¡Sí existe la Virgen de Guadalupe!

El hincha del futbol, mis valedores. Va aquí un esbozo del retrato hablado de ese pobre de espíritu que,  siervo obediente de la  televisión,  la noche del pasado martes padeció hasta límites del odio, la rabia y la desesperación para, repentino milagro de las piernas norteamericanas, esperanzarse una vez más. Ahora ese mediocre tiene la oportunidad del repechaje con Nueva Zelanda. «Acudiremos a la fiesta máxima del futbol. ¡Sí existe la Guadalupana!»

Así pues, «nosotros perdimos» con Costa Rica,  pero «seguimos vivos». La Morenita se dolió de nuestra necesidad. «En el repechaje tenemos que ganar, si queremos acudir a la fiesta futbolera de Brasil».   «Nosotros», héroes por delegación…

Afirma el estudioso que el entusiasmo o la decepción por los resultados que obtiene en la cancha «su»  equipo futbolero, al igual que el uso de unas insignias y un determinado color o los gritos coreados por la fanaticada, son una compensación para aquél cuya vida, en lo social e individual, es de vacío y lobreguez porque una sociedad opresiva ha despojado de todo significado su insignificante existencia. El psicólogo social:

“El hincha es casi siempre un asalariado. Por ello mismo  mantenido siempre al margen del poder y que formó su propia élite de pequeños fracasados e impotentes:  la élite de los hinchas”.

«Tiene el orgullo apasionado del mediocre». Al antisemita lanza Jean-Paul Sartre esta frase que con toda propiedad puede aplicarse al hincha de un equipo de futbol. El orgullo del mediocre. Ganamos, anotamos un gol, dice el tal, y no se ha movido del graderío, o sentado a dos nalgas frente a la de plasma observa la danza frenética de los jugadores. Hace algunos ayeres el merolicronista (sin temor al ridículo, que para eso le pagan):

“A casi 200 años del movimiento encabezado por Miguel Hidalgo, con el estandarte de la Virgen de Guadalupe por delante, los cruzazulinos siguen su ejemplo para vencer a sus rivales. La unidad, la fe y la solidaridad se debió en gran parte al catolicismo que practican y su creencia en la Virgen Morena. ‘Como todos los mexicanos, nosotros somos guadalupanos’. El gol regresó desde que la Guadalupana está formada entre ellos al entonar el Himno Nacional. ¡Cruz Azul llegará a la final gracias a la Virgen de Guadalupe!”

Pero lo grotesco no es monopolio del Cruz Azul:  “Esperamos que Dios sea atlantista”, y el Atlante fue vencido por el equipo rival, cuyo entrenador, exultante: “¡Dios sí existe. Dios está con nosotros!”

La manipulación. Se dolía, aspaventero, el merolicronista: “Manojo de interrogantes bañado por la cristalina corriente de la esperanza… Dubitativos, los verdes han causado enfado … y triviales, conducen a la angustia… válgame Dios, que de ahí al llanto existe sólo una lágrima…(Mira, mira.) El director técnico tiene fe y la distribuye … con palabras que desbordan las márgenes del río de la seguridad para bañar las riveras del optimismo… Se sueña con el gol. Está por venir, confiamos, un instante de luminosidad…”

Y sí, uno de los alquilones anotó el gol, y el de Ovaciones:

“Parpadeo de luz. El gol. El triunfo. Los brazos al cielo. El gracias Dios mío… Instante de luminosidad. El alarido, aquí, el abrazo, allá. El gozo, global. Al fin .. fueron noventa minutos de angustia… Un instante de luminosidad. Un parpadeo de luz. El gol, el triunfo. La felicidad es hoy, verde…” (Andale, pues.)

Por cuanto a los merolicronistas de los medios de acondicionamiento social: «Tienden a acentuar el carácter estético…» (Mañana.)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *