, sí, pero yo creo que sus razones son válidas:

– Es que hay algunos que no entienden con palabras…

Y qué decir de la credibilidad que en la cartera de Hacienda me inspira Agustín Carstens que, según lo abultado de su currículo, va a poner término a un modelo político, económico, financiero y cultural inicuo: el neoliberalismo. Carstens, en consonancia con su trayectoria de economista y patriota, va a cortar de cuajo con el modelo neoliberal que, desde el mediocre De la Madrid hasta Fox, ha venido castigando a los núcleos más vulnerables del país. Qué de esperanzas me afloran a la pura evocación de un Carstens que, comisionado del Monetario Internacional para venir a romper el espinazo al Neoliberalismo depredador, se hace cargo de nuestros dineros públicos. Carstens, creo en ti…

Creo. Lo afirmo y firmo para constancia. Porque, mis valedores, yo soy (z)sacatón por naturaleza, y vivo y sobrevivo del periodismo, oficio en México el más peligroso del mundo, sólo después de Iraq. Por eso creo lo que antes dije, luego de que la noticia del matutino me chicotea en plena cara:

México, segundo lugar en crímenes contra periodistas. Que sus asesinos serán castigados, prometen las autoridades… ¿Será? Pudiera ser, aunque… (Yo sí creo.)

Ay, corazón…

Hoy tuve una cita con una mujer. Asuntos del corazón, por supuesto. Acabo de abandonar el recinto escondido en la entraña del edificio en donde mi amiga me recibió con aquella su sonrisa de luz y el rebrillar de sus garzas pupilas. Sabia, diligente, me recostó, desabrochó botones y corrió cremalleras. Yo, semidesnudo, sentí en mi pecho recorrer la tibieza de sus dos manos. Cerré los ojos. Me dejé llevar por los preparativos de la ceremonia. Suspiré. Mi corazón comenzó una irrefrenable taquicardia. «Cálmate, tranquilízate», me dijo. Sentí su aliento en mi oreja «¿Es esta tu primera vez?» Húmedas manos, mi corazón, casi virgen, ¿no irá a sufrir? Como novatón, era un penco desbocado, el muy penco. Y así llegamos al final, y me erguí, requerí mi ropa La amiga me miraba Y sonreía…

Era noche cerrada cuando regresé a mi soledad, ya acompasado el latir de un corazón ahora nuevamente tranquilo, pacífico, como si esta tarde nada hubiese ocurrido en el penumbroso rincón del edificio donde pusieron a prueba la fortaleza de mi músculo cardiaco. Clavados mis dos ojos en esos signos indescifrables, me embebía en la tarea que el multicitado corazón, con la inhabilidad de niño de párvulos, había rayoneado en el papel. Sí, el resultado del electrocardiograma que, según mi amiga la doctora Cortina, mostraba las excelencias de un corazón sano al ciento por ciento. Sin más.

«¿Pero por qué un electrocardiograma?», me había preguntado. «¿Algún dolorcillo en el pecho, el brazo izquierdo, en la.?»

Ningún dolorcillo. Precaución. Simple precaución. Fuerte y sano me sentía cuando fui a consultarla Lo que me llevó a solicitarle el examen fue en el recuerdo de una experiencia previa, de hace ya varias décadas (a mi edad, los sucesos recientes se cuentan por décadas), cuando un hecho fortuito me llevó a atisbar intimidades de mi propio corazón. Ello sucedió en un camastro del ISSSTE, benemérita institución que hoy tiene la suerte de ser manejada por el mejor y más indicado de los especialistas, un Miguel Ángel Yunes, policía de oficio al que sus bienquerientes agregan la fama de torturador. Ya en el cubículo y en el camastro, tres facultativos se me vinieron encima echando manos a sus fierros como queriendo operar, bitoques, agujas, estetoscopios y ese aparato con el que mi corazón trazó caligrafías como palotes de párvulo que, juraron los especialistas, eran simples latidos. Resultado:

