La galería de monstruos paridos en las regiones del mito, mis valedores: El hombre lobo, Franskenstein, Drácula y tantos engendros más que por vía de ejemplo y por que nos miremos y reconozcamos en ese espejo nos apronta el fabulador. R.L. Stevenson imaginó una de esas criaturas de la noche en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
¿Conocen ustedes la novela? Sí, la del médico aquel, hombre bueno, que logra crear una pócima con la que se convierte en un terrífico Mr. Hyde que al arropo de las sombras, la niebla y los callejones umbríos, se arroja a perpetrar crímenes abominables. La pócima había anulado la personalidad del honrado facultativo y desató al tenebroso Mr. Hyde.
Allá va el criminal, calle adelante bajo las nieblas nocturnas, a saciar sus instintos de muerte y devastación. A los clarores del alba regresará al hogar entre sofocos y arrepentimientos tardíos. Un exhausto Dr. Jeckyll va a comprobar, aterrado, que el monstruo surge a voluntad y que él no cuenta con el antídoto. (A la certeza de que iba siendo dominado por el «yo» criminal, el infeliz se decide.)
¿La simbología? Obvia. En todos nosotros conviven en pugna dos hemisferios: el del buen doctor Jekyll y el del tenebroso Mr. Hyde. De cada uno depende estimular los naturales instintos hacia el bien o hacia su contraparte. Porque ningún humano nació bueno, ni malos algunos más. Es dentro de cada individuo donde se incuban instintos, deseos, pasiones y sentimientos. Aquí, con un parche que lo afea, como que es de mi propia invención, va un retazo de la carta en la que confiesa su doble personalidad y su doble vida a un tal Mr. Utterson, que se había arriesgado a seguir siendo amigo del criminal:
“Cuando ingerí aquella pócima fui presa de terribles tormentos y un horror de espíritu atroces. Luego me fui recobrando y un impulso macabro me forzó a declarar mi guerra particular contra los habitantes de la noche. Los placeres que busqué fueron criminales y muy pronto derivaron hacia lo monstruoso. Cuando regresaba de mis excursiones me hundía en el asombro ante mi propia depravación. Yo, en mi personalidad de Mr. Hyde, era maligno y era depravado; con bestial avidez libaba el placer de cualquier grado de tortura que infería a mi víctima. Después volvía a mi apariencia mansurrona. Volvía a ser el Dr. Jekyll…
Y el final de la historia: una noche, a deshoras, Mr. Utterson recibió aquel escrito que alguien le deslizó por debajo de la puerta. Leyó:
«Huyo, no tengo otra opción. En este momento de lucidez compruebo que no quepo en Londres, en Inglaterra, en el mundo. ¿Dónde aceptarían de vecino a un Mr. Hyde que ha convertido el país en un cementerio y en fantasmas pueblos enteros de donde unos aterrorizados vecinos huyen de mi perversidad? De allá, afuera, me llegan llantos, clamores, alaridos de madres huérfanos de sus hijos y de hijos que por mi perversidad han quedado desvalidos. Esta madrugada, manos y ropas militares tintas en sangre, supe que mi carrera delictiva tiene que llegar a su fin. Mi cauda de sangre termina, amigo Utterson. Me he tomado la pócima de todo un porrón y me dispongo a destruir a mi víctima postrara: yo».
Y una firma casi ilegible, como estampada con mano siniestra y bajo un estado de agitación extrema, de extrema intoxicación, Y ya. ¿Y ya? ¿Eso fue todo? ¿Para Londres y el resto del mundo no hubo justicia? ¿No existirá a partir del 1o. del próximo diciembre? ¿Será este el último Mr. Hyde, o el mundo tendrá que sufrir uno más?
(Tétrico.)
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¡Cuán gritan esos malditos..!
Noviembre esta vez. Como cada año lo digo por estas fechas: noviembre. Hemos entrado, mis valedores, al mes de los fieles difuntos, los ecos de ultratumba y el memento homo. Noviembre. Hoy, a la entrada del mes ceniciento, me pongo tristón, memorioso, y me aplico a discurrir del ánima de noviembre, ese fantasmón que es mi Don Juan Tenorio. Y lo estoy oyendo, con Mozart, en el aparato: fachendoso, fanfarrón, arriscado. Vida hazañosa…
Noviembre es el mes de Don Juan, cuando la tradición se encuentra y da testerazos con el figurón sevillano de oropel, capa y espada, plumón al viento y desplantes de matasiete, ese macho entre machos que recorre las noches sevillanas siempre en urgida brama de amoríos de traspatio, de trasputín, que a algunos resultan los más sabrosos. ¿Por efímeros..?
Noviembre, mis valedores, da vida –efímera también- al romanticismo teatral del XIX español, que en escenario frondoso se nos torna hazañas y tropelías del héroe de fuegos fatuos y lances de encrucijada, el bigardón de la bravata y el voto a tal; el de las imprecaciones a cielos e infiernos y las sabrosas –debí tachar el adjetivo- agresiones de honras femeninas. Noviembre da vida -pasajera también, como toda vida que se respete- a la rendida y crédula doña Inés, y a la de Pantoja que a lo largo de los 30 días de este mes vuelve a troncharse al asedio verbal, todo retóricas y prosopopeyas, del labioso logrón de todo lo que huela a cosa femenina, esa gloria –debí tacharlo también. Aquí tomándolo en serio y allá entre befas, morcillas y chabacanas parodias, este mes y sobre el escenario habrá de resucitar esa procesión de fantasmones que, pese a su tufo de cadaverina y formol, sobrellevan empaque de inmortales…
Noviembre: del repertorio romántico español (desde los arranques del XIX) se nos cuela vivito y trovando ese Don Juan de las fanfarronadas y los queveres de alcoba. Están aquí las balandronadas en metro octosílabo y los arranques aspaventeros del bueno del Burlador, azote de hogares con mozas honestas y hosterías con mozas del partido, que para el gusto del garañón tanto monta, monta tanto. Aquí llega, raso y terciopelo, y aquí clama una vez más, el Burlador de honras femeninas: ¿No es verdad, ángel de amor?
Noviembre: es por gracia de esos imponderables que nunca faltan en la humana industria, que mi Don Juan se alza a la mitad del foro y resiste el paso de las épocas, las glosas más burdas y las más crueles parodias, las más chabacanas y convenencieras de la industria del espectáculo. Aquí está Don Juan Tenorio para el que quiera algo de él…
A propósito: ¿es este Don Juan, de veras, la representación de un determinado carácter humano? ¿Se trata de un personaje real, posible, de tres dimensiones? ¿O no pasa de ser un mito, sin más? ¿Quizá no pasa de ser un sueño, y los sueños sueños son? En algún punto sus estudiosos se ponen de acuerdo: en modo alguno Don Juan Tenorio representa al prototipo del caballero español, ni el del aventurero, ni el del conquistador de honras femeninas; los elementos que forman la psicología del Tenorio son irreductibles a un ente humano. Es un mito, y los mitos, mitos son. Será, pero su estatura de héroe a la altura de las galerías, su empaque de gallo, de macho garañón a ojos del vulgo, su mala fama, tan buena, de revolvedor de agazapados deseos y apetitos mal confesados, ¿quién se los quita..?
Difícil tratar un mito, una entelequia, una sola sombra larga construida con la misma sustancia con que se traman consejas y fantasmones; difícil habérselas con ese aparecido anual cuya sustancia participa de la del muerto Comendador, frente al que en esa cumbre musical del genio humano que es el Don Giovanni de Mozart que ahora mismo estoy escuchando impreca Leporello: “¡Ah, quelche anima sará del altro mondo, che vi conocen a fondo!”
Mito será, formol y carantoña engolada muy al XIX español, pero ahí nos llegó, con noviembre, este sevillano de utilería, drama y parodia, para el que quiera algo de él: mi Don Juan el burlador…
Y a propósito: ¿quién fue aquel José Zorrilla, creador por antonomasia del Don Juan? Ese fue un cierto dramaturgo que vivió once años en México, para de vuelta a su tierra vilipendiarlo; uno que llevó vida arrastrada, que vendió su alma (su Don Juan) por mucho menos de lo que vale el dramón; uno que, impaciente, asentó esta frase de epitafio novembrino: Lo que constituiría mi desgracia sería vivir todavía algunos años más. Y firma: José Zorrilla.
Conque no paséis afán – de aquí adelante por mí, – que como vivió hasta aquí – vivirá siempre Don Juan… (Vale.)
Mil embusteros y locos – dan en esos disparates…
Mas ay, que me canso en vano – de tirar golpes al aire…
Cerdos y otras lindezas
El periodismo, mis valedores, oficio honesto para algunos de sus oficiantes que repudian el dinero fácil y un borbollón de oros y «honores» para quienes deciden ser los voceros oficiosos de un Sistema del que la industria del periodismo forma parte esencial.
Leo que el gobierno de Puebla apela a la ley para castigar a los periodistas que desde los «medios» han venido tachando a los funcionarios de cerdos, marranos, drogados, descerebrados, etc. Que esos periodistas, al parecer, andan ardidos porque se les retiró las ayudas económicas a que estaban acostumbrados. Los periodistas.
