Los cuervos están de luto

La muerte a nadie redime, mis valedores, y muy pocas veces la oración fúnebre concuerda con la biografía personal del difunto. Aquél cuyo mal natural y bajas pasiones (envidia exacerbada, desmedida ambición, codicia desbozalada) impulsaron a invertir el tiempo de vida en culimpinarse ante el poder y aplastar a los desprotegidos, no porque logró trepar va a merecer, a su muerte, honras y loas, inciensos y ditirambos que su conducta personal no avala. Pienso en el dirigente de ese organismo corporativo de control obrero que apodan, renegrido humor, Confederación de Trabajadores de México, CTM. Sí, el recién fallecido Leonardo Rodríguez Alcaine que es, que debería ser, de memoria infeliz para todos nosotros, los mexicanos.

Que los muertos entierren a sus muertos, dijo el Ungido, y yo: que se duelan por su muerto quienes envidase beneficiaron de él: todos los integrantes del Sistema de poder, comenzando por los patrones y los empresarios, el gobierno y los grandes capitales. ¿Pero el obrero, el artesano, nosotros? ¿Al Rodríguez Alcaine difunto nenias, endechas, odas? No odas…

En fin. Con el líder ahí, de cuerpo presente, se ofició punto por punto y según los cánones, el ritual de la necrofilia. Los esquelas orladas de negro, la negra cruz,la negra vestimenta, las lágrimas de glicerina y la pose para la foto «ante el cadáver de un líder». Fue ahí el duelo hipócrita, el falso dolor, la simulación y el «sentido pésame». Ahí la oración fúnebre (histrionismo vil) de la distinguida priísta y los calificativos ditirámbicos ¡para Rodríguez Alcaine!

Pero una costumbre hipócrita determina los cánones del ritual: si en vida fue codicioso, traicionero y depredador, una vez difunto, descanse en paz. Ya está juzgado de Dios, dicen los santurrones. Pero no, que la muerte a nadie redime. Y mi reacción personal ante el rito del falso luto y la labor de maquillaje con que los pri-panistas embalsamaron a su faraón de pacotilla: aquí el retrato hablado y el epitafio del tal según los que lo conocieron de cerca y lo describen como un individuo inculto, agresivo, malhablado y vulgar. Vendrán después algunas de sus expresiones, las de lo pornográfico, lo escatológico, lo altisonante. En 1989 lo acusaron trabajadores electricistas (del SUTERM):

– La Güera Rodríguez posee una enorme fortuna, producto de turbios negocios en la Comisión Fed. de Electricidad: adquisiciones de vehículos, contratos de prestación de tecnología, manejo de plazas de confianza, etc. Su riqueza se compara a la del líder petrolero Chava Barragán, pero no sólo su riqueza: los dos son iguales en crímenes y malversación de cuotas sindicales y con el proyecto Laguna Verde, en Veracruz, del que Rodríguez obtuvo millonarios dividendos porque fue abultado a 7 mil millones de dólares, cuando en realidad se gastó la séptima parte…

Lo juraba en 1990 el susodicho pastor de electricistas:

– Nosotros los trabajadores respaldamos al neoliberalismo de verdad. Así, el pluralismo le hará a los trabajadores lo que el viento a Juárez. La crisis económica es como un huracán que beneficiará a la clase trabajadora. Las crisis son como huracanes: a unos beneficia y a otros perjudica; pero en el caso de los trabajadores, ellos van a resultar beneficiado, porque esto permitirá que la economía se estabilice. Hasta ahora, el huracán de la crisis no ha afectado gravemente al sector obrero…

Sus acuerdos con Fox, el sector patronal y el entonces titular de la Sec. del Trabajo, Carlos Abascal, representaron un riesgo para el país, Hace apenas tres años, el líder anunciaba la firma de la Ley Abascal, nefasta para el trabajador porque legaliza la contratación personal y el derecho del patrón a prolongar la jornada laboral y despedir al trabajador sin indemnización alguna y sin respaldo de los tribunales. Rodríguez Alcaine. ¿La oración fúnebre lo redimió? En 1999, su desafio a los periodistas:

-¡Los reto a todos a que me demuestren que hay trabajadores en pobreza extrema! ¡Díganme en dónde está la pobreza extrema! Los desempleados ganan mucho más que yo. El más pobre, un pinche payasito, gana 300 pesos diarios. ¡Es increíble! Y ese ni impuestos paga Sí, yo soy un cabrón para contestar, pero reafirmo: México no es un país de obreros jodidos. Los trabajadores mexicanos estamos orgullosos de cargar con todo el peso que ocasiona el bache económico provocado por la globalización. Yo convoco a la radio y a la televisión a orientar a ciudadanía sobre las condiciones adversas que se viven en el país y de las que más o menos hemos salido adelante con gallardía. Porque mírenlo que les voy a decir: ¡El que piense que la política presupuestal de Fox es una puñalada al pueblo, ese es un pendejo..!

Noviembre del 2 mil: «nací priista y así moriré. A Fox le ofrecí que si soy un estorbo para él, me voy a mi casa. Pero eso sí: yo nunca le daré las nalgas». (Su epitafio…)_______

Estaríamos a toda madre..

Es noche de sábado, mis valedores, cuando redacto estas páginas. A oscuras o casi, la mente un paño de lágrimas, me arropo en la nostalgia de los adioses, yo que a despedidas me he pasado la vida, y a despedidas descascarando las telas del corazón. Es noche; mis ojos, en la penumbra, buscan a tientas la advocación de Santa María. No, por supuesto, Santa, María de Lourdes, no la de Fátima; Santa María la Redonda, con su tocaya y vecina, Santa María la Rivera. A oscuras, a la distancia del tiempo y la geografía, entre el Garibaldi mariachero y el Tepis Company de corazón bandolero, y de (aquel que fue) San Juan de Letrán a San Juan de Aragón, rastreo el ánima y estilo de lo que perdimos, de lo que se fue para nunca más: la carpa, mis valedores…

Aquí te nombro, carpa del arrabal, voz y pulso de la barriada, su perfil, su ánima y estilo, e identidad. Contigo se nos fue la última carcajada de la cumbancha, que abría la tarde y la noche con el pregón motivoso del gritón, bocina de victrola en la boca:»¡Prr! ¡Prr..! ¡Señoras y caballeros, la función ya va a empezar! ¡Dos tandas por un solo boleto! ¡Pásenle, pásenle, prrr..!

Y ya bajo la lona embreada: ¡Mi señor don Resortes Resortín de la Resortera.! «¡Cheñor Patiño, cheñor Patiño, que echach cochotach no chon de niño!» «¡Ese Palillo! ¡Té lo sambuto por el (…)! ¡Sus mentadas me pegan en el mero caracol del ombligo!» Desde el cielo de los artistas carperos, que es decir el cielo del oropel, la chaquira y la chaqueta (¡ese Borolas, hágame un favor!»), requintean las benditas ánimas del clásico trío del bolero romántico, qué contrasentido, y resuenen las risotadas de la gayola al son del sketch del cómico apicarado, y el espectáculo (¡ese Chicote, me agarró el albur) donde se nos quedó un buen retazo de adolescencia, el de aquella señoras pechugas (¿Bubis? No odas), y semejantes vamos a decir carnazas, ya cuarentonas, de tamaño familiar y familiar sexualidad promiscua, lonja libre y celulitis a discreción que hinchan una trusa color mamey (bajo palabra) al son del meneo, del zangoloteo agasajador; que abandazos de carne pura, pura carne, atizaron la combustión de unas hormonas apenas espinillentas o ya en su ciclo de cuarto menguante, todo ello al son de la divisa heroica: «Las goza quien las merece, que yo, con verlas, descanso». No lloro, nomás me acuerdo…

Y qué decir de los camerinos: de este tamañito, miren, pero como el mejor, el más oloroso queso gruyere: por todos lados acribillados a agujeros para poder fisgonear a la de cumbia y danzón cuando se muda de trapos…

Aquí te nombro, fantasmón del arrabal, candileja de la nocturna cachondería, del amago carnal y el onanismo frenético, el contagio venéreo y esa pornografía encabritada que, en la postal (blanco y negro), se distribuye al olor que unos sanitarios pintarrajeados «…uto yo». Y yo, con Manrique, pregunto a todos ustedes: ¿qué se fizo el bataclán? Las carpas de la Aragón, ¿qué se hicieron? Tan preclaros vestigios de una cultura de entraña popular, esa del desahogo y la sátira, del calambur y la frase de doble y triple sentido, se nos vinieron muriendo de inanición. El Tívoli, su hijo legítimo, natural y muy putativo, cayó y calló a la puñalada trapera que le propinó aquel añejo Uruchurtu, mal aprendiz de dictador. Hoy, para sacar la cara por el postrer estertor de lo que la carpa, apenas un teatro Blanquita más bien gris…

Mis valedores: esta noche de sábado me duele el México que se desdibuja para nunca más, y esto más acháquenselo al duopolio de TV, vocero oficioso del Imperio; me duele el México que se nos pierde como también se nos perdió la moneda, las costumbres, la tradición, para tornarnos gringos de segunda, gringos de pacotilla despreciados por los gringos. Esta noche, a deshoras, miro en la mente al cómico que gesticula, ademán procaz y en la diestra caracolitos (explíquele al gordo, señora, lo que son los caracolitos), ante un auditorio de sombras nada más. Porque la carpa se nos murió en olor de desidia, de apatía, de indiferencia total. Mis valedores:

¿Resistirá el Blanquita? Si no, ¿qué camino le quedará al tandófilo sino alcoholizar su frustración en el refugio de la piquera o la briaga de buró frente al cinescopio que seguirá embruteciéndolo con la manipulación más siniestra y enajenante? Y yo digo a todos ustedes:

Que el paisa siga gustando del sketch carpero, que el cinescopio no me lo vaya a manipular hasta el grado de volverlo adicto, vicioso de ese siniestro bataclán de los cómicos virtuales: los tucomens, los pejes y los bebetos. ¿O un Madrazo más? ¿Y toda esa inundación de aguas negras que, al convite del proceso electorero, que no electoral, originan a estas horas los promotores de la boleta electoral? Porque entonces… Mal acaba de expresarlo un Pepe Magaña, cómico: «Sin políticos no habría comedia, pero estaríamos a toda madre». (Mi país.)_

Un individuo me bajó los calzones

Rinbros se llama el que logró lo que nunca antes hombre nacido de mujer, o al menos tal es la marca de los calzones que me bajó hasta las corvas. A su hora descargué en ustedes la pena, la frustración, el sentimiento de injusticia que para mí significó aquella malhadada docena de Rinbros…

Ah, la flamante colección, tan deleitosa de ver cuando recién comparada, y una total desilusión semanas después. Nuevos aún los chonchines, pero ya inservibles, tan bellos cuando me los merqué, y atractivos y coquetones cuando aún poseían la virtud de untárseme, bien peinados, a mis dos carnazas. En amaneciendo Dios me introducía en mis choninos, me contoneaba frente al espejo, sonreía a la vida yo, Narciso de pacotilla. Estéticos mis calzones.Pues sí, pero fenómeno azozobrante: apasionadamente ceñidos a mí cuando recién comprados, a la primera lavada de los Rinbros de algodón al ciento por ciento la bastilla cedió que hagan de cuenta su tocaya francesa ante el embate de los sans cultote.y lo peor: con la bastilla cayó también la pretina, y esa bastilla todo el calzón. Hasta las corvas. Mozuela astringente cuando doncella, fue moza holgada después, moza del trato (yo aún no le agarraba el gusto al que se me ofreció bien peinado). Y válgame, qué flojedad de pretina, y esa bastilla, mama mia (mama de Rinbros, que la ha de haber conocido, no así al papacito.) Y es que mis íntimos trapos, algodón bien peinado, a las tres lavadas ya andaban con la pretina vuelta una mueca burlona, guangoche, como recién casada que se da a la dejadez. Yo, cabreado, y con justa razón.

Y venga la cuarta lavada,yahí asistía la rendición de bastilla, pretina y bragueta. Y qué greñero el del algodón, que se me vendió por bien peinado. Qué pacota de Rinbros, mis Rinbros: de talla 30-32 cuando salidos del moll (¡ándale, gringo de 2a.!), dos que tres lavadas y habíanse tornado de una talla tal que se los mete (se los pone, perdón) un luchador de sumo -cuál albur-, y al primer pujido se le deslizan hasta las corvas, y qué espectáculo más nipón.

Mis calzones, RIP, con todo lo que de nuevos prometían, que hagan de cuenta Fox cuando andaban en campaña. Pero Fox y Rinbros vemos, las braguetas no sabemos. Intentó consolarme mi primo el Jerásimo, priista que para la grande solo tiene 2 candidatos: Madrazo y Montiel: «No sufras, bigotón. Con que de aquí pa’l rial uses los chonchines que nos manda Texas».