Un corazón perfecto y normal, pero lleno de caprichos y excentricidades. Un costalito de mañas, mi corazón. «Porque obsérvelo, mi valedor: todo marcha a compás, pero enrevesado». Algo que mal pude entender, a lo neófito, y que yo ahora explicaba a la doctora Cortina: las precordiales las tenía emplazadas del lado zurdo, con el ventrículo derecho de rosca izquierda razón por la que la aurícula envía la sangre a contraflujo, cuando lo cristiano en este país es que irrigue el área derecha exclusivamente. Por cuanto a los espasmos, lo raro es que se acalambran de aquí para allá, en lugar de fruncirse de allá para acá. «Tst, tst ¿Podemos sacarle algunas gráficas extra para los Colegios de Medicina

«Y una más para Ripley, si lo juzgan necesario. Para Casos de Alarma.

Más tarde, ya aquí en mi depto de Cádiz, yo todavía en plena juventud (mi segunda juventud, hoy voy por la quinta), me puse a reflexionar: ¿no será cuestión de ventrículos esto del genio vivo y el sarcasmo pronto frente a la vida pública del país ? ¿No será asunto de pericardios vasomotores la impaciencia a flor de piel ante la pasividad de unas masas por las que echo mi resto para entre todos nosotros y a contrapelo del Poder darnos ese gobierno al que obedecer como sus mandantes? El escepticismo, el total desencanto no frente al Poder, que yo en él nunca he creído, sino ante unas masas que, adolescentes, se la pasan ¡e-xi-gien-do! que, para que deje de perjudicarnos, el tigre se nos vuelva vegetariano, ¿no será cosa de un corazón que a la hora de botar sangre se acalambra siempre a la izquierda, cuando lo productivo en este país es fruncirse a la derecha? Tal fue la explicación que hoy proporcioné a la doctora Cortina: que semejante capricho de ventrículos y pericardios fue el que me llevó a solicitar de la amiga revisara mi corazón. Ella, sonriendo, movía la cabeza y vamonos al electrocardiograma

«Aquí tienes el resultado, por más que no entiendo la urgencia del chequeo». Chequeo, dijo. Yo le expuse la razón de mi pánico.

‘Y con estos aurículos enrevesados temo que mi corazón no resista ¿Lo entiende ahora». «¡Válgame!», se espantó. «¡Pues claro que lo entendí! Yo también voy a someterme de inmediato a un chequeo».

«Más le vale, doctora. Pancho Acuña el torturador, el Carstens que el Monetario Internacional nos embombilló, y un peloncito, chaparrito, etc., ¿se imagina? Y seis años. El corazón. (¡Cuidado!)

Me tiznaron…

Ayer les dije, mis valedores, que a una compungida turba de paracaidistas a punto de desalojo les acabo de aconsejar la estrategia que en una situación semejante, allá por 1988, aplicó mi primo Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins., con resultados espléndidos para los invasores de tierras. «Apliquen esa maniobra», les aconsejé. «Es la solución». Los vi retirarse. Optimistas, confiados. Recordé entonces lo ocurrido al siguiente día de los hechos, cuando una comisión de beneficiados me visitó para contarme el episodio y alabar al «benefactor». El relato de hace 18 años:

– A media noche llegaron. ¿No será una pesadilla de los tlacoyos? Porque de este lado teníamos una nata de blue demon, de este otro una manada de granaderos, y por allá buldózeres, y por acullá trascabos. ¿Miento, Rodón?

– Apenas nos despendejábamos del sueño cuando en eso veo que los buldózeres inician un avance envolvente por la entretela derecha y arrasando parejo con nuestros medios de contención, las viviendas, jijos de su rechintola. Nosotros no éramos paracaidistas, eso creíamos. Si invadimos el terreno fue porque el licenciado Jerásimo, que se había hecho cargo de nuestro caso, nos juró por su jefecita (tiene jefecita ¿no?) que el asunto ya estaba arreglado con el DDF. Nosotros confiados, que pa eso le habíamos pagado una buena lana, y al rabioso cháschás. En eso, que nos cái de sorpresa la jauría, y que empieza a echar rialada de paisas sacándonos así como andábamos: unos en chonchines, otros en chors y algunos a ráiz, ya sea por la fregadez o sea por la calentura, el calor. A la ñora mi vecina la agarraron las carreras y así como andaba, qué bárbaros. Ya cuando la vimos a ella a la luz de los hachones, qué bárbara

– Yo y todos, justamente encartonados, juímonos sobre la piquera on taba chupando el licenciao, y cargamos con él con el sano propósito de una de dos: caparlo o nomás lincharlo, mayoría de votos. Pero qué milagros no hará un priista cuando se mira con las aquéllas de fuera: viéndose a punto de capazón, su primo calmó nuestras ansias, pidió en frieguiza una manta, brocha y pintura, y que le pinta un letrero que válgame. Cuando acabó, órale: a plantarla con dos horcones en la medianía del terreno. Chinche licenciao tan águila descalza…

– Y mire, santo remedio: al toparse con el letrero, los trascabos callaron, los granaderos recularon (recularon de echarse pa atrás), mientras que la jauría de blue demon se batía, pero en retirada Nosotros, apendejados, sin poderlo crer. «pellízque-mela, Johanita Vivián, pa’ ver si no estoy soñando. Al rato lo más mejor: buldózeres y patrullas vimos que regresaban, pero esta vez con un tizno de camiones materialistas, y órale: que métete estos tubos pal drenaje, y que encájate estos postes pa’ la luz, y que por acá enchúfatela, la parabólica Y que señito, permítame enderezárselas, sus paredes, y que déjeme pintárselas color de rosa, rosa mexicano. ¿O va a quererlas de blanco marfil..?

Ahoy fue la inauguración oficial de nuestra colonia, con todo y representante gubernamental. Harta birria, pulquito y demás inflaciones como Dios manda, hasta que nuestro benefactor cayó como mandan los cánones, de cara al sol nocturnal y en el catre de la Jitomata, que aquí el Chilillo le conchavó por vía de agradecimiento. Bueno, está usté enterado. Nosotros pasamos a retirarnos, y a ver usté cuando se nos da un voltión.

– ¿A mi edad? ¿no será un cambio muy drástico?

Un nombre nomás, pero qué nombre supo escoger nuestro benefactor. Un nombre y dos apellidos ante los cuales doberman y granaderos reculan. Chaoíto, y reciba un saludo de la comunidad recién bautizada por su primo el Jerásimo, o sea nuestra Colonia Presidente Carlos Salinas de Gortari…

Se retiraron. Eso, en 1988, con el impostor recién impuesto a punta de fraudes. Hoy, 18 años después, de repente me cayeron aquellos prófugos del desastre: «Los que alcanzamos a escapar. Otros están golpeados, o en La Palma, o desaparecidos, de plano. Todo por hacerle caso, qué poca la suya». (Me extrañó, porque hace 18 años fue todo un éxito.)

Y ahí me llevan hasta un predio blindado de granaderos. Afuera, tizones y enseres domésticos en desparramadero, ándele, a tiznarse ayudando a recoger del suelo restos de peltre recalentados. Porque «cuando llegaron preventivos, trasca-vos, doberman con granaderos de alto poder, nosotros les señalamos la manta con el flamante letrero que usté nos aconsejó. Pero todo fue verlo y que los perros se vuelven granaderos, y los granaderos, perros. Del mal. Y mire la tizna que nos acomodaron y lo que quedó del letrero». Leí, manta chamuscada: «Colonia Presidente Felipe Calderón». (Lástima….)

Estas ruinas que ves…

Sabia virtud de conocer el tiempo, que dijo aquél. A tiempo hablar y silenciarse a tiempo. Yo, imprudente de mí, no supe a tiempo cerrar la boca, y hablé a lo imprudente, y me puse a aconsejar a mis víctimas una estrategia que funcionó en el México de 1988, pero que hoy resultó obsoleta, anacrónica, y que sólo fue a provocar penas y lloros en los aturdidos que acataron mis indicaciones. Y qué hacer, sino contemplar el desastre…

Un desastre que me pasó a tiznar. Ahora aquí estoy, solo y mi alma y lamentoso, después de que hace unas horas apenas, con fondo de llamas, chamusquina y ruinas en rescoldo, una turba agredida me tiznó, humilló, vilipendió y si no me pasó a linchar fue porque mi muerte, dijeron, no compensaba el gasto de Magna, y la tractolina no les funcionó. Culpa mía, que no supe calibrar los tiempos políticos. Pero sí, voy a barajárselas más despacio.

El principio de la historia, con el final feliz, ocurrió en este misma estancia de mi depto. de Cádiz, en la Mixcoac Insurgentes, allá por 1988, me acuerdo. Un mediocre Miguel de la Madrid, cejas alacranadas, había decidido que su sucesor fuera Carlos Salinas, el neoliberal. ¿Lo recuerda alguno? ¿Alguno podría olvidarlo? Contra la voluntad de las masas el «compatriota» fue designado presidente electo, acción que exasperó a unas multitudes que copetearon el zócalo de la ciudad e interrogaban a Cárdenas, presunto despojado de la banda presidencial, sobre el próximo paso a seguir. (Cuauhtémoc andaba en la cresta de la ola política y con su fama pública aún sin tiznar) El muy hijo del Tata Cárdenas así exhortó a los cientos de miles:

– Nada podemos hacer, váyanse a su casa…

-Tiempo y destiempo. ¿Qué es hoy Cuauhtémoc, ese ex-empleado de un tal Fox (Dios lo haya perdonado) en organización de patrio centenarios y bicentenarios? En fin. Pero sigo con la crónica. La turba que ayer mismo, ya al pardear, me violó (¡sólo en mis derechos humanos!) es idéntica a la que en 1988 acudió a esta misma estancia, y me abrumaba a elogios. «Porque usté es el asesor de su primo el Jerásimo«. Me acuerdo. Salinas acababa de enjaretarse la banda presidencial. A la pura ley de sus hovos, que se aprovechó de que de esos nosotros andábamos muy escasos. Sería por ahí de la media tarde de aquel diciembre de 1988 cuando llegó aquella comisión de vecinos. «De La Tusanía, valedor«. Un extenso terreno de algún incierto propietario del sexenio anterior, situado en algún punto incierto al oriente de la ciudad, que habían tenido a bien invadir inciertos recién llegados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca. Estaba yo con todo el Heródoto en las manos (el historiador), cuando sonó el timbre de la puerta. Fui a abrir, y entonces…

Yo, incrédulo, al escuchar el propósito de la vista de aquellos de chamarra, camisetas de los Dodgers y cotorinas color solferino: «¿Mi primo, dicen ustedes? ¿Están seguros? ¿Cómo va a ser benefactor el Jerásimo?»

– Al mero primo de usté nos referimos, cómo tiznados no, pos cuál otro Jerásimo iba a ser, si como ese cristiano no hay dos. ¿No, tú, Rodrigón?

– Sí pues. Nosotros venimos a comunicarle que por él no se aflija, que mañana o pasado volverá al redil. ¿Verdá, tú, Checo Chacón?

(Así que no andaba perdido el Jerásimo. Y yo que lo anduve rastreando en morgues, cárceles clandestinas, piqueras, pulquerías, PRIs y otros burdeles de esos, y el muy licenciado andaba de benefactor. Haya cosa…)

– De benefactor, como lo oye. Usté debiera saberlo, ¿o no es su asesor? Orita el señor licenciado está en nuestra colonia, muy quitado de pena.

– Y cómo fregaos no, si está pero que bien entrepiernao en las de una señito que le conchabó aquí éste. ¿No, tú?

– De segundo cachete, pero todavía de agasajo, con unas, mire: de este pelo.
Caramba con el Jerásimo. Les repartí aquella infusión de yerbas aromáticas. «Así que el Jerásimo, benefactor…»

– Y bien benefactor, ¿no, tú, Dientefrío? Con la asesoría de usté, claro.