A uno de ellos admiro, y para mí eso es bastante: a Don Joaquín Fernández de Lizardi, El Pensador Mexicano, que inició su oficio en un tiempo en que el periodista libre, sin acuerdos secretos con el Poder, no avanzaba en su oficio más allá de la cárcel de Belén, las tinajas de San Juan de Ulúa o la muerte violenta. Tal fue el caso, en cierta forma, de ese primer fabulador que parió nuestro Valiente Mundo Nuevo, si dejamos aparte a Fernando de Alba Ixtlixóchitl y algunos más que nacieron tiempo atrás al arrimo de frailes y conquistadores.
Lizardi: vida comprometida con la denuncia de vicios y corruptelas de un México que se asomaba a la independencia. Periodista por vocación, El Pensador fue también novelista y dramaturgo, y por necesidad de expresión, versificador. Admirable.
Porque admirable resulta la obra del liberal tanto como la del moralista y filósofo, educador y pluma de sátira pronta. Pero primero y antes que nada fue Don Joaquín un varón de virtudes que a golpes de denuncia pública defendió sus ideales y difundió su verdad por todos los medios a su alcance: el ensayo, el libelo, la farsa, el artículo, la novela y hasta la misma versificación. Frente al privilegio económico de tantos colegas hoy recuerdo a Lizardi, creador del inmortal Periquillo Sarniento que no han leído los mexicanos porque los mexicanos ven cinescopios y pantallas de plasma, pero no leen. Y luego por qué esta mediocridad…
La historia pública de El Pensador arranca en 1811, cuando a los 34 años de edad se avoca a la difusión de las ideas, así en los campos del periodismo como en la ficción y en esa mercadería volandera que fueron las hojas sueltas en las que rumbo a todos los rumbos se desbalagaban sus sátiras, denuncias, arengas y reclamos a favor de la moral y las buenas costumbres; hojas sueltas que se leían en callejas y plazuelas, en la posada, el figón y el camino real, prefiguración de esa literatura que, peripecias históricas más adelante, soltarían las prensas de Venegas Arroyo para difundir, con las hazañas del arriscado y el valentón y la jácara y los lances de amor, las calaveras de Posada y aquellas levantiscas cuartetas que ayudaron a desmoronar la vera efigie de PorfirioDíaz.
Y cuán ásperas iban a resultar las circunstancias donde Lizardi delineó el primer gran mural de la vida y las costumbres del México que en sangre y dolor nacía a la vida independiente, episodio nacional del que El Pensador hizo el retrato hablado con lenguaje de típica y acendrada raigambre popular y una fiel recreación de tipos de la mejor tradición picaresca heredada del Siglo de Oro español: el tahúr y el sacamuelas, el recuero y el coime, el bandido y el matasiete, la putancona y el sacristán. ¿Los escenarios de la picardía lizardiana? El calabozo, el mesón la mancebía y demás universidades del crimen y la vida arrastrada. Mis valedores: ¿si leyéramos al Pensador? (Si seré cándido.)
Poinsett y congéneres
La diplomacia imperial, mis valedores. Con el pretexto del Estado fallido al que hay que salvar, los diplomáticos norteamericanos han cumplimentado la doctrina expansionista de su país contra el nuestro, desde el agente especial Joel R. Poinsett y el nefasto embajador Henry Lane Wilson hasta John Gavin y sucesores. Ayer nomás fue Tony Garza y detrás de él nos enviaron a cierto Carlos Pascual, cubano-norteamericano especialista, precisamente, en “estados fallidos”. ¿Qué hizo el tal, más allá de enfurecer al de mecha corta en Los Pinos? Cuidado con el rapaz, nos previene José Martí.
Y es que Estados Unidos, desde la época colonial, ambicionó posesionarse del territorio mexicano. Anexión fue en un principio la meta de su política colonial, estrategia que varió siglos después: No anexión. Absorción es la palabra. Absorción que sería financiera, política, social, cultural. ¿El imperio logró su propósito? Sería cuestión preguntarle al presidente Benito Juárez y a los gerentes de Washington, de Porfirio Díaz al actual. Es México.
Cuando el país inició su movimiento independentista los caudillos enviaron un comisionado para lograr la ayuda de los vecinos del Norte. El presidente Monroe la ofreció a cambio de que México se agregara a Estados Unidos. El ofrecimiento fue rechazado, pero Jackson, el sucesor, lo intentó por medio de Joel R. Poinsett, que en su primera medida como “agente especial” propuso al gobierno de México la compra de Texas. Cinco millones de dólares, la oferta.
Este J.R. Poinsett escribió un libro donde quedó asentada su visión del país que encontró en 1822. Aquí, para que comparemos lo que en nuestro país va de ayer a hoy, los siguientes párrafos. Primero, los habitantes.
“Hay cuando menos 20 mil en esta capital, cuya población no excede de 150 mil almas, que carecen de domicilio fijo y de modo visible de ganarse la vida. Después de pasar la noche a veces al abrigo y a veces a la intemperie, salen en la mañana como zánganos para mendigar, robar y en último caso trabajar. Si tienen la suerte de ganarse algo más de lo necesario para sus subsistencia, se van a la pulquería. Ahí, hombres y mujeres tirados en el suelo, durmiendo la mona (…) Como rateros y carteristas son sumamente diestros”.
El mercado: “Multitud de léperos, a quienes me advirtieron que no tocara, pues sus sarapes hierven de bichos asquerosos”. (El vecindario de la Magdalena Contreras, bajo una plaga de piojos. No en 1922, sino en la nota de hace tres días. Y sigo.)
¿Inseguridad pública, problema exclusivo del México actual? No, que ya en 1822 lo denunciaba Poinsett:
Los comerciantes pidieron licencia para exportar el numerario desde meses antes, pero se les dijo que los caminos estaban demasiado inseguros para permitir el transporte de valores a Veracruz; que se habían dado pasos para extirpar a las hordas de bandoleros que infestan esta región del país; que se daría aviso tan pronto pudieran pasar las conductas sin peligro.
«Como teníamos pensado ir al teatro, tomamos nuestros sables para poder regresar a casa de noche sin peligro. Esta les parecerá una extraña precaución en un país civilizado, pero aquí es absolutamente necesario. El portero de nuestra casa, al verme salir de noche, recién llegado, sin armas, me censuró por lo que tuvo a bien calificar de temeridad mía; me dijo que eran numerosos los robos y los asesinatos». (¿Ayer nada más?)
«De acuerdo al arancel formulado por el gobierno a gran prisa y cuajado de errores…» (Esto sigue después.)
¿Joven y desempleado?
Si la vida lo ha manejado con la punta del pie. Si su mamacita soltera descargó en usted, a lo largo de una niñez grifa de penalidades, toda la frustración que cargaba sobre los lomos desde que el compañero más o menos ocasional la abandonó preñada. Si creció usted podrido en odios, rencores y sed de desquite.
Quizá tuvo padre, pero mejor no haberlo tenido. Valido del alcohol y la droga todo fue erguirse usted en dos pies y él comenzar maltratándolo a modo de desahogo contra esa vida arrastrada que el redrojo de hombre jalaba a remolque, vida de vicioso vencido por la adversidad.
O quizá la mala estrella que se ha cebado en usted lo dejó huérfano desde que apenas guarda memoria, allá como entre sueños, de que su madre fue no más que aquellas dos manos que se tendían hacia su orfandad y una remota palabra de amor que usted nunca logró descifrar.
La vida lo maltrató a golpes como la propia madrastra que lo vejó en forma sañuda desde que alcanza recuerdos. Así habrá llegado a los 20, 25 años de su edad, sin conocer más tratos que los malos tratos de esa madre postiza que le agrió la niñez.
¿En el barrio bajo tuvo que imponerse a riñones? ¿Llegó a cabecilla de pandilleros y supo del sadismo de dictar leyes a puñetazos? ¿Fue así, ya amo del arrabal, como impuso la ley del más rudo a la hora del saqueo y la repartición del botín? ¿En la violación fue el primero que rasgaba el espanto de la joven copada en el terreno baldío?
¿Probó el robo y le halló gusto al dinero fácil? ¿En pandilla ha logrado sobrevivir (chaco, filero, navaja de muelle) desvalijando noctámbulos desbalagados al amor de la piquera y la pantaleta? Tal vez su ilusión es ese asalto de gente grande a las arcas de seguridad del banco de aquí a la vuelta. Y en esas anda…
Quizá, exceso de droga –barata, de vecindad- ha sido internado una y otra vez en el sanatorio general, el del fregadaje. Ahí recibió castigo (curas de caballo) con electrochoques y reclusorio en celdas de alta seguridad. ¿Supo de apandos y acaba de salir libre, y anda por la calle todavía encandilado, destanteo y dolorones de cabeza?
¿Egresado del reformatorio? ¿Supo de castigos corporales? ¿Conoció las vejaciones del interno que en usted probó el predominio de la fuerza bruta? ¿De la violación? ¿Se impuso, redujo a los abusivos? ¿Conoció entonces el sabor del triunfo y el de la sangre ajena, con el derrotado a sus pies?
O tal vez viene de la provincia, prófugo tras de dar muerte alevosa al rival en amores, y lleva ya varios velorios en la conciencia porque ya probó sangre, y difícil es el primero, porque los demás…
Quizá acaba de abandonar el reclusorio, donde al delito que lo enjauló añadió usted los que se aprenden de rejas adentro, y ya es perito en las artes del crimen, el delito, la degradación moral…
Porque su vida ha sido su propia madrastra andará usted con la rabia en la sangre y la espuma en la boca, buscando el desquite. Siendo así, albricias: enrólese en el cártel de la droga de su barrio bravo, de su colonia, de su delegación. Yerba, polvo, pastillas al gusto. ¿Que otros rumbos reclama su vocación? Secuestrador. Ya con el rescate en la mano, a finiquitar el asunto tirándolo al Gran Canal, y el que sigue.
Ahora que si es usted un joven en verdad ambicioso y anda en brama por abarcar todas las áreas del hampa con el mínimo riesgo y el provecho máximo, entonces ¡policía! Según la nota del domingo anteayer, «600 jóvenes han sido elegidos para la Fuerza Civil de Nuevo León» Y hay vacantes. (¡Anímese!)
Poinsett, Carlos Pascual
En marzo del 2011, durante su única visita de Estado a Washington, el Pres. Calderón desató su ira contra Carlos Pascual, entonces embajador de EU. en México. Se quejó de él (…) con Obama. Tal era su furia que frente a los estadunidenses llegó a confundir asuntos personales de Pascual con su desempeño como diplomático. Pascual renunció. Hillary Clinton envió un claro mensaje nombrándolo su asesor personal para asuntos de energía, de gran importancia para Obama». (C. Puig.)
La diplomacia imperial en México. Con el pretexto del “estado fallido” al que hay que salvar, La Casa Blanca nos envió a Carlos Pascual, que al enfurecer a Calderón, algo muy fácil, gana mi simpatía, por más que todos ellos han cumplimentado la doctrina expansionista, desde el “agente especial” Joel Roberts Poinsett y el nefasto embajador Henry Lane Wilson hasta el actual.
Y es que desde la época colonial el de la Doctrina Monroe ambicionó posesionarse del territorio mexicano. Anexión fue en un principio la meta de su política colonial, estrategia que varió siglos después: “No anexión. Absorción es la palabra”. Financiera, política, cultural, social. ¿El imperio logró su propósito? Sería cuestión preguntarle a algunos, desde Benito Juárez y Porfirio Díaz hasta un tal De la Madrid, el primer mediocre de las cejas alacranadas. No, y a Salinas, Zedillo, Fox, el actual…
Cuando inició México su movimiento independiente los caudillos enviaron un comisionado para lograr la ayuda del Norte. El presidente Monroe la ofreció a cambio de que México se agregara a aquel país. El ofrecimiento fue rechazado, pero Jackson, el sucesor, lo intentó por medio de Joel R. Poinsett, que en su primera medida como “agente especial” propuso al gobierno de México la compra de Texas en 5 millones de dólares.
Este Poinsett escribió un libro donde quedó asentada su visión del país que encontró en 1822. Aquí, para que comparemos lo que va de Poinsett a Carlos Pascual, estos párrafos. Primero, los habitantes.
“Hay cuando menos 20 mil en esta capital, cuya población no excede de 150 mil almas, que carecen de domicilio fijo y de cómo ganarse la vida. Después de pasar la noche a veces al abrigo y a veces a la intemperie, salen en la mañana como zánganos para mendigar, robar y en último caso trabajar. Si tienen la suerte de ganarse algo más de lo necesario para sus subsistencia, se van a la pulquería. Ahí, hombres y mujeres tirados en el suelo, durmiendo la mona. Como rateros y carteristas son sumamente diestros”.
El mercado: “Multitud de léperos, a quienes me advirtieron que no tocara, pues sus sarapes hierven de bichos asquerosos”.
¿Inseguridad pública, problema exclusivo del México actual? No, que ya en 1822 lo atestiguaba Poinsett:
“Los comerciantes pidieron licencia para exportar el numerario desde meses antes, pero se les dijo que los caminos estaban demasiado inseguros para permitir el transporte de valores a Veracruz; que se habían dado pasos para extirpar a las hordas de bandoleros que infestan esta región del país; que se daría aviso tan pronto pudieran pasar las conductas sin peligro.
Como teníamos pensado ir al teatro, tomamos nuestros sables para poder regresar a casa de noche sin peligro. Esta les parecerá una extraña precaución en un país civilizado, pero aquí es absolutamente necesario. El portero de nuestra casa, al verme salir de noche, recién llegado, sin armas, me censuró por lo que tuvo a bien calificar de temeridad mía, por los numerosos robos y asesinatos». (El lunes.)
“¡Hija de puta, te tenemos ubicada!”
Bien ubicada la tenían. A Digna Ochoa y Plácido la asesinaron un día como hoy, en el año 2000, por el delito de defender, desde el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, a las víctimas del ejército mexicano y a los presos de conciencia encarcelados injustamente. La conclusión a que llegó Margarita Guerra, fiscal especial, sobre la muerte violenta de Digna Ochoa: “Se trató de un suicidio simulado”.
Marcos, el subcomandante del entonces vivo y actuante EZLN, reclamaba al procurador del DF, que era Bernardo Batís:
Sus funcionarios no sólo fueron torpes e ineficaces en el caso de la muerte de Digna Ochoa. También fueron deshonestos y ruines. Para fortalecer lo del suicidio se dedicaron a destrozar la reputación de Digna…
¿Los asesinos de Digna? Nadie en particular. ¿Sospechosos? Los militares a los que inculpaba en delitos diversos, pero de ese tamaño es la justicia en este país: juez y parte en el caso ha sido el ejército. En la revista Proceso, Ricardo Revelo:
Como juez militar, a él le correspondió el caso de los militares procesados por la matanza de siete agentes de la Policía Judicial Federal en Tlalixcoyan, Ver., el 7 de noviembre de 1991 (¿recuerdan ustedes esa masacre?). La CNDH emitió la recomendación de que los militares que participaron en los hechos, entre ellos el general Luis Morán Acevedo, fueran castigados (…) El general Rafael Macedo de la Concha los absolvió…”
Digna Ochoa. En febrero de 1995 agentes judiciales denunciaron ante el juez que “la monjita” los hostigaba durante los “interrogatorios”. Digna les impedía inventar versiones distorsionadas para evadir su responsabilidad en la tortura de los presos “zapatistas” capturados en Yanga. ¿Recuerdan ustedes el caso y los aspavientos del entonces presidente Zedillo tratando de hacerlos aparecer como guerrilleros peligrosísimos? Digna, asimismo, se involucró en los casos que incriminan al ejército o la Policía Judicial: ejecuciones de Aguas Blancas, El Charco, Ejido Morelos, Ixtlahuacán de Madero, etc., y las aprehensiones e interrogatorios bajo tortura a presuntos zapatistas de Yanga y Cacalomacán y los campesinos ecologistas del Edo. de Guerrero. Y más aún: de 1992 al 2000, durante su permanencia en el Centro Pro, Digna Ochoa participó con el equipo en la defensa de presuntos zapatistas presos y presuntamente torturados en el Campo Militar No. 1; de los extranjeros expulsados de Chiapas por agente de Migración; de los activistas detenidos en el desmantelamiento del municipio autónomo de Taniperla; de integrantes del CGH durante la huelga de la UNAM y de los campesinos ecologistas torturados por soldados del ejército; Digna llevó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos los casos de la masacre de 17 campesinos en Aguas Blancas, Gro., y las ejecuciones de tres indígenas del Ejido Morelos, Chis., casos en los que se señala al ejército como responsable directo. Y los otomíes de Ixtlahuacán de Madero, Veracruz, y…
Digna apoyaba a la abogada Pilar Noriega en la defensa de los hnos. Cerezo Contreras, acusados de pertenecer al Ejército Popular Revolucionario, cuando aquel viernes, 19 de octubre, recibió junto a su cadáver la esquela de los asesinos dirigida a los continuadores de la labor de la benemérita:
“Hijos de puta, si siguen también se los cargará su madre. Sobre aviso no hay engaño”.
Este, mis valedores, es México, el nuestro, el de Digna Ochoa, el de los muy bien cantados derechos humanos. (Lástima.)
Digna, ¿suicidio?
A diecisiete años de la muerte de la activista Digna Ochoa, el caso fue presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El hermano de la activista reitera su afirmación de responsabilizar a miembros del Ejército Mexicano (La Jornada, 19-X-12.)
«¡Hija de puta, te tenemos bien ubicada!»
