¡Los pendejos,nunca..!

Y cuánta actualidad, qué de simbolismos encierra el episodio mínimo, cotidiano y vulgar, que ocurrió hace algunos ayeres ante el ministerio público de algún barrio bravo de por los rumbos de Tepis Company, donde fueron presentados rijosos varios de vecindad, entre ellos un marido ofendido y el propio ofensor, todos tundidos a golpes. El agente del ministerio público:

– A ver, la de la mini: ¿a usted la moretearon en el lugar de la refriega?

– ¡Ta fácil! ¡A ese lo cuido más que a mi vida, si es el que me da de comer. Fue más abajito donde recibí la madriza. Acá, mire, a medio muslo.

– No es necesario, señorita, bájese su falda. Pero a ver si nos acabamos de entender. Cabo Gorgonio, ríndame ora sí que su parte de novedades.

– O sea: las nueve familias que ante usté comparecen, señor juez, en compañía de estos siete perros cómplices, estaban pero que bien trenzados y al unísono madrificándose, o sea: rompiéndose todo lo que se llama…

– Al agüelito este le tuvieron que meter siete puntadas en la Roja…

– Qué pasó, no me ponga en mal aquí con las damas. Fue en el cachete.

– A la señito que acaba de cantar la guácara le almenistraron medio litro de suero ora sí que glucosado, sólo que el médico de guardia, verdá, cayó víctima de acoso sexual por la jefa de afanadoras, y a la señito la tuvo que atender uno del escuadrón de rescate. No ha de saber mucho de sueros, porque se lo aplicó por la vía bocal, o sea por la boca, campechaneándoselo con sidralito pa rebajarle lo saladón. Item más…

– Pero aquí en su lista reportan una lesionada de gravedad.

– Ah, sí, una solterita. Ahí está en la patrulla, descansando y reponiéndose de su gravedad. Fueron cuatitos. Que nos invitan de padrinos a todo el escuadrón, y que va a haber bailongo, que a ver si no nos apretamos con el bolo. Usté dirá si los honramos con nuestra presencia, señor juez.

– ¡Mire a la vieja cusca!

– ¡Cusca la más longeva de tu accesoria, mendiga jiricuenta!

– ¡Sujételas, cabo Mamés!

– ¡No Mames, que a mi gorda ningún blue demon me la sujeta de las ésas! ¡Pa eso Dios le dio las otras, o sea las manos y los brazos! » ¡Y tú, Lugarda, desfiéndete! ¡Si hasta parece que te cuachalangan los agarrones del gendarme tripón!

– Ah, paisas, paisas, cuándo se les quitara lo paisas. Por lo pronto les voy a dar tambo a todos, ya mañana Dios dirá. Entiendan que su delito es muy delicado, porque con su conducta deshonran una entrañable institución mexicana como es la típica, la vernácula vecindad. Voy a aplicarles la ley por parejo, o sea que aquí se tiznaron todos, incluyendo a los guaguás.

– Momento, Su Señoría…

– ¡Eso, que hable el merolico! ¡Pásenle un cacho de estopa o de perdida un clinis pa que se limpie la sangre y
pueda frasear como Dios manda.

– Su Señoría, respetuosamente: ¿así que a nosotros, por léperos y broncudos, nos va usted a enchiquerar? ¿Por léperos y broncudos? ¿Por majaderos nos va a dar pa dentro? «El perro a los 15 días abre los ojos, ¡Los pendejos nunca..!»

– ¡Áhijuesú! ¡Cabo Chimeco, ¿qué no oye que están pendejiándome?

– No, cómo pasa a creer. Eso fue lo que en pleno palacio legislativo dijo al panista Toscano el priísta Nazar. Señor juez: ¿A nosotros castigarnos y los diputados rijosos libres e impúnicos? ¿Es eso aplicar la ley por parejo? Porque nosotros, los de la vecindad, nos dijimos insultos, pero si con la boca ofendimos, la boca fue la que nos pasamos a partir. Los de la «vernácula» vecindad no anduvimos insultando al amparo de ningún fuero, ni atrepellando ni ofendiendo el recinto legislativo. Y nos van a enchiquerar. ¿Estado de derecho, señor juez? ¿Pareja la ley? Su Señoría: si hay más dignidad en el recinto legislativo que en la «típica» vecindad, entonces nuestro delito es menor que el perpetrado en San Lázaro, y son los legisladores los que nos deben anteceder ante la ley, porque su delito, el de vejar, befar y empuercar los símbolos patrios, es mayor que el de nosotros, los de la «típica vecindad». Ora que si el nuestro es delito y el de elfos no, eso significa, Su Señoría, que nuestra vecindad tiene mucho más honra bajo techo que todo San Lázaro, y entonces no sea San Lázaro, sino la vecindad de Mecánicos y Tabiqueros, la que represente al país como su máxima tribuna, porque si analizamos…

– ¡Cabo Chilón! Responda la contundencia dialéctica del tolete, o a nombre de la punta de pendejos del Legislativo voy a acabar ofreciéndoselas aquí al merolico, mis disculpas, y al de los cuernos también, y a su adulterita y compinches de la típica vecindad, con todo y los que los abren a los 15 días, los guaguás. ¡Pero éitale, sésguele, que me salpica el terno de hemoglobina!

(Pa su…)

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