El arte de amar

La luna de miel, mis valedores. ¿La conocen ustedes, la recuerdan todavía? De mí sé decir, entre dos suspiros: qué tiempos aquellos. No lloro, nomás me acuerdo. Porque ya ni llorar es bueno, dice el cantar…

Mi luna de miel transcurrió en Acapulco, original que soy. Qué distinta a la de cierta pareja de recién casados a los que profeso un afecto muy especial porque somos de la misma sangre ellos, ustedes y yo, y menos distantes en el árbol genealógico de lo que muchos suponen o aceptan reconocer. La nueva pareja va a pasar su luna de miel no a la orilla del mar, sino en el vivo corazón de Chapultepec. En el zoológico. Claro, sí, por supuesto, se trata de la pareja de gorilas que forman Arila y Bantú, que se preparan para procrear familia. Yo, que en amores y desamores, tiempos de amor y destiempos, y pasión y olvido, puedo tener un poco más de experiencia que la flamante pareja, aquí le mando dos o tres recomendaciones que de algo pudiesen servirles.

Apreciables parientes Arila y bantú:
¿Ya en pleno amor? ¿En el proceso de enamoramiento, tal vez? Que el entusiasmo compartido no me los vaya a marear y hacerlos perder la vertical mas que cuando el instinto los coloque en posición horizontal, y entonces aprovecharla con todo.- nervios, mente, ríñones, corazón y hasta duodeno, si les provoca. Pero, mis apreciados parientes, mucho cuidado. Que la dulce embriaguez del amor no se les torne indecorosa borrachera. Que no me los obnubile hasta el punto de que extravíen dignidad y decoro, y tornen su sentimiento alarde, exhibición y espectáculo para la gayola. Que el amor, de primates, no me los vaya a convertir en humanos. Cuidado, mucho cuidado.

No irse a contagiar del comportamiento de algunos de sus vecinos. Recato. Que su intimidad ande en boca de ustedes, pero no en boca de todos. En público no besuqueos ni arrumacos sacarinosos, que esos alardes exhibicionistas pudiesen escandalizar a sus vecinos de jaula que sí saben de dignidad personal. ¿Que algunos les sonríen, complacientes? No irse con el engaño: hienas son, y chacales. Ya que dejen ustedes de ser novedad del zoológico van a conocer la reacción del zorrillo. Y esto más:

Su permanencia en Chapultepec no va a pasar de 2 años. Ya después, el olvido, si les va bien. Pregunten, si no, por el panda Pepe-Pepe, la panda Ying-Ying, y un o una Tohuí, que a su hora fueron en el zoológico los consentidos, para después ir a dar a donde también ustedes, tal vez.- al desván de la Historia.

Que una conducta indigna no me les abolle su prestigio y el único capital que nos llevamos a la tumba- la fama pública. Ante los medios de condicionamiento de masas, precaución. No ir a caer en su cursilería cuando aludan a ustedes dos. ¿No desde ahora, por halagarlos, ventosean sacarinas tales como «el novio», «la novia» y «el nidito de amor»? Detrás del afecto fingido se esconde lo que leo en el pie de foto: «La mercadotecnia no pierde tiempo y ya se venden los recuerdos de Arila». Pariente Bantú:

¿Es usted corazón bandolero? ¿Rijoso de natural, sangre caliente? ¿Como valentón de pulcata le repapalotean los sesos (los esos) por provocar la pendencia siempre y cuando se sienta seguro detrás de las rejas? Cuidado, que ese zoológico está plagado de malos bichos: culebras, tarántulas, tepocatas y víboras prietas. ¿Muy dado a los cascabeles? Los del zoológico son de víboras, y esas no gastan el valor en bravatas; tiznan; pregunte, si no, a la otra pareja de primates, Eva y Adán. Con las fieras vecinas poco y bueno, que luego lo hacen pegar el reculón. No retar a leones, tigres y uno que otro dinosaurio, todavía capaz de dar el Madrazo. Cuidado. ¿O quiere que me lo atiborren de Prozac.. ?

Joven Arila: logró jaula en Chapultepec, pero no vaya a perder la cabeza. Un ramalazo de suerte la sacó de su oscuro rincón de Zacango, donde sin pena ni gloria transcurría su honesta mediocridad. No aparentar, Arila, no derrochar en lujos ni extravagancias. Usted, aunque se vista de seda, gorila se queda.

Sea siempre lo que siempre ha sido, no vaya a ser que al modo de Midas, enseñe la oreja. Tampoco exhiba su mediocridad de tal suerte (mala para todos) que desde su insignificancia y por un inconsciente afán de autoafirmación reclame para sí, a lo protagónico y sin merecimiento ninguno, la luz de las candilejas de costra a costra y de frontera a frontera. No olvidar la bíblica sentencia: «Nadie puede añadir a su estatura un codo».

Usted, por lo mismo, nada de oropeles ni perifollos ni gastos desmesurados. Abrigo de piel es piel de contribuyente, que drjo aquél. Que el par de años de zoológico no nos salgan costando un hovo de la cara. ¿Sabe que vive en un pueblo pobre, cada día más empobrecido por Arilas como usted, un pueblo que tiene que financiar el zoológico nacional? Un detalle de usted, espléndido, me tranquiliza: ¡Que a Chapultepec llega sin lujos! Arila, Batü: es cuanto. (Y la paz.)

Concha Bocanegra

El libro, mis valedores, nuestro alimento espiritual. Leo en el matutino que como medida de seguridad tras el asesinato de algún narcotraficante, durante seis larguísimos meses los internos del Penal de La Palma se quedaron sin acceso a ninguna clase de libros, y que ahora pronto se reanudará el servicio, proporcionado por una biblioteca de apenas 100 libros. Hace algunas semanas, a propósito, recibí una llamada aquí, en nuestro Centro de Acopio de El Valedor, solicitando libros para crear una biblioteca dentro de alguno de los penales de esta ciudad capital. Los libros (más de 100) aquí aguardan al solicitante. ¿O la biblioteca quedó en veremos? En fin.

Por cuanto a todos ustedes, que viven afuera del penal, ¿cuántos libros llevan leídos en lo que va del año? Y las horas que en ese lapso han entregado al cinescopio, ¿cuántas son? ¿Y así queremos llegar al difícil ejercicio de pensar y a la autocrítica, y de esa manera dejar la etapa del clamor que e-xi-ge un padre (Creel, Madrazo, López Obrador) que nos proporcione, como a los adolescentes, seguridad y castigo? Mis valedores: a leer. Cuanto antes. ¿O seguir con el espíritu endeble..?

Un género literario, espléndido, les recomiendo ahora-, la novela del esperpento, esa hija legítima, natural y putativa de la picaresca española, madre admirable a la que en nuestros países al sur del Bravo le nacieron hijos escasos y encanijados, hijos no bien paridos como pudiésemos esperar de un continente que vive el y del esperpento (su segunda naturaleza); que del esperpento ha hecho un arte pero no una literatura. En México, un Periquillo Sarniento, un Canillitas, un Pito Pérez, un poeta Margarito. Y así en los países al sur.

Mis valedores: dos novelas del esperpento les aconsejo que delinean el retrato hablado de nuestro país, ayer y hoy, pero de autores españoles que vivieron en México y Argentina: Ramón de Valle Inclán y Francisco Romero. El México de ayer se refleja en Tirano Banderas, Novela de Tierra Caliente: Santa Fe de Tierra Firme en las cartas antiguas Punta de las serpientes…

Ahí el autoritarismo de un Santos Banderas (López de Santa Ana y otros López, Porfirio Díaz y el Díaz Hordas, Echeverría) que a encierro, destierro y entierro rige un país cada día más descontento, hasta que un día, de súbito, en un movimiento espontáneo, lo consabido: en Punta de las Serpientes surge un personaje de tono menor, sin temple de caudillo, de escaso relieve físico y endeble carácter, que va a ser (el menos indicado, como en todo movimiento espontáneo), quien incendie una pradera recalentada, un trópico que en Tirano Banderas es farsa, tragedia, humor y espléndido lenguaje. Léanla. La novela de Francisco Ayala se titula Muertes de perro, y tiene de escenario un paicillo de embuste y esperpento cuyos destinos rige el presidente Antón Bocanegra, quien gusta tratar los asuntos de gobierno sentado frente a unos ministros que permanecen de pie. Sentado, sí, en la taza del lugar excusado, ante unos funcionarios que se mantienen de pie, una manera de culimpinarse ante el dictador. Desdichado país.

Que el presidente rige los destinos de la república, dije allá arriba, pero dije mal: quien maneja toda la vida pública del mortecino país no es el presidente, carácter de jericalla, sino su «pareja presidencial», la «primera dama», terminajo copiado a los gringos que por halagarla le endilga una prensa servil. Ella es Concha Bocanegra: mujeruca hasta ayer insignificante cuyas dotes de audacia carente de escrúpulos y arribismo (trepadora y logrera) la encaramaron en el palacio de gobierno, donde ya como «primera dama» desnudó su compulsión por la demagogia, el derroche y los lujos, para descararse en rastacuerismo ostentosos y afán protagónico, Concha, desde lo alto, desde allá arriba, teje su telaraña de compinchajes y complicidades, intrigas palaciegas y maniobras politiqueras, acuerdos secretos y demenciales saqueos que enriquecen a toda su parentela, y la predación de la Concha páguelo un paisanaje pobre y empobrecido por la siniestra mancuerna. Mis valedores:

Conozcan, en Muertes de perro, a esta Concha hipócrita y tartufa a la que en cierta ocasión, revisando su guardarropa (de primer mundo en un mundo de tercera), le dio la ventolera de humillar a todos los. ..
Fue ahí: a medias de la tertulia de anoche me la interpeló el juguero:

– A mí ya me la picó, o sea la curiosidad. ¿Como en cuánto calcula que me venga costando conocer ala Concha esa..?

La pregunta me sorprendió: «Pues ciento y tantos pesos, supongo».

– Ah, no, esa Concha no vale docenas de jugos-, yo de loco compro la novela; mucho más barato me sale el periódico, diez varitos.

¿El periódico? ¿Qué tiene qué ver Concha Bocanegra con el periódico? Yo no entendí lo que quiso decir, como ustedes tampoco lo entienden. (¿O sí?)

Acarreados…

El 26 de julio, mis valedores, marca el aniversario número 52 del asalto al Cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, que marcó el inicio de la revolución de Fidel y sus barbones de Sierra Maestra. Pues sí, pero como Washington aún no se resigna por haber perdido una zona que hasta entonces fue no su patio trasero, sino su mancebía, no cesa su acoso a la isla en el intento de derrocar a Fidel, lo que provocó en el 2001 la Gran Marcha del 10 de junio, que se llevó a cabo en La Habana. Casi nueve millones de cubanos…

Washington, por supuesto, minimizó esta Gran Marcha tachándola de «recurso de regímenes totalitarios», y que los cubanos fueron presionados para participar. Y en esto no les faltó razón. No, al menos, en el caso de cierto ciudadano de Cuba que asó, por mi conducto, hizo pública su denuncia:

– ¡Sí, yo marché y firmé obligado..!

Al menos en mi caso, tienen razón los voceros, agencias cablegráficas y medios de prensa, cuando aseguran que los cubanos fuimos obligados a la Gran Marcha del pasado día 10 y a firmar la Iniciativa de Modificación de la Constitución. Efectivamente: yo acudí presionado al Malecón, y estoy convencido de que igual les ocurrió a otros de los nueve millones de participantes de todo el archipiélago. De esa misma forma suscribí el documento, que al final resultó avalado por ocho millones 188 mil 198 cubanos mayores de 16 años de edad.

Me obligaron, sí, pero no fue nadie del Gobierno ni el Partido (…) No hizo falta esa presión. Me obligaron la memoria, la actualidad y el mañana. Temprano en esas fechas, Félix Varela tocó a las puertas de mi corazón (…) Al ilustre Presbítero lo acompañaban el Céspedes Padre de la Patria, el Generalísimo dominicano que convirtió el machete en alma in-dependentista, el Bayardo Agramonte, el Calixto de tres guerras y una estrella en la frente, el Maceo de «fuera» en el brazo y en la mente, el Martí Autor Intelectual, el Camilo del pueblo y el Che de América.

