Yo lo perdonaría, señor…

De corazón lo perdonaría. No las siete veces que los judíos preguntaban, sino las setenta veces siete que les respondiera Jesús. Setenta veces siete le perdonaría todo el mal que nos causó a tantos, comenzando con el fraude descarado que lo fue a encaramar a Los Pinos, sin merecerlo. Yo le perdonaría que para llegar a los susodichos se valiera de toda clase de tretas, alguna de ellas más o menos legítima Se lo perdonaría señor…

Que se valiera de la elección de estado; que empleara sumas exorbitantes para manipular aturdidos; que aceptara la ayuda interesada y convenenciera de los grandes capitales, nacionales y apartidas. Le perdonaría que hubiese manipulado padrón electoral e información privilegiada desde el Estado y con la ayuda de ese pariente suyo, señor. Sí, el tal Hildebrando, libre hoy todavía y su delito en la más abyecta impunidad. Le perdonaría, le perdono, que todo un sexenio vaya a continuar con una nefasta política ultraderechista, pariente mostrenca de Yunques, Norbertos Rivera, curas paidófilos, legionarios de Cristo y cristeros tardíos. Todo esto de corazón le perdono, señor…

Le perdono que sea su persona tan falta de personalidad como sobrada de mediocridad. (Esa su voz, ese su aspecto, su estatura, que toda la ropa le queda grande, y su desgarbo al caminar, su cortedad al expresarse, su cortedad de miras.Todo eso, tan impropio ya no de un estadista, pero ni siquiera de un presidente del país. Vaya ni siquiera de un buen gerente de la sucursal México de la matriz en Washington.) Yo, mexicano en México, se lo perdono, señor.

Le perdono que después de un proceso electoral turbio, dudoso y mostrenco, y una vez encaramado en Los Pinos, su primera medida de gobierno haya sido correr a Washington y, buen continuador del modelo neoliberal, se haya puesto a las órdenes de su jefe nato, el genocida de la Casa Blanca, aprontándole las dos, me refiero a las dos entidades mexicanas que más apetecen al imperialista: PEMEX y la energía eléctrica

Le perdono que su segunda medida de gobierno nos haya resultado tan lesiva para las universidades públicas de mi país, vale decir: para la educación, la investigación, la ciencia la cultura en general. Y la lucha contra el SIDA, señor.

Le perdono que su gobierno se estrene con un aumento promedio a los salarios mínimos de apenas un 3.9 por ciento, mientras que simultáneamente se elevan los productos de la canasta básica incluyendo ese alimento esencial del mexicano que es la tortilla que mantiene a estas horas crispado el ánimo del fregadaje del país. Yo le perdono que el más pobre entre nosotros vaya a tener que alimentarse con puros tacos de frijoles con chile, pero ya sin fríjoles. Ya sin tortilla. Me entiende, ¿no señor..?

Le perdono que a lo esperpéntico se haya disfrazado con un chaquetín de milite sobre una camisa de civil, y que se haya dejado encasquetar una gorra color verde olivo con cinco estrellas como cinco soles, atuendo que a usted le sentó como a la acémila un par de aretes. Yo se lo perdono. Como le perdono también que para su gobierno adopte tantas medidas que fueron las propuestas del que usted descalificó como «un peligro para México» y un aliado de Hugo Chávez, ese mismo al que usted acaba de caravanear en la tierra de Augusto César Sandino. como antes fue usted a contemporizar con un «gober precioso» al que tan rudamente descalificó cuando candidato a Los Pinos. Tantas chaquetas yo le perdono, señor. Eso y más le perdono con una sola condición, una que es de justicia, de justicia elemental, debidamente asentada en esa Carta Magna que usted, a pujidos porque lo atrinchilaban perredistas, panistas, sargentos y uno que otro coronel, juró que iba a defender, o que la patria se lo demandase. Esta es la condición:

Que usted, como si de pronto recibiera, al modo de los discípulos de Jesús, el carisma de algún espíritu santo, se sobreponga a su talante de apenitas y, con la primera medida de estadista y de hombre con los tamaños en su nidal, se atreva a dar el «quinazo». ¿Cómo? Mire ahí nomás, tras lomita: «Guanájuato. Con la ampliación de la carretera de dos a cuatro carriles y la transformación del centro de la comunidad rural de San Cristóbal, el ex-Presidente Fox, junto con Marta, pretende cumplir un anhelo: tener un pueblo mágico, con museo, restaurante, biblioteca, hotel de cinco estrellas, centro comercial y centro de estudios para la democracia».

Señor, ¿pueblo mágico? ¿Y las sospechas fundadas de corrupción? Esos, manga de corruptos, son una herida abierta en el ánimo colectivo mientras los miremos en completa libertad. ¿Pueblo mágico? ¿Ellos, los Bríbiesca-Sahagún-Fox? ¿Ellos como los Korrodi amigos de Fox, los Aldana y Romero Deschamps, los..? ¿Así, a lo cínico y descarado, los Fox-Bribiesca-Sahagún van a seguir pasándose la ley por los dos tompiates? ¿Esos? ¿Tan fuertes ellos como débil usted? No. Eso no se lo perdono. (De plano.)

3 opiniones en “Yo lo perdonaría, señor…”

  1. Y lo le perdonaba a la pareja ex-presidencial que hiciera incluso el hotel y el restaurante, que va con su mentalidad de mercaderes, pero no junto a una biblioteca ni menos un «centro de estudios para la democracia». ¡Qué abyección, qué vulgaridad, qué manera de querernos ver la cara!. Mi léxico no alcanza a calificarlos.

    Esta fue una fabulilla que me hizo mucha gracia, porque ya sabía a lo que se iba a referir.

  2. No pos ya estuvo que Calderón no alcanzó el perdón(mmmm me quedó una rima)…¿No se conformaría El Valedor con que se ponga en evidencia a Francisco Gil?

  3. Estmado Valedor, dentro de los «detallitos» que le perdonaría a Fecal, le falto mencionar la situación relacionada con el desempleo. Lea lo que el matutino consigna a este respecto:

    Aumenta desempleo a 3.47% en diciembre. La tasa de desempleo retrocedió a 3.47% en diciembre, respecto al mismo mes de 2005 cuando se ubicó en 2.84%, informó hoy el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

    Presidente del empleo. Si, como no.

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