Esta vez, mis valedores, los bombazos que algunos hicieron estallar en la madrugada del pasado lunes, 6 del presente mes, en edificios diversos de esta ciudad capital. Al tema me referí el domingo anterior en el programa de Radio UNAM titulado Domingo 6, pero me parece que su reiteración se justifica en este otro espacio periodístico. Decía, y digo a todos ustedes:
Los tales bombazos han dejado un desparramadero de interrogantes sin contestación cierta hasta ahora Aquí, algunas preguntas cuya respuesta está, todavía hoy, en el aire: ¿Quiénes son los autores y cuál el propósito de tan estridente maniobra? ¿Quiénes son los beneficiarios? Por cuanto a los cinco grupos guerrilleros que se acreditan esos bombazos, ¿existen más allá del membrete? Siendo que acciones de esta naturaleza suelen ejecutarse con ánimo de crear conciencia de un problema determinado, ¿cuál fue, en este caso, el problema que se intentó denunciar? ¿Oaxaca, tal vez? ¿El narcotráfico, el presunto fraude electoral del 2 de julio pasado? ¿Ellos, quienes se los acreditaron, son, de verdad, los autores de los bombazos? Van aquí, algunas hipótesis:
Los bombazos proceden, efectivamente, de la guerrilla que sobrevive en el país, y refleja el descontento de las mayorías ante un catálogo de agravios que de corrido podemos recitar. De ser la madrugada del antepasado lunes una acción guerrillera pondría en evidencia dos hechos fehacientes: uno, que semejante forma de lucha civil no se ha extinguido en el país, y el segundo: que las guerrillas no quieren, no pueden aprender de la historia esa estrella polar, que dice, que clama que jura situar la lucha civil en el terreno de las armas, donde el enemigo histórico es miles de veces superior, significa condenarse por anticipado a una derrota segura Preguntar, quien lo dude, a los compañeros de Ciudad Madero, a los de la Liga 23 de Septiembre, al PROCUP, a la guerrilla de Genaro Vázquez, a la de Lucio Cabañas a la de.. en fin.
¿La solución, efectiva y sin riesgo, porque no se aparta de la ley ni se expone a la represión oficial? No la fuerza muy relativa de las armas guerrilleras, sino la fuerza absoluta de unas masas convenientemente organizadas. Verdadera acción revolucionaria sería que los militantes de las guerrillas se avocasen a tareas de organización ciudadana en comités autogestionarios, y con tal estrategia se generase el poder popular. Esta es la tesis de analista de la ciencia política que me asesoran sobre temas de organización de los más de cien millones de átomos que integramos la población del país, y entonces sí, como aconseja Aristóteles, darnos ese gobierno al que obedecer como sus mandantes.
Una hipótesis más: los bombazos vienen del rumbo de algunos radicales simpatizantes de López Obrador como producto del descontento por el manifiesto fraude electoral que arrebató al tabasqueño la presidencia del país. O se trata de acciones ejecutadas por al ala más radical de la Asamblea de Pueblos del Pueblo de Oaxaca como respuesta a la represión y los asesinatos que ha perpetrado el gobierno de Ulises Ruiz. Claro, podría tratarse de una réplica burda urdida por el Sistema de poder, del atentado o autoatentado perpetrado el 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, que sirvió de pretexto a la Casa Blanca y el Pentágono de EU, dicen algunos observadores, para invadir Iraq con el propósito de apoderarse de su riqueza petrolera Aquí, mientras tanto, los bombazos abrirían la puerta para crear un verdadero estado policíaco que reprimiera, sin costo político para el aparato de gobierno y su modelo político, económico y financiero, la acción de los opositores al neoliberalismo y defensores de PEMEX, la industria eléctrica y tantos recursos naturales que el entreguismo oficial pugna por enajenar a los capitales privados de AI y del exterior. ¿Cuál de estas u otras hipótesis será la que nos conduzca a la verdad de los estallidos del lunes antepasado, a aquello del amanecer..?
Hasta ahora unas explicaciones amañadas del sector oficial (vagas, ambiguas, contradictorias) sólo arrojan confusión a base de unas conjeturas tan endebles como sus conclusiones, donde cabe el «sospechosismo», bárbaro vocablo que nos inoculó en su momento Santiago Creel. Y si a hipótesis vamos, yo también tengo la mía y de conjeturas a conjeturas voy más a la que me sugieren mis maestros. Así, por intentar alguna luz en semejante nublazón sin caer en simplismos ni maniqueísmos (santo y seña del común de quienes, desde los medios de condicionamiento de masas, analizan los escandalosos bombazos), yo he ponderado los hechos, sus características particulares (los objetivos elegidos, la hora en que estallaron los artefactos, la carencia de pérdidas humanas, por fortuna etc.,) y a la luz de documentos secretos que han llegado a mi poder miro las exposiciones la posible acción de la CIA, estadounidenses. ¿Las pruebas? (Aguárdenlas.)
Yo creo que las Bombitas yucatecas son obra de papá gobierno, ¿porque no han dicho de que materiales fueron construidas? y si siguieran esa linea encontrarian donde se compro la materia prima y darian primero con el proovedor y luego con los clientes, hasta llegar a los fabricantes (¡oh! perdon se me olvido que no tenemos a Scotland Yard), pero bueno, el enemigo historico dice
que el genocidio de Tlatelolco fue iniciado por estudiantes armados,
que la continuacion del 71 solo fue una batalla entre estudiantes, (¿recuerdan al asesino «solitario» de Lomas Taurinas?)o el «peritaje» del periodista muerto en Oaxaca quien por cierto informaba para una pagina de internet (indymedia mexico) y que no es precisamente a favor del gober penoso
¿casualidades?