Coitus interruptus

En el poniente, mis valedores, ¿observan su agonía? Ya sin fuerzas para defenderse, el sol se desangra en amarillos estertores que embarran techumbres y muros del caserío allá por los rumbos del Tepeyac. En la terminal de autobuses esos provincianos, mochila al hombro, descienden del guajolotero maltrechos, desvencijados después de horas de camino. Pajarean para todos lados: «¿habrán llegado los demás..?»

Obsérvenlos deambular por las salas de espera. Alguno bosteza, otro avienta el escupitajo, y este comienza a desparramar bocanadas de humo por boca y nariz. «Retirar el hambre». Y a ambular por la central camionera…

(En silencio viajaron, cerrados los ojos; pensando, nomás pensando; quizá alguna oracioncilla que salió a lo subrepticio, como cuando nos desborda la necesidad de llorar. Horas de carretera desde todos los puntos de la rosa hasta recalar en el DE Sexenio de Fox. Democracia. México.)

La tarde envejece mientras ellos arriban en tandadas de treinta, cincuenta fuereños que enfilan calle adelante rumbo al oriente de la ciudad; a cumplir la encomienda como representantes de miles y miles que allá se quedaron. «Apriétenlo, que tenemos poco tiempo». (El paso.) Campesinos de oscuro color y greña renegrida; viejos, y chamacos, y embarazadas. «Aprisa». De prisa caminan, al hombro el morral bastimento y un rollo de papel. «Aprisa, ya va a oscurecer».

Esto que les relato, mis valedores, ocurrió la tarde de un viernes. A buen paso estos grupos se agregan a estos, y entre todos van formando un abigarrado contingente de vestimenta y gorros diversos según la querencia de donde vienen. «Que nadie se deshalague». Variopinto el vestir como los dejos del habla, pero existe en todos un sello de identidad: son los pobres de la tierra. De la tierra de este país. Son paisanos hervorosos de tufos, calores, sudores, expectación. (México. Democracia Sexenio de Fox.)
Y ocurrió que a aquello de entre dos luces el contingente avistó, a lo lejos, el edificio. Botas, tenis y huaraches aceleraron el paso, y allá van, directo a la explanada «Gracias al Santo Niño llegamos sin novedad».

¿Sin novedad? ¿Y eso? «¿Por qué esa cerca de fierro?» Los delanteros se frenan. Y fue entonces: de repente, el escuadrón de uniformados, paso redoblado, se deja venir, tolete al cuadril, escudo y arma larga al frente, contra los gorros de palma que caminaban hacia la explanada del edificio. De atrás de la careta si es que así se llame; de entre la máscara de hierro o del material que sea, y de los mostachos, los dientes de oro, una lengua pastosa y un corrompido aliento, las palabras como bombas de racimo. Zozobra, expectación. «¡Tíznale, que no podemos pasar!»

No más allá de esas vallas. «Que si nos declaramos en rebeldía no responden chipote con sangre, y que ái se nos haga si nos la hacen de gas (lacrimógeno), y que si en algo apreciamos la vida tenemos que recular».

– ¿Recular? ¿A estas horas? ¿Con quién vamos a recular?

– Recular de retacharos por donde vinimos y arrendarnos pa nuestros bebederos. Que hoy se cebó, que no va a haber nada Nada de nada

– Cómo de que nada va a haber. Cómo que nada de nada..

Que nada de nada, dicen aquí los pinchis sardos.

– ¿Nada? ¿Y nosotros qué? ¿Nos vamos a quedar con las ganas? ¿Pa esto vinimos desde tan lejos? ¿Pos a qué le están jugando, tú?

– Que dizque allá adentro unos broncudos se alebrestaron, y que al mero mero se le frunció. Que nada de nada

– Pos qué zacatón de miércoles, que nos echa a perder nuestra buena intención. ¿Así que este primero de septiembre no va a haber informe?

– No, paisas. Que se le frunció el cicirisco.

– ¿Tonces nos vamos a quedar con las ganas? ¿Coitus interruptus? Y nosotros, mineros y campesinos, artesanos y amas de casa, obreros de salario mínimo y desempleados, que desde tan lejos veníamos nomás a aplaudírselo a Fox, su informe Caracho, ¿y ora cómo mostrárselo, nuestro agradecimiento?

– Y yo que pa venir a echarle un chiquitibún a Martita malbaraté un güey, si seré güey. ¡Vamos, México!

– No, ¿y luego nosotros? Desde San Cirindango nomás a echarle porras a Manolo y Fernando Bribiesca, y ora no poder aplaudírsela, pa su madre…

– Nosotros, los de Oaxaca, que veníamos a aclamar a Ugalde, a Leonel Castillo y a su engendrín, uno chaparrito, peloncito, de lentes, hijo putativo de toda su política neoliberal. ¿Y ora resulta que nos quedamos con las ganas? ¿Cómo podemos corresponder a Fox por todo lo que hace por nosotros?

– Mercar unas cocas. A un ex-gerente cocacolero no le vendría mal.

Democracia. Sexenio de Fox. (México.)

Imprudente de mí…

¿Por qué, si buscaba mi cordón umbilical, no recalé en mi terruño? Si intentaba tornar a mi raíz, con sus serranías entrañables, sus sonidos y olores, sabores y aromas, tufos y esencias, ¿por qué no visité mi Jalapa Mineral? ¿Por qué, aturdido de mí, fui a recalar a Las Güilotas, Zac, con la familia de mi primo el Jerásimo, licenciado del (de lo quedó del) Revolucionario Ins.? (Hoy este susto, esta zozobra, esta corazonada.) Y es que anteanoche, yo desempacando del camión guajolotero, a la querencia de un techo recalé en la finca del Piojo Resucitado, por mal nombre mi tío José Encarnación, cuando en eso, mama mía, o más bien mama de ellos…

Ellos. El salón de la casa un ascua viva reventando de música, risotadas y manoseos burdeleros frente a la vigilante mirada de la tripona del turbante fiusha y vestido de charmés, lentejuelas y bordados de oro: mi tía Tencha grande (zafia y vulgar nueva rica y, por lo mismo, amante del relumbrón), madrecita de la Tencha chica y de mi primo el Jerásimo; una madrecita que, ya crecida en edad, volumen y peso, se tornó madrota de la docena de mini-minis del negocio familiar, que repegaban su negocio familiar a la jariosa hinchazón de unos payos drogados, erotizados, alcoholizados. Yo, desde la puerta: «¡Tía, tiíta!» En la escandalera la interpelada no me oyó (¿no quiso oírme?) Y alcoholes que van, y briagos que vienen, y parejas que soban lubricadas entrepiernas en un aire que se asfixia con humazos y tufos a petate quemado. «¡Tío Chon!». Nada. El Piojo Resucitado, ultimando la entrega de sus sembradíos (droga) a los entejanados del cartel de Las Güilotas. «¡Tiíto!» Con mis dos petacas (el equipaje) penetré en el salón. «Tiíta». Y válgame…

Ahí, entre la rueda de jariosos, mi prima Tencha chica, que en el DF ficha en El Burro de Oro bajo nombre artístico de La Princesa Tamal: en las vedijas un trocito de trucita minusculita que mal le disimulaba el mayusculote, y aquellos meneos, quiebres, calambres y contorsiones que engarrotan nervios y cartílagos de unos payos babeantes. «¡Cosota!» Me dirigí al maestro de ceremonias: «Jerásimo» Nada Y fue entonces…

«Venga, ámonos de aquí». En un susurro. «Calladito». Acepté con desconfianza Sotero me estima Pero a media pierna le advertí el bulto aquel, tieso. Y salir con el ordeñador a lo oscuro…

«Por neocomunistoide lo desconocieron frente a los invitaos especiales. Lo voy a llevar al mesón». Salimos al campo. Yo, azozobrado, por hacerle plática «Vaya fiestón. Todo un negociazo para mis tíos».

– No ahoy, los gastos por cuenta de la casa Celebración. Fiesta privada todo de barbas. Tragazón, trago, droga, güilas, ¿Se fijó en la clientela?

– No entiendo. Mis tíos, tan voraces para el dinero, ¿y gratis?

Salimos al yerbazal. Aromas, rumores: belén, anisillo, agua que fluye, animalillos nocturnos, el ala al volar. Arriba estrellas, a lo lejos, fogatas.

– Ahí taban el dueño del banco, el de Radio Las Güilotas, el de la Crónica de las Güilotas, el padre Pioquinto, los trinchones del cartel de Las Güilotas. No, y el alcalde saliente. Entre todos ellos impusieron a la pura ley de sus güilotas al mostrenco, ¿no lo vio? Uno chaparrito, peloncito, de lentes.

– Sigo sin entender. Pero mis tíos, ¿por qué tan espléndidos..?

– ¿Por qué? Porque les hace así el cicirisco, mire; por eso soltaron los oros y compraron alcalde, y propaganda en el radio, en La Crónica, en el púlpito. Vaya hasta a los móndrigos de las casillas, ¿no los vido bien pedros?

Yo, sin entender. «Porque es usté güey. De haber llegao nuestro candidato, uno de muchas güilotas y honrado hasta las criadillas, ¿a dónde hubieran ido a dar(las) los del Piojo Resucitado, familia corrompida hasta las güilotas? ¡De las puras güilotas al penal de La Palma! ¡Todos! ¿Entendió?»

¡Entendí! «A poco por eso le abulta el cuadril».

– A poco no. En el pueblo todos andamos habilitaos. Hay hartos «cuernos de chivo». Esta fusca es todavía señorita, pero trái sus plomos cabales pa l’hora de los mameyes. ¿Devista aquellas fogatas?

– Las de mi niñez. Los rancheros, cuidando sus montones de mazorcas.

– ¿Mazorcas? Lumbradas pa que nos juntemos todos y truene el cuete, porque después del trinque de las «juerzas vivas», todos los del pueblo tráimos con qué responderles, y con el sano propósito de sollamar el nidal de ese animalero de miércoles. ¡Que de las «juerzas vivas» que nos trincaron con transa tan puerca en la güilotera no quede títere con cabeza ¡Y al calabozo hasta que se le pudra y usté me la va a perdonar, la corrompida familia del Piojo Resucitado! Oiga qué trái, no se me pandié. El vahído. Me afiancé en el pirul. «Oiga yo a usté lo tanteo bastantemente zacatón. ¿Por qué no se arienda pa la capital? Todavía alcanza el camión de las 12». Lo alcancé. (Y esta corazonada..)

El Ave Fénix

Extraída de algún relato extranjero, aquí una apretada síntesis de la historia del Ave Fénix. La moraleja, a cargo de ustedes.

Aconteció que cierto empresario de nombre Poldero negociaba con un zoológico donde se exhibía, a tanto más cuanto la entrada, ejemplares del reino animal procedente de todos los puntos de la rosa. Ninguno, por más exótico, parecía faltar. Pero no, que uno se echaba de menos, y el empresario se dolía:

– El zoológico no cuenta con el Ave Fénix. Tengo que conseguirlo. He de viajar hasta donde habita y traerlo, y exhibirlo con el resto de los animales.

Y sí, tanto rastreó Poldero ignotas regiones, que dio con el Ave Fénix, lo capturó, regresó con él y lo instaló en una jaula especial. Y ahora sí, a exhibirlo con un módico sobreprecio. El zoológico, por fin, estaba completo. Qué bien.

¿Qué bien? Eso sólo al principio, porque los visitantes, acostumbrados a admirar tigres, orangutanes y al cocodrilo que se tragó a una nativa isleña, terminaron por aburrirse de un pajarraco gentil y apacible que nada tenía de extraordinario. ¿El Fénix? Bah. Poldero, entonces (tomar nota):

– A cambiar ese pajarraco por alguno cuya fama de sangre y muerte atraiga a los visitantes. Un Fénix que sea rudo, fiero, espectacular.

– Imposible, lo desengañó el administrador.» Este es el único ejemplar que existe en el mundo. El Fénix no tiene pareja ni descendencia. Ã?l mismo, al llegar a viejo, se prende fuego para emerger renacido.

– Conque esas tenemos. A envejecerlo, pues. A iniciar de inmediato el proceso, ¡y espero que renazca como ave guerrera.!

Entonces (fijaros bien) Poldero le disminuyó a la mitad su ración de comida y después a la cuarta parte, pero el ave no envejecía Le suprimió la calefacción, sin resultado. Le atascó la jaula con pájaros belicosos, que a lo sañudo lo agredían a picotazos, y nada el Fénix todo lo soportaba en silencio. Poldero, impaciente, le introdujo en la jaula una runfla de gatos de callejón. El Fénix voló sobre sus cabezas y sacudía las alas; unas alas doradas, esplendorosas. Dio entonces en colocársele enfrente, y lo vituperaba El Fénix, impávido. Poldero, entonces, al administrador:

– Investiga todo lo referente al hábitat del animalejo.