Me obligaron los 20 mil hermanos torturados y asesinados por esbirros de la tiranía batistiana, esos mismos prófugos de toda justicia que se pasean por las calles de Estados Unidos, donde gozan de privilegios otorgados por las autoridades para detonar explosivos, atentar contra dirigentes de otros países, aumentar fortunas con el tráfico de drogas y de personas, secuestrar a niños…

Me sentí obligado por el Enero de Libertad y el Girón de Victorias; por los niños al-fabetizadores y los campesinos que si hoy pudieron leer y firmar, fue gracias a aquella gesta de cartilla y farol. Me obligó la alegría de saber que la tasa de mortalidad infantil es de apenas 6.2 por cada mil nacidos vivos. Y es que disponemos de más de 67 mil médicos a dos pasos del hogar, y de los cuales casi dos mil prestan sus modestos esfuerzos a 110 pueblos desposeídos en otras tierras del mundo…

Me obligaron los científicos de la ingeniería genética y la biotecnología, que fabrican armamentos, es verdad, pero para hacerle la guerra a plagas y enfermedades, y salvar millones de vidas en cualquier rincón del orbe.
Y las sonrisas infantiles, arrancadas de una muerte segura por la vacunación contra 13 dolencias curables, que flagelan a la niñez en otras latitudes.

Me obligaron los millones de alumnos en todos los niveles de la enseñanza, cada vez mejor preparados por sus valientes maestros, en más de 50 universidades, de sólo tres que existían en 1959, y en los miles de escuelas con equipos de computación, televisores y videos para las tele-clases hasta en el más recóndito rincón de nuestra geografía, incluso allí donde hay un solo pequeñín con su profesor y un panel solar, porque aún el paraje no se encuentra ubicado en el 95 por ciento del territorio nacional electrificado.

Fui obligado a marchar y a firmar por los abuelos que saben de su vejez garantizada (…) y por las mujeres, que no sólo conquistaron su derecho a la igualdad, sino que han sobrepasado a los hombres en muchos frentes. Me obligó el orgullo de la Escuela Cubana de Ballet y el Cine verdaderamente nacional, real a partir de 1959. Y los más de 60 títulos olímpicos…

Y por último: marché y firmé el documento obligado por Bush, ese que fue colocado en la Casa Blanca por el fraude de los sargentos políticos de Miami, y quien con sus discursi-tos volvió a ofrecerle la Enmienda Platt edulcorada, con más sabor a palos que a zanahoria, a este pueblo mío que se cansó de decir yes desde hace mucho, cuando aprendimos a no bajar la cabeza como esclavos, para impedir a tiempo que se extiendan por las Antillas los EU y caigan con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.

¡Sí, yo marché y firmé obligado..!

Mis valedores: frente al territorio libre de América digo: Patria o Muerte. (¡Vencieron!)

La conciencia y la pildora

La susodicha, mis valedores: ¿es o no es abortiva? A mí, el veredicto de la ciencia me basta: «No es en forma alguna abortiva. Lo que hace es inhibir la ovulación e impedir que se unan el óvulo y el espermatozoide. Una vez que se ha instalado el embarazo, la pastilla no tiene ningún efecto». ¿Más claro?

Tal método anticonceptivo de emergencia no es abortivo, de acuerdo, pero en otro sentido, ¿transcurrido qué lapso, luego de la concepción, el producto, el embrión, el feto puede ser expulsado como una adherencia más dentro del organismo, y cuándo ha adquirido la categoría de una vida humana que hay que respetar, preservar, o se cae en el asesinato? Científicos, facultativos, filósofos y ministros de diversas religiones aún no se han puesto de acuerdo, lástima. Pero hablando de abortos… Que con el anticonceptivo de emergencia se evita, precisamente, la práctica del aborto, afirman los estudio-sos, y la pregunta del candido: ¿pero en nuestro país se practica el aborto? Y los investigadores: legal o ilegal, se ha practicado siempre y en todos los estratos y grupos étnicos. Durante toda su historia la sociedad mexicana ha practicado y practica el aborto inducido ilegal, al margen, a pesar y en virtud de la legislación penal que siempre lo ha sancionado. La clandestinidad en que se practica, debido a la prohibición legal, repercute en forma negativa en la vida comunitaria. Como para reflexionar, como para darle su exacto valor a la pildora anticonceptiva, aquí una evidencia de la simulación, segunda naturaleza del mexicano:

En México, afirman los analistas, coexisten dos países, uno ficticio y otro real. La contradicción entre estos dos niveles es descomunal. ¿Su consecuencia? El predominio de la mentira que, a su vez, es una de las causas de la corrupción y la inmoralidad públicas. El problema del aborto es un ejemplo muy claro de esta simulación. Las prohibiciones contra el aborto prolongan y fortifican el país irreal, el país de las frases frente al país real, el país de los hechos. «Esta es una de las razones que nos inclinan a pensar que la legislación que condena la práctica del aborto debe suprimirse». En México, las mujeres abortan, pero queremos creer que no lo hacen; el Estado cree castigar el aborto y por ello quiere creer que no existe. El número de juzgados y sentenciados por este delito es casi imperceptible frente a los millones y millones de abortos desde que están en vigor las leyes actuales. La sociedad mexicana cierra los ojos ante el aborto mientras lo practica a escondidas, y el fenómeno sigue en aumento, precisamente por la actitud puritana del Estado de mantener una norma legal absolutamente impracticable. «El Estado debe ser imparcial, reconocer que el aborto inducido no es un delito y aceptar que es una cuestión que cae en la jurisdicción de la moral individual y que la decisión corresponde a la pareja, esencialmente a la mujer. Así como el Estado no puede obligar a las mujeres a confesarse, comulgar o practicar cualquier otro rito, tampoco debe convertir un problema de moralidad Intima, como el aborto, en un delito«.

El aborto es arma de dos filos y tiene connotaciones muy negativas: asesinato, crimen, pecado, homicidio, libertinaje, destrucción, egoísmo. «Puras razones morales para ignorar las de tipo social y económico (…) Quienes se oponen al aborto, siempre en función de sus intereses de clase y de posición ideológica, son los partidos políticos y profesionales de la clase media, organizaciones patronales, eclesiásticas y religiosas y caciques regionales (…) Ello propicia una monstruosa demanda de abortos, un mercado negro e ilegal practicado por mercaderes (…) Pero el aborto es un problema de derechos humanos, algo que debe decidir fundamentalmente la mujer. Ni la iglesia ni el Estado pueden disponer de él».

Y que no es, como se afirma, un problema de jóvenes, de solteras o de relaciones extra-conyugales u ocasionales. Que el aborto es practicado con más frecuencia, quién lo dijera, por mujeres casadas, con muchos hijos, católicas y en una edad promedio de 30 años. En esta ciudad capital los médicos practican sólo uno de cada 12 abortos, y un gran porcentaje de mujeres fallecen o quedan lesionadas en su capacidad reproductiva, sexual y de estado general.

Y la conclusión: que al margen de consideraciones religiosas, el feto es una persona humana en potencia; interrumpir su desarrollo vital «no tiene ni el valor ni las consecuencias que tendría en un ser humano actualizado». La mujer que aborta voluntariamente no califica al producto de su concepción como persona humana y, puesto que es a ella a quien primordialmente corresponde el valorarlo, «interrumpir el proceso vital del producto de la concepción, hasta su viabilidad, no es inmoral o malo». El veredicto de los científicos, definitivo.

¿El resto? A la libertad de conciencia de todos ustedes. Sin más. (Vale.)

Perdí hasta mis chones

Las riñas de vecindario, mis valedores, esas que a lo peyorativo, la vox populi descalifica como pleitos de comadres, de verduleras, de lavadero. Lástima, la que les voy a contar no ocurrió en la verdulería ni en el lavadero, sino en la estancia de mi depto. de Cádiz. ¿Se imaginan ustedes? Lámparas de cristal, jarrones, los vidrios de las ventanas, dos óleos (figurativos; los líquidos arrojadizos los tornaron surrealistas, abstractos) y unos muñequitos de porcelana que, por ridículos, mucho me alegro cayeran en la refriega, como me disgusta que el par de pleitistas fuesen la señora viuda de Vélez (o sea, La Maconda, amante ocasional de mi primo Jerásimo; por pugnas políticas dio por terminada la relación), y su empleada doméstica, La Macarena, paño de lágrimas de mi consanguíneo. Un pleito de hembras y el Jerásimo, quién lo dijera, después de que todo comenzó con una frase inocente que en la tertulia de anoche, y como al desgaire, dejó ir el maestro: «El indicado para suceder a Fox en Los Pinos no es Creel, no es Madrazo, no siquiera López Obrador».

La declaración del maestro crispó la tertulia. Al descartar a Creel cabreó a la Emerita, sobrina del padre Pioquinto, mi confesor espiritual, amiga de La Maconda y, como ella, neopanista y adorada de Diego el barbón. Al restar posibilidades al Peje acalambró el juguero y a la tía Conchis, fanáticos del tal. Pero al descarte del tabasqueño tricolor ? mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins., acusó de inmediato a Madrazo:

– Ándele pues. ¿Entonces, según usted, quién es el sucesor de Fox?

– Usted. Nada menos que usted, licenciado, y esto lo afirmo, después de haberlo meditado muy a fondo, créame.

«Ay, maestro». Vi que el jerásimo enrojeció de vanidad, sonrió de medio lado y humilló los párpados en una actitud de falsa modestia: «Eso se lo dirá usted a todos, maestro. Lo dice nomás por carnear, puro choro…»

– Lo afirmo con seriedad y conocimiento de causa. Si existe congruencia en nuestro incongruente sistema político, usted tiene tantas posibilidades de llegar a Los Pinos como Madrazo o López Obrador. Porque la hora ha sonado… Sonó el teléfono. Del partido. En posición de firmes, mi consanguíneo: «Sí, licenciado Madrazo. Cómo no., licenciado Madrazo. De acuerdo, licenciado Madrazo. Voy pa allá como Madrazo, licenciado de rayo…»

De un madrazo colgó. Comisión del partido: reforzar el personal para una comida donde Madrazo iba a compartir el PAN y la sal con no sé qué vocero de no sé qué maestra aquejada de no sé qué achaque en no sé qué conducto orgánico. «Y ayudar a los cocineros. Va de pinche», el juguero. Yo, en tanto los zapatazos del consanguíneo bajaban las escaleras de dos en dos:

– Caray, maestro, ¿no pecó de excesivo? ¿A Los Pinos un mediocre, un inepto, fantasioso, embustero, megalómano, que no puede sobrevivir sin su droga, el cacardí, y mucho me temo que un día de estos le llegue al prozac..?

– ¿Fui excesivo, le parece a usted? Si a la Casa Blanca le dio la ventolera de plantar en Los Pinos al Fox de la pareja presidencial, y los Carlos María Abascal en el gabinetazo, ¿no podría ser capaz de repetirnos la dosis jalando de Las Güilotas a su clon zacatecano? ¿O qué? ¿Unas masas que así se niegan a pensar y a lo irreflexivo se dejan encampanar no por candidatos propios, sino de la Casa Blanca, merecen un estadista de la alzada de Juárez o Lázaro Cárdenas para gobernar una sociedad «educada» por el cinescopio? Un De la Madrid, un Zedillo, un Fox, un licenciado Jerásimo. ¿Merecemos más..?

Silencio en la sala. Reflexión. Algún suspirillo. Y ándenle, que se abre la puerta y jadeante. La Macarena-. «¡Ora sí que ya la hicimos, chiquillas y chiquillos, víboras prietas y tepocatas! ¿Saben lo que me acaba de comunicar oficialmente mi viejo chulo?

– ¿Chulo? -la tía Conchis-. ¿Ya le agregó una hache muda al Jerásimo?

– ¡Qué va derecho a Los Pinos! ¡Será el mero trinchón, y yo su primera dama! ¡Yo, toallas de 4 mil, 100 millones al año tan sólo pa mis faldillas! ¡Viajes, fotos en las revistas de moda, cámaras y micrófonos pa mí sólita: «¿Yo suceder a mi viejo en Los Pinos?. Voy a pensarlo». ¡Apenas me vea con las llaves de la despensa en la mano, órale, a hacer más por los que menos tienen! Mis hijos, en primer lugar, y mi papi mientras me dure, y toda la parentela. A Tlayochingo habrá que hacerle su aeropuerto para el avión de mi…

En eso que, aspaventera, se nos aparece La Maconda (no perdió el tiempo el primo): «Me acabo de contentar con mi gran amor, el Jerásimo! ¿Qué creen que me prometió darme a cambio de que yo se las diera, las llaves de mi depto.? ¡Voy derecho a primera dama..!

