Una pobre democracia

El periodista y su apreciación del país, mis valedores. Economistas ineptos, crisis global, democracia pobre, y que la creciente carestía que tanto lastima a unas masas empobrecidas es culpa de los economistas que  “hasta donde lo permite la deficiencia de los conocimientos económicos han estudiado la cuestión de los períodos críticos sin llegar a ningún resultado cierto.

No hay que gastar las energías inventando esquemas y elaborando millonadas de proyectos sobre el papel. Hay que hacer planes sobre la tierra. La palabra reconstrucción sólo adquiere vida, consistencia y belleza cuando se une a los conceptos de acción, de progreso, de fuerza y de trabajo efectivo.

Ahora mismo, afirma el editorialista del matutino,  asistimos a una crisis que los encargados de la economía debieron prever, que todos anticipamos mental o verbalmente, pero que nada hicimos por evitar. Los economistas han estudiado hasta donde lo permite lo limitado de sus conocimientos el fenómeno de los periodos críticos, recurrentes, pero no han logrado llegar a ningún resultado positivo.

Cuando los precios se encarecieron, los sueldos y las utilidades de las clases obreras y profesionales fueron a la zaga. El patrón se resistía y el trabajador se empeñaba, y en medio del sacrificio se infló terriblemente el costo de la vida. ¿Las víctimas? Las de siempre: los obreros y los profesionales que viven de su trabajo, las clases medias. Contener o suprimir la especulación es positivo, pero la creación de comisiones en medio de una crisis sólo contribuye a llevar la especulación hasta el propio seno del gobierno.

Señores comerciantes: ustedes siguen cobrando precios inverosímiles con perjuicio de nuestras clases populares. El motivo de las huelgas, el aumento de salarios que los obreros exigen, se deben a la actitud cada día más leonina del comercio. Seamos razonables, ajustémonos a lo justo y equitativo, evitando efervescencias y trastornos que afecten la tranquilidad pública. En las primeras huelgas sentirán as duras lecciones que el pueblo, arrastrado por el hambre, ha dado al comercio en anteriores ocasiones. ¡Y no queremos brazos que se levanten airados demandando justicia! ¡Es preferible hacer justicia antes de que se derrame el torrente de las indignaciones populares!

Nuestra pobre democracia: La abstención es un delito por culpa; la comisión de fraudes en las elecciones es un delito con agravantes. Si hay que reformar, la solución no es reformar en la superficie, en las epidérmicas leyes de procedimientos, sino en la médula. Estamos privados de un verdadero Poder Legislativo; puesto que no ha podido expedir ni una sola ley de importancia, ¿para qué le sirve a nuestro país el Legislativo?”

Y los anuncios al pie del editorial. La fiesta brava: Rodolfo Gaona triunfa en Puebla. El pueblo, al terminar la corrida, trataba de sacar en hombros al torero, pero éste rehuyó modestamente ese homenaje de la afición poblana.

Deportes.  Jorge Carpentier se prepara; sostendrá una lucha con el campeón estadunidense Jack Dempsey.

Anuncios clasificados: Vendo mi casa en la 2ª. calle de Camelias 46. Mide 722 metros cuadrados. Vale 4 mil.

¿Los interesados? Infórmense en la edición de El Demócrata correspondiente al 14 de octubre de 1915, y a propósito: a la distancia de 96 años, ¿ha avanzado nuestro país? ¿Cuánto ha avanzado? ¿Un país distinto al actual?

Mulas. Cuarenta mansas y treinta y dos brutas. Niño Perdido 82”.

Todo esto, mis valedores,  encierra su muy buena moraleja, ¿pero cuál? (México.)

 

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