Que el Ave Fénix vive en el clima seco, descubrió el administrador.

«¡Ajá!» Poldero encerró al Fénix en una pequeña jaula con regadera en el techo, y a bañarlo noche por noche. El ave empezó a toser…

– ¡Eureka lo envejecí! ¡No tardará en prenderse fuego..!

Y rápido, la campaña de publicidad: «¡El Ave Fénix a punto de incinerarse! ¡Se invita a todos a presenciar el maravilloso espectáculo!» Entonces, para que el Fénix acelere el proceso y arda en vivas llamas, a atiborrarle la jaula de malolientes haces de paja y alambres de púas. ¡Rápido..!

Por fin. La hora había sonado. Cierto día (¿van ustedes tomando nota?), el Fénix comenzó a revolver la paja Poldero se apresuró a firmar un contrato por los derechos de radio, cine y televisión. Y comenzaron los preparativos, y…

La fecha llegó. Al imperativo de la ganancia económica Poldero había estado excitando la curiosidad y el morbo de los asiduos al zoológico con el anuncio machacón del prodigioso renacimiento del Ave Fénix. Y el día llegó. El gigantesco auditorio donde se montó el espectáculo, atiborrado. En la jaula luces, cámaras, micrófonos. Desde un altavoz el anuncio del espectáculo que estaba por ocurrir frente a aquel público morboso, expectante:

– ¡El Ave Fénix, distinguidos visitantes, comienza los preparativos de su rejuvenecimiento!

¡Ante nuestros ojos va a renacer, según su ritual exótico..!

Un manojo de ramas y virutas perfumadas se introdujo en la jaula «¡Contémplenlo ustedes, distinguidos visitantes!» Poldero, a todo volumen. «¡El Ave Fénix se dispone a rejuvenecer! ¡Todos tendremos el privilegio de contemplar la ceremonia inmortal! ¡Ya comienza distinguidos visitantes..!»

Un estremecimiento sacudió el opaco plumaje. El Fénix movió la cabeza Tambaleante, descendió de su percha Con movimientos cansinos congrega virutas y ramas. ¡Activen cámaras de cine y TV! ¡Estallantes, las luces alumbren la jaula! Poldero, al volumen máximo:

– ¡Este es el momento que el mundo ha esperado con ansiedad! ¡La leyenda de siglos se materializa ante nuestros ojos! ¡El Ave Fénix..!»

El cual, anidado en su pira, pareció caer dormido, y ahí la desilusión de un público vicioso del morbo y la nota roja Y de súbito… (A tomar nota y dar con la moraleja o todo fue inútil.)

El Fénix se irguió, miró a Poldero, a la muchedumbre y… ¡el Ave Fénix y su pira estallaron en llamas! ¡El fuego abrasó el auditorio y en dos minutos todo quedó reducido a cenizas! ¡Miles y miles, perecieron en el incendio! Poldero, el primero de ellos. (Fox.)

¡Acuérdense de nosotros..!

Hay desarrollo y hay tranquilidad. México está tranquilo y progresando, México no se detiene ni se paraliza. México no se frena ni retrocede. Yo dejaré un México en paz…

Tal afirma el presidente del país, y si no reconoce problemas en México, ¿existe alguna esperanza de que se avoque a la solución de unos problemas para él inexistentes? No violencia generalizada, no focos rojos, ningún peligro de que despierte el México bronco. ¿Resistencia civil, Oaxaca, Chiapas? En paz. Del pasado miércoles: Corre la sangre en Chiapas. Un enfrentamiento entre evangélicos del PRD y católicos del PRI deja un saldo de un muerto y un lesionado. «No permitiremos el ingreso de niños evangélicos en la escuela», claman los priistas. Existen riesgos de nuevos enfrentamientos.

Semejante situación de paz foxista, una paz tenida con sangre derramada por motivos «religiosos», lleva ya algunos años. La noticia:

Era agonizante ver y oír los gritos desesperados de nuestras esposas, pidiendo clemencia, corriendo la sangre por todos sus cuerpos. Hasta la fecha, muchas mujeres expulsadas no sanan de sus heridas…

La paz foxista. En Chiapas, el celo apostólico del priista católico lo empuja a la santa cruzada para matar evangélicos. ¿La religión de la tolerancia? ¿Qué dijo Tertuliano el cristiano, y de esto hace ya 18 siglos? Dijo:

Por ley natural y por ley humana, cada uno es libre de adorar a quien quiera. La religión de un individuo no perjudica ni beneficia a ninguna otra persona. Va contra la naturaleza de la religión el imponer la religión.

Esta verdad, ¿la conoce el chamula priista y católico que a sangre y terror convive con el evangélico? Porque de San Juan Chamula las aguas bajan turbias: «El choque entre indígenas evangélicos y católicos tradicionalistas de San Juan Chamula forma parte de una añeja lucha por el control político, económico y religioso que en 30 años ha dejado decenas de muertos y más de 35 mil expulsados». Se justifican los que han regado sembradíos de cadáveres:

– Es que nosotros somos priistas y buenos católicos, y esto por tradición y porque forma parte de nuestra cultura. No aceptaremos a una sola persona de otra religión ni de otro partido político que no sea el PRI. Todo aquél que no se sujeta a estas costumbres es expulsado. ¡En Chamula sólo PRI y católicos..!

Tal claman los caciques que (arropados por el clero católico) controlan la venta de refrescos, cervezas, aguardiente y velas. Mis valedores: sostengo frente a los ojos la foto de los agredidos: quién moreteado del rostro, quién herido del tórax, quién tendido en una camilla, en fin. Esta vez son comunidades de San Juan Chamula, donde caciques católicos y priistas, mezcla horrorosa, han atacado a familias indígenas de la iglesia Testigos de Jehová, que ante el temor de nuevos derramamientos de sangre como los que se producen en forma periódica han tenido que abandonar sus hogares y buscar el cobijo de los vecinos, cuando no remontarse, de plano, a los cerros.

Volvimos a ser expulsados. Ahora andamos por varias partes buscando que nos presten lugar, mendigando el pan para nuestros hijos…

«Cuando se atreven a quejarse ante las autoridades y éstas sacan órdenes de aprehensión contra los culpables chamulas (presb. Esdras Alonso), ellos manipulan al gobierno con la amenaza con cambiar de partido político. Antes, los votos del PRI eran negociados con la cancelación de órdenes de aprehensión en contra de ellos; ahora se llevan las casillas a los parajes, y ahí las rellenan. El candidato priista acordó con las autoridades chamulas que si votan por el PRI, las autoridades permiten que las expulsiones continúen».

Tumbalá, Chis. Cinco campesinos heridos dejó como saldo la agresión de grupos católicos, encabezados por las autoridades caciquiles del PRI: Socorristas de la Cruz Roja Mexicana se negaron a prestar auxilio a las víctimas. Lo afirma el presidente municipal, priista:

– Vamos a seguir matando a todos los no católicos. Les cortaremos la cabeza. Paraje por paraje nos vamos, y a seguir mochando cabezas.

«Las familias Méndez Díaz y López Díaz fueron encarceladas en la cabecera municipal de Chalchihuaitán. Destruyeron sus casas, robaron sus herramientas. Entre los encarcelados se encontraba un bebé de cinco meses de edad, que fue encarcelado junto con su madre Acusa un testigo presencial: Las autoridades municipales golpearon salvajemente a nuestros hermanos frente los funcionarios antes de entregarlos al director de la oficina de Asuntos Indígenas. Ninguno de los funcionarios intervino a favor de los evangélicos».
¿Y el clero, a todo esto? ¿Qué dice el clero católico? Desde alguna región chiapaneca, dolorida voz, el pedimento de las víctimas del priismo católico: «A donde llegue esta noticia, les pedimos que se acuerden de nosotros.» México, en paz. (Dios. ¡Fox!)

Senectud, divino tesoro…

…que te vas para no volver. Mis valedores: los accidentes fortuitos. Marinero que a medias del mar se topó con el mensaje de auxilio en la panza de una botella, en aquel viejo ejemplar de viejos poemas que de la librería de viejo rescaté alguna vez, un viejo pedimento de auxilio me he venido a encontrar. Años de polvo y vejez en la librería se prolongaron en mi biblioteca hace tres, cuatro días, una tarde lluviosa que enlaciaba el ramaje de pinos y pinabetes…

¿Cómo fue? Casualidad, porque desde en la mañana, por el renegrido peligro que se cierne sobre mi país (un peligro chaparrito, peloncito, de lentes), arrastraba yo una indefinida depresión (ella me arrastraba a mí), y ya ustedes pueden imaginárselo: me aferré al clavo ardiendo, que para unos es la botella, para otros el rezo, para Fox el Prozac o alguna otra forma de dependencia (debilidad de carácter). Yo, por mi parte, me fui a acunar en mi biblioteca, y la casualidad: ahí el vetusto volumen. Apenas abriéndolo, a penas me remitió. Las tristuras, por conjurarlas, se refinaron.

Y no quiero morir. No quisiera morir -Amo la vida porque está colmada de poesía-Y de crímenes, y de odio y rabia y lágrimas…

Yo, el suspirillo, que el poemario no logró retirar mis vagas tristezas. Ya cerraba el volumen cuando aquel papel encogido a dobleces se me vino a las manos. Lo fui desdoblando, leyéndolo, contristándome al tenor de la tarde aterida de amagos lluviosos. Era un añejo, inconcluso mensaje sin principio ni término, amarillento de vidas y años pasados, en el que alguien que se confesaba viejo de edad (¡no «adulto mayor», no seamos hipócritas para usar tan cursi eufemismo!), aludía a su drama personal. Leí, y me preguntaba si el anciano viva o muera a estas horas:

«…con engaños y tras de arrebatarme de mala manera mis pertenencias, en un asilo que nombran residencia me fue a encarcelar el menor de mis hijos, el más amado de todos ellos. ¿Cuándo ocurrió? Eso no logro ubicarlo, tanto mi memoria se ha raído…
Fue en el asilo donde acabé de envejecer. Pero, fuerzas de flaqueza, logré fugarme e irme a refugiar, solo y mi alma, en este cuartucho de azotea, vecino de gatos y lavaderos, abierto a vientos, lluvias y carrasperas. Afuera de mi covacha las palomas, a zureos, reniegan de la llovizna)

Tardes de domingo como esta son las más melancólicas para el que envejece de una soledad de lomo engrifado como gata en brama Por tratar de conjurarla me he aplicado a abrevar remembranzas en mi altero de viejas fotos, que más me dañan que aligerarme el espíritu. Ahí, macollo de ausencias, el oficio de mis fieles difuntos: desvaídos rasgos de la que fue mi amantísima (canto, risa, el picor la especia, el geranio, el no-me-olvides, el deseo encuevado en el catre de latón). Qué joven fui una vez…

Me he puesto a barajar mis fotos: hijas, partos, nietos, parientes ya muertos o más distantes todavía: desbalagados. Ah, esta herida que no cesa, el hijo fallecido por oscuro conflicto de la sota moza y la sota de bastos. Ausente uno más, que de mí se ha olvidado, pero cuyo olvido fue menos ingrato que el corazón de pedernal que me encerró en el asilo. En estas ácidas, corrosivas tardes de domingo, intento olvidar y recuerdo; busco recordar, y olvido. Olvidar, invocar el piadoso alzhaimer…

Obsesión: aún tan escaso de años y bienes como sobrado de ilusiones, fui padeciendo gozosas heridas de aquella sucesión de mujeres que, costras de las heridas, me dejaron estas fotos, dedicatoria y fecha vetustas y unos marchitos pétalos emparedados entre sonetos, rimas y redondillas. De súbito, inesperado, el fogonazo: llegó ella, la Mujer, y ahora mi mente burbujea de romanzas y trovas, luna llena y mandolina y ventana grifa de bugambilias. Y aquí estoy, y avizoro el final, y porque esta soledad pesa como plancha de acero sobre mente y corazón, voy a enviar este mensaje a ver si alguno…»

No me pregunten qué quise decir – es que tenia un nudo en las palabras.

Aquí se interrumpe el manuscrito. Yo, el papel en la diestra, por la ventana miro una tarde que la llovizna torna remedo de anochecer, y de noche todas las tardes son pardas. ¿Quién será, cómo sería el del clamor de auxilio? Yo, con mi soledad entera, ¿qué hubiese podido darle, si no tristuras? Un suspirillo, y el picor en las pupilas. Contemplé la tarde aterida, vi el diario:

«Día del Anciano. Solos, millones de viejos».

