¿Y la conciencia de enemigo histórico?

¿Encapuchada también? Mis valedores: ¿recuerdan ustedes a Marcos, el subcomandante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional? ¿Se acuerdan de aquel 1º. de enero de 1994 que fue el de la insurgencia indígena en Los Altos de Chiapas contra el Tratado de Libre Comercio que Washington nos impuso con la modesta colaboración de Salinas? En su Primera Declaración de la Selva Lacandona el EZLN se arropaba en el 39 Constitucional:

“La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.

A renglón seguido sintetizaba la conciencia del  enemigo de ese cambio històrico que con urgencia necesitamos, y que si no lo hacemos nosotros nadie lo harà en nuestro nombre:

Por tanto, en apego a nuestra Constitución, emitimos la presente al ejército federal mexicano, pilar básico de la dictadura que padecemos, monopolizada por el partido en el poder y encabezada por el ejecutivo federal que hoy detenta su jefe máximo e ilegítimo, Carlos Salinas de Gortari. Perfecto.

Perfecto, sì, pero de pronto resulta que hoy, 17 años más tarde, Marcos reaparece con la oferta al Sindicato Mexicano de Electricistas de reforzarle la mega-marcha que forjarìan los sindicalistas a quienes la insensibilidad del beato del Verbo Encarnado arrojó a la calle, con una marcha “humilde, pequeñita, según el alcance de nuestras posibilidades”. Yo, una vez enterado de la noticia, redacto el presente mensaje:

Marcos, presente: ¿conque hasta allá hemos llegado? ¿Hasta el grado de ¡e-xi-gir! al tigre que por amor a nosotros se vuelva vegetariano? ¿Ya olvidamos, acaso, que al enemigo se le vence, no se le exige? ¿Pues que, tan pronto extraviamos esa conciencia de enemigo històrico que estipulò el documento del 1º. de enero de 1994? Recuerde Marcos, el texto:

Como nuestra última esperanza, después de haber intentado todo por poner en práctica la legalidad basada en nuestra Carta Magna, recurrimos a ella, nuestra Constitución, para aplicar el Artículo 39 Constitucional.

Por tanto, en apego a nuestra Constitución, emitimos la presente al ejército federal mexicano, pilar básico de la dictadura que padecemos, monopolizada por el partido en el poder y encabezada por el ejecutivo federal que hoy detenta su jefe máximo e ilegítimo, Carlos Salinas de Gortari.

¿Y ahora, subcomandante, resultamos marchistas? ¿Olvidamos el resultado de la estridente y muy bien promocionada mega-marcha de los 1,111 que Fox, en el sexenio anterior, les permitiò realizar desde Chenalhò y Oventic hasta el recinto legislativo de esta ciudad? Remate de su peregrinaje, la Comandante Ramona, hoy difunta, arrojò al rostro de los legisladores un soberbio catàlogo de agravios. ¿Y? ¿De que sirvió el mega-desfile? Con un tanto así de autocrìtica podrìa usted llegar a la conclusión: de nada sirvió, sin màs. Porque la marcha es necesaria, pero insuficiente; vale para crear conciencia de una situación injusta para nosotros, pero hasta ahì,  porque la “movilización” es un medio, no un fin.

Ah, pero hoy reculamos hasta finales de los 50s’, cuando maestros y ferrocarrileros tomaron la vìa pùblica para ¡e-xi-gir! a Lòpez Mateos. ¿Nada  nos dicen los nulos resultados de aquellas movilizaciones?

No, subcomandante, los ideales no caducan, ni los principios, ni los valores, ni la lealtad. No en un varòn enterizo. porque… (Sigo después.)

Aroma de beatitud

La noble lucha por la justicia nunca os  ha de llevar al enfrentamiento, sino que en todo momento habéis de inspiraros en los principios evangélicos de colaboración y diálogo, excluyendo toda forma de violencia.

Con tal reprimenda a los indígenas militantes del EZLN J.P.II intentó apaciguarlos en 1999, y milagros del beato, mis valedores: la semana pasada Marcos, el guerrillero que había sintetizado la conciencia de enemigo histórico, ofreció públicamente a  Javier Sicilia  forjar con el EZLN su propia marchita para, al unísono con el periodista, ¡e-xi-gir! al tigre del Poder que por amor a nosotros se vuelva vegetariano. Milagro beatífico. Aquí algunos pormenores de la primera visita del beato a nuestro país.

Enero de 1979. En el aeropuerto, al arribo del Papa, la reportera de TV: “¡Acaba de ocurrir un trágico accidente! ¡El Papa ha tropezado al descender del avión y se ha ido de bruces contra el piso! ¡Nadie lo ayuda! ¡Qué barbaridad, ahora la capa le envuelve la cabeza haciendo temer que Su Santidad muera simultáneamente de asfixia y fractura de cráneo llegando a México! ¡Ah, qué alivio! ¡El Papa se levantó como si nada y se dirige sonriente a saludar al Sr. Presidente! ¡Ni siquiera el gorrito se le ladeó!

Se desgañitaba la publicidad: “¡Hosanna en las alturas! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Padre Santo, bendice a tus ovejas! ¡Padre, bendícenos! Banco internacional”.

El matutino: “Una rosa de oro, presencia de México en el despacho papal, fue el obsequio de periodistas mexicanos. Sois vosotros modelo de responsabilidad, dijo JP II, y prometió a los reporteros mexicanos: La rosa de oro que me estregasteis estará siempre en mi despacho, muy cerca de mi corazón”.