¿Que qué? ¿Qué dice esta güila? ¡Güila tu ma..! Y la sanfranza. ¡Mis jarrones de la dinastía Chong, cuidado! Hasta mis Chones perdí. (Lástima.)

De perros y cavernarios

Los ejercicios deportivos, mis valedores, ¿son de su agrado? ¿ Cuál prefieren practicar? ¿La natación, el gimnasio, la caminata? ¿O acomodan las dos posas frente a la tele o en el estadio, y a mirar que otros jueguen mientras ustedes hacen suyas las hazañas que presencian, y entonces se sienten héroes por delegación? ¿Ven el box, el béisbol, el clásico pasecito a la red? ¿O quizá para llegar a la catarsis semanal (orgasmo, pero más prolongado) han elegido la mascarada esperpéntica de la lucha libre? El pasado jueves, hojeando el matutino, me extravié de repente en la sección deportiva, y aquella cursilería:

«Una vez más el bien triunfó sobre el mal, y la joven sensación, Místico, volvió a pasarle por encima al rudísimo Averno. El aficionado disfrutó de un recital de alternativas en tres caídas. El Místico ejecutó su valentía (sic) y tomó ventaja». Y que «el arlequín boricua se acercó a los aplausos al dejar con vuelo afuera del ring a Warrior«. Tropecé con los alias pintureros: Nitro, Sayko, Boy, Pierroth, El Sagrado, Black Warrior, Rammstein (¡!), en fin. cerré el periódico y me puse a pensar en los tiempos de mi primera juventud, qué tiempos. Recuerdo que aprendí los nombres de luchadores de tamaños.- Gori Guerrero, Murciélago Velázquez, El Santo, Blue Demon, Rayo de Plata (a este táchenlo, era un caballo), y en épocas más recientes Konan, el Mil Máscaras, Fray Tormenta (sacerdote él, creo). Hoy, por lo visto, la plaga de los nombrecitos que endilgan a los pobres escuincles (Vivían, Yinyer, Yeneviv, Cary, Yónatan, Dios) ha alcanzado a los luchadores. Ustedes, los aficionados, ¿simpatizan con los técnicos o se inclinan ante los villanos de las mañas arteras? Rodillazo, descontón, el chile en los ojos -chile en polvo- o la estrangulación directa, para no andarse con rodeos. Y el aullido del «respetable», sus ojos desorbitados:

– ¡Arbitro, chintrola madre, desapártamelo a ese carbón…!

En llegando a este punto rindo homenaje a dos de los rudos más rudos de los que tengo memoria, corazón bandolero los dos:

¡El Perro Aguayo! ¡Cavernario Galindo, para el que quiera algo de él..!

Bien, haya lo bien parido, tigres en brama, bestias sedientas de hemoglobina. Ah, crispaciones faciales de fieras de pesadilla, tomates inyectados de coágulos enrojecidos, belfos espumosos de baba sanguinolenta, caninos y premolares mascando los hígados! ¡Ah, maquinaria de la agresión, fieras en paroxismo! Y aquí me pongo de pie. De pie me pongo porque Perro y Cavernas fueron hombres honestos en su profesión y veraces con el respetable que en la taquilla pagó por ver. Porque Perro y Cavernas desquitaron los pesos pagados para atestiguar cómo los dos se la partían como Dios manda a sus criaturitas que se partan la madre; porque el fanático pagó por verla escurriendo y de fuera, la sangre, en el encordado de la Arena México…

Esos fueron el Perro y Cavernario: virtuosos en todas las malas artes del costalazo, del madruguete. A pujidos, sudor y sofocos, en cada contienda subieron a partirle toda Ja suya a los Gori Guerrero y demás guerreros que personificaban el bien. Porque Perro y Cavernas eran villanos, y como villanos se esforzaron por ganar así fuese con recursos permitidos, si no había otra opción. Nunca en lo suyo mediocres, bien hayan Perro y Cavernas. Y a esto quería yo llegar…

Esos dos no eran estadistas, qué estadistas iban a ser, villanos y todo, nunca se dignaron a descender hasta la ignominia del político mexicano. Perro y Cavernas lidiaron a pura verdad. Auténtica fue su rabia de contendientes como auténtica la hemoglobina con que salpicaron el encordado. Ni un embuste arriba del cuadrilátero, ni una balandronada, que no fueron valientes de lengua, saliva y gargajo. Su verdad la defendieron cara a cara, cara a cara se agredieron y fue la cara la que se fueron a partir. Bien hayan…

¿Fuertes, valientes, intrépidos? Sus hechos lo certifican. Ellos, redaños en su nidal, eran fuertes, y porque lo eran nunca tuvieron la debilidad de proclamarse fuertes. «Yo no soy débil». Y como fuertes no acusaron sin pruebas y mencionar nombres: «Populistas, derrochadores, hacen pura obra pública de relumbrón. Quieren quedar bien y pepenar votos». Perro y Cavernas nunca se atejonaron en el burladero de su influencia política para agredir, sin mencionar nombres, ni tiraron la mano y escondieron la piedra, o al revés. Nunca, si no lo acreditaban con puños y llaves, llegaron a ofender a lo impune:

– A mí los detractores me hacen los purititos mandados..!

Muy claro el pasado jueves, en Guadalajara, se la fregó el empresario C.S. de Anda al también empresario Vicente Fox.- «Señor presidente: ¡para ser ganador como empresario y buen líder se necesitan huevos, muchos huevos..!

Nula mediocridad y muchos tanates, Perro y Cavernas. Y aquí me pongo. (De pie.)

Dalila y Sansón

Esta vez, mis valedores, el Hércules de la Biblia, Sansón. Su historia, por hazañosa, la conocemos todos. Que siendo humano, sabemos, en una de esas fue a conocer un achaque maravilloso que nombran amor, el mismo que sería su perdición. ¿La que al héroe aniquiló? Dalila. Lo hermosa que debió de ser, lo sensual y bien dotada la sota moza, que así logró embaucar al forzudo, y a caricias y calentamientos doblar como parafina un carácter de acero. Bien haya la bien nacida, que ni trabajo da amarla. (Como tú, mi Nallieli, que…)
¿El resto del drama? Rendido al amor y sus deleitosas hermanastras (lujuria, lascivia, concupiscencia), el forzudo reveló a Dalila el secreto de su fortaleza (como piojo, el vigor se le anidaba en la pelambre); la pérfida, entonces, procedió a dormirlo, raparlo y entregarlo a los que en pago buenos oros le dieron: los filisteos, enemigos jurados de Sansón y su pueblo judío. Ya débil lo redujeron, le sacaron los ojos y lo ataron a una rueda de molino. Y el gran final: ciego, vejado, apaleado, vuelta y vuelta al molino, cierto día, por burlarse de él, los filisteos se lo llevan al templo, donde el pueblo celebra una ceremonia idolátrica. Sansón tantea las columnas, se afianza a las dos centrales, y encomendándose a su Dios: «¡Aquí murió Sansón con todos los filisteos…!»

¿Sus símbolos? Muchos. El violento final del héroe que se inmola por amor a su pueblo sojuzgado preludia el sacrificio del kamikaze, «terrorista defensivo», que así saca la cara por su país, invadido por los «terroristas de Estado». No caer en la manipulación de los «medios», manipuladores de masas, que satanizan a los patriotas que cambian su vida por la del enemigo. ¿Que las de Nueva York, Madrid, Londres eran civiles, víctimas inocentes? ¿Y las víctimas que en Irak asesinan las tropas del enemigo imperial? ¿Esas qué son?

Un símbolo más, que atañe a todos nosotros: como Sansón, el paisanaje es fuerte, robusto, poderoso. Ciento seis millones en nuestro país. Potentes somos en número y en el aspecto legal, que así lo proclama el 39 de la Carta Magna: «La soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno». Esto, a través de los Poderes de la Unión.

¿Pero cuándo los tales no cumplen su cometido porque forman parte del Sistema de poder, cuyos intereses no son los del pueblo, sino que, peor aún, se les contraponen? ¿Entonces? Ya oigo al ingenuo: «Para eso los mexicanos vivimos en una democracia, y con el voto podemos elegir a nuestros dirigentes». Y yo le pregunto: ¿»Nuestros dirigentes? ¿Nuestros, o del Sistema de poder, que periódicamente y por la vía de unos partidos políticos que son parte integrante de ese mismo Sistema, nos apronta no a nuestros sino a sus candidatos para que votemos por los que mejor nos apetezca? ¿Acaso no creó los candados que nulifican a candidatos independientes, candidatos nuestros, esos que, por otra parte, nunca nos hemos preocupado por formar para darnos un gobierno aliado, un gobierno nuestro, uno que mande obedeciendo…?

Ese Sistema, consciente de que con cada votación desilusiona una y otra vez a las masas, teme que las tales piensen, reaccionen y se alebresten, pero conoce las reservas de credibilidad de las masas y sus irrefrenables, irracionales ganas de creer una y otra vez. Entonces activa los medios de condicionamiento de masas, integrantes del Sistema de poder, que machacan ante el paisanaje una «democracia» de la que no revelan su significado cabal ni cuánto nos viene costando a los mexicanos, y entonces sí, a enfervorizarnos con una politiquería de corto plazo que a las desencantadas masas les infunde nueva esperanza, siempre irracional, y les incuba la ilusión de que sus candidatos son candidatos de todos nosotros. Y todos nosotros a tomar partido por este o aquel, hasta ese grado en que se alcanzan excesos como el de la multitudinaria respuesta popular al desafuero de López Obrador. Mis valedores:

A falsas caricias y diversiones zafias la dementida Dalila nos mantiene en la ignorancia de lo que enseñan la historia, la lógica y la realidad objetiva: que los sistemas de poder son enemigos de todo cambio favorable a las comunidades y que de ellos nada al respecto debemos esperar. Desde los «medios», Dalila nos ha cegado, castrado el vigor y atado a la rueda de molino; nos mantiene en la dependencia, la sumisión y la pasividad; vueltas y vueltas, mulos de noria, ratoncillos de laboratorio corre y corre sin salir de un mismo sitio en la banda sin fin. La maniobra del Sistema nos zambulle en las arenas movedizas de la política de corto plazo, politiquería vil, y el manipulado Sansón a elegir candidato y a dar a la papeleta una fuerza mágica inexistente: «con ella, al cambio». «Esta vez sí se pudo». Con Creel, con el Peje, ¡con Madrazo! ¿Y la Historia, la lógica, la realidad objetiva? Ah, ciego Sansón. (En fin.)

Paisanos, tengan presente…

El juicio relativo al Jueves de Corpus va encaminado a terminar en el archivo. El proyecto de resolución exoneraría del delito de «genocidio» a Luis Echeverría…

Mis valedores: se ha salvado por ahora, una vez más, el tercermundista de los años gárrulos, el verborreico que en su trayecto de Gobernación a Los Pinos hiciera mucho más daño al país que el propio matancero Díaz Hordas. Por ahora libra la cárcel aquel dañero que cuando presidente del país parecía vivir sacudido por una desbozalada compulsión que lo impelía a ventosear (a todas horas, a todos los rumbos y en relación a todos los asuntos del humano conocimiento) arengas, discursos, declaraciones, aclaraciones, exhortaciones, puntualizaciones, consejos, regaños y gritos, los que lanzaba la noche de cada 15 de septiembre. Por hoy se ha salvado el populista de aquellos discursos:

Con la práctica de una nueva moral revolucionaria, moral de congruencia entre las palabras y los hechos, entre los principios y la conducta, continuaremos avanzando en el futuro, hacia una democracia social en la que la justicia se realice en libertad… Democracia social, justicia, moral revolucionaria, libertad. Y al decirlo no se ruborizaba. Muchos años iban a transcurrir, muchos dichos y hechos y circunstancias, hasta el día señalado en que el demagogo enfrentó los requerimientos del fiscal Ignacio Carrillo:

Diga si en el periodo en que se desempeñó como secretario de Gobernación tuvo conocimiento de que en el Campo Militar Número 1 existían centros de detención de civiles.

El matón destructor de las izquierdas que a tantos hoy «izquierdosos» logró cooptar, se mantenía en silencio, remachados aquellos sus labios, afiladas armas de doble filo. Callaba el lengua larga. Miraba al suelo. Mis valedores: de que el matasiete fue un hablantín y de que el hablantín fue un matasiete, ahora aportó un par de evidencias, empresa muy fácil porque su compulsión salivosa llenó y colmó, hasta que se chorrearon, capítulos de mamotretos de este grosor que guardan hoy, corrompidas reliquias, aquellas arengas interminables en las que se destapaba con parrafadas retóricas, populistas, populacheras, salivosa flor de cursilería y efectismo cortada en el jardín de los aspaventeros declamadores delXIX. Echeverría…

Hemos visitado a (sic) muchos países en donde el pueblo no puede estar a esta distancia de sus gobernantes, como están ustedes, compatriotas. Ellos tienen que emplear carros blindados, con guardias cerradas produciéndose así una gran distancia espiritual. Aquí, en cambio, nos enorgullecemos de que se nos hable sin haber concedido audiencia previa, de que cualquiera pueda dirigimos la palabra o tocarnos, y no nos ofende que se nos hable con franqueza, con la mirada viendo la nuestra para acabar con un apretón de manos y con un cálido abrazo…

Quien se la paraba por aquellos tiempos, la lengua. ¿Sus validos? Ellos, a balidos, se la
estimulaban, y exigían para el hablantín el Nobel o, ya cuando menos, la secretaría general de la ONU. ¿Pues qué? ¿No había legado a la Humanidad una
Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados, «que no es de Luis Echeverría, que no es de México, sino que es patrimonio de 120 países del orbe? Esta parafernalia, ayer. ¿Pero ahora…?

Ahora mutismo hermético y esos delgadísimos labios tapiando con saña una boca antes diarreica. Hoy, a diferencia del pasado pluscuamperfecto, LEA muda de condición y, rostro de bilis, se encueva en su guarida de San Jerónimo o Cuernavaca, y se niega a platicar de la sangre que derramó en 1968 alo indiscriminado y de manera selectiva a principios de los 70’s., cuando desbarató a las izquierdas y unció al carro del presupuesto a los Hebertos del Comunista Mexicano, acción depredación – de lo más dañina para el país, para todos nosotros. Hace tres años, ante el fiscal especial Ignacio Carrillo, que lo interrogaba, Echeverría, una esfinge, mientras allá afuera integrantes diversos del «Comité 68» clamaban a toda voz, a toda iracundia y a todo desprecio:

¡El silencio es inmoral…! ¡Sólo los cobardes se escudan en el silencio! ¡No calles hoy ante los que antes torturaste, asesino…!

El fiscal: ¿Qué medidas tomó el 2 de octubre de 1968 mientras se suscitaban los hechos entre las 18:00 y las 24:00 horas?

Su respuesta, el silencio. Precavido nos fue a resultar el tercermundista de San Jerónimo, ese que ya en 1974 había dado su anticipada contestación:

Cualquier mexicano preferiría morir antes que pedir perdón, y en primer lugar el Presidente de la República.

El resto es silencio. El de Echeverría, el de nosotros, el del país. (México.)

Piedra de Escándalo

La pildora del día síguiente, mis valedores. La tal produjo el primer escándalo hace año y medio, cuando la anticoncepción de emergencia se dio a conocer. Hoy vuelve a explotar el conflicto, esta vez entre el titular de la Secretaría de Salud, Julio Frenk Mora, y el cardenal Norberto Rivera. De árbitro (¡imagínese!) Carlos María Abascal, titular de Gobernación. Interrogado al respecto, en sólo una frase lo anuncia el ultraderechista católico:

Mi compromiso con la vida es indeclinable

¿Que la decisión de incluir el anticonceptivo en el cuadro básico se tomó después de consulta con la Organización Mundial de la Salud? Responde Norberto Rivera: México es mucho más amplio que el organismo internacional. Ello, a pesar de evidencias de naciones como China y Estados Unidos, donde el anticonceptivo hormonal poscoito ha reducido dramáticamente el número de abortos. Y a propósito: a la aparición de la pildora para el siguiente día clamó, aspaventera, la Arquidiócesis de México:

La pildora de emergencia erige al gobierno y a sus autoridades de salud en jueces que deciden quiénes viven o quiénes deben de morir. Son verdugos que, utilizando el dinero de los impuestos, llevan a cabo un genocidio de inocentes.

Respondían voceros del Sector Salud:

Este método no es de ninguna manera abortivo, pues lo que hace es inhibir la ovulación e impide que se una el óvulo con un espermatozoide. Una vez que se ha instalado el embarazo, la pastilla no tiene ningún efecto.

Ahora que, según todos los indicios, ni siquiera las leyes se ponen de acuerdo. En su Artículo 22 lo estipula el Código Civil: Desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección de la ley, y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente código.

Pues sí, pero el 131 Bis del Código de Procedimientos Penales:

El Ministerio Público autorizará en un término de veinticuatro horas la interrupción del embarazo (…) cuando ocurran los siguiente requisitos: V: Que exista solicitud de la mujer embarazada. Las instituciones de salud pública del distrito Federal deberán, a petición de la embarazada, practicar el examen de la existencia del embarazo, así como su interrupción.

Mientras tanto, a lo recurrente, periódicamente estalla, ruiderío de petardo y de chinampinas, el vocablo polémico y escandaloso; ¡aborto! Una y otra vez ¡aborto! salta a la polémica con su prestigio de tabú y sus efectos colaterales de crispación, turbulencias y espantajo de cárcel y excomunión. El pretexto, esta vez, como hace año y medio, ha sido la pildora «del siguiente día», método de anticoncepción hormonal para después del coito que, como método de planeación familiar, han autorizado las autoridades del Sector Salud. Vivo de reflejos, el alto clero se esponja, se encrespa, pinta su raya:

Se trata de una pildora abortiva, que interrumpe el proceso de vida de un ser humano que está en desarrollo, y que tiene todos los derechos, como el fundamental a la vida..!

La del embrión, como lo nombra la Ley General de Salud desde el momento de la concepción hasta la semana número 12, y hasta su nacimiento, feto; la del individuo, como lo denomina en su Artículo 22 el Código Civil. Yo, ante un método de planeación familiar que, según Norberto Rivera, cardenal de la Iglesia Católica, es «un método que asesina a inocentes», digo a todos ustedes:

Pues sí, pero no. A mí aún no se me despejan las dudas ni se me aclaran las interrogantes que expresé aquí mismo hace algunos ayeres, una vez que me puse a investigar entre un nutrido racimo de especialistas del tema. Las dudas de siempre, al final: aborto, ¿un derecho de la mujer? ¿Un crimen en ciertas circunstancias legalizado? ¿Legalizarlo, no legalizarlo? ¿Cuándo sí y cuándo no? Y la pregunta que, para mi constituye la enjundia dé la controversia: ¿en qué momento lo concebido es sólo un embrión, un feto, un producto que puede ser expulsado como una adherencia más dentro del organismo, y cuándo ha adquirido la categoría de una vida humana que hay que respetar, preservar, o se cae en el asesinato? Mis valedores…

La polémica no es de hoy, que el tema ya fue ponderado por Tomás de Aquino. En nuestro México y en nuestros días, allá cuando el país se desplazaba «arriba y adelante», el propio gobierno, por aclarar en lo posible y desde sus ángulos moral, religioso, científico, etc., el asunto espinoso, convocó a un grupo de especialistas para con base en las conclusiones actualizar la legislación respectiva. Un día de estos, por que podamos calcular lo que de Echeverría a Fox y Abascal haya avanzado esa legislación, y cuánto (¿o habrá reculado?), aportaré datos, cifras y secuencia de la investigación. (Aguárdenla.)

Carroñeros…

¿Cómo fue, imprudente de mí, que en la tertulia de anoche y a modo de pasatiempo propuse designar el nahual que mejor acomode a políticos de este país? Apenas mentábase personaje y nahual, y las mentadas a punto de reventar por aquello de los desacuerdos. La tertulia degeneraba en guerrilla verbal. «Me cái que sí. Ya estamos mordiéndonos como perros y gatos», dijo el juguero.

– Y cómo fregaos no, si de eso estamos hablando, de perros y gatos.

– El gato -don Tintoreto-. ¿El gato doméstico nahual de quién?

-Del priísta este, ¿cómo se llama el bribón? -(Una clara redundancia de la Maconda, neopanista y adoradora de Diego el barbón, porque decir priísta y decir bribón…enfin.)- «¿Cómo se llama ese condenado gato tricolor?»

– No entiendo, digo, y más respeto para un distinguido priísta -se cabreó mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins. «No entiendo…»

– Y bien que entiende, nomás que nos hacemos güeyes. ¿No sabe, acaso, que el gato se la pasa vigilando la alacena? Un descuido de la señito y órale, a pepenarse y atragantarse con un tanto así del chorizo, para luego irse al patio, hacer un hoyo y echar sus desechos, y luego a lavarse la cara a lambidas de lengua, como si nada. ¿Cuántos millones acumuló el bribón? ¿Cuántos su honorable familia de sinvergüenzas como él, incluyendo al muertito Enrique.. ?

Y hablando de perros -la Macarena: «Yo en Chapul vi un perraco de pelos como púas, qué chistoso. Un perro punk, ¿no?»

– Es el chacal -don Tintoreto-. Carnívoro carroñero, se alimenta de los restos de la carne que dejan depredadores más poderosos, como son el león, el tigre, la pantera negra. El chacal anda siempre detrás de los poderosos y espía el momento que se aleja el depredador para entonces asaltar las sobras de la presa, aunque nunca sacia su apetito y siempre anda famélico, muerto de hambre, como también la hiena.

– No todas, me cái. Una conozco que es hiena, hiena, pero llena, llena de su panza. En unos años la llenó y la sigue llenando, que ya aseguró carne para ella y toda su plebe, y todavía, frente a cámaras y micrófonos, su adoración, se ríe con su risa de hiena…

– Ora que el puerco, me refiero al zopilote, ese es el mero nahual del policía mayor, el enanín ese, ¿cómo se llama? Porque ambos dos, policía y zopilote, se la viven a picotazos y tarascadas de carne podrida, pura jediondez, guácala. ¿no, mi valedorcito? -inclinada sobre mi hombro, escote de este tamaño, mini-mini de licra, liguero rojo y medias negras, cuadriculadas, la Jana Chantal me arrojaba chiflones de un aliento ardoroso, de pantera en brama. (Travestí, sí, lástima. El Tano de día, vulcanizador de repelos de llantas que Texas nos avienta por la cara, lástima.)

Ahí, mis valedores, salió a relucir el murciélago. » ¡Nahual yo ya sé de quién -el Cosilión-. ¿No se viene colgado de cabeza, mirando el mundo al revés? Pónganle frente a los ojillos el cuadro estadístico de un país en crisis, cuya flecha indicadora en el tanto de cinco años de «cambio», «alternancia», «democracia» y mamilas de esas, ha descendido hasta rebasar el marco de la gráfica. Ah,pero como el murciélago está todo el día de cabeza (culpa del Prozac), clama a los cuatro vientos su tontejada: «A los y las chiquillos y chiquillas: cinco años de democracia, de prosperidad y beneficios para todos los mexicanos». ¿Nahual de quién es el murciélago, digo..?

– No, y el dientoncito, ¿qué les parece el castor? Meneado de un lado a otro del río, y ya se forja un puente, y ya se edifica un paso a desnivel, y luego le encarama un distribuidor vial, y encima un segundo piso, y debajo un metrobús. Mírenlo de un lado a otro, desaforado…

– ¡Desaforado madres! fanática perredista y adorada de ya saben ustedes quién, la tía Conchis-. Pos apoco las masas lo íbamos a permitir, si no somos masas tamaleras o pa hacer tlacoyos. Fuimos nosotros, ¿no, usté, juguero?, los que hicimos lo mismo al murciélago que al resto del animalero pegar horroroso reculón de nalgas con perdón del único que me merece respeto y además no está aquí, o sea el maestro, porque a los demás me los paso por…

– Pues sí, pero los reculones no se han rendido, qué se van a rendir -el juguero-. Y si no, vean ahí ala tandada de zorrillos en brama, qué clase de miaas le avientan a cada rato, yo cómo les envido la potencia de sus prostatitas, qué fuerza de chorros, qué grosor de chisguete. Y se los alvierto, o sea, que con tanta miada nos van a perjudicar al castorcito.

