¿Demócrata Calderón..?

Así pues, mis valedores, ya se dio a conocer el gabinete económico del gobierno de Calderón. Ya se anunció que el próximo secretario de Hacienda será un tal Agustín Carstens, que viene directamente del Fondo Monetario Internacional, del que fue subdirector-gerente, y al propio tiempo el presidente electo asegura que su gobierno tendrá preferencia por los de siempre, que son «los que menos tienen», horroroso eufemismo.

Y es como para preguntarse cuánto margen de verdad puede caber en el contrasentido que significan «los que menos tienen» frente al Fondo Monetario Internacional, de donde procede el Carstens de marras. Lo sabrá quien conozca, así sea a lo superficial, en qué consiste el modelo económico neoliberal que nos ha impuesto el Imperio por mano del referido Monetario Internacional, entre otros organismos del agio globalizado. Vale aquí la aseveración del filósofo.

En su Política Aristóteles establece que la tiranía es el gobierno de un hombre para beneficio de gobernante; la oligarquía busca el interés de los ricos, y la democracia el de los pobres. Y más adelante: «En todos los gobiernos los ricos son pocos y los pobres muchos», y que la diferencia entre democracia y oligarquía es la pobreza y la riqueza Vicente Fox, por su parte, lo expresó claramente al principio de su sexenio: «Mi gobierno es de industriales, por industriales y para industriales». Y lo fue, según lo atestiguan los hechos. Yo, ante semejante situación, pregunto a todos ustedes: siendo la oligarquía el beneficio de los pocos ricos y la democracia el de los muchos pobres, ¿fue el de Vicente Fox un gobierno democrático, o uno que acentuó el beneficio de los ricos de México..?

Lo pregunto porque a un costo de miles de millones de nuestros dineros el industrial y ex-gerente de la Coca Cola ha venido afirmando, y en todos los medios de condicionamiento de masas lo asegura hoy todavía, que su gobierno estableció la democracia, y que gracias a su democracia, según afirma en la radio el anuncio promocional (uno de los millones ventoseados a lo largo de miles y miles de horas), el anciano de la barriada no tiene qué vender la televisión para costear la intervención quirúrgica Yo, mirando y oyendo lo que ocurre en el gobierno oligárquico que vende a las masas su concepto de democracia, digo, con la frase definitiva de mi difunto padre Juan:

– Pero no me «almiro» del embustero, mi hijo. Me «almiro» de los aturdidos que se lo creen…

Hoy, y desde hace 24 años, la oligarquía cimarrona gobierna el país según los dictados del Nuevo Orden Mundial que impuso el imperio en el año de 1944 en Breton Wbods, y que al ir modificándose al parejo de tiempos y circunstancias ha venido a caer en el modelo neoliberal que a estas alturas de la historia del país enriquece cada vez más a los menos y a los más los empobrece más todavía Pero en fin, y después de todo, ¿qué es, que viene siendo ese que nombran neoliberalismo? Bien a bien y más allá de sus nocivos efectos, las masas muy poco saben del tal, y esto por falta de una adecuada información, ya que: ‘las condiciones y los efectos de los tratados internacionales firmados por nuestro país se han mantenido en secreto».

De ello se mantiene a las masas en la ignorancia, conforme al principio de que los asuntos públicos no son de su incumbencia

Neoliberalismo. Ya a principios del siglo XX lo afirmaba Woodrow Wilson, cuando presidente de Norteamérica:

El productor insiste en tener el mundo como mercado. Por lo tanto, es necesario que la fuerza del Estado derribe las puertas que aquellas naciones que se cierran para asegurar que no se olvide o desaproveche para el comercio ningún rincón del mundo…

Este principio depredador es hoy una nueva forma de dominación neocolonial que los analistas denominan globalización». Para su beneficio, el Imperio mantiene la explotación del Tercer Mundo y la escandalosa monopolización de la riqueza que producen las masas. Para nuestro país el modelo neoliberal significa, como para todos los «pueblos de la periferia», producir la riqueza económica del Primer Mundo, sin más, todo ello bajo el imperativo (bajo el látigo, dicen algunos) del Monetario Internacional. En fin.

Mis valedores: Agustín Carstens viene directamente de ese Monetario Internacional, del que fue subdirector gerente. ¿Será el de Felipe Calderón, si nos atenemos al dicho aristotélico, un sistema demócrata, o uno más de los gobiernos oligárquicos que rigen al país desde el mediocre De la Madrid hasta el mil veces más mediocre y dañero Vicente Fox, el de la honorable familia política, lo único de político que existe en él.?
Neoliberalistas. (De sus perniciosos efectos hablaré después.)

Taller de Lectura de hoy

Hoy viernes 17 de noviembre, a las 7 de la tarde en el recinto de la de la cafeteria el Mesón, ubicada en la avenida Azcapotzalco #514 Colonia Villa Azcapotzalco a tres cuadras del metro Camarones habrá un taller de lectura con el maestro Tomás Mojarro

Más informes al teléfono del Centro de Acopio 56-52-00-26 y al teléfono de la cafetería 53-47-42-40

La boca me sabe a sangre

Ayer, a propósito, envié aquí mismo un recado a López Obrador, complemento de éste que le mandé hace un año y meses: «Estoy mirando, a colores y en relieve, el mapa de México, que en los próximos años habitaremos usted como gobernante y yo como gobernado. Si nos dejan. Observo el patrio territorio con sus bosques y montañas, valles y cordilleras, ríos, mares y planicies, mesetas y serranías. Le miro, como venas, arterias y vasos capilares, su entramado de vías férreas, brechas, y carreteras. Como grafitos desparramados a lo largo y ancho del territorio, ahí los nombres de sus ciudades, villas y aldeas. Lo miro, y pienso, y desde aquí le digo, señor:

¿Cómo, de qué forma, con base en qué estrategia piensa usted enfrentar el problemón de los delincuentes y la impunidad de que hasta ahora han gozado para andar del brazo y por la calle? ¿Cómo intentará evitar que le hurten el cuerpo a la acción de la justicia? Si en el mapa del país existen tantas carreteras que anudan otras tantas ciudades, y cada ciudad empolla junto a sí su aeropuerto, ¿cómo piensa controlar vuelos desde aeropuertos, corridas de vehículos en las carreteras y casas de seguridad ubicadas estratégicamente en este o aquel barrio de esta o aquella ciudad? Amparo en la bolsa, escondite en la casa de amigos, de familiares, de cómplices; disfraz, barba larga, lentes oscuros, pasaporte falso, vuelo particular,viaje a deshoras de la noche en camioneta de vidrios polarizados. ¿Cómo piensa controlar a los delincuentes?

Alce los ojos mire ese tránsito de avionetas que rayonean nuestros cielos; vuelos clandestinos. Ahora baje la vista y observe, clandestina también, esa red de pistas de aterrizaje con los brazos abiertos para acoger toda suerte de prófugos y fugitivos. Cómo asegurar que los delincuentes reciban todo el castigo que se merecen y así atemperar la indignación del paisanaje ante las acciones violatorias de la ley de quienes se saben impunes frente a una «justicia» alcahueta. Cómo, don Andrés Manuel. Cómo.

Las autopistas, señor, como las olas del mar, van y vienen, y van a ovar -a deponer de su carga- en las zonas más impredecibles. Ahí nomás, tras lomita, tenemos unos bosques tupidos, en cuya espesura los criminales pueden encontrar escondrijos perfectos y encuevarse en alguna de las estribaciones de la serranía. Una cabaña en la espesura del bosque, una hacienda aún sin derruir, una choza en el monte, la casa de seguridad que facilitaron los cómplices, en fin. Cuándo va a usted a dar con el paradero de los maleantes, señor…

Gente dispuesta a valerlos, siempre la van a tener a la mano. Tan lucrativo es el negocio ilícito, que compra lealtades y alquila voluntades de gente dispuesta a todo contal de medrar en la protección de los fugitivos. ¿Cómo piensa usted desmembrar la mafia y someterla a las leyes, señor? Vamos a suponer que logra usted la aprehensión de este o aquel de los mañosos. ¿Las inmediatas repercusiones? Que ahí se va a producir, al tanto más cuanto y (no) llevamos tanto, la erisipela de abogados y jueces especialistas en el manoseo de la artimaña legal y el amparo oportuno. La chicana, señor, y la amañada interpretación de unas leyes elásticas, que parecen cortadas a la medida del delincuente. ¿Cómo enfrentar el problema? ¿Que logró usted encerrar a este o a aquel en el reclusorio? De ahí, señor, se han fugado. ¿En la cárcel de alta seguridad de Puente Grande, señor? ¿No fue de Puente Grande de donde logró fugarse Joaquín «El Chapo» Guzmán? ¿Al penal de máxima seguridad de La Palma, en Almoloya de Juárez? Señor: las rejas de alta seguridad se abren con maniobras legaloides; pregunte, si no, a Raúl Salinas, otro manifiesto bandido de los dineros públicos. ¿Y? ¿Qué rejas son capaces de resguardar a criminales de ese calibre y calaña tal? Convénzase: esos delincuentes están organizados en mafias, y han creado redes de compinchaje que los tornan invulnerables, o casi. Los delitos de esos quedan impunes, y si usted me pregunta quién me proporcionó la información, yo le contesto: la Historia y la realidad objetiva. Así pues, mi don Andrés Manuel: Si nos dejan, en el próximo sexenio usted será el que gobierne y yo el gobernado. Que cumpla o no cumpla sus promesas de candidato, ya a su hora lo sabré, pero una de ella me parece casi imposible: con la descripción que acabo de hacerle de la extensión y complejidad del mapa de México, ¿cree usted posible, pero de veras, cumplir su promesa de llamar a cuentas a Fox y Hnos., a Marta y familia, a los hijos de toda su Sahaguna y a la parentela en realada, que todos aprovecharon ese puesto para saquear nuestros dineros, que de todos son para beneficio de todos? ¿Podrá usted, don Andrés Manuel? ¿Podrá? Yo lo dudo, pero eso lo vamos a ver. A su hora».

Eso, ayer. Hoy, la boca me sabe a lo que apesta esta nota de miércoles: La Presidencia declaró la inexistencia de facturas sobre los gastos de Marta en Washington para la exposición Dhrina-humana. Jamás se conocerán dichos gastos… Cómo, si lograron imponer a su pelele… (México.)

No nos dejaron

Incontrovertible, mis valedores. Malas artes de por medio, pero esa es la realidad: en el proceso electoral del dos de julio pasado una estrategia se impuso y un candidato resultó ganador mientras que el otro fue el perdidoso. Sin vuelta de hoja. Sin más. Mucho me duele el resultado, para mí y para tantos insólito, pero ante los hechos consumados qué puede hacer un paisanaje que tiene a flor de piel la cultura de la multitud, pero no esa de la organización celular autogestionaria, la única valedera para crear el verdadero poder popular, y repito: mucho me duele el resultado del proceso electoral, y no tanto por el perdidoso, sino porque el que resultó ganador, con todo lo que de nefasto representa para el país. Lóbrego.