– Sucedió, ¿verdá?, que la noche ora sí que del día de antier, ya por ai de la madrugada, los señores colones nos encontrábamos todos jetones, muy quitados de la pena, cuando en eso ¡tíznale! (con perdón), que oímos el altoparlante de aquella patrulla: «¡Los tenemos radiados..!»

?rale. Y a esconder la mota, las grapas, los pomos, que es lo primero que se agandallan los muy mendigos. Allá afuera: «¡No se hagan, paracaidistas! ¡Salgan pa’ afuera con las dos en alto! ¡Tienen 30 minutos pa’ evacuar..!»

«¡Ya evacuamos anoche mi comanche!» -aclaró la vieja aquí de mi compa Chemaria. «¡No se hagan! ¡Evacuar el predio! ¡Evacúenlo, pero ya, si quieren salir por su propio pie y no con las dos patas por delante! ¡Evacúen, antes que canten macanas y se las hágamos de gas!» Yo, oyendo el altoparlante me tallé los dos y… (Mañana)

Leña verde

El rastro de los perseguidos lo acabo de ubicar en Oaxaca Del perseguidor sé que llevó hasta Turquía su piel de oveja. A los herederos la Teología de la Liberación, que se inspira en el Evangelio vivo para involucrarse en las luchas populares, los reconocí en sacerdotes del bajo clero como los párrocos Jorge Villa y José Rentería, y las parroquias que en los días críticos del plantón de la Asamblea de los Pueblos de Oaxaca, la APPO, repartieron diariamente comida para varios miles de gentes. Leí hace tiempo en Reforma:

Los dos sacerdotes más afectados por las disposiciones de Roma (por el inquisidor Joseph Ratzinger) fueron en ese tiempo el brasileño Leonardo Boff y el peruano Gustavo Gutiérrez.

Boff, Gutiérrez. Apenas leído estos nombres bajé a mi biblioteca y busqué rastros de las dos víctimas de Ratzinger, el inquisidor. Y sí, entre los libros que analizan la Teología de la Liberación fui a dar con elocuentes referencias de los beneméritos del ala progresista (catequesis, acciones) de la Iglesia Católica. Mis valedores: ahora me entero de la Teología de la Liberación en su esencia y por qué el inquisidor moteja a los Hélder Cámara, Boff, Gutiérrez, Casaldáliga, Samuel Ruiz, Vera, etc., de «pseudo-teólogos». Seis, siete siglos atrás ya los hubiese quemado en la hoguera Leña verde…

Por que quede claro en algunos ese retorno a la palabra viva del Evangelio que los satanizados de Ratzinger han proclamado en nuestra América, aquí sintetizo voces, historia mensajes de la «palabra nueva»:

Que esa corriente evangélica nace después del fracaso del desarrollismo (años 50) que tantas expectativas produjera en tantos. Que es entonces cuando el subdesarrollo de los pueblos pobres, como un hecho global, aparece en su verdadera faz: como el subproducto histórico del desarrollo de otros países. «La dinámica de la economía capitalista lleva al establecimiento de un centro y una periferia, y simultáneamente genera progreso y riqueza creciente para los menos y desequilibrios sociales, tensiones políticas y pobreza para los más». Campo abonado para la nueva catequesis: «Caracterizar a Latinoamérica como un continente dominado y oprimido conduce a hablar de liberación y, sobre todo, a participar en el proceso que lleva a ella Se trata de un término que expresa una nueva postura del hombre latinoamericano».

