¿Diestro, siniestro?

“No Colibrí a la Izquierda, como nos lo presenta la historia oficial. Por su instinto sanguinario y su aspecto espantable, Huitzilopochtli significa “Colibrí Siniestro”.

Tal afirma el cronista, cuando el colibrí verdaderamente siniestro habitó alguna vez en Los Pinos, y así nos fue a todos con él. A propósito del Día Internacional de los Zurdos, que se conmemoró ayer,  ¿zurdo alguno de ustedes y sufre por ello alguna suerte de discriminación? Porque tal es la condición de las masas: rechazar todo y a todos los que de alguna forma son diferentes, y aquí lo trágico: la discriminación contra la mano zurda la ejercemos y padecemos todos, porque nos hemos mutilado de manera voluntaria la mano izquierda hasta convertirnos en hemipléjicos, y al 50 por ciento manejarnos nuestra capacidad manual, sin  apenas darnos cuenta del potencial que desperdiciamos.

Toda la civilización ha sido forjada con la mano diestra porque nos hemos mutilado de la otra mitad. ¿Por qué razón dejamos la zurda sin el adiestramiento de la derecha? ¿Por qué la cultura ancestral clasifica de negativo todo lo que concierne a la izquierda?  ¿Cómo, cuándo, por qué se originó esa maldición? Una pista para encontrar la respuesta pudiese encontrarse en el mito de la antigua Grecia: con la diestra cercenó Crono la virilidad de Urano en tanto que con la izquierda le afianzaba los genitales, maniobra que la marcó de impura e indigna de la misma educación que la diestra, mutilando con ello nuestra potencia manual. Nosotros, aun sin conocer el mito, a menospreciar nuestra zurda…

Y ya aventurándonos por la recoleta región testicular: ¿cuál de sus manos colocó Jacob en la virilidad de un su padre anciano y casi ciego a la hora en que se hace pasar por Esaú, el primogénito, para en forma fraudulenta dar testimonio (testi-testículos) de ser Esaú y apoderarse de la primogenitura, con todas las ventajas que ello supone? La diestra, sí, por supuesto. ¿Y con qué mano bendijo el viejo Isaac al tramposo, si no con la diestra? ¿En dónde  están a estas horas, si nos atenemos al Libro, lo mismo el padre engañado que  el hijo inescrupuloso, con todo y madre que le inspiró el fraude y lo ayudó a perpetrarlo? Ellos, de acuerdo con la Promesa, a la diestra de Dios padre. Para los que arrojó a su mano siniestra, la maldición. “¡Id, malditos, al fuego eterno!”, clama en el Valle de Josafat.

Discriminación.  El  universo se divide en dos mundos que se atraen o repelen, se implican o excluyen según graviten hacia uno u otro sentido de los polos; y así mutuamente se complementan. Todas las oposiciones que presenta Madre Natura muestran ese dualismo fundamental: noche y día,  luz y tiniebla, oriente y sur frente a norte y  poniente. Por uno la vida asciende y resplandece; por otro desciende y se extingue. En lo alto moran, inmortales,  los dioses; acá, los mortales que se traga la tierra; más abajo se ocultan las serpientes, y en la profundidad, los demonios. Para la cultura de la discriminación el cielo es la diestra y la tierra la zurda. Uf.

Día Internacional de los Zurdos, que fue ayer. Mis valedores: a evitar la discriminación por causa de la diferencia, pero un momento: ¿Peña no será zurdo como Calderón? Porque si nos atenemos al mito que confiere características diferentes al diestro y al zurdo,  qué mano diestra nos fue a resultar Peña con sus obsequios al gringo, pero qué mano siniestra para dejarnos sin petróleo y sin gas. ¿Y nosotros, mientras tanto? ¿Nosotros qué? Ah, masas, ah, México. (Qué país.)

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