Todavía antes del dos de julio yo vivía en un nirvana particular, en un castillo de la pureza que resultó, a fin de cuentas, un castillo de arena, cuando no de naipes. Yo, en mis cuentas alegres, miraba a López Obrador instalado en el palacio de gobierno; no, por supuesto, en Los Pinos, ese escondrijo de clima insalubre y sórdida fama como albergue de corruptelas, disipación, derroches y francachelas, aquelarres politiqueros y pugnas familiares. No ahí, sino en el palacio de gobierno, que, tal como fluía la campaña de los candidatos, más factible parecía que al tabasqueño le pudiera hacer sombra el Dr. Simi que no uno chaparrito, peloncito, jetoncito, de lentes, la viva estampa de la mediocridad, y tanto que anuncia al gordo fondomonetarista para titular Hacienda como pudiera anunciar el fin del mundo, que poco de lo que venga de él interesa, y habla de lo que habla como si lo hablase en el corazón del Desierto de Altar. Y aquí oigo al que me la interpela:

-Bueno, ¿y tú por qué tanto interés en el condenado Peje llegara a Los Pinos? ¿Andabas detrás del hueso, querías ser el Sari Bermúdez bigotón del nuevo sexenio?

Yo puras habas de hueso, yo carne, que sé ganarme a lo honrado. No, sólo que a mí, ciudadano agraviado de forma reiterada y con saña desde 1946 a la fecha (echen cuentas de los presidentes ladrones que se han sucedido en el gobierno desde Miguel Alemán hasta hoy), esta vez se me prendió una ilusión aquí adentro, miren, que me tiraba a soñar, a veces hasta dormido; una especie de onanismo mental que me mantenía ilusionado con la llegada del tabasqueño al palacio de gobierno. ¿Y saben en qué consistía dicha ilusión? Que con la llegada del Peje llegara a su término la carrera de logreros y ventajistas que aprovechan los seis años de residencia en Los Pinos para saquear, depredar y robar los dineros que aportamos todos y que deberían ser para beneficio de todos. Que al iniciarse el sexenio del tabasqueño ocurriese no el cambio estructural del país, que esa tarea corresponde al paisanaje, pero sí por esta vez, cuando menos por esta, las instancias correspondientes llamasen a cuentas a Fox y su cálifa de validos, que a balidos cultivaron una mente dócil a fantasías, fantasmagorías y esos fementidos mundos de fábula y encantamiento que en las mentes débiles suelen forjar los humos de las drogas tranquilizantes. Que ahora sí, finalmente, harto como estoy de los latrocinios que viene cometiendo el titular del Ejecutivo en turno, de Miguel Alemán a Zedillo, con Fox se rompiera, por fin, esa cadena de impunidades atroces, y por esta vez, cuando menos por esta, se aplicara la ley, y la «pareja presidencial» no estuviese a estas horas haciendo cuentas alegres y mudando el producto de sus tapicerías al rancho San Cristóbal y a la farmacia veterinaria de Celaya, sino que todos, así Bribiesca como Sahagún, pasaran a ocupar su celda en La Palma. Y la paz.

Y fue así como el fluir de la campaña electoral me llevó a dar por sentado el triunfo de López Obrador, y tanto de palabra y obra me lo había venido agrediendo Fox a chicotazos de lengua, que lo di por hecho: ya instalado en el palacio de gobierno va a apelar a la ley para romper la abyecta cadena de impunidades, que bien lo dijo en su momento el ex-presidente Emilio Portes Gil: «En este país cada sexenio arroja comaladas de millonarios».

Que con López Obrador esa tradición se rompiera en Fox y honorable familia; política, naturalmente. Cándido de mí: fue por aquel entonces, y de esto hace no más de un año y un par de meses, cuando este iluso se dio a redactar una fabulilla que hoy, amarga la boca y un desparramadero de bilis (negra) que hagan de cuenta que una manada de uniformados de la federal preventiva la corretea por calles de la ciudad, ofrezco a todos ustedes para que en cabeza ajena escarmienten y no les dé por soñar que el enemigo histórico va a dejarse arrebatar la víctima de sus depredaciones. Fue en septiembre del año anterior, cuando desde aquí decía al derrotado López Obrador:

Estoy mirando, a colores y en relieve, el mapa de México, que en los próximos años habitaremos usted como gobernante y yo como gobernado. Si nos dejan. No nos dejaron. (Sigo mañana)

Galería del descrédito

Una burra quiso rebuznar y no pudo porque nunca se aprendió la tonada (De la homilía dominical de Norberto Rivera, cardenal de la Iglesia Católica)

Los infelices que en algún rincón del infierno de Dante arrastran arrobas de descrédito: Fox, por supuesto, Marta, sus hijos, Ulises Ruiz el de Oaxaca, el «góber» precioso de Puebla, Mario Marín, y Ugalde el del IFE, el Tribunal Electoral de la Federación en pleno y algunos más que, aplastados por el deshonor, han adoptado la técnica de la raposa: fingirse muertos. Ahí están los Montiel, Hildebrando, Aldana y Romero Deschamps el Emilio Gamboa del florido lenguaje, ?scar Espinosa y tantos más. Increíble que al mural del descrédito se agreguen los jerarcas de la católica, hasta el grado de que tengan qué apoyarse entre ellos y manifestarse adhesiones y votos de confianza..

Recuerdo que ya en este sexenio el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez fue acusado de complicidad con jefes del narcotráfico, y la PGR abrió el expediente respectivo. Rápido de reflejos, Norberto Rivera cardenal: Los obispos del Episcopado y yo apoyamos totalmente Al cardenal Juan Sandoval Iñiguez. Nada le encontrará la PGR.

Nada ilegal pudo encontrarle, y esto gracias a un oportuno milagro de San Cristóbal, no el santo descontinuado sino el rancho de Fox, a donde el purpurado en entredicho fue en romería Hoy es el tiempo del que al que apoyó lo apoyen: Doce obispos del Episcopado se solidarizan con el cardenal Norberto Rivera por las agresiones que ha recibido de parte de «enemigos políticos». «Como colaboradores estrechos de Su Eminencia, le mostramos nuestra plena comunión y reconocimiento a su valiente ministerio pastoral».

De su presunta protección al sacerdote paidófilo Nicolás Aguilar, ni una palabra A propósito: la acusación contra Sandoval Iñiguez se refería al lavado de dinero del narcotráfico. Ahora pronto lo afirmó, palabras más o menos, Ramón Godínez, obispo de Aguascalientes: Aquí, en el templo, se purifica el dinero del narcotráfico que recibimos en calidad de limosnas...

Narcotráfico y lavado de dinero: el negociazo de narcos y jerarcas del dinero sucio (dinero socio) ha corrompido y ha sido corrompido por magistrados, policías y políticos, pero que ahora los altos clérigos de basílicas y catedrales acaben de corromper el ambiente de Osieles y Chapos Guzmán…

Las opiniones de tonsurados sobre los negocios de ciertos clérigos. Leonardo Boff, teólogo de la «Teología de la Liberación»: Es profundamente antiético que jerarcas de la Iglesia Católica Mexicana se haya visto envueltos en problemas con el narcotráfico. El poder religioso entra siempre en articulación con el poder político y el poder económico. Si el poder religioso no es vigilado, controlado, y si no mantiene su altura ética, hace negocios…

Sergio Obeso, obispo: Yo rechazo que la Iglesia esté utilizando dinero del narcotráfico. Se pueden decir tantas cosas…

El obispo de Hermosillo, Son., Carlos Quintero: ‘Bueno, sí, en Tijuana existen familias que han sostenido parroquias con dinero del narcotráfico. Seamos realistas. Sí, no podemos ocultar el mal, pero tampoco debemos omitir las cosas buenas del mal. En Tijuana hemos encontrado familias buenas que han ayudado a sostener el seminario y muchas otras que han aumentado el número de parroquias. Acepto que recursos provenientes del narcotráfico han llegado hasta las arcas de la iglesia, particularmente en esta frontera».

Un José Raúl Soto, profesor de la Univ. Pontificia de México: Aquí, en la basílica de Guadalupe, se los digo como párroco, los narcotraficantes son muy generosos. Sin dejar de ser traficantes de drogas, ayudan y dan limosnas que nosotros ya quisiéramos hacer. Los más generosos hasta hoy han sido Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo, particularmente…

Alberto Athié, sacerdote: «La Iglesia Católica Mexicana se mantendrá siempre abierta a los narcotraficantes. Los jerarcas católicos estarían dispuestos a reunirse con los traficantes, sí, pero sólo para pedirles que abandonen su actividad. Ellos, los narcotraficantes, son vistos como los más malos entre los malos, aunque en algunas ocasiones son diferentes. No podemos identificarlos como personas esencialmente malas. Hay quienes tienen la inquietud de buscar el bien y hacer cosas a favor de la comunidad».

G. Prigione cuando nuncio apostólico del Vaticano en México: «El padre G. Montaño fue el enlace entre los Arellano Félix y yo. Pero les prometo que no volveré a tener contacto con alguno ni a entrevistarme con narcotraficantes».

Omito nombres de simples curas coludidos con el narco para finalizar con los conceptos del golfista, empresario taurino, bont vivant y obispo en sus ratos perdidos Onésimo Cepeda: Nosotros los clérigos les decimos a Amado Carrillo y demás narcotraficantes: «Vayanse, hijos, el Señor los perdona y no pequen más». El resto es silencio. (Dios…)
elvaledormx8yahoo.com.mx

Elegía por la Lacandona

A los ancestrales problemas de la selva lacandona me referí ayer, y a los recientes conflictos que provocaron enfrentamientos entre tzeltales y lacandones, con un saldo de muertos, heridos, desplazados y desaparecidos. Trágico. Semejante estado de crisis se origina, en última instancia, en la codicia y la rapiña de consorcios internacionales como Monsanto y congéneres que ahora mismo depredan la riqueza maderera de la selva lacandona. Siguen aquí los esbozos de la accidentada historia de la selva desde 1860, cuando la descubrieron unos Felipe Marín y Juan Ballinas.

Quienes atrapaban los troncos recién cortados los entregaban a los empleados de las compañías madereras, que las llevaban por el mismo río a los puertos de embarque: Frontera y Cuidad del Carmen. «El descubrimiento de Marín inauguró la explotación de las empresas llamadas montería que operando desde Guatemala con permiso otorgado por ese gobierno, extrajeron madera de la selva lacandona de 1860 a la siguiente década
Enero del 2005. La Jornada:

Está en marcha, el reacomodo de comunidades zapatistas en el sur de Montes Azules. El viaje desde La Realidad hasta Boquerón tomó tres horas. La media que falta por caminar no es nada con las seis horas de selva y lodo que anduvieron ayer. «Estamos llegando en tiempo para trabajar la tierra y preparar la siembra de maíz…»

Y que en la selva lacandona la comunidad exige a las autoridades el desalojo de los poblados asentados de manera irregular en la reserva de la biosfera de Montes Azules, porque los invasores «están talando muchos árboles en la selva». Que la comunidad ya está cansada, y que fijan un plazo a los talabosques, que «ya no excederá los dos meses. Entonces vamos a actuar». Riesgoso. El resultado: hoy, sangre derramada.
Del conflicto que viven los lacandones por la invasión y devastación de la selva les hablé ayer, conflicto con más de cien años de vida; de muerte, más propiamente, y de destrucción, por culpa de la voracidad con que las transnacionales han explotado y explotan a lo irracional las finas maderas de la selva chiapaneca Hace tiempo, repito, me visitó Cuauhtémoc González Pacheco, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y autor de El capital extranjero en la selva de Chiapas. Con base en su apasionada exposición del problema y en los documentos que dejó sobre esta mesa de trabajo sigo aquí con las historia del lacandón y su selva o, para no mentir: de la selva y sus lacandones, porque nunca la selva ha sido del lacandón. En la historia, las pruebas:

Los descubridores de la selva.