– Se la pelan -el Síquiri-. Le van a pelar la cuera, porque esos miados son muy abrasivos, pero a la canuta, a la mera enjundia, allí ni todos los miados de toda la zorrillada azul y tricolor, ¿no? Más sin en cambio, el tlaconete…

Y el camaleón, y la liendre, y… (De esto y más seguiré con el tema.)

Santidad Azufrosa

A Escrivá se le quiere o se le odia, no hay punto medio…

La frase de Alberto Barranco, especialista en temas religiosos, define a cabalidad al nuevo santo de El Vaticano, según ditirambos y descalificaciones que provoca el fundador del Opus Dei. Yo, por seguir con el tema que inicié el viernes pasado (la inminente beatificación de Juan Pablo ID, he estado leyendo los ácidos comentarios que no lo bajan de «hereje de la santidad», y para que sopesen ustedes la nueva hornada de santos que a su paso y a paso veloz produjo Juan Pablo II y comienza a producir Joseph Ratzinger, asiento aquí diversas opiniones de quienes trataron de cerca a Escrivá, aunque no por ello necesariamente objetivas, que nos van a acabar de llenar de dudas, sospechas y suspicacias acerca de un hombre al que a casi 30 años de su muerte y 13 de que fue declarado beato, se le confirió hace menos de 3 años la aureola de santo-, esto, cuando El Vaticano parece haber olvidado a Dn. Oscar Arnulfo Romero, arzobispo y mártir de San Salvador. Y qué decir de un benemérito de los kilates de Bartolomé de las Casas, que espera, paciente, desde hace 439 años. Los caminos del Señor…

Lean, de la pieza lírica que en su momento le dedicó Ratzinger, hoy papa de Roma: «A
la hora de su muerte, apenas había entrado en la habitación y mirado la imagen de la Madre, cayó al suelo. Mientras moría tocaban las campanas, el Ángelus, anunciando el fiat de María y la gracia de la Encarnación del Hijo, nuestro Salvador…»

Del soberbio reportaje que Sanjuana Martínez publicó en ocasión de la beatificación del opusdeísta: Murcia, España. «El Colectivo de Sacerdotes de Cartagena expresamos nuestra extrañeza por la rapidez del proceso y respetuosamente pedimos la paralización de la beatificación del padre Balaguer, ya que escandaliza a numerosos creyentes, por tratarse de una persona discutida, alguna de cuyas actitudes parece que no concuerda con lo que juzgamos una posición radicalmente evangélica…»

Por cuanto a la asociación de Teólogos Juan XXIII: «Expresamos nuestra preocupación por el inusitado proceso de beatificación, que nos recuerda el caso de Isabel la Católica y el de los denominados mártires de la cruzada española (…) La rapidez con la que se ha llevado el caso de Escrivá nos parece sorprendente y hasta sospechosa».

De la carta que en L’Osservatore Romano publicó hace 13 años el cardenal Angelo Felici: «No han faltado voces contrarias a la beatificación de Escrivá. Esto era de prever, considerando la multiplicación de los miembros del Opus Dei y la obra que desarrollan al servicio de la Iglesia. Entre los remitentes de las 6,000 cartas de los opositores recibidas por el Papa pidiendo la apertura de la causa, hubo 69 cardenales, 1,228 obispos y 41 superiores generales de órdenes y congregaciones religiosas y muchos jefes de Estado y de gobierno».

Pues sí, pero El Vaticano desestimó objeciones y críticas al considerar que Escrivá no fue un católico más: «Bajo su mano firme se movía un entramado financiero de 1,500 empresas y un patrimonio valorado, a finales de los 80s., en 30,000 millones de pesetas». Sí, para cimentar las finanzas de El Vaticano. «Mi reino no es de este mundo», clama Jesús…

En Alemania, mientras tanto, el Consejo de la Conferencia de Teólogos Pastorales «criticó duramente al fundador del Opus Dei, y el escándalo aumentó cuando Vladimir Feltzman, colaborador del cardenal primado de Inglaterra (quien conoció de cerca a Escrivá) aseguró en una entrevista que el humilde padre tuvo una actitud comprensiva hacia Hitler al decir: Pero si sólo mató a cuatro millones de judíos…»

¿Y quién rescató la Iglesia de España? Franco. ¿Y a quién debió su victoria Franco? A Hitler. La guerra, entonces, fue una cruzada del cristianismo y de Hitler contra el marxismo. Mis valedores: de ese tamaño es, al parecer, el santito que antecede en los altares al propio Juan Pablo II, socio de Kissinger, Margaret Thatcher, Lech Walesa y Ronald Reagan en la Guerra de las Galaxias y maniobras como la muerte que Juan Pablo II ayudó a propinar al socialismo real de la difunta Unión Soviética.

Bueno, sí, mis valedores, pero yo les pregunto y apelo a su buen juicio: con tan generosa cosecha de santos (tan sólo en México y sólo en los años recientes, 27 nuevos santitos, todos cristeros, sus manos manchadas de sangre ajena), ¿cuánto se ha elevado la religiosidad de la grey católica? No su religiosidad de liturgia, de rito, de ceremonial, sino la religiosidad que predicó, con el ejemplo, Jesús el Ungido, y que se sintetiza en un único mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Con obras, sí, que ya lo canta el proverbio: obras son amores y no buenas canonizaciones en El Vaticano. (Laus Deo.)

Noticias del imperio

Leí en Reforma la noticia del pasado miércoles:

«Arman» desde Los Pinos defensa de hijos de Marta

Esta, mis valedores, como todas las que genera la familia de Sahagún, ¿no les parece una noticia de miércoles? Y otra más, publicada el pasado 12 de junio de 2004: La Procuraduría capitalina determinará si solicita la aprehensión del ex regente del DF Oscar Espinosa Villarreal. Un grupo de Ministerios Públicos analiza la situación jurídica del ex funcionario luego de ser sentenciado y negársele un amparo…

Ello, ¡desde hace qué tiempos! Mis valedores: la segunda noticia, también alusiva a la corrupción lucrativa e impune que vive hoy, hoy, hoy, el gobierno. ¿No les parece, al parejo de las que produce la familia Sahagún, una noticia de miércoles..?

Y que los responsables de analizar el expediente de Espinosa Villarreal (¡a más de un año de distancia!) aún no terminan su análisis, No olvidar que tras de su gestión en la Secretaría de Turismo, Oscar Espinosa huyó al extranjero, fue localizado en Managua e internado en algún reclusorio de aquella ciudad nicaragüense. Extraditado a nuestro país, las autoridades repitieron la maniobra de Carlos Cabal Peniche, preso en Australia, e Isidoro El Divino, recluido en una cárcel de España. Los tres divinos andan a estas horas en completa libertad. Es la justicia que se imparte en México. Y yo pienso, medito y digo a todos ustedes:

Malo es que en México la Justicia mal sobreviva supeditada a la ley, y la ley a los abogados, y los abogados al dinero, que en México compra la impunidad. Malo que en nuestro país y a 25 siglos de distancia especímenes como el trío de divinos mantenga viva y vigente la sentencia de Anacarsis:

«La ley es una extraña red de pescar, capaz de atrapar a todos los pececillos mientras a los peces gordos los deje escapar». O «la ley es víbora que muerde sólo a los que caminan descalzos»,\el cantar de mi tierra. México.

¿Motivos para privar de su libertad a Osear Espinosa, hace lustros? Por aquel entonces, basándome en análisis de autores diversos, di a conocer algunas de las razones que hoy pudiesen servir a quienes «analizan* la situación jurídica del citado Oscar Espinosa. Aquí, datos y cifras:

Hombre en la medianía de su edad, licenciado en administración, Osear Espinosa Villarreal fue diputado local suplente y suplente de diputado federal, director general de Nacional Financiera y de Finanzas del Ejecutivo nacional del PRI. Fue, asimismo, el último regente de esta ciudad capital antes de correr a parapetarse tras el burladero de la Secretaría de Turismo bajo el amparo de Ernesto Zedillo, su protector. Protección efectiva. No olvidar que fue este mismo Espinosa quien recibió de Gerardo de Prevoisin los ocho millones de dólares de Aeroméxico con los que Zedillo apuntaló su campaña política.

Del Oscar Espinosa como servidor público. Nacional Financiera:

Tal desorden iba a producir la política de «crédito para todos» y prácticamente sin condición alguna aplicada por la institución durante la administración de Osear Espinosa (1991-1993), que más tarde la institución enfrentaría un quebranto por más de 34,000 millones, que el gobierno iba a cargar, en buena parte, a los contribuyentes: autopréstamos, créditos a empresas fantasmas y a clientes apócrifos, contratos ilegales, operaciones irregulares, créditos sin garantía, préstamos para proyectos inviables, además de una total inexperiencia financiera e ineficiencia administrativa de los intermediarios que canalizaban recursos – en un marco de poca supervisión y vigilancia -; todos se ubicaron en el orden de los actuales problemas del principal banco de desarrollo del país. Esto se asienta en un documento que la Sec. de Hacienda entregó, en diciembre de 1999, a las comisiones de Programación, Presupuesto y Cuenta Pública, y de Hacienda y Crédito Público, de la Cámara de Diputados, para fundamentar la solicitud de una partida presupuesta!, para 1998, de 6,318 millones para Nacional Financiera (Carlos Acosta, Proceso, 1998).

Departamento del Distrito Federal. Anomalías detectadas:

Deudas por 450 millones a proveedores y contratistas – Deudas por 500 millones a la Sec. de Hacienda y Crédito Público. Cuentas pendientes con el ISSSTE – Malos manejos los fideicomisos de vivienda – Desaparición de archivos. Pago de servicios profesionales sin autorización hasta por 112 millones-Asignación para viviendas sin construir -Comprobantes de multas por verificación vehicular que nunca ingresaron a la Tesorería – Robos y permisos apócrifos a vendedores ambulantes – Saqueo de los…

La lista de los delitos de miércoles que como servidor público perpetró Espinosa no caben, qué van a caber, en una sola emisión de El Valedor. (Voy por más.)

Fe de ratas

¿Cuándo y dónde, mis valedores? No lo sabría precisar. Yo de lo único que estoy seguro es de que alguna vez existió cierto avaro, codicia quintaesenciada, que en su habitación escondía monedas de oro a cántaros, y en la cocina una vil despensa: tres cachos de queso rancio y uno de pan. Avaricia pura. Pues sí, pero aun magras y despreciables, las provisiones mal podrían sobrevivir, siempre expuestas a la acción depredadora de unas ratas que, en hervidero, infestaban el tugurio del avaro aquel. Y qué hacer, pensaba el tacaño. Cómo remediar la situación…

Total, que a la vista del poco queso y el magro pan siempre ruñidos, mordisqueados siempre, el émulo de Arpagón, paradigma de avaros, se la jalaba no por urgencias de desbozalada libido sino de desesperación; la pelambre. «Mal rayo parta a los roedores agentes de mi perdición..!»

Y qué hacer, pensaba el avaricioso, porque vamos a ver: ¿trampas para ratas? ¿Trampas que tuviese que cebar con rajuelas de queso? ¡Nunca dispendio tal! ¿Un gato? ¡Menos que nunca, qué va! ¿Los míseros cachos de queso y los trozos del reseco pan exponerlos no sólo a las ratas, sino al gato también? ¡Nunca! ¿Custodiar en persona las provisiones, esto a costillas (a párpados, a pupilas) del sueño y las horas dedicadas al deleite onanista de cachondear, flor de tacto, sus oros? ¡Jamás! Pues sí, pero entonces qué hacer…

En su ansiedad, el avariento se devanaba los esos, y los sesos también, piensa que te piensa, trama que te planea, y nada, que no encontraba la solución. Y así pasábase los días de claro en claro y de turbio en turbio las noches, y de congoja en congoja su vida entera, penduleando del insomnio a la depresión y de ahí a la angustia. De subdito, aquel amanecer de miércoles:

– ¡A la miércoles el problema! ¡Ya di con la solución!

Y sí: con paciencia y salivita, como es fama se logra todo en el salivera mundo de ratas, avaros y humanos, el codicioso ejecutó la primera parte del plan, que fue armarse de mucha paciencia y de una escoba y cerca del agujero (el que daba al bajo mundo de los roedores, conste) esperar, vigilar, contener el aliento, hasta que de repente: ¡tíznale, el escobazo! «¡Bravo! ¡Atrapé la rata adecuada! ¡Gracias Dios mío». (¿No los estoy aburriendo? Va el gran final.)

