Redrojo histórico

Esta vez, mis valedores, el cascajo histórico. Esta vez la basura olvidada en el desván de la Historia, vale decir: hoy, el lechero aquel que a semejanza de Zeus a su padre Saturno y éste a Urano, su padre, destronó y destruyó a Lombardo Toledano, su progenitor. No al modo mítico de cortarle los genitales, que Lombardo mostró, con sus hechos, no poseer, sino derribándolo del pedestal obrero para encaramarse él como líder perpetuo de la difunta (o casi) Confederación de Trabajadores de México, qué país. Esta vez, con el pretexto del ritual que a lo patético y con la derrota del gigante obrero se dramatizó ayer, recuerdo cuando el recién muerto Fidel era «eternizado» en bronces que hoy se oxidan de incuria, abandono, olvido definitivo. En una de esas, ante la nueva estatua del líder, las variopintas expresiones:

El político muy a la vieja escuela del Revolucionario Ins., que con el frustrado Madrazo a López Obrador ya sentía el aroma de Los Pinos (¿la pestilencia? Vamos, México.): -«Regia ubicación para revivir la esforzada tradición del acarreo de rancheros y cetemistas. Ya imagino mi foto con el monigote al fondo, y en derredor las viejas, me refiero a aquellas multitudes que, delirantes y matraqueras, se congregaban a la advocación de procampos y pronasoles, qué tiempos. Pero un Madrazo a tiempo y volvemos…»
El escultor.- «Ahora, a esperar más pedidos de políticos lambiscones. Que écheme una de presidente con Coca-Cola, que fórjese una pedestre para nuestro señor gobernador, al que siempre agarran pedestre, y que ahora un par de bustos para los berriondos ediles del municipio. Y yo, a sacar la tripa gorda…»
El de los arreglos florales.- «Ahora sí, a vender hartas coronas fúnebres para los consabidos mitotes políticos del Revolucionario Ins…»
El historiador.- «Podrían haberme consultado, caracso. Una cosa es el barroco tropical y otra, muy otra, la verdad histórica. Con legajos les demuestro que una estatua de Fidel tiene que ir en una postura de las de acá, miren, como culimpinándose ante el…en fin».
El critico de arte: – «Me van a oír, y seré implacable. Claro que me van a oír. Semejante atentado contra la estética no puede quedar impune. Qué es eso de mezclar lambisconería con churrigueresco y barroco tardío…»
El grabador de la placa al pie.- «¿La metí, no la metí, me refiero a la pata? Velazquez, digo, con cuál ve va: si con ve de vaca o con be de burro. Yo, para ir a lo seguro, se lo dejo con be de güey. Total…»
El sindico municipal.- «Gastos son gastos. Se habrá de crear un impuesto especial por concepto de mantenimiento de estatua y yerbas adyacentes. Una especie así como que de IVA chiquito, un fobaproíto de este tamaño. Total, que los paisas están acostumbrados y ni lo van a sentir. Son tan aguantadores;..»
Un inspector.- «Mandarle hacer un letrero de este tamaño: prohibido estrictamente tirar basura y hacerse de las necesidades corpóreas. Todo ciudadano al que se sorprenda haciendo de su cuerpo será remitido…?
El jardinero.- «Y en derredor, a plantar geranios, mis amados geranios. Tibutinas, tal vez. Una yedra, dos, muchas bugambilias que se trepen por el bronce, pobrinas ellas, y logren cubrir semejante adefesio…»
El agente viajero sobándoselo a la sombra del bronce, un pie.- «Vaya, un buen punto de referencia: del armatoste, dos calles al norte. No hay pierde»
La solterona, al salir de La Purísima «Venir a media noche. Con espray rojo dibujar algo así, grandote, con todos sus pelos y señales, y al pie: Juancho Treviño, ¿sabes con quién te los pone tu Enedina? Firma: un alma caritativa».
El niflo de la patineta.- «Agarrarse de las ruedas esas a modo de anteojos, y desde allí encaramarse hasta las orejas, y ya desde arriba escupir al que va pasando. Chance y hasta una rociadilla…»
Un viejo, con su viejo bordón.- «Fresca sombra en los atardeceres. Para mis siestas, para recordar…»
El aprendiz de terrorista– «Seis de dinamita en la base. Con eso. Ya veo los titulares en todos los diarios: que fue el EPR, y que fue el EZLN, y que no, que los hermanos Cerezo…»
Un gorrioncillo de pecho amarillo.- «Ahora mismo alzo el vuelo, giro 180 grados encima, me perfilo, abro la compuerta y… ¡vamonos!, después, levantar el vuelo. Fortuna grande tener dos alas, de modo tal que no por chorrear de miércoles esa estatua de miércoles me puedan cerrar el pico, como en la tele y la radio se la cerraron al tal Valedor por un chiste contra Fidel, al que su ñora le pedía salir de la taberna y regresar a casa: «Nomás me echo este presidentito y allá voy…»
El aludido Valedor, todavía respirando por la herida.- «¿Alguno se habrá percatado de que las toneladas de bronce de Fidel, como las del tal Colosio, están huecas y sustentadas en pies de arcilla? Es México, mi país». (En fin.)

Guantánamo

Cuba para España mientras no pueda ser para Estados Unidos. Para los cubanos, nunca…

Esta vez Cuba y la amenaza del Norte, mis valedores. Las desgracias de un pueblo que a contracorriente de tantos Foxes mantiénese erguido frente al vecino imperial no comenzaron ayer ni en el siglo pasado. Ya en 1783 lo afirmaba John Adams, presidente de EU: Las islas del Caribe constituyen apéndices naturales del continente americano. Cómo resistir la convicción de que la anexión de Cuba será indispensable para la continuación de la Unión…»

Tal fue, desde el XVIII, propósito de EU, y desde entonces ha actuado para lograr sus propósitos expansionistas. En 1812, «un mapa de los Estados Unidos levantado por el Gobierno norteamericano no sólo incluía los territorios mexicanos de Texas, Nuevo Santander, Coahuila, Nuevo México y parte de Nueva Vizcaya y Sonora, sino también la isla de Cuba, como parte natural de la República». Cuba y el vecino rapaz:
1803. EU arrebató a Francia el territorio de Lousiana. En 1819, ya se había apoderado de Oregon y la Florida. Texas lo ocupó en 1836, y dos años más tarde lo cercena de nuestro país para anexarlo a su territorio. Después nos serían desgajados California y Nuevo México. El total de las tierras hurtadas por EU a sus vecinos triplicó la extensión original de su territorio. Fue semejante rapacidad la que llevó a José Martí
nuestro genio de la América mestiza, a advertir a los gobiernos al sur del Bravo:

Esos republicanos de cartón alegan la fuerza y el tamaño como derecho divino nuevo, y destino manifiesto e imperio natural e irresistible que les autorice a salir de bandidos por el mundo embolsándose pueblos como se embolsaban castillos los condes feudales…

Y la política de la «fruta madura», proclamada por el presidente John Quincy Adams: «Estas islas por su posición local son apéndices naturales del Continente Norteamericano (…) Cuba ha venido a ser, por una multitud de razones, de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión (…) Una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, Cuba es incapaz de sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana, a la cual le será imposible dejar de admitirla en su seno…»

En 1898, la flota de guerra de EU bloquea la Isla y a lo sorpresivo invade Santiago de Cuba y se apodera de la bahía de Guantánamo. Recordando el episodio, comentaría años más tarde Manuel Sanguily: «Dije entonces: ¡Los invasores ya han visto Guantánamo: jamás renunciarán a su posesión! ¡Y la bahía de Guantánamo, señores senadores, ya es de los Estados Unidos…!»

Sí, que en la nefasta (para Cuba) Enmienda Platt lo asentó el invasor: «para poner en condiciones a Estados Unidos de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a los Estados Unidos las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el Presidente de los Estados Unidos…» Carboneras, dijo.

Guantánamo y la protesta popular. Cierta noche de marzo de 1901, en La Habana, 30 mil manifestantes se echaron a la calle. Antorchas, banderas, estandartes, proclamas: «¡Nada de carboneras! ¡Nada de mutilar el territorio nacional! ¡Viva Cuba libre, nada de carboneras!» Y la respuesta de Platt, el autor de la Enmienda: «0 aceptan todos y cada uno de sus artículos, o de inmediato y hasta que los acepten ocupamos la Isla…»
El analista Tosté Ballart: «La base naval norteamericana en la bahía de Guantánamo, hija de la Enmienda Platt, ha desempeñado un importante papel en la política agresiva imperialista: su estratégica posición geográfica facilita la rápida movilización táctica de tropas intervencionistas hasta diferentes puntos de las Antillas y Centroamérica, como en la invasión de Santo Domingo, en 1965, para aplastar el levantamiento constitucionalista. Parte de las tropas de EU movilizadas para dicha operación procedían de la base de Guantánamo».

Cuba ayer, hoy, siempre. La nota fechada en Estrasburgo, Francia, el pasado miércoles: «El Consejo de Europa dijo ayer que EU emplea la tortura en el centro de detenciones de presuntos terroristas eñ la base naval de Guantánamo. Las circunstancias que rodean las detenciones de EU en Guantánamo no respetan la ley en aspectos como la tortura y el trato cruel, inhumano o degradante de los 520 detenidos procedentes de más de 40 países…

La historia, mis valedores: la historia no es eso que enseñan los libros de Historia. La historia es una gigantesca zopilotera y un gran hedor que despiden todos los Bush que esa historia ha abortado. México, Cuba, Irak. (Dios…)

¡Que viva Fox…!

Las pesadillas, mis valedores. Que una de aquéllas, les contaba ayer, atacó a cierto vendedor de aguas negras metido a presidente de El Cuarto Reich, país imaginario. Que en su pesadilla se veía odiado, despreciado por todos. Que el Ángel de lo sobrenatural se le apareció en sueños, y así le decía: «Ya sólo te aplauden ciertos periodistas de pluma vendida, pero ellos, en su momento, fueron capaces de aplaudir al mismísimo carnicero Díaz Hordas»

¡Díaz Hordas! ¡Claro, sí, por supuesto! Y al conjuro del nombre nefando, el de la pesadilla clama, acalambrado, desde el mero cogollo de una esperanza inútil: «¡Díaz Hordas bendito, santo patrono de los malqueridos, de los despreciados, de los desahuciados de la política, ven en su auxilio…!»

Cimbrado de escalofríos, en sueños invocaba al agresor de una UNAM violada a lo tumultuario por los sardos: «¡Tú que supiste del odio y el desprecio popular, que en vida y muerte padeciste y padeces la repulsa unánime! ¡Tú que serás execrado per sécula seculorum! ?yeme, que ando en las mismas por la impunidad con que he manejado Pemexgate, Fobaproa y los Amigos de Fox! ¡Yo, el de unas promesas incumplidas que a embustes intento maquillar: El país tiene el desempleo más bajo del mundo. Este año voy a crear más de un millón de empleos!» No, y las inmundas chicarías con que no logro destruir mi otra pesadilla, la del carbón Peje. Desprecio total, aborrecimiento. ¡?yeme!»

Silencio, un aullar de bestias montaraces, y ese relámpago. En seco. Ave María. Y entonces, mis valedores, ¿lo pasan a creer? Ahí, en el intestino del bunker presidencial, el milagro. En sueños, pero el prodigio. Porque ocurrió que al conjuro, a la advocación, en la evanescente región de las pesadillas se produjo el portento: azufroso y arropado en capullo de vivas llamas, entre acezantes hocicos de lumbre, el matancero ascendió hasta el cubil del que lo ha invocado, convocado. «¿Quién osa mentar mi nombre nefando?» Tufos, tizne, pestilencias, manos chorreantes de sangre inocente. Tlatelolco. Díaz Hordas.

«Yo, sí, perito en odios multitudinarios. Yo, que tras de la carnicería viví -si aquello fue vivir- apestado, execrado, canceroso (porque al que obra mal se le pudre el secula seculorum, y si lo dudas tiéntame). Este reprobo que soy, que sigo siendo, viene en tu auxilio. Levántate y anda».

«Ah, como Lázaro. ¿Y a dónde voy, santo diablo de mi guarda?»
«A dónde ha de ser, a agasajarte con lo que te chifla casi tanto como recibir una sonrisilla de Bush: los aplausos».
«¿Pero aplausos a mí, que no sean aplausos pagados? Usted me chorea, mi señor. ¿A mí, aplausos? ¿Sabe que ya mi Estado Mayor no me permite darla al populacho, porque me la rompen? Y ella qué culpa tiene, mi pobre cara…

«Hombre de muy poca, me refiero a la fe: toma mi mano».
«Achis, achis, se resbala. ¿Se la embijó con aceite de cártamo..?»
Y sí, el prodigio: en sueños, el malquerido fue transportado por el matancero, como Fausto por Mefistófeles, a través del éter hasta alcanzar cierta cresta de la barranca sombría que se repecha entre roquedales, donde hicieron pie. «Los lugareños la nombran Barranca del eco. Es aquí donde yo, después del destazadero de Tlatelolco, venía a consolarme sólito. Pon atención».

Y fue entonces: acercándose al filo de la barranca, Díaz Hordas tomó aire y echóse a aplaudir mientras ululaba a todo vuelo de voz, aliento pestífero:
«¡Vivaaa Díazzz Hordaaasss…!»
La Barranca del eco, a querer o no, en lúgubres desgarramientos:
«¡Ia-íaz-ordaaasss, clap, clap..!» Aplausos, ecos de aplausos: «Ia-íaz… ordaaazzz, clap..!» Doloroso estertor del roquedal. El matancero:
«¿Ves qué fácil es consolarse sólito? Anda, hazte aplaudir de gratis».

Y ándenle, que animado al ejemplo del Mefistófeles de pacotilla, el de los bigotazos se arrimó a la ceja de la barranca, se soltó aplaudiendo que hagan de cuenta que tenía enfrente a Bush, y el vozarrón:

«¡Chiquillass y chiquilloss! ¡Viva el programa Oportunidades! ¡Viva el seguro popular! ¡Vamos, México! ¡Viva Foxxx..!»

Y su sonoro batir de las palmas. ¡»Vivaaa!» Se detuvo, paró oreja: nada. Tomó su segundo aire, que un segundo aire de nada le va a servir. Un nuevo intento, desconfiadón: «¡Viva la democracia! ¡Viva el imperio de la leyyy..!»

Atento al eco. Y sí, raudo, el susodicho. La peña viva, los peñascales, todo el mundo mineral le retachó en ecos su pregón. Al unísono. Y qué claridad de dicción, qué contundente respuesta al gerente general de El Cuarto Reich:

«¡Viva Foxxx..!»

Rápidos, todos los ecos: «¡Viva López Obrador! ¡Viva Lop…dor. Viva!»

Vive el tal. Mis valedores: la fabulilla encierra su muy buena moraleja, ¿no creen? ¿Pero cuál? A pensarlo, los que sepan pensar. (En fin.)

Abandonar toda esperanza

Ese mensaje , desgarrador , que topan los réprobos en el portón del Averno de Dante , lo digo a tantos de ustedes que soñaban , ahora sí , con una Iglesia fiel a su tiempo como a la palabra viva del evangelio : con la irrupción en el Vaticano del Ultra-conservador de la mano pesada , abandonar toda esperanza .
Lástima de esos alentadores conceptos que expresó Juan XXIII:

Ha llegado el momento de reconocer los signos de los tiempos , de tomar la oportunidad y de mirar lejos…!

Pues sí pero no . Aquí , expresiones de dos pontífices y un arzobispo en relación a esa que fue y que sigue siendo la nueva esperanza de los cristianos de palabras y obras: la Teología de la Liberación . En carta de 1986 , Juan Pablo II

Los pobres Brasil , que tienen en ustedes a sus pastores , los pobres de este continente son los primeros en sentir la urgente necesidad de este evangelio de la liberación radical e integral . Ocultarlo sería defraudarlos y desilusionarlos…

Hermosos estos conceptos que en 1962 expresara Juan XXIII:
«Frente a los países subdesarrollados la iglesia es , y quiere ser , la iglesia de todos y en particular la iglesia de los pobres» . Y Juan Pablo II , una vez más:

La opción o amor preferencial por los pobres es una opción o una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana , de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia.

El Sínodo de 1985 :»Después del concilio Vaticano II , la Iglesia es más consiente de su misión al servicio de los pobres , los oprimidos y marginados . Brilla en esa misión el verdadero espíritu del evangelio , Jesucristo declaró bienaventurados a los pobres , y él mismo quiso ser pobre por nosotros».

Y es que a decir de Juan PabloII , La doctrina social de la Iglesia no es una posible alternativa a otras soluciones menos contrapuestas radicalmente , sino que tiene una categoría propia .

Juan XXIII , benemérito : «Hoy más que nunca , ciertamente más que en los siglos pasados , estamos llamados a servir al hombre en cuanto tal y no sólo a los católicos : en relación a los derechos de la persona humana y no solamente a los de la Iglesia católica . No es el evangelio el que cambia : somos nosotros los que comenzamos a comprenderlo mejor…»

Y los peligros de tomar partido por los pobres en los países al sur del Bravo : una semana antes de que lo asesinaran , Oscar Arnulfo Romero , Arzobispo de San Salvador : «¡No nos callen a través de la violencia; no continúen matando a los que estamos tratando de conseguir (desde la Iglesia) que haya una distribución justa del poder y las riquezas de nuestro país . Hablo en primera persona porque esta semana recibí un aviso de que estoy en la lista de los que serán eliminados la semana que viene . Pero que quede constancia de que la voz de la justicia nadie la puede matar ya…»

El analista de la Teología de la Liberación : La Iglesia que vive en un continente marcado por masiva pobreza y la muerte temprana e injusta de tantos recogía la perspectiva del papa Juan y pedía en un hermoso texto de Medellín que » se presente cada vez más nítido en Latinoamérica el rostro de una Iglesia auténticamente pobre , misionera y pascual , desligada de todo poder temporal y audazmente comprometida en la liberación de todo el hombre y de todos los hombres «. La Iglesia de los pobres , la llamaron Juan y Pablo II

Iglesia de los pobres . Hace algún tiempo cientos de católicos se reunieron en la Catedral de su ciudad para manifestar la clase de Iglesia Católica que desean . ¿Coinciden ustedes con sus planteamiento ?¿No? Dicen:

«¿Por qué estamos aquí ? Nos hemos reunido en la Catedral , nuestra casa , movidos por un cariño grande hacia nuestra Iglesia . Porque queremos que sea el signo-hogar de la familia cristiana . Porque queremos reunirnos en familia los obreros , los estudiantes , los profesionistas , impulsados por la verdad del Evangelio y no por intereses particulares. Queremos volver a ser una Iglesia del pueblo , como en el Evangelio , viviendo su pobreza , su sencillez y sus luchas.

Por eso decimos : No a una Iglesia de estructuras de compromiso político – Sí a una Iglesia libre , servidora de los hombres , No a una Iglesia comprometida con el Poder y la riqueza – Sí a una Iglesia que , por su fe en Jesucristo y en el Hombre , se arriesgue a ser pobre – No a una Iglesia que tiene miedo de afrontar la Historia – Sí a una Iglesia valiente , que se compromete en la lucha por la auténtica liberación del pueblo.

Renunciamos a una Iglesia que hace alianzas con los poderes públicos , que consideramos inauténtica al verla divorciada del Amor, la Justicia y la Paz que predica . Buscamos un concepto de trascendencia y de fe activa que enlace al hombre con el mundo y le permita mirar sus injusticias y realizarse en él.

En eso , mis valedores , que llega quien llegó al Vaticano . (Dios…)

elvaledormx@yahoo.com.mx

Lo leí ¿pero dónde…?

¿En qué novela , quiero decir ? Pudiese ser en el pueblo inocente o en Mi caballo , mi perro y mi rifle , de Rubén Romero. Tentado estuve a bajar a mi biblioteca y localizar la fuente de episodio que leí hace 15 , 20 años , y transcribir para ustedes algunos párrafos , pero he preferido recrearlo a pura memoria , que en la recreación tendré margen para la creación personal . Fue en aquel caserío michoacano , más o menos así:

¡De súbito , la revolución ! «Yo (el protagonista) era joven , impulsivo y fanático de Madero» . Que de inmediato se puso al habla con otros de su camada , y después de vehementes discusiones decidieron tomar las armas y defender la plaza «para la revolución «. ¡Viva Madero y muera Porfirio Díaz !

Decidido . A las armas , y luego a posicionarse en sitio estratégico para aguardar a pie firme a los soldados del dictador . ¿El sitio estratégico?

-El puente. Ahí vamos a establecer nuestro campamento .

El puente , sí , que estaba a tiro de piedra de la población , y recibir cada día corundas y uchepos , la carne seca y el chocolate que les llevaría ya la madre , ya la novia o el servicial . Y allá van los eufóricos , como a un día de campo , a afortinarse . «¿A dónde , muchachos?» Uno payo , alharaquiento:

-Al puente vamos , a fornicarnos…!»

Días de campo de los «revolucionario» : comida casera , tabaco , la guitarra , la noviecilla que se atrevía hasta el nido de los aguiluchos. Pues sí pero de repente : ¿cómo llegó a desbalagarse hasta allá el militar porfirista? Al paso despreocupado de su jamelgo mal cruzó el puente cuando ahí se miró cercado por las «armas enemigas»: la pica , el machete , el vetusto revolver , la desvencijada escopeta , la hoz y el martillo la hoz y el rastrillo , quise decir. » ¿Qué farsa es ésta ? » Incrédulo . «Es usted prisionero de la revolución . Será pasado por las armas». Una troje , su prisión . Esa noche sería la del triunfo , la exaltación y el conciliábulo. ¿Qué hacer con el prisionero ? Al amanecer :

-Revele la ubicación su tropa . Armas y caballada se exigirán se exigirán por su vida.
El militar los miraba burlesco . Sonreía
Esa noche , arrogante:

Este es un ultimátum , capitán . ¿Dónde su ubica su destacamento ?
-Son ustedes una recua de muchachitos estúpidos . Y que se pone a befarlos de primerizos y candorosos , de ignorantes y novatos que de asuntos militares nada sabían: que la guerra no es un juego de señoritos , y que para matar y morir se precisan redaños. ¿Los tienen ustedes ?» El joven (nervioso y atolondrado , la frente perlada de sudor) le ordenaba callar y le aprontaba aquel viejo revolver donde era más el ruido que las balas . «Del puro miedo se le está soltando el esfínter» . Y el escupitajo contra el montón de maíz . «Yo , tragando saliva , salí al aire y tome resuello» . Esa madrugada , reunión de consejo , conciábulo , acuerdos , Privar al prisionero de agua y alimento . Al atardecer , el interrogatorio .
«Por las dudas , me llevé escolta…»
Y así varios días : que si en algo se aprecia su vida más le vale confesar la ubicación de su tropa , y que para nosotros su vida vale tantas bestias , tal impedimenta , tantas vituallas , y que para mí ustedes valen… (el desdén , el desprecio , la befa , el vituperio burlesco . Y qué hacer.)

Por supuesto : sesión de consejo . Urgente . ¿Qué hacer con el prisionero? La situación se tornaba critica , insostenible . Y fue entonces . Aquella madrugada : «Me apersoné con el prisionero y tragando saliva le solté la noticia : la revolución le devolvía su libertad y le requisaba la montura : Aproveche la oscuridad y lárguese antes de que me arrepienta».

¿Que qué? , ¿el huir como raterillo de gallinas? Que de su encierro nadie iba a sacarlo . ¿No iban a fusilarlo? Cumplan con su amenaza . «Y lárguese , que tengo sueño» . válgame , ahora cómo librarse del intruso . Al salir , el «revolucionario » dejó la puerta abierta de par en par . Todo inútil. ¿Qué hacer para salir del trance ? otro día ; «Ya váyase, por vida suya , fue una lamentable equivocación » . Y que yo de aquí no me muevo , ¿no me iban a fusilar? Los «revolucionario» , acuerdo general : aprovecharían esa noche para huir al poblado , regresar a sus casas y tratar de digerir el sofocón . Mis valedores:

He ahí el grupillo de patéticos , la cola entre las patas , en plena huida y diluyéndose en las sombras hasta llegar al caserío donde corren a encuevarse tras los muros el hogar . El padre , al protagonista : «¿Qué demonios ocurrió ?

-Que el cohetón nos estalló en plena cara , porque el prisionero salió más fuerte que todos nosotros ; fue una papa caliente que nos tatemó las manos y nos puso a tragar camote . De pobres infelices no nos bajaba
-Porque eso son , mediocres y pobres diablos . A ustedes ocurrió lo que a Fox , Creel , Azuela ,(m)Acedo y demás memijes con lópez Obrador…
«Yo agaché la cabeza «. (Qué más.)

elvaledormx@yahoo.com.mx

Gendarmes y gendarmitos

La Doctrina Estrada , mis valedores , esa estrategia de política exterior que desde 1930 y hasta el asalto de Vicente Fox a Los Pinos diera entorchados de prestigio a nuestro país y que hoy sobrevive en los documentos de archivo , porque en su calidad de política exterior la han hecho garras los cocaleros gerentes de vocación entreguista y gobierno pro-yanqui . Es México . Siguen aquí y ahora algunas señas de identidad de la Doctrina Estrada en añeja versión del analista que aboceta el México de 1987 (¡el México del Revolucionario Ins.!), cuando dicha doctrina tenía plena vigencia :

«A tono con ella , el Gobierno de México se limita a mantener o retirar , cuando lo crea procedente , a sus agentes diplomáticos y a continuar con su aceptación , también cuando lo crea procedente , a los agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México , sin calificar , ni precipitadamente ni a posteriori , el derecho que tengan las naciones extranjeras para aceptar , mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades».

Y que llamada por su autor Doctrina de México , el impacto que causó en toda Iberoamerica fue tal que el 24 de octubre de 1930 el Instituto Latinoamericano de Derecho y Legislación Comparada, formado por ilustres tratadistas del continente , la bautizo como Doctrina Estrada , y desde entonces nos rige , dice el ensayista ,» como un sustento vigente de la política exterior».

Porque calibremos la importancia que en nuestro trato con las demás naciones tenía la Doctrina Estrada todavía antes de que esa cáfila de vendedores de aguas negras , pro-yanquis y gerentes generales de mentalidad entreguista , con el altero de votos de tantos de ustedes asaltar a Los Pinos , el comentario del estudioso:

«La develación de una estatua de Genaro Estrada en la Rotonda de los Hombres Ilustres , donde están sus restos desde 1977 – falleció en 1937- significa hoy en la política exterior mexicana algo más que un ritual y cumplido homenaje a la memoria de un ciudadano efectivamente ilustre , diplomático y escritor . Su nombre está asociado a una tesis , a una declaración gubernamental , conducida a nivel de doctrina para la política exterior mexicana: la Doctrina Estrada…»

La importancia fundamental de dicha doctrina : » De no contar la política exterior mexicana con principios y sustentos como los de la Doctrina Estrada , estaríamos expuestos a vaivenes y a caprichos. Afortunadamente hay en esa política la necesaria reciedumbre ante la amenaza de intervenciones abiertas del gran Estado donde nació otra doctrina , la de Monroe , dentro de la auto-designación del Destino Manifiesto , que vulgarmente dicho en un símil también históricamente usado , significa del Gendarme de América Latina , para decidir qué está bien y cuándo y cuándo en los demás países ; o del Gran garrote que se esgrime y descarga por el mismo gendarme . Intervenciones abiertas que ya están ocurriendo.

Seguramente que , a pesar de la soberbia segadora del Poder , la vigencia de la Doctrina Estrada ha sido un freno para que se llegue a esa repudiable intervención directa, la del Gran Gendarme y algunos de sus gendarmitos centroamericanos». El propio don Genaro Estrada rechazó la Doctrina Monroe

«Que la declaración de Monroe dejara de ser limitativa para extenderse a una doctrina de todos los pueblos americanos y no de uno solo , es decir , en otras palabras , que en lugar de formularse sin la frase de América para los americanos , se planteara con la otra de América para todas las naciones americanas…»

Es justo el homenaje a don Genaro concluye el investigador -, porque la política exterior mexicana no se inventó ayer , sino que tiene (tenía hasta antes de los proyanquis , digo yo ) sólida continuidad . En ella aparecen también nombres como los de Narciso Bassols , Luis Padilla Nervo , Jaime Torres Bodet y Carrillo Flores , para sólo mencionar algunos de los ausentes . Hoy , Santiago Roel y Bernardo Sepúlveda han mantenido esa línea que no corresponde alterar a una persona o coyuntura , porque muchas otras cosas se derrumbarían…»

Con el homenaje a Genaro Estrada se está manteniendo la fidelidad a su Doctrina , porque hoy el peligro esta de intervencionismo está latente en áreas de nuestras proximidades , como es la centroamericana . Con la exhumación de los restos de Genaro Estrada , más tarde depositados en la Rotonda de los Hombres Ilustres , donde ya está también en efigie , la política exterior mexicana ha querido algo más que poner otra estatua entre los ilustres : recordar lo que ese muerto representa … está vivo».

Mis valedores: ¿ Genaro Estrada está vivo ? ¿ Con Derbez? ¿Con Fox? ¿Con Marta? ¿Con la dependencia , la pasividad , la indiferencia de los mexicanos? (Mi país)

Orad por él

Don Catarino Maldonado, mis valedores, gallero zacatecano y varón de pro que vino a encontrar su muerte por culpa de aquel apodo que lo siguió y persiguió, sombra negra, durante toda su vida. Había nacido el paisano con su espina dorsal doblada, de modo tal que la zafia crueldad pueblerina de «joronche» no lo bajaba, y de «jorobetas» y «espinazo de alcayata», qué mortificación. «El apodo me sabe a cal viva en los ojos», se lamentaba conmigo, y qué hacer. Así pasaron los años…

Y válgame, que aquel santo día me lo fui a topar en la almendra viva de Guadalajara, San Juan de Dios, ¡detrás de ollas pozoleras y peroles de birria!

– Llevará sus garnachas, oiga.
¡Esa voz! Volví la vista y… ¿El «Jorobas», quiero decir don Catarino? ¿El gallero, vestido de enaguas y rebozo de bolita? Al reconocernos, entre sofocos, la explicación: que huyendo del mote vituperoso fue y se revolvió en la masa anónima de Guadalajara y encontró ocupación en el rastro. «Pero una joroba que resalta en el pueblo resalta igual en la ciudad: A ver, jorobado, mata esa res. Destázate esa novilla. Ábretelo en canal. Ah, salación la mía…»

Y fue entonces. Cierta noche, a lo suicida tomo la resolución: «Que me motejen de joto, de tulatráis y de floripondio, porque en este México de viles machos, homosexuales en potencia -en impotencia, más bien-, más comodino resulta ofender de bugambilio que de jorobado».

– Algunos años viví tranquilo, sin el «jorobado» quemándome las orejas. Machín sigo siendo, pero pa los demás soy Caty el joto. Que jotón esto, que Buga aquello, y que menéate las garnachas, y que ái te va mi chambarete pa tu menudo y pancita; y la paz. Pero últimamente esta vergüenza de vivir en la mentira, de no ser lo que se aparenta, y qué hacer…

Me inspiró una piedad aquel don Catarino de todos mis respetos…

Pero vidas errantes, encuentros y desencuentros, destinos que se mueven al capricho de la Moira; yo, buscando a la vida un sentido por qué vviirla a cabalidad, me vine a este hormiguero que tantos humanos hemos terminado por deshumanizar, y aspiré esta ciudad por todos los poros y los entresijos y a resoplidos la hice mía por donde hay que hacerla. Y aquí lo macabro…

Sucedió que cierto día de hace semanas caminaba yo por Bucareli, sudoroso y agobiado por 2 mil imecas entre pecho y espalda campechaneados con partículas suspendidas y su recaudo de materias fecales, cuando un fulano me tendió aquella inmundicia: «Guía de Padres». Reculé, me di el zafón, se me vino, rancio eructo, la altisonancia; vi al repartidor de la innoble mercadería:

– ¡El jorob…! ¡Don Catarino! ¿Usted, echando basura?
– Yo, sí, achichincle de la máxima autoridad, la de Los Altos Pinos.
– Ah, Fox.
– Cuál Fox. Martita. Soy el enlace entre La Jefa y la Lotería Nacional, entre ella y Creel, y Manuel Espino, Madrazo, y (m)Acedo de la Concha.
Le vi los parches en el traje gris rata: Vamos México. «¿Pero usted…»
– Rata, y no sólo del traje: de Oportunidades, Vamos México y DIF. Ahora las crudas morales son peores que cuando me disfrazaba de joto, pero todo sea por mi paz y mi armonía personal. La gente no nota mi defecto físico.

La gente; al pasar, lo observaba, y las muecas de asco. El respondía con una sonrisa burlona. De súbito: «Peligro, repagúelas a la pared».

¿Peligro? Me repegué. Por el Reloj Chino se venía el contingente de marchantes, puños en alto y consignas «novedosas»: «?stepúñosísevé», «¡El pué-blounído-jamá-seráven-cido!» Y al pasarnos por enfrente y descubrir al de gafete y escarapelas: «¡Tiz-na-tu-mádre-achichínclede-Marta! «Aca-pár-lopora-rrastrádo!» Y apretaban y alzaban los puños, hasta que el contingente nos rebasó rumbo a Gobernación, donde Creel sonreiría: «Ni los veo, ni los oigo, ni los siento». El «Jorobas!» que ahora me producía asquillo:

– ¿Se da cuenta? Como servidor de Martita me recuerdan a mi santa madre, pero me hacen olvidar mi defecto físico, y la paz.

La de los sepulcros. El lunes pasado me llegó aquel rumor: una turba de la Guerrero, al parecer, terminó por linchar al infeliz jorobado. Pregunté detalles del crimen que pudo haber cometido.

– Fue un linchamiento como Dios manda, razonable y bien fundamentado. ¿Impulso suicida, masoquismo, locura momentánea del jorobado? Porque a quién, en su sano juicio, se le ocurre rondar la sede de la Procuraduría General de la República alardeando a lo temerario…

– Pero el pobre émulo de Quasimodo alardeando de qué.
– De ser consejero jurídico de un tal Memije. Le echaba porras y todo aspaventero lo alababa frente a los compás de la Guerrero. ¿Le parece poco?
Suspiré. (Qué más.)

Cheñor Patino, cheñor Patino

Fue entonces, mis valedores. Vi a una carpa tan vieja ya cuanto impúdica alzarse las enaguas y enseñar un tablado grifo de cómicos albureros, y échese a andar la función de la tarde, y suéltese ese sketch purulentoso de gracejadas baratas, y déjense ir contra un público de palurdos el calambur y las frases de doble y triple sentido. «Cheñor Patiño, cheñor Patiño, que echos guevitoch no chon de niño». Acá, en la sillería, las risotadas de un público zafio, complaciente. Yo, en tanto, mis dos aguayones trataba de hundir en el palo (el de la banca), porque ya comenzaba a sufrir el crudón -cruda moral. Dios…

Y es que había sido yo, precisamente, quien proporcionara a unos cómicos reservones la solución que destacó la función e hizo posible el grotesco sketch de carpa que ahora, como gargajos y escupitajos, recibía aplausos y risotadas del «respetable» y la satisfacción de un mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins. y de La Maconda, neo-panista fanática de Juan Pablo II y adoradora de Diego el barbón. Sí, la reputadísima señora viuda de Vélez Ovando (ándale, alburero tú también). Culpable soy yo. Y qué hacer…

El problema se originó días antes, cuando accedí a trasladar en el volks, a mi primo Jerásimo y La Maconda, comisionados para organizar la función, hasta el arrabal donde se alza la carpa. Cuando examinó el texto que le presentamos, el cómico principal: «¿Que qué? ¿Y esto qué es? ¿Nosotros representar un sketch tan inadecuado? Ni soñarlo. No, que con esta birria de texto el respetable público se va a dividir en dos bandos: el de los que nos estampen jitomatazos en plena cara y el de quienes se decidan por los puros huevos. Hueros, que los de yema cuata tanto escasean».

– O tantito peor: que el público se decida por la estrategia Lewinsky, la oral: que los de un bando nos mienten al padre y los del otro bando prefieran mentarnos todo lo que se dice madre. Yo paso, de plano. Conmigo no cuenten.

Ahí, por vencer los escrúpulos de los comediantes, la dialéctica de mi consanguíneo: que no masquen, para qué tantos panchos, y que tan delicados ni me gustan, y el argumento demoledor: «Piensen nomás en la tajada que se van a agandallar. Ustedes saben que la fortuna es calva, cójansela por los pelos, los de su cabeza». Alguno, entre dientes: «me tuerzo».

– Lo dicho. Ese sketch, nunca, ni hablar. ¿Con la escenografía de que disponemos? ¿Ya la vieron ustedes? Vengan, examínenla.

