Balada del lambiscón

La revista Vanity Fair incluyó a la esposa del presidente Peña Nieto en el ‘top ten’ de las primeras damas mejor vestidas.

(¿Y los gastos quién..?)

Las primeras damas y sus cortesanos. Aduladores nunca han de faltar y siempre han de salir sobrando, como una panista Cecilia Romero  que en su momento ventoseara la melcochosa declaración:

“El papel de Martita es importante porque hay que romper el paradigma de las primeras damas que sólo eran acompañantes del Presidente o que se dedicaban a promover obras de beneficencia”. (¡!)

Pues sí, pero lástima: ahora  ningún servil va a igualar la lambisconería de aquella vieja corte de los milagros que se acurrucaba al amor de las primeras damas donde descolló un par de jilgueros de enmielada lengua que yo, en su momento, puse en evidencia. Uno fue el Luis G. Basurto de las loas a nuestra señora (Margarita López Portillo) y otro el cantor de cuanta primera dama se le ponía a tiro de  servilismo: Rafael Solana.

Basurto, Solana, genios de la adulación a la primera dama en turno. Ah, el  Solana aquel  que a las dignísimas damas tuvo el tino de loar en unas columnas de prensa diabéticas,  que chorreaban miel en penca rellena de piloncillo y azúcar cande. Su cortesanía con la primera dama del mothernizador:

“La más bella de las primeras damas había sido hasta hoy, hasta antes de la actual Primera Dama, doña Cecilia Occelli de Salinas de Gortari, doña Alma Viderique de Rodríguez, casi tan hermosa como nuestra actual y dignísima doña Cecilia”. (Sic.)

Desvergüenza vil. Y su pertinaz rastrerismo: “Traté varias veces a doña Guadalupe Borja de Díaz Ordaz y también a doña Beatriz Velasco de Alemán, ambas damas dignísimas. Quien inauguró el nuevo concepto de primera dama  como servidora de la nación, y principalmente de la niñez mexicana, fue doña Carmen García de Portes Gil.

Y ya encarrerado: «La otra más ilustre esposa de presidente, en mis recuerdos, es doña María Esther Zuno de Echeverría, en cuyo honor se tocó, la mañana en que su ilustre esposo leía su último informe, la mayor ovación que se haya escuchado en la Cámara de Diputados. Enorme actividad desarrolló para casar parejas que hubieran descuidado ese detalle, y para difundir el folklore nacional. Se ganó el respeto y el cariño de todos los mexicanos”.

“Una inspiración tuvo doña Soledad Orozco de Avila Camacho que se ganó las simpatías de la grey católica: encabezar una peregrinación a Zapopan. Doña Eva Sámano de López Mateos, maestra, fue muy querida y respetada, pero la separaba del guadalupano pueblo el hecho de pertenecer a una religión distinta de la católica.

Traté varias veces a doña Guadalupe Borja de Díaz Ordaz y también a doña Beatriz Velasco de Alemán,  damas dignísimas. La más artista, e impulsora excelsa no sólo del arte popular, sino sobre todo de la buena música, fue doña Carmen Romano de López Portillo, dignísima. Eso sí: la que nunca dio color, ni se dejó ver, fue Amalia Solórzano de Cárdenas. Ella no”.  (No se dejó untar de baba. Bien.)

Ya no le tocaron Marthita o Zavala, que sin duda resultarían ser dignísimas y las más bellas, descontando a la actual, Lástima de cantor, hoy silenciado a hachazos de muerte.

Mis valedores: ¿no merece uno de este calibre la primera dama del sexenio actual, o una meliflua y azucarada Piri Gay?

“Antes que nada queremos felicitar a la Dignísima Primera Dama  de nuestro Patria, cuyas frases cálidas y envolventes ascendían como voces de violas y violoncellos en su magnífico informe de gobierno del DIF”. (¡Agh!)

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