– ¿Qué qué? ¿Qué dijiste? ?yelo bien: yo prefiero traerlas a «ráiz» que permitir que mis zonas umbrías se manchen con la ignominia de unos calzones de segundos cachetes. Y cachetes texanos, para acabarme de befar…

– Tus cositas no van a aguantar la mezclilla. te van a calar, usa texanos.

– ¡Que me cale la mezclilla! ¡Que me levante ámpulas, verrugas, escamas, llagas purulentosas! ¡Todo antes que meterme repelos texanos! La función hace al órgano, dijo Newton, Juan Pablo II o el Kama Sutra. Ya verás (velo, nunca) que mi virilidad va a hacer honor al sustantivo y se va a aguantar como se aguanta todo órgano viril. ¡He dicho!

Guardé mis ruinas de calzones. Los doce esperpénticos fueron a dar a un viejo arcón donde guardo las antiguallas: viejas fotos de viejos ancestros, viejas fotos de viejos amores, mis eternos amores que duraron lo que los Rinbros: un par de semanas; y pétalos marchitos, rizos desleídos y un olvidado no-me-olvides. Pues sí, pero ayer, de repente, ¡las neuronas que aún me restan, el fogonazo! Como centella la idea que, rápido, puse en práctica. Desenterré los cadáveres Rinbros, los exhumé, y aún con el tufo a tiempo, abandono, humedad, ¿se imaginan lo que vine a hacer con los de algodón bien peinado?

Pero, mis valedores: la chusma es malagradecida. Que no se nos reblandezcan las telas del corazón, porque la reacción de la broza las vas a lastimar. Y más esos, mis victimarios, que me fueron a resultar teporochones cruzados de drogo y chemo. Total, que con mi paquete bajo el zurdo, el sobado, entré a la vecindad y me interné en el túnel estrecho y oscuro donde se ubican la pileta, lavaderos y excusados. Sonreía cuando puse en manos de los viciosos aquel paquete. Ellos, en «éxtasis», su droga.

– Subástenlos. Con el producto de la venta, un changarro en la accesoria. Esta es la ocasión de que se regeneren y salgan de indigentes.

Que no me lo agradecieran, y sonreía saboreando su agradecimiento mientras ellos, ávidos, abrían el paquete, examinaban los Rinbros, los olisqueaban, intercambiaban maliciosas miradas, y de repente… Mis valedores: ¿conocen a un Luis Alonso Sordo Noriega? Clama a los 4 vientos que lo transaron con 3 vestidos de Marta que compró en 3 mil pesos cada uno, y ahora se los enjaretan en 9 mil. Háblenle de mis calzones. Ya los lavé, van sin rastro de la rudeza de unos zafios que en su deürio de drogos los confundieron con supositorios que también en boca y nariz me aplicaron. Baratos mis Rinbros.(En fin.)

¡Yo no pido ponerles mi nombre!

«Yo sólo soy un demócrata que respeta la decisión de las mayorías y la voluntad de cabildos y ciudadanos». Ese es Arturo Montiel, mis valedores, que como gobernador del Estado de México ha dado en la flor de bautizar obras públicas con su nombre y el de su mujer, una Maude Versini que por aparecer al frente del DIF local, cargo honorífico que otras «primeras damas» realizan gratuitamente, cobra lo que el procurador estatal y los secretarios del gabinete: 146 mil pesos. A su hora lo estipuló don Luis González Obregón:

La historia de todas las ciudades tiene mucha relación con los nombres de sus calles, históricos unos y legendarios otros.

Pero no sólo Montiel, no sólo su dama extranjera. El esperpento viene de lejos. La Versini y Montiel en letras de bronce, y a modo de compensación:

Abril de 1997. «El nombre de Benito Juárez desapareció del frontispicio del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y de la avenida Juárez, que dejó detener esa denominación en la mitad de su longitud original…»

Zapopan, Jal., 1997. «Una calle que llevaba el nombre de Juárez lleva ahora el del alcalde panista Alfredo Reyes Velázquez, quien asistió a la ceremonia de develación de la calle con su nombre, la de Manuel Gómez Morín, la Seis de agosto de 1995, fecha conmemorable que lo llevó al triunfo, y la calle Primero de enero de 1996, por conmemorarse en esa fecha la toma de protesta como presidente municipal. Felipe Calderón, líder nacional del PAN, salió en defensa del edil: ‘?ste no realizó ningún acto jurídico. Lo que pasa es que al PRI no le queda más estrategia que desprestigiar al blanquiazul».

Marzo de 1997. «Los gobiernos panistas cambiaron de nombre a más de una docena de calles, avenidas, vías rápidas de Jalisco, Guanajuato y Aguascalientes. Apenas iniciada la administración de Alberto Cárdenas, se develó una estatua en memoria del que fuera candidato presidencial panista Manuel J. Clouthier. La avenida Cordilleras cambió para llevar el del político panista, y Periférico fue nombrado como Manuel Gómez Morín, fundador del blanquiazul. Mientras, en León, Gto., por lo menos una docena de calles y un bulevar han sufrido modificaciones de nomenclatura durante las tres administraciones panistas que consecutivamente han gobernado el municipio».

Culiacán, 1995. «La avenida Juan de Dios Bátiz cambió de nombre y se llama Calle del Chapo, en honor de Joaquín Guzmán Loera. El ayuntamiento de Culiacán, durante el trienio 1987-1989, autorizó el nombre de esta avenida».

Agosto de 2002. «En la comunidad Macario Gómez, municipio de San Francisco de los Romo, Ags., hay una calle con el nombre de Manuel Alvarez Gutiérrez, El Tijuano, detenido al que reclama Estados Unidos para juzgarlo por la comercialización de metanfetaminas en territorio estadounidense…»

San Luis Potosí, enero de 1996. «Un niño sostenía la cartulina con la demanda: «La Cecilia Ochelli de Salinas no tiene drenaje, señor presidente Zedillo. También necesita agua y luz…»

Abril de 2004. «En la nomenclatura de la Ciudad de México y de la zona metropolitana existen 16 calles que llevan el nombre de Carlos Salinas de Gortari, 5 del traidor a la Patria, Victoriano Huerta, y 60 de Gustavo Díaz Ordaz, uno de los responsables de la matanza de Tlatelolco…»

Santa Catarina, N.L., sept. de 2000. «En este municipio metropolitano de extracción panista alrededor de 200 calles y avenidas, así como cuatro colonias que llevaban el nombre del ex presidente Carlos Salinas de Gortari y de su padre, Raúl Salinas Lozano, cambiaron de nombre. En mayo de 1999, el Congreso retiró el reconocimiento de hijo predilecto de Nuevo león al ex presidente, que había sido concedido por el gobierno estatal priista en 1994…»

Dic, 2002. «Diez empresas (TV 4, Sabritas, Pepsi, Telcel, Bimbo, etc) impondrán su sello corporativo en la placa de identificación de miles de calles, mediante un convenio que suscribieron con la Sec. de Desarrollo urbano y Vivienda, cuya titular es Laura Itzel Castillo. Sobre las críticas a los anuncios el titular de la Miguel Hidalgo, el panista Arne aus den Ruthen Haag ironiza: Provienen del pudor socialista…»

Santiago de Chile, 2002. «Una calle capitalina lleva ya el nombre de Mario Kreutzberger en homenaje a Don Francisco, animador de televisión…»

Agosto de 1991. «Una calle de la colonia Guerrero llevará el nombre de Daniela Romo, popular e internacional cantautora, que dice: ‘Creo que no lo merezco, porque yo lo único que he hecho es dar lo mejor de mí cuando canto: Todo, todo, todo…»

Mayo de 2002. «En la Del. Gustavo A. Madero existe una colonia que ostenta el nombre de Verónica Castro…»
Después de eso, mis valedores: ¿Maude, Montiel? Es México. (Mi país.)

El nombre es lo de menos

Y esa moda grotesca en que hemos caído de imponer a los recién nacidos nombres ajenos a la tradición cultural mexicana, ¿no les produce calambres? A mí sí y aquí mi experiencia personal: muy temprano aquel día con el niño, la madre y el par de testigos, en el volks. enfilé rumbo al registro civil, extravié la ruta, llegué a media mañana y nos formamos todos en una cola de cuadra y media. Al mediodía ya estábamos a diez madres de la funcionaría que me otorgaría factura, tenencia o engomado de verificación del mamoncillo. De repente, ¿y eso? ¿Qué estaba ocurriendo frente a mis niñas, las de mis ojos? Diez madres adelante, la del suéter color plúmbago había llegado ante la funcionaría y mostraba al de pecho, un lindo chamaco mestizo, puro mexicano, vale decir: prietillo, chato, jetón, hirsuta pelambre. «¿Nombre para su cursientito?»

– Crístopher, o sea: Chistopher Chimal. / «¿Crístoper nomás?»

– Nomás Crístopher. Le pensábamos poner Crístopher Brayan Conan Roñal, pero a la hora de la hora aquí su padre…

– ¿Mi padre? Si yo hubiera conocido a mi padre…

– Su padre de él, de Cristopercito. A última hora se decidió por Crístoper nomás. ¿No, viejo? que Brad Ronal Brayan Conan ya en La Tusanía, la colonia, están muy chotis. Nomás Crístopher Chimal, pa servir a usté.

Crístopher se le quedó, y vino entonces la criatura de la ventruda de los mallones color mostaza y el bolsón (no marido, la pañalera). El crío cimbrábase, berreando a todo pulmón. La madre: «Ya, pues, ni modo de sacármela pa dártela al aire libre. Ese de los mostachos con facha de pseudo-neo-comunis-toide me la clavó, su mirada libidinosa. ¡Y tú, Yeneví, no te me retires, que el bigotón chance y hasta robachicos!»

La criatura de los berridos hagan de cuenta melliza de Crístopher: morenilla, jetoncilla, cachetoncilla, jalados los de apipizca y aplastada la nariz.

«¿Nombre del gordis? / «Es chavita, míreselo». (Y le mostraba el arete de bisutería.) / «¿Cómo va a llamarse su triponcita?»

– A ver, aquí lo traigo apuntado en este boleto del Metro. Mi nena se va a llamar… Jaina Dayana Leididí, de apellido Guémez. / «¿Nada más?» / «Nada más. Ya en el boleto no cupo dónde apuntar los otros nombres que le habíamos escogido. Yenifer Melania, o algo así. Ya no me recuerdo».

Y sí: aquellos prietitos (del mismo arroz) quedaron registrados con el nombre de Yojan Eric Benítez, Laila Jana Barrón, y una Bete Vladimira, dos que tres Yons, y diversas Nailas, Roselas, An Meris y Giovannas Maurín. De repente me vi frente al escritorio:»¿Y su pelón?»

Sentí que me ponía colorado. Disimuladamente me revisé el cierre del pantalón. Entendí la pregunta. «Juan, señorita». / «¡No soy señorita!» / «Señora, perdón» / «¡Que no soy señora!» / «¿Divorciada, viudita? / «¡Licenciada, si me hace el favor! ¿Nombre de su chamaco? ¿Está seguro que es suyo?»

– Juan, señ… licenciada. Juan Mojarro. / «¿Que qué? ¿Es burla, mamila, choro, choteo?» / «Juan, como Juan mi padre» /» ¡Tampoco, señor! ¡No me pusieron aquí nomás pa que cualquiera me lo venga a choriar! ¡Todavía me dijera Yónatan! ¡El que sigue!» / «No me lo tome a mal, licenciada. Juan se llamaba mi padre y…»

– Pos ultimadamente allá usté con sus excentricidades. Qué ganas de darse a notar. A ver, ¿cómo fregaos se deletreael nombrecito ese?

Regañado frente a mi amantísima. Sentí caliente la cuera. Por fortuna uno de los testigos, el Cosilión, salió al quite: «Era broma, licenciada, no se lo tome a mal. El niño va a llamarse Cristian Zahuindanda, como en una película creo que de vaqueros. Cómo pasa a creer que al chamaco lo íbamos a infelizar de por vida enjaretándole un nombre así de exótico. Quezque Juan…»

Y me guiñó el ojo. Vi que la señ… licenciada se suavizaba: «Así si, pa’ que vean. ¿Cristian Zahuindanda nomás? ¿No quieren aprovechar pa que de una vez le pongamos Errol Fedor Shankar? Malcom Morgan Galaor visten mucho. Grégori Michelé…»

Yo, aquellos espeluznos que me bajaban del cogote a la vértebra terminal y se seguían de filo: «Vamos a dejarlo en Cristián, si le parece».

– Así sí, no que el exoticismo ese. ¿Cuál era, cómo lo pronunciaba usté? Ah, sí, J-u-á-n, con acento en la juá. Quería darse a notar, pasarse de lanza…

Cristian quedó registrado. (Pero aquí entre nos: yo, en la intimidad, cuando nadie me podía escuchar -mucho menos ella, la licenciada-, tomaba a mi niño en los brazos, lo miraba a los ojos y en un susurru nombrábalo Juan, mi hijo, como mi padre Juan. Esto, cuando nadie me oía.) Juan, hijo. Y, mis valedores: algo acá, muy adentro, se me reblandecía, como aún se me reblandece hoy que mi niño se me torna un hombre. Como mi padre. (Juan…)

Los placeres solitarios

Yo, mis valedores, (¡a mi edad!), acabo de proporcionarme uno de estos placeres, aunque poco tuvo de placer y mucho de solitaria frustración, desaliento y ridículo. ¿Y saben por qué? Nomás imaginen: fui sorprendido con las manos en la etc. Ustedes, cuando se dispongan a experimentar la agonía y el éxtasis, a tomar sus precauciones. Por sí o por no. Lo mío fue ayer, y fue así:

Silencio en la noche, ya todo está en calma. Una vez comprobado que la casa dormía yo, aquellas fotos escondidas entre las hojas de un inocente Playboy de fecha atrasada (y qué conque: el material gráfico no había pasado de moda porque no vestían ropitas cuyo estilo envejeciera), me escurrí hasta cierto lugar excusado y vamonos: a crecerse al castigo. (¿Quizá estoy siendo demasiado extrovertido? Al claror del de veintitantos wats ahí me tienen sus buenas mercedes mirando las fotos hasta bizquear, observándolas a lo largo y ancho, dándome pasones (con los puros ojos) en tales valles umbríos, carnazas y rinconeras, montículos, hondonadas y remolinos en fruncimiento. Comencé a resollar así, oigan: gordo, gordo…

Para que ustedes no caigan en tentación y a lo estéril saliven, ahora procedo a proporcionarles la descripción de las fotos, con el desenlace fatal. Ocho, diez, ¿cuántas eran las tales? perdonen la imprecisión; el horno no estaba para ponerme a contarlas, pero una era de Felipe Calderón, otra del bibelotito Creel y otra más del Bebeto Cárdenas. Junto a ellas la de cierto castorcillo dientón, sonriente, al que se le advierte la música por dentro. En una de esas, al bajar las fotos, el repentino Madrazo, que casi me fuerza a soltarlos, Playboy y fotos! Y tras el Madrazo, Jackson, Montiel, y esas fotos tamaño infantil, con infantiles del tamaño de un Núñez, un Yarrington.un…

Ahí, extendidas entre el lavabo y la taza, yo, resollando gordo, comencé a decirles entre mí, como si orase ante la vera efigie de otros tantos asesinos cristeros encaramados a los altares por una ventolera del difunto Juan Pablo II:

– Señores presidenciables: humanos son como yo, con mis mismos achaques, apetencias y necesidades:
Mañana, cuando amanezca, habrán de acudir puntualmente a un sitio como este donde miro sus fotos. Bien (o apenas regular). Ya cuando hayan desfogado toxinas, bacterias y ácidos corpóreos urgidos de librarse, y ya aseadas sus manos, señores presidenciables: por su mamacita santa o no tanto, mírense en el espejo, el de su baño. Obsérvense y hagan un par de gestos y muecas así, miren. Frúnzanlo, arrúguenlo, el ceño; enderécenlo, el índice, y ante el espejo amaguen con un: ¡Mexicanos!, un ¡Compatriotas! Un-. ¡Chiquillas y chiquillos..!

¿El propósito de semejantes desfigures? Un ejercicio del propio conocimiento, señores presidenciables: constatar que son seres humanos, y que si lo son ahí, en el lugar excusado, lo serán también en Los Pinos, donde existe también tal lugar, sólo que recargado de lujos para que el elegido se recargue a gusto. Aquel de ustedes que resulte el elegido no pierda la proporción; no despegue sus pies de la tierra; no permita que la industria del periodismo me lo maquille hasta el punto de la deificación sexenal, y me lo conviertan en patético dios de pacotilla seis años, lo más.

Mírense, obsérvense al espejo. ¿Alguno tiene pinta de santón, iluminado, héroe epónimo, padre patricio, chamán, dios tutelar, mesías? ¿Cómo, si son ustedes unos mediocres irremediables, que volviendo a nacer mediocres, y así per sécula seculorum? ¿Por qué hoy seres del montón y carismáticos ya en Los Pinos? ¡Otra versión de Echeverría-López Portillo nunca más! (Claro, tampoco caer en el polo opuesto, de arrastrar por los suelos, como unas sucias faldas cualquiera, la figura presidencial.) El ganador del torneo de copa 2006, autocrítica-, el que llegue no pierda los sesos (¡ni los esos, sobre todo ante el gringo!), que ninguno de ustedes tiene tamaños de estadista, qué va a tener. El que llegue y los demás tienen como destino el desván de la Historia, sin más. Usted, el que resulte ganador, ¿basta ya del presidencialismo! ¡Presidencialismo ya no, basta ya de..!

Y ante las fotos manoteaba, frenético. Ya no un nuevo Echeverría, no un López Portillo, nunca más una Carmen Romano, una Mari…! Ahí sentí aquellas manos y oí la voz, en susurro: «Los vecinos encienden su luces, cálmate. ¿No oyes ladrar los perros? Bebe esto, mi amor, no grites…» (Tila, borraja. Mi única me sacaba sudor, lagrimones, babasa, moquis.) «No lo tomes tan apecho, mi amor». /» ¡Es que un mediocre de estos se nos va a volver sexenal! ¡Otro Madrazo, mi amor! ¡Las masas siguen delegando en estos! ¡No quieren asumir, y así darse un gobierno aliado! ¡Y yo tengo que pagar las consecuencias..!»

– Cálmate. Ven. Te entibié tu lado en la cama…

Yo, como zombi; como sonámbulo. Y el hipo aquel. ¿Cree, bebeto? (¡Dios!)

Yo no soy malo…

Qué malo voy a hacer. Si así fuera tendría hijos drogadictos, borrachos. A todos los formó bien, y como formé mi casa, tomé la Dirección Federal de Seguridad y ya…

Y a sus declaraciones del pasado jueves Miguel Nazar Haro agrega: «Me quieren juzgar por la vía maldita». Algo semejante, mis valedores, ¿no lo perciben ustedes en el silencio de Luis Echeverría y Mario Moya Patencia, los dos torvos personajes a los que la torpeza de unos, la inmoralidad de otros y unas leyes amañadas acaban de liberar de toda culpa por los regueros de cadáveres que van del 2 de octubre de 1968 al 10 de junio de 1971 y los que se desperdigaron más tarde por toda la geografía nacional? Los matanceros de ayer tratan hoy de pasar por corderos. Es México.

Por cuanto al antedicho Miguel Nazar Haro, leo en el reportaje de Raúl Monge (Proceso, abril, 2003): «El 13 de agosto de 2002, Federico Emery recibió una inesperada llamada telefónica en su casa. Era Miguel Nazar Haro, el hombre que lo sometió a un macabro experimento en 1969 al ordenar que se le suministraran sustancias alucinógenas para obtener información sobre los grupos subversivos activos en aquella época (…) Quiero hacerte algunas precisiones -le dijo Nazar en un tono tan cordial que a Emery le causó mayor preocupación de la que de suyo la llamada te había producido…»

En concreto: que no revelase detalles de anteriores sesiones de tortura. «Yo en eso nada tengo que ver. Yo era sólo un pinche policía». Yes como para preguntarte: ¿él, como sólo un «pinche» policía, normó siempre su conducta policíaca de acuerdo a la ley? La denuncia contra el carnicero que nada tiene que ver con aberraciones como el horror de la tortura:

«Un cuarto todo pintado de negro. Rodeado de agentes, en la cara la luz de reflectores fuertes. Ahí conocí el lenguaje de la tortura: le decían fotos a los golpes; y según su intensidad, eran infantiles, de certificado y de pasaporte. Las de pasaporte eran golpes de veras. Seguí en el interrogatorio. Más fotografías de supuestos o reales miembros de la Liga. Vi la mía, muy vieja, de cuando estudiaba en el CCH. De pronto.- «¡Atención! Ahí viene el jefe». Todos se pusieron de pie y entró a quien llamaron Señor o Jefe, así, con mayúsculas. Me hizo las preguntas de rigor y me propuso un trato.- Te doy un boleto de avión al país que gustes a cambio del paradero del Piojo y de la Morena. Tú ya caíste, sálvate. Me importan ellos. No me digas nada ahora. Piénsalo.

Y se fue. Después vino lo peor. Me llevaron a ver los cadáveres. Estaban en el estacionamiento. Tres compañeros. Tere, Brenda y un cuate desconocido para mi. Las mujeres, con el tiro de gracia en la cabeza, sus cuerpos sucios, ya rígidos. De nuevo al cuarto, ahí estaba el Señor. ¡Pinche guerrillero. Nos quieres ver la cara, te vas a morir! (Sacó una pistola de nueve milímetros, cortó cartucho) ¿Vas a cooperar? Me vas a decir todo o te mueres en este momento. (A pesar de la fuerte luz de los reflectores, en el instante en el que el Señor se puso frente a mí colocando el cañón de la pistola sobre mi sien derecha, pude distinguir su tez blanca, sus ojos claros, inconfundibles. Me parecieron eternos los momentos hasta que escuché el golpe del martillo al jalar Miguel Nazar Haro el gatillo. No tenía tiro en la recámara).

Después me llevaron a una oficina donde estaban Romeo y Joel. A éste lo estaban torturando bien feo. Lo tenían desnudo y mojado y te daban toques con un cable que habían zafado de una lámpara. Ellos pretendían que confesara que pertenecía a la Unión del Pueblo. Y que dónde estaba su hermano, que les dijera quien dirigía el asunto y hasta gozaba con aplicar la tortura era el que te decían el teniente. Joel comenzó a tener una especie de parálisis y como que ya no podía respirar. Le dejaron de aplicarlos toques y le dieron de puntapiés y golpes para que dejes de hacerte pendejo. Pero no reaccionaba.

A los demás nos sacaron rápidamente. Pasaron varios días de golpes, toques y amenazas. De ahí salieron declaraciones de lo que sí y de lo que no. Pero a Joel no volví a verlo. Supongo que eran de él unos quejidos lastimeros que se oían cuando había silencio. Después me siguieron torturando. Joel está entre los desaparecidos». Y -«yo no soy malo»- la escena final:

«No publiquen los nombres y les prometo que investigaré. Y Jesús Reyes Heroles, Secretario de Gobernación, despidió a tos juristas de varios países, todos defensores de los derechos humanos, que le habían ratificado múltiples denuncias: hay persecuciones, hay torturas, hay desapariciones. Y lo más grave. Comprobamos la participación directa, personal, de altos funcionarios gubernamentales en actos de tortura…

¿Los torturadores de oficio y vocación? Fernando Gutiérrez Barrios, Raúl Mendiolea Cerecero, Migue «yo no soy malo» Nazar Haro. (Volveré con el tema.)

¡No le forcé, lic!

Aquel domingo, mis valedores, lo pasé lejos de esta ciudad capital. ¿En Huatulco, en Cancún, quizá en ese edén que las malas lenguas nombran Tamarindillo de Fox, y esto no me lo tomen a albur? No. Ni a la playa ni al balneario, sino a un paraíso mejor: San Cirindanguillo el de Abajo (el de Enmedio, más bien), hasta donde me forzó a acompañarlo mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins. (cuándo dejará de manipularme; cuándo no me dejaré manipular) para llevar a efecto, de cara al proceso electoral del 2006, una campaña relámpago de afiliación tumultuaria de lugareños al Revolucionario Ins. Votos en racimo para un tal Madrazo. Ellos, los payos, se nos quedaron viendo desde unos ojillos de zorros risueños; ellos, los muy ladinos, con la música por dentro:

– Las ponemos, cómo no, pero antes de que las póngamos, o sea nuestras guellas en los papeles, usté y su achichincle nos van a aceptar un cabrito en sancocho. ¿Verdá, tú Meli-Melitón..?

Picoso el cabrito, dulce el ponteduro (postre, no albur), y un tinto de garambullo. Oliéndoselo (el bouquet), el catador de caldos finos: «¿Añejo?»

– Y bien añejo, licenciao, cómo no va a ser. Semana y media en barricas de pochote. ¿No, tú, Meli-Melitón.. ? (Con la música por dentro). Ya con el sol en declive: «Pero antes de que las pongamos en la credencial, y nomás por travesiar un rato, se va a echar usté uno de estos. Escoja, licenciao.

Acertijos de alambre, ¿los conocen ustedes? Sí, una intrincada red de alambres engarzados entre sí y que aprisionan unos arillos que a base de mañas hay que liberar. Y ándenle, que el Jerásimo se abismó en el misterio de eslabones, aros y ringorrangos de alambre. Ahí fue el jurgunear aros, menear argollas y manipular eslabones que trataba de liberar de una intrincada red de alambritos vaciladores. Y ya acomodaba el arillo -de alambre-, y ya lo fruncía -el ceño-, y ya jalaba, borneaba, remolineaba el rodete -de metal-, pero el susodicho, como salir, salía pura madre, con perdón de la mía. Los lugareños, aquellos ojillos que apenas se vislumbraban entre un tejabán de cejas: ellos, la sonrisilla bajo la palapa de unas cerdas de aguamielero. Ellos…

– Ese ya se le cuatrapió, licenciao, pero no hay pedro, no se la vamos a hacer de fumarola. A ver, hágale la lucha a este otro, más facilito.

La tarde, mis valedores, se nos fue en ver al Jerásimo menear ganchos, tironear argollas, forzar el arillo en las trampas de alambre y fruncir el arillo al impulso de la frustración. Bizqueaba el consanguíneo. Y el caloran. Desde el cogote, el sudor me rodaba hacia mis entrañables zonas abajeñas. «Ya casito, lic». Casito madres, incluyendo a la mía. Y venga otro acertijo, y otro más. Exasperado y sin éxito, el Jerásimo jurguneaba la enredada caligrafía de aros y argollas. «¡No le enchueque, licenciao, meniéle nomás! ¡No le forcé a la marinola, que tovía es virgencita!» -Así hasta el desgranar de campanas esquilones y esquilas. Ángelus, triduo, rosario.

– Mejor así la dejamos, licenciao. Con los acertijos de alambre nomás no pudo. ¿Y sabe cómo le nombramos a este? «Creación de empleos». A este otro tampoco le jalló, o sea al «Plan pa combatir la pobreza». No dio pie con bola con el de la mentada «Justicia social», y con el «Combate a la corrupción» las dio, licenciao. Usté, pa los acertijos vaciladores, nomás Valentín Madroño, con perdón aquí del Tacotillo, menos de edá. Y como creemos que así como usté son todos los del Madrazo, nos la va a perdonar, pero nosotros, como afiliarnos, una pura tiznada que nos afiliamos a su partido ni votamos por él. ¿Nosotros resucitar al Franquestén, al carbón vampiro. El Revolucionario Ins. ? Somos pentontos, pero Dios nos ayuda. ¿No, tú, Meli-Melitón..?

– Y mucho menos votar por el partido de la parejita presidencial, que nos salió más pior. Tamos tantiando, ¿verdá? con el Peje. Chance y a San Cirindanguillo el de Enmedio le venga a hacer su segundo piso…

¿Que qué? Ahí vi que el Jerásimo se dio el levantón, fue hasta el volks., abrió la cajuela y volvió con las pinzas. Y que pepena el montón de alambritos.

– ¡Eitale, no, qué va a hacer! ¡A la de a güevo no, licenciao! ¡Eso nos toca a nosotros, cuando nos decidamos. Porque ustedes, los del PRI-PAN, con las anchetas de alambre nomás las dieron. ¿Porqué son bandejos? Qué va. ¡Por ventajistas, por avorazaos y saqueadores! ¡Las alicatas, nosotros! Un día. Nomás nos decidimos y tíznale, a cortarle la maceta a un sistema de poder que nos tiene hasta la madre! ¿No, tú, Meli-Melitón..?

Volver con la frente marchita. Media noche. Yo, al volante, ironicé: «Lo que hubieses enriquecido al partido con la afiliación tumultuaria. La de votos por Madrazo. ¿No, tú,Meli-Melitón..?» «¡Tu tiz..!» «¡Cuidado!» ¡Y el forcejeo! ¡El huizcolote! ¡El madrazo! El susodicho se quedó sin afiliaciones. (Lástima.)

El arte de amar

La luna de miel, mis valedores. ¿La conocen ustedes, la recuerdan todavía? De mí sé decir, entre dos suspiros: qué tiempos aquellos. No lloro, nomás me acuerdo. Porque ya ni llorar es bueno, dice el cantar…

Mi luna de miel transcurrió en Acapulco, original que soy. Qué distinta a la de cierta pareja de recién casados a los que profeso un afecto muy especial porque somos de la misma sangre ellos, ustedes y yo, y menos distantes en el árbol genealógico de lo que muchos suponen o aceptan reconocer. La nueva pareja va a pasar su luna de miel no a la orilla del mar, sino en el vivo corazón de Chapultepec. En el zoológico. Claro, sí, por supuesto, se trata de la pareja de gorilas que forman Arila y Bantú, que se preparan para procrear familia. Yo, que en amores y desamores, tiempos de amor y destiempos, y pasión y olvido, puedo tener un poco más de experiencia que la flamante pareja, aquí le mando dos o tres recomendaciones que de algo pudiesen servirles.

Apreciables parientes Arila y bantú:
¿Ya en pleno amor? ¿En el proceso de enamoramiento, tal vez? Que el entusiasmo compartido no me los vaya a marear y hacerlos perder la vertical mas que cuando el instinto los coloque en posición horizontal, y entonces aprovecharla con todo.- nervios, mente, ríñones, corazón y hasta duodeno, si les provoca. Pero, mis apreciados parientes, mucho cuidado. Que la dulce embriaguez del amor no se les torne indecorosa borrachera. Que no me los obnubile hasta el punto de que extravíen dignidad y decoro, y tornen su sentimiento alarde, exhibición y espectáculo para la gayola. Que el amor, de primates, no me los vaya a convertir en humanos. Cuidado, mucho cuidado.

No irse a contagiar del comportamiento de algunos de sus vecinos. Recato. Que su intimidad ande en boca de ustedes, pero no en boca de todos. En público no besuqueos ni arrumacos sacarinosos, que esos alardes exhibicionistas pudiesen escandalizar a sus vecinos de jaula que sí saben de dignidad personal. ¿Que algunos les sonríen, complacientes? No irse con el engaño: hienas son, y chacales. Ya que dejen ustedes de ser novedad del zoológico van a conocer la reacción del zorrillo. Y esto más:

Su permanencia en Chapultepec no va a pasar de 2 años. Ya después, el olvido, si les va bien. Pregunten, si no, por el panda Pepe-Pepe, la panda Ying-Ying, y un o una Tohuí, que a su hora fueron en el zoológico los consentidos, para después ir a dar a donde también ustedes, tal vez.- al desván de la Historia.

Que una conducta indigna no me les abolle su prestigio y el único capital que nos llevamos a la tumba- la fama pública. Ante los medios de condicionamiento de masas, precaución. No ir a caer en su cursilería cuando aludan a ustedes dos. ¿No desde ahora, por halagarlos, ventosean sacarinas tales como «el novio», «la novia» y «el nidito de amor»? Detrás del afecto fingido se esconde lo que leo en el pie de foto: «La mercadotecnia no pierde tiempo y ya se venden los recuerdos de Arila». Pariente Bantú:

¿Es usted corazón bandolero? ¿Rijoso de natural, sangre caliente? ¿Como valentón de pulcata le repapalotean los sesos (los esos) por provocar la pendencia siempre y cuando se sienta seguro detrás de las rejas? Cuidado, que ese zoológico está plagado de malos bichos: culebras, tarántulas, tepocatas y víboras prietas. ¿Muy dado a los cascabeles? Los del zoológico son de víboras, y esas no gastan el valor en bravatas; tiznan; pregunte, si no, a la otra pareja de primates, Eva y Adán. Con las fieras vecinas poco y bueno, que luego lo hacen pegar el reculón. No retar a leones, tigres y uno que otro dinosaurio, todavía capaz de dar el Madrazo. Cuidado. ¿O quiere que me lo atiborren de Prozac.. ?

Joven Arila: logró jaula en Chapultepec, pero no vaya a perder la cabeza. Un ramalazo de suerte la sacó de su oscuro rincón de Zacango, donde sin pena ni gloria transcurría su honesta mediocridad. No aparentar, Arila, no derrochar en lujos ni extravagancias. Usted, aunque se vista de seda, gorila se queda.

Sea siempre lo que siempre ha sido, no vaya a ser que al modo de Midas, enseñe la oreja. Tampoco exhiba su mediocridad de tal suerte (mala para todos) que desde su insignificancia y por un inconsciente afán de autoafirmación reclame para sí, a lo protagónico y sin merecimiento ninguno, la luz de las candilejas de costra a costra y de frontera a frontera. No olvidar la bíblica sentencia: «Nadie puede añadir a su estatura un codo».

Usted, por lo mismo, nada de oropeles ni perifollos ni gastos desmesurados. Abrigo de piel es piel de contribuyente, que drjo aquél. Que el par de años de zoológico no nos salgan costando un hovo de la cara. ¿Sabe que vive en un pueblo pobre, cada día más empobrecido por Arilas como usted, un pueblo que tiene que financiar el zoológico nacional? Un detalle de usted, espléndido, me tranquiliza: ¡Que a Chapultepec llega sin lujos! Arila, Batü: es cuanto. (Y la paz.)

Concha Bocanegra

El libro, mis valedores, nuestro alimento espiritual. Leo en el matutino que como medida de seguridad tras el asesinato de algún narcotraficante, durante seis larguísimos meses los internos del Penal de La Palma se quedaron sin acceso a ninguna clase de libros, y que ahora pronto se reanudará el servicio, proporcionado por una biblioteca de apenas 100 libros. Hace algunas semanas, a propósito, recibí una llamada aquí, en nuestro Centro de Acopio de El Valedor, solicitando libros para crear una biblioteca dentro de alguno de los penales de esta ciudad capital. Los libros (más de 100) aquí aguardan al solicitante. ¿O la biblioteca quedó en veremos? En fin.

Por cuanto a todos ustedes, que viven afuera del penal, ¿cuántos libros llevan leídos en lo que va del año? Y las horas que en ese lapso han entregado al cinescopio, ¿cuántas son? ¿Y así queremos llegar al difícil ejercicio de pensar y a la autocrítica, y de esa manera dejar la etapa del clamor que e-xi-ge un padre (Creel, Madrazo, López Obrador) que nos proporcione, como a los adolescentes, seguridad y castigo? Mis valedores: a leer. Cuanto antes. ¿O seguir con el espíritu endeble..?

Un género literario, espléndido, les recomiendo ahora-, la novela del esperpento, esa hija legítima, natural y putativa de la picaresca española, madre admirable a la que en nuestros países al sur del Bravo le nacieron hijos escasos y encanijados, hijos no bien paridos como pudiésemos esperar de un continente que vive el y del esperpento (su segunda naturaleza); que del esperpento ha hecho un arte pero no una literatura. En México, un Periquillo Sarniento, un Canillitas, un Pito Pérez, un poeta Margarito. Y así en los países al sur.

Mis valedores: dos novelas del esperpento les aconsejo que delinean el retrato hablado de nuestro país, ayer y hoy, pero de autores españoles que vivieron en México y Argentina: Ramón de Valle Inclán y Francisco Romero. El México de ayer se refleja en Tirano Banderas, Novela de Tierra Caliente: Santa Fe de Tierra Firme en las cartas antiguas Punta de las serpientes…

Ahí el autoritarismo de un Santos Banderas (López de Santa Ana y otros López, Porfirio Díaz y el Díaz Hordas, Echeverría) que a encierro, destierro y entierro rige un país cada día más descontento, hasta que un día, de súbito, en un movimiento espontáneo, lo consabido: en Punta de las Serpientes surge un personaje de tono menor, sin temple de caudillo, de escaso relieve físico y endeble carácter, que va a ser (el menos indicado, como en todo movimiento espontáneo), quien incendie una pradera recalentada, un trópico que en Tirano Banderas es farsa, tragedia, humor y espléndido lenguaje. Léanla. La novela de Francisco Ayala se titula Muertes de perro, y tiene de escenario un paicillo de embuste y esperpento cuyos destinos rige el presidente Antón Bocanegra, quien gusta tratar los asuntos de gobierno sentado frente a unos ministros que permanecen de pie. Sentado, sí, en la taza del lugar excusado, ante unos funcionarios que se mantienen de pie, una manera de culimpinarse ante el dictador. Desdichado país.

Que el presidente rige los destinos de la república, dije allá arriba, pero dije mal: quien maneja toda la vida pública del mortecino país no es el presidente, carácter de jericalla, sino su «pareja presidencial», la «primera dama», terminajo copiado a los gringos que por halagarla le endilga una prensa servil. Ella es Concha Bocanegra: mujeruca hasta ayer insignificante cuyas dotes de audacia carente de escrúpulos y arribismo (trepadora y logrera) la encaramaron en el palacio de gobierno, donde ya como «primera dama» desnudó su compulsión por la demagogia, el derroche y los lujos, para descararse en rastacuerismo ostentosos y afán protagónico, Concha, desde lo alto, desde allá arriba, teje su telaraña de compinchajes y complicidades, intrigas palaciegas y maniobras politiqueras, acuerdos secretos y demenciales saqueos que enriquecen a toda su parentela, y la predación de la Concha páguelo un paisanaje pobre y empobrecido por la siniestra mancuerna. Mis valedores:

Conozcan, en Muertes de perro, a esta Concha hipócrita y tartufa a la que en cierta ocasión, revisando su guardarropa (de primer mundo en un mundo de tercera), le dio la ventolera de humillar a todos los. ..
Fue ahí: a medias de la tertulia de anoche me la interpeló el juguero:

– A mí ya me la picó, o sea la curiosidad. ¿Como en cuánto calcula que me venga costando conocer ala Concha esa..?

La pregunta me sorprendió: «Pues ciento y tantos pesos, supongo».

– Ah, no, esa Concha no vale docenas de jugos-, yo de loco compro la novela; mucho más barato me sale el periódico, diez varitos.

¿El periódico? ¿Qué tiene qué ver Concha Bocanegra con el periódico? Yo no entendí lo que quiso decir, como ustedes tampoco lo entienden. (¿O sí?)

Acarreados…

El 26 de julio, mis valedores, marca el aniversario número 52 del asalto al Cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, que marcó el inicio de la revolución de Fidel y sus barbones de Sierra Maestra. Pues sí, pero como Washington aún no se resigna por haber perdido una zona que hasta entonces fue no su patio trasero, sino su mancebía, no cesa su acoso a la isla en el intento de derrocar a Fidel, lo que provocó en el 2001 la Gran Marcha del 10 de junio, que se llevó a cabo en La Habana. Casi nueve millones de cubanos…

Washington, por supuesto, minimizó esta Gran Marcha tachándola de «recurso de regímenes totalitarios», y que los cubanos fueron presionados para participar. Y en esto no les faltó razón. No, al menos, en el caso de cierto ciudadano de Cuba que asó, por mi conducto, hizo pública su denuncia:

– ¡Sí, yo marché y firmé obligado..!

Al menos en mi caso, tienen razón los voceros, agencias cablegráficas y medios de prensa, cuando aseguran que los cubanos fuimos obligados a la Gran Marcha del pasado día 10 y a firmar la Iniciativa de Modificación de la Constitución. Efectivamente: yo acudí presionado al Malecón, y estoy convencido de que igual les ocurrió a otros de los nueve millones de participantes de todo el archipiélago. De esa misma forma suscribí el documento, que al final resultó avalado por ocho millones 188 mil 198 cubanos mayores de 16 años de edad.

Me obligaron, sí, pero no fue nadie del Gobierno ni el Partido (…) No hizo falta esa presión. Me obligaron la memoria, la actualidad y el mañana. Temprano en esas fechas, Félix Varela tocó a las puertas de mi corazón (…) Al ilustre Presbítero lo acompañaban el Céspedes Padre de la Patria, el Generalísimo dominicano que convirtió el machete en alma in-dependentista, el Bayardo Agramonte, el Calixto de tres guerras y una estrella en la frente, el Maceo de «fuera» en el brazo y en la mente, el Martí Autor Intelectual, el Camilo del pueblo y el Che de América.

Me obligaron los 20 mil hermanos torturados y asesinados por esbirros de la tiranía batistiana, esos mismos prófugos de toda justicia que se pasean por las calles de Estados Unidos, donde gozan de privilegios otorgados por las autoridades para detonar explosivos, atentar contra dirigentes de otros países, aumentar fortunas con el tráfico de drogas y de personas, secuestrar a niños…

Me sentí obligado por el Enero de Libertad y el Girón de Victorias; por los niños al-fabetizadores y los campesinos que si hoy pudieron leer y firmar, fue gracias a aquella gesta de cartilla y farol. Me obligó la alegría de saber que la tasa de mortalidad infantil es de apenas 6.2 por cada mil nacidos vivos. Y es que disponemos de más de 67 mil médicos a dos pasos del hogar, y de los cuales casi dos mil prestan sus modestos esfuerzos a 110 pueblos desposeídos en otras tierras del mundo…

Me obligaron los científicos de la ingeniería genética y la biotecnología, que fabrican armamentos, es verdad, pero para hacerle la guerra a plagas y enfermedades, y salvar millones de vidas en cualquier rincón del orbe.
Y las sonrisas infantiles, arrancadas de una muerte segura por la vacunación contra 13 dolencias curables, que flagelan a la niñez en otras latitudes.

Me obligaron los millones de alumnos en todos los niveles de la enseñanza, cada vez mejor preparados por sus valientes maestros, en más de 50 universidades, de sólo tres que existían en 1959, y en los miles de escuelas con equipos de computación, televisores y videos para las tele-clases hasta en el más recóndito rincón de nuestra geografía, incluso allí donde hay un solo pequeñín con su profesor y un panel solar, porque aún el paraje no se encuentra ubicado en el 95 por ciento del territorio nacional electrificado.

Fui obligado a marchar y a firmar por los abuelos que saben de su vejez garantizada (…) y por las mujeres, que no sólo conquistaron su derecho a la igualdad, sino que han sobrepasado a los hombres en muchos frentes. Me obligó el orgullo de la Escuela Cubana de Ballet y el Cine verdaderamente nacional, real a partir de 1959. Y los más de 60 títulos olímpicos…

Y por último: marché y firmé el documento obligado por Bush, ese que fue colocado en la Casa Blanca por el fraude de los sargentos políticos de Miami, y quien con sus discursi-tos volvió a ofrecerle la Enmienda Platt edulcorada, con más sabor a palos que a zanahoria, a este pueblo mío que se cansó de decir yes desde hace mucho, cuando aprendimos a no bajar la cabeza como esclavos, para impedir a tiempo que se extiendan por las Antillas los EU y caigan con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.

¡Sí, yo marché y firmé obligado..!

Mis valedores: frente al territorio libre de América digo: Patria o Muerte. (¡Vencieron!)

La conciencia y la pildora

La susodicha, mis valedores: ¿es o no es abortiva? A mí, el veredicto de la ciencia me basta: «No es en forma alguna abortiva. Lo que hace es inhibir la ovulación e impedir que se unan el óvulo y el espermatozoide. Una vez que se ha instalado el embarazo, la pastilla no tiene ningún efecto». ¿Más claro?

Tal método anticonceptivo de emergencia no es abortivo, de acuerdo, pero en otro sentido, ¿transcurrido qué lapso, luego de la concepción, el producto, el embrión, el feto puede ser expulsado como una adherencia más dentro del organismo, y cuándo ha adquirido la categoría de una vida humana que hay que respetar, preservar, o se cae en el asesinato? Científicos, facultativos, filósofos y ministros de diversas religiones aún no se han puesto de acuerdo, lástima. Pero hablando de abortos… Que con el anticonceptivo de emergencia se evita, precisamente, la práctica del aborto, afirman los estudio-sos, y la pregunta del candido: ¿pero en nuestro país se practica el aborto? Y los investigadores: legal o ilegal, se ha practicado siempre y en todos los estratos y grupos étnicos. Durante toda su historia la sociedad mexicana ha practicado y practica el aborto inducido ilegal, al margen, a pesar y en virtud de la legislación penal que siempre lo ha sancionado. La clandestinidad en que se practica, debido a la prohibición legal, repercute en forma negativa en la vida comunitaria. Como para reflexionar, como para darle su exacto valor a la pildora anticonceptiva, aquí una evidencia de la simulación, segunda naturaleza del mexicano:

En México, afirman los analistas, coexisten dos países, uno ficticio y otro real. La contradicción entre estos dos niveles es descomunal. ¿Su consecuencia? El predominio de la mentira que, a su vez, es una de las causas de la corrupción y la inmoralidad públicas. El problema del aborto es un ejemplo muy claro de esta simulación. Las prohibiciones contra el aborto prolongan y fortifican el país irreal, el país de las frases frente al país real, el país de los hechos. «Esta es una de las razones que nos inclinan a pensar que la legislación que condena la práctica del aborto debe suprimirse». En México, las mujeres abortan, pero queremos creer que no lo hacen; el Estado cree castigar el aborto y por ello quiere creer que no existe. El número de juzgados y sentenciados por este delito es casi imperceptible frente a los millones y millones de abortos desde que están en vigor las leyes actuales. La sociedad mexicana cierra los ojos ante el aborto mientras lo practica a escondidas, y el fenómeno sigue en aumento, precisamente por la actitud puritana del Estado de mantener una norma legal absolutamente impracticable. «El Estado debe ser imparcial, reconocer que el aborto inducido no es un delito y aceptar que es una cuestión que cae en la jurisdicción de la moral individual y que la decisión corresponde a la pareja, esencialmente a la mujer. Así como el Estado no puede obligar a las mujeres a confesarse, comulgar o practicar cualquier otro rito, tampoco debe convertir un problema de moralidad Intima, como el aborto, en un delito«.

El aborto es arma de dos filos y tiene connotaciones muy negativas: asesinato, crimen, pecado, homicidio, libertinaje, destrucción, egoísmo. «Puras razones morales para ignorar las de tipo social y económico (…) Quienes se oponen al aborto, siempre en función de sus intereses de clase y de posición ideológica, son los partidos políticos y profesionales de la clase media, organizaciones patronales, eclesiásticas y religiosas y caciques regionales (…) Ello propicia una monstruosa demanda de abortos, un mercado negro e ilegal practicado por mercaderes (…) Pero el aborto es un problema de derechos humanos, algo que debe decidir fundamentalmente la mujer. Ni la iglesia ni el Estado pueden disponer de él».

Y que no es, como se afirma, un problema de jóvenes, de solteras o de relaciones extra-conyugales u ocasionales. Que el aborto es practicado con más frecuencia, quién lo dijera, por mujeres casadas, con muchos hijos, católicas y en una edad promedio de 30 años. En esta ciudad capital los médicos practican sólo uno de cada 12 abortos, y un gran porcentaje de mujeres fallecen o quedan lesionadas en su capacidad reproductiva, sexual y de estado general.

Y la conclusión: que al margen de consideraciones religiosas, el feto es una persona humana en potencia; interrumpir su desarrollo vital «no tiene ni el valor ni las consecuencias que tendría en un ser humano actualizado». La mujer que aborta voluntariamente no califica al producto de su concepción como persona humana y, puesto que es a ella a quien primordialmente corresponde el valorarlo, «interrumpir el proceso vital del producto de la concepción, hasta su viabilidad, no es inmoral o malo». El veredicto de los científicos, definitivo.

¿El resto? A la libertad de conciencia de todos ustedes. Sin más. (Vale.)

Perdí hasta mis chones

Las riñas de vecindario, mis valedores, esas que a lo peyorativo, la vox populi descalifica como pleitos de comadres, de verduleras, de lavadero. Lástima, la que les voy a contar no ocurrió en la verdulería ni en el lavadero, sino en la estancia de mi depto. de Cádiz. ¿Se imaginan ustedes? Lámparas de cristal, jarrones, los vidrios de las ventanas, dos óleos (figurativos; los líquidos arrojadizos los tornaron surrealistas, abstractos) y unos muñequitos de porcelana que, por ridículos, mucho me alegro cayeran en la refriega, como me disgusta que el par de pleitistas fuesen la señora viuda de Vélez (o sea, La Maconda, amante ocasional de mi primo Jerásimo; por pugnas políticas dio por terminada la relación), y su empleada doméstica, La Macarena, paño de lágrimas de mi consanguíneo. Un pleito de hembras y el Jerásimo, quién lo dijera, después de que todo comenzó con una frase inocente que en la tertulia de anoche, y como al desgaire, dejó ir el maestro: «El indicado para suceder a Fox en Los Pinos no es Creel, no es Madrazo, no siquiera López Obrador».

La declaración del maestro crispó la tertulia. Al descartar a Creel cabreó a la Emerita, sobrina del padre Pioquinto, mi confesor espiritual, amiga de La Maconda y, como ella, neopanista y adorada de Diego el barbón. Al restar posibilidades al Peje acalambró el juguero y a la tía Conchis, fanáticos del tal. Pero al descarte del tabasqueño tricolor ? mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins., acusó de inmediato a Madrazo:

– Ándele pues. ¿Entonces, según usted, quién es el sucesor de Fox?

– Usted. Nada menos que usted, licenciado, y esto lo afirmo, después de haberlo meditado muy a fondo, créame.

«Ay, maestro». Vi que el jerásimo enrojeció de vanidad, sonrió de medio lado y humilló los párpados en una actitud de falsa modestia: «Eso se lo dirá usted a todos, maestro. Lo dice nomás por carnear, puro choro…»

– Lo afirmo con seriedad y conocimiento de causa. Si existe congruencia en nuestro incongruente sistema político, usted tiene tantas posibilidades de llegar a Los Pinos como Madrazo o López Obrador. Porque la hora ha sonado… Sonó el teléfono. Del partido. En posición de firmes, mi consanguíneo: «Sí, licenciado Madrazo. Cómo no., licenciado Madrazo. De acuerdo, licenciado Madrazo. Voy pa allá como Madrazo, licenciado de rayo…»

De un madrazo colgó. Comisión del partido: reforzar el personal para una comida donde Madrazo iba a compartir el PAN y la sal con no sé qué vocero de no sé qué maestra aquejada de no sé qué achaque en no sé qué conducto orgánico. «Y ayudar a los cocineros. Va de pinche», el juguero. Yo, en tanto los zapatazos del consanguíneo bajaban las escaleras de dos en dos:

– Caray, maestro, ¿no pecó de excesivo? ¿A Los Pinos un mediocre, un inepto, fantasioso, embustero, megalómano, que no puede sobrevivir sin su droga, el cacardí, y mucho me temo que un día de estos le llegue al prozac..?

– ¿Fui excesivo, le parece a usted? Si a la Casa Blanca le dio la ventolera de plantar en Los Pinos al Fox de la pareja presidencial, y los Carlos María Abascal en el gabinetazo, ¿no podría ser capaz de repetirnos la dosis jalando de Las Güilotas a su clon zacatecano? ¿O qué? ¿Unas masas que así se niegan a pensar y a lo irreflexivo se dejan encampanar no por candidatos propios, sino de la Casa Blanca, merecen un estadista de la alzada de Juárez o Lázaro Cárdenas para gobernar una sociedad «educada» por el cinescopio? Un De la Madrid, un Zedillo, un Fox, un licenciado Jerásimo. ¿Merecemos más..?

Silencio en la sala. Reflexión. Algún suspirillo. Y ándenle, que se abre la puerta y jadeante. La Macarena-. «¡Ora sí que ya la hicimos, chiquillas y chiquillos, víboras prietas y tepocatas! ¿Saben lo que me acaba de comunicar oficialmente mi viejo chulo?

– ¿Chulo? -la tía Conchis-. ¿Ya le agregó una hache muda al Jerásimo?

– ¡Qué va derecho a Los Pinos! ¡Será el mero trinchón, y yo su primera dama! ¡Yo, toallas de 4 mil, 100 millones al año tan sólo pa mis faldillas! ¡Viajes, fotos en las revistas de moda, cámaras y micrófonos pa mí sólita: «¿Yo suceder a mi viejo en Los Pinos?. Voy a pensarlo». ¡Apenas me vea con las llaves de la despensa en la mano, órale, a hacer más por los que menos tienen! Mis hijos, en primer lugar, y mi papi mientras me dure, y toda la parentela. A Tlayochingo habrá que hacerle su aeropuerto para el avión de mi…

En eso que, aspaventera, se nos aparece La Maconda (no perdió el tiempo el primo): «Me acabo de contentar con mi gran amor, el Jerásimo! ¿Qué creen que me prometió darme a cambio de que yo se las diera, las llaves de mi depto.? ¡Voy derecho a primera dama..!

¿Que qué? ¿Qué dice esta güila? ¡Güila tu ma..! Y la sanfranza. ¡Mis jarrones de la dinastía Chong, cuidado! Hasta mis Chones perdí. (Lástima.)

De perros y cavernarios

Los ejercicios deportivos, mis valedores, ¿son de su agrado? ¿ Cuál prefieren practicar? ¿La natación, el gimnasio, la caminata? ¿O acomodan las dos posas frente a la tele o en el estadio, y a mirar que otros jueguen mientras ustedes hacen suyas las hazañas que presencian, y entonces se sienten héroes por delegación? ¿Ven el box, el béisbol, el clásico pasecito a la red? ¿O quizá para llegar a la catarsis semanal (orgasmo, pero más prolongado) han elegido la mascarada esperpéntica de la lucha libre? El pasado jueves, hojeando el matutino, me extravié de repente en la sección deportiva, y aquella cursilería:

«Una vez más el bien triunfó sobre el mal, y la joven sensación, Místico, volvió a pasarle por encima al rudísimo Averno. El aficionado disfrutó de un recital de alternativas en tres caídas. El Místico ejecutó su valentía (sic) y tomó ventaja». Y que «el arlequín boricua se acercó a los aplausos al dejar con vuelo afuera del ring a Warrior«. Tropecé con los alias pintureros: Nitro, Sayko, Boy, Pierroth, El Sagrado, Black Warrior, Rammstein (¡!), en fin. cerré el periódico y me puse a pensar en los tiempos de mi primera juventud, qué tiempos. Recuerdo que aprendí los nombres de luchadores de tamaños.- Gori Guerrero, Murciélago Velázquez, El Santo, Blue Demon, Rayo de Plata (a este táchenlo, era un caballo), y en épocas más recientes Konan, el Mil Máscaras, Fray Tormenta (sacerdote él, creo). Hoy, por lo visto, la plaga de los nombrecitos que endilgan a los pobres escuincles (Vivían, Yinyer, Yeneviv, Cary, Yónatan, Dios) ha alcanzado a los luchadores. Ustedes, los aficionados, ¿simpatizan con los técnicos o se inclinan ante los villanos de las mañas arteras? Rodillazo, descontón, el chile en los ojos -chile en polvo- o la estrangulación directa, para no andarse con rodeos. Y el aullido del «respetable», sus ojos desorbitados:

– ¡Arbitro, chintrola madre, desapártamelo a ese carbón…!

En llegando a este punto rindo homenaje a dos de los rudos más rudos de los que tengo memoria, corazón bandolero los dos:

¡El Perro Aguayo! ¡Cavernario Galindo, para el que quiera algo de él..!

Bien, haya lo bien parido, tigres en brama, bestias sedientas de hemoglobina. Ah, crispaciones faciales de fieras de pesadilla, tomates inyectados de coágulos enrojecidos, belfos espumosos de baba sanguinolenta, caninos y premolares mascando los hígados! ¡Ah, maquinaria de la agresión, fieras en paroxismo! Y aquí me pongo de pie. De pie me pongo porque Perro y Cavernas fueron hombres honestos en su profesión y veraces con el respetable que en la taquilla pagó por ver. Porque Perro y Cavernas desquitaron los pesos pagados para atestiguar cómo los dos se la partían como Dios manda a sus criaturitas que se partan la madre; porque el fanático pagó por verla escurriendo y de fuera, la sangre, en el encordado de la Arena México…

Esos fueron el Perro y Cavernario: virtuosos en todas las malas artes del costalazo, del madruguete. A pujidos, sudor y sofocos, en cada contienda subieron a partirle toda Ja suya a los Gori Guerrero y demás guerreros que personificaban el bien. Porque Perro y Cavernas eran villanos, y como villanos se esforzaron por ganar así fuese con recursos permitidos, si no había otra opción. Nunca en lo suyo mediocres, bien hayan Perro y Cavernas. Y a esto quería yo llegar…

Esos dos no eran estadistas, qué estadistas iban a ser, villanos y todo, nunca se dignaron a descender hasta la ignominia del político mexicano. Perro y Cavernas lidiaron a pura verdad. Auténtica fue su rabia de contendientes como auténtica la hemoglobina con que salpicaron el encordado. Ni un embuste arriba del cuadrilátero, ni una balandronada, que no fueron valientes de lengua, saliva y gargajo. Su verdad la defendieron cara a cara, cara a cara se agredieron y fue la cara la que se fueron a partir. Bien hayan…

¿Fuertes, valientes, intrépidos? Sus hechos lo certifican. Ellos, redaños en su nidal, eran fuertes, y porque lo eran nunca tuvieron la debilidad de proclamarse fuertes. «Yo no soy débil». Y como fuertes no acusaron sin pruebas y mencionar nombres: «Populistas, derrochadores, hacen pura obra pública de relumbrón. Quieren quedar bien y pepenar votos». Perro y Cavernas nunca se atejonaron en el burladero de su influencia política para agredir, sin mencionar nombres, ni tiraron la mano y escondieron la piedra, o al revés. Nunca, si no lo acreditaban con puños y llaves, llegaron a ofender a lo impune:

– A mí los detractores me hacen los purititos mandados..!

Muy claro el pasado jueves, en Guadalajara, se la fregó el empresario C.S. de Anda al también empresario Vicente Fox.- «Señor presidente: ¡para ser ganador como empresario y buen líder se necesitan huevos, muchos huevos..!

Nula mediocridad y muchos tanates, Perro y Cavernas. Y aquí me pongo. (De pie.)

Dalila y Sansón

Esta vez, mis valedores, el Hércules de la Biblia, Sansón. Su historia, por hazañosa, la conocemos todos. Que siendo humano, sabemos, en una de esas fue a conocer un achaque maravilloso que nombran amor, el mismo que sería su perdición. ¿La que al héroe aniquiló? Dalila. Lo hermosa que debió de ser, lo sensual y bien dotada la sota moza, que así logró embaucar al forzudo, y a caricias y calentamientos doblar como parafina un carácter de acero. Bien haya la bien nacida, que ni trabajo da amarla. (Como tú, mi Nallieli, que…)
¿El resto del drama? Rendido al amor y sus deleitosas hermanastras (lujuria, lascivia, concupiscencia), el forzudo reveló a Dalila el secreto de su fortaleza (como piojo, el vigor se le anidaba en la pelambre); la pérfida, entonces, procedió a dormirlo, raparlo y entregarlo a los que en pago buenos oros le dieron: los filisteos, enemigos jurados de Sansón y su pueblo judío. Ya débil lo redujeron, le sacaron los ojos y lo ataron a una rueda de molino. Y el gran final: ciego, vejado, apaleado, vuelta y vuelta al molino, cierto día, por burlarse de él, los filisteos se lo llevan al templo, donde el pueblo celebra una ceremonia idolátrica. Sansón tantea las columnas, se afianza a las dos centrales, y encomendándose a su Dios: «¡Aquí murió Sansón con todos los filisteos…!»

¿Sus símbolos? Muchos. El violento final del héroe que se inmola por amor a su pueblo sojuzgado preludia el sacrificio del kamikaze, «terrorista defensivo», que así saca la cara por su país, invadido por los «terroristas de Estado». No caer en la manipulación de los «medios», manipuladores de masas, que satanizan a los patriotas que cambian su vida por la del enemigo. ¿Que las de Nueva York, Madrid, Londres eran civiles, víctimas inocentes? ¿Y las víctimas que en Irak asesinan las tropas del enemigo imperial? ¿Esas qué son?

Un símbolo más, que atañe a todos nosotros: como Sansón, el paisanaje es fuerte, robusto, poderoso. Ciento seis millones en nuestro país. Potentes somos en número y en el aspecto legal, que así lo proclama el 39 de la Carta Magna: «La soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno». Esto, a través de los Poderes de la Unión.

¿Pero cuándo los tales no cumplen su cometido porque forman parte del Sistema de poder, cuyos intereses no son los del pueblo, sino que, peor aún, se les contraponen? ¿Entonces? Ya oigo al ingenuo: «Para eso los mexicanos vivimos en una democracia, y con el voto podemos elegir a nuestros dirigentes». Y yo le pregunto: ¿»Nuestros dirigentes? ¿Nuestros, o del Sistema de poder, que periódicamente y por la vía de unos partidos políticos que son parte integrante de ese mismo Sistema, nos apronta no a nuestros sino a sus candidatos para que votemos por los que mejor nos apetezca? ¿Acaso no creó los candados que nulifican a candidatos independientes, candidatos nuestros, esos que, por otra parte, nunca nos hemos preocupado por formar para darnos un gobierno aliado, un gobierno nuestro, uno que mande obedeciendo…?

Ese Sistema, consciente de que con cada votación desilusiona una y otra vez a las masas, teme que las tales piensen, reaccionen y se alebresten, pero conoce las reservas de credibilidad de las masas y sus irrefrenables, irracionales ganas de creer una y otra vez. Entonces activa los medios de condicionamiento de masas, integrantes del Sistema de poder, que machacan ante el paisanaje una «democracia» de la que no revelan su significado cabal ni cuánto nos viene costando a los mexicanos, y entonces sí, a enfervorizarnos con una politiquería de corto plazo que a las desencantadas masas les infunde nueva esperanza, siempre irracional, y les incuba la ilusión de que sus candidatos son candidatos de todos nosotros. Y todos nosotros a tomar partido por este o aquel, hasta ese grado en que se alcanzan excesos como el de la multitudinaria respuesta popular al desafuero de López Obrador. Mis valedores:

A falsas caricias y diversiones zafias la dementida Dalila nos mantiene en la ignorancia de lo que enseñan la historia, la lógica y la realidad objetiva: que los sistemas de poder son enemigos de todo cambio favorable a las comunidades y que de ellos nada al respecto debemos esperar. Desde los «medios», Dalila nos ha cegado, castrado el vigor y atado a la rueda de molino; nos mantiene en la dependencia, la sumisión y la pasividad; vueltas y vueltas, mulos de noria, ratoncillos de laboratorio corre y corre sin salir de un mismo sitio en la banda sin fin. La maniobra del Sistema nos zambulle en las arenas movedizas de la política de corto plazo, politiquería vil, y el manipulado Sansón a elegir candidato y a dar a la papeleta una fuerza mágica inexistente: «con ella, al cambio». «Esta vez sí se pudo». Con Creel, con el Peje, ¡con Madrazo! ¿Y la Historia, la lógica, la realidad objetiva? Ah, ciego Sansón. (En fin.)

Paisanos, tengan presente…

El juicio relativo al Jueves de Corpus va encaminado a terminar en el archivo. El proyecto de resolución exoneraría del delito de «genocidio» a Luis Echeverría…

Mis valedores: se ha salvado por ahora, una vez más, el tercermundista de los años gárrulos, el verborreico que en su trayecto de Gobernación a Los Pinos hiciera mucho más daño al país que el propio matancero Díaz Hordas. Por ahora libra la cárcel aquel dañero que cuando presidente del país parecía vivir sacudido por una desbozalada compulsión que lo impelía a ventosear (a todas horas, a todos los rumbos y en relación a todos los asuntos del humano conocimiento) arengas, discursos, declaraciones, aclaraciones, exhortaciones, puntualizaciones, consejos, regaños y gritos, los que lanzaba la noche de cada 15 de septiembre. Por hoy se ha salvado el populista de aquellos discursos:

Con la práctica de una nueva moral revolucionaria, moral de congruencia entre las palabras y los hechos, entre los principios y la conducta, continuaremos avanzando en el futuro, hacia una democracia social en la que la justicia se realice en libertad… Democracia social, justicia, moral revolucionaria, libertad. Y al decirlo no se ruborizaba. Muchos años iban a transcurrir, muchos dichos y hechos y circunstancias, hasta el día señalado en que el demagogo enfrentó los requerimientos del fiscal Ignacio Carrillo:

Diga si en el periodo en que se desempeñó como secretario de Gobernación tuvo conocimiento de que en el Campo Militar Número 1 existían centros de detención de civiles.

El matón destructor de las izquierdas que a tantos hoy «izquierdosos» logró cooptar, se mantenía en silencio, remachados aquellos sus labios, afiladas armas de doble filo. Callaba el lengua larga. Miraba al suelo. Mis valedores: de que el matasiete fue un hablantín y de que el hablantín fue un matasiete, ahora aportó un par de evidencias, empresa muy fácil porque su compulsión salivosa llenó y colmó, hasta que se chorrearon, capítulos de mamotretos de este grosor que guardan hoy, corrompidas reliquias, aquellas arengas interminables en las que se destapaba con parrafadas retóricas, populistas, populacheras, salivosa flor de cursilería y efectismo cortada en el jardín de los aspaventeros declamadores delXIX. Echeverría…

Hemos visitado a (sic) muchos países en donde el pueblo no puede estar a esta distancia de sus gobernantes, como están ustedes, compatriotas. Ellos tienen que emplear carros blindados, con guardias cerradas produciéndose así una gran distancia espiritual. Aquí, en cambio, nos enorgullecemos de que se nos hable sin haber concedido audiencia previa, de que cualquiera pueda dirigimos la palabra o tocarnos, y no nos ofende que se nos hable con franqueza, con la mirada viendo la nuestra para acabar con un apretón de manos y con un cálido abrazo…

Quien se la paraba por aquellos tiempos, la lengua. ¿Sus validos? Ellos, a balidos, se la
estimulaban, y exigían para el hablantín el Nobel o, ya cuando menos, la secretaría general de la ONU. ¿Pues qué? ¿No había legado a la Humanidad una
Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados, «que no es de Luis Echeverría, que no es de México, sino que es patrimonio de 120 países del orbe? Esta parafernalia, ayer. ¿Pero ahora…?

Ahora mutismo hermético y esos delgadísimos labios tapiando con saña una boca antes diarreica. Hoy, a diferencia del pasado pluscuamperfecto, LEA muda de condición y, rostro de bilis, se encueva en su guarida de San Jerónimo o Cuernavaca, y se niega a platicar de la sangre que derramó en 1968 alo indiscriminado y de manera selectiva a principios de los 70’s., cuando desbarató a las izquierdas y unció al carro del presupuesto a los Hebertos del Comunista Mexicano, acción depredación – de lo más dañina para el país, para todos nosotros. Hace tres años, ante el fiscal especial Ignacio Carrillo, que lo interrogaba, Echeverría, una esfinge, mientras allá afuera integrantes diversos del «Comité 68» clamaban a toda voz, a toda iracundia y a todo desprecio:

¡El silencio es inmoral…! ¡Sólo los cobardes se escudan en el silencio! ¡No calles hoy ante los que antes torturaste, asesino…!

El fiscal: ¿Qué medidas tomó el 2 de octubre de 1968 mientras se suscitaban los hechos entre las 18:00 y las 24:00 horas?

Su respuesta, el silencio. Precavido nos fue a resultar el tercermundista de San Jerónimo, ese que ya en 1974 había dado su anticipada contestación:

Cualquier mexicano preferiría morir antes que pedir perdón, y en primer lugar el Presidente de la República.

El resto es silencio. El de Echeverría, el de nosotros, el del país. (México.)

Piedra de Escándalo

La pildora del día síguiente, mis valedores. La tal produjo el primer escándalo hace año y medio, cuando la anticoncepción de emergencia se dio a conocer. Hoy vuelve a explotar el conflicto, esta vez entre el titular de la Secretaría de Salud, Julio Frenk Mora, y el cardenal Norberto Rivera. De árbitro (¡imagínese!) Carlos María Abascal, titular de Gobernación. Interrogado al respecto, en sólo una frase lo anuncia el ultraderechista católico:

Mi compromiso con la vida es indeclinable

¿Que la decisión de incluir el anticonceptivo en el cuadro básico se tomó después de consulta con la Organización Mundial de la Salud? Responde Norberto Rivera: México es mucho más amplio que el organismo internacional. Ello, a pesar de evidencias de naciones como China y Estados Unidos, donde el anticonceptivo hormonal poscoito ha reducido dramáticamente el número de abortos. Y a propósito: a la aparición de la pildora para el siguiente día clamó, aspaventera, la Arquidiócesis de México:

La pildora de emergencia erige al gobierno y a sus autoridades de salud en jueces que deciden quiénes viven o quiénes deben de morir. Son verdugos que, utilizando el dinero de los impuestos, llevan a cabo un genocidio de inocentes.

Respondían voceros del Sector Salud:

Este método no es de ninguna manera abortivo, pues lo que hace es inhibir la ovulación e impide que se una el óvulo con un espermatozoide. Una vez que se ha instalado el embarazo, la pastilla no tiene ningún efecto.

Ahora que, según todos los indicios, ni siquiera las leyes se ponen de acuerdo. En su Artículo 22 lo estipula el Código Civil: Desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección de la ley, y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente código.

Pues sí, pero el 131 Bis del Código de Procedimientos Penales:

El Ministerio Público autorizará en un término de veinticuatro horas la interrupción del embarazo (…) cuando ocurran los siguiente requisitos: V: Que exista solicitud de la mujer embarazada. Las instituciones de salud pública del distrito Federal deberán, a petición de la embarazada, practicar el examen de la existencia del embarazo, así como su interrupción.

Mientras tanto, a lo recurrente, periódicamente estalla, ruiderío de petardo y de chinampinas, el vocablo polémico y escandaloso; ¡aborto! Una y otra vez ¡aborto! salta a la polémica con su prestigio de tabú y sus efectos colaterales de crispación, turbulencias y espantajo de cárcel y excomunión. El pretexto, esta vez, como hace año y medio, ha sido la pildora «del siguiente día», método de anticoncepción hormonal para después del coito que, como método de planeación familiar, han autorizado las autoridades del Sector Salud. Vivo de reflejos, el alto clero se esponja, se encrespa, pinta su raya:

Se trata de una pildora abortiva, que interrumpe el proceso de vida de un ser humano que está en desarrollo, y que tiene todos los derechos, como el fundamental a la vida..!

La del embrión, como lo nombra la Ley General de Salud desde el momento de la concepción hasta la semana número 12, y hasta su nacimiento, feto; la del individuo, como lo denomina en su Artículo 22 el Código Civil. Yo, ante un método de planeación familiar que, según Norberto Rivera, cardenal de la Iglesia Católica, es «un método que asesina a inocentes», digo a todos ustedes:

Pues sí, pero no. A mí aún no se me despejan las dudas ni se me aclaran las interrogantes que expresé aquí mismo hace algunos ayeres, una vez que me puse a investigar entre un nutrido racimo de especialistas del tema. Las dudas de siempre, al final: aborto, ¿un derecho de la mujer? ¿Un crimen en ciertas circunstancias legalizado? ¿Legalizarlo, no legalizarlo? ¿Cuándo sí y cuándo no? Y la pregunta que, para mi constituye la enjundia dé la controversia: ¿en qué momento lo concebido es sólo un embrión, un feto, un producto que puede ser expulsado como una adherencia más dentro del organismo, y cuándo ha adquirido la categoría de una vida humana que hay que respetar, preservar, o se cae en el asesinato? Mis valedores…

La polémica no es de hoy, que el tema ya fue ponderado por Tomás de Aquino. En nuestro México y en nuestros días, allá cuando el país se desplazaba «arriba y adelante», el propio gobierno, por aclarar en lo posible y desde sus ángulos moral, religioso, científico, etc., el asunto espinoso, convocó a un grupo de especialistas para con base en las conclusiones actualizar la legislación respectiva. Un día de estos, por que podamos calcular lo que de Echeverría a Fox y Abascal haya avanzado esa legislación, y cuánto (¿o habrá reculado?), aportaré datos, cifras y secuencia de la investigación. (Aguárdenla.)

Carroñeros…

¿Cómo fue, imprudente de mí, que en la tertulia de anoche y a modo de pasatiempo propuse designar el nahual que mejor acomode a políticos de este país? Apenas mentábase personaje y nahual, y las mentadas a punto de reventar por aquello de los desacuerdos. La tertulia degeneraba en guerrilla verbal. «Me cái que sí. Ya estamos mordiéndonos como perros y gatos», dijo el juguero.

– Y cómo fregaos no, si de eso estamos hablando, de perros y gatos.

– El gato -don Tintoreto-. ¿El gato doméstico nahual de quién?

-Del priísta este, ¿cómo se llama el bribón? -(Una clara redundancia de la Maconda, neopanista y adoradora de Diego el barbón, porque decir priísta y decir bribón…enfin.)- «¿Cómo se llama ese condenado gato tricolor?»

– No entiendo, digo, y más respeto para un distinguido priísta -se cabreó mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins. «No entiendo…»

– Y bien que entiende, nomás que nos hacemos güeyes. ¿No sabe, acaso, que el gato se la pasa vigilando la alacena? Un descuido de la señito y órale, a pepenarse y atragantarse con un tanto así del chorizo, para luego irse al patio, hacer un hoyo y echar sus desechos, y luego a lavarse la cara a lambidas de lengua, como si nada. ¿Cuántos millones acumuló el bribón? ¿Cuántos su honorable familia de sinvergüenzas como él, incluyendo al muertito Enrique.. ?

Y hablando de perros -la Macarena: «Yo en Chapul vi un perraco de pelos como púas, qué chistoso. Un perro punk, ¿no?»

– Es el chacal -don Tintoreto-. Carnívoro carroñero, se alimenta de los restos de la carne que dejan depredadores más poderosos, como son el león, el tigre, la pantera negra. El chacal anda siempre detrás de los poderosos y espía el momento que se aleja el depredador para entonces asaltar las sobras de la presa, aunque nunca sacia su apetito y siempre anda famélico, muerto de hambre, como también la hiena.