Y qué patetismo de escenografía, mis valedores. Manta vil, con brochazos que sugieren una desmesurada ciudad, calles atascadas de maleantes, bancos atascados de banqueros atracadores, políticos atascados de dineros públicos, y en esa esquina, bajo el farol, el lugar común: la ramera: tetas al aire, facciones degeneradas el rostro, muslos entreabiertos que rematan en la comba provocativa de un pubis voraz. ¡Y una balanza en la diestra! «¿Qué, se convencen? Con su texto y nuestra escenografía seríamos el hazmerreír del respetable. Y de cómicos que se respeten nadie se va a reír. ¿No, compañeros?»

Oí al Jerásimo suspirar. La Maconda las daba, lástimas. Y fue entonces cuando abrí la boca: «¿Y si ustedes mismos adaptan la escenografía al texto que les proponemos, y asi no pierden las ganancias de la función..?»

Silencio. Pasó un minuto, pasó una mosca, una cucaracha, el pajarito de la gloria, y de súbito: ¡Eureka! A adecuar al texto la escenografía. Al aroma de los billetes se la chupaban, la lengua. Y llegó el jueves 7, y a la mitad del foro los cómicos, engolada voz-. «El desafuero es parte del proceso democrático».

«La desobediencia a una suspensión definitiva no es un asunto menor, pues si no se asegura en los hechos a los gobernados que sus garantías y derechos están salvaguardados por la ley, se estaría gestando el más duro golpe a la seguridad jurídica, a la credibilidad y confianza en las instituciones». «Resulta ominoso alegar la impunidad de supuestos abusos de poder para tratar de lograr impunidad. Si eso fuera válido habrá que aceptar que cualquier delincuente alegara perversamente eso para lograr impunidad. Eso sería renunciar al Estado de derecho… El acusado despreció al Estado de derecho…»

«¡Estamos en un Estado de derecho y si no lo respetamos estamos condenados a vivir en la anarquía..!»

Estado de derecho. Tal fue mi sugerencia. En la escenografía del México real los parlamentos se escucharían grotescos, estrambóticos, vil esperpento, pero en lugar del México que pintan la Historia y la realidad objetiva se pintarrajeó la escenografía de un Estado de derecho, y entonces sí, el cómico aspaventero, protagónico histrión:

«¡Los grandes delitos son motivados por pasión o dinero. ¡Aquí fue por puro dinero!»

El respetable avispero pri-panista, aquellos aplausos. Ah, México. (Mi país…)

Rottweiler, pit-bull, falderillos…

¿En qué colonia vivimos, pa? – En Héroes de Padierna, mi hijo. – ¿Y quiénes son esos héroes, pa? – Nosotros, mi hijo, que vivimos en ella…

Después de ese diálogo, por el que intuí el fracaso de los vecinos, sólo escuchaba el silencio y los ramalazos del viento contra unos árboles que, ebrios de oxígeno, se bamboleaban. Y qué certeras las reflexiones que el vecino expresó a su chamaco porque, mis valedores, por los rumbos de Contreras nos asesinaron, como a Macbeth, el sueño. Me explico.
De noche, cuando me acuesto, le rezo a la virgen de la Macarena. Luego me la persigno, y a dormir el sueño de los justos (de los que no padezcan insomnio). Pues sí, pero de repente, mi sueño en el primer hervor, ahí retumba el primero de los bombazos con que los parroquianos de La Purísima pregonan urbi et orbi el testimonio de su devoción por la Milagrosa, o el estruendo de los cohetes (Scud) dan fe de la fe y el fervor de la fanaticada de la Divina Infantita, si no es que festejen los penitentes, tambora y bombazos, a la de Dolorosa, o bombazo y tamboras, a la de Guadalupe; y lógico:
A los estallidos retiembla en su antros la tierra, huye en estampida el sueño de los buenos vecinos (de os malos también), y se sueltan los ladridos de don Jorge el matancero. De sus perros, más bien, todos bravos, asesinos, entrenados como bestias de pelea que no respetan al niño, al anciano, a la mujer, a mí. En llegando la noche don Jorge, «por resguardar sus intereses y seguridad»,
atasca de animales su camión y los va sembrando en los barrios de la colonia. Aquí, los doberman, allá los rottweiler. A los de mi rumbo nos tocó pitbull. Es así como nosotros, los héroes de Padierna, nos pasamos las noches de claro en claro, con hígados y vesícula de turbio en turbio. Y qué hacer…
¿Qué? Lo que hicimos nosotros: convocar a los vecinos aquí, en el patio de Cádiz, y junto al Cristo del Estacionamiento (nuestro testigo de calidad), celebrar una junta vecinal de urgencia, que duró apenas 6 horas corridas que por la prisa se nos fueron en pedir la palabra, arrebatárnosla, discutir, alegar, reiterar, manotear, deliberar, sopesar los pros y los contras, y que moción de orden, y que se nombre un fideicomiso, y que una comisión de vecinos que a nombre de la colonia se entreviste con el matancero y le solicite que encierre sus asesinos ladridos, victimarios de nuestro sueño. (A mí, que menté el estado de derecho y las leyes, se propuso caparme, sin más. Me libré por un voto en contra y dos abstenciones, entre ellas la mía). Por cuanto a la comisión para entrevistarse con el matancero: «Votemos si se pone a votación, compañeros». Aceptada por mayoría. Y que ahora sólo nos falta decidir número y nombre de los comisionados. Y que los encabece El Valedor, que le intelige a la dialéctica, y que dialéctica madres, yo a ese bigotón le doy mi voto de desconfianza porque me la va a perdonar, pero me late que dialéctico y todo termina dándoselas al adversario, todas las ventajas. Y que entonces quién encabeza, y que si echan una mirada a todo el grupo, caracso, qué flaca la caballada, y que yo propongo, ¿verdá?, que se ponga a votación, y que…
Ahí fue del referendo y el plebiscito, del cabildeo y la votación, y después del escrutinio, veredicto final y sentencia: la comisión será encabezada por don Tintoreto, lavado en seco y a todo vapor, se ensanchan o angostan corbatas, con la tía Conchis como lugarteniente. Ya pardeando la tarde allá van nuestros representantes rumbo a la carnicería de don Jorge. Los mismos, lástima grande, que ahora volvían en silencio, gacha la testa y sin apenas hablar. Y a rendirlo, su informe, ante el Cristo del Estacionamiento. Fracaso rotundo. Uno de los del grupo, al que interrogué con los puros ojos:
– Usté dijo que con don Jorge íbamos a topar con tepetate, y sí. Me cái de a madre que es usté la ave de mal agüero. Nos echó la sal.
«Lo capáramos» -rencorosa, la voz. Don Tintoreto iniciaba la relación del fracaso: don Jorge no únicamente rechazó la propuesta vecinal, sino que anunció que hoy comprará etro animal. «Pero no preocuparse, que ese es un chucho faldero, y en mi perrera lo quiero nomás para que se trague las sobras, me sirva de jugarrera y me las arrime, las pantuflas. Total, que perros bravos a mi servicio ya tengo sembrados barrio por barrio de mi traspatio, y el perraco lamebotas (de cowboy) me lo ofrecen barato. Regalado».
– Y así, vecinos, lo tétrico: un chucho viene a aumentar la jauría de ladridos; uno mediocre y sin pedigree que le aprontaron los entreguistas de El Salvador, un tal Flores que cierta vez, bien protegido por el carnicero y por hacer méritos ante él, osó ladrarle al de Cuba. ¡Nada menos que a Fidel!
Ahora pronto me entero, mis valedores -la boca amarga- de que Flores rajueleó, y que en la calentura por servir al patrón quedan sólo el de Chile y el Derbez. El lamebotas, Dios, ¿será un paisa mío? ¿Otro más? (Agh…)

La hora de México

Original que es uno, mis valedores. Esto, les encargo, no lo vayan a divulgar, pero ocurre que en mis hábitos de vida tengo yo uno muy arraigado, y cómo pudiese ser de otro modo, si lo vengo practicando desde que nací: cada año puntualmente, allá por septiembre, acostumbro cumplir un año más de existencia. No me he quitado esa fija-ción, y qué hacer, débil de carácter que es uno, y lógico: el 2004, como los años anteriores, no fue la excepción. Le agregué un año más a mi tiempo de vida. Y ocurrió, mis valedores…

Ocurrió que mi amantísima, consecuente con mi fijación de cumplir un año más cada septiembre, ahora me sorprendió gratamente al ceñir en mi muñeca zurda un muy fino reloj, tepiteño de origen, que mi Nallieli adquirió con el producto de las economías familiares:

– Para que mires la hora en que te sigo amando, mi valedor.

(Nallieli…) Ahí, muy orondo exhibí mi Cartier cimarrón. Fino él, línea elegantona, de un blanco marfil la carátula y caja de oro puro, 3.5 kilates, que hagan de cuenta porcentaje de aumento salarial del neoliberalismo. Hermosa joya, a fe mía, la que aún me vive después de años, engaños y desengaños por comprobar que tantos de ustedes, en lugar de asumir, a punta de megamarchas continúan a estas horas ¡e-xi-gien-do! que el Sistema de poder, nuestro enemigo histórico, en obsequio de todos nosotros, se haga el harakiri. Pero les hablaba de mi mollejón.

¿Lo mejor? Sus números romanos. ¿Lo mejor de lo mejor? Su tepiteñísima hechura, que eso a simple vista lo apunta con todas sus manecillas, y es de sobra conocido que «lo echo enM exico esta bie necho». Y ocurrió que mi joya legítima, mis valedores…

Apenas acabado de encordar, el relojito de marras echó a caminar con una preci-sión del 100 por ciento, que hasta parecía la pura verdad; una precisión que, por des-dicha, conforme pasaban las horas se iba quebrantando de manera lastimosa. Ah, mi Cartier «echo en México…»

Ahí lo tenían sus buenas mercedes, como político mexicano, adelantándose siempre y en forma por demás futurista (que la buena para el 2006 es la de Los Pinos, imagínense. Pero que no, que es Madrazo, y que cuál, que el bueno es el Dr. Simi), y qué hacer: a la vista del galope desbocado de la molleja decidí ponerla en manos del técnico relojero, qué más.

El susodicho miró la prenda, la olió, la observó, la desfloró de ese himen de acero que viene siendo su tapa, y ya abierta de par en par le jurguneó el áncora, el pelo, las chafaldranas y las marinólas,, movió la testa, y entonces:

– Déjemelo, mi valedor. En dos días lo va a tener usté marchando ora sí que como relojito. Palabra de honor.
Yo, mexicano de mí, confié en el honor del relojero, y sí: apenas transcurridos tres meses me lo volví a abrochar en la izquierda (el reloj, no al relojero). Pues sí, pero lástima. Lástima, sí, porque el mollejón empezóseme a atrasar que hagan de cuenta justicia en este país o solución del Fobaproa. Yo, mexicano hasta las cachas, volví a apersonarme con el técnico en mollejas de fabricación nacional, el cual, mexicano hasta las suyas, díjome entonces:

– Tenga usté la seguridá, verdá, de que su caja de mentolato va a entrar a varas, no faltaba más. Me canso, ganso, dijo un zancudo, cuando volar…¿se sabe el albur, mi estimado?

Y sí: al tener nuevamente el mollejón en mi zurda, todos los problemas de adelan-to o atraso fueron cosa de un pasado pluscuamperfecto, porque la chafaldrana sencillamente había dejado de funcionar. Yo, mexicano consuetudinario, tomé el teléfono y oí al otro extremo de la línea:

– Servicios especializados en mantenimiento, reparación y composturas finas, servicio garantizado, a sus órdenes. ¿En qué podemos servirlo, o sea?

– Pues nada, que se me paró.
– ¿Le cái? ¿No me la está presumiendo? ¿Vino sólito el milagro, se encomendó al ánima de Sayula o fue milagrito de Santa Viagra su levantón? Ora que esa es ya una ventaja, ¿no? Porque a su edá…
– ¡Se me paró el mollejón que usted me arregló hace unos meses! ¿Se acuerda? Que no volvería a descomponerse, me lo garantizó. Pues aquí lo tengo en mi mano, bien muerto.
– Vivo o difunto, señor, quién le entiende.
– ¡Se me paró exactamente a las 11:43! Haga algo, señor.
– Así que a las 11:43. ¿De la mañana, o de la madrugada, o sea? Ora que viéndolo bien y viendo el vaso medio lleno, esa es una gran ventaja, créame. Tenga usté la plena seguridá, mi estimado, de que cuando menos dos veces cada 24 horas, a las 11:43 de la mañana y de la noche…
(Mañana.)

