Y nada, que el domingo pasado serví de chofer a un monaguillo que acababa de ayudar al oficiante en la celebración de la misa con que se clausuró el sexto Encuentro Mundial de las Familias. De incógnito viajó y que le guardara el incógnito, me suplicó. ¿El destino final? ¿Huatulco, Cancún, o el sucio Tamaríndillo de Fox? Ni a la playa ni al balneario, mis valedores; a San Ciríndanguillo de Enmedio, hasta donde fue a realizar cierta campaña relámpago de afiliación tumultuaria al PAN. «El proceso electoral, tú sabes». Votos en racimo. Los payos, se nos quedaron viendo desde unos ojillos de zorros risueños; ellos, los muy ladinos, con la música por dentro:
– Las ponemos, cómo no, pero antes de que las pongamos, o sea nuestras güellas en los papeles, usté y su achichincle nos van a aceptar un cabrito en sancocho. ¿No,tú Melitón..?
Picoso el cabrito, dulce el ponteduro (postre, no albur), y un tinto de garambullo. Oliéndoselo (el bouquet), el catador de caldos finos:
«¿Añejo?» ‘Y bien añejo. Semana y media en barricas de pochote». Cuando el sol ya en declive: ‘Tero antes de que las pongamos en la credencial, y nomás por travesiar un rato, se va a echar uno de estos. Escoja, don».
Acertijos de alambre, ¿los conocen ustedes? Sí, una intrincada red de alambres engarzados entre sí y que aprisionan unos arillos que a base de mañas hay que liberar.
Y ándenle, que el monaguillo se abismó en el misterio de eslabones, aros y ringorrangos de alambre. Ahí fue el jurgunear aros, menear argollas y manipular eslabones que trataba de liberar de una intrincada red de alambritos vaciladores. Y ya acomodaba el arillo -de alambre-, y ya lo fruncía -el ceño-, y ya jalaba, borneaba, remolineaba el rodete -de metal-, pero el susodicho, como salir, salía pura madre, con perdón de la mía Los lugareños, aquellos ojillos que apenas se vislumbraban entre un tejaban, de cejas; ellos, la sonrisillabajo la palapa de unas cerdas de aguamielero:
– Ese ya se le cuatrapió, don, pero no hay pedro, no se la vamos a hacer de fumarola A ver, hágale la lucha a este otro, más facilito.
La tarde se nos fue en verlo menear ganchos, tironear argollas, forzar el arillo en las trampas de alambre y fruncir el arillo al impulso de la frustración. Bizqueaba Los lentes se le empañaban. Y el calorón. Desde el cogote, el sudor me rodaba hacia mis entrañables zonas abajeñas.’Ya casito, don». Casito madres, incluyendo a la mía
Y venga otro acertijo, y otro más. Exasperado y sin éxito, el chaparrito jurguneaba la enredada caligrafía de aros y argollas. «¡No le enchueque, meniéle nomás! ¡No la forcé, que tovía es virgencita!»
Así hasta el desgranar de campanas, esquilones y esquilas. Angelus, triduo, rosario. «Mejor así la dejamos, y se va usté al rosario. Con los acertijos de alambre nomás no pudo. ¿Sabe cómo le nombramos a este? «Creación de empleos». Tampoco le jallo al «Plan contra la pobreza», y se cuatrapió con el de la «Corrupción«. Ora que con el «Crimen organizao» del Chapo Guzmán las dio. Usté, pa los acertijos nomás Valentín Madroño, con perdón aquí del Tacotillo, menor de edá. Y si como es usté son todos los de su Acción Católica, nos la va a perdonar, pero nosotros, como afiliarnos, una tiznada que nos afiliamos al PAN ni votamos por la bola de biatos, así nos prometan millones de indulgencias. Sernos pentontos, pero Dios nos ayuda ¿No, tú, Melitón?
– ¿Nosotros, gente de bien, ir a votar por el PAN-PRI-PANAL y perrada de chuchos de Nueva Izquierda, talamanteros al servicio de Los Pinos? Nosotros no perdemos la esperanza de que el Peje asegunde, a ver si a San Ciríndanguillo el de Enmedio viene y le forja su segundo piso, ¿no, Melitón?
¿Que qué? ¿El qué? ¿El Peje, dicen? Ahí vi que el monaguillo se dio el levanton, trotó hasta el volks., abrió la cajuela y volvió con las pinzas. Y que pepena el montón de alambritos. «¡Éitale, qué va a hacer! ¡A la de a güevo no, don! ¡Eso nos toca a nosotros, cuando nos decidamos! Porque ustedes los panpriístas con las anchetas de alambre nomás las dieron. ¿Porque son bandejos? Qué va ¡Por ventajistas, avorazaos y saqueadores! ¡Las alicatas, nosotros! Nomás nos decidemos y tíznale, a darle en la suya a un gobierno que nos tiene ya hasta la madre! ¿No, tú, Melitón..?»
Volver con la frente marchita Yo, al volante, ironicé: «Lo que hubiese engordado el PAN con la afiliación tumultuaria La de votos para los devotos. ¿No, tú, Melitón?» «¡Tu tiz..!» «¡Cuidado!» Y el forcejeo. ¡El mezquite! Santo madrazo, porque el PAN y sus monaguillos se quedaron sin afiliaciones. Lástima ¿La identidad del acólito? (Nunca)