Liberación. Surge, por un lado, el foquismo guerrillero, que a corto plazo pretende movilizar a las masas. Fracasa Dígalo, si no, la estrategia del Che Guevara, el símbolo. Se intenta, por otro lado, la tan cuestionable «vía electoral». Nada Otra opción: «Sacerdotes y religiosos, en proporción cada vez mayor, buscan participación más activa en las decisiones pastorales de la Iglesia Pero buscan, sobre todo, que ésta rompa sus solidaridades con un orden injusto y que, en una renovada fidelidad al Señor que la convoca y al Evangelio que ella predica, comprometa su suerte con la de aquéllos que sufren miseria y despojo». Categórico. «Por eso es de primera importancia separar la Iglesia del Estado, para liberarla de las ataduras temporales y de la imagen que da de su vinculación con el poder. La hará más libre de compromisos, más apta para hablar, mostrará con ello que, para realizar su misión, confía más en la fuerza del Señor que en la fuerza del poder, y podrá encontrar la única vinculación terrena que le corresponde: la comunión con los desheredados de nuestro país, sus inquietudes y sus luchas».

Pues sí, pero con mucha frecuencia tal apostolado empuja a los teólogos a la fricción, la confrontación con obispos locales y nuncios apostólicos, situación que tiende a agravarse porque «consideramos un derecho y un deber denunciar como señales del mal y del pecado la injusticia salarial, las privaciones del pan cotidiano, la explotación del pobre y de la nación, la opresión de la libertad. Un hombre nuevo y una nueva sociedad no pueden buscarse a través de vías capitalistas, porque los móviles inherentes a todo tipo de capitalismo son el lucro privado y la propiedad privada para el lucro».

Y que cuando un Sistema deja de asegurar el bien común en beneficio del interés de unos cuantos, la Iglesia no sólo debe denunciar la injusticia sino además separarse del Sistema inicuo. Obispos mexicanos:

– Nadie debe dejarse intimidar por quienes fingiendo celo por la «pureza» y la «dignidad» de la acción sacerdotal religiosa, tachan de «política» tal intervención de la Iglesia Tan falso celo suele encubrir la intención de imponer la ley del silencio cuando urge, por contras, «prestarles voz a los que sufren la injusticia, y urge desarrollar la responsabilidad social y política del pueblo de Dios, ese Dios que en la plenitud de los tiempos envía a su Hijo para que hecho carne venga a liberar a los hombres de todas las esclavitudes a que les tienen sujetos el pecado, la ignorancia el hambre, la miseria y la opresión, la injusticia y el odio» En eso… ¡Ratzinger! (Seguiré con el tema)

¡FMI!¡Fox¡ ¡Calderón..!

El Neoliberalismo implanta una seudo-democracia que reduce las libertades políticas al voto con el que las masas eligen proyectos de gobierno que no están en posibilidades de hacer cumplir…

La realidad objetiva, mis valedores: dos fueron las estrategias que se enfrentaron. Una de ellas ganó. Perdió la contraria. Sin más. La que perdió no me duele tanto como me duele la que ganó. Porque en el proceso electoral que culminó el 2 de julio pasado ganó la estrategia del Poder y perdió la que hicieron suya los pobres del país. El Poder ganó por apenas 0.56 por ciento de la votación, pero por ese 0.56 por ciento ganó todo, y todo lo perdió el candidato que perdió apenas por el 0.56 por ciento. Ganó el Poder al armar una elección de Estado y empedrada de trampas electorales. ¿El resultado? Ese lo exhibió el pasado 1 de diciembre la realidad objetiva: adentro, encuevado y entre estridentes desahogos de repudio, el triunfador. Afuera, furibundos, los miles de mexicanos que tomaron la calle y protestaban ruidosamente contra la imposición. Afuera, la tribuna al aire libre y la iracundia multitudinaria. Adentro, un bunker el Auditorio Nacional, donde un vencedor arropado por Ejército, armada y policías, celebraba el triunfo.

Y aquí alguno de ustedes me va a interpelar: «Pues sí, ¿pero qué me dices de la repulsa masiva, del repudio popular contra el impostor: protestas a gritos, fuerza física y verbal, estallidos callejeros de repudio, toma de calles y de tribunas, desplegados de prensa con cientos, miles de firmas contra la desmesura del Poder..?» Y yo le contesto:

– ¿Colaboradores, por ignorancia, del enemigo? Porque ruiderío y firmas de protesta, griterío y toma de calles, estridencias contra la imposición y explosiones populares, ¿cuándo han logrado el cambio estructural del país? «Ni los veo, ni los oigo, ni los siento, y háganle como quieran».

«¡Fox, ese zafio, urdió el fraude!», dirá algún otro, y yo le respondo: ¿Zafio el expresidente? Claro, sí, por supuesto, y corriente y vulgar. Inculto, sí, por supuesto, ordinario, grosero, mandilón y patán sin la estatura ya no digamos de estadista, pero ni siquiera de funcionario público de segundo nivel, pero Fox llevó a cabo la hazaña de imponernos el continuismo seis años más con uno chaparrito, peloncito, jetoncito, de lentes, infinitamente más mediocre que el más mediocre de todos sus antecesores, el Nopalito Ortiz Rubio. Y para lograr lo increíble, Fox el cerril sólo necesitó el apoyo de la Super-estructura, vale decir: el gobierno y las cúpulas castrense, financiera, económica, clerical, de la industria del periodismo y de esos organismos corporativos de control obrero que nombran «sindicatos», al parejo de los intelectuales orgánicos y los propios partidos políticos. Todos. Incluyendo a la cúpula del PRD, que integran los prófugos del talamantismo pragmático-utilitarista y los renegados del extinto Comunista Mexicano, hoy oficiantes de la «cultura de la derrota» que a escala personal se benefician con la caída de su partido. La estrategia del Poder, Casa Blanca detrás, lo llevó al triunfo. ¿Cuál fue, cuál sigue siendo la estrategia que le opusieron y oponen los millones que vieron caer esa esperanza denominada López Obrador? Toma de calles, concentración de masas, consignas vituperosas, clausuras «simbólicas» de oficinas públicas. Lo usual. Lo que la historia grita, jura y perjura que no da como para lograr ese cambio histórico que le urge al paisanaje y que sólo él puede llevar a cabo. Organizado no en muchedumbres, sino en comités ciudadanos autogestionarios. Mis valedores…

Estas son las masas. Este es el Poder. Este es México, el de la conciencia nacional, brutalmente violentada. Pero también es el México de unas masas que se niegan a asumir y siguen delegando en el santón, el mesías, el líder al que le entregan su libertad personal y en el que depositan su esperanza de que les consiga el cambio de las conflictivas condiciones en que mal sobreviven. Y hoy, como ayer, ahí restallan, contundentes, los conceptos del filósofo de la ciencia política: «El cambio benéfico en las condiciones del paisanaje es tarea ineludible del paisanaje mismo». Sin más. No hay de otra…

¿Pero cuándo unas masas ansiosas de líder van a hacer un ejercicio de autocrítica y caer en la cuenta de algo que certifican la Historia y la realidad objetiva? Que delegando en el carismático nunca van a lograr ese cambio histórico, al que se opone, como hoy lo certifica una vez más, ese Sistema de poder que aplica la estrategia adecuada a las circunstancias históricas. Lóbrego.

Las políticas económicas neoliberales son contrarias a la democracia, dañan la soberanía y la justicia social y privatizan el Estado en favor de los grupos de poder y en detrimento de los intereses de las grandes mayorías. Neoliberalismo. Fox. (¡Calderón!)

Si su madre hubiese abortado

A la espera del final de la trifulca que se escenifica a esta horas en el jacalón de San Lázaro para luego opinar al respecto, remato aquí el tema del aborto clandestino que se practica diariamente en nuestro país, un problema tanto o más abrojudo que el de ciertos políticos a cuyas madres, lástima, no les dio por abortar. Exacto, sí, como ese o esos en el o los que están ustedes pensando (¿en un chaparrito, peloncito, etc.? ¿En esos fementidos que a la ley de sus puras criadillas y contra la voluntad de todo un paisanaje nos encaramaron hasta Los Pinos?) En fin. El aborto clandestino y la estridente protesta de Norbertos, Limones providas y Onésimos. El testimonio del especialista:

En México, coexisten dos países, uno ficticio y otro real. La contradicción entre estos dos niveles es descomunal. ¿Su consecuencia? El predominio de la mentira que, a su vez, es una de las causas de la corrupción y la inmoralidad públicas. El problema del aborto es un claro ejemplo de esta simulación. Las prohibiciones contra el aborto prolongan y fortifican el país irreal, el país de las frases frente al país real, el país de los hechos. «Esta es una de las razones que nos hacen pensar que la legislación que condena la práctica del aborto debe suprimirse».