Día del Anciano. ¿Alguno se percató de la fecha, alguno conmemoró el pasado lunes el Día del «Adulto Mayor», como le apoda el eufemismo ridículo? Mis valedores, quien sepa de edad, achaques y añejos gritos de auxilio, conocerá la causa de esta mi depresión. Senectud, cuántos suspiros se cometen en tu nombre (Y qué hacer.) elvaledormx@yahoo.com.mx

¡Que no sea desvergonzado..!

Tal exige Porfirio Muñoz Ledo al presidente del país, del que hace el siguiente retrato hablado: Se disfraza de bombero, pero es un vil incendiario…

Y agrego yo, y acudo al lugar común sólo por lo que tiene de vituperoso: «Cae más pronto un hablador prozaico que un pobre cojo»: hace años, hogaños y desengaños, el fácil de lengua pregonaba la vocación de tolerante y anti- represor que animaba todos los actos de su gobierno. La siguiente declaración del lenguasuelta:

«Este presidente, servidor de ustedes, no es un represor y jamás lo va a ser. No ha faltado quién me sugiere que me equivoqué en la solución de Atenco. No falta quién nos invite a reprimir y usar la violencia. Jamás la vamos a hacer. Somos un gobierno democrático, gobernamos precisamente por la vía de la democracia, de la gobernabilidad democrática».

Y un mal día, de repente, ¡el jacalón de San Lázaro amaneció grifo de tanquetas anti-motines! Y protesta de inmediato Alejandro Encinas, jefe de gobierno del Distrito Federal:

¿Hace cuántos años que en este país no hablamos visto una tanqueta antimotines en las calles? Es un muy mal signo, es el mejor indicador de cómo están las cosas.Yo no quiero un país como el que estamos viendo en las inmediaciones de) Palacio Legislativo de San Lázaro, en donde las tanquetas antimotines, en donde sean los cuerpos de seguridad quienes rijan la normalidad de la vida institucional…

¿Que qué? ¿Cuáles tanquetas antimotines?, replica el vocero presidencial. ¿Cuáles tanquetas? «En todo el mundo nadie las conoce ni como tanquetas, ni como tanques. Son vehículos que arrojan agua…»Eso, y no más. Vehículos que arrojan agua de los 7 mil 570 litros que cargan en la panza Pero, al parecer, los susodichos no reportan agresión alguna a los ciudadanos en resistencia civil pacífica, porque, lo afirma Rubén Aguilar, en todos los países democráticos tienen estos vehículos, porque permiten enfrentar manifestaciones sin que haya daño corporal. (Ya nos tomaron la medida). Por cuanto a semejante lenguaje, lo afirma el estudioso:

Eso, y no más. Vehículos que arrojan agua de los 7 mil 570 litros que cargan en la panza Pero, al parecer, los susodichos no reportan agresión alguna a los ciudadanos en resistencia civil pacífica, porque, lo afirma Rubén Aguilar, (Ya nos tomaron la medida). Por cuanto a semejante lenguaje, lo afirma el estudioso:No hay mejor manera de lograr que se acepten doctrinas extrañas y absurdas que rodearlas de palabras oscuras, dudosas e indefinidas, que las convierten en madrigueras de zorros o guardias de ladrones…

Yo, en reflexiones de hace años, aludía al disparatario de Fox, a su inculta y zafiedad; preguntaba: ¿Es un personaje trágico, o no pasa a ser uno más de los hilarantes protagonistas de rompe y rasga que de tarde en tarde brotan en un terreno abonado con estiércol? ¿Tanta insensatez cabe en un individuo, que así aporta a las masas renovados motivos de queja, rabia, desánimo, frustración y burletas? ¿Tiene conciencia de que la comunidad lo ha erigido, cuando bien le va, en rey de burlas y burletas? ¿Es él quien se burla de la comunidad? ¿Es inmune a los aletazos de la humillación? ¿Es un conchudo de siete suela? ¿Cómo resiste la cargazón de un ridículo que así le desgarra su fama pública? ¿Fuerza de carácter? ¿Fuerza de Prozac?

Hoy, de ser rey de burlas el presidente del país se torna rey de iras, exasperación y odios populares, y aun desafía nuestra inteligencia con declaraciones que son, cuando menos, inauditas. Fox nos tomó la medida, y nos la tomó por nuestra ignorancia, que de otra manera no se atrevería a agredirnos con semejante lenguaje embustero, que en vez de aportar verdad engaña, y que oscurece por aclarar. Sus minas antipersonales demuestran que ya se perdió todo respeto o que lo perdió a nosotros. Como nos ve mansitos…

Las palabras pueden crear violencia y a su vez ser violentadas. Pueden traicionar, engañar y seducir; pueden quemar, matar y destruir.Total, que no tanquetas antimotines, sino simples vehículos que arrojan agua, y no más. No se trata, pues, de aquellas imponentes máquinas de represión que adquirió el proyanki Salinas como vía para imponerse en Los Pinos y desde ahí implantar su modelo neoliberal que tanto ha dañado al paisanaje, y que hoy, eminencia gris detrás del trono de Marta y el segundo marido, intenta imponer imponer su gobierno tran-sexenal con la imposición de «un chaparrito, peloncito, de lentes». Pero no, se trata de simples vehículos hidrantes, como las armas de los 800 elementos de la Policía Federal Preventiva y del estado Mayor Presidencial son simples vehículos que arrojan plomo. Pero ya lo advierten voceros del PRIANAL (PRI, PAN y la NUEVA ALIANZA), de la Gordillo (alianza con Los Pinos):

Total, que no tanquetas antimotines, sino simples vehículos que arrojan agua, y no más. No se trata, pues, de aquellas imponentes máquinas de represión que adquirió el proyanki Salinas como vía para imponerse en y desde ahí implantar su modelo neoliberal que tanto ha dañado al paisanaje, y que hoy, eminencia gris detrás del trono de Marta y el segundo marido, intenta imponer imponer su gobierno tran-sexenal con la imposición de «un chaparrito, peloncito, de lentes». Pero no, se trata de simples vehículos hidrantes, como las armas de los 800 elementos de la Policía Federal Preventiva y del estado Mayor Presidencial son simples vehículos que arrojan plomo. Pero ya lo advierten voceros del PRIANAL (PRI, PAN y la NUEVA ALIANZA), de la Gordillo (alianza con):A eso se expone el de la resistencia civil; sepa lo que le puede pasar y asuma las consecuencias. (Fox.)

Marta, Fox, el chaparrito…

¡Quien no dialoga rechaza la existencia del otro. Quien cierra la puerta al diálogo abre la ventana para que se cuele la violencia..!
(Fox.)

De violencia, precisamente, habló el maestro en la tertulia de antenoche, y del tartufismo y la doble moral de un Fox que antes, durante y en los días transcurridos desde los comicios del pasado dos de julio violentó y violenta la ley mientras exhorta a no violar la ley.

– Ã?l pronuncia anatemas contra la violencia cuando al violar los procesos electores su conducta lo acredita de violento. Y es aquí donde reitero, contertulios: hablar de violencia sin enjaretarle el adjetivo correspondiente es una trampa verbal. Fox exhorta a evitar la violencia, pero mucho se cuida de no aclarar a qué violencia se refiere, si a la violencia-causa o a la violencia-efecto. Porque con la toma del Paseo de la Reforma, contertulios, ¿los partidarios de López Obrador recurrieron a la violencia? Obvio, sí, que ejercen la violencia ¿Pero ellos comenzaron el ejercicio de la violencia, o son contestatarios de una violencia inicial, que abarca el intento de desafuero, la campaña del miedo y los recursos públicos desviados hacia la campaña del chaparrito, pelón, de lentes? Para que entendamos las dos clases de violencia, la original y su consecuencia, contertulios…

Lo vi abrir su libreta de pastas negras. «De ejemplo de la intolerable contradicción entre los dichos y las acciones del verborreico Fox.»

Y la transcripción de añeja fabulilla de mi invención que alude al hombre aquel del hogar asaltado de noche por una banda de malhechores. «Fabulilla que actualizo con recientes declaraciones del compulsivo y atolondrado verborreico que dirigente a la cáfila de asaltantes». Y el maestro siguió leyendo en voz alta la fabulilla cuyo principio transcribí ayer:

«Uno de los bandidos dio con los ahorros de la familia. Los asía con todas sus manos. Intenté arrebatárselos. El golpe en el cráneo me oscureció la visión Fui empujado escaleras abajo. El vozarrón del caballón de botas, aspecto vulgar y mostacho pulquero…¡que se atrevía a tutearme!»

¡Nada justifica que violentes la ley! ¡El respeto y salvaguarda de las instituciones democráticas es una causa que nos compromete a todos! ¡México avanza tranquilo y progresando, no intentes detenerlo o paralizarlo en su marcha ascendente! ¡Yo entregaré un país con instituciones fuertes, con instituciones respetadas y con el respeto pleno a nuestras leyes..!

Al decirlo me mantenía derribado, impotente. La pandilla de asaltantes se daba a mancillar a mis hijas. El mediocre chaparrito, peloncito, de lentes, jadeaba, baboso y babeante Mi sangre en escurrimientós (su acre sabor en mi lengua). A uno de mis hijos, que intentaba defender a su hermana, el rodillazo:

– ¡Agresor! ¡Nuestra democracia está funcionando en equidad y libertad para todos los ciudadanos! ¡No demuestres tu falta de cariño por nuestro México! ¡La ley y el estado de derecho es lo que nos da viabilidad como país! ¡México requiere la plena vigencia del estado de derecho! ¡México ya eligió el camino de la democracia, ya optó por la vía del entendimiento y de la tolerancia, del acuerdo y la concordia! ¡México quiere y merece vivir en paz! ¡Si tú sigues ejerciendo la violencia yo habré de usar en tu contra la fuerza pública, sin que esto signifique recurrir a la violencia..!

Me incorporé. Intentaba afianzar el brazo del atacante. ¡Logré aquel manotazo en su rostro! Sentí el culatazo. Rodé por el piso. Alcancé a escuchar al que encabezaba el ataque (alto, de botas, seguido de uno chaparrito, peloncito, de lentes, mediocre irredento):

– ¡No se vale romper la ley! ¡Necesitamos del cabal cumplimiento con nuestras obligaciones en términos de ley! ¡La ley y el Estado de Derecho es lo que nos da cohesión como sociedad, lo que nos da viabilidad como país..!

Tragué la sangre de mi boca Recuerdo que algo me atreví a decir antes de perder el conocimiento: «¿Y quién saquea la casa de quién? ¿Quién se brincó las bardas de la mía para arrasarla? ¿Quién es el hipócrita que para asaltarla mienta la ley? ¿La nuestra es violencia causa que provocamos nosotros en contra de ustedes, o es la de nosotros una violencia efecto de la violencia original, la de ustedes, saqueadores de nuestra casa.?’

¡Cristo! El hampón se arrojaba sobre la madre de mis hijos. Le asesté un bofetón Al varillazo quedé privado, y no recuerdo más. Me dicen que, al brincar bardas para la huida con todo lo que había sido nuestro patrimonio familiar y era ahora su botín, todavía nos amenazaba así, a los de la casa:‘No a la violencia! ¡La violencia nunca más..!»‘

– Y aquí y así termina la historia ¿Moraleja, contertulios..?

Marta Fox, el chaparrito, peloncito,de lentes. (¡Agh..!)

¡No a la violencia..!

¡Si al respeto irrestricto a la ley!, clama Fox. Del tema y con los testimonios de diario en la mano, habló el maestro en la tertulia de anoche:

– Violencia, ley. Cuidado con las trampas verbales. Tal como no existen democracia y economía sin apellido, a la violencia también hay que endilgarle el adjetivo correspondiente. Economía: que se mantiene sana y en pleno crecimiento, afirma Fox Bien, sí, ¿pero a cuál economía se refiere? ¿A la macro-economía de los grandes capitales o a la micro-economía de todos nosotros? Democracia: ¿a qué democracia alude? ¿A la liberal, del «Sistema», o a la socialista, que beneficiaría al paisanaje? ¿Violencia? ¿A qué violencia se refiere Fox: ¿a la violencia-causa o a la violencia-efecto?

Silencio. Expectación. El maestro, su libreta de pastas negras: «Aquí un ejemplo de las dos clases de violencia, en añeja fabulilla del señor Valedor que me permito actualizar con los recientes pronunciamientos contra la violencia del violento Fox. Escúchenla en la versión de una de sus víctimas».

Achis, achis. Escuchamos: «Era casi la medianoche Con la familia me disponía a dormir. Cómo iba a imaginar lo que vendría después. Desde la estancia y asordinados me llegaban rumores de la TV «Ya suban a dormir’, dije a mi mujer y a los hijos. (¿Por qué tanta zozobra..?)

