Vecinos distantes

Esta vez, mis valedores,  la recién conformada  Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELC, que integran 33 estados ¡sin Canadá y los Estados Unidos! Y por que no se nos muera la memoria histórica va aquí una somera recopilación de opiniones aparecidas en diarios de EU después que nos arrebatara medio país.

“La situación actual de México sólo  promete la anarquía. Se desliza al precipicio  con tal rapidez que es imposible detenerla, y sus autoridades parecen determinadas a completar su ruina. No habrá gobierno estable en México hasta que EU se decida e imponga uno. La salvación del vecino sólo se logrará con una  intervención decisiva, poderosa, armada.

La dificultad es que los mexicanos no entienden el espíritu de bondad que inspira a nuestro gobierno. Han adquirido nociones exageradas sobre la inviolabilidad de su soberanía, pero eso a los EEUU no los preocupa en lo más mínimo.

La anexión de México es una posibilidad brillante. Mejor sería que México viniera hacia nosotros voluntariamente, pero como no hemos de gozar de paz mientras no venga esa anexión, hagámosla nosotros, aunque al principio sea por la fuerza. México pronto aprenderá  a amar a su salvador.

Le corregía el diario de enfrente: “No anexión. Absorción. Absorción, más bien que anexión. La Historia nos da lecciones que permiten esperar confiadamente ese resultado: no anexión de México, sino absorción. Esa es la palabra.

Absorción. Dio con la fórmula  R. Lansing, que fuera Sec. de Estado del presidente de EU. W. Wilson, invasor de Veracruz: “México es un país extraordinariamente fácil de dominar. Basta con controlar a un solo hombre, el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo por educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto del liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros” (Calderón.)

“¡Cuidado!”, nos previene Martí, el genio americano. “Ni pueblos ni hombres respetan a quien no se hace respetar. Cuando se vive cerca de un pueblo que por tradición nos desdeña y codicia (…)  es deber continuo y de necesidad urgente erguirse cada vez que haya justicia u ocasión, a fin de mover a respeto a los que no podemos evitar. Ellos, celosos de su libertad, nos despreciarían si no nos mostrásemos celosos de la nuestra. Ellos, que nos creen inermes, deben vernos a toda hora prontos y viriles. Hombres y pueblos van por este mundo hincando el dedo en la carne ajena, a ver si es blanda o si resiste. Y hay que poner la carne dura, de modo que eche fuera los dedos atrevidos. ¡En su lengua hay que hablarles, puesto que ellos no entienden la nuestra. ¡Cuidado!”

Pero no, que pueblos apáticos y gobiernos proyanquis y vendepatrias no lo hemos querido escuchar; y cómo, en qué forma, si no hay compromiso, memoria y conciencia de enemigo histórico. Vergonzoso:  “La imagen de Estados Unidos mejoró sustancialmente en los tres últimos años, y en la mayoría de los países de la región está en un nivel de aprobación del 69 por ciento”. (Tétrico.)

¿Ya no más vendepatrias?

“Cuatro años después del optimismo, los problemas que aquejan a Europa amenazan no sólo con la desintegración de la unión monetaria, sino de la misma Unión Europea”.

Esto, mis valedores, cuando en nuestros países al sur del Bravo después de tantas de arena  se produce una de cal. La noticia optimista, a reserva de opiniones en contra: “A prender motores”, es compromiso de la troika (Cuba, Chile, Venezuela) que promovió y ha logrado en 33 países de nuestra América el nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, ¡sin Canadá y los Estados Unidos! Hasta parece que escucho la proclama de nuestro genio americano José Martí:   “Para mí ya es hora”.

O tal vez la exhortación de su paisano Juan Marinello, político y pensador:

Medítese en lo que suponer para millones de seres que toda su vida marche regida por una fuerza lejana, irresponsable y radicalmente contraria a su propio interés.

“A prender los motores”. En los documentos fundaciones de la flamante CELAC se tocan temas sensibles: las drogas y  el terrorismo, la especulación financiera y los derechos humanos, la vigilancia de la democracia y el estado de derecho, al igual que las preferencias arancelarias entre la Venezuela de Chávez y el México de Calderón.

¿De Calderón? Según opiniones del comentarista proyanki,  el futuro de la CELAC no es muy promisorio por razones como esta: “las decisiones de la CELAC tendrán que ser aprobadas por consenso. Eso imposibilitará que Chávez imponga una agenda ‘antiestadunidense’. Colombia y México no lo permitirán”. (Esto, mis valedores, encierra su muy buena moraleja, ¿pero cuál?)

Y muy a propósito como para leer entre líneas aquí otra de las razones que aduce el comentarista para atribuir a la CELAC un futuro incierto: “La imagen de Estados Unidos mejoró sustancialmente en los tres últimos años, y en la mayoría de los países de la región está en un nivel de aprobación del 69 por ciento”. (¿De los países o de los gerentes instalados en la respectiva  casa presidencial?)

Pero más allá de comentarios proyankis es claro que hoy mismo, como ayer, tiene vigencia el lema martiano: “para mí ya es hora”. Esto podemos calibrarlo por  opiniones diversas que en su momento han expresado políticos y comentaristas de los ”medios” en la Unión Americana. Voceros del Senado de Estados Unidos:

“El pabellón de las barras y estrellas no tardará en flotar sobre las torres de México, y de allí seguirá hasta el Cabo de Hornos, cuyas olas agitadas son el único límite que reconoce el yanqui para sus ambiciones”.

“¡Cuidado!, clamaba José Martí. ¡Cuidado!  Estados Unidos tiene sobre nosotros miras muy distintas de las nuestras. Cuidado. Jamás hubo en América asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso que el convite que los Estados Unidos (potentes, prepotentes, interesados en extender sus dominios en el resto de nuestra América hacen a las naciones americanas de menor poder. ¡Cuidado!

Cuando un pueblo es invitado a unión con otro podrá festejarlo con prisa el político ignorante, podrá celebrarlo sin juicio la juventud prendada de las bellas palabras, podrá glorificarlo como una merced el político venal o demente, y glorificarlo con palabras serviles. Pero el que siente en su corazón la angustia de la patria, el que vigila y prevé, ese ha de inquirir, y ha de decidir qué elementos componen el carácter del pueblo que convida y el del convidado, y si están predispuestos a…” (Sigo mañana.)