Ellos fueron Felipe Marín y Juan Ballinas descubrieron que los ríos eran el medio para sacar los árboles de maderas preciosas de la selva lacandona Marín cortó árboles en la década de 1860 y los lanzó por el río Usumacinta Desembocaron en Boca de Cerro, cerca de Tenosique, Tabasco«. Las firmas madereras más importantes que operaron desde el vecino país fueron Manuel Sisniaga Otero y la Casa Janet y Sarté. Un cálculo conservador, basado en los permisos expedidos en Guatemala, permite calcular que en sólo una década las empresas madereras cortaron 73,710 árboles de caoba y cedro de la selva mexicana

Las primeras compañías madereras.- Durante las décadas de 1880 y 90, las compañías madereras se apropiaron de importantes extensiones de la selva lacandona Las primeras fueron la llamada Sub-Oriental, de nacionalidad francesa, la Compañía Valenzuela e Hijos, del mayor terrateniente de Tabasco, Policarpo Valenzuela -un millón de hectáreas lo confirma-, la Casa Romano y la Casa Bulnes, españolas. Tales compañías vivieron la edad de oro de la caoba de 1880 a 1915. Un cálculo conservador, en base a documentos y testimonios, sugieren que durante los 35 años que duró la edad de oro, los extranjeros extrajeron de la selva tres millones y medio de metros cúbicos de caoba y cedro que fueron enviados al extranjero…

«Es característico de la forma de operar del capital extranjero en Latinoamérica el hecho de que en tan corto lapso hayan extraído de la Lacandona tan importante volumen de madera sin estar sujeto a ningún proceso de valor agregado dentro del país, y que parte de la madera fuera devuelta a México convertida en exquisitos londinenses de caoba o en olorosas cajas de cedro mexicano con cigarros puros alemanes, a precios incomparablemente superiores a los desembolsados por la materia prima». Tan inicua situación de ventaja impune en que operaban las transnacionales, ¿ya ha sido superada en nuestro país? (Sigo después.)

La selva en llamas

Y la tragedia, que se venteaba en el aire, que ya se veía venir. Excesos y desmesuras de voracidad y codicia, de rapiña y depredación. El resultado: sangre derramada Tal es el signo de identidad, el santo y seña de la selva lacandona, de Chiapas. Leo en Reforma del pasado viernes que tras el enfrentamiento del lunes anterior entre tzeltales de Viejo Velasco y lacandones de Nueva Palestina, «Sube(n) a seis los muertos por pleito en Lacandona», y que se registra un saldo de cinco desaparecidos, treinta y ocho desplazados y un rijoso en prisión. Que helicópteros, camionetas y cientos de policías resguardan El Desempeño. La selva lacandona Ya en el 2003 lo advertía Reforma-

La reserva de la biosfera de Montes Azules, en Chiapas, tiene riesgo ‘Inminente» de violencia entre las comunidades que la habitan, se advirtió al gobernador de Chiapas y al presidente del país.

Y apenas en el 2005: «Monsanto, el gigante de la producción de transgénicos toca a las puertas de la selva lacandona de manera directa En tanto, los gobiernos federal y estatal siguen adelante en su misión de vaciar de indios Montes Azules. Apenas ayer, al celebrar la reubicación de unas 170 familias indígenas en tierras palencanas, los funcionarios federales hablaron alegremente de millones de pesos…»

Y que al adquirir Monsanto la empresa mexicana Seminis gran parte de la selva lacandona, según acusaba Hermann Bellinhausen en el matutino, está en peligro inminente de convertirse en propiedad de la transnacional. Y digo yo, mis valedores: Chiapas, selva lacandona conflictos de tierras, devastación de los bosques, enajenación a la rapiña transnacional, cadáveres. Para los capitalinos el conflicto de Montes Azules parece remoto, pero no; al igual de eso que ocurre con el energético, riqueza de los mexicanos. Ante el entreguismo de un gobierno decididamente pro-yanqui, los bosques también son vida y riqueza de y para todo el país, una riqueza a diario codiciada por las transnacionales de marras. Aquí, el requemante problema de la selva lacandona desde sus raíces históricas. Los descubridores de la riqueza lacandona, sus explotadores transnacionales, la ruina en que van dejando de aquellas selvas. La historia, que se inicia con un suceso inaudito:

Que para rapar la selva, las transnacionales actuaron siempre con permisos debidamente legalizados ¡por el gobierno de Guatemala! Que tan sólo en la década de 1860-70 y únicamente de cedro y caoba, los extranjeros cortaron más de 73 mil 700 árboles de la selva mexicana, cifras y datos escandalosos. Tengo aquí, sobre mi mesa, documentos que alguna vez me hizo llegar Cuauhtémoc González Pacheco, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y autor de El capital extranjero en la selva de Chiapas (UNAM, 1983). El estudioso se apersonó conmigo, y el tanto de toda una tarde se puso a hablarme de Chiapas, y en la intensidad de sus palabras había la pasión de cuando uno se expresa de la amantísima Me habló de un Chiapas selvático que, ante la ira impotente de la comunidad y la indiferencia de gobierno, caciques y talabosques, perdía sin remedio su riqueza vegetal, ahora en manos de extrañas, manos trasnacionales. Al despedirse me dejó el altero de documentos que ahora comparto con todos ustedes.

«Si miramos en retrospectiva la historia de los últimos cien años de la selva lacandona, la más importante selva alta de México, nos sorprenderá no encontrar en ella las esperadas imágenes de una selva virgen poblada por escasas familias de indígenas lacandones; lo predominante será un pujante desarrollo de empresas madereras bien constituidas y patrocinadas por el capital extranjero. Esta realidad tan poco romántica se inició cuando todavía no se utilizaba el aeroplano. Uno se pregunta cómo fue posible que las grandes transnacionales de entonces descubrieran, escudriñaran y desposeyeran a la selva y a sus habitantes de sus riquezas, cuando la mayoría de los mexicanos de entonces ignoraban su existencia..

Los descubridores de la selva Felipe Marín y Juan Ballinas se percataron de que los ríos eran el medio para sacar los árboles de maderas preciosas de la selva lacandona Felipe Marín cortó 72 árboles en la década de 1860 y los lanzó desde el punto donde el río Usumacinta toma tal nombre, para comprobar que eran conducidos hasta la salida de la selva, a un sitio llamado Boca de Cerro, cercano a Tenosique. Tabasco. Este lugar muy pronto se convertiría en un importante centro de empresas madereras, pues en él se asentaron los hombres encargados de atrapar las trozas que el río conducía y entregarlas a los empleados de las compañías madereras, quienes las llevarían por el mismo río a los hombres encargados de atrapar la madera». Que ahí se asentaron quienes atrapaban los troncos y que… (Sigo mañana)

Piedra de escándalo

Wal-Mart una vez más, mis valedores. Otra vez la trasnacional norteamericana en el ojo del huracán, por más que muy poco parece importarle Ocupada en la creación de su propio banco, qué atención le merezca la reciente acusación de lo consabido en esa y en todas o casi todas las empresas de la iniciativa privada: bajos salarios, cero prestaciones, horas extra sin paga y contratos con sindicatos de protección. Lo usual.

Hace un par de años, por estas fechas, Wal-Mart plantó una de sus sucursales en plena zona de Teotihuacán; en la Ciudad de los Dioses, sin que hubiese autoridad que se lo impidiera en este gobierno que fue, según dicho del difunto Fox (difunto políticamente, que ya está sepultado en el desván de la historia), «de empresarios, por empresarios, y para empresarios». Y si trasnacionales, tanto mejor. Wal-Mart del que en su momento se dolió en el matutino la periodista Silvia Ribeiro.

Como un enfrentamiento entre los poderes de la vida y la muerte aparece el símbolo vacío del gigante Wal-Mart. Sin conocer detalles provoca rechazo; conocer un poco más a esta empresa lo fundamenta sólidamente…

Yo, entonces, porque normásemos nuestro criterio en torno a una desmesura
que así lacera o debía lacerar la consciencia colectiva, les di a conocer porciones del decreto que en defensa de la Ciudad de los Dioses y en previsión de neoliberalismos y vendepatrias publicó el Diario Oficial un 30 de octubre de 1988, firmado por Miguel de la Madrid, el entonces titular del Ejecutivo. Dice, en lo esencial, y para lo que sirvió el tal decreto:

Considerando… Que la Zona Arqueológica de Teotihuacán contiene los vestigios de una de las culturas prehispánicas más trascendentes en la historia de México, al tiempo que constituye uno de los logros urbanísticos y arquitectónicos de valor universal excepcional;
Que la mencionada zona arqueológica es una parte del patrimonio cultural del pueblo de México que refuerza su identidad y cuyo interés histórico indudable hace necesaria su conservación para el conocimiento e investigación de nuestras culturales prehispánicas;
Que la riqueza de ese patrimonio está lejos de haberse descubierto y expuesto plenamente y que por tanto, deben crearse las condiciones para su acrecentamiento y preservación; Que el proceso de urbanización al que está sujeta la zona de Teotihuacán puede producir un deterioro irreversible que significaría la pérdida de una parte importante de nuestro patrimonio cultural y la imposibilidad de alcanzar un mejor entendimiento de nuestro pasado; Que ese deterioro es observable no sólo en la zona de monumentos arqueológicos, sino también en las áreas contiguas que influyen en las características visuales y ambientales de la propia zona de monumentos; Que por lo anteriormente expuesto, se justifica adoptar precauciones contra el deterioro natural y el uso indebido por el hombre que puedan afectar la integridad de la zona; Que los Gobiernos del Edo. de México y de los municipios de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides comparten con el Ejecutivo Federal el interés de preservar la Zona Arqueológica de Teotihuacán; Que para atender convenientemente a la preservación del legado arqueológico que contiene esta zona, sin alterar o lesionar su armonía, el Ejecutivo federal considera necesario incorporar la totalidad de la zona de referencia al régimen de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y su Reglamento, lo que contribuirá a su protección integral, y Que en virtud de decretos expedidos en 1907 y 1964, una parte de esta zona ya se encuentra incorporada al patrimonio nacional, restando necesario extender a las áreas adyacentes con las medidas de conservación, restauración, recuperación y ordenación que prevé la legislación vigente, he tenido a bien expedir el siguiente Decreto por el que se declara zona de monumentos arqueológicos el área conocida como Teotihuacán. (Algunos de sus artículos. El 2o):

La zona de monumentos arqueológicos materia de este Decreto tiene una superficie total de 3381 hectáreas, 71 áreas y 08 centiáreas y queda acotada por los siguientes linderos: (…) C- Área de Protección General, con superficie de 1387 hectáreas, 20 áreas y 48 centiáreas, definida como parte de la zona arqueológica por la posible existencia de vestigios en ella

Art 5o.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia, en ejercicio de sus acciones legales, vigilará el cumplimiento del presente Decreto (etc.)

Art 6o.- A la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, en el ámbito de su competencia, le corresponderá: (…) IV-Dictar las medidas necesarias para mantener el equilibrio ecológico existente o para restituirlo, en su caso, en la zona arqueológica materia de este Decreto. ¿Y..? (Seguiré con el tema)

Taller de lectura hoy

Hoy viernes 17 de noviembre, a las 7 de la tarde en el recinto de la de la cafeteria el Mesón, ubicada en la avenida Azcapotzalco #514 Colonia Villa Azcapotzalco a tres cuadras del metro Camarones el maestro Tomás Mojarro inaugura un nuevo taller de lectura.

Más informes al teléfono del Centro de Acopio 56-52-00-26 y al teléfono de la cafetería 53-47-42-40

La verdad, en el aire

Esta vez, mis valedores, los bombazos que algunos hicieron estallar en la madrugada del pasado lunes, 6 del presente mes, en edificios diversos de esta ciudad capital. Al tema me referí el domingo anterior en el programa de Radio UNAM titulado Domingo 6, pero me parece que su reiteración se justifica en este otro espacio periodístico. Decía, y digo a todos ustedes:

Los tales bombazos han dejado un desparramadero de interrogantes sin contestación cierta hasta ahora Aquí, algunas preguntas cuya respuesta está, todavía hoy, en el aire: ¿Quiénes son los autores y cuál el propósito de tan estridente maniobra? ¿Quiénes son los beneficiarios? Por cuanto a los cinco grupos guerrilleros que se acreditan esos bombazos, ¿existen más allá del membrete? Siendo que acciones de esta naturaleza suelen ejecutarse con ánimo de crear conciencia de un problema determinado, ¿cuál fue, en este caso, el problema que se intentó denunciar? ¿Oaxaca, tal vez? ¿El narcotráfico, el presunto fraude electoral del 2 de julio pasado? ¿Ellos, quienes se los acreditaron, son, de verdad, los autores de los bombazos? Van aquí, algunas hipótesis:

Los bombazos proceden, efectivamente, de la guerrilla que sobrevive en el país, y refleja el descontento de las mayorías ante un catálogo de agravios que de corrido podemos recitar. De ser la madrugada del antepasado lunes una acción guerrillera pondría en evidencia dos hechos fehacientes: uno, que semejante forma de lucha civil no se ha extinguido en el país, y el segundo: que las guerrillas no quieren, no pueden aprender de la historia esa estrella polar, que dice, que clama que jura situar la lucha civil en el terreno de las armas, donde el enemigo histórico es miles de veces superior, significa condenarse por anticipado a una derrota segura Preguntar, quien lo dude, a los compañeros de Ciudad Madero, a los de la Liga 23 de Septiembre, al PROCUP, a la guerrilla de Genaro Vázquez, a la de Lucio Cabañas a la de.. en fin.

¿La solución, efectiva y sin riesgo, porque no se aparta de la ley ni se expone a la represión oficial? No la fuerza muy relativa de las armas guerrilleras, sino la fuerza absoluta de unas masas convenientemente organizadas. Verdadera acción revolucionaria sería que los militantes de las guerrillas se avocasen a tareas de organización ciudadana en comités autogestionarios, y con tal estrategia se generase el poder popular. Esta es la tesis de analista de la ciencia política que me asesoran sobre temas de organización de los más de cien millones de átomos que integramos la población del país, y entonces sí, como aconseja Aristóteles, darnos ese gobierno al que obedecer como sus mandantes.

Una hipótesis más: los bombazos vienen del rumbo de algunos radicales simpatizantes de López Obrador como producto del descontento por el manifiesto fraude electoral que arrebató al tabasqueño la presidencia del país. O se trata de acciones ejecutadas por al ala más radical de la Asamblea de Pueblos del Pueblo de Oaxaca como respuesta a la represión y los asesinatos que ha perpetrado el gobierno de Ulises Ruiz. Claro, podría tratarse de una réplica burda urdida por el Sistema de poder, del atentado o autoatentado perpetrado el 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, que sirvió de pretexto a la Casa Blanca y el Pentágono de EU, dicen algunos observadores, para invadir Iraq con el propósito de apoderarse de su riqueza petrolera Aquí, mientras tanto, los bombazos abrirían la puerta para crear un verdadero estado policíaco que reprimiera, sin costo político para el aparato de gobierno y su modelo político, económico y financiero, la acción de los opositores al neoliberalismo y defensores de PEMEX, la industria eléctrica y tantos recursos naturales que el entreguismo oficial pugna por enajenar a los capitales privados de AI y del exterior. ¿Cuál de estas u otras hipótesis será la que nos conduzca a la verdad de los estallidos del lunes antepasado, a aquello del amanecer..?

Hasta ahora unas explicaciones amañadas del sector oficial (vagas, ambiguas, contradictorias) sólo arrojan confusión a base de unas conjeturas tan endebles como sus conclusiones, donde cabe el «sospechosismo», bárbaro vocablo que nos inoculó en su momento Santiago Creel. Y si a hipótesis vamos, yo también tengo la mía y de conjeturas a conjeturas voy más a la que me sugieren mis maestros. Así, por intentar alguna luz en semejante nublazón sin caer en simplismos ni maniqueísmos (santo y seña del común de quienes, desde los medios de condicionamiento de masas, analizan los escandalosos bombazos), yo he ponderado los hechos, sus características particulares (los objetivos elegidos, la hora en que estallaron los artefactos, la carencia de pérdidas humanas, por fortuna etc.,) y a la luz de documentos secretos que han llegado a mi poder miro las exposiciones la posible acción de la CIA, estadounidenses. ¿Las pruebas? (Aguárdenlas.)

Lésbico amor

Transcribí ayer para ustedes retazos de la relación histórica que formula cierto defensor de los derechos del homosexual. Hoy van aquí mis parabienes para las compañeras lesbianas en razón de que la Asamblea Legislativa del DF ha aprobado, por fin, la Ley de Sociedades de Convivencia. Sí se pudo, digo con todas ustedes, y para el efecto convoco el espíritu de Safo, la poeta griega nacida hace alrededor de 26 siglos en Lesbos que tantos himnos y elegías le escribiera al lésbico amor, como ese poema dedicado «A una que nació en Lesbos», que así comienza:

Corriendo por mis venas – llama vivísima – no bien te miro, siento. – Y en mi inmensa delicia – a los dulces transportes-que siente el alma mía – la lengua a hablar no acierta – la voz juzgo perdida

Yo, en tanto, brindo por la mujer, en este caso por la sota moza cuya preferencia sexual es distinta a la de las heterosexuales y es, por lo mismo, señalada y marginada por una sociedad de tartufos providas, de prejuicios y doble moral a la manera de Norberto Rivera, cardenal de la iglesia católica y protector de curas paidófilos. Yo, amador amante de mi amantísima, aquí me permito nombrar, saludar y entregar toda la solidaridad de que soy capaz a las mujeres que, por cuestión de sus preferencias sexuales, integran (con el indígena, la trabajadora doméstica y el inválido, qué vergüenza para las autoridades que en este país se la viven loando el respecto irrestricto a los derechos humanos y las garantías individuales); que integran, repito, un grupo aparte: el de las compañeras del lésbico amor. Estoy mirando la foto del matutino fechado hace apenas un año. ¿La vería alguno de ustedes? ¿Le provocaría desagrado, como a las pías sociedades de padres de familia, lo que en ella miró? El pie de foto: «Homosexuales ven de cerca la oportunidad de unirse en pareja y contar con los mismos derechos (salvo adoptar) que las uniones tradicionales. Para ello, ayer se manifestaron frente a la ALDF para presionar y que la Ley de Sociedades en Convivencia sea aprobada».

En la foto, dos sotamozas garridas, las manos de esta en la cintura de esta otra, se repegan labio a labio y pecho a pechos, qué bien. Pues sí, pero en nuestro México el derecho ajeno de los grupos marginados se mienta, sí, pero no se respeta, y es por tan intolerable situación que algunas de las víctimas de la discriminación, concretamente las «disidentes sexuales», eligieron una fecha, la de la entrada de la primavera, para tomar la calle y hecerse oír. Algunas de sus demandas: Para empezar, creación de instancias legales contra delitos derivados de la discriminación sexual y que para ello se difunda el Art 206 del Código Penal del DF., que así lo determina: «De uno a tres de prisión, así como de cincuenta a doscientos días de salario mínimo, como multa, al que provoque o incite al odio o a la violencia, excluya a algún usuario, o niegue o restrinja los servicios a personas que se distingan por su orientación sexual».

Amor, de tus transportes – librar quiero a mi alma: – En otro tiempo Athis – por ti sufrió mil ansias… (Safo.)

Y así siguieron las exigencias de las sotamozas del amor amoroso de las parejas pares: respeto a la diversidad sexual, no intolerancia, no dogmatismo ni cerrazón, o el país va a desbarrancarse en esa lóbrega zona que preludian las palabras de la psicóloga de la Preparatoria 6 frente a dos jovencitas alumnas que se demostraban amor: ¡Esas son una verdadera enfermedad..!

Cuidado, mis valedores, mucho cuidado. No vayamos a caer en situación como la de Nigeria, de la que podemos tomar dos ejemplos: el de Safiya, en primer lugar: divorciada, al parir a su hijo estuvo a punto de sufrir una condena semejante a la de Amina, el segundo ejemplo, a quien el Tribunal Supremo de aquel país condenó, y esto apenas hace muy pocos ayeres, a una sentencia que le fue pospuesta, como «permiso de lactancia», por un par de meses. Después, a Amira la enterrarían hasta el cuello para luego irla matando a pedradas, con piedras «que no sean tan chicas para que no le hagan daño, ni tan grandes que le provoquen la muerte demasiado pronto». Nigeria.

Feliz quien a tu lado-por ti solo suspira-y el hondo placer goza-de oír tu voz divina…

Safo, sí, que trova a la bienamada y en la vieja Grecia (cultura y refinamiento) a pocos escandalizaba, como hoy a las buenas conciencias. Vicios privados y virtudes públicas es condición de tartufos, señalé alguna vez aquí mismo, y apuntaba al gobierno blanquiazul por su brama moralista que alzó pústulas en Querétaro, Guanajuato, Nuevo León, en fin, y entonces ándenle, a tarascadas, contra anuncios de ropa interior, minifaldas, escotes, «malas palabras» y hasta limosneros, «por el mal aspecto que dan a la vía pública». Ah, esos panistas providas, opusdeístas, caballeros de Colón y paidófilos Legionarios de Cristo… (Laus Deo.)

