Dinastía de chaparros

A quien(es) corresponda:

El legendario comunero potosino Pedro Jasso, 91 años de edad, marcha una vez más rumbo al Distrito Federal.

Paradigmática se tornó la marcha-plantón de don Pedro Jasso hace  algunos ayeres, ¿la recuerdan ustedes? ¿Se acuerdan de aquellos plantones épicos que mantenía el potosino para ¡e-xi-gir! justicia de las autoridades correspondientes con la devolución de unos terrenos que atrabiliarios rancheros de la región le habían arrebatado en alguna ranchería de San LuisPotosí? A propósito:

Por exigencias de justicia, repito,  don Pedro se desplazó ¡a lomos de burro! desde San Luis Potosí hasta esta ciudad capital.  Sus plantones en el corazón del  zócalo causaron expectación, y lo más llamativo: que el comunero se hacía acompañar del Chaparro. No, no uno de los 118 millones de chaparros que sobrevivimos en este país, sino un burro con ese nombre: el Chaparro. ¿Resultado de la gestión de don Pedro Jasso,  que en plantón resistió en el corazón del zócalo capitalino  a lo largo de meses, de años, soportando a pie firme y a veces pandeándose  lluvias, calores, neblinas y fotografías de morbosos turistas? De justicia, don Pedro nada consiguió,  pero sí la muerte del muy pollino Chaparro que, tal vez columbrando la inutilidad de la táctica impuesta por el comunero, no pudo sobrevivir al enésimo plantón. Muerte heroica como había sido su vida.  Ya el Chaparro descansa en su paz.

Lástima de años de plantón,  sí,  y lástima de su muerte, pero como ese fruto dulcísimo de la justicia no se lograba, ni la autocrítica funcionó en el protestante don Pedro, los plantones siguieron una y otra vez, meses y años hasta que al Chaparro primitivo lo relevó el Chaparro junior, y más tarde el nieto de el Chaparro original. Muchas marchas-plantón, sí, ¿pero la justicia? De justicia, ni sus luces,  y al paso del tiempo, de don Pedro Jasso y dinastía de chaparros nada se volvió a saber. Y así hasta el día de hoy. De la nada habían salido y a la nada volvieron a dar. Vidas inútiles.

Pero no, mis valedores, que Jasso y chaparros una buena herencia legaron para quien quiera entender; para quien logre el ejercicio, tan dificultoso, de  pensar,  y en un sano ejercicio de autocrítica logre aplicar  para sí la  moraleja adjunta.

¿Esos compañeros que a su hora realizaron su propia marcha-plantón ya lograrían entender? ¿Lograrían escarmentar en burro ajeno? ¿Lograrían entender que la marcha-mitin-plantón es solamente un medio de dar a conocer nuestro problema, y que de ahí hay que pasar a la siguiente etapa en las  formas de lucha contra el adversario histórico? ¿Atenderían las lecciones que imparten la historia, la realidad objetiva y la experiencia propia sobre la táctica de una marcha-mitin-plantón que es necesaria, pero insuficiente; que siendo un medio no hay que convertirla en un fin, porque entonces exhibe sus inutilidad? ¿Y así persistimos en los movimientos multitudinarios? ¿Y así intentamos salir del laberinto de Creta donde nos encerró un Sistema de poder al que tomamos por aliado nuestro hasta el grado de amorcillarnos en la exigencia de que el Minotauro abandone su naturaleza carnívora y por amor a nosotros se torne vegetariano?

Aquí, destinada a quien(es) corresponda, la noticia que apareció un día cualquiera en este país: “Integrantes de organizaciones campesinas (u obreras, de maestros o estudiantiles) se manifiestan frente a la Secretaría correspondiente exigiendo justicia”.

Mis valedores:  todo esto es México. (Nuestro país.)

Un comentario en “Dinastía de chaparros”

  1. MAESTRO MOJARRO, SIEMPRE HABLA DE QUE LA MARCHA-MITIN-PROTESTA NO DEBE SER UN FIN, YA QUE EN NUMEROSOS CASOS SIMILARES NO HA RESUELTO NADA CON UN GOBIERNO QUE NI NOS VE NI NOS OYE, ENTONCES, QUE OTRAS ACCIONES TENEMOS QUE HACER PARA QUE ESTO FUNCIONE, SI USTED LO SABE, DIGALAS MAESTRO Y NO NO DEJE CON LA DUDA.

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