El avaro prendió de la cola aquella orejona que se había arrimado al aroma del queso; una rata medianona, peluda, de medio pelo. Y la segunda parte del plan: una vez con la rata en la mano, el codicioso fue y la encerró en una jaula de alambre, y entonces: ándenle, que la dejó sin comer. Y así pasaban los días, y ocurrió que al paso y peso del tiempo, ese que todo lo cura y lo enferma, lo graba y lo grava, lo agrava y agravia, la dientona bufaba de necesidad y brincoteaba en si jaula y se acalambraba a espeluznos, y entonces…

Entonces el torturador me le fue echando pizcachas de carne fresca, con la que aplacó el hambre del roedor. (A ver, a ver si lo entiendo: ¿un avaro de ese calibre, derrochando en filetes sol?) Carne, sí, derrochaba el avaro, pero carne de rata pequeña, sin malicia todavía, que acababa de asesinar a escobazos. Carne de rata como la hambrienta y como el hambreador. ¿Pescan ustedes la idea?

Y así al día siguiente, y así al tercer día: dos, tres rajuelas de carne de rata le aliviaron el hambre, y entonces, entrañas de avaro: de repente a cerrar la despensa, y hasta el otro día. ¿La van pescando? Fue así, a ratas devoradas a ratos, ratos amargos sobrevivió la cautiva, pero ocurrió que le fue tomando sabor a la carne de rata, y le tomó el gusto. Entonces, de repente, ¡a retirarle, una vez más, la canasta básica, de modo tal que la roedora volvió a bufar por falta de carne. ¿Adivinan ustedes el gran final..?

Exacto: tal fue la etapa tercera del plan: el avaro arrimó la jaula, con la roedora en delirio por un ayuno de días, a la boca del agujero que hervía de congéneres, y entonces que deja escapar la hambrienta orejona. ¿Se imaginan ustedes? Lógico: la ratófaga inició, delirante, la devastación de la población ratonil. Así, de forma gratuita, el avaro se libró de la plaga, del gasto del queso como cebo de la ratonera y del gato que pusiese en peligro el queso. Y a esto quería yo llegar. Mis valedores:

Las procuradurías federal y del DF ya hicieron rabiar y bufar a ratas de varios calibres, desde una de peso completo, Raúl Salinas, hasta el poquitero René Bejarano y un Nahum Acosta casi tan inocente como el Chapito Guzmán o el arquitecto Romero Aparicio, tanto o más iracundos que el propio rata Salinas o el abogado, que no tarda en salir, de otra presunta rata: el Salinas difunto. Y yo digo: ¿si los Bátiz, Huerta y Santiago Vasconcelos les dieran placa de judiciales y los echaran al agujero que hierve de ratas y que ellos conocen a la perfección? Pudiera resultar, digo, porque de otra manera… (En fin.)

TV: terrorismo y barbarie

El cinescopio y los pobres de espíritu, mis valedores. Crispado ante la doble moral y el doble discurso del enemigo imperial (Inglaterra y EU, en este caso), que desde los medios de condicionamiento de masas prende en las tales una compasión mañosamente inducida por los cadáveres londinenses mientras así minimiza el cotidiano borbollón de sangre que cambia por petróleo en Irak, busqué la autoridad de los analistas que sopesan el papel del cinescopio en la campaña mundial de alineación de masas. Negativa al ciento por ciento, lógico, es la crítica del ciento por ciento de los estudiosos del siniestro fenómeno. Pero un momento; a ver: ¿Al ciento por ciento? No, que uno de ellos, articulista del matutino, se deshace en odas (no odas, loas) al cinescopio. ¡A Televisa! ¡Aquella, la que fue del Jacobo servil, incondicional del gobernante en turno. Es de ayer pero es actual. Mis valedores: vayan leyendo, traten de resistir la náusea y calculen el poder de cooptación del que fue y amenaza volver a ser, si entre todos no lo evitamos, el PRI-Gobierno. ¿O habrá entre ustedes alguno que salga de acuerdo con el lambiscón de Televisa? Con esa sintaxis, sus reflexiones:

«Observo con cierta extrañeza no exenta de curiosidad cómo algunos colegas arremeten despiadadamente contra la empresa Televisa. Hombre de cierta edad con años en estos menesteres del periodismo estudiado, leído y releído las críticas y, por más vueltas no hallo un fundamento real que justifique tantas culpas como se le atribuye a esta noble empresa. El firmante lleva decenas de años viendo televisión y ha captado cómo, este modelo, sí, he dicho este modelo, de empresa, ha ido escalando puestos ejemplificando con una línea que roza la perfección una organización excelente, un indudable acierto en la selección de sus participantes y sensata disciplina, madre de los éxitos en cualquier entidad que se precie de competente y seria.

Con el impactante nacimiento de Eco un maratónico programa, concienzudamente estudiado, magníficamente distribuido y fielmente desarrollado que impactó al mundo (…) el conjunto de esta gran empresa (…) ha merecido el calificativo de sobresaliente. Es más, ha supuesto para México un orgullo que cualquier mente sensata ha de reconocer como tal. Estos intelectualoides deben saber que una inmensa mayoría del pueblo mexicano está formado por gente sin preparación cuyo solaz esparcimiento degustan con algo que entiendan y nada mejor para ello que esas telenovelas con variedad de temas para todos los gustos que promueven su deleite. Además, estas telenovelas, algunas, son verdaderas obras de arte que aun en contra de recalcitrantes opositores han mantenido su categoría de estupendas. Esto tantas veces confirmado por intelectuales de verdad y gente de refinado gusto que, separando un tiempo del que dedican a Beethoven y Shakespeare, se recrean extasiados en la pequeña pantalla, apreciando complacidos la insuperable actuación de una María Rubio. ¿Verdad que sí? ¿Se debe seguir criticando a una empresa que ha contribuido tan directamente al engrandecimiento de su patria? Sí, dicho así, de su patria. Hay muchas formas de hacer patria, al margen de cuanto supone alardes malabaristas de demagogia. Hagamos un recuento y seamos honestos. Agradezcamos sin pleitesías y sin actos de sometimiento los favores que nos ayudan a todos, Hoy, Televisa es causante a través de su comunicación que el glorioso nombre de México, timbre de orgullo para todos los que vivimos en este país, suene en todo el continente de América, parte de Europa y Norte de África. Más o menos en todo el mundo. No es mala consecución, ¿verdad?

Con información veraz, valiente, auténtica y fielmente descriptiva las programaciones informativas han cubierto siempre los deseos del teleespectador (…) Eso se llama ambición empresarial, cualidad legítima que ennoblece al que la practica y beneficia a sus colaboradores y al ingente de lectores visuales que se recrean con sus enseñanzas. Esa creatividad ha dado últimamente como resultado, Eco, ¡Casi na! Pronunciado en andaluz. Y al frente de Eco designaron a un monstruo de reconocimiento mundial don Jacobo Zabludovsky. Otra vez ¡Casi na! Y ya han aparecido los que le encuentran defectos a Eco. Cómo no. El protagonismo y la notoriedad brotan como los cangrejos en las playas al calor del sol: nada más que este sol que alumbra a Televisa calienta y permanece para hacer verano duradero en todo lo que pretende el simpar (sic) consorcio. Nuestra felicitación, ¿a quién?

A los vértices centrales de Televisa, señores Alemán y Azcárraga o, Azcárraga y Alemán, y sugerirles seguir por el sendero marcado sin rebajar un ápice en el entusiasmo y la norma de trabajo que, heredaron de sus mentores, figuras ilustres que han dejado envidiable estela como muestra imitativa de un brillante hacer para el bien de nuestra nación». El resto es silencio. ¿O es..? (¡Televisa!)

¿A nosotros por qué..?

¡Asombro, estupor, escándalo! Con esta frase inicié mi colaboración de ayer, lunes, alusiva al plantío de víctimas que arrojó el atentado terrorista del pasado jueves en Londres. Escándalo, asombro, estupor, me provocaría semejante reacción de las masas si no conociera su debilidad ante la manipulación de los medios: del cinescopio, concretamente. Preguntaba ayer:

Los ataques de los grupos terroristas («terrorismo al por menor», le nombra el analista norteamericano Noam Chomsky), ¿son causa o son efecto del terrorismo de Estado que perpetran los perros de guerra, comenzando con Bush y Blair, o más propiamente, con los grupos de poder y toda la industria de guerra que los manipula? Transcribo la aseveración del analista:

Para gran parte del mundo, Estados Unidos es considerado ya como un estado criminal y el mayor peligro para su existencia…

¿Tiene o no tiene razón Samuel Huntington, comentarista de Foreign Affaires, cuando afirma lo anterior? Por cuanto a los medios de condicionamiento de masas, principalmente la televisión, ¿tiene o no tiene razón Noam Chomsky, especialista norteamericano en asuntos de su país?

¿La prensa de Estados Unidos? No contar la verdad, sino servir al sistema. Tal es la función de la prensa norteamericana.

Y el estudioso John Prados, citado por Chomsky: El esquema usado por Bush para convencer a Estados Unidos y al mundo de que la guerra contra Irak eran necesaria y urgente fue un modelo de deshonestidad.

Y que tanto Bush como su aliado Tony Blair comenzaron su guerra contra Irak no en marzo de 2003, como se le hizo creer al mundo, sino desde seis meses antes de que el Congreso aprobase la acción militar contra Irak. Y que «para los planificadores de Estados Unidos y el Reino Unido invadir Irak fue una prioridad más alta que su pretexto: la guerra contra el terrorismo. Esto, revelado por sus propias agencias de inteligencia» Y ahora el mundo se escandaliza y se rasga los párpados contra la barbarie de los grupos terroristas. Ya desde el XVII, al advertir la vocación de perros de guerra de los gobiernos de su país, lo advertía el poeta cantor de la democracia y el humanismo Walt Whitman:

Adelante, estadounidenses. Sólo dejen provisiones a tiempo (viejos y nuevos estados) para construir algunos miles de manicomios. Porque estáis en el camino propicio para crear toda una nación de lunáticos…

En el preludio del desgarramiento de Irak por tropas inglesas y de EU, los estudiosos analizaban la situación. Noam Chomsky: «En Estados Unidos Saddam Hussein no sólo es criticado y despreciado, sin además, temido. La población piensa literalmente que Hussein representa un peligro inminente para su supervivencia…»

No hay razón objetiva por la cual Estados Unidos debería tener más miedo de Saddam que, digamos, lo kuwaitíes. Pero existe un motivo: que desde el 11 de septiembre (2001) se ha producido un incremento en la propaganda que hace creer a la gente que Saddam no sólo es una persona terrible, sino que, además, si no lo detenemos hoy, va a venir por nosotros mañana. Y eso llega a la gente. Ese es el miedo irracional creado por la propaganda masiva.

Recordemos que son ellos los mismos que en 1981 declararon una guerra contra el terror que se convertiría en el núcleo central de la política exterior estadounidense enfocada fundamentalmente en Centroamérica. Llevaron a cabo una guerra contra el terror en América Central, donde acabaron matando a unas 200 mil personas y dejando cuatro países devastados. Desde 1990, cuando Estados Unidos se hizo con ellos de nuevo, se han hundido aún más en una profunda pobreza…

Pero en sus aventuras internacionales, la invención de enemigos que están a punto de destruirnos, no son nuevas, nos son familiares. No lo inventaron ellos, otros han hecho lo mismo a lo largo de la historia. Pero estos se han convertidos en maestros de este arte y lo están volviendo a hacer ahora. Recordemos que las personas que llevan ahora las riendas en Washington son en su mayor parte reaganianos reciclados, que básicamente están reviviendo el guión de los años ochenta, cuando impusieron programas domésticos muy dañinos para la población en general y que fueron muy impopulares. La gente se opuso a la mayoría de sus programas domésticos, y la manera como consiguieron implantarlos fue manteniendo a la población en un continuo estado de pánico. Ejemplos: Panamá, Granada, Nicaragua, etc..

(Más de terrorismo, un día de estos.)

Perros de guerra

¡Asombro, estupor, conmoción mundial! ¿Por qué? ¿A nosotros por qué? ¿Por qué el terrorismo nos agrede a nosotros? ¿Por qué se nos toma (¡a nosotros!) como objetivos de semejante barbarie, si nosotros no hemos ido más allá de invadir países, culturas, sistemas políticos, sociales y financieros, y tradiciones y soberanías para supeditarlos al capitalismo imperial?

¿Sólo por eso la barbarie terrorista nos toma como sus víctimas? ¿Tan sólo porque nuestras invasiones se perpetran a sangre, fuego, mutilaciones, descuartizamientos, devastación, tortura, saqueos, empobrecimiento y dolor colectivo? ¿Y sólo por eso se nos ataca de forma brutal? ¿A nosotros? ¿Y a nosotros por qué? Con toda razón el dolor y la frase solidaria de un cierto Bertrand Delanoe, alcalde de París:

Hoy todos somos londineneses…

Y ante el reguero de cadáveres y sobrevivientes, mutilados algunos de ellos, que ha producido el atentado terrorista en la ciudad de Londres, la ministra de Defensa, Michelle Alliot-Marie:

Todos los países, como el nuestro, que encaran valores de libertad y respeto hacia los hombres, son objeto de los terroristas. Ningún país está al abrigo…

Pues sí, pero no, mis valedores, que eso de la libertad y el respeto hacia los hombres por parte del capitalismo imperial es una mentira vil, y esto lo proclaman la Historia y la realidad objetiva hoy día. Dígalo, si no, la lógica que nunca miente: ¿respeto a los hombres, por parte del Imperio? ¿Libertad? ¿No petróleo, no ganancias económicas? ¿Quiénes son los perversos que han iniciado las guerras de conquista, de saqueo y depredación en prácticamente todos los países del orbe? ¿Bin Laden, acaso? ¿Al Qaeda, tal vez? ¿La OLP, el IRA irlandés? ¿La ETA, vasca? ¿Fueron ellos, o han sido los imperios, en este caso Francia, Inglaterra y Estados Unidos?

A siglos de distancia clama el trágico: ¿quién es la víctima, quién es el verdugo? ¿Qué contestan la Historia, la lógica y la realidad objetiva? Y mientras esto redactaba, mis valedores, en La Jornada aparece un artículo de Noam Chomsky en donde cita al periodista británico Michael Smith, que alude a cierto memorando de Downing Street, donde el secretario de Defensa británico, Geoff Hoon, reveló que «Estados Unidos ha iniciado estímulos de actividad para presionar al régimen de Saddam Hussein». Para provocarlo, sí, y entonces justificar una guerra de agresión. Y entonces:

«Los cazas comenzaron a bombardear el sur de Iraq en mayo de 2002. Bush y Blair comenzaron su guerra no en marzo de 2003, como todos suponen, sino al final de agosto de 2002, seis meses antes de que el Congreso aprobara la acción militar contra Iraq«. ¿Por qué el terrorismo contra nosotros, por qué? Mis valedores…

Hoy nuestro mundo se cimbra a los estremecimientos de una compasión mañosamente inducida por el imperio y sus aliados y voceros fieles, los medios de condicionamiento de masas, cuando por culpa de tal manipulación el mundo se mantiene indiferente a la sangre, el horror, la devastación que tropas inglesas y norteamericanas causan un día sí y al siguiente también en un Iraq donde su población civil está siendo sañudamente ensangrentada por las tropas invasoras, y es como para preguntarse: ¿los de Londres son cadáveres humanos y los de Bagdad no lo son? ¿Hay diferencias entre un humano desgarrado en El Líbano y uno despedazado en Londres o en Madrid?

Pues qué: ¿no vivimos exigiendo justicia, no invocamos la justicia, no nos mostramos hambrientos de justicia? ¿Somos justos al dolernos por la víctima londinense mientras permanecemos impávidos al horror que producen los invasores londinenses vestidos de uniforma militar? ¿Es esto justicia..?

Y lóbrego: unas masas enajenadas se dan el lujo de escandalizarse porque el terrorismo «al por menor», como lo denomina el citado Noam Chomsky, responda al «terrorismo de Estado» que al pretexto de la libertad, la democracia y demás vocablos tan altisonantes cuanto embusteros porque el objetivo real se llama petróleo, perpetran los Bush y Blair en Líbano, en Irak, en Afganistán, en el mapamundi. ¿Por qué las torres gemelas, claman las masas: por qué el transporte público de Madrid, por qué el de Londres? ¿Por qué los Al Qaeda y Bin Laden? ¿Por qué..?

A mí otras preguntas me parecen mucho más importantes: ¿por qué de manera tan dócil y mansa nos dejamos manipular por la compasión inducida de los perros de guerra? Porque vamos a ver, y de nuevo convoco a la lógica: ese terrorismo que se perpetra en Washington. Madrid y Londres, ¿es terrorismo causa o es terrorismo efecto? (Sigo mañana.)

Diabólica santidad

Una santidad que exhala tufos de azufre la de esa sospechosa arribazón de santos recién sacados del horno, recién salidos del cascarón, santidad que por estos días se abarata, se da al por mayor y se torna pandemia. Por santos no vamos a parar, que por ahora se ensamblan a escala industrial. Santos tenemos, y beatos, para dar y prestar. ¿Los requisitos para la beatitud? Que cuenten los aspirantes con un historial sospechoso, cuando menos. Laus deo.

A ver: ¿que un Escrivá tiene fama de déspota, franquista y dueño de riqueza inexplicable? Trépesele a los altares. ¿Que quien se atrevió a encaramarlo es un pontífice reaccionario, socio de los Reagan, Tatcher y el polaco Lech Walesa: protector, por añadidura, de un padre Maciel sobre el que pesan graves acusaciones de pedofilia? Inicíese de inmediato su beatificación. Fast-track, como dicen los gringos. Es así como Juan Pablo II ya huele a beato, cuan el protomártir y primer santo mexicano, nuestro Felipe de Jesús, tardó 265 años en ser canonizado. Y un dato que para El Vaticano resulta asunto menor-, diez años después del martirio de Felipe de Jesús, un su hermano Juan, religioso agustino, también iba a morir en el martirio, asaeteado por paganos, en las Islas Filipinas. Hoy, mientras tanto, Escrivá, Juan Pablo II, el padrecito Maciel, pedófilo de vocación y de práctica constante, según sus acusadores…

Pero no, los legionarios de Cristo que ya alucinan con el padre Maciel trepado a
los altares no olviden ese pequeño obstáculo para su beatificación: el presunto violador de seminaristas anda a estas horas vivito y co(u)leando. Lástima, con los ríos de dinero que ha descargado en El Vaticano. Y qué hacer. ¿Qué? Casi nada: por vía de mientras y para ir calentando motores, propóngase para beata a su madre, la del susodicho padrecito Maciel. Por santos no vamos a parar. Faltaría más…

Milenio, 5 de julio: «Los Legionarios de Cristo inician una fuerte campaña para impulsar la beatificación de Mamá Maurita, la madre de Marcial Maciel. Tiene una página web donde se publica su oración, se invita a presentar nuevos milagros y se anexa una cuenta bancaria para depositar «a la causa’…»

¿Los méritos de Felipe de Jesús frente a los Escrivá, Juan Pablo y Mamá Maurita? En Manila, hasta donde viajó para a ejercer su apostolado, vivió «como novicio fervoroso: vida en común, pobreza, fortificación, pureza de alma, obediencia y espíritu de oración. De profeso, se distinguió por su vida de oración y por su caridad fraterna, ejercitada como enfermero de la comunidad».

Y que en 1596, en Japón, los soldados tomaron prisioneros a los jesuítas, dejando libre a Felipe de Jesús porque él pertenecía a otra orden, y la contestación del franciscano: «No permita Dios que mis hermanos estén presos y yo en libertad. Sea de mí lo que fuere de ellos«. Y todos a la cárcel de Meaco, y a todos la sentencia de muerte. Felipe de Jesús, protomártir…

A propósito: hoy hace 30 años y 10 días de que falleció, algún temerario asegura que en olor de santidad, José María Escrivá, el padre Balaguer, el padre Chemita, o San Josemaría, como ustedes prefieran. El fundador del Opus Dei fue exaltado el pasado lunes 4 de julio, en el diario Reforma por el opusdeísta Francisco Ugarte. Y qué profusión de ditirambos, qué juego de fuegos fatuos en los conceptos que copia a Joseph Ratzinger, hoy papa de Roma:

«Josemaría se supo toda su vida bajo el manto de la Virgen, que era su Madre. En su cuarto de trabajo, frente a la puerta, había un cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe: esta imagen acogía su primera mirada cada vez que entraba. Recibió también su última mirada».

Escrivá y su cauda de detractores que hoy, como ayer, forran de podre y descalificaciones al santo franquista: «Los opositores a la canonización de Escrivá denunciaron otros pecados del fundador del Opus Dei, aparte de la acumulación de riqueza como aquella de que «El Opus Dei es peor que una secta, son mercaderes del evangelio, que destrozan vidas humanas…»

Pero Escrivá fue canonizado. Por cuanto al martirio de Felipe de Jesús y sus compañeros: «Cada uno fue sujetado a una cruz con argollas y cuerdas; dos de aquéllas se colocaron en las muñecas, otras tantas en los pies y una en el cuello. Felipe de Jesús fue el primer crucificado: alanceado en tres partes, dos por los costados y una por el pecho, murió murmurando el nombre de Jesús». Fue canonizado, repito, 265 años después de su martirio…

¿El santo de los opusdeístas? «Una fuente del Vaticano, publicó el Newsweek, asegura que, en contra de los procedimientos establecidos, no se incluyó ningún escrito publicado, crítico, hacia Escrivá, en los documentos del proceso de beatificación. Tampoco se investigaron sus famosos conflictos con los jesuítas ni los informes sobre sus tendencias profascistas ni la implicación del Opus Dei con el gobierno de Franco». Dios.

(Más de Escrivá, el lunes.)

«Putos en demasía…»

Los homosexuales del mundo, vale decir mundo de los homosexuales. El sábado 25 de junio, por el orgullo gay, en demanda de respeto a sus derechos y el cese a las agresiones que en su agravio perpetra la homofobia, ellas y ellos tomaron la calle, una vez más, como una semana después se manifestaron en Mérida, Yuc. Y qué tintes heroicos los de la lucha del homosexual frente a una lóbrega historia de homofobia y agresión del macho muy macho, mis valedores. Aquí, para ilustrar tan fenómeno de descalificación de la diferencia, transcribo un fragmento de Identidad latina, documento tan sápido cuanto ilustrativo de don José Francisco Gilberto Escobedo Mena, homosexual:

«El Tribunal de la Inquisición lleno de piedad cristiana, para salvar nuestra alma en la Gloria Eterna, nos asesinaba en Francia, Alemania, Italia y España de 1183 al 1834. Este fenómeno no cesa: aún hoy se sigue, con esa filosofía, perpetrando tal genocidio. ¡Y qué decir de los indios! Don Francisco López de Gómara, hombre sabio y prudente, confesor del señor marqués del Valle de Oajaca, escribe en su monumental obra de arte de la literatura Universal denominada «Cosas Generales de la Nueva España o Hispania Victriz»: «Estos indios son dados a ese placer y contento y son putos ellos en demasía, en detrimento de la Ley y el Orden de Dios quien todo lo crió».

En América del Sur Vasco Núñez de Balboa, Adelantado del Siglo XVI, con su tan elevada piedad cristiana mató con perros todo un pueblo de indios sólo porque practicaban, como los Clásicos de la homosexualidad, como parte de sus ritos que los unían en vínculo con las ultraterrenas divinidades. Ese mismo marqués del Valle en su Primera Carta-Relación de la Justicia y Regimiento de la Rica Villa de la Vera Cruz a la Reina Doña Juana y al Emperador Carlos V, su hijo, dada en Nueva España en fecha 10 de julio de 1519, dice en hablando de los naturales: «Todos son sodomitas y usan aquel abominable pecado». No es nuevo en Latinoamérica ver políticos homosexuales proferir diatribas histéricas contra la homosexualidad: eso nada tiene de nuevo.

En el siglo XVII, en el Virreinato de la Nueva España (hoy México), figuran en este campo dos ínclitos personajes antagónicos entre sí, la castálida poetisa Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, lesbiana cuya imagen aparece en la moneda mejicana, mujer enamorada de dos excelentísimas señoras virreinas: la marquesa de Mancera, primero, y más tarde también la marquesa de la Laguna, quien asimismo era condesa del dictado de Paredes de Nava.

