El Dia del Maestro, mis valedores. Esbocé ayer el retrato hablado de ese turbio y polémico personaje de la tenebra que es Elba Esther Gordillo, «lideresa moral» del magisterio (tienen la Gordillo «moral» que merecen) y me referà al racimo de acusaciones que la señalan de enriquecida a lo ilegal y autora intelectual -de intelectual sólo se le advierte ese detalle- del asesinato del maestro Misael Núñez Acosta, perpetrado en enero de 1981 por encargo, afirman sin querer o poder probarlo, de la propia Elba Esther, la misma a la que el impuesto en Los Pinos debe la mitad del sillón. Dia del Maestro.
La figura de la Gordillo, mis valedores, se advierte tiznada por el estigma de traidora; al gremio, al PRI, a López Obrador, a todo. Pero no sólo traidora, no únicamente arribista y enriquecida a lo inexplicable: las manos de la «lideresa moral» del magisterio, reitero, exhiben rastros de toda la sangre que por intereses mostrencos se ha derramado en los campos del magisterio, como la del propio Núñez Acosta. En la última intervención pública de aquel Carlos Jonguitud, que fue «lÃder moral» del sindicato de maestros y cabecilla de la que fue nefasta «Vanguardia Revolucionaria», asà sintetizó su acusación contra su sucesora en el «liderazgo moral» de un magisterio que parece no merecer mejores cabecillas «morales»:
Yo vi a esa mujer en condiciones de miseria. Eso de que su abuelo le dio millones son vaciladas como para Ripley. En la lucha, ésa es capaz de muchas cosas;
Ã?L, junto con la Gordillo, y en torno a la muerte de Núñez Acosta, fue investigado por una FiscalÃa Especial Para Movimientos Sociales y PolÃticos del Pasado, tÃtulo tan extenso como la impunidad que propicia. ¿Y? Año con año, durante lustros, militantes de organizaciones como la Coalición de Colonos de Tulpetlac rendÃan homenaje al «caÃdo en defensa de los pobres», y gritaban su repudio al entonces cacique magisterial Jonguitud, a quien señalaban como protector de los autores materiales e intelectuales de un crimen que hasta hoy permanece impune. ¿Y? Ya entonces se mentaba ese nombre que tanto sugiere de negativo y funesto: Elba Esther Gordillo, profesora…
Del tema tratábamos en la tertulia de anoche, que dedicamos a la discreta celebración en honor del maestro. Infusión al frente, el susodicho:
Si los profesores disidentes quieren material para su denuncia ante la fiscalÃa, ahà está ese crimen perpetrado en el paraje Agua de Berros, Oaxaca, hace 11 años, cuando fue asesinado el campesino Esteban GarcÃa MartÃnez, testigo clave en el homicidio de la profesora Concepción RÃos Casimiro, ocurrido 2 años antes. Fue también secuestrada Margarita, de 5 años de edad e hija del sacrificado, como represalia porque el susodicho colaboró con las autoridades para esclarecer el asesinato de la maestra. Tiempo después, la niña seguÃa desaparecida.
(Silencio. Quedo, en el aparato, Bach.)
Tenemos el caso del profesor Vicente Amaya Hernández, asesinado por 5 pistoleros en Pinotepa Nacional, Gro., horas antes del DÃa del Maestro, como habÃan dado muerte al Prof. Cenobio Fito López y secuestrado al mentor Modesto Patolzin. En Oaxaca también, y también caciques los victimarios, el crimen del Prof. Alejandro MartÃnez Delia fue perpetrado en 1990. Hoy continúa impune.
(La Beba, arrullándose en las piernas de la Lichona.)
El maestro Manuel GarcÃa Spencer fue asesinado en Culiacán, Sin., en 1990, donde años más tarde y en sólo tres meses de 1996, se registraron los asesinatos de Fausto Quintero Becerra y tres maestros más.
(La Beba, de súbito: «Mami, ¿y el maestro Carlos..?»)
¿Y qué me dicen del asesinato de Celso Wenceslao López DÃaz, maestro disidente al que un profesor de los «vanguardistas» de Jonguitud asesinó a balazos en marzo de 1987, en Chiapas? Testigos principales relatan el crimen: «Fue un 30 de marzo, dÃa de pago. Maestros vanguardistas provocaron a los disidentes en huelga exhibiendo sus cheques de sueldo, de que los paristas estaban privados. Se suscitó un pleito a golpes. El vanguardista sacó una pistola y la descargó contra el maestro López DÃaz. El asesino, por supuesto, fue identificado. Se trata de Jaime Bermúdez Solórzano alias El Tragábalas. Sigue en completa libertad'»
Silencio otra vez. Los contertulios, pendientes de tanta sangre derramada a lo impune y al conjuro de esos dos nombres: Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo. AhÃ, a sus siete años de edad, la Beba:
– ¿Y el maestro Carlos? ¿Fue pobre y murió asesinado por disidente..?
– Niña, que ni murió pobre ni asesinado, porque Carlos Jonguitud,
– No, mami, yo digo Carlos Hank maestro rural. (Ah, ese. Pues)