En tu día

Del Cristo del Estacionamiento les hablé hace días, y de que en llegando yo al edificio de Cádiz oí reventar, entre tzurus, volks, y una que otra caribe, el escalofriante pregón cristero: «¡Viva Cristo Rey! ¡Tropas de María, sigan la bandera…!» Ahí, en el rincón donde desde hace años el crucificado tristea en soledad, aquella mañana había casa llena, sesión plenaria, conciliábulo: todos mis vecinos al pie del altar, rumoroso panal de antífonas y jaculatorias y una boruca de latinajos y proclamas cristeras que hagan de cuenta arribazón de cotorras en ramaje de trópico. La hornacina transfigurada: lavado reciente y cargazón de adornos: el nicho se revenía de luces y aún el Cristo lucía túnica nueva, cuajada de oros fingidos y hojalatas auténticas entre sangrantes corazones de sololoy: en su santísimo tórax una pechera de condecoraciones que ni don Porfirio, y en mero en medio, el milagro descomunal: un marco de latón, apando de aquélla foto. ¡Mi foto! Y en derredor, con rositas, claveles y no-me-olvides, la salerosa leyenda:

«Doy gracias al Señor del Estacionamiento». ¿Yo gracias? ¿Gracias yo? Mis vecinos, en plena letanía. ¡Pero de difuntos! ¿Y dedicada a mí? «Puerta del cielo -ruega por él». Cuando supe que yo era el interfecto me encrespé. Y a media letanía, la interpelación:

– ¡Pero vecinos, si todavía no me les voy!
Y según el letrero del milagrito, ¿de qué doy gracias a Dios..?
– ¿Cómo de que de qué? ?iganlo: pues que, ¿no quiere usté agradecerle que nos cumplió el más difícil de los imposibles, o sea el prodigio?

– Vecinos, vecinos, ¿todavía no reconocen que los prodigios ocurren por verdadero milagro? ¿Yo de qué prodigio debo dar gracias al Señor del Estacionamiento, si se puede saber?

-?iganlo. ¿Pues qué? ¿No que usté muy trinchón pa la grilla política? ¿Acaso Martita Fox y Vicente Sahagún no siguen encuevados en Los Pinos? Eso es lo que celebramos nosotros y aquí el cristito este, o sea.

¿Que qué? El calambre en la boca del estómago -la de salida. Sentí que bajo la tela del pantalón algo se me arrugaba-.

«Pues qué, ¿tanto ha logrado entre ustedes el celo activista de la Maconda, que me los volvió ultrareaccionarios de El Yunque? ¿Ustedes, los habituales de la tertulia y discípulos que se dicen del maestro? ¿Pues cuándo, en qué momento se tornaron conversos? ¿Y ahora me quieren hacer creer que Cristo dios se ha vuelto de derecha?» Yo, todos mis músculos encrespados. Casi todos.

– Cálmela, no se acelere, mida las suyas, sus palabras. ?iganos primero, y después nos dice si no valió la pena el milagrito de plata con su baño de sololoy pa’ que dé el gatazo, y que usté va a pagarnos el riguroso chas-chas.

Los oí, y conforme escuchaba sus razones comencé a interesarme, y me fue entrando una especie de zozobra por lo que pudo haber ocurrido el dos julio del año dos mil, y entonces…

– ¿Se lía puesto a pensar en la posibilidad de que hubiera ganado Cárdenas? ¿Se imagina si él despachara a estas horas desde Los Pinos? ¡La purificación de la cloaca; de todo el lodo biológico que con Fox no sólo sigue en su priista nivel, sino que ha aumentado en cantidad, pestilencia y cinismo..!

– ¿Se imagina el gobierno con un Cárdenas no entreguista, no vendepatrias, no culimpinado ante las botas de Bush, que a estas horas defendiese del gringo PEMEX, la banca, la energía eléctrica? Un Cárdenas cuyo proyecto de nación excluyera, por nefasto para el paisanaje, el neoliberalismo, el capitalismo salvaje. Porque a ver: de no ser por Fox Sahagún, continuismo de todo lo más nefasto del pri-gobernismo, ¿qué hubiera sido de sus fabulillas de METRO, bigotonzón? Todo su periodismo, ¿tendría una razón de ser..?

– No, si el milagro Cristo nos lo hizo a todos -la tía Conchis-. Ya desempleado aquí el pseudo-neo-comunistoide, ¿se imaginan tener que soportar su presencia todo el santo día en Cádiz? Acabaríamos encerrándolo en alguna jaula, o sea de los tendederos. ¿Se imaginan..?

Me imaginé y mis valedores: ahí se hizo el silencio. El tanto de unos segundos permanecía callado, pensando. De repente… ¡ábranla!, afiancé el cirio pascual, cuenco espumeante cuyo esperma me sollamó cejas, nariz, párpados y mostachos, chorro escurriendo y chorreándome por un sobaco, me arrojé de rodillas, abrí los brazos y…

¿Gracias, Nazareno! ¡Triunfó el voto útil! ¡Triunfó Fox y no Cárdenas! ¡Mi país se acabó de fregotiznar, pero al menos mi periodismo sigue con una razón de ser..!

No, si les digo. (En fin.)

Pavana para un poeta muerto

Tierra, a ti descendemos, para dilatarse en todo hombre – tierra de nuestras derrotas y nuestras victorias, que asciendes en todos los corazones en un misterio pascual.

El poeta, mis valedores, acaba de morir. Polaco de origen, fue bautizado hace 85 años con el nombre de Karol Wojtyla, por más que décadas más adelante, cuando ocupó la sede papal en El Vaticano, lo trocó por el más conocido de Juan Pablo II. Su último libro de poemas fue publicado a mediados de 2004, y uno de sus poemas alude al sufrimiento por la patria, «su» Polonia ocupada por los nazis. Hoy, a la muerte del hombre de su tiempo, sigo los rastros de su ardida evocación de la ausente Polonia, siempre presente en ese que como poeta nunca llegó a lastimarme, como sí su decidida política proimperialista:

Cuando pienso: Patria, me expreso y me arraigo; el corazón me habla entonces como de una secreta frontera que va de mi hacia los otros, abrazándolos a todos en un pasado más antiguo que nosotros. Es de ese pasado – cuando pienso: Patria – de donde emerjo para aprisionarlo dentro de mí como un tesoro. Sin cesar me pregunto cómo multiplicar, cómo ensanchar el espacio que comprende – Cuando pienso: Patria – escucho la guadaña golpear el muro de trigo que forma un todo con la altura celestial. Los segadores están segando…

«Cuando pienso-. Patria, busco el sendero que divide los flancos de la montaña como una línea sobre las alturas. Así corre la Patria, abrupta, en cada uno de nosotros. El camino recorre las mismas vertientes, vuelve a los mismos lugares, se convierte en ese gran silencio, que visita noche a noche los pulmones de mi tierra -Tierra, que no cesas de ser una partícula de nuestro tiempo. Ya que conocimos nueva esperanza, vamos atravesando este tiempo en la búsqueda de una tierra nueva. Y a ti, vieja tierra, fruto del amor de las generaciones, te elevaremos con un amor que sobrepasa al odio…»

Cuando escucho lenguas diversas siento crecer las generaciones, aportando cada una un tesoro de su tierra, -cosas antiguas y cosas nuevas. La tierra se vuelve un canal de luces que brillan profundamente en los hombres, ríos iguales que corren con agua siempre igual y siempre nueva; el torrente del lenguaje en torno a la tierra arrastra en su crecida la historia.

Las aguas de los ríos manan hacia abajo, el torrente del lenguaje monta hacia la cima. La cima, es todo hombre que surge de la tierra, todo hombre es la cumbre. La cumbre se levanta a la vez por encima de cada uno y de todos, se levanta siempre más escarpada, se mete cada vez más en las conciencias.

«Cuando se escuchan en torno diversas lenguas, una sola -la propia- tiene resonancias para nosotros. Ella se clava en el pensamiento de las generaciones, se derrama alrededor de nuestra tierra, se convierte en el techo de la casa donde nos congregamos – Fuera de ella resuena raramente (en los hombres que hablan en derredor, islas en el océano de la palabra universal, no encuentro ya mi propia ola) – Los activos de mi tierra no han aumentado; si el lenguaje ha manado más allá, es para perderse en canales que se secan».

La lengua de mis padres. En las grandes asambleas de los pueblos, hablamos otra lengua que la nuestra. Nuestro propio lenguaje nos encierra entre nosotros: nos reúne, pero no nos abre el mundo – Estrechados día tras día por la belleza de nuestra lengua, no resentimos nada de amargura, aunque nuestros pensamientos ya no tengan venta en los mercados del mundo, pues nuestras palabras son demasiado costosas -Pueblo viviente en el corazón de su lenguaje, de generación en generación, misterio de un pensamiento no cabalmente descifrado.

«Penetro al corazón del drama – Patria; desafío de esta tierra, para los antepasados y para nosotros, para que determinemos el bien común y cantemos la historia con las palabras de nuestro lenguaje, como un estandarte. El cántico de la historia se eleva de los actos fundamentales sobre la roca de la voluntad – Sentencia proclamada por los héroes seculares: se encaraban al desafío de la tierra como al de la noche oscura, gritando; «¡La libertad es más preciosa que la vida!» Un grito de libertad más fuerte que la muerte…»

Tierra, a ti descendemos, para dilatarse en todo hombre -tierra de nuestras derrotas y nuestras victorias, que asciendes en todos los corazones en un misterio pascual. Tierra, que no cesa de ser una partícula de nuestro tiempo. Ya que conocimos una nueva esperanza, vamos atravesando este tiempo en la búsqueda de una tierra nueva. Y a ti, vieja tierra, fruto del amor de las generaciones, te elevaremos con un amor que sobrepasa al odio…

Karol Wojtyla, poeta. No más. Qué más. (A su memoria.)

Muladar

(Que ustedes lo entiendan, mis valedores. «Muladar» se publicó en nuestro METRO apenas en diciembre de 2004, pero hoy, cuando aún les debo la 2a. parte de El Cristo del Estacionamiento, levemente actualizada se las presento otra vez. ¿Por qué? Entiéndanlo ustedes. Vale.

La náusea, sí. ¿No le ha sucedido a alguno de ustedes que en plena comida presencien o se les venga a la mente la vocación de alguna escena tan asquerosa que los fuerce a la arcada? A mí me ocurrió anteayer, mientras devoraba un sustancioso desayuno neoliberal de café negro con gallinas, camellos y un burro de buen tamaño (galletas de animalitos), aquello que se me presentó frente a los ojos me forzó a la evocación de la basura, la inmundicia, el mulada con que me fui a topar en los derrumbaderos de mi Jalpa Mineral, y de esto hace luengos ayeres. Tal es uno de los últimos recuerdos que me quedan de mi terruño y de mi padre Juan, qué tiempos…

?l y yo frente a la basura. Jalpa aún no se modernizaba, pero mi padre había alcanzado la cumbre de su edad, experiencia, sabiduría, lucidez. Como si lo estuviese viendo: él y yo a media mañana y a medias del callejón en declive que allá abajo iba a dar a los terrones orilleros de un «aprendiz de río», seco en aquel tiempo de secas. Y un calorón, y un sol como toro en brama que en la pelleja de una tierra ávida generaba, como espasmos de matriz, reverberancias. Y el callejón, muladar que ventosea tufos nauseabundos de perros muertos, heces humanas, moscas, pudrición. Mi padre desnudaba para mí la entraña recóndita de nuestro Jalpa Mineral, su ánima y estilo. ¿Pero elegir semejante foco de pestilencia…? Su índice apuntaba, más allá de la madre seca del río, a las broncas estribaciones de la sierra, amontonamiento de cerros sobre cerros, crestas encima de crestas, barrancos y, fauces fieras, descomunales, hileras de rocas que brotan de unas encías de tierra árida. Mi Jalpa Mineral, que tras de siglos de ausencia visité el tanto de horas.