Muertes paralelas

Esta vez el suicidio, mis valedores, ese asesinato que algunos perpetran con el humano que tienen más cerca, y al que más deberían amar, para estar en condiciones de amar al prójimo como a sí mismos, y así no morir del todo. El suicidio fue exaltado como remedio a todos los males por el suicida inducido Séneca, que se cortó las venas por encargo de Nerón, remedio que tiempo después iba a poner en esa clase de tela que el la de la duda uno que de todo dudaba: Hamlet. Del suicidio y en juego de paradojas lo afirma Camús:

No hay más que un problema filosófico verdaderamente seño: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía (…) Hay una relación entre lo absurdo y el suicidio, que es una solución de lo absurdo, problema que puede parecer a la vez sencillo e insoluble…

Cuatro suicidios famosos traigo ante ustedes por la relevancia de los protagonistas, y porque su asesinato lo perpetraron en pareja. El primero de ellos es el de Stefan Zweig, autor de novelas, teatro y biografía que, judío de ascendencia y crítico del nazismo, se vio precisado a salir de Alemania y refugiarse en Brasil. Ante el sombrío futuro de Europa y de la amenaza mundial del nazismo escribe en 1942, luminoso testamento:

Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra…

Después de ello, abrasado de pesimismo, se abraza de su Charlotte Elisabeth. Ambos se quitan la vida.

Otro caso: el húngaro Arthur Koestler, político y ensayista, periodista y científico. Badajeando entre la esperanza y el desencanto, fue a su hora sionista, antisionista, comunista y anticomunista, y nos legó, con muchas más, Los sonámbulos, obra monumental y magnífica donde me hizo escuchar la sinfonía de los astros, que percibió, el primero, Pitágoras La obra de Koestler constituye «la conciencia crítica que ilumina un mundo de progreso e inimaginables horrores», esos que en 1983 lo llevaron, con todo y Cynthia, su esposa, a beber sendas copas de cognac sazonadas con barbitúricos…

Antes, mucho antes, la historia consigna el suicidio de Marco Antonio, frivolón y mal estratega que, al repudiar a su esposa Octavia para hacer pareja con Cleopatra la célebre y al propio tiempo tratar de tomar para sí todo un imperio, es aniquilado por Octavio, cuñado sañudo. Tal fracaso obligó a suicidarse al romano, y a la egipcia a tomar el mismo camino.

Sombrío, impresionante, el suicidio que se perpetra en los entresijos de cierto bunker bajo un Berlín en ruinas, en llamas, en muerte, en desolación. Siniestros personajes concurren a la ceremonia de la necrofilia y se encargan del veneno y las armas que van a segar la existencia de un genocida que se prepara a morir mientras afuera resuenan clamores de destrucción y desmembramiento. Goebbels sostiene en sus manos veneno y armas, mientras quienes han de morir, el amante y la concubina, contraen matrimonio antes de dejar,juntos, la vida. El, por supuesto, Adolph Hitler; la que fue su amante y es flamante esposa: Eva Braun. Lúcidamente demencial, el Führer se despide se despide de sus dos secretarias y pone en sus manos el legado póstumo:

– Me disgusta no poder hacer a ustedes otros obsequio de despedida.

Y les entrega sendos frascos de veneno. Y la pistola, el frasquito de líquido amarillo, el suicidio. Hitler y Eva han ingerido su ración de muerte. Afuera Europa se derrumba en pedazos…

Derrumbamientos. A esto quería yo llegar: Stephan Zweig por escéptico y Koestler por desencantado; por ambición, deslealtad y lujuria el romano, y el genocida de Auschwitz por megalómano. ¿Cuántas buenas razones no podría abonarle su conciencia para una sobredosis de Prozac a ese que, inculto y cerril a diferencia de Zweig, tan ajeno a los negocios espirituales de Koestler cuanto voraz con los negocios terrenales, jarioso como el romano pero sin una brizna de su grandeza o del prestigio sombrío del genocida, ha dejado «memoria amarga de mi», que dijera el Tenorio? ítem más: sin una chispa de la entereza de las suicidas, ¿cuántas arrobas más de ridículo, de abyección y descrédito se precisarían para que ella se decidiera a compartir la presunta sobredosis de Prozac? Ella, familiar de corruptos y madre de hijos señalados de ladrones por la opinión general; ella que con el marido segundo y segundón ha descendido la ruta del esperpento, el ludibrio y el ridículo total; ¿si ella con él, que sin valores morales para resistir el peso de un efímero poder son vértice y vórtice del odio y el desprecio de todo un país, victimaran la trágica farsa con disparos de Prozac? Pero después de todo, mis valedores: ¿su muerte desmancharía la banda presidencial? (¿Sí..?)

¡Sí se pudo..!

Se pudo, y créanme: nadie más autorizado que yo para decir esa frase que repetí día con día en la XEQ-Radio, cuando aludía al bloqueo psicológico que ejerce contra las masas el Sistema de poder: «No se puede, y háganle como quieran. Ni los veo, ni los oigo, ni los siento». Yo, entonces: «A organizamos en comités autogestionarios, y ya organizados demostrarle al Sistema: «¡Sí se puede!» Una y otra vez lo repetía «Mis valedores: organizados sí se puede». Cuándo iba a imaginar el áspero destino que mi lema iba a sufrir, que se haya convertido en pregón de triunfo de las Perras Bravas en los estadios del clásico pasecito a la red. Pero en fin, mis valedores: ¡Sí se pudo!, claman los compañeros de preferencia sexual diversa cuando la Asamblea Legislativa del DF aprobó la postergada Ley de Sociedades de Convivencia ¡Sí se pudo! Y yo digo a todos ustedes…

Con el inválido, la mujer y la empleada doméstica los denominados «grupos lésbico-gays» han sido hasta hoy víctimas propicias de marginación, mofa y befa, desprecio y piedra de escándalo. Hoy mismo, si ustedes revisan el revuelo que en el alto clero, los providas y agrupaciones ultraderechistas de padres de familia ha producido la dicha ley. «¡Es un lobo con piel de oveja!», claman. «Tus hijos se verán afectados por acciones y leyes consecuentes que permiten que niños sean adoptados por parejas homosexuales (esto, una falsedad del clero); talleres dirigidos a niños que inculcarán la homosexualidad en escuelas, y si dos homosexuales actúan de manera inapropiada públicamente, la ley los defenderá, sin importar lo que tus hijos están viendo…»

Tal claman, sepulcros blanqueados, los protectores y cómplices de sacerdotes paidófilos y pederastas. Pero sí, claro, también en algunos medios de condicionamiento de masas: aspavientos y escándalo en los encabezados, fotos estridentes, comentarios burlescos y la zafia zumbonería que genera esta sociedad de homofóbicos:

«Diez tips (dicho a lo gringo de segunda) para salir del clóset (esto, acentuado)» El número 9 de los «tips»: «Si quieres salir del clóset con glamour, di a tus familiares que eres actor y les puedes dar pases gratis para que te vean en algún foro café de la Condesa, montando Edipo gay…»

¿La razón de la homofobia que padece esta machista sociedad? Así la explica don José Francisco Gilberto Escobedo, en su ensayo titulado Identidad latina, aún inédito en nuestro país:

«Aun cuando Pro Vida y sus religiones dice que somos enfermos, no puede probarlo, son sólo afirmaciones gratuitas. Lo absurdo, lo paradójico es que la iglesia católica que como toda religión de Estado, nos odia a los homosexuales, se sirvió de miles de artistas homosexuales en la historia para fabricar sus maravillosísimos templos y palacios, el gran Miguel Angel es un ejemplo.

Nuestra historia mejicana está henchida de pasajes grandilocuentes en este rubro, en este campo tan delicado de la homosexualidad. En el siglo XVI el Soldado Cronista conquistador de Méjico-Tenochtitlan, don Bernal Díaz del Castillo, en su mayestática obra maestra de la literatura universal denominada Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España (…), dice que habiéndose reconciliado después de encarnizado pleito con el señor Gobernador de Cuba don Diego Velásquez de Cuellar, durmieron juntos para señalar su entrañable amistad estos concuños, pues eran casados con dos hermanas.

Jerónimo de Aguilar aprendió la lengua maya después de haber vivido como esclavo de un cacique en Yucatán. Jerónimo cuidaba las indias del serrallo de ese reyezuelo del sureste mexicano, pues se caracterizaba Jerónimo por ser piadoso y respetarlas totalmente amén que andaban ellas todas desnudas.

Estamos ciertos que sólo son eufemismos para evitar declarar que era homosexual y, evidentemente no tenía pulsión por la mujer este dulcísimo hombre; por ello en los libros españoles, que son los documentos con los que contamos, suelen emplearse términos cristianos como piedad, virtud y respeto, pues de quien siquiera se insinuara que era gay y acababa en las mazmorras del Tribunal Del Santo Oficio de la Inquisición, quien después nos pasaba a la Sala del Tormento y finalmente al cadalso o a la hoguera, sólo porque nosotros vamos contra los designios divinos del dios según las religiones judeo-cristianas, quedando aquí comprendida la mahometana».

Nuestra historia mejicana está henchida de pasajes grandilocuentes en este rubro, en este campo tan delicado de la homosexualidad. (Los argumentos a favor del homosexual, muy pronto.)

¡Cuan gritan esos malditos..!

Noviembre esta vez. Como cada año lo digo por estas fechas: noviembre. Hemos entrado, mis valedores, al mes de los fieles difuntos, los ecos de ultratumba y el memento homo. Noviembre. Hoy, a la entrada del mes ceniciento, me pongo tristón, memorioso, y me aplico a discurrir del ánima de noviembre, ese fantasmón que es mi Don Juan Tenorio. Y lo estoy oyendo, con Mozart, en el aparato: fachendoso, fanfarrón, arriscado. Vida hazañosa…

Noviembre es el mes de Don Juan Tenorio, cuando la tradición se encuentra y da testerazos con el figurón sevillano de oropel, capa y espada, plumón al viento y desplantes de matasiete, ese macho entre machos que recorre las noches sevillanas siempre en urgida brama de amoríos de traspatio, de trasputín, que a algunos resultan los más sabrosos. ¿Por efímeros..?

Noviembre, mis valedores, da vida -efímera también- al romanticismo teatral del XIX español, que en escenario frondoso se nos torna hazañas y tropelías del héroe de fuegos fatuos y lances de encrucijada, el bigardón de la bravata y el voto a tal; el de las imprecaciones a cielos e infiernos y las sabrosas -debí tachar el adjetivo- agresiones de honras femeninas. Noviembre da vida -pasajera también, como toda vida que se respete- a la rendida y crédula doña Inés, y a la de Pantoja que a lo largo de los 30 días de este mes vuelve a troncharse al asedio verbal, todo retóricas y prosopopeyas, del labioso logrón de todo lo que huela a cosa femenina, esa gloria -debí tacharlo también. Aquí tomándolo en serio y allá entre befas, morcillas y chabacanas parodias, este mes y sobre el escenario habrá de resucitar esa procesión de fantasmones que, pese a su tufo de cadaverina y formol, sobrellevan empaque de inmortales…

Noviembre: del repertorio romántico español (desde los arranques del XLX) se nos cuela vivito y trovando ese Don Juan de las fanfarronadas y los queveres de alcoba. Están aquí las balandronadas en metro octosílabo y los arranques aspaventeros del bueno del Burlador, azote de hogares con mozas honestas y hosterías con mozas del partido, que para el gusto del garañón tanto monta, monta tanto. Aquí llega, raso y terciopelo, y aquí clama una vez más, y una vez más para burla, el Burlador de honras femeninas:

¿No es verdad, ángel de amor?

