Lodo biológico

A la tertulia del miércoles me referí ayer, tertulia que por su tema resultó de miércoles: la corrupción de unos cuerpos policíacos involucrados con el narcotráfico. El maestro citó declaraciones de Joseph Biden, senador norteamericano: «El sistema policial mexicano está bien podrido».

– Esto lo aseguró el legislador hace 12 años, cuando aún no contaba con elementos actuales como para afirmarlo con conocimiento de causa: «Tanto el sistema político como el policial están bien podridos».

El maestro se refirió al general Juan Arévalo Gardoqui, secretario de la Defensa Nacional en el sexenio del primer mediocre de las cejas alacranadas (De la Madrid), señalado de narcotraficante. Habló también de Enrique Camarena», agente de la DEA destacado en México y asesinado por narcos mexicanos, crimen en el que La Casa Blanca involucró a uno que por aquel entonces era «distinguido priista» y que en su momento fue titular de Gobernación y de la Secretaria de Educación Pública, coautor, con De la Madrid, de la «caída del sistema» que desplazó a Cuauhtémoc Cárdenas de la presidencia para imponer a Salinas en el gobierno. Por el Caso Camarena, Manuel Bartlett Díaz aún no puede entrar legalmente a Estados Unidos.

El maestro, su libreta de las pastas negras: «Mucho más dañina que su presunta participación en el «Caso Camarena» fue, a mi juicio, su actuación en la caída del sistema en 1988, que impuso a Salinas en la presidencia del país. En abril de 1999 se le preguntó a De la Madrid: «¿Hubo, no hubo fraude electoral en 1988? Manuel Bartlett, entonces titular de Gobernación, ¿fue o no fue mapache?»

Contradiciendo sus declaraciones de 5 años antes, cuando admitió que el sistema se cayó y se calló porque la votación «iba muy ladeada hacia Cárdenas», un De la Madrid perito en reculones responde la pregunta del entrevistador: «¿A qué hora empieza usted a enterarse el 6 de julio de que las cosas vienen mal?» «Después del mediodía». «¿De dónde lo supo?» «De Gobernación. Bartlett directamente me dice: oye, las cosas están saliendo muy negativas, las cosas vienen mal. Dije: ¿vamos a perder…?”

«Ya como a las siete de la noche me avisó que el DF estaba muy mal, que estaban muy mal en el Edo. de México y Michoacán. Entonces fue cuando Bartlett me dijo: No puedo dar estas cifras porque estarían muy ladeadas, y aunque después sigan las cifras de otros estados en donde nos vamos a recuperar, si damos desde el principio la tendencia a favor de Cuauhtémoc, después no nos van a creer». «¿Fue una decisión que él, Bartlett, toma, la de diferir la entrega de cifras?» «Bueno, no, me consultó, y estuve de acuerdo».

– Y la opinión de Miguel González Avelar, priista «En 1988 las autoridades no actuaron de manera irresponsable (no irresponsable, criminal). Ellas hicieron una proyección muy optimista de la capacidad tecnológica que estaba a su disposición. Lo que realmente ocurrió es que hubo tal flujo de información que el sistema se azolvó». Pues no, que lo contradice el propio De la Madrid: «¡Yo rechazo que el sistema de cómputo se haya caído! Esas fueron ideas de propaganda política. El fenómeno fue tardanza en las cifras. Eso fue todo. Lo demás son especulaciones sin fundamento alguno».

– Epílogo del fraude monumental, PRI y PAN iban a aliarse para después de un quid pro quo (me das y te doy), acordaran la quema de los paquetes electorales. Y la justificación del panista Diego Fernández, representante del panismo: «Mi partido respaldó la propuesta del PRI para incinerar las casi 10 toneladas de paquetes electorales porque ya nada representan y nada significan. A la historia nadie la puede reformar. Por eso nos pronunciamos por que se destruyan los paquetes».

La quema del fraude se incineró, y se engallaba Ignacio Pichardo, dirigente priista: «La caída del sistema es una cosa juzgada El triunfo de nuestro partido fue validado de acuerdo a la legislación vigente. Para nosotros los priistas 1988 es una fecha de júbilo porque ahí se confirmó una vez más el triunfo de la Revolución Mexicana». Y el priista y diputado Florencio Salazar, a los perredistas: «¡Ya dejen de andar haciendo acusaciones sin fundamento! ¡Si tienen los elementos suficientes para probar lo que sostienen, preséntenlas o dejen ya de hacer sus escandalitos…!”

– ¿Autor material del fraude? Bartlett, hoy perredista como el propio Cuauhtémoc, su víctima de aquel entonces. ¿Y? ¿El hijo del Tata dignificó a Bartlett, o Bartlett redujo a Cuauhtémoc al vil pragmatismo- utilitarista del talamantero Jesús Ortega? ¿Ustedes, los contertulios, qué opinan?

Silencio en la sala (Qué más.)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *