Y la escandalera que entre los grupos de ultraderecha ha venido a provocar la interrupción legal del embarazo, mis valedores. Un verdadero tsunami de descalificaciones, una erisipela de recriminaciones, una sarna de excomuniones sobre la testa de las mujeres que se atrevan a abortar antes de las 12 semanas de gestación, y sobre los lomos de Marcelo Ebrard, de la mayoría de los asambleístas, de las autoridades sanitarias de la ciudad capital, de todos. ¡ Réprobos! ¡Anatema! ¡Excomunión para todos! ¡ Dios lo quiere! Y de ahí, sotanas y capas pluviales al descrédito : porque los excomulgados dijeron no importarles semejante castigo, y porque el Ratzinger de Roma pegó el reculón: no se preocupen los ??abortistas?: Eso de que estaban excomulgados fue sólo una vacilada para espantarlos. Válgame con El Vaticano?
Y aquí lo insólito, según dije a ustedes el viernes pasado: No hubo ni ha habido, entre los dos núcleos en pugna, ninguna duda, ninguna vacilación. El alegato de éstos se afianzó en la certeza de que el aborto despenalizado es un problema de moral, y el de los otros, que de salud pública; los unos, con su estribillo de que están por la vida; los otros, con el de que están por el respeto a los derechos de la mujer. Nomás me quedé pensando. Y sí.
Muy elocuente el fenómeno de quienes toman partido por una u otra posición: nadie muestra duda ninguna. La división es tajante, radical, categórica. Sin matices, sin dudas, sin titubeos. A machamartillo. Blanco o negro, conmigo o contra mí. Bueno y malo, sin más. Y ya.
Pues sí, pero yo, mientras tanto, con esta duda sobre el momento en que la semilla, el embrión puede ser extirpado sin escrúpulo alguno, y en qué momento es ya todo un ser humano, que la maniobra, entonces, constituiría un asesinato. Y esta duda ni Norberto Limón, ni Jorge Rivera Carrera ni los ??abortistas? de la ALDF me pueden disipar, sino sólo la ciencia. Y los científicos ( los embriólogos, más específicamente): ??No puede aclararse con toda certeza el momento de transición, ya que el de la gestación es un proceso paulatino?.
Yo entonces, por explicarme el fenómeno de las mutuas certezas, me voy a la teoría del especialista en esas masas cerriles amuralladas detrás de sus mutuas certezas y obcecaciones. Y cuánta claridad en la explicación del estudioso. Juzguen ustedes:
??El hombre es, en su origen , un animal gregario, Sus actos están determinados por un impulso instintivo de seguir al jefe, y de tener estrecho contacto con los otros animales del hato. En lo que tenemos de borregos no hay mayor amenaza a nuestra existencia que el perder contacto con el rebaño y sentirnos aislados. El bien y el mal, lo cierto y lo falso, están determinados por el rebaño. Pero no sólo somos borregos. Somos humanos también; estamos dotados de una conciencia de nosotros mismos, de una razón que es, por su naturaleza, independiente del rebaño, ya sea que él esté o no de acuerdo con nuestro razonamiento.
La brecha abierta entre nuestra naturaleza gregaria y nuestra naturaleza humana es la base de dos clases de orientaciones: la orientación por proximidad al rebaño y la orientación mediante la razón. La racionalización es un acuerdo entre la naturaleza gregaria y nuestra capacidad humana de pensar. Así, tendemos a hacer creer que nuestras opiniones y decisiones irracionales son razonables??
Y que hasta no ser verdaderamente libre de tal modo que logre razonar, el hombre aceptará la verdad que exige la mayoría de su grupo; su juicio estará determinado por la necesidad de contacto con el rebaño y por el miedo a verse aislado de él. Racionaliza entonces. Produce pensamientos racionalizadotes que tienden a deformar o a ocultar las verdaderas motivaciones. Es la razón el instrumento con el cual se realiza el análisis critico de la racionalización. Se racionalizan las pasiones irracionales y se justifican el criterio y las acciones del rebaño.
Entonces, mis valedores, si yo, sin que la ciencia despeje mi duda esencial, me congratulo porque se haya logrado en esta ciudad la despenalización del aborto, ¿ no estaré racionalizando? ¿ No será la mía simple fidelidad al rebaño al que pertenezco?¿No estaré guiándome por un dogma, por un prejuicio, indestructibles como son, o casi? Mi satisfacción ante los resultados de la Asamblea Legislativa del pasado martes, ¿ no será la de un simple fanático? Y aquel escalofrío. Y rápido, me avoqué al estudio de ese siniestro fenómeno del fanatismo. Y sí, que de las experiencias que más lesionan, que más vulneran al hombre de razón, al ente que piensa, es el fanatismo. Los fanatismos. ( Esos, después).
Por esto, mi valedor, a la distancia se ve y se oye improbable y hasta ridículo aquello de «dictadura del pueblo» porque ello significaría que todos los millones de personas de un país pensaran exactamente lo mismo; Cuba por ejemplo, que vive(y muere) día a día su dictadura, se debate dividida entre los que disfrutan su paraiso socialista y los que quieren huir desesperadamente. Gracias a Dios por el libre albedrío que ni Él viola, he allí la causa de nuestros males.