Mediocres, irracionales

El respeto a la vida, mis valedores, ya sea de un individuo, de un insecto o de un irracional. Al referirse al respeto del hombre hacia todo lo vivo el filósofo analiza el poema de un artista occidental que corta una flor y aspira su aroma para luego dedicarle el poema. Describe, asimismo, la conducta de un poeta oriental, que en la mata percibe el aroma de la rosa y redacta un poema sin atreverse a cortar esa belleza natural. A propósito: ¿alguno de ustedes se atrevería, se atreve, a cortar una flor? Yo no.

El respeto a todo lo viviente, y ahora me refiero al irracional y al mediocre que lo maltrata. Afirma el estudioso que entre el mediocre y los más inteligentes de los animales (el delfín, el caballo, el elefante) existe menos distancia que entre el mediocre y el hombre de ideales. Pero es ese mismo mediocre, cruel paradoja, el que veja al irracional y aun encuentra placer en maltratarlo. La nota reciente de Anna Bolena Meléndez,  con esa sintaxis:

“Me averguenza profundamente que algunos representantes de la Iglesiacatólica tengan desfachateces ante lo que supuestamente es su ideología inamovible. Para el sacerdote Alfonso Verduzco Pardo, de Zamora, Mich.,  claramente antropocentrista y anquilosado hasta el tuétano en sus conceptos, los animales  son subordinados al hombre, y este como señor de la creación puede y debe disponer de todos los animales, vegetales y minerales de manera correcta”.

Y qué elocuente evidencia de amor  y fidelidad entre el hombre de ideales y el irracional:

 Al llegar a las puertas del palacio Odiseo vio con enorme tristeza a su viejo perro Argos, el cual yacía sobre un cerro de estiércol. Odiseo mismo había tomado en sus manos a este hermoso animal cuanto todavía era un cachorro,  y sus ojos se llenaron de lágrimas al verlo en tan lamentable situación. El noble animal fue capaz de levantar su cabeza y ver a su querido amo y lo reconoció de inmediato a pesar del tiempo transcurrido. Con las pocas fuerzas que le quedaban Argos pudo bajar las orejas y mover la cola en señal de reconocimiento y cariño hacia Odiseo, para luego morir con la felicidad de haber visto nuevamente a Odisea.

“Todo esto (del amo de la creación) lo mencionó, sigue Anna Bolena Meléndez,  cuando defendió la fiesta brava indicando que es una fuente importantísima de empleos y magníficos espectáculos.

Un  periodista rechazó las palabras del sacerdote cuando éste habló de la fiesta brava con tremendo conocimiento y sin el menor pudor al referirse a destazar a un animal y marcarlo con hierros hirviendo y ácidos para ponerle un número. El sacerdote habló de todos los empleos que dependen de dicha industria, a lo que el periodista respondió alegando que si de empleos se tratara, la prostitución infantil, el narcotráfico y demás industrias  ilegales también  generan empleos y no por ello es un argumento válido para que se apruebe su existencia. El sacerdote llama a la fiesta brava la fiesta más culta del mundo”.

Lo afirma, a propósito, Milan Kundera, escritor:

La verdadera bondad humana, con toda su pureza y libertad, puede ponerse en primer plano sólo cuando su recipiente no tiene poder. El verdadero examen moral de la humanidad, su examen fundamental (que yace enterrado profundamente lejos de la vista) consiste en su actitud ante esos que están a su merced: los animales. Y en este sentido la humanidad ha sufrido una derrota. Una derrota tan fundamental que todas las demás provienen de esa misma fuente.

Por cuanto a la tortura a los animales… (Eso, mañana.)

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