Tal fue la conclusión a que llegó Margarita Guerra, fiscal especial, sobre la muerte violenta de Digna Ochoa y Plácido. Hoy, la Procuraduría Gral.de Justicia del DF inicia una nueva investigación sobre el caso de la defensora de los derechos humanos. Alentador. Aquí el principio de una historia atroz:
– ¡Hija de puta, te tenemos bien ubicada!
Y tan bien ubicada tenían a Digna, que días después le arrancaron la vida a balazos, como 10 años antes sacrificaron a una tan digna luchadora como la propia Digna: Norma Corona Sapién Vidas paralelas, que diría Plutarco: Norma era abogada; Digna también; Norma hizo suya la defensa de los desprotegidos de la justicia; Digna también; la muerte violenta de Norma prefiguró la actividad humanística y el final trágico de Digna Norma fue asesinada el 21 de mayo de 1990; a Digna la mataron un 19 de octubre del año 2000. Por el asesinato de Norma y bajo la presión de organismos internacionales, el Pres. Salinas ideó ese muy oneroso embuste conocido por su alias: Comisión Nacional de los Derechos Humanos (Hoy certificadora de ancianas indígenas violadas por militares para que murieran por «gastritis mal atendida»), cuya ineficacia malintencionada alentó la labor de organismos como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, desde el que Digna sacaba la cara por los presos de conciencia encarcelados injustamente y por tantísimos damnificados de diversos elementos del ejército mexicano. En el 2005, Marcos el subcomandante reclamaba al procurador del DF:
Sus funcionarios no sólo fueron torpes e ineficaces en el caso de la muerte de Digna Ochoa. También fueron deshonestos y ruines. Para fortalecer lo del suicidio se dedicaron a destrozar la reputación de Digna…
Digna. Norma En el momento de su muerte, Norma Corona investigaba las actividades delictivas de narcotraficantes como Héctor Luis «El Güero» Palma y Eduardo Clavel; ajustes de cuentas de una violencia aberrante: Clavel secuestró a la esposa y a los hijos de «El Güero» Palma y los arrojó al vacío para luego enviar una porción de los restos humanos al compinche rival, y venga la horrenda venganza. En tan pantanoso terreno fue donde Norma Corona se aventuró a incursionar, y donde vino a perder la vida. A balazo limpio. El asesino intelectual resultó ser el policía encargado de investigar el caso; a su hora, otro de esa misma alzada presentó el caso como «resuelto». Salinas, como premio, lo ascendió de grado. Hoy, el premiado purga una condena de 103 años. ¿Los asesinos de Digna Ochoa? Nadie. ¿Sospechosos? Los militares a los que inculpaba de diversos delitos. ¿Juez? Un militar…
Digna Ochoa En febrero de 1995 agentes judiciales denunciaron ante el juez que «la monjita» los hostigaba durante los «interrogatorios». Digna les impedía inventar versiones distorsionadas para evadir su responsabilidad en la tortura de los presos «zapatistas» capturados en Yanga ¿Recuerdan ustedes el caso y las carantoñas de Zedillo tratando de hacerlos aparecer como guerrilleros peligrosísimos? Digna asimismo, se involucró en los casos que incriminan al ejército o la policía judicial: ejecuciones de Aguas Blancas, El Charco, Ejido Morelos, Ixtlahuacán de Madero, etc., y las aprehensiones e interrogatorios bajo tortura a presuntos zapatistas de Yanga y Cacalomacán y los campesinos ecologistas del Edo. de Guerrero. Y más aún, mis valedores…
De 1992 al 2000, durante su permanencia en el Centro Pro, Digna participó con el equipo en la defensa de presuntos zapatistas presos y presuntamente torturados en el Campo Militar No. 1; de los extranjeros expulsados de Chiapas por agentes de Migración; de los activistas detenidos en el desmantelamiento del municipio autónomo de Taniperla de integrantes del XGH en la huelga de la UNAM y de los campesinos ecologistas torturados por soldados del Ejército; Digna llevó a la Corte lnteramericana de Derechos Humanos los casos de la masacre de 17 campesinos en Aguas Blancas, Gro., y las ejecuciones de tres indígenas del Ejido Morelos, Chis., con el ejército como responsable directo. Y los otomíes de Ixtlahuacán de Madero, Ver., y…
¿No era suficiente para la paciencia de sus asesinos? Digna Ochoa apoyaba a la abogada Pilar Noriega en la defensa de los Hnos. Cerezo Contreras, acusados de pertenecer al Ejército Popular Revolucionario, cuando aquel viernes, 19 de octubre, recibió junto a su cadáver la esquela de los asesinos dirigida a los continuadores de la labor benemérita:
«PROs hijos de puta, si siguen también se los cargará su madre. Sobre aviso no hay engaño». Las autoridades dictaminaron: «Digna se suicidó». Es México. (Nuestro país.)