Noviembre: es por gracia de esos imponderables que nunca faltan en la humana industria que mi Don Juan se alza a la mitad del foro y resiste el paso de las épocas, las glosas más burdas y las más crueles parodias, las más chabacanas y convenencieras de la industria del espectáculo. Aquí está Don Juan Tenorio para el que quiera algo de él…

A propósito: ¿es este Don Juan, de verás, la representación de un determinado carácter humano? ¿Se trata de un personaje real, posible, de tres dimensiones? ¿O no pasa de ser un mito, sin más? ¿Quizá no pasa de ser un sueño, y los sueños sueños son? En algún punto sus estudiosos se ponen de acuerdo: en modo alguno Don Juan Tenorio representa al prototipo del caballero español, ni el del aventurero, ni el del conquistador de honras femeninas; los elementos que forman la psicología del Tenorio son irreductibles a un ente humano. Es un mito, y los mitos, mitos son. Será, pero su estatura de héroe a la altura de las galerías, su empaque de gallo, de macho garañón a ojos del vulgo, su mala fama, tan buena, de revolvedor de agazapados deseos y apetitos mal confesados, ¿quién se los quita..?

Mas ay, que me canso en vano – de tirar golpes al aire…

Difícil tratar un mito, una entelequia, una sola sombra larga construida con la misma sustancia con que se traman consejas y fantasmones; difícil habérselas con ese aparecido anual cuya sustancia participa de la del muerto Comendador, frente al qué en esa cumbre musical del genio humano que es el Don Giovanni de Mozart que ahora mismo estoy escuchando impreca Leporello: «¡Ah, quelche anima sará del altro mondo, che vi conocen a fondo!»

Mito será, formol y carantoña engolada muy al XIX español, pero ahí nos llegó, con noviembre, este sevillano de utilería, drama y parodia, para el que quiera algo de él: mi Don Juan el burlador…

Mas… sombra, delirio fue – Yo en mi mente lo forjé…

Y a propósito: ¿quién fue aquel José Zorrilla, creador por antonomasia del Don Juan? Zorrilla fue un cierto dramaturgo que vivió once años en México, para de vuelta a su tierra vilipendiarlo; fue uno que llevó vida arrastrada, uno que vendió su alma (su Don Juan) por mucho menos de lo que vale el dramón; uno que, impaciente, asentó esta frase de epitafio novembrino:

– Lo que constituirla mi desgracia sería vivir todavía algunos años más. Y firma: José Zorrilla.

Conque no paséis afán – de aquí adelante por mi, – que como vivió hasta aquí -vivirá siempre Don Juan… (Vale)

Cuando el Prozac ya no…

Eso me saco por andar de preguntón. Yo acababa de leer en el matutino que el Prozac, en sus veinte años existencia ha sido recetado a más de cincuenta y cuatro millones de personas, y el dato revelador: que en uno de cada cuatro casos el fármaco no tiene ningún efecto terapéutico. Al final de reciente conferencia que impartí en algún centro universitario y en la que traté diversos asuntos políticos, se me ocurrió preguntar:

– ¿Alguno de ustedes ha sido víctima de fraudes y transas en los que por la ingerente necesidad, la codicia o el exceso de credibilidad han caído tantos? La tarjeta de crédito que lo metió en catástrofes financieras, o el automóvil adquirido en la empresa Publi XIII, y que ahora resulta que no le pertenece y va a tener que regresarlo a la agencia, o pagarlo en su totalidad con todo y la carga de cargos y recargos que la operación presupone. Ese al que defraudaron, ¿anda buscando el desquite y no halla con quién? Yo, tal vez…

¿Algún desdichado está entre los deudores de cartera vencida cuya cuenta bancaria lo llevó al embargo de todos sus bienes, y acaban de darle un plazo perentorio para desalojar su vivienda, cuyos abonos debe aún, y de la que le acababa de llegar notificación de que la edificó en un terreno ejidal, y por lo mismo va a tener que desocuparlo? ¿Acudió al Prozac, y nada…?

¿Es usted, o usted, uno del ciento y medio de ricachones que perdieron todo lo guardado en cajas de seguridad de algún banco de Tecamachalco? En su mente la imagen obsesiva de una caja de acero vacía y unos funcionarios bancarios que, desvergonzados, se deslindan de toda responsabilidad? ¿El Prozac, inefectivo para tanta iracundia? Aguarde, que yo, tal vez…

¿Tenía alguno de ustedes un negocio que logró superar el «error de diciembre» zedillista, y tornarlo próspero y floreciente, hasta que llegó Fox, ese Fox que nos resultó con cualidades de sistema digestivo, que todo lo tornó lodo biológico? ¿Ese desdichado acaba de declararse en quiebra? ¿Por las deudas que contrajo tratando de salvar el negocio está en riesgo de perder su casa, y ni modo de ir a desquitar con Fox toda la rabia contenida.?
¿Alguno acaba de descubrir que su hijo, el primogénito, nunca asiste a sus clases en el CGH y que, por contras, acabó de narco-dependiente? ¿A la noticia trató de sobreponerse con comaladas de Prozac, pero el tal como si nada? ¿Busca otro fármaco que le alivie esa tensión insoportable.?

¿Quizá entre ustedes hay alguien de los tantísimos desdichados que acaban de descubrir cómo la amantísima, en quien guardaban todas sus complacencias, los engaña con el consabido compadre, el amigo o el jefe de la oficina que mejor nunca se hubiese enterado, porque ojos que no ven, etcétera? ¿Al descubrirlo descubrió que no tiene valor para «lavar la afrenta al honor», y entonces apeló al Prozac, pero infructuosamente, por más que en su pecho la rabia y el furor se desbordan, desbozalados? ¿Como no le sentó el Prozac intenta amansar la iracundia con tecitos de cuasia y cuachalalá? Quizá yo, más allá de la conducta de su honesta consorte, le tenga el remedio. A ver.

Si usted o usted, por desdicha; si alguno de ustedes ha sido víctima de Fox, de Publi XIII, de esos crudelísimos agiotistas que son los funcionarios bancarios o del sancho que alegra el corazoncito de la amantísima y sobrevive apenas, a penas, con un desparramadero de bilis negra, y anda buscando el desquite, o no tiene el capital económico para apelar la desmesura del psico-terapeuta que, como las del tacón dorado, va a cobrarle por hora, y usted pone lo del diván; si alguno de ésos creo tener la medicina contra tales hervores de frustración, rabia impotente e impulsos destructivos que el Prozac no logró amansar. Aquí, la solución que propongo a todos ustedes, iracundos y rencorosos sin maneras de desquite:

Consíganse un espacio en la radio, la prensa escrita o, mejor todavía, en la televisión. ¿Que eso es, de hecho, imposible? Agénciese un equipo de sonido, un magnavoz que luego acoplen al techo de la cucaracheta, o con el equipo a cuestas acérquense a la cola del cine, del fútbol, del metrobús. ¿Que ni para eso alcanzan sus finanzas? Entonces a grito abierto y a todo pulmón.

– «¡Mueran los de la APPO de Oaxaca! ¡Bala contra los revoltosos! ¡Cárcel a los maestros paristas! ¡López Obrador, un presidente patito! ¡Su gabinete presidencial, un gabinete patito! ¡Su desfile del 20 de noviembre, un desfile patito! ¡Viva Calderón..!» Verán que el furor se va apaciguando, y…

Mis valedores, ahí fue. El de la barbita de candado (¡y lo aplaudieron!):
– Oiga, no, tampoco. Yo soy uno de los adoloridos (no el de los cuernos, conste), ¿pero insinúa usted que me acelere, salga a buscar a la gente y con ella haga de gorra y por propia iniciativa la campaña manipuladora que de alquilones y cobrando en dólares «perpetran» los Dórigas del periodismo? Tampoco, o sea.. (Válgame.)

¡A ahorcar, a linchar, a…!

Las piedras utilizadas para infligir la muerte no deberán ser tan voluminosas como para que el condenado muera después de haber sido golpeado por una o dos, y no deberán ser tan chicas que no se les pueda dar el nombre de piedras.

Tal estipula el Reglamento para la Lapidación en Irán, mis valedores, y a propósito: dos noticias me motivan para tratar un tema que no es de mi agrado, precisamente: una es la sentencia de muerte ¡por ahorcadura! que un tribunal espurio acaba de dictar en contra de Saddam Hussein, exgobernante de Iraq y hasta hace pocos ayeres aliado y cómplice de los Bush y de Donald Rumsfeld, actual Secretario de la Defensa de EU., y otra es la encuesta reciente de Parametría, que expone opiniones en torno a la pena de muerte, ya abolida en nuestro país. La mayoría de los interrogados se manifiesta porque se imponga la pena capital, aunque de forma selectiva a asaltantes, secuestradores y violadores. Me opongo, categórico. Pena de muerte, nunca, bajo ningunas circunstancias. Y aquí, como si los oyera, el reproche de sus partidarios:

«Cómo se ve que tú no has padecido esa forma extrema de inseguridad pública, que entonces otra cosa opinarías…».

