Supurante llaga, la tortura

Lo documenta la Comisión de Derechos Humanos del D.F.: contra los detenidos del contingente que el sábado pasado se manifestó en el contexto del cambio del gobierno federal  se registraron varios casos de tortura donde se utilizaron aparatos que infligen choques eléctricos. Según el reporte elaborado por la citada Comisión, «a uno de ellos lo golpearon en los ojos y le aplicaron choques eléctricos. A otro le causaron tormentos físicos graves».

Pero el discurso oficial: erradicada la tortura, lo juraron a su hora  los gobiernos panistas, y a las masas sociales más nos lastima o debería lastimarnos el tartufismo, el enmascaramiento y la simulación con que los mismos manejaron esa llaga supurante en la pelleja social: una inexistente tortura que militares y policías aplican a los infelices sospechosos de ser sospechosos de algo sospechoso. Y ahora pronto, con la vuelta del PRI-Gobierno al poder:

«Otro de los detenidos fue amagado con el arma, lo golpearon en los genitales y le dieron choques eléctricos. Antes de ponerlo a disposición del Ministerio Público la patrulla se detuvo, lo desnudaron, le tomaron fotos desnudo y lo golpearon en las costillas». Que los choques eléctricos se los aplicaron con una especie de macana.

El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional ha aludido a diversos casos de tortura, y ante el sistema interamericano de derechos humanos acusaba al gobierno:  “La tortura en México sigue siendo una práctica común, poco investigada. Ahora tratamos una treintena de casos contra México, entre los que se encuentran algunos de confesiones arrancadas bajo tortura”.

Aquí, mientras tanto, la prueba del tartufismo del discurso oficial:

México ha aprobado y ratificado dos convenciones sobre el tema específico de la tortura, una universal, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, y una regional, la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. Además, el titular del Ejecutivo acaba de signar el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura, de la ONU, y se comprometió a establecer mecanismos para prevenir la práctica de la tortura que, según la ONU, aún es común en México”.

Pero no; para la careta de un gobierno torturador un protocolo y dos convenciones no iban a ser suficientes: «México presentó a la ONU el instrumento de ratificación de un instrumento adicional a la convención contra la tortura. Asimismo, hizo notar que en materia de derechos humanos, a México sólo le queda por signar el Estatuto de la Corte Penal Internacional, que ratificará en breve».

La tinta todavía fresca en la pluma y la pluma todavía en la mano del de Los Pinos, el Alto Comisionado de la ONU tomó la palabra y acusó al torturador mexicano:

La tortura sigue siendo una práctica en todo ese país. No obstante la firma de acuerdos internacionales para erradicarla, arrancar confesiones por medio de la tortura, es de uso recurrente en la mayor parte de los países, y en algunos casos, incluso, justificada en el contexto del combate al terrorismo por razones de seguridad nacional. México no es la excepción.

«Otro caso relevante (noticia de ayer)  es de alguien que fue detenido cerca del Monumento a la Revolución. Lo ingresaron a un estacionamiento público en donde  lo tiraron al piso y lo golpearon hasta noquearlo. Un policía le hizo tocamientos de carácter sexual, para luego escupirlo y jalándolo de los cabellos subirlo a la unidad vehicular». Es México. (Qué país.)

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