Esta la madrugada tuve un orgasmo. La excitación me prendió desde anoche con esta frase que en la tertulia dejó ir el maestro: “El indicado para suceder al del Verbo Encarnado en Los Pinos no es Ebrard”. Su dicho ofendió al Cosilión, clasemediero. “Ni siquiera López Obrador”. Se crispó la tía Conchis, más Morena que la del tal. “¿Peña? Ese tiene las posibilidades que en el 2006 tuvo Madrazo”.
El Madrazo lo acusó mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins. “¿Que qué? ¿Entonces quién es el bueno, según usted?”
– Usted. Esto lo afirmo después de haberlo meditado a fondo, créame.
Vi dudar al Jerásimo, y luego enrojecer de vanidad (“ay, maestro”), sonreír de medio lado y humillar los párpados en una actitud de falsa modestia: “Eso se lo dirá usted a todos. Me lo dice nomás por carnear…”
– Lo afirmo con seriedad y conocimiento de causa. Si existe congruencia en nuestro sistema político usted tiene tantas posibilidades de llegar a Los Pinos como López Obrador. Porque la hora ha sonado…
El que sonó fue el teléfono. Del partido. En posición de firmes, mi consanguíneo: “Sí, licenciado Madrazo. Orden del licenciado Peña Nieto. Cómo no, licenciado Madrazo. De acuerdo, licenciado Madrazo. Como Madrazo voy para allá, licenciado”.
Como Madrazo colgó. Comisión del partido: que para la unidad partidista Peña ordenaba que mi primo arreglara la leonerita de Colosio (la calle) para el de Acatempan que por orden suya tenía que darse Madrazo con la Gordillo”. “Pero sin beso. Al menos excúseme de hacerle al Sicilia con ella”, suplicó Madrazo. Yo, en tanto los zapatazos del consanguíneo bajaban las escaleras de dos en dos:
– Caray, maestro, ¿no pecó de excesivo? ¿A Los Pinos un mediocre, inepto y vulgar que no puede sobrevivir sin el cacardí?
– ¿Excesivo? Unas masas que así se niegan a pensar y a lo irreflexivo se dejan encampanar no por candidatos que fuesen suyos, sino por los de la partidocracia, ¿merecen un estadista de la alzada de Juárez o Lázaro Cárdenas para que gobierne esta sociedad educada por Televisa y TVAzteca? Un De la Madrid, un Fox, un beato del Verbo Encarnado, un licenciado Jerásimo. ¿Merecemos más?
– Pero mi primo, maestro…
– ¿Su primo es violento e irreflexivo?
Que sólo cuando anda alcoholizado, tuve que reconocer.
– ¿Es impulsivo, desconfiado, de mecha corta e irrespetuoso con sus subalternos?
Que al contrario: dócil y pedigueño como todo adicto a la botella.
– ¿Su primo, escaso de neuronas, acostumbra tomar decisiones alocadas que puedan perjudicar a todo un país? ¿Se sabe de él que con el avieso propósito de manipular mentes aturdidas haya llevado a cabo gastos alucinantes en propaganda en los medios? ¿Que por su culpa se haya enlutado el país? Convénzase, mi Valedor: él es también un borracho, pero sin taras psicológicas ni complejo de ilícito.
Mis valedores: esta madrugada, soñé un sueño color de rosa, rosa mexicano. Miré a mi primo allá arriba, todo gloria y esplendor, medio pomo en el pecho y entre pecho y costillas la Tricolor. A su lado yo, que me administraba la concesión de la droga, una Secretaría de Estado y a una secretaria a la que dejaba en estado. Con el suyo erecto, su dedo, el briagadales me apuntaba: “He aquí al orgullo de mi nepotismo”.
¿Yo, en la mera punta? ¿Yo? Vínoseme aquella excitación, la descarga hormonal me retorció el bajo vientre, alcancé el clímax sexual. ¡Guau!, el ladrido que le copié a los gringos. Pues sí, pero en eso la crudelísima realidad, porque desperté. (Lástima.)