Por cuanto a la bandera…

La independencia de México, mis valedores. Oficialmente el  país logró su independencia un 27 de septiembre de 1821 como resultado de la Conjura de la Profesa, que instrumentó el canónigo Matías Monteagudo   por miedo a que la nueva vigencia de la Constitución española de 1812 pudiese arrebatar sus privilegios  al alto clero, los militares y los terratenientes de México. El militar realista Agustín de Iturbide sería la aportación de cierta sota moza de nombre Ignacia, una Guera Rodríguez  amante del militar, si le creemos a don Artemio de Valle-Arizpe, ese juguetón que suele aportar la nota  picaresca a la historia de México.

En fin, que semejante conjura iba a provocar el Plan de Iguala (que todo cambie para que todo siga igual, como afirmó el siciliano) y aportar a modo de símbolo patrio  un lienzo que el 24 de febrero de 1821 dividió en dos épocas la historia del país. Ese lienzo, en manos del sastre José Magdaleno Ocampo, iba a nacer bandera nacional con sus tres franjas diagonales y otros tantos colores: blanco el de arriba, símbolo de religión, de unidad el rojo y de independencia el de  la base. El México independiente izó a toda asta su flamante bandera tricolor. Y a propósito, mis valedores:

¿Son estos los colores que más nos cuadran por idiosincrasia y raíz, mito y leyenda, historia y tradición? Al teñir de verde, blanco y rojo nuestra bandera, ¿conocería Iturbide cierto episodio de la mitología indígena y los colores que ahí se citan, y que tal vez deberían haberse tomado en cuenta a la hora de confeccionar la bandera? Aquí, en lengua de Castilla,  el raigón de la raíz primigenia de nuestra raíz indígena (la otra es de conquistador):

“Por la noche, en sueños, el dios les dijo (…) Recordad que mandé matar a Cópil, y os mandé sacarle el corazón y arrojarlo en esta laguna. Sabed que el corazón cayó en una roca, y del corazón brotó el nopal. Es tan grande y hermoso que en él mora un águila (…) A ese lugar le nombro Tenochtitlan”.

“Ya van juntos Axolohua y Cuauhcóhuatl y encuentran el nopal salvaje. En él estaba erguida un águila. Dice Cuauhtóhuatl: el agua es  cual tinta azul. Entonces Axolohua y él se sumergieron. Este regresa y va a decir a sus hermanos: allá quedó muerto Axolohua.

Pero al día siguiente fue saliendo Axolohua y dijo a sus hermanos: He hablado con el dios Tláhuac, pues él me llamó para decirme: Ya que mi Señor Huitzilopochtli ha llegado hasta acá, aquí será su casa, aquí será amado, y juntos viviremos en esta tierra.

“Ya van a ver el nopal salvaje, y hallaron la fuente que el día anterior habían visto. Y vieron que el agua que el día anterior era clara, ahora brotaba muy bermeja, tan roja como sangre, y se dividía en dos arroyos, y del segundo salía el agua azul. Y vieron el nopal, y el águila estaba con las alas extendidas hacia los rayos del sol (…) Cuando le vieron, rindieron la cabeza como ante cosa divina, y el águila también se inclinaba ante ellos, y comenzaron a llorar de alegría, dieron gracias a su dios”.

Ahí, en el mito meshica, los colores rojo y azul.  Pero otros vinieron a ser los tintes de una bandera elegida hace años  en España como la más bella entre todas las de los países afiliados a la ONU. Yo, suspicaz, pregunté si para ver tan bella a la mexicana no le añadieron el trazo de un barril petrolero. En fin.

Tal es la bandera de un país soberano e independiente, tal como lo afirmó alguno de los policías yanquis que luego de capturar al Chapo Guzmán  lo entregaron a las autoridades de México. (Mi país.)

Un comentario en “Por cuanto a la bandera…”

  1. Hola, buen día.
    ¿ Es posible que me faciliten una copia de los programas de radio domingo 6, correspondientes a los días: 23 de febrero y 02 de marzo de 2014, por favor ?.
    En la página de radio unam no están publicados.
    Gracias por su atención.

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