Aguarden. Dos veces he sido asaltado, y otras tantas mis familiares. Entre nosotros se han producido situaciones de temor extremo frente a la falta de seguridad pública, pero estamos, y estoy, decididamente, contra la pena capital. Desear la muerte del otro no es cuestión de agravios y rencores acumulados, sino de moral personal, cultura y humana sensibilidad. Y si no, ¿alguno de ustedes ha sabido alguna vez de un humanista, un catedrático de la UNAM, un hombre piadoso o cualquier otro espíritu superior (a escala de espíritu hay una enorme distancia entre el mediocre y el idealista) que haya participado en un linchamiento? ¿Un humano que sea de veras religioso se ha tomado alguna vez la «justicia por propia mano», ese acto calificado de bestialismo, por más que a las bestias Madre Natura no las programó para aberraciones de humanos como asesinar en nombre de la Justicia? Dice, sobre la sentencia de muerte que se acaba de dictar contra Saddam Hussein, el cardenal Renato Martíno, Jefe del «Consejo del Vaticano para la Paz».
Castigar un crimen con otro crimen significaría que todavía estamos en el punto de demandar un ojo por ojo, diente por diente…

Por su parte un Leandro Despouy, vocero de las Naciones Unidas: «Esa decisión es arcaica y feroz. Las autoridades iraquíes no deben ejecutar semejante sentencia de muerte». Mis valedores…

No pensemos en que pueda resucitar la pena de muerte, más allá de la gravedad del delito por el que se quiera asesinar «legalmente». Recuerdo que hace algún tiempo unos oportunistas manipuladores del PRI en el Estado de México «tramaron» la maniobra de la encuesta de opinión, y a unas masas tan agraviadas por la inseguridad pública cuanto ciegas a la distancia que separa los conceptos de justicia y venganza, les preguntaron: ‘Pena de muerte: ¿sí, no?» Y aquí mismo mi pública protesta:

¿Que qué? ¿Recular en el proceso civilizatorio y tornar a la barbarie, cuando en las naciones civilizadas el tema del asesinato «legal» está cancelado? ¿Traer a la pública discusión un bárbaro castigo, inhumano y cruel, que hace tiempo abolió la civilización? Ya oigo al terco: «Ah, ¿y los Estados Unidos? ¿No es civilizado el país de Bush?» Y yo le contesto:

Aquí la gran paradoja, que en un país «democrático» todavía hoy se asesine legalmente nunca al del poder o de los grandes dineros, pero sí a negros, menores de edad, marginados, extranjeros y enfermos mentales. ¿Entre nosotros existen aún lo adictos al «asesinato legal»? Por supuesto. Aparte de unas masas manipuladas, que confunden justicia con venganza y se conducen a lo visceral, anda por ahí un David Garay, ex policía
«Dicen que la pena de muerte no ha disminuido los índices delictivos, pero su primer efecto no es que bajen; que sirva de ejemplo para que se sepa que a cierta conducta corresponde esa sanción».

Es obvio que las razones del policía son muy distintas de las que aporta el humanista, espejo y flor del espíritu, al defender la vida como supremo valor. Ya en el XVIII César de Beccaria, criminalista:

«No a la pena de muerte. Nunca. No hay ningún hombre que racionalmente le conceda a otro hombre, sólo porque está en el gobierno, un poder sobre la vida y sobre la muerte». Y alguno más: «contra la pena de muerte hay, sobre todas, una razón de carácter humanitario muy fuerte. Cuando se aplica, por grave que sea el crimen, por monstruosa que sea la conducta por la cual se condena, el Estado se pone justo en el mismo nivel que el delincuente: comete un homicidio…». (Seguiré con el tema).

En arresto domiciliario…

Aquí me tiene su buena merced, sumido en la desdicha. Viejo soy, y plagado de achaques. Mis ojos están ciegos y yo vivo mis días postreros en cautiverio, con esta casa por cárcel, que así suele responder el oscurantismo prepotente a las luces del saber. Pero permítame que le explique, mi señor…

Italiano soy, nacido en Pisa allá por 1564. Por mor de mis hartos estudios (Física, Matemáticas, Astronomía) me fue dado aportar al acervo del conocimiento humano ciertos descubrimientos de alguna valía ¿Mi nombre? Lo habrá colegido: Galileo Galilei su siervo, mi señor.

Ha de saber su merced que en la Universidad de Pisa, donde llevé a cabo estudios superiores, predominaba el aprendizaje basado en la Filosofía y la Física del bueno de Aristóteles. La enseñanza de la Astronomía se fundamentaba por eso mismo, en el sistema geocéntrico, modificado apenas (siglo II) por Tolomeo. De todas formas, ya en el XVI cierto astrónomo polaco, Nicolás Copérnico, había expuesto la teoría de un sistema heliocéntrico, que inmovilizaba al Sol en la medianía del cosmos, con los planetas girándole en derredor (¿no lo estaré aburriendo? Sigo, pues).

Yo, señor mío, no cometí más desaguisado contra el oscurantismo fanático que formular este dicho: nuestra desdichada Tierra es esférica y gira constantemente en derredor del Sol. (Se me ha ordenado que abjure de tan insigne «herejía», de modo que, mi señor, téngala por no dicha)

Una cosa he de aclarar: hasta mi caída en desgracia yo había sido un hombre de pro y colmado de toda suerte de honores, ya que se me dio que viniese a descubrir la medición del tiempo por la vía del péndulo, y algunas otras cosillas tales como el perfeccionamiento del telescopio, la creación del microscopio y ciertos instrumentos matemáticos. Quiero decir: hasta haber alzado la escandalera de la Tierra móvil, vuestro siervo fue hombre de honras y reconocimiento. A fiarse de tales galas…

Ha de saber vuecencia que en 1613 ciertos descubrimientos celestes -la arribazón de las estrellas- que demostraban la veracidad del sistema copernicano, me impulsaron a manifestar por escrito mis ideas en torno al movimiento de la Tierra, y tiempo después de dar a luz a mi Diálogo sobre los dos Sistemas Máximos del Mundo. No lo hubiese hecho, mi señor: ¡el escándalo…!

La escandalera entre los tonsurados, sí. Ordenóseme marchar hasta Roma, donde se me redujo a proceso para al punto condenarme a la abjuración de mi «herejía» contra la doctrina de las Santas Escrituras, y luego a confinamiento carcelario, loado sea Dios...

Aquí me tiene vuestra merced, con esta casa por cárcel; ciego, anciano y colmado de achaques, después de que Roma hízome abjurar de mi «herejía» máxima que la Tierra es redonda y se mueve en derredor del Sol

Mi señor: vuestro caso es patético, con perdón, porque muy mucho se equipara al del siervo de su buena merced. La pena vuestra es más ruda que la mía se pudiese decir. Yo recibo castigo ya siendo anciano y en mi actual condición ciego;para ciego, a vos algo os falta, pero para anciano un gran trecho, y estáis todavía en habilidad y disposición de realizar hartas hazañas en vuestro oficio (que no critico). Sin embargo, a la hora que leáis la presente quizá os van a flaquear, me refiero a las corvas. Mi señor…

Os diré lo que taimados e «institucionales» (castrados, vale decir) mañosamente os ocultan eso que se viven diciendo en la tenebra para negarlo a la luz, manga de hipócritas. Mi señor: ya escamotearon presencia y acciones de vuestro adversario. Ya bajo consigna real, rebajaron el perfil del que teméis o deberíais temer, que Madre Natura le dotó de carisma y todo lo demás que a vos, de forma avara os ha escamoteado, hasta el grado de dejaros en la viva imagen de la aplastante mediocridad. Esos ya fingen (a lo convenenciero porque intentan bien serviros, quedar bien con vos y que de ellos os acordéis cuando estéis en vuestro reino); ya fingen, repito que en fantasmón que os retira en sueño y os atrae las pesadillas ha dejado de existir, y aun amordazan a los que se resisten a darlo por muerto. Pero, mi señor…

No por meteros más susto y zozobras de los que ya a estas horas os mantienen insomne y marchitan esos tristes ojillos que pistojean en la redondez de vuestros rotundos mofletes, sino por que no hagáis mucho aprecio de quienes os escamotean la realidad; ésos, besando la cruz, os juran que vuestra pesadilla ya dejó de existir, que por el fantasmón no penéis más, que se desinfló, que ha quedado muerto, inmóvil, engarrotado. Pero no, que en contra de los tales, mi señor presidente electo, siendo decíroslo, pero de esta no me desdigo, tope en lo que topare: él, sin embargo, se mueve. El Peje, sí, pues cuál otro. Ese mero. (En fin.)

Al desván de la historia…

Aprended, flores, de mí – lo que va de ayer a hoy – que ayer maravilla fui – y hoy sombra de mi no soy…

Pero no, que este al que he de referirme, encuevado durante años allá por los rumbos de Chapultepec, nunca maravilla fue, y siempre una mediocre sombra de sí mismo. Ensoberbecido fantasmón, muestra viva del esperpento y la ridiculez, la complacencia de unas masas facilonas lo exaltaron hasta un nivel que él nunca, por sus hechos, llegó a merecer. No sé si ya haya salido de entre los pinos o si aún siga ahí, sin que ya nadie haga caso de él, redrojo que vuelve a su condición de esperpento vulgar. Mis valedores…
Dos ingredientes sazonan estas reflexiones: esa suerte de tristura que deja en el ánimo todo lo efímero y mortecino, lo que se pierde o se ausenta, lo que se desgaja para nunca más, y la impaciencia ante la desidia de unas masas enajenadas, a las que el duopolio de TV manipula y torna dóciles y dependientes hasta el grado de que propicien que al rumbo de los pinos llegue otro mediocre al que las muchedumbres también van a aclamar, que ese parece ser el destino de las masas: aclamar la mediocridad. Siempre…

(Mi única, arrimadita a mis lomos, mira lo que voy escribiendo, y musita de boca a oreja: «Ha de ser cosa de noviembre, mi amor. Noviembre siempre te toma melancólico».) Pudiera ser. Será la entrada del presente mes, serán estas lloviznas nocherniegas, será que siento el ánimo fruncido de asco y desprecio por ese infeliz que allá, por los pinos, está a punto de ausentarse o se ausentó; que falleció, que nació muerto y en olor de formol y cadaverina. Mi ánimo debería estar de fiesta porque desaparece de mi vista ese sobrevalorado que ahora cae al olvido, la indiferencia, la muerte que presupone que al infeliz lo hayan chispado de las primeras planas, el que fue y ya no es, el que en carne viva habrá de sufrir la quemadura del abandono, la soledad, el despego, la indiferencia, el olvido. Si acaso, algún insulto; desganado, que no vale cebarse en un infeliz que más allá de la gloria falsa de las candilejas no pasó de un pequeñajo al que en la medida de las aclamaciones yo repudiaba..

Porque con todo el desánimo de que soy capaz lo admito: el hoy desahuciado apenas ayer fue el Quinto Sol de los macehuales. Para ellos fue ayer Tonatihú con ribetes de Quetzalcóatl, y flama ante cuyos fulgores rondaban moscas, moscardones y uno que otro mayatón. Hoy, finalmente, el infeliz amanece a ser sombra de olvido, y no más. ¿Seguirá allá, por los pinos? Hay en mí un amago de compasión por el apestado, el derrumbado, el desgraciado infeliz, pero luego recuerdo todo el incienso inmerecido que a su hora le quemaron desde la radio y la TV, y en lo íntimo me alegro de su desaparición como el consentido de las mayorías encandiladas…

Porque de que se va o se fue, eso es un hecho. Y si no, mis valedores: ¿dónde están las multitudes que apenas ayer aclamaban al bienamado, su telilla del corazón, que había venido a «darles el cambio»? Los mimos y los aplausos, ¿qué se hicieron? ¿Qué fue de tanto chiqueo y de fotos en primera plana, al principio solo y más tarde acompañado de una compañera, y de otra después? Como dedo chiquito me lo trataban, como niña de los ojos, como monito de sololoy. Como a ídolo popular lo aplaudían, y cada gesto le festejaban, cada pirueta, cada mohín. Para él todo era buen placer todavía hace algún tiempo, y yo digo: las ternezas, los placeres, y los humos de copal, ¿qué fue de la escandalera? «Cuando chiquito en la cuna – todos me querían mecer -ora que estoy grandecito – ninguno me puede ver«. Condición de humanos.