– Para que allá donde pasas tu vida nunca vayas a olvidar tu raíz y cordón umbilical. ¿Ves el peñascal engrifado en el lomo de la sierra? Fue ahí donde se encontró con su muerte aquel Antonio Figueroa mentado, varonía cabal. Bajaba el cristalero de juída cuando se vio con los de Calles detrás, y por delante las peñas. No lo pensó. ¡Viva Cristo Rey!, y el brinco a los peñascales. Dios lo tenga en su santa gloria. Mi hijo, ya en tu tierra no hay hombres. Todos en California. Aquí puras mujeres que se mueren de soledad.

Yo, aquella náusea: basura, carroña, deshechos humanos, un perro muerto que se hincha al sol, desgarrándolo, cuervos, auras, zopilotes. El hedor me descomponía. Años y lugareños habían venido apilando en el callejón montones de desperdicios enfrente del rastro municipal (las víceras, comelitón de rapaces). Frontera de rastro, la tenería vaciaba su halitosis de cueros en curtimiento. Yo, aquél mareo. Pensé: mejor haber visitado la plaza (desde donde se ve su ventana; la tuya, mi primerizo amor, uno tan grande que no me cabía en el pueblo). Pero mi padre elegir el muladar. Haya cosa…

– Jalpense fue Jovita Valdovinos, cristera bragada, con cientos a su mandar. En la sierra emboscaba a los pelones. Dicen los díceres que acabó por defeccionar. Allá ella con su conciencia, mi hijo…

El aire envenenado de carroña, boñiga, pudrición, fermentos. Yo, dudando si respirar. «Padre, que me estoy sintiendo mal. Estos olores…»

– Tu tierra dio revolucionarios de calibre de José Isabel Robles, búscalo en la historia. Jalpa varió a priista, a panista, ora anda de pan-perredista, con Amalia García empanizada. Ah, huérfanos: de principios y convicciones. Que tú nunca, antes te tumbas el apellido, porque un varón…

No pude más: «Padre, este hedor me descompuso el estómago. La cabeza me da vueltas. Náusea. Creo que voy a volver el estómago…»

– Hijo, por vida tuya: que cuando me llame Dios vengas y me eches la tierra junto a tu agüela en el mismo rincón del camposanto…

– Padre, voy a vomitar…!

Ah, don Juan, ah, sapiencia. ?l, mirándome con su modo de mirar, que me taladraba hasta llegarme al hondón donde almaceno los remordimientos. «Así que no aguantas el hedor. Yo quise tantearte la resistencia. ¿Pues qué, no has resistido un muladar mil veces peor? ¿No vives en la misma ciudad con Los Pinos, los partidos políticos, los industriales, la tele, los paisas? ¿Y esa pobre pestilencia no la resistes…?

Yo agaché la cabeza. Qué más. ¿Por qué el recuerdo y la náusea? El sábado, al desayunar, miré el diario: ahí, tras el voto que propicia el desafuero de AMLO, el PRI justificándose; «Ninguna autoridad puede colocarse al margen de la legalidad y utilizar su fuero para vivir en la impunidad». Lo leí, lo releí. (¡Agh..!)

«¡Les embombillamos dos..!»

Pues sí , pero cuando pierden, los vecinos del norte se desquitan con expresiones casi tan vituperosas como cuando ganan:

Somos la potencia unipolar , el coloso , el hiperpoder ¿Tenemos que ganar todas las partidas? Que el extasiado pueblo de otros países se solace con el triunfo en futbol…

Qué les quedaba por decir a lo ardidos , después de que los mexicanos trapeamos , barrimos y fregamos los Estados Unidos al son de dos goles por uno , ahí nomás para que vayan sabiendo quién es quién , ¿no? Pero ver , un momento , manipulado de miércoles : ¿los mexicanos le ganamos a los Estados Unidos ? No , que no fuimos los mexicanos , sino apenas once futbolistas oriundos de nuestro México , once profesionales del balompié que en su carácter de alquilones del espectáculo , cobraron un altísimo sueldo (¡en doláres!) por enfrentarse en el Goloso de Santa Ursula a los futbolistas del Norte , alquilones también , y que también cobran en moneda oficial mexicana , vale decir : en dólares . Y no más.

Tal fue lo que ocurrió , pero muy otra es la versión de los merolicronistas mexicanos , esos desaforados aulladores que constituyen la lengua oficiosa de los medios de condicionamiento de masas , que son la voz oficiosa del Sistema de poder , ese que con la trampa de hacer sentir a los aturdidos «héroes por delegación» los mantiene y los sigue manteniendo mansos , pasivos y dependientes , desentendidos del empobrecimiento en su calidad de vida que les causa ese mismo «Sistema» que a lo avieso les da PAN , Marta y circo. El analista argentino:

Tienden los comentaristas a acentuar el carácter estético del futbol . Hablan de estilos y técnicas como hablarían de una escuela pictórica , pero no debemos engañarnos: tan sólo se trata de crear una seud-cultura basada en valores irrisorios para uso de las masas a las que no se les permite tener acceso a la cultura.Simulan un serio estudio de algo de lo que nada hay que comentar , aparte de algunas elementales reglas de juego…

Y entonces los engrandecidos «héroes por delegación» : «¡Metimos ese gol!», jura la Perra Brava. «¡Nos anotaron en fuera de lugar!» «Ah , si no hubiéramos fallado ese gol cantando». «Tuvimos mala suerte».
Ah México…

Aquí , muy a la medida para el choteo y la burleta en torno «a los extasiados pueblos del subdesarrollo «, que es decir esas cabezas calientes , hijas mostrencas de la ignorancia y el desempleo, de la pobreza y la desesperanza , de la mediocridad , selecciono para todos ustedes , sin alterar la sintaxis ni añadir o quitar tilde ni coma , dos o tres joyitas de la subliteratura delirante que producen los también alquilones de la crónica deportiva para mantener a los manipulados en caidad de «masas», nunca de ciudadanos , de mentes pensantes , que entonces , a ejemplo de los dinerosos(ellos no como espectadores pasivos, porque practican el golf, el polo , la natación, el cricket) jugarían el balompié como deporte desenajenante. Harían ejercicio. Se acercarían a mis talleres de lectura para ensanchar el espíritu , no el nalgatorio en graderío del estadio o a 20 centímetros del cinescopio,. «¡Le dimos en toda su madre a los gringos!» Ah , México . Aquí , la manipulación.

Se dolía , aspaventero , el merolicronista que fue del diario que fue Ovaciones : «Manojo de interrogantes bañado por la cristalina corriente de la esperanza… Dubitativos , los verdes han cusado enfado … y triviales , conducen a la angustia… válgame Dios, que de ahí al lanto existe sólo una lágrima…(Mira, mira)El director técnico tiene fe y la distribuye … con palabras que desbordan las márgenes del río de la seguridad para bañar las riveras del optimismo…Se sueña con el gol . Está por venir, confiamos , un instante de luminosidad…»

Y sí , uno de los alquilones anotó el gol, y el de Ovaciones:

«Parpadeo de luz . El gol. El triunfo. Los brazos al cielo. El gracias Dios mío… Instante de luminosidad . El alarido , aquí , el abrazo , allá . El gozo , global . Al fin .. fueron noventa minutos de angustia.. Un instante de luminosidad. Un parpadeo de luz. El gol , el triunfo , La felicidad es hoy , verde…»

Box. Un yucateco logró el campeonato mundial . Ponderado , el cronista de Ovaciones:

«¡Los Dioses Mayas rugieron de emoción cuando supieron que un yucateco más había conquistado otro campeonato! Padres , hermanos , lloran su felicidad. ¡Esto , señores , quedará grabado con letras de oro en las página de la historia de este Estado Maya , que no se parece a ningún otro del mundo entero , señores..!»(¡Ahijuesú) Mis valedores:

Arrobas de esta basura tengo en mi archivo. Seguiré con esa un día de estos.
(Vale.)

Ira de Dios

Sí hay curas pederastas en México. No somos ángeles. Aunque hombres de Dios… también somos hombres. ¡Y muy hombres..!

-En abril de 2002 José Ulises Macías, arzobispo de Hermosillo-De profetas y sacerdotes les hablé ayer, mis valedores; de que el profeta, con su doctrina, convenció a las comunidades, porque predicaba con el ejemplo. Al profeta de la antigüedad, digo con el psicólogo y sociólogo E. Fromm, los poderosos no lo impresionaban. Isaías y Daniel difundieron la doctrina religiosa aunque predicarla los llevase al ostracismo, la cárcel, la muerte. Ellos vivieron la verdad, sintieron la responsabilidad de decirla. «No quisieron ser profetas. Fueron. Sólo los falsos profetas ambicionan el título de profetas. Buda vivió sus enseñanzas; Cristo se encarnó; Sócrates murió de acuerdo a sus ideas, y por lo mismo dejaron una huella profunda en la especie humana: precisamente porque su idea encarnó en cada uno de ellos, que aparecen de tarde en tarde en la historia de la humanidad. Mueren dejando un mensaje que aceptan millones, a quienes se torna entrañable». Ellos sí, ¿pero esos que se dicen sus sucesores? ¿Qué ocurre con los sacerdotes del clero católico..?

Los sacerdotes: detrás de sus propios fines de dominio y control de las multitudes, ellos se aprovechan de las ideas y doctrinas de quienes con ellas transformaron su tiempo y su mundo. Tal como los profetas vivieron sus ideas; los sacerdotes las administran a la grey que a lo manso se adhiere a esa idea y a esa doctrina, pero doctrina e idea han perdido su vitalidad. Se han transformado en meras fórmulas. Han muerto. Y así permanecen hoy día, sin el poder, sin la potencia transformadora de multitudes, lástima.

Por otra parte, al proclamarse sucesores del profeta y afirmar que viven lo que predican, los sacerdotes confunden a las masas, y ese es un embuste que hasta un niño pudiese advertir, ya que existe una distancia descomunal entre prédica y forma de vida. Allá por 2001 lo declaraba Jerónimo Prigione, por aquel entonces nuncio apostólico del Vaticano en nuestro país:

«El pueblo de México debe perdonar al ex-presidente don Carlos Salinas de Gortari. Se le guarda una profunda gratitud por todo lo que hizo de positivo para el país. Lo positivo ahf queda».

Esto dicho, publicó la prensa, «en medio de champaña europea y vino blanco importado, bocadillos de salmón, ostión y carnes frías. El nuncio descartó que la pobreza debilite la fe, y oró porque la recuperación económica alcance a las clases más desprotegidas…»

¿Qué ocurre, entretanto, con las masas católicas? Que han sido sometidas a un verdadero y muy efectivo lavado de cerebro, de modo tal que todos los fieles de cualquier religión o credo político, financiero, cultural o social, creen en la prédica de sus sacerdotes: que los consideran congruentes con las ideas que predican. Son masas huérfanas de valores religiosos, pero católicas declaradas hasta en un 87 por ciento, aunque no conocen la distancia que existe entre una prédica de Isaías y la que en 2001 les difundía Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec:

– No; miren: ni Calles, ni Cárdenas, ni siquiera Díaz Ordaz. En todo ese tiempo hasta llegar a Salinas no llegó a haber una democracia real, pues había unas concesiones muy sencillas, pero no una real democracia. Hasta Ernesto Zedillo no hubo una verdadera democracia. Yo no creo en las democracias anteriores. No las hubo. Nos estamos haciendo guajes. ¿Candidato presidencial? Yo no tengo ninguno, porque todavía son pollos todos…

O la prédica de un político y cardenal como Norberto Rivera:
– Yo exijo que las autoridades del Distrito Federal revisen con seriedad la acusación de peculado contra mi amigo Oscar Espinosa. Les exijo aclarar si tienen fundamentos para comprobarla.

O las afirmaciones del hoy extinto obispo Luis Reinoso: «La comunidad mexicana no entiende ni acepta la postura del EZLN, ya que es contradictoria. En caso de que nuevamente tomen las armas, serán masacrados por las instituciones mexicanas».

Profetas, sacerdotes: Efrén Ramos, obispo: «La conversión del FOBAPROA en deuda pública fue una medida en verdad acertada. El gobierno tenía la obligación de preservar nuestro sistema bancario».
¿Profetas de Dios? ¿Sacerdotes del César? (¡Dios..!)