Y tan bien ubicada tenían a Digna Ochoa y Plácido que días después de la amenaza fue encontrada sin vida, que se la arrancaron a balazos un 19 de octubre del 2001, como 10 años antes sacrificaron a una tan digna luchadora como ella: Norma Corona. Vida y muerte de las dos, qué paralelismos, hacía yo notar a ustedes hace exactamente un año y lo repito el día de hoy. Norma era abogada; Digna también; Norma hizo suya la defensa de los desprotegidos de la justicia; Digna también; la muerte violenta de Norma prefiguró la actividad humanística y el final trágico de Digna. Norma Corona Sapién fue asesinada en mayo de 1990; a Digna Ochoa y Plácido la «suicidaron» un 19 de octubre, 10 años después. A resultas del asesinato de Norma y bajo la presión de organismos internacionales el entonces presidente Salinas ideó ese embuste descomunal que conocemos por su alias de Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cuya ineficacia malintencionada alentó la labor de organismos como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, desde el que Digna Ochoa sacaba la cara por los presos de conciencia encarcelados injustamente, al igual que por tantas y tantas víctimas del Ejército mexicano, (muertos, heridos, torturados, desaparecidos) que hoy carecen de una Digna defensora que los dé a valer. Marcos, el del EZLN, reclamaba al entonces procurador del DF, Bernardo Batís:
– Sus funcionarios no sólo fueron torpes e ineficaces en el caso de la muerte de Digna Ochoa. También fueron deshonestos y ruines. Para fortalecer lo del suicidio se dedicaron a destrozar la reputación de Digna.
¿Sus asesinos? Ninguno. La defensora de los derechos humanos «se suicidó». ¿Sospechosos? Los militares a los que inculpaba en delitos diversos, pero de ese tamaño es la justicia en este país: juez y parte en el caso fue el propio Ejército. En la revista Proceso Ricardo Revelo:
“Como juez militar, a él le correspondió el caso de los militares procesados por la matanza de siete agentes de la Policía Judicial Federal en Tlalixcoyan, Ver., el 7 de noviembre de 1991 (¿recuerdan ustedes esa masacre?). La CNDH emitió la recomendación de que los militares que participaron en los hechos, entre ellos el general Luis Morán Acevedo, fueran castigados (…) El general Rafael Macedo de la Concha los absolvió».
Vidas paralelas. Digna Ochoa sacó la cara ante el asesinato de Norma Corona, activista ella también. El asesino intelectual resultó ser el policía encargado de investigar el caso; a su hora, otro de esa misma alzada presentó el caso como “resuelto”. A modo de premio Salinas lo ascendió de grado. Digna Ochoa, entre tanto, se avocaba a la defensa de los presos de conciencia encarcelados injustamente y por tantísimos damnificados de diversos elementos del Ejército mexicano.
Digna Ochoa. En febrero de 1995 agentes judiciales denunciaron ante el juez que “la monjita” los hostigaba durante los “interrogatorios”. Digna les impedía inventar versiones distorsionadas para evadir su responsabilidad en la tortura de aquellos presuntos zapatistas capturados en Yanga, que el entonces presidente Zedillo trataba de hacerlos pasar por guerrilleros peligrosísimos.
(Algo más de la activista, mañana.)
Fenomenología del relajo
Y hablando del tema, mis valedores: ¿se conoce el mexicano?, pregunté a ustedes ayer. Yo mismo, para entenderme y entender mi mundo, me he puesto a estudiar algunas de las tesis que se refieren al mexicano, desde el Samuel Ramos de El perfil del hombre y la cultura en México hasta los análisis que a su hora han publicado Zea, Paz, Uranga , Santiago Ramírez y sobre todo Jorge Portilla, que en su Fenomenología del relajo asegura que el tal se debe comprender “como una burla colectiva», y que «el mexicano emplea el relajo para liberarse de todo valor externo y de toda tensión interna». Como ejemplo, el estudioso analiza dichos y acciones del cómico de la gabardina, porque «el relajo adopta actitudes cantinflescas”.
Cantinflas, uno de los mejores estudiosos del ser nacional, el cómico que trazó el retrato hablado de nuestra forma de expresión verbal. Me referí ayer a ejemplos en los rubros político y “religioso”, y transcribí el trabalenguas que tartajeó un Luis Garza, entonces Vicario Gral. de los Legionarios de Cristo, que a raíz del escándalo Maciel se dirigió a cierto grupo de consagradas:
– No le guarden rencor al fundador de nuestra orden religiosa.
Yo nunca antes había visto fundirse en un solo individuo a Tartufo y Cantinflas. Del personaje de Moliere este reverendo exhibe el cinismo, la hipocresía y la falsedad; de Cantinflas, el lenguaje vacío y enrevesado. La requemante pregunta del reportero:
– ¿Paidófilo Maciel? ¿Desfloró criaturas, niñas y niños?
La respuesta de Garza:
– Los visitadores nos informaron que teníamos una irregularidad en la formación porque le daba mucha importancia a mantener el celo que teníamos haciendo apostolado fuera de los seminarios. Eso lo tenemos que corregir.
– ¿Pero Maciel desfloró criaturas, niñas y niños?
Ahí el cinismo y la hipocresía que se disfrazan con el lenguaje vacío y enrevesado de Cantinflas.
– Repito: ¿paidófilo Maciel? ¿Desfloró criaturas, niñas y niños?
Contestó Garza: “Los visitadores nos informaron que teníamos una irregularidad en la formación porque le daba mucha importancia a mantener el celo que teníamos haciendo apostolado fuera de los seminarios. Eso lo tenemos que corregir. Se nos pide que uno no puede constreñir la conciencia de una persona en ningún caso, obligarla a decir algo que no quiere decir”.
– Las abominaciones del padre Maciel: ¿drogado o en su juicio?
Así contestó el director de legionarios: «Se hará un análisis a fondo para revisar las construcciones, pero la revisión no va a ser radical, porque en lo referente a la espiritualidad no hay inspiraciones nuevas, muchos de nuestros textos hacen referencia a los documentos de la Santa Sede y del Concilio Vaticano. Hay que ir adelante, tenemos que entender que Dios habla a través de las autoridades para tomar el camino. Esto es fundamental para construir el futuro, no sólo se trata de aceptar y recibir”.
– Marcial Maciel, ¿a la cama con adultas?
– Tengo que tener un director espiritual para tratar todo, pero que no tenga comunicación de mis cosas en ningún campo. Que los directores del centro no llamen a los espirituales para que se confiesen los súbditos, es más difícil crear una cultura diferente a quienes y tienen años haciéndolo. Tampoco deben hacerse aplicaciones ni interpretaciones.
¡Cantinflas y Tartufo, sublimados!
Por cuanto al turno de aquel Alvaro Corcuera, que encabezara hasta hace unos días la congregación de los Legionarios de Cristo (¡De Cristo, Dios!), su caso vendrá después. (Vale.)
PRI, pederastas, paidófilos
Porque ahora mismo los hermana la desdicha. A Humberto Moreira y Alvaro Corcuera, políticos ambos, aunque de secta distinta, me referí hace un año y meses, cuando uno y otro fueron noticia de primera plana: por sospechas de malos manejos en los dineros públicos el del PRI y por ahijado a Marcial Maciel el legionario ¡de Cristo! Entonces lo dije y lo digo hoy que vuelven fugazmente a las primeras planas:
«Conócete a ti mismo”, aconseja el oráculo de Delfos, que Sócrates tomó de divisa. Por cuanto a México, de aprontarnos el espejo donde reconocernos se han encargado estudiosos diversos, desde los tiempos de La Colonia hasta el día de hoy. Pues sí, pero quién mejor, quién más elocuente que el cómico de la gabardina. Cantinflas delineó el más preciso retrato hablado de nuestra forma de expresarnos verbalmente. Aquí, en el terreno político, los ejemplos de un diputado y un ex–gobernador.
La legisladora Vázquez Mota había rendido su informe de labores a un costo de 5.3 millones de pesos. “Excesivo y proselitista”, la opinión de analistas. “¿Proselitista? No (el panista Carlos Pérez). “Pudiera interpretarse como proselitista, pero la realidad es otra. Este tipo de cuestiones siempre que no hay claridad de las cosas puede prestarse a cualquier esquema, pero lo que ustedes vieron fue un informe legislativo. Reconozco que es una combinación de hechos y realidad, pues es indiscutible que Josefina es la aspirante más fuerte del PAN. Entonces, al ser la más fuerte, cualquier acción que haga va a ir compaginada de su aspiración”. (¡!)
Cantinflas y Humberto Moreira, ex–gobernador de Coahuila. El periodista le preguntó sobre el enriquecimiento súbito e inexplicable de un Vicente Chaires, su ex-secretario particular. Le contesta Moreira:
– Eso fue parte de una guerra sucia de un candidato que tenía problemas allá del PAN, estaba vinculado con el crimen organizado, que salió en Proceso, son datos que son públicos y que los medios nunca preguntan de ese candidato, que es compadre del Presidente, entonces, ellos movieron en esa campaña sucia en Coahuila, ese tema y yo no contesto succiones de bebé en el pecho de su madre. Yo planteo problemas nacionales y se me avientan con temas personales. Recibo ataques de todo tipo. Espero que los legisladores ya saquen ahora el miércoles lo del tema de Chaires porque ya chole. ¡A otro perro con ese hueso! Ya es estar buscando de dónde se agarran cuando son polvos de aquellos lodos electorales porque los polvos de aquellos lodos de los aspirantes del PAN no salen en ningún lado, cuando sí son graves aquellos vínculos con los mafiosos y todo lo que salio no lo hacen público”. (¿Qué?)