Yo nunca fui de sus paniaguados. Nunca fui al besamanos ni me uncí al carretón de sus cortesanos de oficio y de beneficio; repugnancia me provocaban las peregrinaciones de logreros e incondicionales, con sus muestras de idolatría Yo no. Yo nunca pretendí cercanía con él. Yo siempre de lejecitos, que desde que trepó al sitial entre frondas y pinos me cayó en el caracol del ombligo, que decía Palillo el cómico. Para mí siempre fue, desde que nació a la popularidad facilona que otorgan las masas, un plomo, un fatuo, un hígado, un sangre pesada, un mediocre y vulgar. Sin más. No, pero todavía hace algún tiempo aquel espectáculo -abyección pura- de una borregada que se vivía festejando semejante catadura, un tanto sombría Qué tiempos…

Cierto, con el figurón radio y TV lograron grandes utilidades, pero eso ya se acabó; a abandonar al figurín, y al afán del medro vámonos con el nuevo mediocre, y a colmarlo de cortesanos halagos. En fin.

Pobre del infatuado. Desencantados, esos que ayer organizaban romerías para ir en peregrinación a aclamarlo le vuelven la espalda Al desván de la historia y que allá por los pinos venga algún otro animal. Pobre del oso panda digo; qué fin tendría Si siga olvidado, en su jaula o ya lo hayan chispado del rumbo de los pinos. A saber.
(En fin.)

Oaxaca y los intelectuales

Echeverría optó, calificadamente, por el camino de la democratización.

Exacto, sí, Carlos Fuentes, el mismo Fuentes que como intelectual ha sostenido con el Poder una relación de girasol; ese Fuentes que el lunes pasado, muy de mañana, fue a tocar a la puerta de las oficinas del presidente electo «para invitarlo a participar en un Séptimo Foro Iberoamericano«. De ahí, un grupo de intelectuales se jaló al santito nuevo rumbo a la casa de uno de los tales, donde les aceptó comer con ellos. Afuera, los retumbos de Oaxaca resonaban en diferentes zonas del país, UNAM incluida. Yo entonces relacioné la toma de Oaxaca por elementos de la Federal Preventiva con el ingreso de uniformados a las instalaciones de la UNAM, que ovacionaron los que hoy se acercan al chaparrito, peloncito, de lentes. La memoria histórica:

Fue a principios del 2000, cuando el Consejo General de Huelga, CGH, paralizó las actividades académicas de la UNAM a lo largo de nueve meses. El entonces presidente Zedillo ordenó la entrada de las de uniforme a las instalaciones de la UNAM, acción que motivó reacciones diversas entre la flor y el espejo de los intelectuales. Pablo González Casanova, ex-rector de la UNAM, renunció a la dirección de un instituto de investigación de la casa de estudios. Por cuanto a Fuentes y una decena de intelectuales, el editorialista Carlos Ramírez escribió en su colaboración del 13 de febrero en el matutino de circulación nacional:

«Lo peor fue que Fuentes se hizo eco del discurso gubernamental difundido por Francisco Labastida como candidato presidencial del PRI de que el CGH estaba penetrado por Sendero Luminoso, del Perú. Aunque luego se supo que había sido una perversidad sembrada por Labastida».

La interrogante de Fuentes: ¿Es cierto que la ruta del poder político universitario de un senderista empieza por ofrecerse a limpiar excusados, seguir de cocinero y acabar de líder ideológico intransigente..?

El mismo, y una decena de intelectuales, los consabidos, aprobaron el ingreso de la Policía Federal Preventiva al interior de la UNAM. En transcripción de Ramírez, las opiniones que semejantes intelectuales expresaron en un desplegado periodístico con fecha del tres de febrero del año 2000. Carlos Fuentes, en primer lugar: «La UNAM no es una universidad elitista, pero tampoco debe ser una universidad de lumpens o de baja clase media ofendida. Hay que liberar a todos los estudiantes que no estén perseguidos de oficio (liberar a los perseguidos, sic.)»

Federico Reyes Heroles: «En el horizonte podrían estar la amnistía o el indulto. El llamado operativo fue muy cuidado y hoy, gracias a ello, no tenemos víctimas que lamentar. La administración de la violencia legítima también puede ser profesional…»

Héctor Aguilar Camín: «La respuesta de los huelguistas condujo a la violencia que se temía y a la entrada de la fuerza pública que quería evitarse. Pero Zedillo no es ni podría ser un presidente autoritario como Díaz Ordaz».

Jorge G. Castañeda: «A pesar de los sustos que puedan generar zafarranchos en la UNAM, nuevos brotes de violencia en el sureste mexicano o en Guerrero y Oaxaca, o de los persistentes incrementos de las tasas de interés de EU, hoy en día el favorito para triunfar en las elecciones presidenciales del 2 de julio, sigue siendo el candidato del PRI, Francisco Labastida.»

Carlos Monsiváis: «Me importó el plebiscito por compartir el fastidio ante una huelga tan prolongada y por esto también participé en un manifiesto de intelectuales, guiado por una certeza: es mejor dialogar en la universidad abierta y evitar así la represión (síc.) Sin modificar los derechos del CGH, que respetamos (resic.) Bueno, la idea era, por decir lo menos, descabellada, no avalaba ofensiva alguna del régimen de Zedillo. Si se requiere, y elijo muy destacadamente mi caso, fue un aval para certificar la estupidez de mi reacción política en ese momento».

Elena Poniatowska: «Bueno, yo no sabía Sí firmé el desplegado, pero fue porque de momento creí que era lo mejor, estaba todo tan empantanado…»

Ikram Antaki, sin hipocresías: «¡Es tarde, pero presidente habemus!» Y Lorenzo Meyer (¿Excusa porque firmó?): ‘Yo me sentí apoyando a Goliat».

La conclusión de Carlos Ramírez: «El razonamiento de los intelectuales del desplegado del 3 de febrero de 2000 se acomodaba en la festividad modernizadora de los intelectuales cooptados por el Pronasol salinista, desde Aguilar Camín hasta Carlos Monsiváis».

Ayer la UNAM, hoy Oaxaca. De la maniobra del embajador de EU, que sacó las castañas del fuego oaxaqueño con la mano del gato, ¿qué opinarían esos intelectuales pragmático-utilitaristas en la comida que les aceptó el santito nuevo? Ah,
México.Mi país)

He de morir…

Organillo callejero que en el barrio – y en tu vieja melodía -vas llorando una tristeza – Tu tristeza por tan vieja – se asemeja con la mía…

La voz del cilindro, mis valedores, que es decir la voz lamentosa del barrio bajo, la del corazón arrabalero cuando la hora de las tristuras. Esa, la del organillo callejero, fue la voz que hace rato erraba por mi calleja, desparramando nostalgias en las notas de un vals destartalado, tono menor, que convocaba memorias añejas y remembranzas. Yo, el ánima contristada por los fieles difuntos, aquel suspirar. Mi padre Juan, José el tío, y ahora pronto Dolores mi hermana. Memento homo.

Será que noviembre ha invadido esta casa, con su aroma de cempazúchil; será que me hace guiños la Inexorable; el caso es que desde que abrí los ojos esta mañana percibí que el ánimo me amanecía anochecido, y asordinada mi mañanera alegría. ¿O será que es noviembre? El caso es que la mañana pasé encerrado en el cuarto de los trebejos, y contemplando aquellas fotografías que, de tan añejas, se visten de daguerrotipos, me puse a practicar el ejercicio onanista de la remembranza, la evocación. Y aquel suspirar…
Examiné las agendas en desuso con su fecha que hace qué años, cuántos, y sus señas telefónicas de 6,7 dígitos, y tantos nombres allí asentados que hoy son sombras nada más, y fantasmones familiares de amores que se esfumaron para nunca más, y de súbito: entre las hojas de la agenda que se deshoja, la deshojada flor, casi polvo descolorido: un nomeolvides. ¿Quién sería la de la flor? Ah, la de nomeolvides que los amores marchitos han terminado por marchitar; la de mujeres que en el río de la vida, yo con su flor de nomeolvides en un libro de poemas, he olvidado a estas horas, como tantas mi nombre habrán olvidado. Quedo, suspirando apenas (a penas), Bach…

Sólo vinimos a dormir, – solo vinimos a soñar, – no es cierto, no es cierto – que vinimos a vivir en la tierra…

Así, ceniciento el ánimo, a media tarde me di a levantar, con Aída López (tú, la que fuiste de todos mis días), el altar de mis fieles difuntos: la mesa del comedor, un taburete encima, la oscura cubierta de lienzo y el reguero de crisantemos y cempazúchiles, grecas de papel morado, pan de muerto, cigarros, mezcal, el incienso y la calabaza en tacha. Pastoreando la ofrenda, la vera efigie de nuestros ausentes: mi padre Juan, y con mi padre la parcelilla de cartulinas desde donde los descarnados me miran con ese modo turbador, recordándome (¡como si lo pudiese olvidar!) . que polvo soy, y que tenemos una cita para reanudar esa plática que interrumpieron para morirse; que, entretanto, viva mi cacho de vida a todo vivir; que estoy vivo todavía, y a pesar de mis años soy joven por el solo hecho de que no me he muerto. «Esto, tenlo presente, porque es más tarde de lo que te imaginas». Noviembre.

Con mis muertos redivivos, viviendo entre ceras y cruces su vida efímera, terminé la ofrenda, y las manos se me vinieron olorosas a noviembre, a oficio de tiniebla, a huesa y a camposanto. Las almas de los fieles difuntos. Y la tristura. La pinción, como allá decimos…

Por librarme de la presión (prisión, opresión) que me enrarecía el aliento, me escapé a la calle y la anduve unas cuadras y, ¿escuchan?, por si algo faltase a mi espíritu macilento, aquel pausado doblar de esquilas en La Porciúncula en tanto a la distancia se venía, largo gemir de La Llorona, el carrito camotero. La oscurana, que ennegrece el caserío mientras la tarde, por no morir del todo, hace el último esfuerzo y cae en el estertor. Y achaques de día de muertos: a las primeras sombras, las primeras luciérnagas: unas cajas de cartón, como de muerto, su ánima de parafina, y el pregón infantil: «¿Me da mi calaverita?»

Y ahí: ante la reja de aquel caserón, el repicar de la campanilla, y a la luz del farol, la joven ya avejentada: ¿oficinista, trabajadora doméstica? Un nuevo repique, y una figura que se asoma allá adentro, y…

– Seño, ¿me da mi calaverita?

¿Que qué? ¿A su edad, y enganchada en la tradición de los niños? Y entonces, mis valedores, que veo venir a una ventruda de blanco uniforme trayendo en brazos a la criatura. Guardería. A la vista de la mamá tiende los brazos y suelta el llanto. «Su calaverita, María Cenen pan de muerto».

La mujer tomó su criatura, la cobijó, se la acunó en el pecho y se fue alejando por esa calle. Con su calaverita…

Y en la dulce mansedumbre de tu queja – que las sombras diluyeron – y en perfumes
evapora la distancia -mi alma aspira la fragancia – de las cosas que se fueron…
(Réquiem..)