Qué joven fui una vez…

Ah,

Estoy mirando la foto, mis valedores, y pienso: ¿conque éste era yo? ¿De veras? Ah, tiempos aquellos, los de mi primera juventud, tan lejanos. Tiempos que fueron los de la abundancia de ideales y la carencia económica; de la escasez de ropa y la prodigalidad de una greña que escurría Glostora. Aquellos tiempos, mis tiempos, que fueron los del primer amor todos los amores son el primer amor, la sota moza de la prosapia Orendáin deambulando por el parque arbolado mientras que uno acá, con los puros ojos .bebiéndosela desde lejos, el sudor en las manos y la taquicardia en un corazón lacerado de ansias amorosas. Ya lo canta el Kama Sutra (¿o fue Nietzche?): «Las goza quien las merece, que yo, con verlas, descanso». Guadalajara.

Pero no todo se me iban a mirar de lejos y suspirar. A la mano tenía San Juan de Dios, mi barrio, por aquel entonces claveteado de antros, piqueras y mancebías, doctores espantacigüeñas y enfermedades venéreas, y la iglesia del de Dios con harponazos de penicilina espiritual. Noches de sábado. Yo, hormona alborotada, de turbio en turbio las pasaba encuevado en el muy honorable salón para familias La Nalgada (la moneda con la que el cliente liquidaba el servicio de la bailadora daban el derecho a pegarle rotunda palmada ya en la derecha, ya en la zurda, a escoger). Y venga en la sinfonola «Pachito e’ che», y el Benny: Tero qué bonito y sabroso». Almendra, danzón.

Ya va amaneciendo, ya la cruda realidad se enrosca en el vientre y trepa a la cabeza: la hora ha sonado de aliviar la panza con pancita caliente, picosa, y dejar sitio a la media de ostiones. Y a volver a vivir. No lloro, nomás me acuerdo de que llegaba el domingo, y a misa de doce y, liviana la conciencia, vamonos a tirar dos que tres clavados. No en los dineros públicos, sino en la pública alberca, sede de los gloriosos panzazo. Cuando menos acordaba, la noche, y ya de noche y al amparo de la oscuridad cómplice… (Mis valedores: ¿no los estaré aburriendo? Por sí o por no, aquí aderezo el guiso con una salsa levemente sicalíptica. Ahí les voy.)

Yo arriba, ella abajo, y la pareja, que no tenía para cuando acabar. Aclaro: yo, desde lo alto de la gayola, miraba debajo de mí la pantalla del cine Park o del Regis, pista y campo de combate donde la pareja de cómicos (¡el Gordo y el Flaco!) todo era correr, brincar, caer, alzarse, volver a caer, y ya tropieza, ya derriba el jarrón, la lámpara, la fuente de frutas; y ya resbala en el plátano, chilla, se soba, hace muecas, visaje: y sigan los tumbos, los choques, los mojicones. A mí, cuyo carácter aún no se agriaba y aún con la sangre dulzona sin llegar al punto de la diabetes; a mí, que aún conservábame virgen de tantos achaques (conciencia política, cantatas de Bach, pensamiento crítico y demás lobanillos del áspero oficio del diario vivir una vida arrastrada a veces, y a veces nomás agónica), las chistosadas del cómico me los reblandecían, me humedecían de risa ojos, belfos y algún esfínter, al unísono. Qué joven fui una vez: que niño cuando el ciego José, claras de huevo sus dos pupilas, me canturreba: «Y ay, qué mis tiempos, cómo se fueron – y me dejaron – a padecer…» Yo, sensiblero, cinco años encima, me echaba a llorar…

Fanático fui del cine mexicano, con sólo que la película llenase un requisito: que fuese mala a morir, que ello me hacía vivir, y siendo, como eran, cintas mexicanas, ¿cuál abstenerme de ver? ¿Cuál, Charito Granados? ¿Cuál, Maritoña Pons? Todas eran mis favoritas: esta comedia, la tragicomedia, el dramón pasional, la tragedia de involuntario humor, todas. Fanático fui del mal cine, sí, pero al igual que los viejos adoradores del cine mudo que no lograron resistir el salto de calidad (mala calidad, casi siempre), al parlante, así yo: hasta el mal cine en blanco y negro llegué, que aquellas malas películas algo tenían rescatable, mientras las cintas mexicanas de color -¿hay excepciones?- no me parecen malas películas, no, sino estúpidas cretinas, a la medida de los pobres de espíritu que asisten al cine para (asco, horror), mascar y rumiar bolsas de palomitas entre comentarios de la escena que ven en la pantalla. Yo, adicto al cine de Eisenstein, Bergman y cercanías, ¿soportar El acorazado Potemkin, Que viva México, Gritos y susurros y Paisaje en la niebla con mis vecinos de asiento mascando palomitas? Deserté de la sala de cine. Me rendí, de plano, y no más. Pero añoro, y cuánto, aquellas parejas, comenzando con Laurell y Hardy, genios de una comicidad que degeneró hasta la náusea con los Virus y Capulina. Mis valedores:

Estómago tuve para el mal cine de pésimos comediantes, pero después de Viruta y patiño, con toda la cáfica de farsantes que (placer de pobres de espíritu) crispan la pantalla, ¿soportar ese detestable espectáculo (harina, pastelazo y mojicones) de comediantes tan zafios, reiterativos y faltos de ingenio y creatividad como Fox y López Obrador? ¡Nunca! Paso sin ver. He dicho. (¡Puagh!)

Baile , mi rey…

EL VALEDOR

POR TOMAS MOJARRO

Baile , mi rey…

Los bailes populares , ¿los recuerdan ustedes ? Porque lo que es yo cómo olvidar aquellos (taquicardia , sudor , trepidaciones ) que de escenario tuvieron , ¿ tienen todavía ? , el Salón Los Ángeles , y quien no conoce Los Ángeles no conoce la gloria : el California Dancing club , dos orquestas dos ; el Salón Colonia , que problemas financieros están a punto de cerrar , si no es que ya lo cerraron , y tantos más que en el mundo del DF , han sido . Los bailongos…

Los que vieron y vivieron todos ustedes que arañan el tostón o de plano reciben bono de «tercera edad» . Ya entre semana , ya el sábado , todos a embrocarse el buen tacuche , o sea el tando , el plumaje , y a danzonear como Dios y la santa iglesia lo mandan . Como mandan los cánones . Ah , los tiempos que fueron no de un simple Fox sino del fox trot , del bugi y la conga , la guaracha y el danzón ; las épocas de la rumba y el mambo y el cha-cha-chá , y ahora a moverlas al ritmo de la salsa y el rocanrol , y vuelta al danzón , que no es de las modas efímeras . «¡Hey , familia …!»

Los bailes del viejo salón de baile , qué tiempos . (Tú , la de piel canela y el púrpura corazón bordado en la blusa transparente y sutil . Tú , que siendo tan niña me enseñó a pecar. ¿Cuál fue tu nombre , dónde te hallas a estas horas , qué tierras andas pisando ? Y es que nosotros , lo de entonces , ya no somos los mismos . ¿Me permiten ? Los moquis , el lagrimón …)

Hoy día , en la era de la internet y del terrorismo de Estado , que es el de Bush y sus perros de guerra , perros del mal , pareciera que vuelve la moda del baile de salón , porque después de todo , mis valedores : moda es eso que pasa de moda para ponerse de moda otra vez . Cuento de nunca acabar , y esto lo vi , lo viví la noche del pasado jueves en la cancha de La Floresta , salón para bautizos , primeras comuniones , quince años , fiestas de graduación, bodas , defunciones y vuelta a empezar con bautizos . La biografía del barrio , sí , con su maestro de ceremonias : «Tú, quinceañera feliz , que arribas a la edad de las ilusiones color de rosa . Pido un aplauso aquí para la agraciada…»

Noche de jueves . Llegué al Floresta , me atejoné en un rincón , observé a las parejas : dinámicas , entusiastas , escurriendo sudor ; todas , al son de la Sonora Rastacuera , bailoteaban pecho a pecho , hombro con hombro , cachete con cachete , cuadril con cuadril , monte con monte (de Venus) , y gózame , negra , y muévete como …en fin . En el equipo de sonido y a 30 mil decibeles se había soltado aquella música en brama , descoyuntada epilepsia , que forzaba a las y los bailadoras y bailadores a zangolotearse como al afecto del calambre , del torzón , de las convulsiones . Ahí , en plena guaracha , lo insólito : aquella pareja tan dispareja . Su retrato hablado:

Ella , una morena en la medianía de la edad , chaparrona de estatura , pero aquí lo extraño , a remolque llevaba y traía a semejante grandulón al que cargaba en vilo ; el cual , todo apocado , entre sudores de pena y jadeos imploraba : «Le suplico , verdá , que me baje y entienda por favor que yo no vine a bailar y menos a que me bailen . Yo nomás vine a cambiar con usté dos que tres palabritas . Bájeme , señorita , se lo suplico …»

Y aquello era patalear al aire y jadear entre resoplidos , pobrín . La morenaza , sin escuchar , meneaba al zancón y lo traqueteaba al ritmo de la delicada romanza: «¡Lósquestán bailando ya saben !» Zancas al aire , jadeante , asfixiándose , el percherón : ¿No habrá modo , digo ? Unas palabritas nomás . Tres minutitos . ¿ Me está oyendo ? Ya bájeme , que me entran ganas de guacarear …»

Qué lo iba a bajar . Ahora , al grito de ¡rock! , ya lo estruja , ya cógelo , aunque nomás de perinola , y lo jurgunea , lo zangolotea , me lo trae a remolque y a punta de asfixia porque , baila bailando , le incrustó la cara , con todo y mostachos , en el parteaguas coyuntural de aquel pecho no ubérrimo , precisamente , pero sí ya crecidito como para cortarle la respiración . El de las zancas al aire jalaba oxígeno a lo desatinado , y válgame : grandulón , pero la prieta lo remolca en vilo y lo hace bailar como se le hinchan sus ganglios . El , pataleado al aire y , a querer o no , dejándose remolcar:»Ya bájeme y nos echamos un carrereado , ¿no? Un acuerdo cojunto». Al viento le suplicaba. Yo , la vergüenza ajena . Y ocurrió mis valedores , que de repente : ¡ Rock…!

Resollando entre pecho y sostén de la morenaza , oí , suplicante , al grandulón : «Ya , señito Condoleza , ya miando (¡¿qué?!).

elvaledormx@yahoo.com.mx

¿Me estás oyendo , inútil..?

Don Taurino está tieso , ¿qué tendrá don taurino ? ¿ Qué fue lo que lo engarroto como estatua de sal? ¿La mala impresión que acaba de recibir ? ?iganla , y juzguen después.

Medianoche era por filo , los gallos querian cantar , Entre calofríos de viento chivero y nocharniegas lloviznas , la medianoche insinuaba barruntos de amanecer y alfiletero de solapados ruidillos. El esquilón primerizo , a lo lejos , y aquel remoto ulular de sirenas de ambulancias que hagan de cuenta madres enloquecidas por esos sus hijos a los que Bush y Sharón , matanceros de oficio y de beneficio , hubiesen tornado en mártires de su tierra hollado , emporcada por la bota militar invasora. Ahí , en la penumbra , enterrado en el vivo corazón de la colonia brava , el conjunto habitacional. El condominio . (Pues sí , pero insisto : ¿por qué don Taurino y su estado cataléptico , o casi… ?)

Aquí , en el conjunto habitacional , unas insomnes y dormidas las más , vidas anónimas se encuevan en sus celdas de castigo , según es el tamaño de las celdas carcelarias , las conventuales y las de la vivienda de interés social donde cientos de humanos descansan en paz , en un ensayo general del descanso eterno. ¿Pero todos descansaran ? No , que en la vivienda 167 don Rufinito da sus boqueadas últimas. Que ya no amanece , calculan ; que no llega al anochecer . «Mide mi corazón la noche , y estoy harto de devaneos hasta el alba»,Job. (Pues sí pero insisto: ¿por que razón don taurino…?)

La medianoche envejece . Sle ve encanecer , y delinearse los perfiles de la azoteas , las coronas de espinas de las azoteas , (antenas de TV) , las fosforecentes pupilas de los gatos en las azoteas , brama espeluznante , y de repente el gritó que cimbra los cielos de Anáhuac :»¡Ay , mis hijos…!