Cantinflas, sotana y capa pluvial. Respecto al escándalo Maciel un Luis Garza, vicario general de los Legionarios de Cristo, pidió a algún grupo de “consagradas”: “No le guarden rencor al fundador de nuestra orden religiosa”.
Mis valedores: yo nunca antes había visto fundirse en un solo reverendo a Tartufo y Cantinflas. De Tartufo exhibió el cinismo, la hipocresía y la falsedad; de Cantinflas, el lenguaje vacío, tramposo y enrevesado. «Maciel, ¿pederasta?» Pregunta el reportero, y Garza:
– En el pasado el fundador determinó el movimiento, pero el futuro está en nuestras manos. El principal eje es realizar el trabajo a futuro en santidad y no poder en entredicho lo realizado, aunque El Vaticano sospeche de algo de nuestro pasado, seamos realistas, reflexionar lo que somos y corregir lo que hay que corregir.
(Cantinflas sigue mañana.)
Fatiga psicológica
El Sistema de poder frente al gremio trabajador, mis valedores. Sus técnicas, tácticas y estrategias de agresión contra unos obreros a cuyos líderes ha corrompido o intentado corromper mientras auspicia en los organismos corporativos de control obrero mal llamados «sindicatos» la amnesia de las experiencias ganadoras para sustituirlas por esquemas perdedores. El Sindicato Mexicano de Electricistas y el de Mexicana de Aviación son dos ejemplos recientes que aún alientan esperanzas de triunfo contra la embestida del Sistema. Aquí, una última consideración en torno a esa reforma laboral calderonista que evidencia la pugna ancestral entre clases sociales antagónicas.
El estado mayor de Calderón y sus asesores sopesaron qué fuerzas estarían a su favor y que fuerzas actuarían en defensa del SME. Sus conclusiones:
a) Toda la derecha apoyaría el golpe represivo, comenzando con Acción Nacional, el alto clero y los empresarios, la mayoría del PRI, los medios de comunicación masiva, el Partido Verde y la parte dialoguista del PRD (todos los “chuchos” de Nueva Izquierda”).
b) La defensa del SME recibiría el apoyo de la izquierda democrática, la izquierda revolucionaria, la intelectualidad democrática, parte del estudiantado, algunos pocos sindicatos, pequeñas fracciones del PRI, una parte del PRD, el PT, el Movimiento obradorista, los abogados democráticos, etc.
Se analizaron, asimismo, las formas y métodos de lucha:
El gobierno cuenta con tribunales laborales, mayoría en el Congreso de la Unión, el Ejecutivo Federal, la policía, los granaderos, el Ejército y la Marina armada, junto con cuantiosas sumas de dinero y una mayoría absoluta en los «medios».
El movimiento, por su parte, cuenta con algunos diputados y senadores en el Congreso, recursos económicos muy escasos y muy pocos medios de comunicación. Los trabajadores mantendrán las formas obsoletas e ineficientes de lucha que el propio movimiento lopezobradorista practicó para impedir, sin lograrlo, la consumación del fraude electoral de 2006. Su táctica: una huelga parada, mítines, marchas, gritos y conjuros «mágicos». ¡Este puño sí se ve!, El pueblo unido jamás será…», etc.
Las categorías de la lucha.
Para desarrollar una adecuada estrategia ganadora el factor tiempo es una categoría político-militar. El bando que logre que el tiempo transcurra a su favor ganará la contienda. En los años recientes los gobiernos neoliberales han logrado esa ventaja mediante este esquema estratégico:
Primer paso: llevar el conflicto al seno mismo de la organización o del movimiento, cooptar líderes a través de la corrupción, infiltrar y generar caos interno.
Segundo: dividir, crear bastiones de sabotaje interno (esquirolaje) y mantener la polarización interna.
Tercero: campaña de “medios”: desinformar, confundir, engañar a la opinión publica, crear la duda, que paraliza, y la satanización del movimiento. Con esa táctica se logra que una mentira, por más aberrante que sea, aparezca ante las masas como una verdad. Esa es la jornada de descalificaciones que por encargo del que costea la tarea de obra negra y trabajo sucio lleva a cabo la mayor parte del periodismo.
Cuarto: aislar de las masas el movimiento obrero, crear una barrera psicológica que lo incomunique del resto de la población, focalizar las fuerzas de resistencia y reducirlas a pequeños núcleos aislados, pero ubicados para en su caso aplicar sin costo político la represión física.
Quinto paso: desgastar el movimiento. (Después.)
Y lo ignoramos…
Tiempos difíciles vive el obrero, decíamos ayer, y que en su lucha contra el Sistema siempre sale derrotado porque después de los logros que en el movimiento de 1968 obtuvo la corriente obrero-estudiantil, Echeverría corrompió a los líderes sindicales y logró borrar de la memoria histórica del trabajador las experiencias ganadoras para sustituirlas por esquemas derrotistas que hoy mismo aplica el trabajador, con las cuales afirma su vencimiento frente al Sistema de poder. Antes de asestar su golpe letal contra el obrero, Calderón analizó la correlación de fuerzas y midió los costos de esa batalla. La planea y proyecta hasta estar seguro del triunfo. Es hasta entonces cuando procede a ejecutar su ofensiva. Hoy mismo envía con carácter de «preferente» su iniciativa de reforma laboral, cuyas propuestas más perjudiciales para el obrero, según el análisis del Lic. Oscar Alzaga, de la Barra de Abogados Democráticos, son las siguientes, que ignora el 87 por ciento de la población:
1.- Es la reforma más agresiva para el trabajador. Si se aprueba lo daña con un efecto dominó.
2.- Con ella se pierde el contrato colectivo en el momento en que se dé la contratación individual y temporal: pago por horas laboradas.
3.- Lógicamente habrá de modificar la Ley del ISSSTE y la del Seguro Social.
4.- Se torna imposible alcanzar la pensión o la jubilación; el trabajador tendría que laborar cincuenta años para alcanzarla.
6.- Quedarían erradicados los contratos de planta.
7.- El trabajador y su trabajo dejarían de ser un derecho humano para degradarse a simple mercancía.
8.- Prevalecerían los intereses patronales por encima de los del gremio trabajador.
9.- El proyecto de reforma a la ley laboral establece contratos a prueba por seis meses si se es técnico o profesionista, y por un mes si se es obrero.
10.- Capacitación inicial de tres a seis meses si es técnico o profesionista.
11.- Con la reforma laboral desaparece el salario mínimo porque es lo mínimo que se le debe pagar al trabajador. Ahora el monto del salario queda a criterio del patrón, pudiendo ser una cantidad más reducida.
12.- El patrón podrá facilitar el despido del trabajador. El aviso no sería obligatorio. El juicio ya prácticamente no proyecta salarios caídos.
13.- También se podrá despedir a quienes tengan veinte años de laborar en la empresa.
14.- La estabilidad del trabajo tiene derechos, y con esta reforma la pierde el trabajador. La regla de oro con la que hoy cuenta el obrero: que cuando tenga seis meses continuos de laborar en la empresa tiene derecho a la planta de trabajo.
Frente al ominoso panorama de la reforma laboral calderonista las actuales formas de defensa de la verdadera izquierda democrática son de modo tal obsoletas que ni siquiera llegan al nivel que ya tenían las fuerzas democráticas de los años cincuenta; mucho menos se pueden comparar con los avances que se lograron en los años sesenta y principios de los setenta. De entonces hasta fines de los ochentas del siglo pasado se creó un periodo de oscurantismo político que sepultó la experiencia acumulada por muchas generaciones. Esa situación todavía la carga a cuestas el trabajador y se niega a reconocer que sus teorías políticas están enajenadas a la ideología del Sistema. Parafraseando a José Revueltas:
«Somos un gran coloso, pero sobre nuestro cercenado cuello se ha colocado la cabeza de nuestro enemigo, y por ello nuestro cuerpo se mueve bajo las órdenes que manda ese enemigo nuestro».
(La estrategia obrera, después.)