En su poesía hallamos su grande amor por esas dos damas de Villa y Corte. Por ser mujer Sor Juana, por ser libre y por ser lesbiana, ganó el odio y la ira de el poderoso arzobispo misógino don Francisco de Aguilar y Seixas (Aguilar y Seijas en español de hogaño). Este Su Ilustrísima es la otra personalidad a la que me refiero, a quien su delirante misoginia lo hace más homosexual que otra cosa. El protervo arzobispo Aguilar y Seijas «En su servidumbre jamás permitió mujer alguna; en sus frecuentes pláticas doctrinales atacó con vehemencia cuantos defectos creía hallar en la mujer». Lezamis cuenta que oyó decir al arzobispo «que si supiera que ha entrado una mujer en su casa, había de mandar arrancar los ladrillos que ella había pisado (…) No quería que en casa suya pusiesen mano las mujeres ni que le guisasen la comida ni oírlas cantar y ni siquiera oírlas hablar quería».

Este señor en sus aberrantes delirios prohibió el estudio, la escritura y la música a Sor Juana, a quien ordenó deshacerse de todos sus libros e instrumentos científicos y musicales. En ese siglo la mujer tenía que casar con varón o con Cristo, la poetisa casó con Cristo en la fe. Aguilar y Seixas, rompiendo con el protocolo, no fue a apersonarse ante el excelentísimo señor visorrey conde de Galve cuando éste tomó a su cargo el gobierno del reino de la Nueva España, para no tener que ver a la señora virreina, porque era mujer.

Conclusión del estudioso: «Ni aún con su maquinaria de terror (el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, por citar un ejemplo) pudieron liquidarnos a los homosexuales (aun hoy más del 70 por cien del Globo mata homosexuales), no pueden liquidarnos ni podrán porque los heterosexuales nos engendran y, porque somos normales o sanos; incluso la Organización Mundial de la Salud así lo determina. Aun cuando Pro Vida y sus religiones dice que somos enfermos, no puede probarlo, son sólo afirmaciones gratuitas.

Lo absurdo, lo paradójico es que la iglesia católica, que odia a los homosexuales, se sirvió de miles de artistas homosexuales en la historia para fabricar sus maravillosísimos templos y palacios, el gran Miguel Ángel es un ejemplo. (Aberrante. Sigo un día de estos.)

¿Guerrilla buena y guerrilla mala..?

¿Bueno, el EZLN, Ejército Zapatista de Liberación Nacional? ¿Malos, el EPR, Ejército Popular Revolucionario, y el ERPI, Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente? ¿Cuántas guerrillas se calcula que operan en el país? Yo de algo estoy muy seguro: las causas que impelen a los rebeldes a tomar las armas, son, casi siempre, justas, y van desde la pobreza de los marginados hasta la corrupción lucrativa e impune de los Salinas, Sahagunes y demás compinches que transitoriamente detentan el poder. Pues sí, ¿pero es la guerrilla el factor que nos revierta una situación tan injusta? Los analistas afirman:

Nadie puede aportarnos una solución a nuestros problemas, por más que nos vivamos exigiendo el «cambio» a los del poder. Esto significaría su extinción, y ellos no tienen vocación de suicidas. La solución sólo puede venir de nosotros mismos, cuando las masas ejerciten el acto de pensar. Pero, por desdicha, «su ignorancia les lleva a prolongar el actual estado de explotación, opresión, represión». En ese momento, ¿tomar las armas? Fatídico: los gobiernos opresores se alegran de que sus adversarios recurran a la violencia armada, a la guerrilla. «Cuando los pobres, abrumados, decidan enfrentarse al poder con las armas del poder van a ser aplastados por un armamento muy superior. Se habrán ubicado en el terreno de lucha que favorece a los ricos, y al utilizar ellos también la violencia de los fusiles, los del poder tendrán una excelente justificación para arrojar contra ellos sus enormes armas de destrucción».

El sistema de poder manipula el dolor y la angustia de viudas y huérfanos de los soldados muertos por la guerrilla para lanzar sobre los pobres, a lo impune, el diluvio de fuego de su armamento; como si ellos mismos hubieran demandado su propia destrucción. Al recurrir a las armas, los oprimidos abandonan el terreno donde su causa era noble: la de la justicia, de la verdad, de la dignidad, para situarse en el terreno maldito de la ley del más fuerte, precisamente donde el opresor tiene las más grandes posibilidades de triunfar y, además, con la ley en la mano. Recurriendo al homicidio, los oprimidos justifican moralmente la represión en lo que tiene de más brutal, de más inhumano. La justicia y la diafanidad de su causa se diluyen a ojos de muchos. Así, no se ve mas que una serie de personas crueles que, de un lado y del otro, se van matando de modo salvaje. Sólo una minoría perspicaz, sensible a los problemas sociales, entiende que la causa de los débiles es, en esencia, buena.

Si al principio las armas mataban a los tiranos y a los explotadores, sirven ahora para matar a pobres, es decir, a los soldados, sus hermanos en la miseria, porque los soldados son también gentes humildes, que por necesidad económica para dar de comer a su familia, se vendieron al poder como mercenarios. El triunfo de los ricos consiste entonces en inducir a los pobres a matarse los unos a los otros. El círculo vicioso infernal de la violencia y del odio crea rápidamente una barrera infranqueable entre los pobres que se rebelan contra los ricos y los pobres manipulados por los ricos. Y como estos últimos tienen familiares y amigos en la masa de los pobres, entonces la clase obrera, por la sangre derramada por ambas partes, se divide tajantemente en dos bandos. Una mitad de los pobres sufre por los soldados y odia a los guerrilleros; la otra mitad de los pobres sufre por los partisanos y detesta a los soldados. Tal es el triunfo de los opresores: poner a esclavos en situación de matarse mutuamente, mientras que su dominación continúa, cruel e implacable.

El recurso de la guerrilla tiene el grave inconveniente de desviar a las masas del verdadero combate liberador, que se realiza en la desobediencia civil, en el rehusar la cooperación con el gobierno de los opresores, en la realización de la huelga general -cuando está bien preparada-, en el vacío creado alrededor del Estado opresor gracias a la general reprobación y al unánime rechazo de toda la población. La experiencia manifiesta que la verdadera fuerza de la revolución, la que es casi irresistible, reside en la resolución indómita de la población explotada que desde un momento determinado rechaza colaborar con el poder.

No hay que obedecer leyes injustas. Nadie debe obedecerlas. Hitler derramó fuego y sangre porque las Iglesias enseñan que es necesario obedecer a las autoridades, al Estado. No han predicado la enseñanza evangélica: «Obedecer a Dios antes que a los hombres» Los sacerdotes han proclamado la tesis: «La fuerza es necesaria al Estado», sin proclamar jamás la antítesis: «Desgraciadamente, el Estado abusa de la fuerza y comete crímenes». Si Iglesias y autoridades morales lo hubiesen enseñado, tales horrores no se cometieran.

¿Mi propuesta, ya en acción, contra la ineficacia de la guerrilla y las soluciones de corto plazo que, jura la historia, son dolorosas e inoperantes? Lo asenté en mi libro más reciente. Mis valedores al poder popular (Ed. Grijalbo): organización celular autogestionaria. (Más de guerrilla y organización, pronto.)

Vida nada me debes

Vida, estamos en santa paz. Esto querría recitarle,Marthita, si hubiese confianza entre nos, porque algo tengo que agradecerle; muchos volvemos a la armonía tras de la crispación que nos provocó su brete delirante de suceder al marido en el cargo. Tantos, ante la aberrante situación, clamábamos, alarmados: «¿Qué diablos ocurre con la pareja? ¿Dinastía real..?» Marthita:

Ahora, por fin calmó sus ansias de novillera, qué alivio para los tendidos de sol. Bien sé que complejos y represiones del ente humano son irrefrenables: el sentido de la propia insignificancia y el hambre de figurar a lo protagónico, de afianzarse a los tres pelos de la fortuna y pepenar fama, dinero, poder; de echarse encima cada día y todo el día toda la luz de todas las candilejas: radio, periódicos, televisión, revistas frivolas de papel couché. La gloria, el nirvana para quien, como usted, nunca ha sido, nunca fue, nunca va a poder ser. Nunca, que bien lo afirma la Biblia: «Nadie puede elevar a su estatura un codo».

¿Que las masas le hubiesen dado su voto? Sí. A su marido, señora, se lo otorgaron. Por desdicha, las masas son huérfanas de cultura política, y como niños de kinder se van con el sonsonete de las promesas, y venga más tarde la desilusión. ¿0 no es orfandad habérselo dado sin ponerse a sopesar las cualidades del candidato como posible estadista, político, gobernante? ¿Cómo fue que no se percataron de que su marido, Marthita, no es un político ni nunca lo ha sido, sino un empresario, vale decir un enemigo histórico de la clase social que votó por quien ahora, lógico, gobierna no para los votantes sino para los empresarios. Ah, si las masas se interesaran por la cultura política una décima parte de lo que les apasionan el clásico pasecito a la red y las aventuras púbicas de púbicas aventureras, pantaleta y recámara en vivo y a todo hedor…

A su marido, Marthita, una alianza de fuerzas logreras y ventajistas lo trepó hasta la punta, para que ya desde arriba traicionara a sus aliados de ocasión y defraudara a los gobernados, esto mil veces peor. Su obra exhibe que de estadista no tiene un pelo, ni aun de político regular, sino de lo que siempre ha sido, un gerente de aguas negras, cervezas, botanas, en fin. Un amago de político que hubiese en él, y aun de hombre de vergüenza, le hubiese impedido a tiempo continuar esa farsa (trágica farsa porque afecta a millones) que la pareja exhibió hace tiempo: «yo te lego el gobierno, cariñito azucarado, y te las cuido (las espaldas) porque tienes mucha cola (que te pisen; tenemos)».

A mí, al verla a usted desatada, se me fruncía (¡el ánimo!): ¿pues qué? ¿Ni el empresario ni su Martha una pizca de recato, decoro, vergüenza, altivez, autocrítica? ¿Habrá en la pareja salud mental, que tan poco le importa la salud pública? En su tiempo, el marido, complaciente y bonachón, se justificaba: «Un enorme sector de paisanos muestran su preferencia por mi señora…»

Y en gran acercamiento permitía que la tele se las mostrara a las masas. Como una Galilea de esas, una Verónica más, una Chapoya cualquiera; que mostrase sus aspiraciones, sus ansias de figurar, las intimidades de su vida de recámara adentro. El no se engañaba, señora: a las masas el cinescopio me las tiene aturdidas, manipuladas; un picaro con audacia las haría votar por la Niurka o cualquiera otra aventurera de esas. Las masas se van a la propaganda y al falso carisma, al relumbrón. Las masas, señora, precisan de ídolos, no de estadistas. Quienes hubiesen votado por usted son los mismos que votaron por el marido empresario, y ahí el naufragio, las ruinas…

Cerró su boca, señora. El peligro, al menos por ahora, quedó conjurado. Renuncia a su pretensión delirante una mujer sin méritos, experiencia, preparación, aptitudes; una honesta ama de casa que de vil chiripazo llegó hasta el palacio de gobierno y, signo de la mediocridad, con la altura se mareó, perdió la dimensión y se despeñó en el boato, la exhibición, el derroche, el rastacuerismo vil. Pero de ahí a la aberración de pretenderse gobernante…

¿O qué, señora Marthita? Si fuese su esposo piloto aviador, ¿estaría usted capacitada para sucederlo en los controles de vuelo y tomar a su cargo el destino de los pasajeros? Ellos, ¿quedar a merced de una ama de casa sin otro currículo que el suyo propio, y este o aquel programita asistencial, teletonero, magnificado (intereses bastardos) por una industria del periodismo que exhibe a la matrona entregando al chamaco una bolsa de colaciones? Su marido, señora, solía decirlo: «Le gusta ayudar a la gente y la va a seguir ayudando».

Qué desfachatez. Un gobierno de «caridades», que no de justicia, ¿es como para presumir? Los recursos de sus «caridades» ante las cámaras de TV, ¿salían del propio bolsillo? Ahora que el marido tenga que abandonar el poder, ¿qué margen de maniobra tendrá usted para sus «caridades»? Vamos, Martha…

Felicidades, señora. Abandonó su chifladura de heredar la silla que en Nayarit deja vacante su esposo, el empresario Antonio Echevarría. (Perfecto.)