Fui a la puerta que da a la calle Cuánta paz, qué silencio. La cerré con llave Cómo imaginar lo que vendría después. (Y aquella corazonada) Arriba en su habitación, las hijas cuchicheaban de sus asuntos. Reían entre dientes. Lo usual. Ya duérmanse’. Vi que apagaban la luz. Y la paz…

¿La paz? De repente, ¿y eso? Allá abajo, el estrépito. Un grito de mujer. Bajé trompicándome, y los hijos detrás. ‘¡Qué ocurre!’ ¡Dios! Me detuvo el cañón de una metralleta ‘¡Silencio!’, me ordenaba aquel gigantón, botas vaqueras y mostachos de aguamielero. ¡Dios! (¿Qué otro vocablo pronunciar?) Los asaltantes revolvían la estancia ‘¿Dónde escondes lo de valor?’ El arma en los costillares. Dios, una vez más…
Los pandilleros, desparramándose por toda la casa Pude observar que detrás del de la facha de payo vicioso de toreo pulquero husmeaba uno chaparrito, peloncito, de lentes, y con ellos el resto de pandilleros que invadían la casa y se daban a la tarea de saquearla minuciosamente Y aquel estrépito de cosas que se rompen, se desgajan, dan contra el suelo. ‘¡Ã?ste te preguntó que dónde escondes lo de valor!’ Ah, la voz desagradable de aquel chaparrito con irremediable aspecto de mediocre incurable. Contra mis lomos la metralleta Y qué hacer, sino intentar la defensa Pero defensa cómo, defensa cuál. Dios. (¿Lo dije antes..?)

Mis hijos, repuestos de la sorpresa aquel intento de defenderse, de repeler el ataque, de salvar algo de lo perdido. Yo gané la varilla de hierro, y entonces, sin interrumpir el saqueo de la casa, el cabecilla de la pandilla, (¡Y el Tartufo me resultó verborreico, lengua suelta, diarreico de boca!):

– ¡Nada de violencia! ¡Que lo entiendan los que siguen aflorando el pasado: yo soy un demócrata! ¡La democracia no va a dar marcha atrás! ¡México no va a dar marcha atrás! ¡No es con saltos al vacio como se construye un futuro mejor para todos! ¡No es con componendas y arreglos por fuera de la ley como avanza la democracia! ¡Lo más importante es seguir avanzando la unidad nacional en el respeto de la ley! (Literal, palabra a palabra léanlo en el matutino.)

Su aliento, pútrido, contra mi rostro. Yo, entre el asco y el pánico, aquellas arcadas. Escuché al cabecilla de los que saqueaban mi casa

– ¡México no se detiene ni se paraliza México no se frena ni retrocede! ¡Sépanlo las y los de este hogar: yo estoy orgulloso de servir a un pueblo respetuoso de las instituciones y promotor de la paz y la tranquilidad..!

Y a violar y volar puertas, armarios, gavetas. El mayor de mis hijos alzó un candelabro. Intentó golpear a alguno de los bergantes. Un culatazo lo desarmó. Lo miré rodar escaleras abajo: ‘¡Cuidado! ¡No necesitamos quien venga a distraer, quién venga a provocar y dividir a la sociedad, a llevar al país al conflicto..!

Y el empellón contra uno de mis muchachos, y el forzamiento de los hampones.
Inmovilizada, el manoseo. ¡La derriba! Cerraduras y cristales que se rompen, y entonces: ‘¡Hija mi niña.!’ Tendida Un bergante encima; le alza el camisón! Contra el rufián me abalancé, lo jalé del greñero (¿greñero Carlos Ugalde?), y en la casa resonó el clamor del muy segundo marido de Marta

– ¡En democracia lo que quieren los mexicanos es orden, estabilidad y concordia! ¡Eso es lo que nos garantiza un futuro de justicia y equidad! ¡Todo dentro de la ley y las instancias legales! ¡No a la violencia..!

Esto sigue mañana (Lástima)

Table dance

Antes de continuar con el tema de las tanquetas con que se intenta prolongar el modelo neoliberal por mano de «un chaparrito, peloncito, de lentes», va aquí la fabulilla donde aparecen algunas de sus víctimas:

Fue a la hora de entre dos luces, ya casi al oscurecer. Por esa zona roja de la ciudad que nombran Zona Rosa caminaba yo rumbo al estacionamiento donde había dejado mi BMW (el volks. cremita, más bien), cuando me topé con el trío de vendedores que, sentados a dos posas a la orilla de la banqueta, hacían corte de caja. Para bajar la hinchazón los tenían desabrochados. Los tenis. A lo disimulado me detuve a escuchar, y oí al de la guayabera:

– Vamos a ver. yo vendí caja y media de chicles. Eso quiere decir que ya descontando la mochada de los blue demon y uno que masqué hace rato pa engañar con buches de saliva la canija hambre, me vienen quedando unas ganancias líquidas, tan líquidas como la saliva, de vamos a ver. Dos por diez…

– Según mis cuentas (el de la cotorina color mostaza), yo vendí caja y cuarto de camotes de la mera tierra del gober precioso, y me eché a la bolsa estas monedas. No me puedo quejar.

– Uh, pos con qué poco te conformas, vale

» – No me puedo quejar porque ya sé a qué le tiro. La otra vez que andaba yo vendiendo allá por Atenco me puse a quejarme de que «chinche gobierno el de Fox», y que segunda esposa y hijastros hinchándose de dólares, y total, que ¿no te recuerdas que dos semanas falté a la chamba? No, cuál Cancún, Urgencias del hospital de Xoco. Gracias a Diosito que a la hora de los mameyes me le pude escapar vivo al sargento verriondo, dientes de oro.

– Pues a mí sí me fue mal, de plano. Este mal fario, esta salación…

– Pues es que también usté tiene la culpa No me lo tome a mal, ¿verdá? pero lo de usté sí que son tiznaderas, de plano. Cómo se le fue a ocurrir ponerse a vender libros en México. Droga al menudeo, en cambio…

En eso, de súbito: «�rale, ¿ya vieron? Allá, miren, donde dice Entrada de artistas» (Yo, al instintivo, torcí el pescuezo y friégale, qué espectáculo. Allá, taconeando y contoneándose, venía una estampa de hembra que resultó ser, según el de la cotorina, una de las bailarinas del ballet hawaiano.)

– ¡Ã?rale, y acá esta otra, que viene meneándolas como cualquiera de las mises concursantes cuando ya les anda por ir al dos, o sea al de las estrellas. Al Gran Canal, pues. ¿Ya vistes a aquella de la mini-mini negra, Jitanrrón?

– Y cómo no la voy a ver, si no estoy sordo. Bárbara, bárbara, qué bárbara, ¿cuántas arrobas de silicones le calculan en cada una, tú?

Y una más, de peluca tordilla, que al puro pasón (por la acera) me dejó ir aquella mirada ardiente, que me la sollamó. la sangre. El de la chamarra de Los Dodgers: «El Maripepa, qué salerosón». (Yo, cerrando los ojos lo dejé pasar.) Y fue entonces: una hembra de soberbia estampa, dura de carnes, delgadita de cintura y abultadita del pecho: «¿Se fijaron? ¡Y sin sostén!»

La vi. Tan cerca de mis ojos, tan lejos de mi vida. Las goza quien las merece, que yo, con verlas, descanso. «¡Y sin sostén,clávense!» Y el vendedor de libros: «Sin sostén. Como mi señora esposa».

Silencio. Luego, el de la guayabera: «Oiga, señor, no es por nada, ¿verdá? Me la va a perdonar, pero en materia de la ñora pues como que hay que tener ora si que delicadeza, ¿no?»

– Me cái que éste tiene razón. Cómo de que la ñora sin sostén. Nomás falta que ya a lo desvergonzado nos vaya a salir con que tampoco chonchines.

– ¡Momento, momento, no irme a malinterpretar! Quise decir: yo, aquí donde me ven, no soy vendedor ambulante de oficio. Yo todavía hace cinco años era un honesto ciudadano de clase media y tenía mi negocio, que me daba para un honesto pasar. Pero el sexenio de Fox me quebró mi empresa comercial, y yo tuve que variar de giro y volverme vendedor: de mi casa, del vocho, de las joyitas, de todo. Desde entonces vivimos yo, mi señora y los chamacos, arrimados con un pariente lejano. Nos corre todos los días.

Silencio, motores, un claxon. «Cada anochecer llego a casa y entrego a mi única el producto de la venta de libros en un país que lee medio libro al año, el país de José Luis Borgues, la gran rabina Tagore, La Oreja y Laura en América. Dígame ahora, ¿qué clase de sostén soy para mi María? ¿No anda la pobre sin sostén, sin apoyo, sin valimiento de su pobre marido en el sexenio de un Fox que, para prolongar la plaga del neoliberalismo y librarse y librar a toda su parentela del penal de La Palma, amenaza con embombillarnos al chaparrito, peloncito, de lentes? En tan macabro panorama yo, vendedor de libros en México, ¿soy sostén para mi amantísima y los chilpayates..?

Los observé. Vi que uno tragó saliva. El otro nomás agachó la cabeza. (Fox.)

Multiorgásmicas

(A mi Dn Leonardo Martínez) ¿Dónde estarán a estas horas? ¿Qué tierras anden pisando? Todavía hace unos años me devanaba los esos. Los sesos, quise decir. ¿Cuántas son y en dónde andan las susodichas, que así de un día para otro les perdí el rastro? Sólo en fotos las pude mirar, y eso muy de tarde en tarde, pero qué soberbia estampa la de todas ellas. Entonces me preguntaba por dónde andarían, quién o quienes las tenían discretamente apartadas del mundo, en dónde las escondían y de qué. Buscaba alguna respuesta, pero nada De ellas, ni el rastro. Ellas, andavete…

Y la de preguntas que me provocaban: ¿esas extranjeras arribaron al país todavía virgencitas, o ya su currículo conocía trato con individuos, con grupos, con turbas, vaya uno a saber. Y aquella incertidumbre…

¿Su llegada a nuestro país? Al igual que el tata Cárdenas propició la entrada de León Trotsky, los Niños de Morelia y los muchos trasterrados de España que tanto nos dieron a valer en todos los campos de la vida pública así el arribo de esas extranjeras fue auspiciada por Carlos Salinas (¿lo recuerdan ustedes? ¿Lo habrán podido olvidar?) Ellas se aquerenciaron en nuestro país por obra y desgracia del vende-patrias de vocación entreguista y rematador del patrimonio nacional, que es decir el de todos nosotros. Las introdujo al país ese Salinas perito en asesinatos políticos y complots contra aspirantes presidenciales que no compartan su vocación pro-yanqui. Fue ese truhán quien las trajo a alternar con el paisanaje, aunque sólo en muy contadas ocasiones. Quizá alguno las haya visto en el cinescopio desplazándose a lo despacioso, a lo fachendoso y retador, con la cadencia de modelos de modas en la pasarela Y alguno me la pudo interpelar:

– Bueno, sí, ¿pero dónde están a estas horas..?

A saber, le hubiese contestado por aquel entonces, porque de recién llegadas les perdí el rastro y hasta años más tarde las pude ubicar, por un corto tiempo, en las playas arenosas de Cancún, donde vacacionaba una convención de ricachones, de aquí y de allá, en cuyo obsequio salieron ellas a prestar sus servicios. Yo, una vez más, las avisté sólo en las fotos del matutino, que las captó en plena playa y ante la expectación general. Su vera efigie cubrió los diarios, aunque no estoy seguro si fue en la primera plana o en la sección cultural. Ha de haber sido en «Sociales».

Recuerdo que recorté la estampa de alguna, la coloqué sobre mi mesa de trabajo, y aquella discreta excitación: alta como todas ellas, maciza de formas, extranjera como las demás. Yo la miraba en la foto, la examinaba la quise reconocer. ¿Será, o no será..?
Y sí: enredada con alguno de uniforme, quién lo creyera Coronel, general o algo por el estilo. Ahí entre la multitud, la advertí entera, plena de vida y como buscando con quién desfogarse, motivosa que no fuera Porque ella sabe tirarse a fondo, nomás con que alguno me la haga reaccionar a todo lo que dan temperamento y capacidades. Entonces sí, esos orgasmos (multiorgásmica cada orgasmo de larga duración.) Ahí andaba, alharaquienta, dándose a notar, siempre robando cámara Ella y las de su carnada dónde estarán, me llegué a preguntar después de que más allá de las playas de Cancún volví a perderles el rastro.

Y aquí el contrasentido: rabiosamente antidemocrática como son todas ellas, que siempre se avienen a los intereses de los del gran capital, aparecen siempre ahí donde hay muchos de ellos, sí, pero también donde se congregan los pobres, y es regla que no ha de fallar. ¿Cómo localizarlas, pregunta algún verriondo de sangre caliente? Calma, que no es preciso rastrearlas: son ellas las que se encargan de localizar a aquéllos a quienes han de prestar sus servicios. Fácil. ¿Y saben por qué..?

Porque es la noticia mis valedores: he vuelto a toparme con ellas. Ya su padrote dejó de ser Carlos Salinas. Hoy son regenteadas directamente por Vicente Fox. Ahora de repente, una de estas mañanas vuelvo a mirarlas robando cámara en los matutinos (y supongo que también en el cinescopio, pero ése y yo, ni vernos). ¿Alguno de ustedes se interesa en las tales? Vayan, conózcalas, pero de lejecitos, que en su territorio son peligrosas. Sí, es muy fácil llegar hasta ellas, que a estas horas están de guardia resguardando el jacalón de San Lázaro. Sí, las tanquetas que compró para todos nosotros el de Gortari. ¿Su historia lo que tuvimos que pagar por ellas (en moneda nacional mexicana o sea en dólares), su capacidad y radio de acción para agredir descontentos e imponer «chaparritos, peloncitos, de lentes»? (Eso, mañana)

Temor y temblor…

Muchos somos los mexicanos que tememos se consuma la imposición y sea ese «chaparrito, peloncito, de lentes», al que nos impongan allá en Los Pinos, que habrá de significar el continuismo del modelo neoliberal que desde hace cuatro sexenios viene azotando al fregadaje. Lo afirman los estudiosos:

El neoliberal es pragmático-utilitarista. Individualista a ultranza, abandona la preocupación por el tomento del bienestar general (…) El bienestar del grupo es la suma del bienestar individual de cada uno de los miembros del grupo. Esto deja de lado la cuestión de la forma en la que está distribuido el bienestar entre los individuos, si de manera igualitaria o desigual.

Y pensar que millones de asalariados votaron el 2 de julio por más de lo mismo. Trágico, sí, ¿pero en qué se funda este temor de otros tantos millones? Se funda en el peligro inminente del continuismo de ese modelo político, financiero, económico y social que instrumentó el capital-imperialismo a partir de que surgió, victorioso y hegemónico, de la Segunda Guerra Mundial. Este modelo neoliberal, como la propia globalización que lo hace posible, fue implementado por el sistema capitalista en 1944 en Breton Woods. con la presencia de 44 jefes de estado y de gobierno. Ahí, el Poder de los EEUU implantó para el resto del mundo el denominado Nuevo Orden Mundial, con la globalización y el neoliberalismo como sus consecuencias inmediatas. Ese es el peligro, ni más ni menos, que amenaza a nuestro país.

La mano invisible del mercado libre conduce hacia la injusticia y favorece el oligopolio de riqueza y capitales, dificultando así la igualdad de oportunidades…

Por cuanto a México, mis valedores: lo afirma en el matutino la investigadora de la UAM-Azcapotzalco Rosa Albino Garavito:

Frente a los retos de la globalización, en México se han combinado todas las formas posibles de explotación de la fuerza de trabajo.Los obreros viven en el peor de tos mundos posibles. De 1977 a la fecha, el salario mínimo real ha acumulado un deterioro del 75 por ciento. Otro 75 por ciento percibe un ingreso por debajo del salario constitucional. El número de los desocupados se incrementó en el presente sexenio hasta en un 155 por ciento…

Y que, por lo mismo, y a decir de un Dr. Yvon Le Bot, «México ha sido altamente agredido por el neoliberalismo, pero ahora se está levantando». Bueno, sí, ¿pero qué es el neoliberalismo? Lo padecemos, sí, pero sus víctimas, en esencia muy poco saben de él. Aquí, en la voz de los estudiosos, un esbozo de retrato hablado del tal. Para empezar, los muy sugeren-tes conceptos que expresó Woodrow Wilson allá cuando presidente de los Estados Unidos, en la segunda década del siglo pasado:

El productor necesita tener el mundo como mercado. Por lo tanto, es necesario que la fuerza del estado derribe las puertas de aquellas naciones que se cierran, para asegurar que no se desaproveche ningún rincón del mundo…

Esto significaba que un estado cualquiera que, como vía de protección de su producto nacional, cerrara sus fronteras al capital y mercancías norteamericanas, estaría haciendo, por ello, una política inamistosa hacia Estados Unidos y, por lo tanto, se exponía al peligro de ser sancionado por la nación «agraviada». De ahí en adelante todo iba a ser abatir fronteras y derribar soberanías nacionales para imponer un «mercado abierto» que remataría en el modelo neoliberal decretado por un Nuevo Orden Mundial que se renueva según las circunstancias. Y así hasta hoy…

Hasta hoy, cuando las potencias industriales ricas abogan por una mezcla de liberalismo y protección diseñada en función de tos intereses de las fuerzas nacionales dominantes, las grandes empresas transnacionales que deben regir la economía mundial. Las consecuencias serían reducir a los gobiernos del Tercer Mundo a una función policial para controlar a sus clases trabajadoras y a la población superflua, mientras las transnacionales obtienen libre acceso a sus recursos, monopolizan la nueva tecnología y la inversión y la producción mundiales (…) El resultado puede calificarse de ‘libre comercio» o de «democracia» por razones doctrinales, pero se le ha descrito con más exactitud como un sistema de «mercado corporativo».

¿Cuándo comienza a incubarse este modelo neoliberal, habida cuenta que el primer neoliberal fue el inglés John Stuart Mili, que vivió en el XIX? Fue en la época de la pre-guerra cuando, a criterio de las élites norteamericanas, el imperativo de la «política de puertas abiertas» jugaba un papel decisivo para Estados Unidos, puesto que sólo la apertura de todos tos mercados podía garantizar la prosperidad de la economía norteamericana y evitar así el peligro de la repetición de la crisis económica mundial de la década de los 30s. (Sigo mañana)

¡Cuauhtémoc, quién lo dijera!

Del pensamiento mágico me habló anteayer el maestro, y de ejemplo citó la peregrinación del santito como recurso contra la sequía, dogma que se prolonga en la marcha-plantón para «obligar» al Poder a doblarse a nuestras justas exigencias. Me mostró, por contras, las estrategias que aplica la CIA, de EU, en situaciones como la del proceso electoral que hoy vivimos. Me dijo:

– Sus hechos demuestran que el PRD no es un partido de izquierda, sino pragmático-utilitarista: la firma de sus legisladores en unos Acuerdos de San Andrés Larráinzar mutilados, la tan nociva para nosotros ley Televisa, y ya antes ese mensaje que intentaron enviar a la Casa Blanca, para no enemistarse con Washington, los Cárdenas, Pablo Gómez, Chucho Ortega, Amalia García, etc.: declarar oficialmente al PRD como partido de centro-izquierda

Por otra parte, las masas ven en el personaje lo que el personaje no es; toman a López Obrador como un político de izquierda ¿Cuánto hace que el propio López Obrador se calificó a sí mismo como de centro-izquierda? Y bien sabe usted que en el espectro político no existe el centro, que tal denominación corresponde al lado izquierdo de la ultra-derecha, y no mas.

Para estos líderes opositores a nuestro enemigo histórico, la ultraderecha, la palabra «inteligencia» como estrategia de lucha no existe, cuando para Washington es prioridad a favor de sus aliados históricos, de Salinas a Calderón. Al no contar con esas formas de lucha, los opositores cometen errores estrepitosos, por ejemplo: López Obrador da por hecho que al convocar a cientos de miles de adictos y seguidores (carisma, poder de convocatoria), cuenta con una fuerza que existe sólo en el pensamiento mágico. ¿Tiene razón en su denuncia del fraude en las urnas? ¡Pues claro que tiene razón! ¿Es justa su demanda de recuento de votos en las casillas impugnadas? ¡Justa es, por supuesto! ¿Tiene la fuerza como para revertir tan injusta situación, en la que peligran todo el país y todo fregadaje? ¡Por supuesto que no tiene una fuerza que sólo obtendría con organización; con verdaderas redes ciudadanas y comités de base verdaderos! Entonces sí, con una comunidad organizada. ¿Pero masas, muchedumbres, multitudes..?

¿El conocimiento científico, mientras tanto, ese que se encueva en los cubículos de la UNAM? Mire aquí las armas con que enfrenta a nuestro enemigo histórico. (El maestro me aprontó un pie de foto en el matutino del viernes pasado. Leí:) «Víctor Hugo Rascón, Javier Patino, Francisco de Paula, Ifigenia Martínez y Jesús González Schmal, después de entregar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación una solicitud, firmada por casi 17 mil ciudadanos, con el propósito de que el máximo tribunal del país investigue la presunta violación al voto en la elección presidencial del pasado 2 de julio»

¡Firmas estampadas en un papel! ¿En dónde está la fuerza real de ese papel? ¿Fuerza moral, tal vez? ¿Contra el Poder? ¿Advierte en esta maniobra el tamaño de nuestra «cultura de la derrota»? ¿Advierte que por carencia de una estrategia adecuada para enfrentar a los asesores de Washington y sus aliados cimarrones nos convertimos, por ignorancia, en colaboracionistas del enemigo? Porque a la hora de la acción contra el Sistema (la verdadera acción), ¿qué peso específico puede representar un pliego con cientos de miles, con millones de firmas, frente a una Suprema Corte que es parte integral del Poder? Y lo trágico: por este lado, carente del conocimiento científico y, por lo mismo, de consistencia, el movimiento espontáneo; por este otro, un conocimiento científico aislado en un cubículo de la UNAM, y por lo mismo, inútil. El pie de foto, ¿qué nos demuestra? Que los estrategas del enemigo histórico han logrado hacemos pensar con su cerebro, y que su ideología actúa con dos criterios fundamentales: el que usa para sí, y el que usa para los aturdidos, a quienes nos hace pensar según su criterio y de acuerdo a sus propios intereses. Lo dicho, señor valedor: nosotros, por pura ignorancia, colaboramos con nuestro enemigo histórico. Traduzcamos, frente al movimiento de masas que encabeza López Obrador, las estrategias del manual secreto de contra-insurgencia de la CIA en su renglón de Propaganda;

a).- Se planifica y emplea la propaganda en la campaña para obtener de inmediato las siguientes metas: 1.- Dividir, desorganizar e inducir a la defección de miembros de las fuerzas irregulares (el vocero presidencial insiste en afirmar que mantiene pláticas con líderes del PRD. ¿Advierte la intención de tal maniobra? Que unos a otros se miren, a lo sospechoso: «¿cuáles de estos estarán traicionando el movimiento?») 2.- Reducir o eliminar el apoyo de la población civil, a la que se atraerá con promesa de auxilios económicos. (Entre paréntesis: que se procurará la división y rivalidad de dirigentes e inocular entre ellos -¡Cuauhtémoc, quién lo dijera!- el «peligro de traición». (La CIA sigue después.)

Presionar apoyando

Mas fácil resulta desintegrar un átomo que un dogma

Tal afirmaba Einstein, y algún otro investigador: los dogmas son como clavos, porque entre más los golpeamos, más adentro se encajan.

Y el dogma al que se refiere el maestro se encaja cada día más. Mis valedores: la tarde de ayer estuve con el dicho maestro, quien me habló de la ciencia política, esta vez aplicada a los polvos y lodos que ha levantado el proceso electoral. De sus conceptos reproduzco algunos, pero antes…

¿Estoy de acuerdo con ellos? ¿Me son difíciles de aceptar? ¿No parece que, de manera implícita, el maestro sugiere a los millones que han delegado en López Obrador abandonar hasta ese amago de esperanza inútil? Porque de mí, aquí lo dejo bien claro: mejor preferiría mirar al Dr. Simi en Los Pinos, y hasta un Madrazo aceptara antes que ver cómo mi país sigue siendo enajenado a pedazos y el paisanaje tasajeado a mandarriazos neoliberales, esta vez por mano de un chaparrito, peloncito, de lentes. Difíciles de aceptar los conceptos del maestro, pero los apuntala con documentos secretos de la CIA, norteamericana (que transcribo al final), donde se revela la estrategia que aplica en casos como el de nuestro proceso electoral. Y ante las pruebas, pues… Aquí, los conceptos del
maestro, con su aclaración pertinente:

– Un principio revolucionario consiste en la maniobra de presionar apoyando. Ese es mi propósito al juzgar a los protagonistas del momento político que vivimos hoy. Presionar apoyando, tómelo en cuenta. Y ahora la interpretación de lo que ocurre en este final del proceso electorero, que no electoral, de acuerdo con las estrategias de los protagonistas:

Un dogma sobrevive desde tiempos añejos, y se refiere a la medida que aplican algunas comunidades para contrarrestar la sequía que flagela sus tierras de labranza: sacar en peregrinación al santito. Tal es el pensamiento mágico de los lugareños. Una y otra vez, en cada nueva sequía, a pasear la imagen -yeso, terracota, madera- del milagroso. En una de esas, un equipo de ingenieros llega a la zona y se aplica a la construcción de una represa, y a esperar la lluvia, ese fenómeno natural, y así queda resuelto el problema. Conocimiento científico.

Pues sí, pero el recurso del santo que intercede ante Dios para que nos mande la lluvia se nos tornó dogma indestructible y es aún hoy sobrevivencia de un mundo mágico. Su equivalente es el dogma que atribuye poderes mágicos a la estrategia de las marchas, los plantones y las concentraciones de multitudes que han tomado la calle y ¡e-xi-gen recuento voto por voto y casilla por casilla! Muy justa exigencia, a mi juicio.
Pues sí, pero en sus desaforadas ganas de creer, de no perder una desfalleciente esperanza, las masas fantasean con los mitos y ven en la marcha-plantón una eficacia que. no tiene, y en un personaje lo que el personaje no es. Lo revisten con el mágico poder del santito de yeso y lo sacan en peregrinación. En la compulsión por adecuarlo a sus propios deseos y a sus necesidades no advierten o no quieren advertir que ese santito de yeso trae su propia jugada de acuerdo a su propio proyecto, personal y de grupo, y sabe hasta dónde quiere llegar, y cómo. Su proyecto no es, no tiene por qué ser el de unas masas que, por no confiar en sí mismas, han decidido confiar en el santo de terracota…

Ver en el líder lo que el líder no es. Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo: las masas lo consideran un hombre de izquierda, pero un momento, ¿sabemos, bien a bien, en qué consiste ser hombre de izquierda? Algo más: la cúpula perredista le ha vendido a las masas la creencia de que el partido es de izquierda, pero no, su trayectoria política desmiente esa calificación. No olvidar la memoria histórica: en el congreso que el perredismo celebró hace unos años en Oaxtepec, Morelos, las bases y la cúpula (Cuauhtémoc, López Obrador, Pablo Gómez, los Chuchos, Amalia García, etc.), discutieron con apasionamiento: que en sus documentos tendría que asentarse que el PRD es un. partido de centro-izquierda Que no, que debe constar que es de izquierda, sin más, alegaban los delegados de la base. Finalmente, cuatro horas después, las mayorías impusieron su criterio, y en el documento respectivo se tuvo que asentar que el del Sol Azteca es un partido de izquierda Y rezongaba uno de los cupulares ¿fue Pablo Gómez o el talamantero Chucho Ortega?):

– Bien. Que se diga de izquierda en el papel, pero el PRD es de centro.

Centro, señor valedor, es derecha, y de derecha es, por sus hechos, el PRD. ¿Recuerda que su bancada en el Congreso votó contra los Acuerdos de San Andrés Larráinzar? «No creímos oportuno firmarlos tal cual», alegó Ortega. ¿Recuerda la Ley Televisa, que aprobaron los diputados del PRD? «No supimos lo que aprobamos», su excusa ¿Recuerda..? (Mañana)

Un humano redrojo…

Los daños de la psique, mis valedores, vale decir: el trauma, el complejo, la neurosis y toda suerte de patologías. Yo, que he convivido con el interno del reclusorio y el enfermo en fase terminal, tuve experiencias con diversos dañados de su sistema nervioso. Tal vez alguno de ustedes conozca a alguno de tales trémulos: son esos desdichados sacudidos de paranoia galopante, los suicidas en potencia (en im-potencia), la carne del desarreglo emocional que mal sobrevive, ya la vida con sabor a clara de huevo, en manos del de bata blanca perito en angustias. Pobrines…

Asistí un día de estos a una que denominaban terapia de grupo, en que se suele aplicar un método denominado psicosíntesis, que, por aquello de provocar la catarsis, se intoxica al grupo de pacientes con varias clases de droga, según. Yo entré esa noche al salón de terapia, estrecho y con el piso tapizado de colchones que, ciego de ventanas, en el muro exhibe el óleo de un Cristo sufridor, y no más. Yo, convenientemente disfrazado de enfermero, miraba que los pacientes entrasen al salón descalzos ellas y ellos, sin cintos ni cintas ni colguijes ni alhajas. Quince, veinte angustiados, entre cuatro paredes recibían su ración de droga y al rato…

¿Se imaginan ustedes a aquellos seres en crisis, intoxicados de datura, peyote, LSD? Al peso de la media noche, conforme iba haciendo efecto la droga, los desdichados entraban en el terreno de los delirios, y comenzaban a alucinar, a tronar en rezos, quejidos, alaridos, canturreos mal acordados. Los médicos, a la expectativa, tomando nota. El enfermero de pega, que no de paga, me encarrujaba en un rincón y -yo que nunca he sabido de drogas- me tensaba con el que había enceguecido momentáneamente con la datura, y gimoteaba al unísono del intoxicado con LSD, y miraba a Dios cara a cara con el del peyote. Y aquel tentalear en el muro, y el jadear, y el súbito desplomarse del pálido aquel, y el desnudarse de la que monologa como entre sueños, y el convocar, hato de alucinados, a junta de sombras, de fantasmones, de engendros de mentes descoyuntadas. Me acuerdo:

La anciana que de muro a muro deambula sin parar, salmodiando una sola voz: «¡Mamá, mamá!» El alto, flaco, que azota los muros, los rasca: «¡Campo militar!» Y el rollizo aquel que de pronto aparece con una foto en la mano, y la mira, y se arrodilla, se culimpina: «¡Mi niño, criatura, quién dice que te moriste, mi niño..!» Y los llantos sin lágrimas, los jadeos, los soterrados quejumbres, las imprecaciones, la bronca agresividad: «¡Mujer, Enedina, que a ti y a tu amante, que a los dos he de encontrar algún día.!»

Y así el que implora la vida, y el que suplica la muerte, y el que solloza sin voz, y el que, como brama, besuquea y lame el muro, repitiendo un nombre de varón, y esa, la de mezclilla, que invoca ala dueña de sus amores, y esa que, de rodillas, pronuncia un nombre, y se acalambra: «¡María, vuelve, María..!» La que se tiende y muerde el colchón: «¡Me voy a morir, opérenme, sáquenme el mal, me muero, me voy a morir..!» Frases que en la madrugada de terapia intensiva se engrifan de humano sentido. Los médicos, mientras tanto, tomando nota. Yo, sumido en el rincón, escarmentando en angustia ajena: «Que tú y yo nunca. Nunca entrar en conflicto contigo, mujer…»

Uno de aquellos me impactó en lo vivo, y fue el muchachejo -tan joven apenas y ya quebrado a penas- que al hervor de la droga se encaró al Cristo y le aprontó los brazos: «¡Sáquenme su sangre, bórrenme su apellido!» Lo vi arrodillarse, culimpinarse, rechinar los dientes, azotarse en el muro con puños y rostro: «¡Este veneno, su sangre!» Remolía las palabras, y a azotarse en el muro. Me estremecí. Intenté calmarlo. Uno de los doctores, al oído: «Déjelo que vomite el asco, o acabará suicidándose». Y el poder de la sugestión, mis valedores, y la debilidad emocional de uno que mal domina sus emociones:

Porque entonces, de súbito, ¿cómo, por qué? Aquel infeliz se irguió, pegó un gemido, cayó de rodillas frente al Cristo sufridor, y moqueando y lloriqueando estrujaba en las manos la foto, mirábala, la examinaba, alzaba su rostro al cielo -al techo del salón-, y los roncos clamores, con quebrada voz: «¡Jesucristo, Primogénito de los muertos! ¿Lo vas a permitir?» Y tornaba a examinar la foto, y la estrujaba, y abriendo los brazos de par en par clamaba al cielo: «¡Cristo Jesús, por qué castigas a tus criaturas!» ¿Peyote, datura..?

Pura sugestión El humano redrojo pujaba estrujando una foto. «¿Por qué nosotros, Cristo Jesús, qué daño te hicimos? ¿Acaso los mexicanos te clavamos en la cruz?» Corrió uno de los doctores: «Cálmese, no se sugestione, valedor, usted no es paciente ni está drogado, sólo viene en plan de observador. Qué forma de hacer el ridículo». «¡Doctor, que a este nos lo van a embombillar!» «Deme eso». Y de mis manos crispadas zafó la foto y la arrojó con asco. Sí, la de un chaparrito, peloncito, de lentes. (¡Dios!)

Yo hasta aquí llego…

¿Serían gambusinos, exploradores, colonizadores, gente de azar y aventuras? A saber. Lo único cierto e que fue el suyo un final espantable: terminar sepultados en el vientre del barrizal, bajo las aguas muertas de aquel pantano sin límites. El Señor los tenga en su reino (los va a tener). El SOS encontrado en aquella botella extraviada en el matojal decía:

«Este es el fin. Mi ánimo se derrumba y doblo las manos. Durante un par de jornadas acaricié la esperanza de que me habría librado del sañudo destino que aniquiló a los demás, pero no; cuando ya creía pisar tierra maciza me veo en la pulpa del tremedal. El de Arriba me valga (me va a valer.)

Durante jornadas interminables acredité con espanto la caída sucesiva de los compañeros de ruta, y sé que es mi turno. Con minuciosas precauciones habíamos venido avanzando por ver si lográsemos localizar tierra firme y salvarnos del lodazal. Fue aquella una travesía de pánico a través de la tierra marcada por la purulencia las miasmas, la pudrición. Palmo a palmo, como a tientas avanzábamos, un pie posando donde habíase apoyado el anterior, tentaleando por dar con las partes menos blandas del terreno, que pudiesen soportar unos cuerpos que, aunque escuálidos, eran peso brutal para lo fibroso del pantano, de aquel barrizal tembloroso que chacualeaba a la agitación de algunos lomos loderos: culebras y demás bicharajos que habitan el tremedal. Con espanto contemplaba la muerte en redor, y era tanto el desaliento que llegué a envidiar al reptil de las miasmas que regüeldan burbujas de venenosos fermentos, materias orgánicas en descomposición,. El reptil, en las dichas miasmas, su elemento: el aguadal…

Llega la noche y las cosas se engrifan de brillos fosforecentes; regurgita el barro, caldoso retiembla címbrase en soterrados sacudimientos en redor de las raíces de unos arbolillos fantasmales, leprosas ánimas de esta tierra purulentosa Luego despunta el día ya pizarroso o ya violetamente soleado, siempre pestilente a descomposición, y entonces a tientas comienza a avanzar el malaventurado, con el ánima en el gañote y el aliento alivianándose al pisar, al dar el paso adelante, al resbalar. Al resbalar a lo pútrido, Dios…

Porque he visto enterrarse en el lodo, uno a uno, a los otros. Uno a uno, de súbito el infeliz cayó deslizándose tierra abajo como en oscura vaselina y con un súbito clamor lo miramos desaparecer, brazo en alto de erizados dedos, ojos brotándose o párpados remachados. El Señor (los tenga en su seno los va a tener). Los que quedábamos, mientras tanto, nos santiguamos al contemplar, como hipnotizados que tras de succionarlos, el barro viscoso volvía a la calma a su regurgitar en el proceso de volver limo al desdichado. Así hasta que, solo y mi alma, retacado de espanto y de soledad, me santigüé al desaparecer el penúltimo de los desgraciados. El último, yo. Pero un día..

Recuerdo que me vi en lo que creí tierra firme; que me erguí entonces, respiré a cabalidad, di entrada a la nueva esperanza En derredor se desenvolvía una tierra maciza de árboles, aves, lomeríos. Erguido eché a andar, y sonreía desgraciado de mí. ¿Tierra firme? �ste es mi fin. Me rindo, porque mis últimas fuerzas se han desmoronado. Luchar es inútil Creí haber salvado el pantano y arañado tierra firme, pero todo fue falsa fachada y esperanza fallida Bajo la apariencia de tierra sólida todo es pudrición. ¡SOS!

En fin. Yo me rindo, no puedo más. Abandono el esfuerzo y decido entregarme al arropo ventral de las miasmas, fementida prolongación de un pantano que yo crucé indemne durante años, pero no. El lodazal, para los de mi oficio, no tiene límites. Es tentación que no cesa Hoy perdí los arrestos postreros, digo, y ante el espectáculo de los otros, que así retozan en el barrizal, agacho la testa y marco unas señas telefónicas:

– Señor, que lo he decidido: yo también, como su corte de intelectuales orgánicos, deseo hozar en el barrizal, que es decir en la nómina Me acojo a la advocación de rastreros como el poeta Díaz Mirón, que así le cantaba a Huerta el Chacal, asesino de Madero, Pino Suárez y el Congreso Constituyente:

«El Sr. General Victoriano Huerta hizo todo por salvar a la patria gravemente comprometida, y creyó conseguido su objeto con la aceptación de las renuncias de los Sres. Francisco I. Madero y José María Pino Suárez (…) Pero la conducta de la Cámara de Diputados era la insania y de sedición. Cínica empezó una labor contra el Ejecutivo, sañuda y tenaz, intolerable; se convirtió en foco de subversión: no obraba sino por estímulos de rabiosa demencia y así el Sr. Gral. Huerta se hallaba en la incapacidad de cumplir con el acto y noble deber de volver al país a la paz, al orden, a la civilización».

Sí ayer Díaz Mirón a Huerta y hoy los Krauze, Aguilar Camín y Cía al IFE y al TRIFE, qué es decir a usted, ¿por qué no caer yo también en el pantano de aguas negras, señor Felipe Calderón?» (Vale)

La araña del basural

Mosca y araña son el obrero y su explotador, según la anterior fabulilla Pero, mis valedores, de no creerse, que entre las moscas algunas se tornan arañas: los dirigentes sindicales, los del comercio ambulante y, lo inaudito, que el basurero produzca arañas multimillonarias como el líder priista Cuauhtémoc Gutiérrez. Y a propósito: alguna revista encargó hace meses un reportaje sobre los «pepenadores» a Mayahuel Mojarro (ella tan hermosa que en ratos pienso que lo hace a propósito). Con vagorosas razones le fue rechazado. Aquí el reportaje, cuyo texto se somete al juicio de ustedes:

«Fue aquel un súbito encontronazo con el universo de los desechos que arroja (lo más lejos posible) una ciudad consumista, descomunal. Las pupilas de la Intrusa (yo) se desperdigaron por las vivas entrañas de aquella geografía inhóspita, y con todos los sentidos absorbía pelos y señales del basurero: tufos, agrios olores, el zumbar de los nubarrones de moscas, el revuelo de unos zopilotes que se refocilaban con los desperdicios…

– Zopilotes todos nosotros, que manejamos la basura de una ciudad que no pudiera sobrevivir con su porquería. Esta es su casa, señorita ¿Qué es lo que dice que vino a preguntarnos?

Ella llevaba todo un formulario de preguntas que se proponía plantear a algunos de los personajes del basural: formas de vida y de labor, datos, cifras, en fin. Abrumada por una realidad que no había imaginado, se acercó al que se identificó con los zopilotes: «Usted es el líder del gremio, ¿no es cierto?»

– Ningún líder. Sí, se me estima, me obedecen, pero aquí el único líder es este mundo, mire: el de los desechos, de los desperdicios, de lo que se ha echado a perder, y con el que nosotros ganamos.

– ¿Se vive de la basura..?

– Se sobrevive, y mal, todo el santo día rascándole aquí, espulgándole allá, reciclando, clasificando. Mire en derredor. ¿Qué ve?

Todo un mundo de desperdicios, desde latas vacías hasta paquetes de algo indefinido, pasando por el cacharro desportillado, la ropa hecha garras, el peltre enlamado, el óxido, la descomposición.

– Y en este mar de desechos, ¿ningún objeto de valor?

– ¿Sabe qué es lo que hemos encontrado dentro de la basura? Más basura Bultos, paquetes, todo vacío, menos algún pañal desechable.

– Pero algo de valor. Una joya un reloj, algo.

– Antes sí, pero ahora nada ¿Sabe que algún suertudo llegó a encontrar que el anillo de oro, que los cubiertos de plata? Ahora, crisis nada más…

Semioculta en el zanjón basuriento una mujerona chamaco a la espalda, espulga el tapiz de desechos. ‘Yo en esta basura sí me encontré alguito más o menos valioso: aquí a mi marido. Me lo reciclé y lo hago servir, ¿no, tú…?»

El hedor, insoportable; el paisaje, desolador. Allá, muy arriba un cielo mortecino como espejo del basural, espejo fiel del cielo. En los cerros de basura, las evidencias del consumismo. Montones de desperdicios: moños verdes y rojos, árboles navideños esferas trizadas, santacloses que sonríen, o sueltan la carcajada como burlándose. ¿Algún paisano de Cd. Neza habrá visto en su vida una nevada un reno..?

El pepenador levanta las cajas de cartón ya sin regalo, la mujerona recoge envases de Coca-Cola y cajetillas de Marlboro. Más allá, el cónclave de los zopilotes, y a modo de telón de fondo, el edificio de la penal. Oscuro, lóbrego, siniestro, con sólo ese rayo de sol que cayó preso entre los delincuentes y los pobretes sin más amparo que el de su Santa Muerte. Detrás de unas rendijas que ahí adquieren categoría de «ventanas», los «internos», eufemismo puro, dejan vagar una mirada ciega de envidia por la libertad de unos pepenadores presos de su propia indigencia

La visitante quisiera preguntar. Las interrogantes se acumulan en la mente, ¿pero cómo concretarlas? ¿Cómo, frente a la realidad que le arde en las pupilas? ¿Qué preguntar que supere la realidad tatuada en la piel pringosa de aquellas manos pepenadoras? ¿Convocar a la nata de cuervos humanos que planea rascando el pellejo y las tripas del basural? ¿Indagar qué fue lo que el chamaco (o su madre) encontró en la basura que ahora lo chupetea lo mastica minuciosamente? La visitante inicia la retirada Se alejó o creyó alejarse del sub-mundo oxidado y pestífero, pero no, que en sus sentidos se llevaba tufos, sonidos, paisajes, un persistente zumbar de moscardones, un sabor de bilis y la visión del minucioso espulgar de manos como tarántulas en pellejos y tripas del basural. La visitante alcanzó las vías del tren, cruzó el paraje, y ya lograba el refugio del vehículo que la tornara al mundo, cuando observó su atuendo y recordó que antes de bajar al infra-mundo la tela conservaba su color Uniforme, sin estos churretes y lamparones. Aceleró».

¡Moscas son todas ustedes..!

Tal afirma el folleto de corte socialista que de forma clandestina circuló entre los obreros alemanes allá por fines del XIX, donde las arañas son los explotadores del trabajador. Hoy, cuando casi 15 millones de moscas acaban de votar por el continuismo de esa araña depredadora que es el modelo neoliberal, juzguen ustedes la actualidad de la alegoría «Arañas y moscas».

‘La araña se alimentará de la mosca mientras ésta no quede seca, mientras haya en ella una gota de sangre. Mientras encuentre una gota de jugo en el cuerpo o en el cadáver de su víctima, no le quita el ojo. Aspira la vida de su víctima, absorbe su fuerza, bebe su sangre, y sólo la deja en paz cuando ya no puede quitarle nada. El insecto tarda en morir…

La mosca, muerta, seca, es arrojada de la red, y todo ha terminado. Esa mosca a la que chupan, exprimen todo su jugo y matan, ¡son ustedes! Ustedes todos, trabajadores de la ciudad y del campo; ustedes, todos ustedes, son, pueblos esclavizados; ustedes, trabajadores del cerebro; ustedes, obreros industriales; ustedes, jóvenes y mujeres oprimidas, a quienes se escamotea sus derechos; ustedes, infelices victimas de la explotación, a quienes se arroja al arroyo cuando ya no se puede sacar más de sus venas; ustedes, que dan al país toda su producción y son su corazón, su inteligencia y su fuerza viva; ustedes, a quienes se ha otorgado tan sólo el derecho de perecer dócil y sumisamente de miseria en sus miserables rincones, mientras que con su sangre, con su sudor, con su trabajo, con sus pensamientos y sus vidas crian y nutren a sus señores y opresores, las repugnantes Arañas son los ricos, los explotadores, los especuladores, los capitalistas, el alto clero, zánganos de toda laya a quienes beneficia la arbitrariedad que nos hace sufrir; los capitostes, que adoptan leyes inicuas que nos aplastan, los tiranos que nos convierten en sus esclavos. Arañas son todos los que viven a costa nuestra, a cuenta del pueblo, los que nos pisotean, los que permanecen indiferentes ante los achaques que podamos sufrir…

Mosca es el obrero, obligado a someterse a todas las ordenanzas draconianas que se les ocurren a los patronos porque el desventurado no tiene medios y debe ganarse su pan y el de su familia Araña es el gran fabricante, que roba a sus obreros y tiene la vergüenza, mejor dicho, les hace el favor de darles bondadosamente la miserable paga…

Mosca es el minero que sacrifica su vida en el viciado ambiente de la mina para sacar de las entrañas de la tierra tesoros . de los que no le es dado gozar; araña es el señor, el gran accionista, copropietario de la empresa, cuyas acciones suben de precio en el doble o triple, y todavía está descontento, ya que desea embolsarse dividendos más altos; araña es quien roba al obrero, quien le quita lo obtenido con su trabajo y, si los obreros se atreven a pedir el menor aumento de salario, recurre inmediatamente a la fuerza pública. Y aun llega a ametrallar a los amotinados…

Mosca es el niño que desde su temprana infancia se ve obligado a trabajar penosamente en la fábrica, en el taller, en el hogar paterno, para ayudar a los padres a ganarse el pan. Mosca eres tú, trabajador, que cultivas la tierra para el terrateniente, que siembras un grano que no has de comer, que produces frutos de los que no has de gozar. Arañas son los grandes propietarios agrarios, que obligan a trabajar sin descanso ni plazos a los pobres medieros, criados y jornaleros.

Fijémonos mejor en la lucha que despliegan en nuestros tiempos las moscas contra las arañas; analicemos las condiciones en que se desarrolla, estudiemos nosotros, las moscas, la estructura de las redes que de nuevo tienden contra nosotros nuestros enemigos, procuremos adivinar sus ardides y, sobre todo, unámonos y organicémonos, pues cada uno por separado somos demasiado débiles para romper las telarañas a nuestro enemigo histórico.

¡Ay, moscas, moscas, si quisierais! ¡Si quisiérais, seríais invencibles! Cierto que las arañas son todavía muy fuertes, pero son pocas; cierto que vosotras, moscas, no tenéis ni peso ni influencia, pero vuestro número es infinito; sois la vida, y si quisierais, todo el mundo serla vuestro. Si os unierais y organizárais, de un solo aletazo romperíais todos los hilos, destruiríais lorias las redes que ahora os envuelven y en las que os debatís y perecéis de hambre. Si quisiérais, unidos y organizados, la miseria y la esclavitud desaparecerían para siempre. ¡Aprended, pues, a querer! ¡Unidad y organización..!»

Ahí el antídoto contra las arañas, anunciaba el socialista. Por fortuna vivimos en plena «democracia», y en ella la mayoría, que son las moscas, impone su ley sobre la minoría, que son las arañas. Sí, sólo que esa minoría manipula a las moscas hasta su límite demencial de que el número de 15 millones votan por las arañas. (Dios.)

Arañas y moscas

Anoche mismo, platicando con mi padre, él me decía: «No me ‘almiro’ de las arañas, mi hijo. Me ‘almiro’ de las moscas, sus víctimas». ‘Tiene usted razón, le dije. Mire que votar por las arañas casi 15 millones de moscas». «No me refiero al proceso electoral, mi hijo. La salvación de las moscas no reside sólo en el voto. No únicamente en él». «¿Las armas, padre?». «¿Armas contra unas arañas que usufructúan el uso de la violencia legal? No, mi hijo: organización ciudadana, la única con la que las moscas tomarán el poder. No enjambres, no multitudes, no muchedumbres. Comités autogestionarios de base, mi hijo. Ahí el poder de las moscas». Hable a su gente de moscas y arañas, mi hijo». (Ã?l, mi padre, que murió hace años…)

Arañas y moscas
, mis valedores, tal es el título del folleto publicado hace más de un siglo por un cierto político socialista alemán. ¿Utopía? Tal vez, porque el escritor apelaba a unión y organización de los trabajadores, algo casi imposible, porque ellos se niegan a abandonar la etapa de la adolescencia Reniegan, sí, y organizan muchedumbres estridentes, pero más allá del estrépito se niegan a realizar la verdadera acción. ¿Utopía de un visionario? Sí, por supuesto, que al final del escrito daba a las masas la solución para dejar de ser explotadas por el patrón: «¡�nanse y organícense!»

¿Las moscas? ¿Unirse y organizarse unas masas adolescentes que se niegan a madurar, y entregan su libertad a papá gobierno, a papá dirigente, a papá mesías, a papá clérigo? Hoy, con la amenaza del continuismo neoliberal sobre la cabeza del país, aquí el folleto del socialista, muy a propósito como para leer entre líneas y extraerle la moraleja. Su actualidad, júzguenla

«Todos ustedes conocen ese insecto de vientre redondo y cuerpo peludo y pegajoso que tiende en rincones oscuros, lo más lejos posible de la luz del día, sus mortíferas redes, en las que encuentra la muerte la pobre mosca imprudente que cae en ellas. Es un feo monstruo de ojos redondos, que se diría de vidrio, y patas largas, torcidas hacia fuera, perfectamente adaptadas para apresar y estrangular a su víctima Ese monstruo es la araña

Fíjense con qué tranquilidad acecha inmóvil en su rincón la presa, cuando ésta se aproxima a sus dominios, y con qué diabólica destreza tiende su mortífera red, que ha de cazar y envolver despiadadamente a la débil mosca El repugnante animal gasta mucho, a menudo muchísimo tiempo, en perfeccionar su red para que en ningún caso pueda escapar el botín.

