Tiempo de canallas

Encabezado de prensa: Oran a la Guadalupana para implorar justicia.

Venganza es y no justicia la que se ejerce por propia mano. Nunca en ningùn  linchamiento brilló la justicia, que mal desconoce quien participa en semejante episodio de la humana abyección.

Noticias de ayer y hoy acusan atroces episodios de linchamiento que se perpetran por agotamiento de la población y por impotencia ante la pasividad de las autoridades encargadas de la justicia. Muchos y muy diversos son los agravios que llevan a una comunidad a «hacerse justicia por propia mano», agravios que van del asesinato o la violación hasta el robo de una estatuilla de yeso del santito tutelar. Tales hechos de venganza popular se perpetran en comunidades de todo el territorio nacional. El más reciente, ocurrido apenas el pasado jueves, se ubicó en San Martín Texmelucan, del estado de Puebla, donde la policía logró rescatar al presunto ladrón, previamente golpeado por los pobladores de la Junta Auxiliar San Juan Tuxco.

Otro de estos feroces linchamientos ocurrió 48 horas antes y se perpetró con todas las agravantes. Sus consecuencias resultaron más estruendosas que las del ladrón poquitero de San Martín Texmelucan, y fue a caer sobre una persona a quien se le imputan robos al por mayor. Precisiones del ajusticiamiento: lugar donde se inició la ordalía: el aeropuerto de Toluca, México. Los encargados de gasolina y cerillos: un comando de agentes federales. Autor intelectual del sacrificio: el nuevo gobierno priísta. Agravantes: al linchamiento se intenta darle apariencia de acción justiciera, cuando el anàlisis más elemental demuestra que es un linchamiento logrero y acomodaticio con todas las agravantes. Porque, mis valedores…

¿Es eso justicia? ¿Una justicia selectiva, acomodaticia, valida de la ocasión? Se falta al pudor y al  decoro cuando en la maniobra politiquera se invoca el más alto de los valores, el que los contiene a todos: la Justicia. Pero la de ese verdugo contra tal víctima es una ordalìa con todos sus agravantes: fue el propio victimario, el  PRI-Gobierno el que malparió, alimentó y alcahueteó a cierta presunta criminal de la que se beneficiaron quienes ahora aportaron gasolina y cerillos para el quemadero. Según esto, la víctima violaba la ley con todo el alarde, la prepotencia y la desverguenza de su origen PRI-gobiernista. A lo soberbio, a lo  impùdico, a lo indecoroso. Prenderla en el momento en que se le apresó, ventajoso para un gobierno urgido de capital político y del fácil aplauso de las galerías en el coliseo romano, configura el perfil del linchamiento perfecto. Ah, México, qué país.

¿Y ahora qué? ¿Quién sigue?  ¿Este gobierno estará acechando el momento políticamente redituable para aplicar la ley (la del linchamiento) sobre figuras de la burocracia política como Humberto Moreira,  Romero Deschamps, Gamboa Pascoe, Andrès Granier, Mario Marín, las honorables familias Salinas (Carlos, Raúl y Adrianita),  Fox,  Bribiesca, Sahagún y, sobre todo, esa familia cercana a Peña Nieto que es la de Arturo Montiel, su  pariente lejano y cercano protector? A propósito de alcahuetes lo afirmó en su momento un Manuel Mijares, panista:

Vicente Fox es un ser transparente. No tiene cola que le pisen. Su único delito consistió en abrir la puerta de la democracia en México. Ese es el único agravio al PRD y al PRI.

Mis valedores: mañana habré de ponderar la tragedia de esa mujer a la que el PRI corrupto  encumbro en 1989 para aniquilarla el día de hoy. (Vale.)

2 opiniones en “Tiempo de canallas”

  1. La triste realidad de este país pero qué hemos hecho por salvar a México de personas como Nieto, Calderón, Salinas, Morera. La apatía de nosotros los mexicanos no esta condenando cada día más.

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