La riqueza de los pobres

En el mundo sólo existen dos crímenes: la pobreza y la riqueza.

Y que más allá de la apropiación ilícita de la plusvalía ninguna riqueza  puede lograrse a base de un trabajo honesto.

Ah, pero la exaltación del pobre por parte del que detenta la riqueza. Desde el Dios de La Biblia hasta el Papa de Roma, pasando por todos los políticos de todos los países en donde abunda la pobreza. Ahí está, sin más el caso de un Jorge Bergoglio, enemigo de una Iglesia pobre como es la de la Teología de la Liberación, que apenas llegado al pontificado se empalma el nombre de un Francisco de Asís que repartió sus bienes y se tornó pobre entre los pobres. De hecho, no a lo demagogo. Bergoglio, por contras, con atuendo de monarca medieval:

Cómo me gustaría tener una Iglesia pobre y para los pobres.

Porque, según Jesús de Nazaret, «no debéis acumular tesoros en la tierra». Perfecto.

Pues sí, pero ocurre que «con 10.000 toneladas de oro el Vaticano tendría hoy el tesoro más grande del mundo, con un valor de 410 mil millones de euros».

«No te olvides de los pobres». La frase de marras se ha repetido hasta la náusea por todos los rumbos del planeta. Pero no, qué va: tales arranques de este Francisco de pega no son materia de populismo, ¿verdad?  ¿Y cuando las pronunciaba el difunto Hugo Chávez? En él, por supuesto, y por más que las apuntalaba con acciones, no era otra cosa que populismo vil. El inconmensurable poder de la manipulación y sus instrumentos de condicionamiento frente a la monstruosa debilidad de las masas sociales…

¿Esas masas habrán leído las reflexiones que publicó Bernardo Barranco en el matutino del pasado miércoles? Muy a propósito como para leer entre líneas y captar la moraleja, aquí la escenilla que con aquello de que  «no te olvides de los pobres» ya ocurrió años antes, y también entre jesuitas: el brasileño Claudio Humes y el español Adolfo Nicolás, que tomaba posesión de su cargo como superior general de la orden. «A la sorpresiva opción por Nicolás que pocos le daban crédito, y representa una apertura de la Compañía a las opciones más pastorales y misioneras que han venido resquebrajándose en la Iglesia católica, ‘No te olvides de los pobres’, dijo un jesuita compañero al nuevo general al felicitarlo por su nombramiento’. ‘No te olvides de los pobres’.

¿Ni a la hora de la demagogia muestran un poco de creatividad? Y otra más:

Reconozco que la modernización económica sólo cobra verdadero sentido cuando se  traduce en mayor bienestar para las familias mexicanas, y que para que sea perdurable debe acompañarse con el fortalecimiento de nuestra democracia.

El socorrido cuento de los pobres, pero de Roma trasladado a nuestro país: primero los pobres. Haré más por los que menos tienen, cantaleta del político a la mexicana.

Yo veo un México en el que los campesinos aún no reciben las respuestas que merecen. He visto un campo empobrecido y endeudado.

Luis  Donaldo Colosio, sí, el muy cuestionado político con cuyo asesinato, perpetrado hace 19 años y un par de días, buriló su nombre en calles y estatuas, auditorios, bulevares y parques públicos, y que había arrancado su campaña presidencial badajeando la bandera de los pobres:

Es la hora de hacer justicia a nuestros indígenas, de superar sus carencias y de respetar su dignidad. Vamos a celebrar un nuevo pacto del Estado con nuestras comunidades indígenas.

Y qué hacer. Colosio, Francisco; ellos se atienen a la ortodoxia. Culpa es de nosotros, que seguimos creyendo su demagogia. (Lóbrego.)

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