Compañeros electricistas

Enhorabuena. Como que escucharon mi mensaje del domingo anterior. Como que han comenzado a pensar, al ejercicio de la autocrítica y a recrear las estrategias que nos legó la corriente proletaria-estudiantil de 1968. Es así como integran comités de diez, quince compañeros, que se desbalagan casa por casa e informan al paisanaje acerca de su lucha y les solicitan el valimiento para confrontar a Calderón y a quienes le ordenaron la extinción de Luz y Fuerza del Centro. Enhorabuena, compañeros electricistas.Pues sí, pero como veo que al propio tiempo reproducen la rancia estrategia de la manifestación tumultuaria frente al jacalón de San Lázaro y anexas, aquí les relato el incidente que me sucedió hace años, que encierra su muy buena moraleja Solicito de ustedes la ubiquen, procesen, aprovechen e incorporen a sus tácticas de lucha contra los beatos del Verbo Encamado.

Marzo. Por rumbos del Edo. de México cayó una granizada que perjudicó a los lugareños, y el meteorológico pronosticó varios más. Y ocurrió que transitaba yo por los rumbos de Tacubaya cuando en eso el embotellamiento. Ahí, por la avenida la marcha de protesta «¡Duro – duro! ¡Exiii…! ¡gimos!» Agrias voces de mujeres, niños, adultos. «¡Este puño – síse…!» Un lento desplazamiento por la avenida y yo, con la urgencia de llegar y meterme al bañito. Animas. Pregunté a uno que la llevaba en alto, su pancarta Él, carbonoso:

– ¿Pos qué no lo está viendo? Marcha de protesta de damnificados de la granizada Venimos a presionar y estamos dispuestos a llegar hasta sus últimas consecuencias.

Ah, iracundia magnífica de los paisas. La del suéter magenta:

– ¡Y eche pa’ allá su cucaracheta, ¿no ve que ‘tá estorbando la protesta? ¡El pueblo -unido! ¡Avancen, ésos, no se me cuelguen!

Cómo avanzar, pura Tula que avanzaban (Tula es mi madre). Intenté recular, pero cómo, si los marchantes todas las salidas me habían copado (dije copado, con «o»). Y aquella urgencia En eso, de súbito, contra mi tímpano izquierdo, el altoparlante: «¡Damnificados, pero no vencidos! ¡No venimos a pedir! ¡Exiii! ¡gimos! ¡Protestando y avanzando por ai…!

Ellos, qué lentitud; yo, qué urgencia Tensa la voz, a ese que iba pasando: «Oiga, ¿de dónde vienen ustedes a protestar?»

El aludido, el frenón: «Pos qué no ta viendo? Damnificados de la móndriga granizada».

– Ay, compadre, dijo el de atrás. Qué repegón le fui a dar, que hasta se nos trabaron, o sea las pancartas. Avise si va a frenarse, digo.

– No es que me agraden sus repegones. Es que el güey éste es del radio, y puede difundirnos la bronca ¿no, bigotón? Mire: somos paisas a los que unos granizos que haga de cuenta güevos nos vinieron a hinchar los nuestros y nos perjudicaron las asentaderas, o sea asentamientos irregulares de Naucalpan y Huixquilucan, y eso que nuestras viviendas estaban sólidamente construidas con cartón y lámina acanalada de la mejor calidad. ¿No, tú, Jiotes?

– Sí pues, pero no pudieron resistir las patadas de mula de la mula granizada como si dijéramos.

– ¿Con una marcha calculan conseguir que les atiendan su exigencia?

– Cansóme de que nos la atienden, ¿pos qué no ve tamaños machetes en alto? Y aquí el compita Rutilo ya lleva preparada su jeringa

– Ah, drogadicto.

– ¡Jeringa pa’ desangrarse! ¡Pa’ escribir nuestra justa demanda con hemoglobina de sus propias venas! Y si no hay de otra aquí llevamos el último recurso. (Y se las palpaba se las toqueteaba. Carnosas, que ni las postizas de la Guzmán.)

– ¡Cómo! ¿Las asentaderas? ¿Hasta ese grado piensan llegar?

– ¡Bajarnos los chones delante de la dependencia oficial pa enseñarle nuestras negras intenciones! Porque el mexicano, cuando se decide…

Yo (esta urgencia que crece de pancarta a pancarta Mi reino por una nica): «¿No es frente al palacio de gobierno de Toluca donde deben protestar? Porque aquí, en Tacubaya…”

– ¡Aquí, en Tacubaya, señor! ¡Frente al meteorológico!

–  No entiendo. ¿Contra el meteorológico es su demanda?

– Contra el meteorológico, sí señor. ¿Pues qué? ¿Acaso no se atrevió a pronosticar más granizadas en los próximos días? ¿Se le hará poco la tizna de la anterior? ¡Que el meteorológico cambie su pronóstico o se atenga a las consecuencias! ¡El plantón será permanente toda esta semana! A ver, guisquiluqueños:

¡Duro, duro! ¡El pueblo – unido – jamáse-raven-cido!

Y yo, que ya me… Miré hacia abajo: «Duro, duro, aguántate, no marches». (SME.)

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