Ya los dolores , dice el del 113 . «A llamar a la partera». (Ah , no era la Llorona , sino la hija soltera .Bicha , La salerosa.) «Esta vez vienen cuatitos . Cero y van seis . Pero mi hija , no entiendes , osea » .Pero no sólo Bicha…

En el huevito del 169 , una pareja oficia el antiquísimo , novísimo rito de la procreación , rito acezante de taquicardias , quejumbres y dulcedumbres del «animal de dos espaldas» , que dijo Shakespeare. Sexo , erotismo , amor , amantísima. Por ahí va . Yo , discreto que soy , pegaba la oreja al muro (esas chismosas paredes de cartón piedra ) , cuando entre los chasquidos de besos alcancé a distinguir , en la puerta de entrada , el chasquido de la cerradura y el bulto aquel que , agachándose , se colaba en el corredor y se escurría al interior el edificio . Peligro , focos rojos . «¡Alerta , vecinos , que se les mete un asaltante !» , quise gritar , pero entonces … A ése yo lo conozco ; sí don taurino en persona y sin zapatos , con pasos de gato escaldado se cuela rumbo a su habitación para no dspertar a la doña (chancletas , batón, tubos en la cabeza y una cara de coraje entripado que cuatro manos de crema no logran disimular):ella , que ha dado en la flor de aguardar al trasnochador en la penumbra de la sala comedor , tres por dos metros su diámetro , la mitad engullida por el aparato de la tele , esa educadora de masas . Viene ahí don Taurino . En cámara lenta se acerca con pasos de gado escaldado , llega a la puerta , la abre a lo cauteloso y válgame , lo que oyó , entrevió , intuyó … ¡hágase la luz!

La luz se hizo , y ahí , en el sacrosanto tálamo nupcial … el amado inmóvil – y mudo , y tieso – enfrenta a los adúlteros . La doña , que ni en esas perdió su pudor de mujer casada , ante los ojos desorbitados de su marido se cubrió los pechos , qué pena. ¿El mancillador de tálamos pobres , pero decentes ? Ese , el muy cínico , de las de acá , los brazos cruzados tras de la nuca , y sonreía. Ya el resuello acompasado pero aún bañada en sudor , la perfecta casada:»Ya sé lo que estás pensando , Taurus, bien que te conozco . Pero no es lo que tú crees , malpensado. ¿Y qué querias , que siguera aguantando tus francachelas?» Y el catálogo de reproches contra un atónito Taurus: «Esto lo hago porque yo dejé de respetarte cuando dejé de admirarte porque te dejé de amar. Con falsas promesas me cautivaste , pero a la hora de los hechos , nada de nada , impotente de miércoles . Cuatro larguísimos años larguisimos de aguantar tus pentontadas cuando yo esperaba , al menos , un poco de bienestar . Que me tuvieras satisfecha , ¿Pero satisfacerme nomás con tu pura lengua ? Fue entonces cuando llegó aquí el sancho , y ese sí mira : a lo que te truje. lengua , sí , pero acciones también . ¿No es así, queridito?»

-Ji tú lo dices – y el nuevo amor de la doña sonreía . Ah , ¿costeño , tal vez ? ¿tabasqueño? Y mis valedores : miré a un rabioso don taurus correr al armario , sacar tremebunda bazuka y : «¡Apáralo , que aí te va!» Un desafuero de este tamaño , miren . ¿Trágico? Yo este sainete lo estoy gozando . (De plano)

elvaledormx@yahoo.com.mx

Elegía por la selva lacandona

Está en marcha , el reacomodo de comunidades zapatistas en el sur de Montes Azules. El viaje desde La Realidad hasta Boquerón tomó tres horas. La media que falta por caminar no es nada con las seis horas de selva y lodo que anduvieron ayer .»Estamos llegando en tiempo para trabajar la tierra y preparar la siembra de maíz…»

-La Jornada , 23 de enero , 2005

Y que en la selva lacandona , mis valedores , la comunidad exige a las autoridades el desalojo de los poblados asentados de manera irregular en la reserva de la biosfera de Montes Azules , porque los invasores «estan talando muchos árboles en la selva»- Que la comunidad ya está cansada, y que fijan un plazo a los talabosques , que «ya no excederá los dos meses. Entonces vamos a actuar «. Riesgoso , ¿No les parece ?

Del conflicto que viven los lacandones por la invasión y devastación de la selva les hablé ayer, conflicto con más de cien años de vida ; de muerte , más propiamente , y de estrucción , por culpa de la voracidad con la que las transnacionales han explotado y explotan a lo irracional las finas maderas de la selva lacandona . Hace tiempo , repito , me visitó Cuauhtémoc González Pacheco , investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y autor de El capital extranjero en la selva de Chiapas . Con base en su apasionada exposición del problema y en los documentos que dejó sobre esta mesa de trabajo sigo aquí con la historia del lacandón y su selva o, para no mentir : de la selva y sus lacandones , porque nunca la selva ha sido del lacandón.
En la Historia , las pruebas:

«Los descubridores de la selva .- Ellos fueron Felipe Marín y Juan Ballinas ; descubieron que los ríos eran el medio para sacar los árboles e maderas preciosas de la selva lacandona . Marín corto árboles en la década de 1860 y los lanzó por el río Usumacita. Desembocaron en Boca de Cerro, cerca de Tenosique , Tabasco .» Las firmas madederas más importantes que operaron desde el vecino país fueron Manuel Sisniaga Otero y la Casa Janet y Sarté . Un cálculo conservador , basado en los permisos expedidos en Guatemala , permite calcular que en sólo una década las empresas madederas cortaron 73 mil 710 árboles de caoba y cedro de la selva mexicana.

Las primeras compañias madereras .- Durante las décadas de 1880 y 90 , las compañías madederas se apropiaron de imprtantes extensiones de la selva lacandona. las primeras fueron la llamada Sub-Oriental , de nacionalidad fancesa , la Compañía Valenzuela e Hijos , del mayor terrateniente de Tabasco , don Policarpo Valenzuela un millón de hectáreas lo confirman -, la Casa Romano y la Casa Bulnes , Españolas . Tales compañías vivieron la edad de oro de la caoba , de 1880 a 1915 . Un cálculo conservador , en base a documentos y testimonios , sugieren que durante los 35 años que duró la edad de oro , los extranjeros extrajeron de la selva tres millones y medio de metros cúbicos de caoba y cedro que fueron enviados al extranjero…

Es característico de la forma d operar del capital extranjero en Latinoamérica el hecho de que en tan corto lapso hayan sustraído de la Lacandona tan importante volumen de madera sin estar sujeto a ningún proceso de valor agregado dentro del país, y que parte de la madera fuera devuelta a México convertida en exquisitos muebles londinenses de caoba o en olorosas cajas de cedro mexicano con cigarros puros alemanes , a precios incomparablemente superiores a los desembolsados por la materia prima». Tan inicua situación de ventaja impune en que operaban las transnacionales , mis valedores , ¿ya ha sido superada en nuestro país ? Sigue González Pachecho , Investigador de la UNAM:

Situación de los trabajadores :» La tienda de raya (Bodega , en las monterías) llevaba las cuentas con las que se endeudaría permanentemente a los trabajadores . Las condiciones de trabajo y sobre explotación a que fueron sometidos redujo para miles de hombres la esperanza de vida a sólo unos cuantos años . La plusvalía arrancada por la Casa Romano permitío a la familia formar , en 1912 , otra empreas que operaba en Guatemala : la American and Guatemala Mahogany Company. Tambien pudo adquirir gran cantidad de propiedads urbanas en Tabasco, Campeche y Chiapas , que ascendian a 89,316 metros cuadrados más 126,899 hectáreas de predios rústicos …»

Por hoy , hasta aquí de selva , y de rapacidad , vandalismo , injusticia y ventaja para las trasnacionales . Por fortuna , semejante situación se produjo en tiempos pasados y con gobiernos entreguistas. Pero una ves más : ¿Ha cambiado la situación hoy , hoy , hoy …? Pregunto , y no más .Tarde o temprano seguiré con el tema : la selva lacandona y los vendepatrias. (Vale)

elvaledormx@yahoo.com.mx

La selva lacandona y Monsanto

El gigante de la producción de transgénicos toca a las puertas de la selva lacandona de manera directa. En tanto , los gobiernos federal y estatal siguen adelante en su misión de vacia de inicios Montes Azules. Apenas ayer , al celebrar la reubicacion de unas 170 familias indígenas en tierras palencanas , los funcionarios federales hablaron alegremente de millones de pesos…

Y que al adquirir Monsanto la empresa mexicana Seminis gran parte de la selva lacandona está por convertirse en propiedad de la transnacional , según acusa Hermann Bellinghausen en el matutino del 16 de febrero . Reforma había denunciado el 26 de mayo del 2003:

La reserva de la biosfera de Montes Azules , en Chiapas , tiene riesgo «inminente» de violencia entre las comunidads que la habitan , se advirtió al gobernador de Chiapas y al presidente del país

Chiapas , selva lacandona: conflictos de tierras , devastación de los bosques , enajenación a la rapiña transnacional . Para los capitalinos el conflicto de Montes Azules parece remoto , pero no ; al igual de eso que ocurre con el energético , riqueza de los mexicanos , y los amagos de un gobierno pro-yanqui (¿amagos nada más) de entregarlo al vecino imperial , los bosques tambien son vida y riqueza de y para todo el país , una riqueza a diario codiciada por las transnacionales.

Por ello es que me permito referirme a lo extenso a ese requemante problema de la selva lacandona. Hoy daré a ustedes una referencia , otra mañana , o la semana que viene , o el próximo mes , pero que conozcamos el problemón como los árboles: desde sus raíces , en este caso históricas . Los descubridores de la riqueza lacandona , sus explotadores transnacionales , la ruina en que van dejando d aquellas selvas . La historia:

Para empezar , lo inaudito: que para rapar la selva , las transnacionales actuaron siempre con permisos debidamente legalizados… ¡ por el gobierno de Guatemala! Que tan sólo en la década de 1860-70 y que únicamente de cedro y caoba , los extranjeros cortaron más de 73 mil 700 árboles de la selva mexicana. Nunca imaginé cifras y datos tan escandalosos , tengo aquí , sobre mi mesa , documentos que alguna vez me hizo llegar Cuauhtémoc González Pacheco , investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y autor de El capital extranjero en la Selva de Chiapas (UNAM , 1983). Me acuerdo.

El estudioso se apersonó conmigo , y el tanto de toda una tarde se puso a hablarme de Chiapas , y en la intensidad de sus palabras había la pasión de cuando uno se expresa de la amantísima. Me dijo de un Chiapas selvático que , ante la ira impotente de la comunidad y la indiferencia de gobierno , caciques y talabosques , perdía inexorablemente su riqueza vegetal , ahora en manos de extraños , manos transnacionales . Al despedirse me dejó el altero de documentos que ahora comparto con todos ustedes.

«Si miramos en retrospectiva la historia de los últimos cien años de la Selva Lacandona , la más importante selva alta de México , nos sorprenderá no encontrar en ella las esperadas imágenes de una selva virgen poblada por escasas familias de indígenas lacandones ; lo predominante será un pujante desarrollo de empresas madederas bien constituidas y patrocinada por el capital extranjero. Esta realidad tan poco romántica se inició cuando todavía no se utilizaba el aeroplano. Uno se pregunta cómo fue posible que las grandes transnacionales de entonces descubrieran , escudriñaran y dsposeyeran a la selva y a sus habitantes de sus riquezas , cuando la mayoría de los mexicanos de entonces ignoraban su existencia …

Los descubridores de la selva . Felipe Marín y Juan Ballinas descubrieron que los ríos eran el medio para sacar los árboles de maderas preciosas de la selva lacandona . Felipe Marín cortó 72 árboles en la década de 1860 y los lanzo dese el punto donde el río Usumacita toma tal nombre , para comprobar que eran conducidos hasta la salida d la selva , a un sitio llamado Boca de Cerro, cercano a Tenosique , Tabasco . Este lugar muy pronto se convertiría en un importante centro de empresas madederas , pues en él se asentaron los hombres encargados de atrapar las trozas que el río conducía y entregarlas a los empleados de las compañías madederas , quienes las llevarían por el mismo río a los hombres encargados de atrapar la madera…»

Y que ahí se asentaron quienes atrapaban los troncos y los entregaban a los empleados de las compañías madederas , que las llevaban por el mismo río a los puertos de embarque : Frontera y Ciudad del Carmen. «El descubrimiento de Marín inauguró la explotación de las empresas llamadas montería que operando desde Guatemala con permiso otorgado por ese gobierno , extrajeron madera de la selva lacandona de 1860 a la siguiente década y …» (mañana)

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Siempre que pueda reproducire en este espacio la Columna que publica diariamente en el Periódico Metro el Maestro Tomás Mojarro.