Estados Unidos amplió sus ataques en Siria e Irak bombardeando posiciones del Estado Islámico.
Porque la paz y EU son términos contrapuestos, y esto lo entendí al estudiar la tesis del catedrático, historiador y crítico social norteamericano Morris Berman. Siempre actual y respaldada con la realidad objetiva, hace algunos meses reproduje aquí mismo sus párrafos esenciales. Hoy, ante la actuación del Obama Premio Nobel de la Paz, me parece válido reiterar acerca de esa compulsión bélica del gendarme mundial.
Porque en la era moderna primero fue Corea, después Vietnam, muchos otros países invadidos por los marines; hoy son Irak, Siria, Ucrania, Afganistán. ¿De dónde esa compulsión belicista? Es de la industria de la guerra, básica en el vecino imperial. ¿Pero la raíz de tan desaforado belicismo? Mis valedores: leí al analista, y hoy creo entender el afán que impulsa al Pentágono a pisotear países débiles, donde el triunfo represente sólo semanas. Cisjordania, El Líbano; Granada, ejemplo paradigmático.
¿Por qué esa compulsión bélica? La tesis de Berman:
«Habla Hegel de ‘identidad negativa’, no en el sentido de ‘mala’, sino de ‘reactiva’, y que es la que se construye por oposición a algo o a alguien, y permite desarrollar fronteras del ego muy sólidas, siempre en conflicto con el enemigo; pero como se forma por oposición no tiene ningún contenido. Como resultado aparenta ser fuerte, pero en realidad es débil, porque su propia definición está del todo supeditada a una relación con algo más. ¿Qué sería un amo, pregunta Hegel, sin el esclavo? Eliminado el esclavo, el amo nada tiene que lo defina.
Este concepto de identidad negativa se aplica con especial precisión a Estados Unidos y a la historia del continente. En sus diversas formas la oposición fungió para los colonos como una estrella polar narrativa que les permitió dotar de sentido a sus vidas. Era una narrativa religiosa, así que no pasó mucho tiempo para que se volviera maniquea, una narrativa donde el enemigo, quienquiera que fuera, era el más malvado entre los malvados. El blanco de ese odio autocomplaciente ha ido cambiando con el tiempo pero la forma, su estructura de oposición maniquea, ha permanecido igual. Así que los indios americanos desde el principio fueron vistos como simples salvajes que obstaculizaban la ‘civilización’, y fueron tratados en consecuencia. Cada día de acción de gracias, los norteamericanos se sientan a la mesa a disfrutar de un pavo para celebrar el genocidio y cuasi extinción de toda una población indígena. La Guerra de la Independencia de Estados Unidos trajo consigo el siguiente blanco, los británicos, aunque en realidad ya estaban en la mira desde que los primeros colonos partieron rumbo a América, a partir de 1620. En la visión de los colonos, Gran Bretaña era decadente y corrupta, jerárquica y orgánica, en tanto que nosotros -ciudadanos de la futura Estados Unidos de Norteamérica– éramos esencialmente no británicos, no europeos, sino más bien republicanos, es decir, antimonárquicos. En los libros de historia americanos casi nunca se discute el terror y la brutalidad con que fueron tratados los realistas, los americanos que no se plegaron a esta visión en blanco y negro, pero aun así existen ciertos registros: se les intimidaba constantemente, los bañaban en alquitrán y los cubrían con plumas, se les confiscaban e incendiaban sus propiedades, se les echaba de sus casas y a menudo se les asesinaba por ser ‘traidores’”.
Por cuanto a la guerra con México… (Esa, mañana.)
Obama demostró una vez más lo que cada uno de los presidentes de los Estados Unidos de N.A. Ya Han Demostrado Antes. Esa compulsión Bélica del gendarme mundial poseedor de un apetito feroz el más voraz y sanguinario del mundo, de la que escribió Morris Bergman a la que se refirió el Valedor, siendo como es hijo putativo del imperialismo Ingles aprendió pronto y rápido superó a su maestro. Que ¿de donde procede esa compulsión belicista desaforada? ¿por que ese afán del pentágono de atacar y pisotear a países débiles como: Cisjordania, Líbano Rumanía, Granada y antes México, centro América Sudamérica y muchos otros países del mundo. Para mi la repuesta es económica sale más barato y es negocio seguro atacar a países que no tienen ninguna posibilidad de defenderse y acto seguido junto con los gastos de guerra imponer el establecimiento de sus compañías transnacionales exentas de impuestos saqueo de minerales de , petróleo control de paso de productos y control de la economía y establecer la pobreza como nuevo sistema de esclavitud. Puede salir mucho más caro atacar a países con: industria propia, poseedores de armas nucleares y fabricantes de sus propias armas y municiones donde la guerra sería larga el triunfo sería difícil, y hasta incierto.