Y que aquí las mujeres abortan, pero queremos creer que no lo hacen; el Estado cree que castigar el aborto y por ello quiere creer que no existe. El número de juzgados y sentenciados por este delito es casi imperceptible frente a los millones de abortos desde que están en vigor las leyes actuales. La sociedad mexicana cierra los ojos ante el aborto mientras lo practica a escondidas, y el fenómeno sigue en aumento por la actitud puritana del Estado de mantener una norma legal impracticable. «El Estado debe ser imparcial, reconocer que el aborto no es un delito; aceptar que cae en la jurisdicción de la moral que individual y que la decisión atañe a la pareja, esencialmente a la mujer».

Así como el Estado no puede obligar a las mujeres a confesarse, comulgar o practicar cualquier otro rito, tampoco debe convertir un problema de moralidad Intima, como el aborto, en un delito».

Y que el aborto es una arma de dos filos con connotaciones muy negativas: asesinato, crimen, pecado, homicidio, libertinaje, destrucción, egoísmo. «Puras razones morales para ignorar las de tipo social y económico (…) Quienes se oponen al aborto, siempre en función de sus intereses de clase y de posición ideológica, son los partidos políticos y profesionales de la clase media, organizaciones patronales, eclesiásticas y religiosas y caciques regionales (…) Ello propicia una monstruosa demanda de abortos, un mercado negro e ilegal practicado por mercaderes (…) Pero el aborto es un problema de derechos humanos, algo que debe decidir fundamentalmente la mujer. Ni la iglesia ni el Estado pueden disponer de él».

Y que no es, como se afirma, un problema de jóvenes, de solteras o de relaciones extra-conyugales u ocasionales. Que el aborto es practicado con más frecuencia por mujeres casadas, católicas, con hijos. Y es que según esa iglesia tradicional el producto de la fecundación es una persona humana desde el momento mismo de la concepción. Interrumpir el embarazo es atentar contra leyes divinas. Pero aun dentro de la misma iglesia se expresan alternativas a tal tesis, «de representantes eclesiásticos que tratan de ser congruentes con el marco social, ideológico y científico que están viviendo». Y es necesario lograr que la moral individual involucrada en un acto de aborto inducido no se vea contrariada por esquemas dogmáticas o totalizadores, sobre todo cuando no van de acuerdo a la realidad. Los analistas:

«Muchos representantes de la iglesia católica, que tienen un frente hipócrita de aparentes principios morales, abstractos y metafísicos, deben darse cuenta que, al obstaculizar los caminos para un correcto tratamiento del problema del aborto inducido, con sus amarillistas campañas sacrifican a muchas mujeres mexicanas, contribuyendo a elevar el terrible nivel de mortalidad femenina por causa de abortos complicados, practicados clandestinamente, y destruyendo así valores fundamentales, como el bien común, y la dignidad y el respeto a la vida de la persona humana que tanto profesan». El veredicto de los científicos, definitivo:

Fuera de consideraciones religiosas el feto es una persona humana en potencia; interrumpir su desarrollo vital carece del valor y las consecuencias que tendría en un ser humano actualizado. La mujer que aborta voluntariamente no califica al producto de su concepción como persona y, puesto que es ella a quien primordialmente corresponde el valorarlo, Interrumpir el proceso vital del producto de la concepción, hasta su viabilidad, no es inmoral o malo». ¿El resto? A la libertad de la conciencia. (Y ya).