Las supersticiones perpetúan el odio y la injusticia. Son residuos fósiles de creencias ya extinguidas; del remoto pasado, inmenso sepulcro, se levantan sus fantasmas para cruzar el paso a los que investigan la verdad. Son males que en el porvenir no tendrán remedio si es irreparable la mentira que esclaviza a los hombres y la ignorancia que los doméstica.
(J. Ingenieros.)
La industria de la superstición, mis valedores, esa plaga recurrente, esa grotesca supercherÃa que vive su época de oro a principios de cada año, cuando florece y echa su fruto mostrenco. ¿Los logreros? Los de cada dÃa y cada año.- brujas blancas, brujos «mayores» y las falsas pitonisas del cinescopio. ¿Sus vÃctimas? Los pobres de siempre, sobre todo de espÃritu, que se niegan a crecer, a madurar y, criaturas irremediables, andan en busca de la teta materna y la protección del padre castigador. Son esos crédulos que, impotentes para enfrentar por sà mismos los coletazos del áspero oficio del diario vivir, buscan la protección de la «limpia», el tarot y demás zarandajas de las que medran los charlatanes. El amuleto y el talismán, el tarot y la lectura de la mano. Los mensajes «estrelleros…»
– Pero no me admiro de tales crédulos, dijo el maestro en la tertulia de anoche. Lo que me asombra es que las vÃctimas voluntarias de las Amiras y demás brujas blancas de radio y televisión se digan católicos. Cómo admitir que quienes se afirman católicos que guÃan su conducta por las enseñanzas de la Biblia puedan creer en semejantes supercherÃas. ¿No, acaso, se los prohibe la Biblia? ¿No se los prohiben el Papa y los cardenales ? ¿Qué clase de catolicismo es el de esos pobres de espÃritu que asà recurren a aberraciones tales como el ensalmo y los amuletos de brujos, videntes y demás charlatanes…?
Silencio. «La religiosidad del católico:¿creer en su Dios, confiar en él o en Venus cuando anda en la cuarta casa de Júpiter y demás embustes? ¿Qué dice, al respecto, la Biblia, señor Valedor?»
Yo, amador y adicto al Libro, me encaminé al librero donde guardo mi colección de biblias en tanto a la mente se me venÃa el caso patético de aquel Manasés aturdido, un ignorante de porquerÃa, que con su afición al horóscopo y el talismán, irritó injustamente a Jehová (¡sà el católico quisiera entender!) Regresé con la antigua versión de Casiodoro de Reina. A la indicación del maestro leÃ, del LevÃtico, esto que continúa de advertencia para el católico:
«No os volváis a los encantadores y adivinos.- no los consultéis ensuciándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios». Y entonces, en Crónicas, el caso del crédulo, ignorante rey de los descendientes de Abraham:
«De 12 años era Manasés cuando comenzó a reinar, y 55 años reinó en Jerusalén. Mas hizo lo malo en ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las gentes que habÃa echado Jehová delante de los hijos de Israel. Porque Manases (…) adoró a todo el ejército de los cielos, y a él sirvió (…) Y miraba en los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba pitones (pithones, estúpida computadora. No pitones, como tú te empeñas en corregirme. ¿Quién va a saber más de pithones, tú o Jehová?) Consultaba pithones y encantadores, y subió de punto en hacer lo malo en ojos de Jehová para irritarle».
Vi que el maestro desplegaba un añejo ejemplar de Desde la fe, vocero oficial del Episcopado Mexicano, que es decir de Norberto Rivera, polÃtico y cardenal de la Iglesia Católica. Lo oÃmos leer en voz alta:
El acudir a prácticas de magia o de hechicerÃa mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo, aunque sea para procurarle su salud, además de ser gravemente contrarias a la virtud de la fe, son un fraude…
Un fraude, sÃ, contertulios, delito en el que caen esos charlatanes que desde la radio y el cinescopio inducen al pobre de espÃritu a creer en los astros, someterse a «limpias» y, por salir del bache económico, hundirse más al echarle dinero bueno al malo. A ver, señor Valedor: asà como tantos ejemplares de la Biblia, ¿tendrá también el Código penal?
Lo tengo. «Busque el delito de Fraude«. Lo busqué. En su artÃculo 386, lo advierte el Código.- «Comete el delito de fraude el que engañando a uno o aprovechándose del error en que éste se halla se hace ilÃcitamente de alguna cosa o alcanza un lucro indebido».
Y que el delito de fraude se castigará, según el monto de lo defraudado, con penas que van desde la multa en metálico a los dÃas, meses o años de prisión, que pueden llegar a 12. La tÃa Conchis, su mirada incisiva; y es que al siguiente dÃa, por culpa de Fox, yo tendrÃa que involucrar el paÃs en un rito mágico. (El tal, pronto.)
SÃ , es una lata el programa Words , yo mejor escribo mis borradores en el block de notas para evitar correcciones impertinentes.
Eso de la superstición se parece mucho a las campañas electorales ¿verdad?