Bilis negra,renegrida

Esto que voy a contarles me ocurrió la tarde del viernes pasado, yo a medio desvestir y la amiga toqueteando mis regiones abajeñas. A solas estábamos en aquel discreto recinto de espaldas al tráfago de la ciudad. Ella, doctora y amiga mía (me conoce bien, y sin embargo es mi amiga), me enfocó los bifocales en las zonas blandas: «Lo malo es que usted toma muy a pecho la vida, y ese vendaval de politiquería barata que tan cara nos sale a los mexicanos le altera la salud. Urge ir a la acción, pero ya».

– Pero no acción armada, que estaríamos condenados a perder. Y si no, estudie la historia En la organización celular autogestionaria está la verdadera acción para lograr (nosotros, el paisanaje) ese cambio de Poder que nos urge.

– ¿Ve? Hasta en la morgue está usted grillando. No, que otra es la acción de la que hablo; hacerle unos estudios, no vaya a ser. Su vesiculita..

«Su vesiculita», dijo. Porque eso es muy’ cierto, mis valedores; yo vivo a lo vivo el oficio del diario vivir esta vida que, dulzona a momentos, de súbito se nos torna rasposa, abrojuda, amarga de bilis desparramada Y sí:

– Radiografiármela pues. ¿Termino de desnudarme?

No, que antes tendría que pasarme tres días a base de una dieta especial, calculada en términos de salario mínimo. «Totalmente vacío de su sistema digestivo debe llegar al examen clínico para poderle checar su vesiculita.

«Checar», dijo. Y ni hablar. Ni comer. Tres días viviendo de yerbas, pellejos, retazos, morisqueta vil. Al cuarto, métete al cuarto (el laboratorio); yo, ánimo y estómago fruncidos, sentía dentro de mi calavera el zumbido de debilidad. Salario mínimo. «Desnúdese, póngase esta bata, tiéndase en esa plancha».

Helada De fierro vil. Y el escalofrío, sobre todo en la región trasera, que la bata no logra cubrir. De ahí en adelante, como al son del Kama Sutra: que no se me mueva tanto, que muévase para acá, que póngaseme boca abajo, y que ahora boca arriba, y que de ladito, y que agarre mucho aire, porque el siguiente nos lo vamos a echar en cuatro puntos (a gatas), o sea el examen, y que ahora suéltelo todo, el aire, y que… Yo, con aquel remedo de bata minúsculo que al menos movimiento se abría y desfloraba mostrando a los bifocales el minusculito y zonas circunvecinas, qué mortificación…

Pues sí, pero ahí el problemón: por algún motivo (nervios, sobre-excitación), mi «vesiculita» no resultó fotogénica; no retrataba con claridad, sino afantasmada, y cuando debiera hincharse permanecía huera, vacía de bilis, pero tenía que aparecer vacía retrataba preñada, para acabar regándola, eyaculación precoz, toda la bilis, válgame

Y en cuestión de segundos cómo agregar una carga más de jugo biliar. La doctora, un rato de silencio, de reflexión, para súbito (me conoce bien):

– ¿Qué opina de los primeros cien días de gobierno del chaparrito?

¡Friégale! (perdón, ¡tíznale!, quise decir.) Mi «vesiculita», de vejiga chupada, se hinchó, sapo charquera, como al efecto de docena y media de viagras: panzona de
bilis renegrida, estupenda para la foto. La doctora (me conoce bien, ¿lo dije antes?):

– ¡Lo logramos! ¡Así, no se mueva, no se me salga de la suerte, no se vaya a vaciar antes de tiempo y me deje a medias sin lograr otra foto..!

Pues sí, pero no. Ahora mi «vesiculita» tenía que evacuar, pero ella estreñida, y cómo carambas vaciarla, si yo en los hígados tenía estampada la facha del peloncito, jetoncito, etc. La doctora (me conoce etc.):

– ¿Qué le parece la reforma al ISSSTE que acaba de fraguar la Gordillo, vice-presidenta de México, con la mano del gato, o sea Yunes, su incondicional? ¡No puje, no le saque, no se me descuadre, no se me desenfoque! Agáchese más, ¿pues qué no es buen mexicano?

Me agaché. «Más, mucho más». «¿Qué tanto más, doctora?» «Como los compinches de Nueva Izquierda frente a Calderón y sus privatizadores». «¿Así? Ya se me está acalambrando». Y ándenle, el tanque lleno otra vez. Derramándose. Bilis negra, espesa ácida, amargosa «¡Eso, así, quietecito!» Y el clic. «Otra más, pero vacía Cómo haremos para que se vacíe, usted…»

Vaciarme Algo me dio a beber; nada; a mascar; nada; masajito; más se me hinchó; me recostó; en vano; me culimpinó; menos; yo, ciudadano de México, a cada culimpinada pujaba nomás, renegaba pensaba en la mega-marchita- exigimos…» Pero de ahí no pasé.

-¿Sabe usted si por fin se aplicó la justicia y los hijos de toda su reverenda Marta ya están durmiendo a estas horas en el penal de La Palma.?

Sentí que me iba pero me vine Aventé litro y medio de una bilis como amarguísimo chapopote ya privatizado al capital gringo. Una bilis que desde tiempos del PRI-Gobierno ya empozaba en su bolsón, se me había venido fermentando, rancio tepache desde Fox y compinches. (México.)

2 opiniones en “Bilis negra,renegrida”

  1. No crea que es por provocarle más inflamación de su vesiculita pero a pesar de esos cien dias se dice que hay un percepción generalizada de que Calderón está gobernando bien y claro esa percepción se ha fabricado a base de puro bombardeo mediático al estilo salinista del «no me cotorries jacinto».

  2. calderon y cien dias de govierno,nefasto lo ciento por los que creyeron y votaron por el, tendra que derramar bilis por 2520 dias………………….

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