Un Pedro de Urdimalas: “Yo seguí día tras día las actividades de Su Santidad para crear musicalmente un relato de su permanencia entre nosotros. Me salió un muy bonito corrido llamado Corrido del 26 de enero. He plasmado este corrido (sic) que puse personalmente en mano de Su Santidad, junto con una rosa roja, para que se lo llevara a Roma. Dice en una de sus cuartetas:

“Escuadrón motociclista – con gusto te recordamos – que al Papa le abriste la pista – en mares de mexicanos”.

La noticia: “Ofrecen a un motociclista 250 mil pesos por una medallita que bendijo y besó Su Santidad. El motociclista, que  la había adquirido en 85 pesos, declara:

– Esos 250 mil pesos son muchos pesos, pero no lo aceptaré, y no doy mi domicilio para que no sigan poniéndome más tentaciones. Voy a guardar mi medallita con todo cuidado. Es lo único de valor que les dejo a mis hijos.

El vespertino recogía el frenesí, la psicosis colectiva:

“¡Nos vio, María! ¡Oh Dios, el Papa nos ha visto!”

“¡Y nos dio su bendición! ¡Nos ha dado su santísima bendición!”

“¡Si, ahora todo irá bien! ¡Jesús  está con nosotros! ¡El Santo Padre nos ha visto, ha escuchado nuestros ruegos! ¡La tierra será buena otra vez!”

“¡La lluvia llegará, Miguel, ya verás que la lluvia llegará!”

“Ella, agradecida, volvió su mirada al cielo y soltó el llanto. El sacó una imagen de Juan Pablo II. Con esfuerzo se arrodilló y empezó a musitar: Padre nuestro que estás en los cielos…”

Y el primer milagro del beato: “Era drogadicto. Al paso de JL.II logró trepar a un poste de luz con el intenso deseo de rogar al Sumo Pontífice que le concediera el milagro de apartarlo del vicio. Electrocutado al llegar a lo más alto del poste, ayer, por fin recibió cristiana sepultura”.

Milagroso de veras que nos vino a resultar el flamante beato. (Laus Deo.)

De trapecistas y maromeros

¿Logreros y claudicantes? ¿Redrojos políticos?  Para contrastar su conducta con la fidelidad a principios permítaseme esta vez arrimarme a la advocación de la  Comandanta Ramona, que así se nombraba. ¿Recuerdan ustedes a la indígena chiapaneca de baja estatura, huipil chiapaneco y rostro oculto por el pasamontañas que militó en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el EZLN de aquel que fue alguna vez el Subcomandante Marcos? Con la presencia ausente, sé lo que digo,  de la guerrillera, voy a hablar de esos indecorosos, desvergonzados saltimbanquis de la grilla politiquera ayer mismo adversarios de ideología y que hoy, por asuntos de medro personal y de grupo, amanecieron abarraganados. Chuchos, grillos, chapulines, talamanteros de Nueva Izquierda. Baquetones.

Aquí recuerdo a la Comandanta Ramona, varona que en vida y muerte fue espejo y flor de virtudes cívicas, fidelidad a principios e integridad personal. Ella que con pasamontañas y colorido huipil se nos quedó como seña de identidad de la lucha civil contra el Sistema de poder. ¿Recuerda alguno de ustedes a la Comandanta  Ramona? ¿Recuerda alguno la respuesta que dio al entonces Zedillo, que le ofrecía trasladarla a esta ciudad para que le tratasen cierta enfermedad mortal de necesidad? Ella, la entereza y el temple y la dignidad personal:

“Nosotros nos levantamos en armas para que todos nuestros pueblos  tengan salud, no para que ustedes me curen a mí…”

(Yo entonces pensé en Leónidas el espartano mientras moría por su patria frente a los guerreros persas de Jerjes. Mozart en el aparato. A media voz, el Requiem.)

Los indecorosos, en cambio; los ventajistas: un basurero mi mente con las imágenes de un Angel de la guarda del perredismo cupular para el que todavía hace unos meses era todo un delincuente electoral y asesino de perredistas, hoy el bienamado al que Marcelo Ebrard, con la mano del gato (del Chucho), encaramó al gobierno de Guerrero. Pienso en la cáfila de  pragmático-utilitaristas que se arropan en la frase convenenciera derivada del  florentino:

“El fin justifica los medios”.

Reflexiono en un pragmático Muñoz Ledo, candidato presidencial del PARM que a su hora ligó acuerdo con el candidato de la Alianza por el Cambio, un tal Fox. Extrañados, los estudiantes tlaxcaltecas lo interrogaron:  “¿Pero por qué con  Fox?”

Así respondió el personaje que en su vida pública ha militado en  todos los partidos políticos del país:

– Me alié con Fox porque los estudiantes me lo pidieron. En todas las universidades en las que he estado presente las preferencias se inclinaban hacia Fox y hacia mí. Yo estoy en contra del presidencialismo, y eso es lo que buscamos Vicente y yo.

Y la nota de prensa: “Porfirio Muñoz Ledo sostuvo que continuará con el proyecto de convergencia con Vicente Fox, en el cual también participa Manuel Camacho Solís”. Sí, el prófugo del PRI, alquimista de Angel Aguirre, priísta encubierto. México.

Otro que tal. Cuando Carlos Salinas llegó a Los Pinos nombró como procurador general de la república a Ignacio Morales Lechuga, priísta de tradición. Pero terminó el sexenio y Salinas pasó a ser el hombre más aborrecido del país, y el salinista Morales a desmarcarse de él y desconocerlo.  Interrogado por el reportero, aquí su justificación:

(La entrevista y algo más, el lunes.)