Sepulcros blanqueados

Tartufos son, y simuladores, que ante la atroz pandemia del SIDA fingen interesarse y colaborar (¡orar!) en el «alivio» de esos millones de desdichados que tal vez a esta misma hora agonizan en Africa y Latinoamérica, principalmente. Gesticuladores son, el Papa de Roma a los obispos del mundo. Y si no, a los pruebas:

El Día Mundial de Lucha contra el SIDA (lo. de este mes) lo proclamó Joseph Ratzinger, pontífice: «Yo me siento cercano a los enfermos de SIDA y a sus familiares, invoco para ellos la ayuda y el consuelo del Señor, y aliento las numerosas iniciativas promovidas para acabar con esta enfermedad…»

¿Ah, sí? ¿Y no era Ratzinger el Gran Inquisidor cuando Jerónimo Prigione, nuncio del Vaticano en nuestro país, se engrifaba de indignación?

Me indignan las promociones que se han hecho para el uso del condón. Es darle medios a los jóvenes para que se sigan revolcando en el lodo…

¿No era ya (todavía) inquisidor cuando los aspavientos de un José Melgoza, obispo emérito de Ciudad Nezahualcóyotl?

¡Para la Iglesia, el sida es un gravísimo problema de moralidad pública, y esto es lo que nuestro gobierno no quiere reconocer, y limita el problema al ámbito de la salud, imagínense…!

Pues sí, pero no, que el SIDA, como lo afirma el filósofo Mark Platts, «no es un asunto de moral, sino de salud pública».

Y que más allá de lo que la Iglesia Católica diga de nuestra conducta privada, la del SIDA es una situación conflictiva que las autoridades de salud pública tienen obligación constitucional de atender de inmediato. Y a propósito: ¿qué hacen las autoridades para detener la propagación del SIDA? Pero, sobre todas las cosas: ¿qué hacemos nosotros para no ir a dar de cabeza en la mortal pandemia? Todavía hace unos años la Organización de las Naciones Unidas solicitaba a la Iglesia Católica de nuestro país, dueña de un descomunal ascendiente sobre la gran mayoría de los mexicanos, que se sumara a la lucha contra el SIDA. La respuesta del alto clero:

Cd. del Vaticano: «La espectacular ceremonia presidida por el cardenal Otunga, que quemó preservativos en público, sigue siendo el símbolo de la actitud general de la Iglesia católica hacia este método profiláctico, confirmada por el criterio de los obispos del mundo entero». En México, los obispos:

«Contra el SIDA, castidad es el mejor remedio. ¿El condón? Mucha gente lo usa, ¿pero está permitido de acuerdo a la doctrina católica? definitivamente: el condón no es éticamente permisible. Para la Iglesia, bloquear artificialmente la transmisión de vida no es moral. La vida producida en una relación sexual no pertenece al hombre, sino a Dios». Además, el condón no sirve de gran cosa. La solución es la castidad en el matrimonio y fuera del matrimonio, aun si parece que va contra la corriente en una sociedad como la de hoy, que resulta pansexual.

Solución con la que coincide G. W. Bush, ese que es misticoide más que político, cuando el alto clero es mucho más político que amante del misticismo:

«Yo estoy a favor de la abstinencia, de la castidad y, en último caso, del condón».» ¿El condón? (Los obispos mexicanos.) ¿Para qué el condón? ¿Para seguir buscando el placer por el placer mismo? ¿No está fuera de las enseñanzas de Cristo? ¡La Iglesia rechaza el uso del condón, pues esto lo que hace es hundir en el fango a la juventud, en lugar de darle la mano a los jóvenes para que salgan del lodo! ¡Continencia! ¡Castidad! ¡Fidelidad matrimonial! Estas tres virtudes propuestas por la Iglesia son el mejor remedio para el contagio, porque son las propuestas del Evangelio para combatir el SIDA! ¡La grave amenaza del SIDA viene del abuso de la sexualidad! ¡Es una equivocación buscar el placer por el placer. El recto camino debe ser el uso legítimo de ese placer! ¡El placer sexual no debe verse como un fin, sino sólo como un medio hacia la paternidad o,la maternidad..!»

» ¡Usar preservativos y seguir haciendo el amor! Esto continúa siendo el método de nuestras autoridades. ¡Es una barbaridad! Intentan proteger la salud promoviendo el vicio. El amor, para ellos, es el gozo del placer, y no buscar el bien de la persona amada. El abuso del sexo es el que se ha convertido en un problema de moralidad pública, no de salud! Ahora que los enfermos de SIDA no deben convertirse en héroes, no lo merecen. Son seres enfermos. La homosexualidad es un verdadero crimen, y la Iglesia Católica rechaza a los homosexuales así como el uso del condón, fuente de prostitución.» La Unión Nac. de Padres de Familia, contra las campañas que intenta la Sec. de Salud:

«¿Dónde estarías tú si tu padre hubiese usado el condón..?»

Ad Majorem Dei Gloria. Laus Deo. (Dios…)

2 opiniones en “Sepulcros blanqueados”

  1. La verdad es que yo dudo mucho que la opinión de la Iglesia Católica tenga una gran influencia entre los católicos mexicanos , yo creo que quienes obedecen acríticamente a los jerarcas católicos son tan sólo un pequeño grupo fanatizado de la población y creo también que cualquiera que tenga el cerebro tan pequeño como para obedecer lo que señala la Iglesia Católica en materia del uso del condón merece , sólo por eso, contraer el SIDA.

  2. Realmente resulta difícil encontrar diferencias entre la moralidad de los políticos y del alto clero. Con su dicho nos quieren convencer y lo logran con la gran mayoría de la población. Pero para quienes podemos ver objetivamente sus acciones nos damos cuenta de la trampa que nos tienden.
    El único camino para no caer en las trampas, es el que nos ofrece con sus enseñanzas el maestro Tomas Mojarro y cuando menos yo, hago todo lo posible en la medida de mis posibilidades para permanecer inmune a las trampas que nos tienden a través de los medios de condicionamiento de masas. Desde hace más de 3 años, solamente veo la televisión durante 2 minutos antes de acostarme, pero apagada porque es la única forma en que no causa daño.

    Saludos y felicitaciones

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