El gran inquisidor

Ratzinger, sí, ahora pronto de visita en los Estados Unidos. Ratzinger, el verdugo de esa denominada Teología de la Liberación que floreció y dio sus frutos en la América Mestiza de los 60s. «Con los pobres de la tierra – quiero yo mi suerte echar», su espíritu requemado en la viva palabra del Evangelio. Desde Roma, con Juan Pablo II en el trono y Ratzinger de inquisidor, la Iglesia de los Boff, Gutiérrez, Méndez Arceo y don Samuel Ruiz fue perseguida con saña y crueldad casi hasta el exterminio por el inminente beato (si Dios no lo remedia) Juan Pablo II y su brazo ejecutor, el «Santo Oficio» de la Inquisición, ahora con su nuevo título: Congregación para la Doctrina de la Fe, donde Joseph Ratzinger, el Pontífice actual, era y es su prefecto, vale decir: el Gran Inquisidor. Laus Deo.

Desde ahí, desde Roma, se recrudece la persecución a lo que queda de la corriente teológica, por el temor de que los gobiernos de tendencia izquierdista, desde Venezuela hasta El Ecuador, puedan dar nuevo impulso a la labor benemérita que los teólogos de tal tendencia religiosa han llevado a cabo con el pobrerío de nuestros pueblos al sur del Bravo. Y eso, mis valedores, resultaría nefasto para El Nuevo Orden Mundial, que con renovadas denominaciones impone las políticas macro-económicas que dicta Washington. Hoy, el hacha del Gran Inquisidor ha caído sobre la testa de Jon Sobrino, sacerdote comprometido con los humanos despojos que va desechando el modelo neoliberal. En él, como en el peruano Gustavo Gutiérrez y el brasileño Leonardo Boff, se advierte la presencia inspiradora del Mártir de El Salvador, su tierra, y del resto de nuestra América: Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador.

La norma suprema de mi comportamiento y actuación no puede ser una autoridad o disciplina terrena, mundana o eclesiástica del tipo que sea, sino solamente la voluntad de Dios. Después, el cristocentrismo, es decir, el ir centrándome progresivamente en la persona de Jesucristo, en la que yo descubro en concreto la voluntad de Dios… (Hans Kung.)

Al transcribir el párrafo que viene se me indigesta la mente con la vera efigie de los Norberto Rivera, Sandoval Iñiguez, Onésimo Cepeda y tantísimos más que en este país tanto han beneficiado al César con lo que es de Dios.

«Sacerdotes y religiosos, en proporción cada vez mayor, buscan participar más activa en las decisiones pastorales de la Iglesia Pero buscan, sobre todo, que ésta rompa sus solidaridades con un orden injusto y que, en una renovada fidelidad al Señor que la convoca y al evangelio que ella predica, comprometa su suerte con la de aquellos que sufren miseria y despojo». Categórico. «Por eso es de primera importancia separar la Iglesia del Estado, para liberarla de las ataduras temporales y de la imagen que da de su vinculación con el poder. La hará más libre de compromisos, más apta para hablar, mostrará con ello que, para realizar su misión, confia más en la fuerza del Señor que en la fuerza del poder, y podrá encontrar la única vinculación terrena que le corresponde: la comunión con los desheredados de nuestro país, sus inquietudes y sus luchas».

Por que en algunos de nosotros quede claro ese retorno a la palabra viva del Evangelio qué los satanizados de Ratzinger proclaman en nuestra América, aquí sintetizo, una vez más, voces, historia, mensajes de la «palabra nueva»:

Esa corriente evangélica nace después del fracaso del desarrollismo (años 50) que tantas expectativas produjera en tantos. Es entonces cuando el subdesarrollo de los pueblos pobres, como un hecho global, aparece en su verdadera faz: como el subproducto histórico del desarrollo de otros países. La dinámica de la economía capitalista lleva al establecimiento de un centro y una periferia, y simultáneamente genera progreso y riqueza creciente para los menos y desequilibrios sociales, tensiones políticas y pobreza para los más. Campo abonado para la nueva catequesis: «Caracterizar a Latinoamérica como un continente dominado y oprimido conduce a hablar de liberación y, sobre todo, a participar en el proceso que lleva a ella. Se trata de un término que expresa una nueva postura del hombre latinoamericano».

Las reflexiones en torno a los cristianos de verdad y en verdad religiosos a los que por serlo Roma veja y reprime, adquieren renovada actualidad frente a la entrevista del «representante de Dios en la tierra» con el Genocida que asegura hablar cara a cara con Dios. Seguiré con el tema un día de estos. (Aguarden.)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *