Este puño, ¿si se ve?

Maestros marchan de nuevo contra la alianza educativa y la Ley del ISSSTE.

Las marchas son necesarias, pero insuficientes, afirma mi maestro de teoría política, y explica la causa de que algunos sectores sociales las sigan utilizando frente al gobierno para «exigirle» que les resuelva un problema determinado. Hoy mismo se sigue utilizado esa táctica a contrapelo de la historia reciente del país, que lleva más de 60 años demostrando la ineficacia de las marchas cuando se toman como fin y no como medio. El maestro:

– Cuando se analizan científicamente la fortaleza y la debilidad de un enemigo cualquiera se logra localizar aquello que lo hace vulnerable a pesar de que cuente con elementos que mantengan su poder. Un principio fundamental consiste en entender que la fortaleza del enemigo es directamente proporcional a la debilidad nuestra. En este sentido tenemos que autoanalizarnos y detectar todo aquello que nos hace débiles ante el enemigo histórico de nuestro cambio, que no es coyuntural sino histórico.

Dogmas enajenantes.- El enemigo del cambio de estructuras con las que logremos darnos un gobierno al que obedecer como sus mandantes encontró una forma de control y dominio que le proporciona excelentes resultados: ha inoculado en los movimientos sociales concepciones y formas de lucha ineficaces y obsoletas.

Una vez que el gobierno ha inoculado tales formas obsoletas de lucha social y una vez que han sido introducidas en el imaginario colectivo, se enraizan a nivel de dogma incuestionable, con lo cual cobra vida propia esa forma inservible de concebir las cosas: los mismos luchadores sociales, con su falta de lucidez, se han encargado de reproducir las concepciones que pretenden combatir. Ya habiendo logrado este fenómeno enajenante, los agentes gubernamentales sólo necesitan darle «mantenimiento».

Consecuencias de una estrategia equivocada; A lo largo de muchas décadas los movimientos sociales han caído en una trampa estratégica de la que derivan gran parte de sus derrotas. El razonamiento estratégico que se repite de manera consuetudinaria se sintetiza en la siguiente fórmula:

Razón + legalidad + consenso popular = triunfo.

El planteamiento es así de sencillo: si tenemos la razón, la ley y el apoyo popular, el resultado inequívoco va a ser el triunfo. A tal estrategia el gobierno le ha opuesto una que así se sintetiza:

Poder político y económico armados = triunfo.

Hasta hoy, la razón desarmada no ha podido derrotar al irracionalismo del poder armado (armado no con armas de fuego, sino creando sistemas de lucha pacífica superiores a las citadas armas de fuego). Pero durante décadas y décadas se han forjado «conjuros» que se pregonan a grito abierto en la calle y las plazas en la creencia de que para alcanzar el triunfo basta con gritar esas frases a lo estridente. Una frase «mágica» consiste en repetir la consigna de que «el pueblo unido – jamás será vencido». No se entiende esto, elemental: para que el pueblo se una no basta un grito que convoque a la realización del milagro. El pueblo no se va a unir por sí solo ni con gritos, sino con tácticas y estrategias científicas respaldadas con un trabajo eficiente y constante.

La marcha-mitin.- A una y a otro se les ha cambiado su función objetiva, la de demostrar una conformidad y preparar a las bases combatientes para pasar a formas de lucha específicas en su área de operación. Se les ha asignado, en cambio, la capacidad de ser el todo de la lucha. Al sobredimensionar ambas tácticas y enraizar tal concepción a nivel de dogma incuestionable hemos quedado desarmados ante el enemigo histórico.

El dogma de la marcha-mitin no se cuestiona, por más que una y otra vez ha demostrado sus limitaciones, su inoperatividad como arma contra la injusticia Cuántos luchadores bienintencionados no han caído en la trampa de semejante «canto de sirenas». Y es que al convertir la marcha-mitin en el todo de la lucha se falseó su función práctica; se le dio carácter de liturgia secular, de peregrinación que enarbola conjuros que claman por el milagro que haga desaparecer el enemigo histórico, y por medio de esa magia lograr un paraíso terrenal donde ya no exista este perverso mundo, el de la explotación del hombre por el hombre. Con el tiempo, los marchistas-peregrinos se desencantan al no ser escuchados por el gobernante, y porque el conjuro mágico no logró el milagro, y entonces… (Sigo después.)

5 opiniones en “Este puño, ¿si se ve?”

  1. Un saludo muy afectuoso para el Maestro Mojarro.

    Mi nombre es Gad Granados Islas y me gusta mucho leer sus fabulillas. Sin embargo, hace tiempo que no lo hacia porque, al cambiar de computadora, perdi el contacto con usted.

    Este contacto recien lo restableci, al encontrar su pagina y mi clave.

    Me gustaria mucho que me respondiera a la siguiente pregunta: puedo postear algunas de sus fabulillas en otro blog, dando todos los creditos necesarios?

    Si su respuesta es «si», por favor señaleme las condicionantes para hacerlo.

    Muchas gracias

    Atte.

    Gad

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *