Muerte anunciada

Portación de artefacto explosivo de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.

Tales fueron los cargos, falsos a decir de los enterados, que llevaron a la muerte a Emmanuel D’Herrera, al que hace un par de años y algunos días la “justicia”  asesinó dentro de una celda del penal Neza-Bordo, y no más. Es México.

Promotor del estudio y divulgación de la cultura, los valores y las tradiciones del país, su participación en movimientos culturales que procuran la preservación de nuestras raíces y su conocimiento arqueológico, dedicado durante los últimos años al estudio de la civilización teotihuacana, en el 2004 lo llevó a enfrentar la construcción de una sucursal de la transnacional Wall Mart en la Zona Arqueológica de Teotihuacán, que pone en peligro los vestigios de un sitio fundamental para la historia de México y que la UNESCO ha declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En mayo de 2009 D’Herrera fue internado en el Centro de Prevención y Readaptación Social de Molino de Flores, en Texcoco, y sometido a proceso penal en el Juzgado 2º. de primera instancia. Portación de arma peligrosa, la acusación. La juez a cargo del proceso le otorgó la libertad bajo fianza. Libre el 21 de mayo de 2009.

Libre, sí, pero afuera del penal  lo acechaban 4 esbirros sin identificación que lo treparon a un vehículo. Esposado, con capucha y sin revelarle el motivo, fue paseado 6 horas. Tortura psicológica. Después fue llevado a una oficina de la policía ministerial del Edo. de México, en Toluca. Apelando su derecho constitucional solicitó que se le dejara hacer una llamada, petición que le fue negada. De ahí a la Proc. de Justicia del Edo. de México para que se  le practicara una certificación médica, pero no habiendo allí ningún aparato para medir la glucosa en sangre lo llevaron a un hospital, donde lo tuvieron el resto de la noche, con suero e insulina para controlarle la crisis de diabetes con que arribó.

Al día siguiente fue presentado al jefe de la policía ministerial, quien le exigió firmar el nombramiento de un abogado de oficio, a lo que se negó reiterando su solicitud de la llamada a la que constitucionalmente tenía derecho. Intentaba llamar a su abogado. Se le negó una vez más. Le presentaron una declaración ministerial para que la firmara, pero se rehusó con el argumento de que requería la presencia de su abogado o el visitador de la Comisión de Derechos Humanos.  Firmó la declaración una abogada de oficio, que él nunca aceptó. Libre, una vez más.

Y una vez más, a la salida de la oficina fue detenido por agentes de la Agencia Federal de Investigaciones, que le trasladaron a Cd. Nezahualcóyotl para presentarlo a la delegación de la Proc. Gral. de la República y ser ingresado en el penal de Neza-Bordo, donde se le procesó por el  mismo señalamiento de Molino de Flores ante el juzgado 12 de distrito en Cd. Nezahulacóyotl, esta vez con cargos federales. Encarcelado en Neza-Bordo estuvo imposibilitado para presentarse ante el juez en Molino de Flores para proseguir su proceso en el fuero común.

Hospitalizado un par de meses en el penal. En los 11 de encierro y por la tensión generada  (padecía diabetes e hipertensión), presentó severas complicaciones; perdió 5 piezas dentales, desarrolló problemas de visión que pusieron en peligro uno de sus ojos, perdió mucho peso. El lunes 11 de abril del 2010 el luchador civil falleció por una paro cardíaco derivado de un derrame cerebral. “Justicia”, sin más. Emmanuel D´Herrera, héroe civil.

(A su memoria.)

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