Azules y tricolores

El mundillo oficial, mis valedores, acaba de simular a lo desganado  la conmemoración del aniversario No. 190 del nacimiento de la bandera nacional, efeméride que se cumplió el día de ayer. Ello me da pie para aludir a la abusiva manipulación que de los símbolos patrios han hecho el PRI y Acción Nacional. A principios del sexenio foxista se encrespó el PRI:

¿Por qué cambió Fox nuestro escudo nacional? ¿Por qué tratar de utilizar los símbolos patrios como propaganda política? No convencen las explicaciones de Marta Sahagún: que el águila está en posición de ir hacia delante. ¿Cómo puede ir, si no tiene alas?

Y en diciembre del 2000:

“La fracción del PRI en la Cámara de diputados presentó un punto de acuerdo para que ese órgano legislativo exhorte a Gobernación para que disponga que todas las dependencias del Ejecutivo Federal utilicen legal y correctamente los símbolos patrios”.

La respuesta del PAN: que el Senado prohibiese al PRI el uso de los tres colores. “¡Eso nunca!”, clamó un Lanz Cárdenas. “¡La propuesta no tiene por qué ser aprobada por el Senado, ni siquiera por el Congreso. Es un asunto interno del PRI!  La propuesta tiene un  fondo electorero”.

La “exhortación” para que los priístas  liberaran los colores patrios vino de Ernesto Rufo cuando gobernador.  Fulgurante la respuesta: “Para el Frente Juvenil Revolucionario del PRI, la propuesta es una tontería. Debe ser rechazada. Cada partido tiene derecho a utilizar los colores con los que se identifica. El PAN utiliza el azul y blanco porque se identifica con la bandera gringa. El PRI ha utilizado siempre los colores nacionales ¡porque se  identifica con México!”

El PRD, años después: “Impugnaremos ante la autoridad electoral la utilización de los colores de la bandera nacional en el escudo del PRI. Millones de mexicanos son del mismo sentir. Todos utilizamos los colores patrios, o ninguno”.

Cuando priísta, Campa Cifrián: “Nada obliga al PRI a cambiar los colores de su logotipo. Le dan la identidad  y es un derecho que tiene desde su creación. Los priístas no pierden el tiempo en criticar los colores azul y blanco del PAN, y el amarillo del PRD. ¿O sí?”

Mientras, “ONGs. piden que el Congreso prohíba  a cualquier partido utilizar los colores nacionales para manipular al electorado y hacerle creer que ellos son México y que México es de ellos”.

Esteban Moctezuma: “Ese debate quedó atrás. Hoy lo revive la oposición con fines electorales y nada más”.

 

 

López Obrador: “El PRI no debe utilizar los símbolos patrios. El Himno Nacional y la Bandera pertenecen a los mexicanos; son símbolos de los mexicanos, no sólo de un partido, y México no es el PRI ni el PRI es México”.

Le contestó Arturo Núñez, ayer tricolor y hoy lópezobradorista: “A los colores patrios tenemos un derecho histórico. Con ese tema recurrente y obsesivo pretende la oposición justificar sus derrotas electorales: que pierde porque el PRI tiene esos colores en su emblema. El  PRI hará valer su mayoría para defender sus colores patrios. El intentar quitárselos es una actitud hostil que atenta contra el ambiente de civilidad necesario para el perfeccionamiento de la vida democrática. ¡Nosotros iniciaremos una cruzada en defensa de la identidad de nuestro partido!”

“¿Que qué?”, el vocero del PRI.  “¿Despojarnos de nuestros colores? Esa es una cortina de humo de la oposición, que considera a la ciudadanía tonta o tarada que no sabe por quién votar y dice: Voy a votar por la bandera. ¡Eso es ingenuo!”

(México.)

 

¿”Nacionalismo”? Cuidado

“Ideada por Iturbide,  la bandera que simbolizó el Plan de Iguala, firmado por él y otros jefes en esa villa, era tricolor, con franjas diagonales de color rojo, verde y blanco; una estrella en cada franja y en la central una corona imperial dorada, con el fondo encarnado y orlada con las palabras Religión, Independencia, Unión”.

Hablé ayer, mis valedores, del significado de sus colores. En el aniversario No. 190 de su creación, que hoy se conmemora, el discurso oficial exaltará un lábaro patrio izado a toda asta como símbolo, identidad y nacionalismo. Lo usual. Yo, en contrapunto de las frases retumbantes, consigno aquí opiniones que fluyen a contracorriente del discurso oficial. Roger Bartra, sociólogo y antropólogo:

– Una nación puede sobrevivir sin nacionalismo. Porque el tal se convierte en algo dañino para los habitantes que viven en un territorio, una enfermedad y no un factor de desarrollo. Desde hace varios sexenios el nacionalismo le ha hecho mucho daño al país. Se ha vuelto institucional y está actuando en contra de la nación misma. Está en clara y franca crisis. Hay muchos que se han propuesto como salvadores del nacionalismo. Lo mejor sería que no hubiese salvadores, que los mexicanos pudiésemos vivir en una sociedad democrática. Exaltar los símbolos patrios es presagio de guerra. Donde existe la democracia, la importancia de los símbolos patrios decrece y empiezan a tener importancia otra clase de símbolos. Que en México se recurra tanto a la simbología patriótica es una mala señal. Cuando hay tanto uso de las banderas es que hay evidentes señales de conflicto.

La befa y un “nacionalismo” ofendido: “El profesor Luis Gárate, de El Palmito, Sin., ultrajó el lienzo patrio limpiando con él los cristales de la ventana de su casa. Como este hecho afrenta gravemente los sentimientos patrióticos del pueblo mexicano, considero que se investiguen los hechos y se proceda a la consignación e inmediata destitución del dicho profesor, por ser indigno de desempeñar el noble cargo de maestro de la niñez mexicana”.

Gabriel Zaíd, escritor “Las banderas y los himnos como símbolos sacros del Estado son decimonónicos. La declaración de que estos emblemas son nacionales es un engendro político del siglo XIX (…) Han cambiado las misas y las devociones, pero no el santoral político ni las devociones oficiales, ni las misas de gallo del 15 de septiembre que inventó el General Porfirio Díaz para celebrar su cumpleaños (…) Requerimos de unos símbolos patrios más tranquilos, menos aparatosos”.

Bartra: “Esa tremenda insistencia en la formalidad del símbolo proviene de un intento de vestir el cuerpo desnudo. El cuerpo del nacionalismo tradicional revolucionario está desnudo, pero el Gobierno quiere cubrir esta desnudez a como dé lugar. Es como si literalmente se cubriera con el paño de la bandera, con el símbolo más vacío de contenido, sin acudir a ninguna tradición. Por eso son símbolos completamente vacíos, manipulados”.

Befa, ignorancia, “nacionalismo”: Salamanca, Gto. “Empleados de parques y jardines de la presidencia municipal utilizaron una bandera nacional para recoger la basura de la vía pública. Le echaban encima basura y excremento de perros. Luego arrojaban su carga en el vehículo lanzando con fuerza, como catapulta la bandera, que sacudían para repetir la acción. Explican que ‘la encontramos en un basurero y nos ha servido mucho para recoger la basura’”.

(Otros usos de la bandera, mañana.)