Las enseñanzas que nos brinda la historia, mis valedores. Valiosísimas todas, sí, pero es una lástima que nosotros nos rehusemos a aprovecharlas. Una de ellas se produjo apenas en el 2003. Medio centenar de marchantas de Perisur, cansadas de la inseguridad y el peligro que reportaba acudir de compras al susodicho, donde algunas ya habían sufrido robos por causa de una deficiente vigilancia o algo semejante (para el caso que reporto el origen del descontento es lo de menos), decidió actuar por su cuenta y se posesionó de estacionamiento y accesos del conjunto comercial, y con volantes y de viva voz invitaban a los visitantes a aplicar un boicot contra Perisur.
Boicot. No menos, no más, pero con su convocatoria aquel medio centenar de descontentas prendió focos rojos en la zona comercial de Santa Fe y otras negociaciones, y rápido, mientras se redobla la guardia, a sintetizar el antídoto y de inmediato ponerlo en práctica para neutralizar el daño que amenazaba contagiar al comercio organizado. Y sí.
El antídoto funcionó. Varios comisionados de los comerciantes se entrevistaron con las desestabilizadoras. El boicot, se les dijo, era una medida inútil, perjudicial para el comercio y los clientes. ¿Por qué no adoptar una medida en verdad efectiva contra la inseguridad pública?
– Pero cuál, dijeron.
– Unanse a todos nosotros, los miles de descontentos que el próximo domingo vamos a hacer una marcha desde el Angel hasta el zócalo para exigir al presidente Fox que aplique las medidas pertinentes contra la inseguridad pública. Ya veremos si las autoridades resisten nuestra “movilización” del próximo domingo.
Tal era su invitación, y yo fui testigo: a la mañana siguiente las inconformes continuaban con su maniobra en las inmediaciones de Perisur, pero esta vez ya no proclamaban el boicot, sino que invitaban a la clientela a tomar parte en la mega-marchita del domingo siguiente.
Como aconteció con la de 1997 contra Zedillo, la “marcha blanca” que le forjaron a Fox congregó a millares de descontentos. ¿Y? ¿Cuál fue el resultado? A la vista del fracaso de la toma de la vía pública, ¿las rebeldes de Perisur serían capaces de aplicar un ejercicio de autocrítica y calibrar el peso específico de estos dos vocablos: mega-marchita y boicot?
Esto lo cito porque advierto que el descontento de las masas sociales cunde en los países del orbe, con miles de “indignados” que se rebelan “contra la avaricia de las corporaciones, el servilismo de los políticos y un sistema financiero global diseñado para proteger al 1º. por ciento más rico del orbe”.
Cuánta energía social desperdiciada. Porque, mis valedores, ¿conocerán esos “indignados” la síntesis del quehacer revolucionario pacífico? Caliente el corazón, pero fría la cabeza. ¿Sabrán que el cambio de un Sistema de poder ya intolerable es tarea intransferible de esos “indignados”, que lo habrán de lograr cuando dejen de exigir y, a la luz de la autocrítica, asuman, y organizados en comités autogestionarios realicen el cambio en las estructuras del gobierno y coloquen en Los Pinos de cada país un gobierno que mande obedeciendo, un gobierno al que obedecer como sus mandantes?
¿Egipto, dice alguno de ustedes? ¿Túnez, Libia, Siria? ¿Qué la caída del “dictador” se debió a tal “movilización” multitudinaria, sin más? No, un momento; ya no tenemos derecho al candor: “La OTAN prepara maletas para salir del territorio libio”. No el libio, no el tunecino; fue el asesino mundial, el Drácula sediento del petróleo ajeno. Y no más. (Vale.)