La selva lacandona y la invasión de transnacionales. Apenas ayer fue Cuauhtémoc González Pacheco, investigador del Inst. de Investigaciones Económicas de la UNAM y autor de El capital extranjero en Chiapas; hoy mismo es el sacerdote e historiador Jan de Vos. Ambos han dejado constancia en obras diversas en torno al conflicto que viven los lacandones por la invasión y devastación de la selva, conflicto con más de cien años de vida; de muerte, más propiamente, y de destrucción, por culpa de la voracidad con que las transnacionales han explotado a lo irracional las finas maderas de la selva chiapaneca.
Que en la región lacandona la comunidad plantea a las autoridades, una exigencia siempre incumplida, el desalojo de los poblados que se han asentado de manera irregular en la reserva de la biósfera de Montes Azules porque los invasores están talando muchos árboles en la zona. Que la comunidad ya está cansada, y que fijan un plazo a los talabosques, que “no excederá de dos meses. Entonces vamos a actuar”. Riesgoso. El resultado hoy: sangre derramada.
Las primeras madereras.
– Durante las décadas de 1880 y 90, esas compañías se apropiaron de importantes extensiones de la selva lacandona. Las primeras fueron la llamada Sub-Oriental, de nacionalidad francesa, la Compañía Valenzuela e Hijos, del mayor terrateniente de Tabasco, don Policarpo Valenzuela –un millón de hectáreas lo confirman-, la Casa Romanoy la Casa Bulnes, españolas. Tales compañías vivieron la edad de oro de la caoba, de 1880 a 1915.
Un cálculo conservador, en base a documentos y testimonios, sugiere que durante los treinta y cinco años que duró la edad de oro, los extranjeros extrajeron de la selva tres millones y medio de metros cúbicos de caoba y cetro que fueron enviados al extranjero. Es México.
– Es característico de la forma en que operan las transnacionales en Latinoamérica el que en tan corto lapso hayan extraído de la Lacandona tan importante volumen de madera sin estar sujeto a ningún proceso de valor agregado dentro del país, y que parte de la madera fuera devuelta a México convertida en exquisitos muebles londinenses de caoba o en olorosas cajas de cedro mexicano con cigarros puros alemanes, a precios incomparablemente superiores a los desembolsados por la materia prima.
Mis valedores: ¿tan inicua situación de ventaja impune en que operaban las transnacionales ya ha sido superada en este país?
De los trabajadores:
– La tienda de raya (bodega, en las monterías) llevaba las cuentas con las que se endeudaría permanentemente a los trabajadores. Las condiciones de trabajo y sobreexplotación a que fueron sometidos redujo para miles de hombres la esperanza de vida a sólo unos cuantos años. La plusvalía arrancada por la Casa Romano permitió a la familia formar, en 1912, otra empresa que operaba en Guatemala: la American and Guatemala Mahogany Company. También pudo adquirir gran cantidad de propiedades urbanas en Tabasco, Chiapas y Campeche, que ascendían a 69,316 metros cuadrados, más 126,899 hectáreas de predios rústicos.
Hasta aquí de selva por hoy, y del saqueo, la rapacidad, el vandalismo y la ventaja que gobiernos vendepatrias otorgaron a las trasnacionales. A querer o no. ¿Pero el día de hoy ha cambiado tan gravosa situación? Nosotros, sus hipotéticos dueños, ¿nos interesamos en el saqueo de la riqueza natural del país? ¿nos enteramos, cuando menos, de tan escandalosa depredación?
Todo esto, mis valedores, es nuestro país. Esto somos nosotros. (Lóbrego.)