¡Confiesa, pinche Justicia!

Esta vez la picana, mis valedores, ese instrumento de tortura que ya no se utiliza en este país.  Al enterarme por el Diario Oficial de que la tortura y el uso de la de la picana quedan proscritas en México,   una morbosa curiosidad me impulsó a proyectar un reportaje sobre el instrumento justiciero; marca, forma, procedencia, modo de utilización, en fin. Pedí a mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins., que me pusiera en contacto con algún policía que conociera, hubiese utilizado o tuviera referencias de la picana. Una vez que lo reviví del malestar estomacal y retomó su estado habitual de briago irredento, el consanguíneo me condujo hasta el cubil de un su amigo judicial o algo por el estilo,  a donde llegamos por un corredor que da a un sótano que da a un socavón que da en las narices con su aliento pestífero a humedad y desechos humanos. De casualidad conocía la picana. Eché a andar la grabadora.

-¿Qué forma tiene la picana, señor? ¿Es como un cautín de soldador? ¿Como rasuradora eléctrica? ¿Es portátil o se enchufa a la corriente? Porque si el instrumento es de pilas, ya parece que oigo al judicial en el momento en que la picana en la diestra y con la zurda limpiándose el sudor, interrumpe la labor justiciera: “¡Ay, en la madre, a esta madre se le bajaron las pilas! A ver, tú, el madrina, te me vas de volón a la farmacia Dulces Nombres y me compras un juego de repuesto. Y tú, jijodiún, ¿por qué te quejabas, si apenas te estaba haciendo cosquillas en el aquellito?”

La picana, señor, ¿cómo llegó a ser instrumento fundamental de la Justicia mexicana? ¿Quizá fue introducida por conducto de alguna  de las corporaciones policíacas extranjeras que operan en este país libre, soberano, autónomo e independiente? ¿Asesores de Estados Unidos, Inglaterra, Israel?

(La negra noche de mi mal). – La picana, señor: ¿de fabricación nacional, se consigue de fayuca en Tepis Company? ¿Cómo se dice picana en inglés? ¿Y en hebreo? Si son chinas o japonesas traerán radio, calendario, despertador. De ser made in Mexico, cuando fallen habrá que usarlas como marro, ¿no? ‘¡Habla, carbón, o te deshago la choya a picanazos..!’”

A la acción de utilizar la picana, ¿cómo se le nombra? ¿Picanear, picanizar? ¿Algún modismo vernáculo? Ya que se inicia la primera sesión de tortura del día, ¿la picana la consiguen mediante vale en el almacén? ¿Dejan importe? ¿O tal vez cada torturador tuvo que agenciarse su propio instrumento? “Híjole, manís, qué chulada comprastes. No que la mía ya no pasa la verificación, menos el alcoholímetro. ¿Y con qué suertudo la vas a estrenar..?”

Cuando una picana se descompone, ¿cuentan ustedes con un técnico especialista en reparación de picanas? O a lo mejor se la llevan al técnico de la esquina: “Andale, maestrín, que dejé a mi sospechoso ora sí que en están bai”. “No, mi comanche, yo sólo sé de picadoras de fruta y batidoras de huevos”. “Ah, ¿y esta no lo es? ¿Quieres comprobarlo? ¿Ah, verdá, guey?”

¿Las picanas son lavables? Ya que se terminó de impartir Justicia, ¿hay que pasarles una franela con aceite, con alcohol? Sí, usted sabe: moquis, cadejos de greña, saliva, sudor, caspa, cachos de cuero cabelludo, sangraza, heces fecales, esputos (no, cuál ofensa a la corporación;  esputo es un simple gargajo). ¿Las picanas ronronean como gatos satisfechos? ¿Chillan como gatos en celo? ¿Parecen llorar, pujar, lamentarse, o suenan como un…?

Cuándo iba a imaginarme lo que vendría después.

(Todo esto termina mañana.)

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