Sindicalismo y reforma laboral
Decíamos ayer: tiempos difíciles vive a estas horas el movimiento obrero del país. Grave es el momento, cuando toda la fuerza del Sistema de poder, gobierno y empresarios como punta de lanza, se arrojan de lleno contra un gremio trabajador cuya defensa queda a criterio de unos legisladores que son parte integrante del propio Sistema, y lo más problemático: que el propio trabajador carece de la conciencia cabal del peligro y no cuenta con la memoria histórica ni la cultura obrera. Es por ello que desconoce la técnica, la táctica y las estrategias para neutralizar semejante peligro. Hoy mismo, mis valedores, para el movimiento obrero, las aguas bajan turbias…
El gremio trabajador se advierte desarmado frente al peligro que lo amenaza, y esto lo certifica la respuesta de movimientos contestatarios como los sindicatos de electricistas y de Mexicana de Aviación, al igual que el denominado Yo soy 132, que en sus formas de lucha desperdician las lecciones que ofrece la historia. ¿Qué significa para ellos ese elemento fundamental de todo movimiento reivindicatorio?¿Qué y cuánto han aprendido del movimiento obrero-estudiantil de 1968, hoy más actual que nunca? ¿Han logrado rebasar la etapa transitoria de una marcha-plantón que les arroja a la cara su obsolescencia, su inutilidad? ¿Han conseguido sus propósitos de lucha? ¿Qué han logrado hasta hoy día? ¿Qué habrán de conseguir frente a la reforma laboral calderonista? (¡Imagínense!) ¿Cómo van a neutralizar sus malos efectos? Aquí, de la memoria histórica:
El movimiento sindical mexicano libró grandes batallas durante las primeras seis décadas del siglo XX. Su exponente máximo fue la huelga ferrocarrilera de los años 1958-59, en la que los trabajadores lucharon de forma heroica. Diez mil elementos fueron a parar a las cárceles. Los analistas de izquierda revolucionaria especializados en el movimiento obrero hicieron un análisis a fondo de los aciertos y debilidades de los métodos aplicados por los dirigentes ferrocarrileros.
En esas épocas, por fortuna, existía dentro de la izquierda el método de la autocrítica, que bajo ningún pretexto aceptaba la autocomplacencia ante los errores de la izquierda, algunos tan graves como el del citado movimiento ferrocarrilero de 1958-59, que enmarcó su lucha en el contexto de huelga parada, en la que los huelguistas se dedican a realizar asambleas, marchas y mítines, pero cuya labor se desgasta en las “guardias”. La mayoría de los trabajadores permanecen en sus hogares o se van de paseo como si estuvieran de vacaciones, y esperan que el matutino o la televisión les informe de los resultados del conflicto. Núcleos reducidos de huelguistas cargan con el peso de todo el movimiento, mientras el resto descansa a la espera a que se les convoque a realizar actos espectaculares y protagónicos que producen mucho escándalo, pero tienen poquísima efectividad.
– Nosotros, me dice el maestro, procesando tal experiencia a principios de los años 70, mejoramos nuestras tácticas y estrategias hasta lograr triunfos y crear el sindicalismo independiente. Pero entonces Echeverría…
Porque el protagonista de los sucesos de Tlatelolco y el halconazo del 71 contraatacó corrompiendo líderes sindicales y auspiciando la amnesia de las experiencias ganadoras para sustituirlas por esquemas perdedores que hoy mismo aplica el trabajador y de esa forma asegura el triunfo del enemigo histórico. Hoy mismo Calderón, antes de asestar su golpe letal contra el obrero…(Esto sigue mañana.)
Agua, y no más
Que perdí el rastro de las extranjeras mandadas traer por el presidente Salinas, dije a ustedes ayer. ¿Por qué hasta ahora no nos hemos topado con ellas, si el clima se advierte propicio para que se dejen ver? Traídas para realizar un servicio público, siguen ociosas. ¿Las jubilaron antes de que desquitasen los gastos? ¿Artritis y decrepitud en algún apartado refugio? Yo, intrigado, de tanto en tanto las buscaba en los matutinos, desde la sección de sociales hasta la reina de todos los «medios»: sangre, chamusquina y violencia social. Pero de las extranjeras, nada; ni sus luces. Haya cosa…
Pero ándenle, que hace algunos ayeres una de tales fuereñas se dejó ver por las playas de Cancún ¿La de la foto será una de las residentes de esta ciudad, o Cancún tendrá los tamaños para darse el lujo de la plantilla propia de muñecas de tan alto precio? ¿Tanto así habría progresado Cancún? ¿Lujos tales brinda a la población?
Por aquel pie conocí a las fuereñas, me refiero al pie de foto: “Tanquetas antimotines, blindadas, llantas anti-bala, cañones lanza agua, cañoneras para desde su interior disparar tinta indeleble. Unidades de exportación. Cobra y Textron, las marcas”. ¿Costo por unidad? Nada más 500 mil dólares. La factura, ¿quién la pagaría?
Después, de repente, volvía a toparme con ellas. Una cierta mañana volví a mirarlas robando cámara en los matutinos (y supongo que también en el cinescopio, pero ése y yo, ni vernos). Yo, entonces, desde este burladero mandé un recado a todos ustedes: «¿Alguno se interesa en las tales? Vayan, conózcalas, pero de lejecitos, que en su territorio son peligrosas. Sí, es muy fácil llegar hasta ellas, que a estas horas están de guardia, resguardando el jacalón de San Lázaro. Se trata de las tanquetas que compró para todos nosotros el de Gortari. Y lo que tuvimos que pagar por ellas (dólares, nuestra moneda nacional), y su capacidad y radio de acción para agredir descontentos e imponer en Los Pinos a cualquier impostor. Ah, México…
Y fue así como un mal día, de repente, ¡el jacalón de San Lázaro amaneció grifo de tanquetas anti-motines! Protestó de inmediato Alejandro Encinas, que era jefe de gobierno del Distrito Federal:
¿Hace cuántos años que en este país no habíamos visto una tanqueta antimotines en las calles? Es un mal signo y el mejor indicador de cómo están las cosas. Yo no quiero un país como el que estamos viendo en las inmediaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro, en donde sean las tanquetas antimotines y no los cuerpos de seguridad las que rijan la normalidad de la vida institucional.
¿Que qué? ¿Cuáles tanquetas antimotines?, replicó el vocero presidencial de Fox: “En todo el mundo nadie las conoce como tanquetas ni como tanques. Son vehículos que arrojan agua. En todos los países democráticos tienen estos vehículos, porque permiten enfrentar manifestaciones sin que haya daño corporal.
Eso, y no más. Vehículos que arrojan agua de los 7 mil 570 litros que cargan en la panza no representan agresión alguna para los descontentos que se atrevan a protestar públicamente. Eso, y no más, son las máquinas de represión que importó Salinas para imponerse en Los Pinos y en todo México el pernicioso modelo neoliberal. Simples vehículos hidrantes, como simples vehículos que arrojan plomo son las armas del Ejército, la Marina armada y los cuerpos policíacos, con un saldo de apenas cien mil cadáveres…
Cuidado, mis valedores. Es la hora del descontento obrero-estudiantil. Mucho cuidado con las tanquetas. (México.)
Sicalíptica
¿Dónde estarán a estas horas? ¿Qué tierras anden pisando? ¿Cuántas son y en dónde se encuentren, que de un día para otro les perdí el rastro? Sólo en fotos las pude mirar, y eso muy de tarde en tarde, pero qué soberbia estampa la de todas ellas. En aquellas fechas me preguntaba por dónde andarían, quién o quienes las tenían discretamente apartadas del mundo, en dónde las escondían y de qué. Buscaba alguna respuesta, pero nada. De ellas, ni el rastro. Ellas, andavete…
Y la de preguntas que me provocaban: ¿esas extranjeras arribaron al país todavía virgencitas, o ya su currículo conocía trato con individuos, con grupos, con turbas, vaya uno a saber. Y aquella incertidumbre…
¿Su llegada a nuestro país? Al igual que Don Lázaro propició la entrada de León Trotsky, los Niños de Morelia y los muchos trasterrados de España que tanto nos dieron a valer en todos los campos de la vida pública, así el arribo de esas extranjeras fue auspiciada por Carlos Salinas. Ellas se aquerenciaron en nuestro país por obra y desgracia del vende-patrias de vocación entreguista y re-matador del patrimonio nacional, que es decir el de todos nosotros. Las introdujo al país ese perito en asesinatos políticos y complots contra aspirantes presidenciales que no compartan su vocación pro-yanki. Fue ese truhán quien las trajo a alternar con el paisanaje, aunque sólo en muy contadas ocasiones. Quizá alguno las haya visto en el cinescopio desplazándose por la vía pública a lo despacioso, a lo fachendoso y retador, con la cadencia de modelos de modas en la pasarela.
Bueno, sí, ¿pero dónde están a estas horas? A saber. Desde recién llegadas les perdí el rastro y hasta años más tarde las pude ubicar, por un corto tiempo, en las playas de Cancún, donde vacacionaba una convención de ricachones, de aquí y de allá, en cuyo obsequio salieron ellas a prestar sus servicios. Yo, una vez más, las avisté sólo en las fotos del matutino, que las captó en plena playa y ante la expectación general. Su vera efigie cubrió los diarios, aunque no estoy seguro si fue en la primera plana o en la sección cultural. Ha de haber sido en “Sociales”.
Recuerdo que recorté la estampa de alguna, la coloqué sobre mi mesa de trabajo, y aquella discreta excitación: alta como todas ellas, maciza de formas, extranjera, como las demás. Yo la miraba en la foto, la examinaba, la quise reconocer. ¿Será, no será..?
