El Sistema de poder frente a los electricistas recién desempleados. Sigue aquí, mis valedores, la trascripción del documento en el que el maestro, con sustento en la Historia, la ciencia política, la experiencia personal y la realidad objetiva, analiza las tácticas que aplica el Sistema para masacrar adversarios políticos y demás elementos que le resultan incómodos, con las formas de lucha que las víctimas habrán de aplicar si pretenden sobrevivir a la embestida de Los Pinos. Del documento aludido (¿los compañeros electricistas leerán estos párrafos, los entenderán, pondrán en práctica sus enseñanzas?):
Las categorías de la lucha.
4o. paso: Aislar al movimiento del resto del pueblo.
a) Crear una barrera psicológica que incomunique al movimiento con el resto de la población, b) Focalizar las fuerzas de resistencia c) Reducir los núcleos activos a pequeños núcleos aislados, pero ubicados por el enemigo de modo tal que cuando se pase a esta fase ejercer la represión física.
Tal fue la estrategia que el gobierno mexicano aplicó contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y en los dos más recientes movimientos universitarios, al igual que en el caso del fraude electoral de 1998 y en el mega fraude del 2006 contra Andrés Manuel López Obrador, que hoy día más de medio México considera el presidente legítimo. Aquí, lógica, la lección: si queremos luchar de manera eficaz contra el enemigo histórico de nuestras causas populares no podemos ser dogmáticos ni arrogantes, sino que habremos de estudiar tanto la Historia como los avances que con sus luchas aportaron las generaciones que nos precedieron.
Las actuales formas de lucha de la izquierda democrática son tan atrasadas que ni siquiera llegan al nivel que ya tenían las fuerzas democráticas de los años cincuenta, mucho menos se pueden comparar con los avances que se lograron en los años sesenta y principios de los setentas. No hay que olvidar que de mediados de los setentas hasta fines de los ochentas del siglo pasado se creó un periodo de oscurantismo político que sepultó la experiencia acumulada por muchas generaciones. Esa situación todavía la cargamos a cuestas y no queremos reconocer que nuestras teorías políticas están enajenadas a la ideología de nuestro enemigo histórico. Parafraseando a José Revueltas: somos un gran coloso, pero sobre nuestro cercenado cuello se ha colocado la cabeza de nuestro enemigo, y por ello nuestro cuerpo se mueve bajo las órdenes que manda nuestro enemigo.
La estrategia proletaria
Hacer que en la lucha el tiempo corra a nuestro favor.
1.- Recuperar la memoria histórica
A.- Crear conciencia de enemigo. Lo primero que tenemos que hacer como una labor sistemática en todo momento es inscribirnos en un proceso donde quede claramente estipulado que existe una lucha permanente entre los intereses de los poderosos y los intereses de los trabajadores. En todo momento los dueños del poder tratarán de enriquecerse cada vez más al precio de empobrecer más al pueblo. Esta contienda feroz por enriquecerse se debe a que los dueños del poder ven a los trabajadores como si fueran sus esclavos, algo ajeno a ellos. La visión esclavizadora genera en el poderoso conciencia de enemigo. De esta forma como sus enemigos nos ven y nos tratan y nos obligan a someternos a sus intereses, ya por las buenas o por las malas.
Si nosotros vemos a los poderosos como si fueran nuestros hermanos ya estamos perdidos, porque eso es, precisamente, lo que ellos quieren que creamos, para que, mansos, no exista el peligro de que los vayamos a combatir. Es fundamental pensar con nuestra propia ideología, y por ello mismo tomar conciencia de enemigo, esto es: saber que los poderosos nos ven y nos tratan como a sus enemigos; nosotros tenemos que aprender a verlos y tratarlos como enemigos. Nunca pensar que se preocupan por nosotros o por nuestras familias. Sólo por enriquecerse más.
A.- Al percatarnos de que hemos adquirido conciencia de enemigo lo siguiente es ubicar el sitio donde se encuentra. El enemigo está en los explotadores, en todo tipo de gobierno que defienda los intereses de los explotadores y en aquellos elementos que difunden las ideas que propician la explotación y la opresión. Hay que entender que nos enfrentamos a un enemigo, ubicarlo y conocer su fuerza y poder para así tomar las providencias necesarias para superarlo.
A.- Recuperar la memoria histórica.
A fines de 1959 los ideólogos más avanzados de los trabajadores descubrieron que había sido un error limitar la huelga ferrocarrilera a eventos consuntivos y propagandísticos. (Sigo el lunes.)