Regresan las ratas

Y todo por las desmesuras que provocan la corrupción lucrativa e impune  del Sistema de poder por culpa de la pasividad y falta de memoria de las masas sociales. La toma del gobierno por parte de Erubiel Avila en el Estado de México, el fin de semana anterior, marcó el retorno de Arturo Montiel a las arenas movedizas de la politiqueería tricolor. ¿Recuerdan ustedes al Tartufo que prometía exterminar a las ratas en el Edo. de México?  El presunto sinverguenza andaba en agencias de llegar a Los Pinos cuando en eso, de repente, fue desnudado como poseedor de una riqueza cuando menos inexplicable. Ahora pronto su osadía del retorno se debió a la protección que le ha venido proporcionando un Peña Nieto, sobrino lejano del ex-gobernador, que se desempeñó como funcionario de su gobierno y que desde entonces le ha solapado sus sinverguenzadas.

Arturo Montiel: su osadía y desmesura llegaron hasta el grado de plantar su nombre y el de la que fue  su segunda esposa lo mismo a clínicas y auditorios que a este o aquel paso a desnivel. Pero cuando el político pierde la dimensión y el respeto a los gobernados puede formular declaraciones como esta del susodicho Montiel:

¡Yo no pido ponerles mi nombre! Yo sólo soy un demócrata que respeta la decisión de las mayorías y la voluntad de cabildos y ciudadanos.

Tal es el hijo pródigo de la política que hoy regresa al hogar, mis valedores. Ese es el individuo que como gobernador del Estado de México dio en la flor de bautizar obras públicas con su nombre y el de aquella que fue su mujer, una tal Maude Versini que por aparecer al frente del DIF local, cargo honorífico que otras “primeras damas” realizan gratuitamente, cobraba lo que el procurador estatal y los secretarios del gabinete de aquel entonces: 146 mil pesos. A su hora lo estipuló Dn. Luis González Obregón:

La historia de todas las ciudades tiene mucha relación con los nombres de sus calles, históricos unos y legendarios otros.

Pues sí, pero Arturo Montiel. Pero la que fue su francesita apasionada…

Aunque  no sólo Montiel, no sólo su Versini extranjera. El hecho de que nos hayan tomado la medida viene de lejos. No olvidar que junto a bulevares Hank González y avenidas López Portillo existe por ahí una zona de la ciudad a la que enjaretaron un alias horrendo, imagínense: “Colonia Cecilia Ochelli”. Atroz.

Pues sí, pero el esperpento viene de lejos. Codeándose con los Montiel y  Versini de marras “inmortalizados” en letras de bronce:

Abril de 1997. “El nombre de Benito Juárez desapareció del frontispicio del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y de la avenida Juárez, que dejó de tener esa denominación en la mitad de su longitud original”.

Marzo de 1997, con esa sintaxis: “Una calle que llevaba el nombre de Juárez lleva ahora el del alcalde panista Alfredo Reyes Velázquez, quien asistió a la ceremonia de develación de la calle con su nombre, la de Manuel Gómez Morín, la Seis de agosto de 1995, fecha conmemorable que lo llevó al triunfo, y la calle Primero de enero de 1996, por conmemorarse en esa fecha la toma de protesta como presidente municipal. Felipe Calderón, líder nacional del PAN, salió en defensa del edil: Este no realizó ningún acto jurídico. Lo que pasa es que al PRI no le queda más estrategia que desprestigiar al blanquiazul”.

Y que “los gobiernos panistas cambiaron de nombres a más de una docena de calles, avenidas y vías rápidas de Jalisco, Guanajuato y Aguascalientes.

(Más del esperpento generado por la claque política, el lunes.)

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