Y sí: enredada con alguno de uniforme, quién lo creyera. Coronel, general o algo por el estilo. Ahí, entre la multitud, la advertí entera, plena de vida y como buscando con quién desfogarse, motivosa que no fuera. Porque ella sabe tirarse a fondo, nomás con que alguno me la haga reaccionar a todo lo que dan su temperamento y capacidades. Entonces sí, esos orgasmos (multi-orgásmica, cada orgasmo de larga duración.) Ahí andaba, alharaquienta, dándose a notar, siempre robando cámara. Ella y las de su camada dónde estarán, me llegué a preguntar después de que vi su foto en Cancún y a todas volví a perderles el rastro.
Y aquí el contrasentido: elitistas como son todas ellas, siempre a las órdenes del gran capital, aparecen a cualquier hora allí donde son requeridas por los que les pagan sus buenos servicios, pero también donde se congregan los pobres, y esa es regla que no sabe fallar. ¿Cómo localizarlas, pregunta algún verriondo de sangre en hervor? Calma, que no es preciso rastrearlas: son ellas las que se encargan de localizar a aquéllos con los que se han de relacionar. ¿Y saben ustedes por qué?
(El por qué, mañana.)
Mi retablillo anual
La realidad histórica innegable es que el descubrimiento-encuentro protagonizó invasiones, masacre, saqueo, esclavitud, sometimiento, racismo, deculturación, matanzas de millones de indígenas, humillaciones sin cuento y brutales genocidios. El mestizaje, tantas veces enarbolado y ponderado, no se dio por trato civilizado y comunicación humana, sino por infinitas violaciones, donde nuestras antecesoras fueron humilladas, y sus retoños menospreciados y oprimidos. Y los países hijos de ese mal matrimonio (la espada y la cruz) son todos tercermundistas y notoriamente corruptos. (M. Rodríguez Estrada: El miedo a la verdad,)
Y todo esto ocurrió con nosotros, y comenzó todo con la hazaña del Almirante aquel 12 de octubre de 1492, cuando dos mundos se machihembran y acaban pariendo mestizos de víctimas y genocidas por igual, mestizos «con mucho de europeos por educación y casi nada de indios» que no acabamos de asumirnos como tales, herederos de una esplendorosa cultura que mal conocemos o desconocemos del todo, lástima.
Las primeras impresiones del Descubridor: “Ellos andan todos desnudos como su madre los parió (…) muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras (…) Les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor con que hobieron mucho placer».
Pero también iba a advertir las piezas de oro que los isleños llevaban consigo, y entonces: “No puedo errar en el ayuda de nuestro Señor que yo no le falle adonde nace ese oro”.
¿Alucinación del Almirante? “Cansado me adormecí gimiendo: una voz muy piadosa oí: Dios (…) maravillosamente hizo sonar tu nombre en la tierra. Las Indias, que son parte del mundo, tan ricas, te las dio por tuyas (…) De los atomientos de la mar Océana, que estaban cerrados con cadenas tan fuertes, te dio las llaves, y fuiste obedescido en tantas tierras (…) Y es que yo vide en esta tierra de Veragua mayor señal de oro en dos días primeros que en la Española en cuatro años (…) De allí sacarán oro (…) El oro es excelentísimo (…) y con él, quien lo tiene, hace cuanto quiere en el mundo, y llega a que echa las ánimas al paraíso».
Los fulgores del oro: tal alucinación iba a propiciar el mayor genocidio que registra la historia del orbe. El tamaño de la devastación la entremiramos en la tremenda requisitoria del benemérito Las Casas, Protector de las Indias: “La causa porque han muerto y destruido tan infinito número de ánimas los Cristianos, ha sido solamente por el oro y henchirse de riquezas en muy breves días”.
Colón, esclavista: “Diréis a Sus Altezas qu’ el provecho de las almas de los dichos Caníbales que quantos más allá se llevasen sería mejores (…) que otros ningunos esclavos».
Andaban los Españoles con perros bravos aporreando los indios, mugeres y hombres. Una india enferma, viendo que no podía huir de los perros que no la hiciesen pedazos como lo hacían a los otros, tomó una soga, y atóse al pie un niño que tenía de un año, y ahorcóse de una viga; y no lo hizo tan presto que no llegaron los perros, y despedazaron al niño: aunque antes que acabase de morir lo bautizó un fraile.
En la Visión de los vencidos se recoge el lamento de nuestra raíz indígena, masacrada por nuestra española raíz: “Y fue nuestra herencia una red de agujeros”. Pues sí, pero “Mientras el mundo permanezca no acabarán la gloria y la fama de México-Tenochtitlan”. Tal es su destino, sin más. El nuestro. (México.)
Teoría de las sustituciones
Semejante teoría consiste en conservar la apariencia externa mientras se sustituye el contenido interno; con la sustitución se adultera la esencia dentro las fachadas originales. Fue así como se mantuvo el nombre de sindicato, pero se cambió su esencia clasista.
Para ello se comenzó por anular dos elementos: independencia y soberanía, que se logró eliminando el instrumento donde se ejercen estos principios: democracia participativa, con la que las bases ejercían la toma de decisiones y asumían la conducción de sus destinos. Fue sustituida por la actual democracia representativa.
La soberanía: a través de leyes opresivas y grupos paramilitares a los que se les dio apoyo policíaco-militar e impunidad se fue desmantelando la democracia obrera, sustituida por la dictadura de la cúpula. La soberanía pasó a manos de los agentes gubernamentales.
Teoría de las sustituciones.
Con ella se fue desintegrando el acervo histórico del proletariado y se le reemplazó con formas y contenidos que ocultan la visión liberadora original. Fue sustituida por la concepción alienadora burguesa.
Los conceptos con contenido proletario liberador fueron revisado y se les extirpó su esencia, trocándola por una visión enajenada que convirtió esos conceptos en palabras desorientadoras que condujeron los procesos políticos al fracaso de las fuerzas proletarias.
La batalla triunfante de la burguesía consistió en dar la lucha hacia dentro de las clases oprimidas y explotadas e imponer un sistema de enajenación organizativo e ideológico en la mente misma del pueblo.
Este sistema enajenador ha impedido a los explotados ver más allá de lo que la burguesía quiere que vean y los han llevado a luchar con estrategias y tácticas diseñadas por la propia burguesía para que los pueblos siempre estén en desventaja estratégica con respecto al poder de la citada burguesía. Fue a través de la represión y la corrupción como ésta consiguió conquistar tales logros al invadir los propios espacios del proletariado para colocar en ellos a sus agentes directos o a los conversos que fueron cooptando, los cuales exaltaron la visión enajenadora con un lenguaje que embozó el contenido esclavizador de la concepción burguesa.
Tales conversos conocieron la idiosincracia popular y supieron como «aclimatar» la visión enajenante desde las profundidades de las clases explotadas y oprimidas.
Enajenada la visión del proletariado, los dirigentes y/o activistas con sentimientos revolucionarios perdieron la memoria histórica, y con ello las ideas revolucionarias. Se intentó derrotar al capitalismo, pero se careció del conocimiento adecuado para darle efectividad a su quehacer político-organizativo.
El deslizamiento progresivo.
El Partido Comunista Mexicano, que cargaba un gran atraso organizativo e ideológico, pero que conservaba su independencia del Estado, fue destruido desde dentro. Cooptados, sus dirigentes renunciaron al leninismo, teoría enmarcada dentro de una visión revolucionaria del cambio social. Para lograr la liquidación del partido comunista usaron la teoría del deslizamiento progresivo. Al principio ocultaron sus compromisos con el Estado burgués, fueron deslizando las sustituciones y se coordinaron con el aparato represivo para que les «despejara» el campo donde los dirigentes revolucionarios mantenían las tesis del cambio social y liberador.
Con organizaciones dirigidas por colaboracionistas se creó el Partido Socialista Unificado de México, y de ahí… (La historia sigue después.)
Sindicato y partido político
De las mutualidades al falso sindicalismo, mis valedores. En el XVII, con la citada mutualidad, se inició el proceso de organización obrera que iba a culminar con el partido político, el sindicato y, con la teoría de la sustitución aplicada por el Sistema de poder, su degeneración en esos organismos corporativos de control obrero conocidos con el alias de «sindicatos». Lean, a modo de contexto, Reforma laboral, publicado ayer aquí mismo, y el proceso de organización obrera a partir del XVII:
En los inicios el proceso de construcción de la forma no enajenada se dieron, de manera natural e incipiente, los elementos fundamentales que cimentaron la posibilidad de encaminarse a un cambio social de las estructuras económicas: a) solidaridad. b) independencia. c) soberanía. d) democracia participativa. e) revocación de mandato. f) ética política.
Sindicatos. Avanzado el proceso de autoorganización del proletariado y agudizándose la explotación, los obreros observaron que organizados podían pasar de la etapa de solidaridad a la de la lucha por reivindicaciones que mejoraran mínimanente sus condiciones de vida.
La clase obrera empezó a organizarse en una nueva figura que se denominó sindicato. Con esta estructura fue luchando por la reducción de la jornada de trabajo, mejores salarios, seguridad en las actividades laborales, pequeñas prestaciones, días de descanso, etc.