Primero tiende un hilo, luego dos, tres, cada vez más. Tiende hilos transversales y une estos con otros para que la víctima sacudida por las convulsiones de la agonía, no pueda romper la red. Por fin ésta queda terminada La trampa está tendida y evitarla es casi imposible. Entonces la araña se retira a su guarida y espera a que la imprudente mosca, empujada por el hambre, se acerque en busca de alimento. No tiene que esperar mucho, que la mosca llega pronto. Buscando comida, la pobrecita se agita en todas direcciones, tropieza de pronto con la red tendida se enreda en ella, asustada y pugna por salvarse, pero está perdida

En cuanto ve que su víctima ha caído en la trampa, la araña sale de su escondite y con mirada sanguinaria y prestas las patas, se acerca lentamente a su presa No necesita apresurarse. La repugnante criatura sabe que el desgraciado insecto que ha caído en su red no tiene escapatoria La araña se va acercando, mide a su víctima con la mirada de sus saltones ojos verde mate; esa mirada priva de la razón a la mosca Rendida, tiembla de espanto; ve el peligro que la amenaza trata de soltarse de los hilos que la traban, procura escapar, salvarse, y agota sus últimas fuerzas en esos instantes vanos, desesperados.

¡Todas las tentativas, todos los esfuerzos son inútiles..!

La red la envuelve más y más apretadamente, y la araña está cada vez más cerca A cada movimiento de la mosca que pugna por escapar de la red, en cuyos finos y pérfidos hilos se ha enredado, la envuelven nuevos y nuevos hilos, nuevos y nuevos lazos. A fin de cuentas, jadeante, exhausta, sin fuerzas para seguir resistiendo, se ve a merced de su enemiga, de su espantosa vencedora, la araña

El repugnante monstruo tiende hacia ella sus peludas patas, la apresa y la estrangula Luego se pone a chupar la sangre del trémulo cuerpo de su víctima una vez, dos, tres, cuando y cuanto quiere, en relación a su apetito…

Saciada por cierto tiempo su sed de sangre, la araña deja a su víctima sin haberla acabado de matar. Luego regresará y de nuevo le chupa la sangre, una y otra vez, hasta que la desventurada mosca no queda destruida por completo, mientras haya en su cuerpo una gota de sangre, de jugo, de sudor. Y a menudo pasa mucho tiempo antes de que el pobre insecto muera, y entonces…» (Eso, mañana)

No despierten al México bronco

Mis valedores: anteayer dije a ustedes que para apreciar cabalmente vocablos tales como violencia, economía, y democracia, necesitan un apellido, o se nos tornan trampas verbales. «La economía va muy bien», dice el presidente Fox. ¿Cuál economía va bien? ¿La macro-economía, que beneficia a los grandes capitales, o la micro-economía, que se refleja en el nivel de vida de las mayorías? Democracia, ¿cuál? ¿La socialista, la liberal, la capitalista, con sus tantas versiones en los países de su área de influencia? ¿Cuál nos miente Fox y todo el Sistema, me refiero a la democracia? ¿La democracia electoral, que por el desnivel de fuerzas que concurren en el proceso (de este lado de Fox, los empresarios, el clero católico, el Instituto Federal Electoral, la industria del periodismo, etc., no puede llamarse electoral, sino electorera? La de quienes tienen tomado el Paseo de la Reforma, ¿es violencia? Sí, pero violencia-efecto de la violencia-causa que previamente generó el Sistema Por cuanto a la televisión, parte fundamental del susodicho Sistema…

Pienso ahora en el Canal 13, donde yo laboré, y digo, nostálgico: quién te mira y quién te vio. Yo lo conocí todavía estatal y aún no contaminado de sífilis: talk-shows, noticiarios, academias y patis chapoy. Por aquel tiempo le conocí foros, cabinas, bodegas; le vi de frente todas sus cámaras, y con todas sus cámaras me vio la cara en aquellos programas que inventaron a Jorge Saldaña: Sopa de letras, concursos estudiantiles y tantos más. De mi capacidad y la índole de mi periodismo en TV recibí un solo reconocimiento, pero contundente: estoy fuera de la televisión. Mis valedores: porque adviertan la distancia que media entre un Canal 13 que fue de todos nosotros y uno que terminó siendo únicamente de los dos Salinas, Ricardo y Carlos, como sañudo instrumento de condicionamiento de masas aturdida y boquiabiertas, transcribo aquí lo que quepa del documento que las autoridades del Canal 13 estatal hicieron pública allá por febrero de 1979. Dice:

«La televisión estatal no debe ser un instrumento para fomentar el consumo indiscriminado o para vulgarizar los patrones culturales nacionales, ni para ofrecer una visión simplista y deformada de los problemas de México y sus soluciones. Sus objetivos evitan que se caiga en una visión puramente competitiva con la televisión comercial, ya sea a través de medidas como los ratings (sic) o de las utilidades que que se puedan obtener a través de la venta de tiempo de transmisiones». En esencia, sus fines: 1)- La difusión pública, o sea la necesidad y la obligación gubernamental de dar a conocer informaciones sobre la sociedad y sobre la propia gestión del gobierno. 2)-La utilización del medio masivo que es la televisión para propósitos de difusión de cultura y recreación popular. 3)- La utilización de la TV para influir en los hábitos sociales, en las formas concretas de comportamiento, de manera tal que la TV estatal no sea un instrumento más de fomento al consumo indiscriminado o a la vulgarización de nuestros patrones culturales, o a la visión simplista y deformadora de nuestros problemas y de sus soluciones. (Qué bien.)

En lugar de esto la televisión estatal puede actuar como un vocero explícito de la sociedad entera, que se expresa a través de su más legítimo representante: el Gobierno de la República, que utiliza este medio para convertirse en guía que trata de inducir el paso de lo trivial a lo profundo y de estimular el análisis activo, la participación popular consciente, en vez de condicionar y aprovechar mercantilmente la respuesta pasiva. Esto no como un mecanismo de simple propaganda gubernamental, que no funcionaría por la previsible reacción de desinterés del público televidente.

Difundir cultura popular sin caer en el extremo de una programación que sólo interesara a reducidos grupos intelectuales, ni en el otro, de producir lo que venda en forma más fácil, aunque ello implique una programación vulgar e insulsa, o una manipulación de los sentimientos de los espectadores.

Y que su costo no debe computarse como una «pérdida» para el canal y un «subsidio» en que el estado incurre para compensar esa pérdida. «Se trata del costo que el estado legítimamente cubre para atender parte de sus funciones, y por el lado del canal, las cantidades que por este concepto reciba no son por tanto partidas para compensar pérdidas, sino el simple ejercicio de la cobertura de un costo, que desde luego estará sujeto a los controles correspondientes para su correcta y precisa aplicación. Como la programación prevista permite que buena parte de ella se comercialice dentro de las políticas que el Consejo de Administración dicte al respecto, el Canal 13 no dependerá de recursos fiscales solamente, sino que podrá hacer una efectiva contribución a sus automantenimiento». Mis valedores…

Ese era, ese fue el Canal 13 que yo conocí, Canal del estado. Ya después entrarian los Salinas, Marta, su marido…(¡Agh!)

No me ech-inglés…

El Infante Don Juan Manuel, mis valedores, y El libro del Conde Lucanor, éste con 651 años de publicado por su autor, nacido hace 724 años. Y qué modelo de galanura, qué expresividad emotiva, hondo conocimiento del alma humana y tremenda actualidad encierran estos «ejemplos», que recopilan viejas leyendas y las recrean, y son deleite de los que aquilatan las joyas literarias que produjo el Medievo. De los relatos que al Conde Lucanor le cuenta Patronio, su sagaz escudero, va aquí uno de ellos, no en su español antañón, sino en una versión llana para facilitar su lectura. De la actualidad del «ejemplo», juzguen ustedes. Habla Patronio:

– Escucha, señor, lo que le sucedió una vez a cierta raposa que se vivía depredando los gallineros del caserío. Corral que se descuidaba, corral que recibía la visita nocturna del dañero animal, el cual brincaba las trancas y a llenar a tripa con las mejores gallinas. Otro día, los lamentos del perjudicado:

– Vecinos, una desgracia. La condenada zorra se metió a mi gallinero y si vieran el reguero de plumas. La búlica, tan ponedora…

Ahí los lamentos: «No, ¿y luego yo? ¿El maldito animal no se tragó mis mejores gallinas? La vareada, la jolina y la criolla, una prieta poco productiva, pero ah, qué tragona de gallo. El perro que me agencié resultó peor: tengo que mantenerlo, y a la hora de la verdad se hace el dormido». La mujerona del chal: «No les doy pésame. Lo que es a mí, me fue mucho peor con la zorra: mi gallina legorn, imagínese, ella tan ponedora y que apenas requería de gallo. Y aquellos huevotes, estoy hablando de los que me dejaba en el nidal». Y así, quien más, quien menos, todos los payos. Y qué hacer.

Pero ocurrió que en aquella ocasión, engolosinada con su festín de gallinas, a la raposa se le fue la noche, que cuando menos acordó ya la madrugada tornábase claridad, y ya en la calle cercana se advertían la vida y la actividad, y más allá de las bardas se percibían pasos, toses, retazos de diálogo. Macabro, pensó el predador. Para llegar al bosque, donde está mi guarida, tengo por fuerza que recalar en la calle, y ya está llena de gente. Qué carambas hacer (Mi valedores: ¿van ustedes tomando nota?)

La raposa devanábase los sesos, con los esos arrugados de temor, y agazapada en un rincón del corral discurría la forma de salir del problema: cómo abandonar el gallinero sin ser vista por los payos. Su vida toda, su propia existencia estaba en riesgo inminente, y qué hacer.

¿Qué hacer? ¿Qué problema rebasa el ingenio de una raposa? Ahí creó la estrategia salvadora, y a ponerla en práctica La maniobra era riesgosa, pero se trataba de salvar la cuera, ni más ni menos, y fue así como escurriéndose por una rendija de la puerta se arrastró hasta la vía pública y se fingió cadáver. Muertecita a mitad de la calle permanecía inmóvil, respirando apenas. Obre Dios -el dios de las zorras.

Y sí: sucedió, mis valedores, que el animalejo se vio rodeado de payos. «¿Ya vieron? La plaga de nuestros corrales pasó a mejor vida». La susodicha plaga, fingiéndose muerta, respiraba apenas. A penas… «A propósito, dijo uno de los del corro de curiosos: «¿sabían ustedes que los pelos de su lomo son medicina excelente para el mal del hígado?» Ah pues a cortarle los pelos del lomo. La raposa contenía el resuello, cuando otro de los mirones: ‘Tara el dolor del bazo nada mejor que las uñas de ese animal». Y a cortarle las uñas. La zorra, lo que es el instinto de conservación, inmóvil, dejándose hacer.

– No hay que perder la oportunidad, ora que el animal está muerto. Un cacho de oreja, en sancocho, y las dolencias de muela, anda vete.

Y a cortarle un pedazo de oreja La raposa inmóvil, soportaba la dolencia y se dejaba hacer, y así fue como quedó trasquilada sin uñas, sin uno de sus premolares. Y ocurrió que en llegando aquél: «¿Sabían que nada hay mejor para que el hombre se mantenga sano, robusto, y con ímpetus de toro padre, que hervir el corazón de un raposa y tomarse cucharitas del cocimiento? No sabe fallar. Alguien que me facilite un chaveta».
¿Que qué? ¡Esa no, porque me hiere! ¡No el corazón! Y que la raposa pega tremendo salto y a carretera tendida se interna en el bosque y en su guardia se encueva Todo lo que quieran, pero no el corazón.

– ¿Entendisteis, señor Conde Lucanor? -dijo Patronio- Ya en sitio seguro, la raposa observaba burlona a los payos, y así discurría «Todo les soporto, chiquillas y chiquillos. Les tolero plantones y marchas, pancartas y gritos vituperosos. Vaya hasta les permito abrir 12 mil paquetes electorales. ¿Pero recuento voto por voto, y que arrebaten la silla a Calderón? ¿Voto por voto? ¿Tengo vocación de suicida? ¿Voto por voto? No me-che-inglés». La raposa siguió vivita y dañando. Señor Conde, ¿entendisteis la moraleja? ¿No? (Lástima)