En este pueblo sí hay ladrones

Un boquiflojo seré, y un imprudente, pero no un rencoroso. Ya perdoné a los contertulios. ¿El incidente? Anoche, cuando la tertulia degeneró hasta enlodarse en el tema (¡imagínense!) del residente de Los Pinos, nada menos que Fox, con todo y familia: sus pros, sus contras, sus asahagunes. Macabrón…

(La tertulia se inició con el tema humanísimo de cierta varona que en vida y muerte fue espejo y flor de virtudes cívicas, ella que con su pasamontañas y colorido huípil se nos quedó como seña de identidad de la lucha civil contra el Sistema de poder. La Lichona remató la apología de la Comandanta Ramona con la respuesta de la indígena al gobierno de Zedillo, que ofreció trasladarla desde su Chiapas hasta el DF para curarla de una enfermedad mortal de necesidad: «Nosotros nos levantamos en armas para que todos nuestros pueblos tengan salud, no para que ustedes me curen a mi…»

Silencio. Yo pensé en Leónidas, el espartano mientras moría por su patria frente a los guerreros persas de Jerjes.) Mozart en el aparato. El réquiem, a media voz. Cómo fue que, imprudente, salió ahí el joven juguero:

– Bueno, ¿y ora con quién fregaos va a dialogar Fox, si desde Bush el gringo hasta Evo el boliviano juran preferir una mentada de madre a hablar con él? ¿Qué se va a hacer con Fox ora que le zafen la banda presidencial?

– Ese, derechito a La Palma o al desván de la historia, dijo don Tintoreto, y La Maconda, neo-panista y adoradora de Diego el barbón: » ¡A reelegirlo! Yo coincido con El Chavo del Ocho: Vicente Fox es el mejor presidente que los mexicanos hemos tenido en los últimos cien años».

– Para mí (¡cómo fui a abrir la boca!), Fox es el indicado para presidir la Secretaria de Educación Pública. (¿Que qué? ¿Fox? ¡No lo hubiera dicho!)

Fue el maestro; el benemérito logró arrancarme de fauces y garras de la jauría. «Hablando de educación pública y la mega-biblioteca que tanto cacarea Fox, ¿sabe alguno cómo marchen los planes para fomentar la lectura en las masas? Ah, si las masas leyeran. Poema, cuento, novela. Sensibilidad, imaginación, vida interior. Oigan La oveja Negra, de ítalo Calvino, y adviertan lo que un relato puede ilustrarnos en torno a la realidad mexicana de hoy día.

La lectura amansó a mis verdugos-. «En aquel país todos eran ladrones. Por la noche cada uno de los habitantes salía con una ganzúa y una linterna sorda y saqueaba la casa del vecino. Al regresar, cargado, encontraba su casa desvalijada. Y todos vivían en concordia y sin daño, porque uno robaba al otro y éste a otro, y así hasta llegar al que robó al primero. El comercio sólo se practicaba en forma de fraude del que vendía y del que compraba. El gobierno era una asociación creada para delinquir en perjuicio de sus gobernados; éstos, por su lado, sólo pensaban en defraudar al gobierno. La vida transcurría sin tropiezos, y no había ricos no pobres. Pero apareció un hombre honrado».

Y que él, por la noche, en lugar de salir a robar, se quedaba en casa, leyendo. Llegaban los ladrones, veían luz y no subían. Esto duró un tiempo; después hubo que darle a entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no dejar hacer a los demás. Cada noche que pasaba en casa era una familia que no comía al día siguiente. Frente a estas razones el hombre honrado no podía oponerse. También él empezó a salir por la noche para regresar al alba, pero no iba a robar. Era honrado. Iba hasta el puente y se quedaba mirando pasar el agua. Volvía a casa y la encontraba saqueada.

En menos de una semana el hombre honrado se encontró sin un céntimo, sin tener qué comer, con la casa vacía. Pero lo malo era que su conducta provocaba un gran desorden-, él se dejaba robar todo y entre tanto no robaba a nadie; de modo que había siempre alguien que al regresar al alba encontraba su casa intacta: la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que al cabo de un tiempo los que no eran robados llegaron a ser más ricos que los otros y no quisieron seguir robando. Y por otro lado, los que iban a robar a la casa del hombre honrado la encontraban siempre vacía; de modo que se volvían pobres. Así, los que se habían vuelto ricos se habituaron a ir también por las noches al puente, a ver correr el agua. Esto aumentó la confusión, porque hubo muchos otros que se hicieron ricos y muchos otros que se hicieron pobres.

«Había ricos tan ricos que ya no tenían por qué robar o mandar a robar para seguir siendo ricos, pero si no robaban empobrecerían porque los pobres les robaban. Así, pagaron a los más pobres de los pobres para defender sus casas de los otros pobres, y así inventaron la policía y las cárceles. Pocos años después del arribo del honrado ya no se hablaba de robar o de ser robados, sólo de ser ricos o pobres, pero todos seguían siendo ladrones. El único honrado no tardó en morirse de hambre». ¿No resulta elocuente, ilustrativa, la ficción? ¿No valdría la pena que las masas leyeran? ¿Cuál sería el país, cuál la moraleja? (Pues…)

4 opiniones en “En este pueblo sí hay ladrones”

  1. La moraleja es , que en esta página hace falta la sección de Humanísimo Valedor . ¿No es la moraleja? Bueno a ver quien propone otra mejor.

  2. Pues yo creo que todo esto está como la celebre filosofía Humanitas de Quincas Borbas, asi que la moraleja sería algo muy parecido a: «¡Al vencedor las patatas!»

    Por cierto seria muy feo que las masas leyeran, o por lo menos que leyeran las cosas que valen la pena. De ser así, por ejemplo, nadie leeria los blogs.

  3. no es ficción el relato, actualmente los ricos no va a ver pasar el rio, siguen robando, los pobres robamos a través de robo hormiga en centros comerciales, robo de luz, alterando medidores o simplemente colgándonos, sin pagar lo que el gobierno exige a traves de los multiples impuestos y mecanismos para hacerlo, el rico quiere ser cada vez mas rico y el pobre se las ingenia para subsistir

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