Les conté ayer, mis valedores, que la curiosidad por conocer la picana instrumento hoy felizmente desterrado de los métodos policíacos para hacer confesar al sospechoso de ser sospechoso de algo levemente sospechoso, me llevó a solicitar de mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins., una entrevista con algún judicial o de la AFI, por si de casualidad había oído hablar de la tortura y de uno de sus instrumentos científicos, la picana El Jerásimo me condujo hasta el cubil de su amigo, de la AFI, a donde llegamos por un corredor que da a un sótano que da a un socavón que da en las narices con su aliento pestífero a humedad y desechos hu manos. De casualidad conocía la picana «Señor: ¿cómo fue introducida a nuestro país?»
– Por atrás, como siempre.
– Su forma ¿de cautín, de rasuradora eléctrica? ¿Se enchufa a la corriente? Si es de pilas, ya oigo al judicial a medias de una sesión justiciera: «Ay, en la madre, güey, estoy operando con las baterías bajas. A ver, madrina Chilaquil, váyase de volón a la farmacia Cristo Rey y cómpreme un juego de repuesto, o el juego va a ser aquí para mi sospechoso. ¡Y tú, jijodiún! ¿Por qué te quejabas, si apenas te estaba haciendo cosquillitas en el aquellito..?»
¿Son de fabricación nacional, se consiguen de fayuca en Tepis Company? ¿Cómo se dice picana en inglés? ¿Y en hebreo? Si son chinas o japonesas traerán radio, calendario y despertador. De ser made in México, cuando fallen habrá que usarlas como marro, ¿no? » ¡Habla carbón, o te deshago la choya apicanazos..!»A la acción de utilizar la picana ¿cómo se le llama? ¿Picanear, picanizar? ¿Algún modismo vernáculo? Ya que se inicia la primera sesión de tortura del día ¿la picana la consiguen mediante vale en el almacén? ¿Dejan importe? ¿O tal vez cada elemento de la Justicia tuvo que agenciarse su propio instrumento? «Híjole, manís, qué chillada comprastes, me cái. No que la mía ya no pasa la verificación, menos el alcoholímetro, güey. ¿Y con qué suertudo la vas a estrenar, güey?»
Cuando una picana se descompone, señor, ¿cuentan ustedes con un técnico especialista en reparación de picanas? O a lo mejor se la llevan al técnico de la esquina «Ándale, maestrín, que dejé a mi sospechoso ora sí que en están bai» «No, mi comanche, yo sólo sé de picadoras de fruta y batidoras de huevos». «Ah, ¿y esta no lo es? ¿Quieres comprobarlo? ¿Ah,verdá,güey…»
¿Las picanas son lavables? Ya que se terminó de impartir Justicia, ¿hay que pasarles una franela con aceite, con alcohol? Sí, usted sabe: moquis, cadejos de greña saliva sudor, caspa cachos de cuero cabelludo, sangraza heces fecales, esputos -no de los que usted cree. ¿Ronronean como gatos satisfechos? ¿Chillan como gatos en celo? ¿Parecen llorar, pujar, lamentarse o suenan como un bramido, en contrapunto con el bramido del sospechoso? ¿Tiene punta de forma adaptable a senos, axilas, orejas, lengua vagina vulva ano, testículos? ¿O son testículos y ano los que han de adaptarse a la punta de la picana? Al accionarla señor de la AFI, ¿vuelve de lado su rostro? ¿Traba las quijadas? ¿O la acciona a lo artesanal, como quien trasquila borregas? Cuando picanea mujeres, ¿se excita, suspira, le da por lo sentimental? ¿Recuerda usted si de niño recibió besos de su madre? Al término de un día de labor y ya rumbo a casa, ¿tiene, aguardándolo, una Nallieli que le bese esa mano que sostuvo la picana? ¿Tiene un Tomás primogénito? De tenerlo, ¿puede mirarlo a los ojos? En la noche, señor, ¿puede fundirse carne a carne con su amantísima? Luego…¿dormir? De dormir, ¿sueña? De soñar, ¿qué clase de sueños? Dice Fox que en México se desterró la tortura y Fox nunca miente. ¿Entonces? ¿Cuántas picanas calcula usted que han quedado fuera de servicio? Ahora que están ya en desuso, ¿no se pudiesen aprovechar para algún otra actividad? Pirograbado, tal vez. Como vibradores Consoladores. En fin.
Mis valedores: el de la AFI, que hasta entonces me había escuchado en silencio y atejonado en las sombras, de repente se me vino encima, me prendió del pescuezo superior, me atenazó con los brazos y me descoyuntaba las vértebras. Yo, la asfixia.» ¡Orita contesto tu interrogatorio, carbón!» – – ¡Au… áu… gilio… Gegágimo..!
En fin. Al rato me reponía en el sillón de la estancia. Trasudado, tembloriqueando, la cara estremecida de tics, con manos temblonas afianzaba el pocilio de tila con cuachalalá que me aprontaba mi única. «Pobrín de mi amor. ¿Pues a dónde lo llevó usted, licenciado Jerásimo?»
El cual me miraba y sonreía, el muy burlón: «Si nomás lo llevé a la cárcel clandestina que el gobierno ha puesto al servicio de esta colonia Tu reportaje sobre la picana, bigotón, ¿cuando sale en Alerta? Yo conozco la técnica del Yaraguán, y… Te la enchufó, ¿verda? Su picana». Y sonreía, el muy… (En fin.)