El sindicalismo fue creciendo a nivel mundial, y con ello adquirió gran fuerza y demandó mayores beneficios y condiciones de trabajo: vivienda, servicios médicos, educación elemental, derechos políticos, etc.
Al construirse los sindicatos se fortalece la concepción de la lucha colectiva. Esta visión colectiva del proletariado aporta conciencia de fuerza y permite plantearse metas más altas.
El sindicalismo fue avanzando, y con sus nuevas experiencias en la lucha reivindicativa llegó a la idea de que el talón de Aquiles de la burguesía es la pérdida de sus ingresos económicos.
El propósito es conseguir el mayor incremento posible de goces con la mayor disminución posible de gastos. Esto es la perfección de la economía. (Del liberalismo europeo.)
Con el conocimiento de lo que para la burguesía representan los ingresos económicos y los avances de la lucha colectiva se abre la posibilidad de establecer la huelga como táctica de lucha y negociación.
La lucha práctica y la búsqueda del triunfo lleva a los núcleos sindicalizados a perfeccionar cada vez más sus sistemas de organización y coordinación para enfrentar con mayor eficacia el aparato opresivo-represivo de la clase dominante.
En las contiendas huelguísticas el proletariado observa las formas de operar de su enemigo y se da cuenta de que debe estudiarlo tanto en el campo de la lucha práctica como en la teoría de la guerra. A los sistemas de organización policíaco-militares de los gobiernos burgueses el proletariado responde con réplicas civiles que tornan más eficiente la capacidad de combate.
Partidos políticos y la clase obrera.
En el proceso histórico de la conciencia de clase del proletariado las etapas populistas son superadas por una nueva visión que da pie a la construcción del partido político. Como todo proceso histórico, el nacimiento de tales partidos con raíces proletarias empieza con esquemas limitados, pero conforme se participa en el terreno de la lucha política real se acumulan experiencias y conocimientos que perfeccionan la capacidad revolucionaria de la clase obrera y sus aliados.
(Mañana, el final.)
Reforma Laboral
Los obreros pueden encontrar trabajo, pero sobre la base de que los salarios que se les paguen nunca deben estar a un nivel que perjudique la demanda de la empresa privada. (Del liberalismo europeo.)
La energía del obrero cuando se organiza, mis valedores. Si esto lo supieran los trabajadores de nuestro país hoy que les asestan rotundo leñazo con la reforma laboral…
– Yo no entendía, me dijo el maestro, por qué se refirió Marx a la dictadura del proletariado. ¿Qué fuerza podrían poseer los obreros frente a su enemigo histórico?
Y que entonces se puso a estudiar a fondo la trayectoria de un proletariado tan débil hoy día, y que fue así como entendió a Marx. «Ahora te explico punto por punto la trayectoria del obrero desde el siglo XVII. Toma nota».
Encendí la grabadora.
– En el XVII la clase obrara inicia su forma de auto-organización creando núcleos de ayuda mutua para auxiliarse en los problemas más apremiantes: apoyo en enfermedades, entierros, accidentes y otras acciones solidarias. A estas organizaciones se les conoció como mutualidades.
1.- La creación de las mutualidades fue un proceso sencillo y elemental, donde algunos obreros se unían, dialogaban sobre sus males cotidianos más urgentes y aportaban pequeñas sumas de dinero para brindarse solidaridad. En esta forma de organización la clase dominante (Estado, burguesía) no detectó peligro ninguno y no se entrometió en la composición de las mutualidades.
2.- La iniciativa de organizarse nació en los obreros. Al no detectar peligro en esta forma de unión el estado burgués permitió que el curso natural de organización de clase siguiera su proceso histórico sin desviaciones, consolidándose así otra característica determinante: la independencia de clase.
3.- Aún en su fase más elemental del proceso de organización obrera, que fueron las mutualidades, la forma de tomar y cumplir acuerdos fue realizada por los propios trabajadores, sin injerencia ajena. Esto garantizó otro elemento fundamental: la soberanía de las mutualidades estuvo en los acuerdos de las asambleas y, por lo tanto, en las bases mismas.
4.- Para ejercer la soberanía de la base organizada se necesitó algún recurso que permitiera a los trabajadores ejercer la toma de decisiones. Esto los obligó a asumir responsabilidades en la conducción de sus objetivos, no delegar en una fuerza ajena a los propios obreros la conducción de sus tareas. La forma que garantizó este principio de soberanía fue la democracia participativa.
La democracia participativa, cuando se convierte en única y excluyente, choca con los principios de pertenencia de las bases sociales, que les arrebata la posibilidad de tomar decisiones, y crea el poder de las cúpulas, reproduciéndose de esa manera una forma más de control del Estado.
5.- Las desviaciones de los objetivos concretos de las mutualidades fueron detectadas a través de mecanismos que se crearon para transparentar esas desviaciones cometidas por los responsables de llevar a cabo tal o cual encomienda. La soberanía en manos de la asamblea y el ejercicio la democracia participativa permitió poner correctivos inmediatos, generándose de manera expedita la revocación del mandato.
6.- Dentro de este mismo proceso se practicó un elemento consustancial a la conciencia de clase del proletariado: la ética política. En la conciencia proletaria no existe la categoría de explotación. La clase obrera no necesita hacer trampas a sus semejantes ni convertirlos en sus subordinados. (Esto sigue mañana.)
Un peligro para México
El régimen político silenció a la generación del 68 no sólo con represión, sino también con la imposición, a través de un sistema de medios subordinados, de un discurso de la realidad que convirtió el movimiento estudiantil en una amenaza para la patria, que debía ser aplastada.
Tal afirma en el matutino Carreño Carlón. ¿Hoy no ocurre algo semejante, toda proporción guardada, ante los conflictos del Mexicano de Electricistas, Mexicana de Aviación, Yo soy 132 y demás? Por si algo pudiésemos aprender de la historia, aquí la actividad los «medios subordinados» en los sucesos que precedieron a la masacre del 2 de octubre:
¡Cristianismo sí, comunismo no! Y al pregón reaccionario los fanáticos encendieron en Tlatelolco la hornaza de la matanza descomunal. Fue en septiembre cuando los reaccionarios perpetraron la manipulación de unas masas que, ánimos en llamarada, habrían de caer en la bestialidad del linchamiento en San Miguel Canoa, Puebla. Lo proclamaba, triunfal, El Heraldo, de memoria infeliz:
¡Manifestación Anticomunista en la Plaza México! Cerca de 12 mil ciudadanos y jóvenes (sic) se congregaron ayer para realizar un acto de desagravio a nuestros símbolos nacionales, que derivó en una exacerbada manifestación anticomunista. Gritando: ¡Vivan los granaderos! ¡Viva México! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!, comenzaron a llegar, desde las once y media de la mañana, en compactos grupos que antes habían participado en otra manifestación en la Basílica de Guadalupe. A las 12 horas, 3 mil mujeres, jóvenes y ancianos, habían extendido numerosas mantas y exhibían pancartas: ¡Comunismo en México, jamás! Cristo Rey, tú reinarás, Contra los traidores, ¡Muera la bandera rojinegra, Dios, patria, familia, libertad, Cristianismo sí, comunismo no, Apartidas comunistas fuera de México!
El organizador dirigía las porras: ¡México nunca será comunista! ¡Viva México! ¡Mexicano! ¿Estás dispuesto a defender a tu patria? Los gritos, las porras: ¡México, México!, subrayadas por el rítmico chocar de las manos de los asistentes: ¡Vivan los granaderos! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Muera Castro Ruz! Cuando ya había allí cerca de 12 mil personas, los dirigentes de la Coalición de Organizaciones para la Defensa de los Valores Nacionales dieron la orden y un grupo de muchachos salió al ruedo con un monigote hecho de cartón que representaba a los guerrilleros: gorra cuartelera, camisa y pantalón verde, luengas barbas, en las manos un libro nefando: el diario del Che.
El vocerío creció: gritos exasperantes exigían: ¡Quémenlo, quémenlo, quémenlo!, y quienes tal pedían subrayaban su exigencia con enérgicos ademanes, con el pulgar tenso, apuntando hacia la arena. Aguerrebere, desde el micrófono, estimulaba esas manifestaciones: ¡Queremos Ches muertos! ¡Mueran todos los guerrilleros apartidas!, volvió a gritar, y la multitud respondía exaltada: ¡Mueran! Alguien, en la arena, junto a un camión en el que había unas mantas con las siglas del MURO, exigía nervioso: ¡Gasolina, dónde hay gasolina! Otros acercaron cerillos al guerrillero y, segundos después, todo allí era fuego, gritos incontenibles, casi histeria. Los presentes entonaron nuestro sagrado Himno Nacional.
Mantas, pancartas: El comunismo destruye a la familia, Comunismo en México nunca, Muera el comunismo, Dios, patria, familia y libertad. ¡Viva México! ¡Muera el comunismo! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!
Así y en provecho propio se manipula a unas masas dogmáticas, ignorantes y atacadas (atascadas) de prejuicios. (Lóbrego.)