– No todas, me cái. Una conozco que es hiena, hiena, pero llena, llena de su panza. En unos años la llenó y la sigue llenando, que ya aseguró carne para ella y toda su plebe, y todavía, frente a cámaras y micrófonos, su adoración, se ríe con su risa de hiena…

– Ora que el puerco, me refiero al zopilote, ese es el mero nahual del policía mayor, el enanín ese, ¿cómo se llama? Porque ambos dos, policía y zopilote, se la viven a picotazos y tarascadas de carne podrida, pura jediondez, guácala. ¿no, mi valedorcito? -inclinada sobre mi hombro, escote de este tamaño, mini-mini de licra, liguero rojo y medias negras, cuadriculadas, la Jana Chantal me arrojaba chiflones de un aliento ardoroso, de pantera en brama. (Travestí, sí, lástima. El Tano de día, vulcanizador de repelos de llantas que Texas nos avienta por la cara, lástima.)

Ahí, mis valedores, salió a relucir el murciélago. » ¡Nahual yo ya sé de quién -el Cosilión-. ¿No se viene colgado de cabeza, mirando el mundo al revés? Pónganle frente a los ojillos el cuadro estadístico de un país en crisis, cuya flecha indicadora en el tanto de cinco años de «cambio», «alternancia», «democracia» y mamilas de esas, ha descendido hasta rebasar el marco de la gráfica. Ah,pero como el murciélago está todo el día de cabeza (culpa del Prozac), clama a los cuatro vientos su tontejada: «A los y las chiquillos y chiquillas: cinco años de democracia, de prosperidad y beneficios para todos los mexicanos». ¿Nahual de quién es el murciélago, digo..?

– No, y el dientoncito, ¿qué les parece el castor? Meneado de un lado a otro del río, y ya se forja un puente, y ya se edifica un paso a desnivel, y luego le encarama un distribuidor vial, y encima un segundo piso, y debajo un metrobús. Mírenlo de un lado a otro, desaforado…

– ¡Desaforado madres! fanática perredista y adorada de ya saben ustedes quién, la tía Conchis-. Pos apoco las masas lo íbamos a permitir, si no somos masas tamaleras o pa hacer tlacoyos. Fuimos nosotros, ¿no, usté, juguero?, los que hicimos lo mismo al murciélago que al resto del animalero pegar horroroso reculón de nalgas con perdón del único que me merece respeto y además no está aquí, o sea el maestro, porque a los demás me los paso por…

– Pues sí, pero los reculones no se han rendido, qué se van a rendir -el juguero-. Y si no, vean ahí ala tandada de zorrillos en brama, qué clase de miaas le avientan a cada rato, yo cómo les envido la potencia de sus prostatitas, qué fuerza de chorros, qué grosor de chisguete. Y se los alvierto, o sea, que con tanta miada nos van a perjudicar al castorcito.

– Se la pelan -el Síquiri-. Le van a pelar la cuera, porque esos miados son muy abrasivos, pero a la canuta, a la mera enjundia, allí ni todos los miados de toda la zorrillada azul y tricolor, ¿no? Más sin en cambio, el tlaconete…

Y el camaleón, y la liendre, y… (De esto y más seguiré con el tema.)

Santidad Azufrosa

A Escrivá se le quiere o se le odia, no hay punto medio…

La frase de Alberto Barranco, especialista en temas religiosos, define a cabalidad al nuevo santo de El Vaticano, según ditirambos y descalificaciones que provoca el fundador del Opus Dei. Yo, por seguir con el tema que inicié el viernes pasado (la inminente beatificación de Juan Pablo ID, he estado leyendo los ácidos comentarios que no lo bajan de «hereje de la santidad», y para que sopesen ustedes la nueva hornada de santos que a su paso y a paso veloz produjo Juan Pablo II y comienza a producir Joseph Ratzinger, asiento aquí diversas opiniones de quienes trataron de cerca a Escrivá, aunque no por ello necesariamente objetivas, que nos van a acabar de llenar de dudas, sospechas y suspicacias acerca de un hombre al que a casi 30 años de su muerte y 13 de que fue declarado beato, se le confirió hace menos de 3 años la aureola de santo-, esto, cuando El Vaticano parece haber olvidado a Dn. Oscar Arnulfo Romero, arzobispo y mártir de San Salvador. Y qué decir de un benemérito de los kilates de Bartolomé de las Casas, que espera, paciente, desde hace 439 años. Los caminos del Señor…

Lean, de la pieza lírica que en su momento le dedicó Ratzinger, hoy papa de Roma: «A
la hora de su muerte, apenas había entrado en la habitación y mirado la imagen de la Madre, cayó al suelo. Mientras moría tocaban las campanas, el Ángelus, anunciando el fiat de María y la gracia de la Encarnación del Hijo, nuestro Salvador…»

Del soberbio reportaje que Sanjuana Martínez publicó en ocasión de la beatificación del opusdeísta: Murcia, España. «El Colectivo de Sacerdotes de Cartagena expresamos nuestra extrañeza por la rapidez del proceso y respetuosamente pedimos la paralización de la beatificación del padre Balaguer, ya que escandaliza a numerosos creyentes, por tratarse de una persona discutida, alguna de cuyas actitudes parece que no concuerda con lo que juzgamos una posición radicalmente evangélica…»

Por cuanto a la asociación de Teólogos Juan XXIII: «Expresamos nuestra preocupación por el inusitado proceso de beatificación, que nos recuerda el caso de Isabel la Católica y el de los denominados mártires de la cruzada española (…) La rapidez con la que se ha llevado el caso de Escrivá nos parece sorprendente y hasta sospechosa».

De la carta que en L’Osservatore Romano publicó hace 13 años el cardenal Angelo Felici: «No han faltado voces contrarias a la beatificación de Escrivá. Esto era de prever, considerando la multiplicación de los miembros del Opus Dei y la obra que desarrollan al servicio de la Iglesia. Entre los remitentes de las 6,000 cartas de los opositores recibidas por el Papa pidiendo la apertura de la causa, hubo 69 cardenales, 1,228 obispos y 41 superiores generales de órdenes y congregaciones religiosas y muchos jefes de Estado y de gobierno».

Pues sí, pero El Vaticano desestimó objeciones y críticas al considerar que Escrivá no fue un católico más: «Bajo su mano firme se movía un entramado financiero de 1,500 empresas y un patrimonio valorado, a finales de los 80s., en 30,000 millones de pesetas». Sí, para cimentar las finanzas de El Vaticano. «Mi reino no es de este mundo», clama Jesús…

En Alemania, mientras tanto, el Consejo de la Conferencia de Teólogos Pastorales «criticó duramente al fundador del Opus Dei, y el escándalo aumentó cuando Vladimir Feltzman, colaborador del cardenal primado de Inglaterra (quien conoció de cerca a Escrivá) aseguró en una entrevista que el humilde padre tuvo una actitud comprensiva hacia Hitler al decir: Pero si sólo mató a cuatro millones de judíos…»

¿Y quién rescató la Iglesia de España? Franco. ¿Y a quién debió su victoria Franco? A Hitler. La guerra, entonces, fue una cruzada del cristianismo y de Hitler contra el marxismo. Mis valedores: de ese tamaño es, al parecer, el santito que antecede en los altares al propio Juan Pablo II, socio de Kissinger, Margaret Thatcher, Lech Walesa y Ronald Reagan en la Guerra de las Galaxias y maniobras como la muerte que Juan Pablo II ayudó a propinar al socialismo real de la difunta Unión Soviética.

Bueno, sí, mis valedores, pero yo les pregunto y apelo a su buen juicio: con tan generosa cosecha de santos (tan sólo en México y sólo en los años recientes, 27 nuevos santitos, todos cristeros, sus manos manchadas de sangre ajena), ¿cuánto se ha elevado la religiosidad de la grey católica? No su religiosidad de liturgia, de rito, de ceremonial, sino la religiosidad que predicó, con el ejemplo, Jesús el Ungido, y que se sintetiza en un único mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Con obras, sí, que ya lo canta el proverbio: obras son amores y no buenas canonizaciones en El Vaticano. (Laus Deo.)

Noticias del imperio

Leí en Reforma la noticia del pasado miércoles:

«Arman» desde Los Pinos defensa de hijos de Marta

Esta, mis valedores, como todas las que genera la familia de Sahagún, ¿no les parece una noticia de miércoles? Y otra más, publicada el pasado 12 de junio de 2004: La Procuraduría capitalina determinará si solicita la aprehensión del ex regente del DF Oscar Espinosa Villarreal. Un grupo de Ministerios Públicos analiza la situación jurídica del ex funcionario luego de ser sentenciado y negársele un amparo…

Ello, ¡desde hace qué tiempos! Mis valedores: la segunda noticia, también alusiva a la corrupción lucrativa e impune que vive hoy, hoy, hoy, el gobierno. ¿No les parece, al parejo de las que produce la familia Sahagún, una noticia de miércoles..?

Y que los responsables de analizar el expediente de Espinosa Villarreal (¡a más de un año de distancia!) aún no terminan su análisis, No olvidar que tras de su gestión en la Secretaría de Turismo, Oscar Espinosa huyó al extranjero, fue localizado en Managua e internado en algún reclusorio de aquella ciudad nicaragüense. Extraditado a nuestro país, las autoridades repitieron la maniobra de Carlos Cabal Peniche, preso en Australia, e Isidoro El Divino, recluido en una cárcel de España. Los tres divinos andan a estas horas en completa libertad. Es la justicia que se imparte en México. Y yo pienso, medito y digo a todos ustedes:

Malo es que en México la Justicia mal sobreviva supeditada a la ley, y la ley a los abogados, y los abogados al dinero, que en México compra la impunidad. Malo que en nuestro país y a 25 siglos de distancia especímenes como el trío de divinos mantenga viva y vigente la sentencia de Anacarsis:

«La ley es una extraña red de pescar, capaz de atrapar a todos los pececillos mientras a los peces gordos los deje escapar». O «la ley es víbora que muerde sólo a los que caminan descalzos»,\el cantar de mi tierra. México.

¿Motivos para privar de su libertad a Osear Espinosa, hace lustros? Por aquel entonces, basándome en análisis de autores diversos, di a conocer algunas de las razones que hoy pudiesen servir a quienes «analizan* la situación jurídica del citado Oscar Espinosa. Aquí, datos y cifras:

Hombre en la medianía de su edad, licenciado en administración, Osear Espinosa Villarreal fue diputado local suplente y suplente de diputado federal, director general de Nacional Financiera y de Finanzas del Ejecutivo nacional del PRI. Fue, asimismo, el último regente de esta ciudad capital antes de correr a parapetarse tras el burladero de la Secretaría de Turismo bajo el amparo de Ernesto Zedillo, su protector. Protección efectiva. No olvidar que fue este mismo Espinosa quien recibió de Gerardo de Prevoisin los ocho millones de dólares de Aeroméxico con los que Zedillo apuntaló su campaña política.

Del Oscar Espinosa como servidor público. Nacional Financiera:

Tal desorden iba a producir la política de «crédito para todos» y prácticamente sin condición alguna aplicada por la institución durante la administración de Osear Espinosa (1991-1993), que más tarde la institución enfrentaría un quebranto por más de 34,000 millones, que el gobierno iba a cargar, en buena parte, a los contribuyentes: autopréstamos, créditos a empresas fantasmas y a clientes apócrifos, contratos ilegales, operaciones irregulares, créditos sin garantía, préstamos para proyectos inviables, además de una total inexperiencia financiera e ineficiencia administrativa de los intermediarios que canalizaban recursos – en un marco de poca supervisión y vigilancia -; todos se ubicaron en el orden de los actuales problemas del principal banco de desarrollo del país. Esto se asienta en un documento que la Sec. de Hacienda entregó, en diciembre de 1999, a las comisiones de Programación, Presupuesto y Cuenta Pública, y de Hacienda y Crédito Público, de la Cámara de Diputados, para fundamentar la solicitud de una partida presupuesta!, para 1998, de 6,318 millones para Nacional Financiera (Carlos Acosta, Proceso, 1998).

Departamento del Distrito Federal. Anomalías detectadas:

Deudas por 450 millones a proveedores y contratistas – Deudas por 500 millones a la Sec. de Hacienda y Crédito Público. Cuentas pendientes con el ISSSTE – Malos manejos los fideicomisos de vivienda – Desaparición de archivos. Pago de servicios profesionales sin autorización hasta por 112 millones-Asignación para viviendas sin construir -Comprobantes de multas por verificación vehicular que nunca ingresaron a la Tesorería – Robos y permisos apócrifos a vendedores ambulantes – Saqueo de los…

La lista de los delitos de miércoles que como servidor público perpetró Espinosa no caben, qué van a caber, en una sola emisión de El Valedor. (Voy por más.)