Los ricos repiten por mayores modos: – ya todo se acaba, pues robemos todos. – Y así en mil arbitrios se enriquece el rico, – y todo lo pagan el pobre y el chico.
La requisitoria de Quevedo a Felipe IV y sus potentados pudiera aplicarse hoy a un México ahora ya sin Felipe, pero sí con Peña, jerarca de un país donde se perpetran los dos delitos fundamentales que denuncia el clásico: la pobreza y la riqueza. Sin más. Por cuanto al salario mínimo, y respetando la sintaxis del documento:
Hoy cuatro millones 435 mil 896 mexicanos perciben un minisalario, y dos millones 127 mil ganan de tres a cinco mínimos. El incremento salarial es insuficiente en comparación con el de los precios de los alimentos que las familias requieren para un desarrollo saludable, lo que explica la pérdida del poder adquisitivo del salario. (“Un país fuerte necesita salarios justos”, afirman los autores de la iniciativa sueca que propugna un salario mínimo de 25 dólares por hora.)
Desde 1987 el precio por día de la Canasta Alimentaria Recomendable, CAR, registra un incremento de cuatro mil 582 por ciento. En ese año se requerían 3.95 pesos diarios para comprar una canasta y media. Hoy las familias sólo pueden adquirir una tercera parte de los productos que la integran.
Desde diciembre del 2012 el poder adquisitivo registra una pérdida acumulada de 3.45 por ciento. Del primero de enero del 2013 al pasado 12 de abril la Canasta alimentaria aumentó 7.62 por ciento, y el salario nominal diario tuvo un incremento del 3.90 por ciento.
Desde 1982, por la instrumentación de distintas políticas económicas el consumo de productos básicos como leche, tortilla, pan, frijol y huevo, ha disminuido. En enero del año referido podían comprarse 18 litros del lácteo con un salario mínimo, y hoy la percepción alcanza para cuatro litros.
La tortilla es uno de los alimentos básicos de la cultura mexicana, y por generaciones ha estado en nuestra dieta diaria. Hace 32 años se compraban 50.9 kilogramos con un minisalario. En abril pasado el ingreso cubría el precio de 5.8 kilogramos.
En el mismo periodo, la merma en el consumo de pan blanco fue la siguiente: en 2014 sólo pueden adquirirse 38 de las 280 piezas que se compraban en 1982. Asimismo, las familias limitaron el consumo de frijol. Con un salario mínimo se compran hoy 3.3 kilogramos de los 11 que se adquirían hace tres décadas, detalla el estudio correspondiente.
De acuerdo con los resultados del cuestionario de precios, en abril pasado el costo promedio de la canasta básica fue de 184.96 pesos. En mercados y locales aledaños se erogaban 186.35 pesos, un peso 39 más que la media. En tianguis y establecimientos el desembolso era de 172.44 pesos, 12.52 pesos más barato que el promedio, y en supermercados se requerían 195.30 pesos.
Tal es la realidad, más allá del universo de ficción donde la pantalla de plasma, al modo del flautista Hamelín, hipnotiza a sus víctimas y las conduce al voladero. Mis valedores:
México es nuestra casa común. Es este el México que edificamos nosotros. Todo lo bueno y todo lo malo que en ella acontece es responsabilidad nuestra. El salario mínimo y la canasta básica, pongamos por caso. ¿Peña y congéneres, mientras tanto? Esos sólo son servidores que contratamos para servicio de nuestra casa común, pero ocurrió que al ponerla en sus manos comenzaron por maleducarnos y aprontarnos la TV, con lo que nos hicieron ignorantes y terminaron por tomarnos la medida y supeditarnos a su voluntad. ¿Y nosotros, en tanto? ¡E-xi-gi-mos! (Ah, México.)